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Trabajo Práctico n°3

Escuela de Gobierno en Salud


Floreal Ferrara

Diplomatura 
“Políticas Públicas en Salud Mental”
Segunda Cohorte. 
 Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires 
Módulo V: “Consumos problemáticos: Políticas,
instituciones, abordajes.”

 Integrantes: Bedini, Gabriela


                   Marrero, Leticia
                   Gonzalez, Claudia
                   Nachman, Camila
                   Oliveira, Carina

2022.
Problema general: análisis de los consumos desde un abordaje de reducción
de riesgos y daños. 

Problema específico: analizar las falencias del sistema prohibicionista y cómo


impacta en los usuarios.

Problema situado: actuación del equipo interdisciplinario en el abordaje de los


consumos problemáticos.

Delimitación y ubicación: dispositivos de salud ubicados en la provincia de


Bs.As. en el partido de Gral. San Martín (Región Sanitaria V) en el período
2019-2022 en atención a usuarios adolescentes y jóvenes (14 a 20 años).

Tema: “Principios y tensiones de las políticas públicas del sistema


prohibicionista, con un abordaje respetuoso de la singularidad y la autonomía
de los usuarios, desde una perspectiva de reducción de riesgos y daños”.

Introducción

A lo largo de la historia las drogas han sido utilizadas en distintos contextos


sociales, religiosos y culturales. Hasta el siglo XIX no se consideraba adictos a
los usuarios de estas sustancias, y es recién en este momento de la historia
donde comienza a considerarse a las sustancias psicoactivas como una
problemática a abordar y las mismas pasan a ser parte de las políticas públicas
del Estado.

Hasta hace 150 años no existían legislaciones en relación al consumo de


drogas; cabe aclarar que el criterio dado para que una sustancia sea
considerada legal o ilegal, tiene que ver con lo que la justicia determine, siendo
esta la que decide si una determinada droga se legaliza o no.

El mundo de las drogas se desarrolla dentro de la expansión del sistema


capitalista, en donde la sustancia pasa a ser una mercadería, un objeto de
consumo más entre otros.
El proceso de demonización de las drogas se inicia en la década del ´30, en
Estados Unidos, impulsado por Anslinger (director de la Oficina Federal de
Narcóticos) quien fue el principal promotor de las políticas prohibicionistas que
apoyaban a la denominada “guerra contra las drogas”.  

De esta manera se da inicio al modelo prohibicionista/abstencionista vigente


hasta la actualidad en gran parte del mundo, cuyo objetivo consiste en prohibir
la producción, el cultivo, el tráfico, la tenencia y el uso de las sustancias,
promoviendo la abstinencia sosteniendo la utopía de un mundo libre de drogas.

En Argentina, a partir del año 1974, se comienza a considerar al usuario de


sustancias ilegales como un enemigo interno y, dentro del marco de lucha
contra la subversión, se penaliza el consumo para uso personal.

Es recién en 1989 cuando, durante el mandato del ex presidente Carlos


Menem, se sanciona la ley N° 23.737 “Ley de tenencia y tráfico de
estupefacientes”. Dicha ley conlleva modificaciones: el usuario pasa de ser un
transgresor de la ley, a ser considerado un delincuente que tiene que ser
asistido en el campo de la salud para “curarse”, cuya voluntad está alienada
por la dependencia a la sustancia y es el Estado quien debe hacerse cargo de
esa persona.

Cabe destacar que uno de los efectos de la penalización del consumo es el


estigma que recae sobre los usuarios de drogas, quienes además pasan a ser
considerados “peligrosos” para la sociedad y que por lo tanto es necesario
aislarlos. Inevitablemente debemos pensar ¿Cuáles son las tensiones
relevantes entre el sistema jurídico y el sistema sanitario?
Al proceso de estigmatización donde los sujetos son “etiquetados” se le suma
el proceso de exclusión, el cual se pone en marcha no sólo en su entorno más
íntimo, sino en la sociedad misma, en donde la discriminación genera efectos
negativos en todos los ámbitos de la persona, con la consiguiente vulneración
de derechos (y, entre ellos, el acceso a la salud). De esta forma, surge una
segunda pregunta casi obligada ¿Qué lugar tienen los derechos humanos
en relación a las políticas de drogas? ¿Cuál es el diálogo existente entre
ambos?
Se puede llegar a pensar que dicha construcción del sujeto consumidor y la
representación social que de él se tiene justifica de algún modo la actuación
por la vía penal ante situaciones de consumo de sustancias psicoactivas
ilegales.

