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Pleno.

Sentencia 949/2021
EXP. N.° 00099-2021-PA/TC
LIMA
BANCO INTERNACIONAL DEL
PERÚ (INTERBANK)

RAZÓN DE RELATORÍA

En la sesión del Pleno del Tribunal Constitucional, de fecha 18 de


noviembre de 2021, los magistrados Ledesma Narváez, Ferrero Costa,
Miranda Canales, Blume Fortini, Sardón de Taboada y Espinosa-Saldaña
Barrera (con fundamento de voto), han emitido la sentencia que resuelve:
Declarar INFUNDADA la demanda de amparo.

La Secretaría del Pleno deja constancia de que la presente razón encabeza


la sentencia y el voto antes referido, que los magistrados intervinientes en
el Pleno firman digitalmente al pie de esta razón en señal de conformidad.

Flavio Reátegui Apaza


Secretario Relator

SS.

LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
EXP. N.° 00099-2021-PA/TC
LIMA
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SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Lima, a los 18 días del mes de noviembre de 2021, el Pleno del


Tribunal Constitucional, integrado por los magistrados Ledesma Narváez,
Ferrero Costa, Miranda Canales, Blume Fortini, Sardón de Taboada y Espinosa-
Saldaña Barrera, pronuncia la siguiente sentencia, con el fundamento de voto del
magistrado Espinosa-Saldaña Barrera que se agrega.

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por el Banco Internacional


del Perú Interbank contra la resolución de fojas 362, de fecha 13 de marzo de
2020, expedida por la Segunda Sala Constitucional Permanente de la Corte
Superior de Justicia de Lima, que, confirmando la apelada, declaró infundada la
demanda de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 8 de mayo de 2017 (f. 188), el recurrente interpone demanda


de amparo contra el juez del Juzgado Especializado en lo Civil de la Provincia
de San Martín y los jueces integrantes de la Sala Mixta Descentralizada de
Tarapoto de la Corte Superior de Justicia de San Martín y la Sala Civil
Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República, a fin de que se
declaren nulas: Pretensión principal: i) la Resolución 17, de fecha 5 de diciembre
de 2014 (f. 154), que, tras declarar fundada en parte la demanda sobre nulidad
de acto jurídico interpuesta contra él y doña Dora Angélica Reátegui Vda. de
Mori por doña Cruz Belinda Iparraguirre Castillo, declaró sin efecto legal alguno
el contrato de compraventa y levantamiento de gravamen suscrito por este y la
otra demandada, a través del cual se transfirió el inmueble inscrito en la Partida
Electrónica 11002247; asimismo, dispuso la cancelación del asiento donde está
contenido el acto jurídico cuya nulidad se ha declarado judicialmente y, en
cuanto a los daños y perjuicios, deberá pagar en forma solidaria S/. 80,000.00;
Pretensión accesoria: ii) la Resolución 26, de fecha 24 de agosto de 2015 (f. 148),
que, revocando la apelada, declaró infundada la demanda en todos sus extremos
(Expediente 80-2011); y ii) la Casación 4263-2015 San Martín, de fecha 11 de
agosto de 2016 (f. 172) que, al declarar fundado el recurso de casación
interpuesto por doña Cruz Belinda Iparraguirre Castillo, casó la Sentencia de
Vista de fecha 24 de agosto de 2015 y, actuando en sede de instancia, confirmó
la Sentencia de fecha 5 de diciembre de 2014, en el extremo que declaró nulo el
contrato de compraventa y levantamiento de gravámenes de fecha 29 de enero
de 2002 y, como consecuencia de ello, ordenó la cancelación del asiento registral
en el que obra inscrito este contrato, con lo demás que contiene; la revocó en el
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extremo que se ordenó el pago solidario de S/. 80,000.00 y, reformándola, la


declaró infundada.

Manifiesta que, mediante contrato de compraventa y arrendamiento


financiero de fecha 6 de agosto de 1999, Interbank compró a doña Cruz Belinda
Iparraguirre Castillo un inmueble ubicado en Tarapoto y este, en su condición
de propietario, se lo otorgó en arrendamiento. La validez de este contrato fue
cuestionada por esta en el año 2001 y en el Expediente 231-2001 (primer proceso
de nulidad). Doña Cruz Belinda Iparraguirre Castillo afirma que mientras dicho
proceso se encontraba en trámite Interbank vendió el inmueble a doña Dora
Angélica Reátegui Vda. de Mori y que esta conocía de la existencia del primer
proceso de nulidad, pues su abogado era el mismo que patrocinaba a Interbank.
El primer proceso de nulidad culminó sin pronunciamiento sobre el fondo, por
lo que en el año 2007 doña Cruz Belinda Iparraguirre Castillo inició un nuevo
proceso judicial (Expediente 264-2007) impugnando dicho contrato de
compraventa y arrendamiento financiero (segundo proceso de nulidad). Este
último proceso culminó mediante Sentencia de fecha 22 de abril de 2010, que,
tras declarar fundada la demanda, declaró nulo el contrato de compraventa y
arrendamiento financiero de fecha 6 de agosto de 1999. Luego de ello, doña Cruz
Belinda Iparraguirre Castillo inició un tercer proceso de nulidad contra la
transferencia de la propiedad inmueble de parte de Interbank a doña Dora
Angélica Reátegui Vda de Mori, el cual resulta ser el proceso subyacente que
cuestiona en autos y que ha vulnerado su derecho fundamental a la motivación
de las resoluciones judiciales.

