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UNIVERSIDAD SAN GREGORIO DE PORTOVIEJO

PLAN DE CONTINUIDAD
LEY DE SUSTANCIAS ESTUPEFACIENTES Y PSICOTRÓPICAS

AB. GABRIELA VILLACRECES BRIONES

“PATERNALISMO JURÍDICO Y EL DERECHO A LA


AUTONOMÍA EN RELACIÓN CON EL USO DE DROGAS”

CARLOS EDUARDO ANDRADE ZAMBRANO

PORTOVIEJO - MANABÍ - ECUADOR

2023
RESUMEN

Si las drogas se perciben como una amenaza para la salud pública, entonces la ley paternalista
puede usarse para preservarla y protegerla. Esta construcción legal ha sido empleada por las
legislaturas de varios países durante décadas, lo que ha dado lugar a leyes que restringen el
acceso o prohíben rotundamente las drogas que se consideran inseguras para el consumo. Pero,
¿qué pasa con los derechos de las personas a tomar sus propias decisiones en lo que respecta
al consumo de drogas? ¿Podemos equilibrar la autonomía individual con la necesidad de
protección social? En este trabajo, veremos cómo la ley paternalista y la autonomía individual
se cruzan cuando se discute la política de drogas y su impacto en la sociedad.

El concepto de paternalismo se ha integrado en muchas áreas de nuestras vidas, incluida la


política de atención médica, el bienestar de los niños, los estándares de regulación alimentaria
e incluso los sistemas de transporte público. Cuando se aplica al área de control de drogas, esta
teoría busca interferir con el derecho o la capacidad de un individuo para actuar de acuerdo con
sus propios deseos al limitar la libertad de elección con respecto a cuestiones como el abuso de
sustancias recreativas o usos medicinales. Debemos preguntarnos: ¿es el paternalismo un
enfoque adecuado para reducir los daños causados por sustancias ilícitas preservando la
libertad personal?

El debate en torno a las políticas de drogas es uno que toca muy de cerca, desde los debates
sobre la legalización de la marihuana en España hasta los intentos en toda Europa de regular
productos farmacéuticos como los opioides, cuyo equilibrio debería tener prioridad entre la
defensa de las libertades civiles frente a la protección de los ciudadanos contra los riesgos
potenciales que plantean las drogas ilegales. drogas? En este artículo investigaremos más a
fondo ambos lados; comprender las implicaciones legales asociadas con cada argumento antes
de sacar conclusiones sobre dónde nos encontramos actualmente en términos de enfoques
globales hacia la gestión de narcóticos en la actualidad.
INTRODUCCIÓN

Con el surgimiento de varias iniciativas legales y de despenalización, ha habido más interés en


las implicaciones para los derechos basados en la autonomía de los individuos con respecto a
sus propias decisiones sobre el uso de drogas. El enfoque paternalista del derecho penal a
menudo sirve como medio para limitar dicha autonomía, pero no todo paternalismo es igual.

El presente trabajo participará en una discusión sobre el grado de paternalismo que se debe
ejercer cuando se trata de regular las leyes sobre el uso de drogas, particularmente dadas las
tendencias contemporáneas en las opiniones sociales sobre dicho comportamiento.

El debate sobre la llamada "ley paternalista" continúa a buen ritmo en la actualidad, y no es


diferente cuando se habla de drogas: los abogados deben considerar cuánta autoridad un estado
puede ejercer legítimamente sobre las personas al tomar decisiones relacionadas con su salud
y bienestar. Artículo por artículo, examinan qué pasos pueden tomar los gobiernos respetando
tanto la libertad como la igualdad, dos características fundamentales de la democracia, sin
entrar de puntillas en la violación directa de la autonomía individual.

Independientemente de su opinión personal sobre el tema en cuestión, ya sea que esté a favor
o en contra de la regulación gubernamental, comprender el impacto que ciertas políticas de
drogas tienen en las libertades civiles es clave para participar de manera constructiva en este
debate en curso.

