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NRC: 2633
Es muy común que hoy en día se asocie a las drogas directamente con el crimen, o la idea
de que drogarse es mala, pero esto es producto de su prohibición. No tomamos en cuenta
todos sus beneficios y las catalogamos como un acto éticamente incorrecto, lo cual no sería
válido tomando en cuenta que el alcohol y el tabaco también son consideradas drogas, y
son legales, incluso aceptadas socialmente. Existen daños con los que se asocian dichas
drogas, como la adicción y disociación de los sentidos, mismas consecuencias que
provocan las drogas legales
La aceptación de las drogas ante la sociedad traería varios aspectos positivos, por ejemplo,
la fabricación de dichas sustancias de forma legal haría que estén al alcance de las
regulaciones en su fabricación y dosis de venta, ya que hoy en día no existe controles de
calidad y esto conduce a niveles de mortalidad altos a causa de sobredosis o
envenenamiento por el mal consumo de drogas.
El hecho que las drogas sean ilegales fomenta que existan una seria de campañas
apoyadas por el gobierno en donde se informa de manera errónea sobre el uso de las
drogas, además censuran a las personas que intentan hablar sobre este tema sin tabús,
esta es una mala idea de combatirlas; el mantener a la sociedad ignorante del tema, solo
hará que las personas corran riesgos en su consumo.
En una sociedad en donde las drogas son legales, el número de víctimas inocentes
producto del consumo y la venta de estupefacientes, se vería reducido substancialmente.
La actual política afecta directamente tanto a los consumidores de narcóticos como a
terceros, es así como gran cantidad de personas que nunca han consumido estas
sustancias, o que no están relacionadas con la actividad, se ven perjudicadas o incluso
pierden la vida debido a las “externalidades” de la guerra contra las drogas: violencia
urbana, abusos policiales, confiscación de propiedades, allanamientos equivocados, entre
muchos otros.
La prohibición atenta contra nuestro derecho de experimentar con nuestro propio cuerpo,
contra el derecho de libre desarrollo de la personalidad; hay personas que llevan a cabo
prácticas que son más riesgosas que el consumo de drogas y son legales, no hay una lógica
en esa prohibición, tampoco se legalizaría de manera inapropiada, la solución es poner
ciertas regulaciones a cada sustancia dependiendo sus características y su contexto para
transformar al consumo en una práctica segura y dejar de relacionarla con la violencia.
La legalización conducirá a que la sociedad aprenda a convivir con las drogas, tal y
como lo ha hecho con otras sustancias como el alcohol y el tabaco. El proceso de
aprendizaje social es sumamente valioso para poder disminuir e internalizar los
efectos negativos que se derivan del consumo y abuso de ciertas sustancias. Sin
embargo, políticas como las de la prohibición, al convertir a los consumidores en
criminales, desincentivan la aparición de comportamientos y actitudes sociales
necesarios para poder lidiar con los problemas de la adicción y el consumo
tempranero de dichas sustancias. (Cuellar, 2009, p.22)
Bibliografía
CUÉLLAR., F. H. (10 de Septiembre de 2009). Redaccion del tiempo. Obtenido de
https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-3615298