Al respecto, aduce que la sentencia de primera instancia incurre en


motivación incongruente, pues el juzgado se avocó a resolver indebidamente
sobre el principio de buena fe, a pesar de que ello no había sido invocado por
ninguna de las partes. Agrega que en ningún extremo de la demanda doña Cruz
Belinda Iparraguirre Castillo mencionó el concepto de mala fe, sino solo el de
dolo, que no es lo mismo, sin embargo, en su fundamento décimo quinto el
juzgado emplazado se pronunció indebidamente respecto de la mala fe de doña
Dora Angélica Reátegui Vda. de Mori, lo cual no sirve para justificar, de manera
necesaria y suficiente, la decisión final adoptada, tal como ha sucedido. Además,
dicho pronunciamiento fue extra petita y, por tanto, violatorio del principio de
congruencia. Por otro lado, la cuestionada resolución casatoria ha incurrido en
falta de motivación externa, pues en el fundamento décimo segundo de la
sentencia emitida en primera instancia se expresó que doña Dora Angélica
Reátegui Vda. de Mori “tomó conocimiento de la controversia surgida, como es
de verse en el escrito de fojas 54 y 55, de fecha 6 de mayo de 2002, fecha en que
se evidencia que tenía pleno conocimiento del mismo”; sin embargo, en dicho
documento no se menciona ninguna referencia al proceso de nulidad de acto
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jurídico al que se hace mención; además, no se transcribe ni parafrasea dicho


documento. Asimismo, la Sala Suprema afirma que ni doña Dora Angélica
Reátegui Vda. de Mori ni Interbank pueden alegar buena fe a su favor pues
ambos conocían la validez del contrato de compraventa y arrendamiento
financiero del 6 de agosto de 1999; sin embargo, la buena o mala fe no ha sido
objeto del debate al interior del proceso. Además, se incurrió en motivación
aparente en el fundamento décimo cuarto al concluir que se habría vulnerado el
orden público y las buenas costumbres, pues no se explica por qué es subsumible
en el supuesto de nulidad del artículo V del Título Preliminar del Código Civil,
es decir, no explica qué aspectos abarca la noción abstracta e indeterminada de
leyes que interesan al orden público o a las buenas costumbres. Advierte que
dicha sala debió dotar de contenido al referido artículo V y luego precisar en cual
supuesto de hecho (orden público o buenas costumbres) se encontraban inmersos
los hechos y que se debió aclarar los hechos que deben concurrir a la vez para
configurar alguno de los supuestos.

El procurador público adjunto a cargo de los asuntos judiciales del Poder


Judicial contesta la demanda solicitando que se la declare improcedente o
infundada (f. 227). Refiere que el demandante pretende que se vuelva a
reexaminar el fondo de lo resuelto por los emplazados, así como la revaloración
de los medios probatorios actuados dentro de un proceso regular, lo cual está
proscrito por ley. Agrega que las resoluciones cuestionadas se encuentran
debidamente sustentadas, por lo que no se advierte vulneración a derecho
alguno.

Doña Cruz Belinda Iparraguirre Castillo, en su calidad de litisconsorte


necesario activo, contesta la demanda (f. 257) señalando que no es posible
vender un inmueble cuyo contrato de compraventa y arrendamiento financiero
fue declarado nulo, por lo que mal hace Interbank al decir que en calidad de
propietario realizó dicha venta a doña Dora Angélica Reátegui Vda. de Mori,
dado que con esa declaración judicial se puede confundir o invocar derechos
inexistentes en otro proceso. Agrega que la supuesta propiedad de Interbank fue
vista en otro proceso en Pucallpa y concluyó con ejecutoria suprema, sobre la
cual el ahora demandante no ha accionado nulidad de cosa juzgada o amparo,
por lo que ahora no podría cuestionar el proceso subyacente, pues este proviene
de la nulidad de compraventa y arrendamiento financiero del 6 de agosto de
1999. Advierte que, en todo caso, y dado que el demandante invoca la falta de
motivación en las resoluciones que cuestiona, esta se encuentra expuesta en el
proceso sobre nulidad de compraventa antes señalado, por lo que tampoco existe
la alegada incongruencia. Asimismo, Interbank aduce que las partes jamás
invocaron mala fe, pero la sentencia de primera instancia concluye que doña
Dora Angélica Reátegui Vda. de Mori actuó de mala fe y no el banco, quien
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habría procedido con dolo. Por otro lado, el artículo V del Título Preliminar del
Código Civil contiene una causal de nulidad de actos jurídicos, precisando que
estos serán nulos si son contrarios a las leyes que interesan al orden público,
debiendo entenderse por orden público el conjunto de normas jurídicas que el
Estado considera de cumplimiento ineludible y de cuyos márgenes no pueden
escapar el Estado ni particulares. Se entiende, entonces, que el que vende o grava
como bienes libres los que son litigiosos o están embargados o gravados, y
cuando se vende, grava o arrienda como propios los bienes ajenos, se sanciona
con pena privativa de la libertad (inciso 4 del artículo 197 del Código Penal).
Agrega que resulta ocioso analizar cada uno de los cuestionamientos que realiza
el demandante, pues el “acto jurídico que nace muerto” (contrato de
compraventa y arrendamiento financiero) no genera ninguna relación y menos
obligación, por lo que debe declararse infundada la demanda. Por último, alega
que, en todo caso, el demandante pretende el reexamen de lo resuelto al mostrar
su disconformidad con lo decidido por los emplazados.

