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Universidad Pedagógica Nacional

¨Francisco Morazán¨

Centro Universitario Regional Santa Rosa de Copán.

Filosofía.

II Periodo Académico, 2023.

Actividad:

Análisis de La democracia en 30 lecciones.

Estudiante:

Dulce María Tabora Madrid.

Número de Registro: 0401-2003-00684.

Licda. Sonyi Hassive Zelaya Maldonado.

Santa Rosa de Copán, 2023.


Lección 3

Realismo e idealismo.

El realismo político, influenciado por figuras como Nicolás Maquiavelo, aboga por
entender la democracia tal como es, sin idealizarla ni someterla a restricciones
morales. Maquiavelo destacó la autonomía de la política y cómo esta no siempre se
rige por la moral. Aunque observó un microcosmos político en los principados
renacentistas, su enfoque sigue siendo relevante en la comprensión de la política
contemporánea. El realismo reconoce que la política puede estar separada de los
ideales éticos y religiosos. Por otro lado, el racionalismo político se basa en la
construcción deductiva y conceptual de una sociedad "ideal" guiada por ideales
democráticos. Desde las utopías hasta la Ilustración, el racionalismo ha imaginado
sociedades guiadas por principios democráticos y aspiraciones ideales. Se resalta
que, sin ideales, la democracia puede carecer de fundamento. Esta perspectiva ha
llevado a la formación de democracias empírico-pragmáticas y
democracias de razón. El racionalismo político se basa en la construcción deductiva
de una sociedad "ideal", guiada por los principios y valores fundamentales de la
democracia. Desde las utopías hasta la Ilustración, esta perspectiva ha visualizado
sociedades basadas en la justicia, la igualdad y la participación ciudadana. El
racionalismo político enfatiza que los ideales son elementos fundamentales para
una democracia robusta, ya que proporcionan un marco moral y ético que orienta y
da significado a las acciones políticas. La contraposición entre estas perspectivas
se refleja claramente en las diferencias entre las democracias francesa y
anglosajona. La democracia francesa, influenciada por el racionalismo político, ha
adoptado principios abstractos como fundamento de su estructura política,
enfocándose en la construcción de una sociedad guiada por valores universales. En
contraste, la democracia anglosajona, influenciada por el realismo político, ha
priorizado la administración pragmática y ha evolucionado de manera continua a lo
largo del tiempo. La Revolución Inglesa, por ejemplo, buscó la restauración de los
"derechos primigenios" en lugar de un cambio radical, subrayando así la importancia
de la continuidad histórica y la evolución gradual. El contraste entre estos enfoques
se refleja en las democracias francesa y anglosajona. La democracia francesa se
ha caracterizado por la adopción de principios abstractos generales, mientras que
la democracia anglosajona ha priorizado la administración práctica y ha
evolucionado de manera más continua a través de la historia. La Revolución Inglesa
de 1688-1689 buscó restaurar los derechos primigenios del hombre inglés, mientras
que la Revolución Americana fue una secesión que afirmaba
derechos ya existentes. En conclusión, resalta la dicotomía entre el realismo político
y el racionalismo político en la comprensión de la democracia. Estas perspectivas
influyen en la evolución y desarrollo de diferentes tipos de democracias en la
historia. El contraste entre la democracia francesa y la anglosajona ilustra cómo
estas perspectivas moldean la concepción y la implementación de sistemas
democráticos. Mientras que el realismo político busca entender la democracia en su
realidad compleja, el racionalismo político la concibe idealmente y se esfuerza por
establecer principios abstractos.
Lección 8.

Democracia Vertical.

Democracia vertical", se explora la dimensión jerárquica de la política, donde existe