El discurso hegemónico prohibicionista genera diversas consecuencias, siendo


las más relevantes la falta de información sobre las sustancias, numerosos
efectos y riesgos que conlleva para la salud, la circulación y el consumo de
sustancias cuya composición se desconoce, el ingreso de una persona usuaria
al sistema penal y la criminalización y estigmatización de los usuarios de
drogas, entre otros. Por lo tanto, es de sumo interés analizar el daño que
causan las políticas prohibicionistas y los riesgos a los cuales expone a
los usuarios. 

Desarrollo

 
“De la piel para adentro comienza mi exclusiva jurisdicción,

soy yo quien elige aquello que puede o no cruzar esa frontera.

soy un estado soberano y las lindes de mi piel

me resultan más sagradas que las políticas de cualquier país…”

(2018, Antonio Escohotado)


 

El artículo 19 de la Constitución Nacional expresa: “Las acciones privadas de


los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni
perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la
autoridad de los magistrados”.  Esta cita expresa el espíritu de las políticas de
reducción de riesgos y daños, en donde no sólo se debe garantizar el derecho
a la salud, la información e igualdad, sino que también se deberá garantizar el
derecho ciudadano de disponer de su propio cuerpo y el derecho de libre
acción, el cual engloba en su interior al consumo de sustancias.
Escohotado (1999) habla de los fármacos refiriéndose a ellos como “ni
remedios ni veneno, las dos cosas inseparables”, por lo que es posible inferir
que el efecto de las sustancias se ve inevitablemente ligado al modo de uso,
dosis y contexto en el que se utilicen. 

En Argentina las políticas públicas están focalizadas en la sustancia,


intentando a través del castigo y la demonización disuadir a las personas del
consumo. 

Albert Einstein decía “uno de los problemas más terribles que tiene la
humanidad es tratar de resolver los problemas con las mismas herramientas
que ya han demostrado ser un fracaso”. Retomando sus palabras, entendemos
que aislar, excluir o encerrar no son soluciones sino que, por el contrario,
promueven desconocimiento, miedo e incomprensión, lo cual lleva a tomar
medidas y brindar respuestas equivocadas.

Actualmente en nuestro país conviven diferentes enfoques: por un lado,


instituciones religiosas o comunidades terapéuticas que continúan sosteniendo
y avalando un abordaje abstencionista, y por el otro es posible distinguir a los
profesionales y las instituciones de salud que sostienen un abordaje desde la
perspectiva de reducción de riesgos y daños. Situación que deriva en las
siguientes preguntas ¿Cuál es el diálogo del paradigma de reducción de
riesgos y daños con las normativas vigentes?  ¿Cuáles son los
obstáculos que nos encontramos a la hora de promover la reducción de
daños? 

Desde esta perspectiva se reconoce al usuario como un sujeto de derecho,


único, irrepetible y autónomo que está en condiciones de tomar decisiones y,
por lo tanto, el foco no está puesto en la sustancia y tampoco el objetivo es
siempre que la persona deje de consumir. Por el contrario, se tratará de
apuntar a una regulación del consumo, planificando estrategias junto con el
usuario y teniendo como fin reducir en la mayor medida los daños o riesgos
asociados al consumo.

Asimismo, desde el año 2010 con la promulgación de la ley de salud mental N°


26657 se ofrece un marco legal impulsando la implementación de las prácticas
de salud mental con bases en la comunidad; desde este enfoque se reconoce
la responsabilidad del Estado de acompañar, garantizando los derechos de los
usuarios, y brindando un abordaje integral. El consumo es una problemática de
salud mental entendiendo a esta última como algo dinámico y determinado por
distintos componentes (sociales, económicos, culturales y psicológicos) Por lo
tanto, requiere de un abordaje interdisciplinario e intersectorial.