El Sexto Juzgado Constitucional de Lima, con fecha 5 de julio de 2019


(f. 296), declaró infundada la demanda por considerar que básicamente lo que
intenta defender el banco demandante es la validez de la transferencia de un
inmueble, inscrito en la Partida 11002247 del Registro de Propiedad Inmueble
de Tarapoto, a favor de doña Dora Angélica Reátegui Vda. de Mori; sin
embargo, como ya lo precisó la Corte Suprema, estos ya conocían el
cuestionamiento judicial realizado por doña Cruz Belinda Iparraguirre Castillo
contra la validez de dicho contrato de compraventa, por lo que no podían invocar
desconocimiento a su favor, toda vez que, conforme se aprecia del considerando
décimo segundo de la sentencia de primera instancia, a fojas 49 y 50 (del
expediente primigenio) obra la esquela de observación a través de la cual
Registros Públicos de Tarapoto indicó que no se puede inscribir la sentencia
recaída en el proceso sobre nulidad del acto jurídico porque registralmente
aparece inscrita doña Dora Angélica Reátegui Vda. de Mori. Adicionalmente,
resulta claro que esta última tomó conocimiento de la controversia surgida,
conforme se observa del escrito que obra a fojas 54 y 55 (del expediente
primigenio), de fecha 6 de mayo de 2002. Por otro lado, no es labor de la
jurisdicción constitucional evaluar la interpretación y aplicación correcta (o no)
de una norma legal al resolver el juez una controversia suscitada en el ámbito de
la jurisdicción ordinaria.

La Segunda Sala Constitucional Permanente de la Corte Superior de


Justicia de Lima, con fecha 13 de marzo de 2020 (f. 362), confirmó la apelada
por estimar que de la revisión de la Sentencia Casatoria cuestionada se advierte
que ésta cumple con especificar y pronunciarse punto por punto respecto de lo
peticionado en el recurso de casación, expresando los fundamentos o razones
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que justifican la decisión. Así, no se advierte que la decisión judicial cuestionada


tenga por sustento una arbitrariedad manifiesta o irrazonable sobre la
interpretación y aplicación del derecho para resolver la controversia civil puesta
a su conocimiento, pues la Sala Civil Permanente ha concluido que existe un
daño, explicando en sus razones que la conducta asumida por los demandados
resultó siendo claramente contraria al orden público y las buenas costumbres y,
por tanto, subsumible en el supuesto de nulidad previsto en el artículo V del
Título Preliminar del Código Civil. Asimismo, no se han cometido desviaciones
que supongan modificación o alteración del debate procesal, ni tampoco se
dejaron incontestadas las pretensiones, ni se desvió la decisión del marco del
debate judicial que hubiese generado indefensión; y, respecto de la aplicación
del artículo V del Título Preliminar del Código Civil, la resolución casatoria
impugnada cumple con el requisito de la motivación objetiva, coherente,
suficiente y razonable, pues en ella se expresan los fundamentos de hecho
alegados y acreditados en el proceso y la mención de la norma legal que sustenta
y justifica la decisión de la controversia civil. Finalmente, tampoco se advierten
subjetividades o inconsistencias evidentes o manifiestamente caprichosas en la
valoración de los hechos que afecten el contenido esencial a la tutela
jurisdiccional efectiva y al debido proceso. Por último, precisa que el proceso de
amparo no constituye un medio impugnatorio que termine convirtiendo a los
jueces de los derechos fundamentales en una instancia superior de fallo sobre
asuntos que son de competencia de la jurisdicción ordinaria.

FUNDAMENTOS

Petitorio

1. El demandante pretende que se declaren nulas: Pretensión principal: i) la


Resolución 17, de fecha 5 de diciembre de 2014 (f. 154), que, tras declarar
fundada en parte la demanda sobre nulidad de acto jurídico interpuesta
contra él y doña Dora Angélica Reátegui Vda. de Mori por doña Cruz
Belinda Iparraguirre Castillo, declaró sin efecto legal alguno el contrato de
compraventa y levantamiento de gravamen suscrito por este y la otra
demandada, a través del cual se transfirió el inmueble inscrito en la Partida
Electrónica 11002247; asimismo, dispuso la cancelación del asiento donde
está contenido el acto jurídico cuya nulidad se ha declarado judicialmente
y, en cuanto a los daños y perjuicios, deberá pagar en forma solidaria S/.
80,000.00; Pretensión accesoria: ii) la Resolución 26, de fecha 24 de
agosto de 2015 (f. 148), que, revocando la apelada, declaró infundada la
demanda en todos sus extremos (Expediente 80-2011); y ii) la Casación
4263-2015 San Martín, de fecha 11 de agosto de 2016 (f. 172) que, tras
declarar fundado el recurso de casación interpuesto por doña Cruz Belinda
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Iparraguirre Castillo, casó la Sentencia de Vista de fecha 24 de agosto de


2015 y, actuando en sede de instancia, confirmó la Sentencia de fecha 5 de
diciembre de 2014, en el extremo que declaró nulo el contrato de
compraventa y levantamiento de gravámenes de fecha 29 de enero de 2002
y, como consecuencia de ello, ordenó la cancelación del asiento registral
en el que obra inscrito este contrato, con lo demás que contiene; la revocó
en el extremo que se ordenó el pago solidario de S/. 80,000.00 y,
reformándola, la declaró infundada. En tal sentido, a la luz de los hechos
expuestos en la demanda y de los recaudos que obran en ella, se trata de
determinar si las cuestionadas resoluciones vulneran el derecho
fundamental a la motivación de las resoluciones judiciales.