una estructura de mando y subordinación. La democracia es vista como un sistema
de gobierno en el que la toma de decisiones está sujeta a la regla mayoritaria. Sin
embargo, la noción de "mayoría" puede entenderse de dos maneras: como la regla
mayoritaria en la toma de decisiones o como el mayor número de individuos.
Democracia vertical" como un sistema de gobierno caracterizado por su estructura
jerárquica. Surge aquí la cuestión central que ha sido objeto de críticas constantes
a la democracia: ¿cómo es posible que el poder de la mayoría se convierta en el
poder de una minoría o minorías? Esta paradoja se debe en gran parte a las
diferentes interpretaciones del término "mayoría", ya sea como la regla mayoritaria
en la toma de decisiones o como el mayor número de individuos. En la paradoja de
cómo la mayoría se transforma en una minoría en el proceso democrático,
destacando la evolución histórica de las prácticas electorales y los desafíos
inherentes a la representación y participación ciudadana El proceso electoral se
divide en tres niveles: primero, las mayorías y minorías eligen a los candidatos;
segundo, los elegidos son una minoría respecto a sus electores; y tercero, estos
elegidos a su vez forman un gobierno que es nuevamente una minoría respecto al
Parlamento que los vota. Esta aparente contradicción se explica porque el proceso
democrático distribuye el poder de diversas formas entre mayorías y minorías,
adaptándose al principio mayoritario. Técnicas electorales provienen de las órdenes
religiosas medievales, que se vieron obligadas a elegir a sus superiores mediante
votos secretos. Antes del siglo XII, el poder electivo se basaba en la unanimidad,
pero con la influencia de Locke, el derecho de la mayoría se incorporó en un sistema
constitucional disciplinado y controlado. Una revelación interesante es el origen de
las técnicas electorales en las órdenes religiosas medievales. La necesidad de
elegir a sus superiores sin recurrir a la herencia o la fuerza llevó a la implementación
de votos secretos y reglas de voto mayoritarias. Esto subraya cómo las prácticas
democráticas evolucionaron a lo largo del tiempo y cómo los principios de elección
han sido moldeados por distintos contextos históricos. Asimismo, se aborda la idea
de la "tiranía de la mayoría", donde se temía que el principio mayoritario pudiera
convertirse en una opresión absoluta. No obstante, se señala que las mayorías
electorales son efímeras y diferentes de las mayorías concretas de pequeños
grupos. Implica una estructura jerárquica en la política, donde se aborda la paradoja
de cómo la mayoría se transforma en una minoría en el proceso democrático.
Lección 11.

Democracia Antigua y Moderna.

Se exploran las diferencias fundamentales entre la democracia antigua y la


moderna, destacando cómo evolucionaron con el tiempo. Aunque ambas comparten
el principio de legitimidad, su naturaleza y funcionamiento se distinguen claramente.
Mientras la antigua democracia implica un ejercicio directo del poder por parte de
los ciudadanos, la moderna se basa en un sistema de control y limitación del poder
a través de representantes. La idea de una democracia directa puede parecer más
auténtica y confiable a primera vista. No obstante, la realidad histórica revela que
las polis y los ayuntamientos medievales, fundamentos de la democracia antigua,
experimentaron una existencia efímera y tumultuosa. Contrario a la creencia común,
la democracia antigua no se refería a una "ciudad-Estado", sino más bien a una
"ciudad-comunidad", sin la estructura territorial de un Estado. El término "estado"
evolucionó a lo largo del tiempo, tomando su forma actual en el siglo XIX. La vida
política en la antigua Atenas se centraba en la polis, una "pequeña ciudad" que
funcionaba como comunidad. La participación directa de ciudadanos en asambleas
y consejos resultaba eficaz debido a la reducida población. Aunque efímera, esta
democracia horizontal generaba decisiones en base a aclamación, consejos y
magistraturas rotativas. Sin embargo, esta democracia carecía de extensión
territorial y, por ende, de la capacidad para crecer. La transición hacia un Estado
democrático, que preservara la democracia mientras crecía, llevó más de dos mil
años. Durante este período, el término "democracia" dejó de usarse y fue
reemplazado por "cosa pública" o "república", destacando la transformación hacia
nuevas formas políticas. En el siglo XIX, el término "democracia" resurge para
describir una realidad diferente: las democracias liberales modernas. Estas
democracias son representativas y están impregnadas de mediaciones, a diferencia
de la democracia antigua y su carácter directo. Mientras que la antigua democracia
generaba decisiones de suma cero, dividiendo entre vencedores y vencidos, la
moderna fomenta decisiones de suma positiva, permitiendo que todos obtengan
algo. Esta diferencia es crucial para comprender cómo las democracias modernas
promueven la inclusión y la cooperación, en contraste con la polarización de la
antigua democracia. La evolución de la democracia desde su forma antigua hasta
la moderna es una lección de adaptación y cambio. Aunque la esencia de
legitimidad persiste, las diferencias en la toma de decisiones, el papel de los
representantes y la inclusión de ciudadanos han transformado el significado y la
práctica de la democracia a lo largo de la historia.
Lección 12.

El pluralismo.

