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El origen del conocimiento

El racionalismo
(Del latín, ratio, razón) es una corriente filosófica que se desarrolló en Europa continental
durante los siglos XVII y XVIII, formulada por René Descartes, que se complementa con el
criticismo de Immanuel Kant, y que es el sistema de pensamiento que acentúa el papel de
la razón en la adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo, que resalta el
papel de la experiencia sobre todo el sentido de la percepción.
El racionalismo sostiene que la fuente de conocimiento es la razón y rechaza la idea de los
sentidos, ya que nos pueden engañar; defiende las ciencias exactas, en concreto las
matemáticas y dice que posee contenidos innatos, es decir, ya nacemos con conocimientos,
solo tenemos que "acordarnos" de ellos. Usa el método deductivo como principal
herramienta para llegar al verdadero conocimiento.
El racionalismo epistemológico ha sido aplicado a otros campos de la investigación
filosófica. El racionalismo en ética es la afirmación de que ciertas ideas morales primarias
son innatas en la especie humana y que tales principios morales son evidentes en sí a la
facultad racional.
Empirismo
Proviene del término griego textualmente, experiencia), la translación latina es
experiencia, de la que se deriva la palabra experiencia. También se deriva del término
griego y romano de empírico, refiriéndose a médicos que consiguen sus habilidades de la
experiencia práctica, oponiéndose a la instrucción en la teoría.
En filosofía, el empirismo es una teoría del conocimiento, la cual enfatiza el papel de la
experiencia, especialmente la percepción sensorial, en la formación de ideas. Con
empirismo señalamos la importancia del conocimiento que se basa en la experiencia para
validarse como tal, que significa que la experiencia es la base de todos los conocimientos.
El origen del conocimiento es la experiencia, entendiendo por ella la percepción de los
objetos sensibles externos (las cosas) y las operaciones internas de la mente (emociones,
sensaciones, etc.) Así pues, para los empiristas, el único criterio de verdad es la
experiencia sensible.
Si todo conocimiento ha de provenir de la experiencia esto supone que habrá de ser
adquirido. La mente no posee contenido alguno (ideas innatas), sino que es como una "tabla
rasa”, un receptáculo vacío que debe "llenarse" a partir de la experiencia y el aprendizaje.
Esta postura es radicalmente opuesta a la de los racionalistas, para los que la Razón,
utilizando un método adecuado, no tiene límites y podría llegar a conocerlo todo.
Los empiristas restringen la capacidad de la mente humana: la experiencia es su límite, y
más allá de ella no es lícito ir si no queremos caer en el error, atribuyéndole a todo lo que
no ha sido "experimentado" una realidad y existencia objetiva.
Los empiristas aceptarán el postulado nominalista de que los conceptos universales no
hacen referencia a ninguna realidad en sí (objetiva), sino que son meros nombres que
designan a un conjunto de ideas particulares o "percepciones" simples que se encuentran
vinculadas entre sí. Cualquier idea compleja ha de ser explicada por combinación y mezcla
de ideas simples. Los universales o conceptos generales son sólo designaciones de estas
combinaciones más o menos "estables" de ideas simples.
Conocemos las cosas y sus cualidades físicas pero las cualidades morales o estéticas no
pueden percibirse, no tienen valor cognoscitivo, sino que la guía para la vida humana es el
sentimiento.
El Intelectualismo
Es una corriente epistemológica que sostiene que la base del conocimiento la forman
conjuntamente la experiencia y el pensamiento, el intelectualismo sostiene que hay juicios
lógicamente necesarios y universalmente válidos no sólo sobre objetos ideales sino también
sobre los objetos reales, derivados de la experiencia.
De igual manera se denomina intelectualismo a la postura de quienes dan al intelecto
preeminencia frente a lo afectivo y frente a lo volitivo. Por extensión, a cualquier
exageración del papel del intelecto. También se aplica en el ámbito ético en quienes
defienden que basta con conocer el bien para realizarlo, y que el mal se produce a causa de
la ignorancia, posición conocida como intelectualismo socrático. El intelectualismo moral
socrático identifica la virtud con el conocimiento. La experiencia moral se basa en el
conocimiento del bien, solo si se conoce lo que es bueno y justo se hace lo que es bueno y
justo. El conocimiento al que se refiere en la ética socrática no es un saber teórico, sino
práctico acerca de lo mejor y lo más adecuado para cada circunstancia.
El intelectualismo se basa en el supuesto de que la realidad es racional o inteligible y, por lo
tanto, susceptible de conocimiento racional, sea ésta exhaustiva o no.
El apriorismo 
Es la tendencia a razonar por hipótesis sin considerar los hechos reales, ni tener
conocimiento adecuado del asunto, bajo influencias tendenciosas y basado en preconceptos.
Todo conocimiento comienza con la experiencia. No todo el conocimiento procede de la
experiencia.
El conocimiento es una composición de lo que recibimos de la experiencia y lo que
producimos espontáneamente al recibir las impresiones sensoriales.
En la historia de la Filosofía existe también un segundo esfuerzo de intermediación entre el
racionalismo y el empirismo: el apriorismo. El cual también considera que la razón y la
experiencia son la causa del conocimiento. Pero se diferencia del intelectualismo porque
establece una relación entre la razón y la experiencia, en una dirección diametralmente
opuesta a la de éste. En la tendencia de apriorismo, se sostiene que nuestro conocimiento
posee algunos elementos a priori que son independientes de la experiencia. Esta afirmación
también pertenece al racionalismo. Si relacionáramos el intelectualismo y el apriorismo con
los dos extremos contrarios entre los cuales pretenden mediar, inmediatamente
descubriríamos que el intelectualismo tiene afinidad con el empirismo, mientras que el
apriorismo, se acerca al racionalismo. El intelectualismo forma sus conceptos de la
experiencia; el apriorismo rechaza tal conclusión y establece que el factor cognoscitivo
procede de la razón y no de la experiencia”
Representantes: Kant.

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