El derecho al debido proceso y su protección a través del amparo

2. De conformidad con el artículo 139.3 de la Constitución, toda persona


tiene derecho a la observancia del debido proceso en cualquier tipo de
procedimiento en el que se diluciden sus derechos, se solucione un
conflicto jurídico o se aclare una incertidumbre jurídica. Como lo ha
enfatizado este Tribunal, el debido proceso garantiza el respeto de los
derechos y garantías mínimas con que debe contar todo justiciable para
que una causa pueda tramitarse y resolverse con justicia (Cfr. Expediente
07289-2005-PA/TC, fundamento 3). Pero el derecho fundamental al
debido proceso —preciso es recordarlo— se caracteriza también por tener
un contenido antes bien que unívoco, heterodoxo o complejo.
Precisamente, uno de esos contenidos que hacen parte del debido proceso
es el derecho a la motivación de las resoluciones judiciales, reconocido en
el artículo 139.5 de la Constitución.

3. La jurisprudencia de este Tribunal ha sido uniforme al establecer que la


exigencia de que las decisiones judiciales sean motivadas “garantiza que
los jueces, cualquiera que sea la instancia a la que pertenezcan, expresen
el proceso mental que los ha llevado a decidir una controversia,
asegurando que el ejercicio de la potestad de administrar justicia se haga
con sujeción a la Constitución y a la ley; pero también con la finalidad de
facilitar una adecuado ejercicio del derecho de defensa de los justiciables”
(cfr. Expediente 08125-2005-PHC/TC, fundamento 10).

4. En su interpretación sobre el contenido constitucionalmente protegido de


este derecho, el Tribunal ha formulado una tipología de supuestos en los
cuales dicho contenido resulta vulnerado, como es el caso de la sentencia
emitida en el Expediente 03943-2006-PA/TC, en la que el Tribunal
reconoció las siguientes hipótesis de vulneración:
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a) Inexistencia de motivación o motivación aparente.

b) Falta de motivación interna del razonamiento, que se presenta en una doble


dimensión; por un lado, cuando existe invalidez de una inferencia a partir
de las premisas que establece previamente el Juez en su decisión; y, por
otro, cuando existe incoherencia narrativa, que a la postre se presenta como
un discurso absolutamente confuso incapaz de transmitir, de modo
coherente, las razones en las que se apoya la decisión. Se trata, en ambos
casos, de identificar el ámbito constitucional de la debida motivación
mediante el control de los argumentos utilizados en la decisión asumida por
el juez o tribunal, ya sea desde la perspectiva de su corrección lógica o
desde su coherencia narrativa.

c) Deficiencias en la motivación externa; justificación de las premisas, que se


presenta cuando las premisas de las que parte el Juez no han sido
confrontadas o analizadas respecto de su validez fáctica o jurídica.

d) La motivación insuficiente, referida básicamente al mínimo de motivación


exigible atendiendo a las razones de hecho o de derecho indispensables
para asumir que la decisión está debidamente motivada. Si bien, como ha
establecido este Tribunal, no se trata de dar respuestas a cada una de las
pretensiones planteadas, la insuficiencia, vista aquí en términos generales,
sólo resultará relevante desde una perspectiva constitucional si es que la
ausencia de argumentos o la “insuficiencia” de fundamentos resulta
manifiesta a la luz de lo que en sustancia se está decidiendo.

e) La motivación sustancialmente incongruente. El derecho a la tutela judicial


efectiva y, en concreto, el derecho a la debida motivación de las sentencias
obliga a los órganos judiciales a resolver las pretensiones de las partes de
manera congruente con los términos en que vengan planteadas, sin cometer,
por lo tanto, desviaciones que supongan modificación o alteración del
debate procesal (incongruencia activa). Desde luego, no cualquier nivel en
que se produzca tal incumplimiento genera de inmediato la posibilidad de
su control mediante el proceso de amparo. El incumplimiento total de dicha
obligación, es decir, el dejar incontestadas las pretensiones, o el desviar la
decisión del marco del debate judicial generando indefensión, constituye
vulneración del derecho a la tutela judicial y también del derecho a la
motivación de la sentencia (incongruencia omisiva).