El concepto del pluralismo se originó cuando se reconoció que la disensión y la


diversidad de opiniones no son necesariamente perjudiciales. Aunque los conflictos
armados pueden llevar a la ruina de los Estados, existe un área intermedia de
diversidad que enriquece la convivencia sin poner en riesgo el orden social. Entre
1562 y 1648, debido a las devastadoras guerras de región, se valoró la diversidad
y el disenso, sentando las bases para la civilización liberal y las democracias
actuales. La democracia liberal se construye sobre la diversidad, mientras que
autocracias y dictaduras son monocromáticas. Aunque se asocia al protestantismo
y los puritanos con el pluralismo, su contribución es matizada. Aunque abogaban
por la libertad de conciencia y opinión, la negaban a otros, y eran intolerantes y
despreciativos hacia la democracia y la libertad. Los puritanos influenciaron los
valores que generaron la civilización liberal, pero en gran medida fue una
consecuencia imprevista. Aunque no hay "padres conocidos" del pluralismo, se
pueden identificar sus características distintivas. Primero, es una creencia de valor.
Segundo, implica tolerancia y se opone al dogmatismo y el fanatismo. Tercero, exige
la separación de Iglesia y Estado y la autonomía de la sociedad civil. El pluralismo
se ve amenazado por un Estado secularizado o politizado. Esta visión del mundo
lleva al liberalismo y, posteriormente, a la democracia liberal. Aunque el islam y
algunas regiones como África rechazan esta visión, eso no invalida su importancia.
El pluralismo surgió de la valoración de la diversidad, su conexión con el
protestantismo, su relación compleja con los puritanos y su papel en la formación
de la democracia liberal, mientras reconoce su limitada aceptación global. El
pluralismo, surgido de la apreciación de la diversidad de opiniones, es esencial para
la democracia liberal. Aunque los conflictos armados son perjudiciales, la diversidad
enriquece la convivencia sin amenazar el orden social. Entre 1562 y 1648, las
guerras regionales llevaron a valorar la diversidad y el disenso, cimentando la
civilización liberal y las democracias actuales. Los puritanos, aunque influyentes,
eran intolerantes y su contribución fue en gran medida no intencional. Aunque no
hay "padres conocidos" del pluralismo, sus características incluyen ser una creencia
de valor, requerir tolerancia y separar Iglesia y Estado. El pluralismo se opone al
dogmatismo y el fanatismo, conduciendo al liberalismo y la democracia.
Lección 14.

Igualdad.

Igualdad es uno de los pilares fundamentales en la reflexión filosófica y política. A


lo largo de la historia, grandes pensadores como Albert Einstein y Aristóteles han
abordado esta noción compleja desde diversas perspectivas. En la lección 14, se
explora la dualidad inherente a la igualdad, que se manifiesta tanto como "identidad"
y "justicia". La igualdad, como identidad, se refiere a la idea de que las cosas iguales
son, en esencia, las mismas cosas. Esta concepción se vincula con la noción de
justicia, como lo afirmó Aristóteles al declarar que "injusticia es desigualdad, justicia
es igualdad". Sin embargo, Aristóteles también distingue entre dos tipos de
igualdad: la aritmética y la proporcional. La igualdad aritmética se basa en
proporcionar lo mismo para todos, como en el caso de suministrar zapatos del
mismo número para todos. Por otro lado, la igualdad proporcional considera lo
distinto para los distintos, lo que lleva a la idea de impuestos iguales para los iguales,
pero desiguales para los desiguales. Esta distinción entre igualdad aritmética y
proporcional se refleja en diversos ámbitos de la sociedad, desde la igualdad política
y social hasta la económica radical. En la sociedad actual, la "igualdad de
oportunidades" emerge como un concepto crucial, y presenta dos enfoques
contrastantes. Por un lado, se busca igualar las oportunidades a través del
reconocimiento de méritos y capacidades individuales, promoviendo así una
meritocracia. Por otro lado, se aboga por igualar las condiciones iniciales,
eliminando obstáculos y creando puntos de partida equitativos En el contexto
histórico de la Revolución Francesa, la relación entre libertad y pan se convierte en
un tema central. Aunque la libertad política puede no proporcionar directamente
alimento, permite reclamarlo y desempeña un papel esencial en la dignidad
humana. Sin embargo, la falta de libertad tampoco garantiza pan, y renunciar a la
libertad en busca de necesidades básicas es un acto de imprudencia. También
destaca cómo el término "marxismo real" sufrió malentendidos y aplicaciones
erróneas. El comunismo, como producto de la Revolución Industrial, enfrentó duras
críticas debido a las condiciones sociales y económicas de la época. El concepto de
liberalismo también se vio afectado negativamente, ya que se asoció con el
liberalismo económico y la explotación del proletariado. Sin embargo, se argumenta
que el liberalismo político es distinto y se centra en la libertad individual y los
derechos constitucionales. Se argumenta que la noción de liberalismo sufrió debido
a la coincidencia con la revolución industrial y la confusión entre liberalismo político
y económico. Además, su adopción tardía en algunos países contribuyó a la falta
de comprensión histórica en la actualidad, especialmente en Estados Unidos, donde
se percibió más como una república y una democracia que como un sistema liberal.
La dualidad de igualdad aritmética y proporcional se manifiesta en diversas esferas,
incluida la igualdad de oportunidades en la sociedad contemporánea. Las
conexiones entre libertad y necesidades básicas, así como los malentendidos en
torno a los términos "marxismo real" y "liberalismo".
Lección 16.