Este examen, revisaremos por qué los casos en los que el control de las propias acciones se
considera incompatible con el control de los padres surgen con frecuencia en las discusiones
sobre la despenalización de las sustancias; proporcionando un análisis desde varias
perspectivas que prometen mucho material de reflexión.
MARCO TEÓRICO

Todo lo relativo al contenido conceptual que construye y justifica un diseño de Estado


Paternalista

El Estado aparece con el objetivo de hacer posible la vida en sociedad, organizando el ejercicio
del poder al servicio de los interesados de la colectividad que le da origen, un pueblo que,
compartiendo una cultura y unos fines, se asientan en un territorio delimitado, con la intención
de vivir juntos. (ABELLÁN SALORT, 2006)

Con el pasar de los años el Estado, como modelo de organización política, ha ido
evolucionando, según la ideología política, los de derecha la conocen como Estado de Derecho,
el mismo que ha logrado éxitos por responder a ciertos criterios:

 Limitación del poder del gobierno, mediante la división de poderes y bajo imperio de
la Ley.
 Incorporación al ordenamiento político estatal de los derechos fundamentales de las
personas.

Con la influencia de ideologías socialistas y marxistas, más las desigualdades


socioeconómicas, muchos movimientos autodenominados revolucionarios, provocan cambios
en las funciones del estado, ocasionando que éste último asuma deberes de carácter social:
prestaciones económicas, subsidios a los pobres.

La legitimidad del paternalismo se encuentra en entredicho por lo que en sí misma tiene de


afectación de la libertad individual. La figura de John Stuart Mill constituye un punto de
referencia indiscutible del antipaternalismo en esta discusión como exponente de la postura
autonomista. (SANTANA RAMOS, 2016)

Aunque el objetivo de Mill era en realidad fijar límites al control del individuo por la opinión
colectiva, su obra proyecta en realidad, una concepción general sobre la libertad y la autonomía
individual. (DÍAZ PINTOS, 1993)

Es destacable, en este sentido, el párrafo de su obra Sobre la Libertad, auténtico emblema de


las tesis antipaternalistas, en el que señala que “El único fin por el cual es justificable que la
humanidad, individual o colectivamente se entremeta en la libertad de acción de uno o
cualquiera de sus miembros, es la propia protección… la única finalidad por la cual el poder
puede, con pleno derecho, ser ejercido sobre un miembro de la comunidad civilizada contra su
voluntad, es evitar que perjudique a los demás. Su propio bien físico o moral no es justificación
suficiente. Nadie puede ser obligado justificadamente a realizar o no realizar determinados
actos, porque eso fuera mejor para él, porque le haría feliz, porque, en opinión de los demás,
hacerlo sería más acertado o más justo. Esas son buenas razones para discutir, razonar o
persuadir, pero no para obligarle o causarle algún perjuicio si obra de manera diferente… la
única parte de la conducta de cada uno, por la que él es responsable ante la sociedad, es la que
se refiere a los demás. En la parte que le concierne meramente a él su independencia es, de
derecho, absoluta. Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y espíritu el individuo es soberano”.
(MILL, 1997)

Paternalismo Jurídico y el “Fenómeno de las drogas”

El concepto de paternalismo busca la protección del individuo en un Estado, emulando la figura


de un padre en búsqueda del bienestar de sus hijos en el entorno familiar, las medidas
paternalistas tienen la suerte de ser ampliamente aceptadas puesto que son razonables en el
pensamiento común, este tipo de acciones son inclusive necesarias para que la función de
brindar protección de un Estado tenga mayores garantías. (VARGAS VASQUEZ)

En la elucidación del concepto de paternalismo me parece que el punto de partida más adecuado
es tratar de aclarar el significado de la expresión A ejerce paternalismo sobre B. La acción
paternalista de A sobre B se caracterizará por medio de dos elementos: el modo y la finalidad.
(ALEMANY, 2005)

El elemento de la relación paternalista que, sin duda, mayor dificultad crea en su análisis
conceptual es el del modo propio de la acción paternalista. El paternalismo se diferenciaría de
la conducta meramente benevolente porque consiste, según los autores, en coaccionar,
interferir con la libertad, faltar al respeto debido, violar la autonomía, engañar, ocultar
información, violar normas morales, etc. (ALEMANY, 2005)

Un acto paternalista sería un ejercicio de poder de A orientado a obtener cierto comportamiento


de B. Ahora bien, no todo ejercicio de poder es paternalista y, por tanto, necesitamos precisar
más el concepto. Lo que distinguiría al paternalismo de otros ejercicios de poder es que la
finalidad del mismo es evitar daños a B o, más específicamente, conseguir que B se comporte
de manera que se evite daños y, además, daños de tipo físico, psíquico y/o económico: por
ejemplo, obligar a B a dejar de fumar para disminuir el riesgo de cáncer. (ALEMANY, 2005)
Una definición plausible del paternalismo: El agente A ejerce paternalismo sobre B si y sólo
si: 1) A ejerce poder sobre B, 2) con la finalidad de evitar que B lleve a cabo acciones u
omisiones que le dañan a sí mismo y/o le suponen un incremento del riesgo de daño (siendo
estos daños de tipo físico, psíquico o económico). (ALEMANY, 2005)