 Actualmente, las dos grandes problemáticas que atraviesan los consumidores


son las sobredosis y la adulteración de las sustancias, ambas asociadas a la
prohibición, lo cual conlleva a la falta de regulación en la producción y
distribución de las mismas por tratarse de algo ilegal. Desde esta
clandestinidad a la cual son empujados los usuarios, en donde la sustancia no
sólo resulta dañina, sino que en algunos casos termina siendo mortal (debido a
que muchas veces para no quedar expuestos o por diferentes miedos eligen no
consultar en el sistema de salud), siendo frecuente también que al acercarse a
los servicios de salud sean rechazados o expulsados, terminando muchas
veces  en lugares que no cuentan con los recursos o no están siquiera
habilitados para brindar asistencia y tratamiento.

 Existen sujetos que a pesar de los efectos negativos del consumo no tienen
interés en dejarlo y probablemente tampoco sean conscientes de los riesgos y
daños que están corriendo, ya que la reducción de daños no es un abordaje
legitimado por las políticas oficiales. También existen otros sujetos que sí
tienen interés en modificar su conducta asociada al consumo, pero no se
encuentran en los dispositivos adecuados. 

 Partiendo de la premisa de que el conocimiento de los peligros/riesgos no es


suficiente para adoptar cambios conductuales, es necesario analizar las
características y contextos con la intervención de dispositivos en los siguientes
ejes focales: 

Sustancia Desarrollar programas de atención basados en la


sustitución, mantenimiento y seguimiento de los usuarios.
Consumo Brindar información confiable sobre sustancias y
combinaciones junto con distribución de equipos de
consumo.

Modalidad de Fomentar el armado de redes en talleres itinerantes,


consumo consejerías con gente capacitada para promover el
consumo seguro y la reducción de riesgos y daños. 

Contexto social Facilitar el contacto con los sistemas de salud y fomentar la


integración social. 

Instituciones  Crear modificaciones en los dispositivos asistenciales para


que muestren flexibilidad, sin la condición de la abstinencia
para recibir atención, lo cual generaría mayor adherencia a
los tratamientos.

Conclusión

La perspectiva de reducción de riesgos y daños surge como un intento de


mejorar las consecuencias adversas asociadas al consumo de drogas.

Resulta fundamental pensar prácticas que apunten a la inclusión, desde un


modelo de abordaje con base en la comunidad que permita fortalecer los lazos,
disminuir la estigmatización, el rechazo de los usuarios y permita construir
dispositivos flexibles que no expulsen, sino que alojen a los usuarios en su
singularidad garantizando la accesibilidad al sistema de salud.

El usuario de drogas es un sujeto de derecho que puede decidir sobre su


propio cuerpo, su salud, y sobre el tratamiento que considere más beneficioso. 
El Estado debe garantizar el cumplimiento de estos derechos, sin redoblar la
discriminación ni la estigmatización, brindando una atención integral y de
calidad. En toda problemática de salud mental es fundamental el trabajo y la
articulación con actores clave, como lo son las diferentes áreas de gobierno y
las organizaciones no gubernamentales, articulaciones basadas en la
construcción de acuerdos que superen la lógica derivacionista e individualista.
El trabajo intersectorial resulta ineludible ante la complejidad de las
problemáticas en cuestión, así como la participación comunitaria en la
construcción de estrategias de abordaje en las problemáticas de salud mental.

Bibliografía:

- Arda Asociación de reducción de daños Argentina 


- Reset Drogas 
- Dependencia y reflexiones sobre el sujeto y la cultura. Silvia Inchaurraga
(1996)
- Drogas y políticas públicas Buenos Aires Silvia Inchaurraga (2001) 
- Aspectos legales de políticas de drogas. Mariano fusero Reset Drogas 
- Programa de reducción de daños en el escenario actual. un cambio de
perspectivas (Revista escenario N° 14 2009)
- Consumo de sustancias psicoactivas: del castigo al cuidado. (Salud colectiva
2020)
- Políticas estatales y drogas, pasado y presente de políticas públicas
orientadas al consumo problemático (Ignacio Lozano módulo 5 de la
diplomatura encuentro 4, bloque 1)
- Clase de la diplomatura módulo 5 “Los consumos problemáticos dentro la
política sanitaria” Docente Mariano Rey 2020

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