Socialismo.

El análisis histórico y conceptual propuesto por Guido De Ruggiero en "Historia del


Liberalismo Europeo" revela la presencia latente de tres revoluciones distintas
durante la Revolución Francesa: la liberal, la democrática y la socialista. De manera
acertada, De Ruggiero señala que solo la revolución liberal había madurado en ese
momento. A medida que exploramos los términos "liberalismo" y "socialismo" a lo
largo de los últimos dos siglos, notamos un contraste en su desarrollo y difusión. El
término "liberalismo" tuvo una gestación gradual, siendo primero la realidad y luego
la palabra que la describía. En cambio, el "socialismo" experimentó una evolución
inversa, donde la palabra precedió a la consolidación del concepto. Marx, en su
"Manifiesto Comunista" de 1848, proclamaba la existencia de un "fantasma del
comunismo" que recorría Europa. Aunque Marx sentó las bases doctrinales del
socialismo, el término "comunismo" no se materializó en un partido hasta
el período de Lenin. La relación entre socialismo y marxismo también evolucionó. A
lo largo de las décadas siguientes, la socialdemocracia se consolidó como un
partido revolucionario y un vehículo de transición hacia el comunismo, mientras que
Lenin fundó el Partido Comunista Ruso en 1918, marcando una separación con el
leninismo-estalinismo. Tocqueville distinguió entre democracia liberal y socialismo
en 1848, atribuyendo a la democracia la búsqueda de igualdad en libertad, mientras
que el socialismo buscaba igualdad en circunstancias de escasez y servidumbre.
En este contexto, el liberalismo y el socialismo emergen como fuerzas
contrapuestas, redefiniendo los debates políticos y filosóficos del período. Revela
las complejas interacciones entre el liberalismo y el socialismo a lo largo de la
historia europea, marcadas por la evolución conceptual, la competencia entre las
corrientes políticas y la reconfiguración de la lucha política. Las distintas fases de
desarrollo y las tensiones ideológicas entre igualdad y libertad han moldeado la
historia política y social de Europa durante casi un siglo desde 1848. El período
posterior a 1848 no solo fue testigo de una profunda reconfiguración política y
filosófica en Europa, sino que también marcó el surgimiento de movimientos
intelectuales y sociales que trascendieron las fronteras nacionales y dieron forma a
la conciencia global. El análisis de De Ruggiero sobre el liberalismo y el socialismo
ofrece una ventana a este contexto internacional en constante evolución. La
Revolución Industrial, que estaba en pleno apogeo, ejerció una influencia
considerable en la dinámica entre el liberalismo y el socialismo. El rápido cambio
económico y tecnológico generó desigualdades significativas, lo que suscitó un
cuestionamiento fundamental sobre la distribución de la riqueza y el poder en la
sociedad. Tanto el liberalismo como el socialismo ofrecieron respuestas a estas
tensiones, aunque desde perspectivas divergentes. El liberalismo, con su énfasis
en los derechos individuales y el mercado libre, prometía una vía hacia la
prosperidad y la autonomía personal. Sin embargo, el socialismo surgió como una
alternativa contundente, argumentando que la acumulación de capital en manos de
unos pocos socavaba los cimientos de la igualdad y la justicia. Esta lucha ideológica
trascendió las fronteras geográficas, inspirando a intelectuales y activistas en
diferentes países a buscar soluciones a problemas compartidos.
Lección 17.