Tomando como criterio los sujetos de la relación paternalista, podríamos diferenciar algunos
tipos principales de paternalismo: 1) paternalismo en la empresa, 2) paternalismo estatal, 3)
paternalismo entre Estados o entre comunidades y 4) paternalismo médico. (ALEMANY,
2005)

Si el paternalismo en general consiste en el ejercicio de un poder, el paternalismo jurídico


consistirá en el ejercicio de un poder jurídico. De manera que la definición de paternalismo
jurídico sería la siguiente: A ejerce paternalismo jurídico sobre B si y sólo si: 1) A ejerce un
poder jurídico sobre B, 2) con la finalidad de evitar que B lleve a cabo acciones u omisiones
que le dañan a sí mismo y/o le suponen un incremento del riesgo de daño (siendo estos daños
de tipo físico, psíquico o económico). (ALEMANY, 2005)

Podemos encontrar medidas paternalistas que se aceptan casi sin ningún tipo de resistencia por
parte de sus afectados, la conducción con casco en el caso de las motocicletas o el uso
obligatorio del cinturón de seguridad, representan medidas que el ciudadano vincula con
criterios razonables de protección a la vida y acata de manera natural – en la mayoría de
ocasiones –, la prohibición de fumar cigarrillos en sitios públicos, por ejemplo, es una medida
de paternalismo que busca la protección a la salud pública, puesto que de acuerdo a diferentes
estudios, los fumadores pasivos pueden ser igualmente afectados por el mismo cigarrillo, este
tipo de medidas se encuentran amparadas por el principio liberal de daño a terceros. (VARGAS
VASQUEZ)

En estos caso de paternalismo justificado donde se evita que una persona se dañe así misma,
es evidente su importancia, aunque dependiendo del concepto de daño que se utilice y la forma
en que este se aborde, podremos encontrar casos que argumentan este principio de manera
forzada con el fin de justificar una medida paternalista y establecer su separación de la ética
privada, este será uno de los argumentos a utilizar en la defensa de la hipótesis, debido a que
en el caso de las drogas se argumenta su prohibición aludiendo posibles daños a la propia
persona y a terceros entre otros aspectos. (VARGAS VASQUEZ)

En el consumo de drogas por ejemplo, muchos países como Uruguay e inclusive Colombia -
De manera más moderada - , han sido progresistas en levantar las sanciones penales al consumo
mínimo de algunas Drogas, aunque haciendo la salvedad de que no todos los tipos de drogas
son legales, su producción y distribución sigue siendo ilegal, al igual que su consumo en
grandes cantidades, de cierta manera la prohibición es latente y se toman medidas penales
debido a esta situación, entonces vemos cómo un consumidor camina en el filo de la cornisa
todo el tiempo, puesto que lo único que se interpone entre él y la cárcel, es un gramo de droga
de más.

Es posible analizar la prohibición del consumo de drogas de manera general, como una medida
paternalista que busca el bienestar de los consumidores y la protección de la salud pública, a
costa de coartar su libertad de elección y el desarrollo de su propia personalidad, inicialmente
es válido analizar este tema a la luz de los casos donde es posible argumentar incompetencia
básica, en la caracterización realizada por Garzón Valdés.

En el primero de los casos ilustrados por Garzón Valdés: “explica como una de las premisas
para hablar de carencia de competencias básicas, es cuando un individuo no tiene la
información suficiente para determinar el daño que puede causarse a sí mismo” (GARZÓN
VALDÉZ, 1988). Aplicando este principio a la cuestión de las drogas, es posible mencionar
que la información o desinformación en algunos casos, de los efectos que las drogas causan
están disponibles para cualquier miembro de la sociedad, los ciudadanos reciben información
de las campañas publicitarias en contra del consumo, la educación en las escuelas, la
prevención en los barrios y los imaginarios colectivos que abundan en la sociedad frente a estas
sustancias, claro está, se podría decir que estas acciones mencionadas no son suficientes, pero
si brindan la información que permite el conocimiento de los efectos de las drogas, en este
sentido aludir a la falta de información como una incompetencia básica para prohibir el
consumo representa un error conceptual y práctico.