5. De manera que si bien es cierto que no todo ni cualquier error en el que


eventualmente incurra una resolución judicial constituye automáticamente
una violación al contenido constitucionalmente protegido del derecho a la
motivación de las resoluciones judiciales, cierto es también que el deber
de motivar constituye una garantía del justiciable frente a la arbitrariedad
judicial y garantiza que las resoluciones no se encuentren justificadas en
el mero capricho de los magistrados, sino en datos objetivos que
proporciona el ordenamiento jurídico o los que se derivan del caso.
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Análisis del caso concreto

6. De la Casación 4263-2015 San Martín, de fecha 11 de agosto de 2016


(f. 172), emitida por la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de
Justicia de la República, se evidencia que al haberse declarado fundado el
recurso de casación interpuesto por doña Cruz Belinda Iparraguirre
Castillo se confirmó la Sentencia emitida en primera instancia (Resolución
17) de fecha 5 de diciembre de 2014.

7. Mediante la referida Resolución 17, de fecha 5 de diciembre de 2014 (f.


154), expedida por el Juzgado Especializado en lo Civil de la Provincia de
San Martín, se declaró fundada en parte la demanda sobre nulidad de acto
jurídico interpuesta por doña Cruz Belinda Iparraguirre Castillo en contra
de Interbank y de doña Dora Angélica Reátegui Vda. de Mori, y se dipuso
dejar sin efecto legal el contrato de compraventa y levantamiento de
gravamen a través del cual se transfirió el inmueble inscrito en la Partida
Electrónica 11002247. Se argumentó que

DÉCIMO.- Queda establecido y probado con el Expediente Judicial 2001-


231-242501-JC01 […], que tanto la empresa Ucayali Trading SRLtda y la
señora Cruz Belinda Iparraguirre Castillo interpusieron demanda ante el
Juzgado Civil de Coronel Portillo con fecha 21 de Junio del 2001, cuyas
pretensiones eran la anulabilidad del acto jurídico de compra venta y
arrendamiento financiero de fecha 06 de agosto de 1999, así como su nulidad
y rescisión del citado contrato por lesión, seguido de la indemnización de daños
y perjuicios […]. Esta demanda fue […] notificado […] al Banco Interbank
Sede Pucallpa el día 27 de junio del 2001, lo que hace colegir que dicha
entidad financiera a dicha fecha tuvo pleno conocimiento que dicho acto
jurídico estaba siendo cuestionado y donde la parte demandante solicitaba
la reversión de la propiedad del bien […]. Ello implica que, a la fecha de la
compraventa y arrendamiento financiero, cuya nulidad solicita, […] Interbank
tenía pleno conocimiento que existía un proceso en trámite judicial de
invalidez de acto jurídico y otros, por tanto, el inmueble inscrito en la partida
electrónica No. 11002247 estaba en litigio, por tanto, es contrario al orden
jurídico transferir un proceso en litigio a terceros, ello se desprende de lo
establecido en el artículo 197 del Código Penal […].

DÉCIMO PRIMERO.- […] Posterior a ello, se aprecia […] que nuevamente


en el año 2007 la empresa Ucayali Trading SRLtda. y Cruz Belinda
Iparraguirre Castillo interponen demanda de nulidad de acto jurídico,
originando el Exp. No. 264-2007 […], donde se emitió sentencia firme […]
declarando FUNDADA la demanda y nulo el contrato de compra venta y
arrendamiento financiero contenido en la Escritura Pública de fecha 06 de
agosto de 1999 […]. Siendo ello así podemos colegir (que) mediante sentencia
con calidad de cosa juzgada se determinó la nulidad de los mismos,
revertiéndose la propiedad del inmueble […], eso evidencia que toda sentencia
debe cumplirse en sus propios términos, por tanto, dicho bien inmueble era de
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propiedad de la ahora demandante.

DÉCIMO SEGUNDO.- Que a folio 49 y 50 obra la esquela de observación a


través de la cual Registros Públicos – Sede Tarapoto, indica que no puede
inscribir la sentencia recaída en el proceso sobre nulidad de acto jurídico
porque registralmente en la partida electrónica No. 11002247 aparece inscrita
la señora Dora Angélica Reátegui Vda de Mori, por no haber participado en
dicho proceso de nulidad de acto jurídico, sin embargo es claro que la co-
demandada […] tomó conocimiento de la controversia surgida, conforme es
de verse del escrito que obra a folios 54 y 55 de fecha 06 de mayo del 2002,
fecha en que se evidencia que tenía pleno conocimiento del mismo.

DÉCIMO TERCERO.- Que está probado en autos […], que el Banco


Interbank SAA suscribió con la señora Dora Angélica Reátegui Viuda de Mori
una Escritura Pública de compraventa y cancelación de garantía hipotecaria y
arrendamiento financiero […] con fecha 29 de Enero del 2002, a través de la
cual el Banco […] cancela tanto la hipoteca y arrendamiento financiero
existente (cuya nulidad fue dispuesta en el Exp 2007-00264) y transfiere el
inmueble inscrito en la partida electrónica No. 11002247 a favor de doña Dora
Angélica Reátegui Viuda de Mori por la suma de U$ 80,000.00 dólares, bien
que judicialmente, a través de sentencia con calidad de cosa juzgada, se
determinó que era de propiedad de la demandante, es decir el Banco Interbank
transfirió un bien ajeno a favor de la co-demandada […], siendo ello así se ha
incurrido en nulidad del acto jurídico […]. A dicho fundamento debe sumarse
que también es imposible jurídico el hecho que se haya vendido un bien
litigioso conforme lo desarrollado en el considerando décimo de la presente
sentencia, en la medida que cuando se transfirió el bien a favor de Dora
Angélica Reátegui Viuda de Morí con fecha 29 de enero del 2002, existía aún
pendiente de trámite el primer proceso judicial contenido en el Expediente
Judicial 2001-231-242501-JC01 […].