Marx y el mercado.

Se aborda la relación entre el sistema económico y político, destacando la diferencia


entre la democracia como sistema político y el mercado como sistema económico.
Se resalta que, aunque están interconectados, no son lo mismo. El mercado se
presenta como un mecanismo que determina costos y precios, y se describe como
un "orden espontáneo" según la perspectiva de Friedrich von Hayek. Se explora la
contradicción de la percepción del mercado, ya que a pesar de su papel crucial en
la determinación de precios y en la simplificación de la información, también se le
atribuye crueldad debido a su énfasis en el éxito del más capaz y su marginación
de aquellos menos idóneos. Se argumenta que esta crueldad es más una
característica social y colectiva del mercado que una manifestación del
individualismo posesivo. La confusión entre el mercado y el capitalismo se aborda
como un error común. Se enfatiza que el mercado es un orden espontáneo que no
fue concebido por los capitalistas, y se discute cómo el capitalista privado forma
parte del mercado y se beneficia de sus leyes, pero también puede sufrir pérdidas
debido a ellas. Se destaca que el mercado beneficia a todos los consumidores al
regir los precios. se adentra en la teoría del valor-trabajo de Marx, que sostiene que
el valor de un bien es el trabajo incorporado en él. Esta teoría al señalar ejemplos
como la variación en el tiempo requerido para fabricar un reloj. La perspectiva de
Marx es contrastada con la del mercado, describiendo a Marx como un individualista
que protege el costo del trabajo de cada individuo, mientras que el mercado se
presenta como colectivista al sacrificar al individuo en aras del interés colectivo,
explora la relación compleja entre el mercado, el capitalismo y las perspectivas de
Marx. Se destaca cómo el mercado actúa como un mecanismo de determinación de
precios y simplificación de información, pero también cómo su énfasis en el éxito
individual puede generar críticas. La confusión entre mercado y capitalismo es
abordada, y se discute la teoría del valor-trabajo de Marx y su comparación con la
perspectiva del mercado.
Lección 19.

Revolución.

El término "revolución" tiene sus raíces en el pasado, donde su significado original


se refería a conceptos astronómicos, como la revolución de los astros. Sin embargo,
su evolución semántica a lo largo del tiempo ha llevado a una comprensión mucho
más profunda y abarcadora. La transición de un término astronómico a uno que
define eventos históricos de gran impacto es una fascinante manifestación del poder
de las palabras y su capacidad para transformarse junto con la sociedad. La
Revolución, tal como la conocemos hoy, comenzó a tomar forma con
acontecimientos notables en la historia. En el siglo XVII, Oliver Cromwell
desencadenó un cambio significativo en Inglaterra al derrocar un soberano y
establecer una república. Aunque esta transformación comparte similitudes con lo
que más tarde caracterizaría a las revoluciones, curiosamente, el término en sí no
se aplicó a este evento. Fue solo con la Revolución francesa que el concepto de
"revolución" realmente cobró vida y adquirió un nuevo significado. A partir de
entonces, el término se convirtió en sinónimo de sublevación transformadora. Ya no
se trataba simplemente de rebelarse contra el poder establecido, sino de perseguir
un cambio fundamental en el sistema político, económico y social. Las revoluciones,
en su verdadera esencia, surgieron como movimientos con ideales poderosos y
proyectos cuidadosamente concebidos que buscaban redefinir las estructuras
mismas de la sociedad. La Revolución americana, aunque indiscutiblemente un
evento importante en la historia, se distingue por su naturaleza más limitada en
términos de transformación. Los colonos de Nueva Inglaterra buscaron
principalmente obtener derechos y libertades similares a los de los británicos en
lugar de una reestructuración radical del sistema existente. Por lo tanto, aunque un
punto de inflexión significativo, no cumple completamente con la definición de
"revolución" en su forma moderna. Un giro sorprendente en esta narrativa se
presenta con la Revolución rusa de octubre, liderada por Lenin. Si bien esta
revolución a menudo se considera un evento revolucionario por excelencia, el
análisis cuidadoso revela que podría ser más apropiado llamarla un golpe de
Estado. La verdadera revolución, argumenta la perspectiva, tuvo lugar en el mes de
febrero anterior, cuando se produjo un cambio profundo en el poder y la estructura
del gobierno ruso. El período posterior a la Revolución de octubre proporciona una
visión intrigante de cómo los términos pueden distorsionarse con el tiempo. Aunque
se implementaron transformaciones radicales bajo el liderazgo soviético, estas no
surgieron de una sublevación desde abajo, sino más bien de una élite dictatorial que
impuso cambios desde arriba. Esto plantea preguntas provocadoras sobre la
naturaleza de las revoluciones y cómo pueden interpretarse a la luz de las
circunstancias específicas de cada evento. La sorprendente distinción entre las
revoluciones verdaderas y otros tipos de cambios políticos también nos lleva a
reflexionar sobre cómo los términos históricos pueden estar sujetos a
interpretaciones cambiantes y a la influencia de contextos específicos. La
Revolución rusa de octubre, a pesar de sus importantes consecuencias, podría ser
vista de manera diferente cuando se examina desde esta nueva perspectiva. Esta
reconsideración no solo desafía nuestras percepciones sobre eventos históricos
pasados, sino que también arroja luz sobre la complejidad inherente de los términos
y categorías que utilizamos para comprender el mundo. La transformación de
"revolución" en una palabra de significado tan profundo y trascendental resalta la
capacidad del lenguaje para encapsular conceptos complejos y dinámicos. A través
de las revoluciones, vemos cómo las palabras pueden no solo describir cambios
históricos, sino también dar forma a nuestra comprensión de ellos. El uso y
evolución de términos específicos tienen el poder de influir en cómo interpretamos
y evaluamos el pasado, lo que a su vez puede informar nuestras acciones y
decisiones en el presente.
Lección 20.