En el segundo de los casos encontramos la falta de competencias básicas por motivo de una
fuerza de voluntad reducida o tan afectada de tal manera que el individuo no puede tomar sus
propias decisiones, en esta premisa se encuentran la mayoría de argumentos para el
sostenimiento de una prohibición, pero es una pretensión que se cae por su propio peso, puesto
que es imposible generalizar en el universo de todos los consumidores de un territorio
determinado aludiendo a la poca fuerza de voluntad para tomar la decisión de consumir drogas
o no hacerlo.

Es evidente que existen casos de consumidores de drogas que se enmarcan en las condiciones
resaltadas anteriormente, pero no son para nada diferentes de situaciones de alcoholismo,
ludopatía o tabaquismo, las cuales se visualizan como problemáticas, pero no por ello se
prohíben los hábitos que las causan, en este caso no podríamos justificar la prohibición del
consumo de drogas como una medida paternalista.

Para el tercer y cuarto caso donde se alude a la incompetencia básica por la falta total o temporal
de las facultades mentales, y también a la compulsión, podría mencionarse el mismo argumento
del párrafo anterior, en términos que de los efectos de las drogas son similares a tantos otros
generados por diferentes causas, en este sentido la regulación del consumo tiene otras
dimensiones, pero sigue siendo una premisa que no es posible generalizar, para el caso de la
compulsión es igual, no es generalizable como para hacer de la prohibición una política general.

La prohibición del consumo se fundamenta básicamente en dos aspectos, el primero tiene que
ver con la protección de la salud pública, en términos de los costos en salud de los
consumidores, las repercusiones familiares, los entornos saludables y las implicaciones en la
salud misma del consumidor, que de acuerdo a algunos estudios como el de la OEA sobre
drogas en América, demuestra la posible afectación a la propia salud que una persona
consumidora puede tener. (VARGAS VASQUEZ)

El segundo fundamento es de tipo social, se articula en términos de los hechos delictivos


asociados al consumo de drogas, la ilegalidad de estas sustancias permite que la violencia sea
un factor articulado con toda su cadena de producción y distribución. (VARGAS VASQUEZ)

Estas explicaciones presentadas corresponden a elementos que giran alrededor del mundo de
las Drogas, ahora es importante revisar el estudio de la OEA, Drogas y salud pública, en este
documento se menciona lo siguiente:

Entre las repercusiones sociales más importantes del consumo de sustancias se incluyen el mal
desempeño y el abandono escolar, la falta de productividad en el trabajo y el desempleo, los
costos económicos para el enfermo y su familia, el delito y la violencia. (ORGANIZACIÓN
DE ESTADOS AMERICANOS, 2013)

La violencia constituye un problema de salud pública, con altos costos individuales, sociales
y económicos. En el contexto del problema de las drogas, la violencia se manifiesta de muchas
formas, desde los conflictos a gran escala sobre la producción y el tráfico, a los delitos de la
calle que se cometen bajo los efectos de sustancias o para obtener dinero y proveerse de
drogas. (ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS, 2013)
Regulación del fenómeno de las drogas en la Región Latinoamericana

Para comprender los distintos modelos y las posiciones en el debate sobre la regulación de las
drogas, se deben clarificar, inicialmente, tres conceptos: la descriminalización, la
despenalización y la legalización. (CASTRO & TRIANA, 2018)

La reducción de penas con relación a los delitos vinculados con drogas, que ocurre cuando se
disminuye el tiempo que deben pagar quienes incurran en estas conductas o se incorpora el
principio de conveniencia que, de forma discrecional, “les permite a las autoridades abstenerse
de interponer acciones penales”. (BLICKMAN & JELSMA, 2009)

La despenalización acompañada de otro tipo de regulación o descriminalización cuando la


conducta deja de constituir un delito, pero se mantiene otro tipo de sanción (multas,
rehabilitación, etc.), lo cual se ha llevado a la práctica, fundamentalmente, con respecto al
consumo y la tenencia de drogas.

La despenalización total cuando la conducta deja de constituir un delito, y no se crea ningún


otro tipo de sanción para reemplazar esa tipificación, la cual también se ha aplicado,
esencialmente, al consumo y la tenencia de drogas.