DÉCIMO QUINTO.- Que uno de los argumentos expuestos por el Banco


Interbank […] es que debe declararse infundada la pretensión de nulidad de
acto jurídico en la medida que doña Dora Angélica Reátegui Viuda de Mori
actúo como tercera de buena fe, invocando lo establecido en el artículo 2014°
del Código Civil, empero dicha alegación debió ser invocada por la citada
compradora, quién no lo realizo ya que tiene la condición de rebelde en el
presente proceso, no habiendo presentado prueba alguna al respecto, por el
contrario se prueba en este proceso la mala fe de la codemandada, ya que al
momento de la suscripción del contrato […], cuya nulidad solicita, se verifica
que en ella se especificó (en la cláusula tercera) que el Banco le entregó el
inmueble “ad corpus”, hecho que es totalmente falso, ya que conforme es de
verse de la prueba de oficio dictada por este Juzgado, como es la inspección
judicial que obra a folios 352 y 353 de autos, se determinó que en el inmueble
de compraventa existen inquilinos y quién ejerce la posesión del mismo es la
demandante (arrendataria de las mismas), lo que clarifica que el Banco
demandado nunca le entregó ad corpus el bien a favor de la codemandada
Dora Angélica Reátegui Viuda de Mori como señala el contrato cuya nulidad
se solicita, quedando claro que desde que suscribió el mismo, el día 29 de enero
del 2002, a la fecha han pasado 14 años sin que la supuesta compradora haya
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demandado reivindicación o acción alguna para concretizar el contrato de


venta, actitud que demuestra la mala fe de la compradora, quién sabía que
dicho inmueble estaba en problemas judiciales y que a sabiendas adquirió
dicho bien […].

8. De todo ello se evidencia que la cuestionada resolución se encuentra


adecuadamente sustentada, porque, respecto al argumento del demandante
de que el juzgado se avocó a resolver indebidamente sobre el principio de
buena fe, pues ello no había sido invocado por ninguna de las partes, cabe
señalar que del escrito de contestación de demanda en el proceso
subyacente (f. 84) se advierte que el demandante en el numeral 1.15 refirió
lo siguiente: “El principio de la fe pública registral consiste en que
cualquier tercero de buena fe […]”. Asimismo, este agregó que el artículo
2014 del Código Civil precisa que “la buena fe del tercero se presume
[…]” e incluso realiza un análisis de dicho artículo.

9. Por otro lado, el banco demandante indica que el juzgado emplazado se


pronunció indebidamente respecto de la mala fe de doña Dora Angélica
Reátegui Vda. de Mori, que no había sido invocada por la entonces
demandante, por lo que dicho pronunciamiento sería extra petita y, por
tanto, violatorio del principio de congruencia. Sin embargo, de acuerdo
con el fundamento décimo quinto de la cuestionada resolución, ello no
resulta cierto, pues fue el propio demandante quien alegó que esta había
actuado como tercero de buena fe, por lo que el juez emplazado solo
cumplió con refutar su argumento.

10. Asimismo, se cuestiona que en el fundamento décimo segundo se expresó


que doña Dora Angélica Reátegui Vda. de Mori “tomó conocimiento de la
controversia surgida, como es de verse en el escrito de fojas 54 y 55, de
fecha 6 de mayo de 2002, fecha en que se evidencia que tenía pleno
conocimiento del mismo”; sin embargo, el demandante alega que en dicho
documento no se realizó ninguna referencia al proceso de nulidad de acto
jurídico al que se hace mención y que, además, no se transcribió ni
parafraseó dicho documento. Al respecto, este Tribunal juzga que, si el
demandante considera que le resultó arbitraria dicha apreciación, entonces
debió cumplir con su deber de anexar dicho documento, lo cual no hizo,
por lo que no cabe emitir pronunciamiento al respecto.

11. De todo ello, este Tribunal advierte que la resolución cuestionada expresa
suficientemente las razones de su decisión, no advirtiéndose que hubiese
incurrido en la alegada falta de motivación o que hubiese existido un
pronunciamiento extra petita, como aduce el demandante. En tal sentido,
no cabe emitir pronunciamiento respecto de las pretensiones accesorias, al
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no advertirse la vulneración del derecho fundamental a la motivación de


las resoluciones judiciales en la cuestionada resolución.

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que


le confiere la Constitución Política del Perú,

HA RESUELTO

Declarar INFUNDADA la demanda de amparo.

Publíquese y notifíquese.

SS.

LEDESMA NARVÁEZ
FERRERO COSTA
MIRANDA CANALES
BLUME FORTINI
SARDÓN DE TABOADA
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

PONENTE LEDESMA NARVÁEZ


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FUNDAMENTO DE VOTO DEL MAGISTRADO


ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

Coincido con el sentido de lo resuelto por mis colegas. Adicionalmente quisiera


realizar algunas precisiones:

1. Aquí cabe efectuar un control constitucional de resoluciones de la judicatura


ordinaria. Ahora bien, y en la misma línea, de reciente jurisprudencia de
nuestro Tribunal, dicha labor contralora no puede ejercerse de cualquier
manera.