Derecha e Izquierda.

En el constante balanceo de las ideologías, un aspecto que ha perdurado a lo largo


del tiempo es el uso de los términos "derecha" e "izquierda". Aunque las corrientes
ideológicas han ido y venido, estas palabras han mantenido su vigencia,
resurgiendo especialmente durante la revolución estudiantil de 1968. En aquel
entonces, se llegó incluso a imaginar una matemática de izquierdas y una forma
alternativa (de izquierdas) de fabricar automóviles, entre otras visiones. Sin
embargo, muchas de estas ideas cayeron en desuso rápidamente. Aunque resulta
complicado explicar y justificar en teoría por qué ciertos conceptos se adscriben a
la "izquierda", algunos han sido enmarcados de esta manera. ¿Por qué la "araboilia"
es considerada de izquierdas? Es un enigma. ¿Por qué el pacifismo hoy se
relaciona con la izquierda (a pesar de no serlo bajo la perspectiva de Marx)? Estos
dilemas teóricos persisten. No obstante, en la práctica, hasta la caída del muro de
Berlín, la definición de "izquierda" y "derecha" estaba clara: lo que coincidía con la
política soviética se tildaba de "izquierda", mientras que lo que ocurría en el mundo
capitalista se asociaba con la "derecha”. Desde entonces, la izquierda ha enfrentado
dificultades para definirse en términos claros, dando giros inesperados. A pesar de
los intentos de algunos intelectuales por declarar obsoletos estos términos,
continúan ejerciendo su influencia en la política de masas como brújulas que
orientan e identifican. Así, las etiquetas "izquierda" y "derecha" siguen vigentes,
anclándonos a una referencia. La caída de la Unión Soviética ha impulsado la
búsqueda de un significado más profundo para la "izquierda". ¿Qué representa en
la actualidad? Mi tesis sugiere que la "izquierda" aboga por la ética y rechaza la
injusticia. En su esencia, es altruismo y hacer el bien a los demás, mientras que la
"derecha" se enfoca en el bien propio y el egoísmo. Sin embargo, nuestras
intenciones conllevan "consecuencias imprevistas". La "heterogénesis de los fines"
y la "astucia de la razón", según Hegel, exceden nuestras intenciones. El egoísmo
puede generar bienestar colectivo y el altruismo puede desencadenar daños. Esto
es ilustrado por Adam Smith con su teoría de la "mano invisible" del mercado.
Inicialmente, la izquierda se presenta con credenciales virtuosas y la búsqueda del
bien común, mientras que la derecha carece de esta moralidad y se concentra en
sus propios asuntos. Sin embargo, esta distinción es ambivalente. Al no apelar a
moralidad alguna, la "derecha" evita una crisis moral. Por otro lado, quien se jacta
de moralidad, suele caer en inmoralidad. Las credenciales éticas de la izquierda
pueden ser su vulnerabilidad. Robespierre encarnaba una virtud en la que creía,
pero sus sucesores practican una virtud en la que apenas creen y aún menos
ejercen. En la actualidad, la izquierda mantiene su autenticidad moral para quienes
creen en ella y sus activistas de base, pero en su mayoría, en sus círculos más
elevados, es hipócrita desde el punto de vista moral. El desvanecimiento del
marxismo, que alguna vez fue su anclaje, podría generar nostalgia por una izquierda
que ya no está. Aunque el marxismo puede haber estado equivocado, al menos
proporcionaba una base doctrinaria respetable. Enfrentar el marxismo generaba
debate, mientras que confrontar la nada o la hipocresía es un desafío más complejo.
Lección 25.