La legalización cuando se da “la eliminación del ámbito del derecho penal de todos los delitos
relacionados con los estupefacientes: consumo, tenencia, cultivo, producción, tráfico, etc.”.
(BLICKMAN & JELSMA, 2009)

En Uruguay, durante 2013, a través de la Asamblea General se aprobó la Ley 19 172/2014, de


7 de enero, que permite la producción, comercialización y tenencia de la marihuana, medida
que nace de la evolución de la Ley 17 016/1998, de 28 de octubre, en la cual se había
despenalizado parcialmente su consumo. Uno de los factores principales para su aprobación
fue el respaldo dado por el presidente de ese entonces, José Mujica, a través de un documento
denominado “Estrategia por la vida y la convivencia”, donde se propone la legalización y
regulación de la marihuana. Luego de esta medida revolucionaria, Uruguay se ha convertido
en el epicentro de resultados acerca del enfoque de legalización; sin embargo, no existen
resultados concluyentes de esta medida, debido a que ha tenido retrasos en las aplicaciones de
esta ley, a lo cual el presidente Tabaré Vázquez ha respondido que ello corresponde a una
implementación cuidadosa como la de Maryland en los Estados Unidos. (CASTRO &
TRIANA, 2018)
Este proyecto es innovador, pues ha llevado a la creación de nuevas instituciones con énfasis
en cooperación interinstitucional, como el Instituto de Regulación y Control del Cannabis
(IRCCA) que se apoya en antiguas instituciones como el Ministerio de Salud Pública, el
Consejo Nacional de Drogas, entre otros. Este programa se basa en tres métodos de acceso a la
marihuana vigilados por el IRCCA: consumo, producción y comercialización, donde los
usuarios solo pueden inscribirse en una de estas modalidades. En lo relacionado con la
producción, es viable el cultivo doméstico o los clubes de cannabis; en el primero, existe una
restricción de 6 plantas por hogar y de uso personal, mientras que en los clubes se pueden
cultivar hasta 99 plantas, pero deben ser distribuidas entre los socios y no exceder por cada uno
los 480 g anuales, modalidades que se encuentran dentro de la producción. Por otro lado, los
únicos que pueden comercializar es Symbiosis e International Cannabis Corp.; las personas
naturales no pueden comercializar, así que el consumo se encuentra dirigido a los demandantes
en las farmacias.

Los objetivos de esta ley son:

1. Reducir la violencia vinculada a las drogas por medio de la eliminación de la droga más
consumida —cannabis— del mercado negro.
2. Promover tanto la salud pública como la de los consumidores de cannabis mediante
campañas de educación y prevención, y controlar la calidad y potencia del cannabis
consumido en el país.
3. Eliminar las incertidumbres generadas por leyes anteriores, que daba a jueces y policías
un nivel arbitrario de flexibilidad en materia de condena y represión a los consumidores
de drogas.

Es relevante traer a colación el caso boliviano, ya que desde 2006 adoptó un enfoque de
aproximación para la erradicación de los cultivos destinados a la producción de cocaína, pero
protegió la hoja de coca como patrimonio de las culturas indígenas andinas para su producción
y consumo, pues representa un espacio, lugar y tiempo determinado que vincula a los indígenas
andinos con su sociedad, de esta manera el acto de consumirla en grupo afianza los lazos de
simpatía entre los integrantes indígenas. (SOCHRA, 2015)

Se planteó un enfoque de cocaine-zero but without coca-zero, en el cual se permite producir un


cato por familia, que corresponde a 1600 m2 (40 × 40) y es regulado a través de los censos
realizados por el Estado, imágenes satelitales y la supervisión de sindicatos cocaleros.
(CASTRO & TRIANA, 2018)
Los pilares de este enfoque promovieron:

 Titulación de tierras para familias cultivadoras de coca;


 Registros biométricos de cultivadores de coca;
 Registro económico con la unidad de desarrollo económico y social del Estado;
 Creación de una base de datos para monitorear el cultivo de coca y las ventas legales;
 Proyectos para diversificar los cultivos; y,
 Empoderar a la comunidad para promover el autocontrol.

Por otro lado, en México, se presenta un intento de implementar un enfoque de reducción de


daños plasmado en su ley contra el narcomenudeo, en la cual se contemplan cambios como
penas alternativas para las personas que comprueben dependencia de las drogas, también un
enfoque de salud pública y la participación en este sistema de la rama judicial. Con esta norma,
se pretende que las entidades federativas se responsabilicen por el uso, la producción y el
consumo de drogas en pequeñas cantidades, ya que antes la responsabilidad recaía sobre la
federación; esta ley nace en la medida en que se diversifica el mercado de las drogas en México
y aumentan los delitos federales y contra la salud en general. (HERNÁNDEZ TINAJERO &
ZAMUDIO ANGLES, 2009)