2. El artículo 9 del Código Procesal Constitucional vigente –norma de


desarrollo constitucional, que satisface la reserva de ley orgánica prevista a
favor de los procesos constitucionales (artículo 200 de la Constitución)–
indica, de manera más específica, que procede el amparo contra
resoluciones judiciales firmes dictadas con manifiesto agravio a la tutela
procesal efectiva, enunciando algunos contenidos iusfundamentales que
formarían parte de este derecho complejo.

3. Por su parte, este Tribunal ha indicado que a través de los procesos de


amparo contra resoluciones judiciales pueden cuestionarse decisiones
judiciales que vulneren de forma directa, no solamente los derechos
indicados en el referido artículo 9 del Código Procesal Constitucional
vigente, sino cualquier derecho fundamental, considerando que la
“irregularidad” de una resolución judicial, que habilita a presentar un
amparo contra resolución judicial conforme a la Constitución, se produciría
“cada vez que ésta se expida con violación de cualquier derecho
fundamental y no sólo en relación con los supuestos contemplados en el
artículo 4 del CP Const.” (Cfr. RTC Exp. Nº 3179-2004-AA/TC, f. j. 14).

4. En cualquier caso, atendiendo a la jurisprudencia reiterada de este Tribunal


Constitucional, es claro que hay un conjunto de asuntos y materias que son
de competencia exclusiva de la jurisdicción ordinaria y que no pueden ser
invadidas por los jueces constitucionales, así como otro conjunto de
infracciones iusfundamentales que sí pueden ser objeto de control por parte
de la judicatura constitucional. Al respecto, con la finalidad de distinguir un
ámbito del otro a efectos de que se decida correctamente la procedencia de
las demandas de amparo contra resoluciones judiciales, es necesario
realizar, siguiendo lo prescrito en el Código Procesal Constitucional
vigente, un análisis de manifiesto agravio a la tutela procesal efectiva.
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5. Con esta finalidad, y con base en reiterada jurisprudencia del Tribunal


Constitucional, es posible afirmar que la judicatura constitucional se
encuentra habilitada para conocer de eventuales trasgresiones de derechos
fundamentales ocurridas en procesos judiciales ordinarios si se han
producido, por una parte, vicios de proceso o de procedimiento, o por otra,
vicios de motivación o razonamiento.

6. Con respecto a los vicios de proceso y procedimiento, el amparo contra


procesos judiciales puede proceder frente a supuestos de:

a) Afectación de derechos que conforman la tutela procesal efectiva


(derechos constitucionales procesales tales como plazo razonable,
presunción de inocencia, acceso a la justicia y a los recursos
impugnatorios, juez legal predeterminado, ejecución de resoluciones,
etc.); así como por

b) Defectos de trámite que inciden en los derechos del debido proceso


(v. gr: problemas de notificación, o de contabilización de plazos, que
incidan en el derecho de defensa, incumplimiento de requisitos
formales para que exista una sentencia válida, etc.).

Se trata de supuestos en los que la afectación se produce con ocasión de


una acción o una omisión proveniente de un órgano jurisdiccional, y que
no necesariamente está contenida en una resolución judicial, como sí
ocurre con los vicios de motivación.

7. En relación con los vicios de motivación o razonamiento (cfr. STC Exp. n.º
00728-2008- HC, f. j. 7, RTC Exp. n.º 03943-2006-AA, f. j. 4; STC Exp. n.º
6712-2005-HC, f. j. 10, entre otras), este órgano colegiado ha señalado que
solo le compete controlar vicios de motivación o de razonamiento, mediante
el proceso de amparo contra resoluciones judiciales, en caso de defectos de
motivación, de insuficiencia en la motivación o de motivación
constitucionalmente deficitaria.

8. En relación con los defectos en la motivación, estos pueden ser problemas


de motivación interna, es decir, cuando la solución del caso no se deduce de
las premisas normativas o fácticas contenidas en la resolución, o cuando la
resolución analizada carece de alguna de estas premisas necesarias para
resolver; o de motivación externa, esto es, cuando se han utilizado indebida
o injustificadamente premisas normativas (por ejemplo, si se aplican
disposiciones que ya no se encuentran vigentes o que nunca formaron parte
del ordenamiento jurídico) o fácticas (por ejemplo, la resolución se sustenta
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en hechos no probados o en pruebas prohibidas) (vide STC Exp. n.º 00728-


2008-HC, f. j. 7, b y c).

9. Ahora bien, con respecto a los problemas de motivación externa, vale la


pena precisar que, tal como se afirma en copiosa y uniforme jurisprudencia
de este Alto Tribunal, la judicatura constitucional no puede avocarse, so
pretexto de revisar un asunto relacionado con las premisas normativas o
fácticas, a conocer de asuntos de carácter puramente ordinario o legal (por
ejemplo: esclareciendo cuál es la interpretación legal pertinente o más
idónea para el caso ordinario, en qué sentido deben valorarse las pruebas o
cuál es la calificación jurídica adecuada que correspondería con base en la
ley); no obstante ello, no pierde competencia para pronunciarse respecto de
aspectos que tienen relevancia constitucional. Entre estos supuestos en los
que la judicatura constitucional se encuentra habilitada para pronunciarse
respecto de la motivación externa encontramos, a modo de ejemplo, la
existencia de errores o déficits de derecho fundamental, así como frente a
infracciones de otros contenidos de carácter constitucional, como es el caso
de, por ejemplo, cuestionamientos a resoluciones por haber infringido la
Constitución en tanto “fuente de fuentes” del ordenamiento jurídico, de
cuestionamientos cuando en el ámbito jurisdiccional ordinario se haya
ejercido el control difuso, o cuando se alegue la aplicación o interpretación
indebida de principios constitucionales o garantías institucionales, entre
otras posibilidades. De este modo, a la vez que, conforme al criterio de
corrección funcional se respetan los fueros propios de la judicatura
ordinaria, el Tribunal no admite la existencia de zonas exentas de control
constitucional dentro de aquello que sí es de su competencia.