Multiculturalismo no es Pluralismo.

En la actualidad, existe una creencia extendida de que el multiculturalismo es una


evolución natural del pluralismo, una extensión de sus principios. Sin embargo, esta
perspectiva pasa por alto una distinción crucial entre ambas concepciones. En este
análisis, exploraremos cómo el multiculturalismo difiere del pluralismo y cómo su
enfoque en la diversidad puede tener efectos opuestos a los del pluralismo en la
cohesión social. El pluralismo, como principio, encuentra sus raíces en la tolerancia,
un valor que se basa en tres pilares fundamentales. En primer lugar, el rechazo de
dogmas y verdades únicas que limiten el debate y la libre expresión de ideas. Cada
opinión debe estar respaldada por argumentos sólidos y razonamientos. En
segundo lugar, el principio del "harm", que significa evitar causar daño a los demás.
La tolerancia implica respetar los límites de la libertad de uno para no perjudicar a
los demás, y viceversa. Por último, la reciprocidad, un criterio que establece que
para mantener una relación de tolerancia, ambas partes deben estar dispuestas a
ceder y respetar los límites de los demás. De esta manera, el pluralismo no solo
rechaza la imposición de dogmas, sino también el poder monocrático y uniformante.
La antigua ciudad temía la discordia y promovía la conformidad. En contraste, la
ciudad moderna valora el disenso, y este disenso se convierte en un elemento que
enriquece la sociedad. El pluralismo fomenta una "buena ciudad" basada en la
diversidad que, en lugar de desintegrar, busca la integración de diferentes
perspectivas en un tejido social enriquecido. Sin embargo, el multiculturalismo toma
un rumbo diferente al abordar la diversidad. El multiculturalismo, en lugar de buscar
una integración armoniosa de la diversidad, tiende a promover la separación y la
identidad individualizada de los grupos. En muchos casos, incluso puede contribuir
a la creación artificial de identidades separadas. Como resultado, se forman
compartimentos estancos y, en ocasiones, hostiles, en una sociedad donde los
grupos se identifican fuertemente con su propia identidad y carecen tanto del deseo
como de la capacidad de integrarse plenamente con los demás. En esencia, el
multiculturalismo no evoluciona del pluralismo, sino que lo socava y desintegra. El
multiculturalismo y el pluralismo presentan enfoques contrastantes hacia la
diversidad y la integración en una sociedad. Mientras que el pluralismo se basa en
la tolerancia, el rechazo de dogmas y la reciprocidad para promover una convivencia
enriquecedora, el multiculturalismo tiende a fomentar la separación de identidades
y puede generar compartimentos sociales fragmentados. Comprender estas
diferencias nos permite apreciar las complejidades y desafíos de crear sociedades
verdaderamente diversas y cohesionadas.
Lección 26.

Democracia y Desarrollo.

La relación entre democracia y desarrollo económico es compleja. Aunque la teoría