A través de esta ley, se permite el consumo personal en dosis de “5 grams of cannabis, 2 grams
of opium, 0.5 grams of cocaine, 0.05 grams of heroin, 0.04 grams of methamphetamine and
0.015 milligrams of lsd, among others” (5 g de canabis, 2 g de opio, 0,5 g de cocaína, 0,05 g
de heroína, 0,04 g de mentafetamiena y 0,015 mg de lsd, entre otras) (SZABÓ DE
CARVHALO, 2013), lo que hace posible distinguir entre consumidores y traficantes,
identificar qué tipo de actor está involucrado en este mercado y así facultar a las autoridades
federativas recomendar sometimiento a tratamiento médico a las personas que consuman según
las cantidades establecidas (si vuelve a reincidir en el acto, las autoridades pueden obligar a la
persona a someterse a tratamiento médico). Si la persona consume en cantidades superiores o
es un traficante de este mercado, será penalizado con cárcel. En este sentido, existen sanciones
alternativas para los consumidores en estas cantidades, pero la actividad de consumo y el porte
superior al establecido, además del tráfico, la producción y la comercialización, continúan
siendo un delito.

Paralelamente, Colombia, desde 2012, se ha preocupado por basar sus políticas públicas en
evidencias científicas y en argumentar que el paradigma del prohibicionismo no ha sido
efectivo contra el narcotráfico, dado que no ha contribuido a la mejora de la salud de los
consumidores, no ha reducido efectivamente la producción y consumo, ha generado efectos no
deseables como la destrucción del tejido social, el aumento de la criminalidad y la violencia,
entre otras. Este cambio de paradigma se ha hecho más claro a través de las intervenciones de
la esfera nacional e internacional del presidente Juan Manuel Santos, donde, en sintonía con el
proceso de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, ha hecho un llamado a superar
la guerra y resaltar los objetivos del proceso de paz en torno al problema común de las drogas
como desmantelar las estructuras de la mafia del narcotráfico, promover un programa de
sustitución de cultivos y desarrollo alternativo y abordar el problema del consumo desde la
perspectiva de salud pública. Incluso, ha apoyado a los países que han legalizado el consumo
de la marihuana como Uruguay, si este verdaderamente significa un método eficiente para el
control de las drogas. (CEDEPDA MASMELA & TICKNER, 2017)
CONCLUSIONES:

 El uso de drogas ha sido un tema de creciente preocupación pública en muchos países


del mundo, y el paternalismo legal ha jugado un papel importante en el abordaje de este
problema. En algunos casos, el paternalismo legal puede verse como demasiado
restrictivo u opresivo; sin embargo, también hay evidencia de que puede ayudar a
reducir los daños relacionados con las drogas, proteger a las personas vulnerables de la
explotación o la coerción y brindar apoyo a quienes luchan contra la adicción. Es
necesario que el debate en torno al paternalismo legal y la autonomía en relación al
consumo de drogas versen en: ¿Cuáles son los beneficios potenciales? ¿Cuáles podrían
ser algunos de los inconvenientes? ¿Y cómo deberían los formuladores de políticas
abordar este tema complejo en el futuro?
 El paternalismo legal busca limitar las opciones de las personas en lo que respecta al
uso de drogas al proporcionar leyes y reglamentos diseñados para desalentar dicho
comportamiento. Este enfoque impone restricciones a ciertas actividades relacionadas
con las drogas al mismo tiempo que permite a las personas su derecho a la autonomía
y la elección. Debemos considerar estos temas a la luz de nuestra comprensión actual
del uso de drogas para sacar conclusiones sobre qué tipo de intervenciones
gubernamentales pueden servir mejor a las necesidades de la sociedad.
 A medida que los debates sobre la legalización, o al menos la despenalización, de varios
tipos de drogas recreativas se vuelven cada vez más prominentes a nivel mundial, es
cada vez más necesario que consideremos cómo los gobiernos deben manejar los
problemas de salud pública relacionados específicamente con el consumo de drogas.
Por un lado, tenemos argumentos a favor de una mayor autonomía personal respecto a
las decisiones sobre el consumo de drogas. Sin embargo, por otro lado, hay pruebas
significativas que sugieren que demasiada libertad podría conducirnos por un camino
peligroso si no se gestiona adecuadamente mediante leyes que busquen principalmente
fines de protección en lugar de castigos severos, es decir, a través de un sistema judicial
guiado por nociones de "ley paternalista".
BIBLIOGRAFÍA

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