10. Respecto a la insuficiencia en la motivación (motivación inexistente,


aparente, insuficiente, incongruente o fraudulenta) esta puede referirse, por
ejemplo, a supuestos en los que las resoluciones analizadas carecen de una
fundamentación mínima y solo se pretende cumplir formalmente con el
deber de motivar; cuando se presenta una justificación que tiene apariencia
de correcta o suficiente, pero que incurre en vicios de razonamiento; cuando
esta carece de una argumentación suficiente para justificar lo que resuelve
(que incluye aquellos casos en los que se necesita de una motivación
cualificada y esta no existe en la resolución); cuando lo resuelto no tiene
relación alguna con lo contenido en el expediente o lo señalado por las
partes; o cuando incurre en graves defectos o irregularidades contrarios al
Derecho, entre otros supuestos (cfr. STC Exp. n.º 00728-2008-HC, f. j. 7, a,
d, e y f; STC Exp. n.º 0009-2008-PA, entre algunas).
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11. Sobre la motivación constitucionalmente deficitaria, esta hace referencia a


trasgresiones al orden jurídico-constitucional contenidas en sentencias o
autos emitidos por la jurisdicción ordinaria, frente a la eventual trasgresión
cualquiera de los derechos fundamentales protegidos por el amparo o
habeas corpus, ante supuestos de: (1) errores de exclusión de derecho
fundamental, es decir, si no se tuvo en cuenta un derecho que debió
considerarse; (2) errores en la delimitación del derecho fundamental, pues
al derecho se le atribuyó un contenido mayor o menor al que
constitucionalmente le correspondía, y (3) errores en la aplicación del
principio de proporcionalidad, si la judicatura ordinaria realizó una mala
ponderación al evaluar la intervención en un derecho fundamental o al
analizar un conflicto entre derechos (cfr. RTC Exp. n.º 00649-2013-AA,
RTC n.º 02126-2013-AA, entre otras).

12. Supuestos análogos a estos son los casos en los que existan déficits o errores
respecto de otros bienes constitucionales, como pueden ser los principios o
las garantías institucionales, o en relación con el ejercicio del control difuso,
todas estas cuestiones de carácter manifiestamente constitucional, en las que
la judicatura constitucional resulta naturalmente competente para abocarse
a tales materias.

13. En tal sentido, a juicio del Tribunal Constitucional, para realizar control de
constitucionalidad de las resoluciones judiciales habrá que verificar que:

a) La decisión judicial que se cuestiona haya resuelto la controversia


omitiendo la consideración de un derecho fundamental que por la
naturaleza de la discusión debió ser aplicado, es decir, que el juez haya
incurrido en un error de exclusión de derecho fundamental (o de un bien
constitucional análogo).

b) La decisión judicial que se cuestiona haya resuelto la controversia sin


considerar que el acto lesivo incidía en el contenido
constitucionalmente protegido por el derecho fundamental invocado, es
decir, incurriendo en error en la delimitación del ámbito de protección
constitucional del derecho.

c) La decisión judicial que se cuestiona sustenta su argumentación en una


aplicación indebida del principio de proporcionalidad.

d) La decisión judicial que se cuestiona omite la aplicación del control


difuso o hace una aplicación errónea de este tipo de control de
constitucionalidad.
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Donde el análisis de verificación del supuesto a) es una condición


previa para realizar el análisis de verificación del supuesto b).

14. Asimismo, para todos los supuestos señalados se requiere de la concurrencia


conjunta de los siguientes presupuestos:

1. Que la violación del derecho fundamental haya sido alegada


oportunamente al interior del proceso subyacente, cuando hubiera sido
posible;

2. Que el pronunciamiento de la judicatura constitucional no pretenda


subrogar a la judicatura ordinaria en sus competencias exclusivas y
excluyentes, haciendo las veces de una “cuarta instancia”; y

3. Que la resolución judicial violatoria del derecho fundamental cumpla


con el principio de definitividad, es decir, que el demandante haya
agotado todos los mecanismos previstos en la ley para cuestionarla al
interior del proceso subyacente.

15. Por último, es necesario hacer notar que el control constitucional de


resoluciones judiciales debe contar con algunas pautas que hagan racional y
previsible el análisis. En torno a ello, este Tribunal Constitucional ha
establecido las pautas desarrolladas supra en su jurisprudencia,
específicamente en la sentencia 03644-2017-PA/TC (caso “Levi Paúcar”),
las cuales conviene emplear y fundamentar en función al caso concreto.

S.

ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA

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