economicista postula que el bienestar conduce a la democracia, esta conexión no
es tan directa como se plantea. Existen ejemplos, como Singapur, Taiwán, Corea
del Sur y China, donde una economía de mercado ha prosperado antes o sin
democracia. La democracia puede generar bienestar, pero también puede dar lugar
a un consumo excesivo en relación con la producción, como se ha visto en algunas
regiones de Latinoamérica. Las "democracias en déficit" son frecuentes debido a
este desequilibrio. El desarrollo y la democracia se entrelazan en el contexto actual
de globalización y "desarrollismo", donde la búsqueda de un crecimiento acelerado
y sin restricciones se convierte en una prioridad. Sin embargo, este enfoque puede
resultar problemático en un planeta superpoblado y con recursos limitados, como el
nuestro. Se cuestiona la sostenibilidad de este desarrollo voraz, ya que agota
recursos más rápido de lo que puede reponerlos. Aunque algunos economistas
confían en que el mercado resolverá los problemas del desarrollo ilimitado y el
crecimiento desmesurado, la realidad sugiere lo contrario. El desafío de la
sostenibilidad requiere una consideración más profunda y consciente, matizada de
lo .ya que el mercado no puede abordar todos los aspectos de esta situación. La
relación entre democracia y desarrollo económico es más matizada de lo que se
plantea inicialmente. La dinámica actual de desarrollo rápido y desenfrenado
plantea desafíos significativos en un mundo limitado en recursos y capacidad
de recuperación. Es fundamental cuestionar si la búsqueda obsesiva del desarrollo
a toda costa realmente beneficia a las sociedades en el largo plazo. Si bien el
desarrollo económico puede brindar mejoras inmediatas en la calidad de vida, es
crucial considerar si este enfoque está comprometiendo la capacidad de las futuras
generaciones para satisfacer sus necesidades. La falta de sostenibilidad en la
explotación de recursos naturales y el aumento constante del consumo podrían
llevar a consecuencias irreversibles para el medio ambiente y la estabilidad de la
economía global. El papel del Estado también se vuelve fundamental en esta
discusión. Ante el torbellino del "desarrollismo", los Estados enfrentan el desafío de
equilibrar la búsqueda de crecimiento económico con la responsabilidad de
salvaguardar los recursos y el bienestar a largo plazo. La regulación y la
planificación adecuadas son esenciales para evitar la sobreexplotación y asegurar
una distribución equitativa de los beneficios del desarrollo.
Lección 27.

Los límites del mercado.

La cuestión de los límites inherentes al mercado y cómo estos afectan a la


sostenibilidad y al bienestar de nuestra sociedad. Es importante comprender que
aunque el mercado desempeña un papel crucial en la economía, no puede abordar
adecuadamente todos los desafíos que enfrentamos, lo que exige una evaluación
más amplia y considerada. En primer lugar, se destaca la discrepancia entre el
mercado y el sistema económico en su conjunto. A menudo, el mercado no toma en
cuenta ciertos elementos esenciales, como los "bienes colectivos", aquellos que
benefician a todos pero que no se pagan directamente. Esto incluye servicios como
la policía, la seguridad y las carreteras, que son financiados a través de impuestos
y no se reflejan en las transacciones de mercado. Además, ejemplos más complejos
como los beneficios de los árboles en un bosque o la importancia del agua
subterránea son pasados por alto por el mercado, lo que lleva a una subestimación
de su valor real. Otro concepto crucial es el de las "externalidades", los efectos
secundarios no considerados por el mercado. La contaminación del agua o la
emisión de gases de efecto invernadero tienen impactos significativos en el medio
ambiente y la salud, pero el mercado no refleja estos costos. A pesar de los daños
colosales que pueden resultar, los economistas a menudo no abordan estas
cuestiones de manera oportuna ni completa. Un aspecto destacado es la visión
miope del mercado, que se enfoca en resultados a corto plazo y no anticipa
problemas a largo plazo. Esta falta de previsión es evidente en la planificación para
la escasez de petróleo. Aunque algunos economistas creen que el mercado se
ajustará a medida que los precios suban y se busquen alternativas, se subestima el
tiempo y los recursos necesarios para hacer la transición a biocombustibles de
manera efectiva. Además, el análisis señala cómo el mercado no considera los
límites de recursos naturales, como la tierra disponible para cultivos de
biocombustibles versus cultivos alimentarios. El crecimiento demográfico
descontrolado también se presenta como un desafío crítico, ya que puede llevar a
la degradación del clima y la escasez de agua, impactando severamente en la vida
de millones de personas. Una cuestión de preocupación es la amenaza que estos
desafíos presentan para la democracia. Aunque el sistema de mercado ha
promovido la democracia, su impulso desenfrenado podría llevar a un cataclismo
ambiental y social que ponga en peligro los valores democráticos que defendemos.
Es esencial que los economistas y líderes reconozcan estas limitaciones y trabajen
en conjunto para desarrollar soluciones sostenibles y a largo plazo que aborden los
desafíos ambientales y sociales que enfrentamos en el siglo XXI. Si no actuamos
con prontitud y consideración, podríamos encontrarnos enfrentando consecuencias
devastadoras para nuestra sociedad y nuestro planeta.

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