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Encabezado: Conducta Antisocial

Factores psicosociales asociados a la predicción de la conducta antisocial en adolescentes

L.J Ovallos-Parales & P.H Rojas-Hoyos

Universidad Cooperativa de Colombia

Facultad de Ciencias Humanas y Sociales

Arauca

2019
Conducta Antisocial

Nota de las autoras

Trabajo presentado para cumplir los requerimientos del diplomado de modalidad de grado en

Profundización en Psicología Jurídica y Forense, periodo 1920, asesorado por W.G.B. Flórez-

Moreno y L.M. Lozano-Sánchez, Facultad de Psicología, Universidad Cooperativa de Colombia

sede Arauca.

RESUMEN

En este abordaje teórico se buscó describir los factores psicosociales como predictores de la

conducta antisocial en el adolescente y su asociación con la conducta delictiva futura. Para ello se

revisaron antecedentes investigativos que demostraron cómo la conducta antisocial se presenta

con frecuencia en el inicio de la adolescencia, con más incidencia en la población masculina y

con mayores posibilidades de presencia del delito en la edad adulta. Para intentar explicar la

aparición de la conducta antisocial desde un modelo conductual, se presenta la Teoría de

Sensibilidad al Refuerzo (SRT), que conceptualiza los sistemas básicos de enfoque y evitación.

Así mismo, y derivado del SRT, se expone el Sistema de Enfoque Conductual (BAS), que explica

la conducta antisocial desde las actuaciones motivadas para alcanzar objetivos. Dentro de un

enfoque contextual y basado en la concordancia de la información de los diversos autores, se

presenta la desventaja económica y pobreza, la calidad parental y los estilos de crianza como

factores altamente influyentes en el desarrollo de la conducta antisocial.

Palabras clave: conducta antisocial, adolescencia, delito, SRT, BAS, pobreza, impulsividad.
Conducta Antisocial

ABSTRACT

This theoretical approach sought to describe psychosocial factors as predictors of antisocial

behavior in adolescents and their association with future criminal behavior. For this, a research

background is reviewed that demonstrated how antisocial behavior occurs more frequent at the

beginning of adolescence, with more incidence in the male population and with greater

possibilities of presence of crime in adulthood. To try to explain the appearance of antisocial

behavior from a behavioral model, the Reinforcement Sensitivity Theory (RST) is presented,

which conceptualize the basic systems of focus and avoidance. Likewise, and derived from the

RST, the Behavioral Approach System (BAS) is exposed, which explains the antisocial behavior

from the motivated actions to achieve objectives. Within a contextual approach, and based on the

agreement of the information of the various authors, the economic disadvantage and poverty,

parental quality and parenting styles are presented as highly influential factors in the development

of antisocial behavior.

Key words: Antisocial behavior, adolescence, crime, SRT, BAS, poverty, impulsiveness.
1

Introducción

La adolescencia es una etapa del ciclo vital con una presentación de cambios que

conllevan al incremento de comportamientos, específicamente aquellos relacionados con la

conducta antisocial (CA). La comunidad científica ha dedicado sus esfuerzos en investigaciones

sobre el comportamiento antisocial para intentar explicar desde diferentes enfoques los posibles

antecedentes biológicos, psicológicos y los factores contextuales que puedan predecir su

aparición. Estas investigaciones tienen un mayor interés si se tienen presentes los índices de

prevalencia de la conducta delictiva precedida por el comportamiento antisocial, que, según los

estudios presentados en esta revisión literaria, tienen una mayor probabilidad de formar parte del

repertorio conductual del adulto.

La presente exploración teórica contiene la descripción de los factores psicosociales

relacionados con la conducta antisocial, desde lo psicológico, donde se incluye la Teoría de

Sensibilidad al Refuerzo (SRT) como posible explicación de la CA, que sugiere la emoción, la

motivación y el aprendizaje como factores estimulantes de la conducta, incluyendo en la misma

teoría el Sistema de Enfoque Conductual (BAS), que explica el CA como un comportamiento de

aproximación motora que se manifiesta en impulsividad, hasta lo contextual, donde se abordan

las desventajas económicas, las pautas de crianza y las interacciones con el grupo de iguales

como posibles predictores de la C.A.

De esta forma y con la finalidad de conocer los factores que puedan predecir la conducta

antisocial, se indagó la presencia de este comportamiento en adolescentes, incorporando la

correlación con las variables de género y edad para el ofrecimiento de una revisión mucho más

completa.
Conducta Antisocial

Planteamiento del problema

La adolescencia es una etapa en la que el individuo atraviesa una transformación continua,

relativa a los cambios biológicos, físicos, emocionales y sociales (Uribe-Rodríguez, Sanabria,

Orcasita & Castellanos-Barreto, 2016). En este periodo de cambios en el adolescente, surgen

también problemáticas relacionadas con el comportamiento, donde en muchos de los casos son de

tipo antisocial, tales como hacer trampa en un examen o hurtar medios de transporte, que se

presentan en edades tempranas y que con el paso del tiempo pueden trascender a

comportamientos delictivos (Gaeta & Galvanovskis 2011; Uribe-Rodríguez et al, 2016). Cuando

se instauran los comportamientos delictivos, esta problemática se configura como una alerta a la

población mundial (Montero, 2014), pues la conformación de grupos adolescentes dedicados a la

realización de actos delictivos aumenta los índices de homicidios y lesiones en otros adolescentes

y jóvenes (Sanabria & Uribe-Rodríguez, 2010; Cabrera-Gutiérrez, González-Portillo, Vargas-

Ríos, & Franco-Velázquez, 2012).

Diversos autores concuerdan que los adolescentes que presentan conductas antisociales y

delictivas en edades tempranas durante un tiempo prolongado, tienen una tendencia elevada de

presentar las mismas conductas en la edad adulta (Giraldo-Paredes, Ocampo-España, Tuta-Niño,

Gallego-Ortiz, & López-Flórez, 2015; Pérez, Molero, Gázquez, & Abad, 2014; Uribe-Rodríguez

et al, 2016). Estas conductas antisociales suelen iniciar a los 12 años, donde se presentan

comportamientos desafiantes y de oposición, desobediencia y en muchas oportunidades, evasión

a la autoridad (Uribe-Rodríguez et al,2016).

Ahora bien, el estudio de la conducta antisocial es un tema de gran interés en el ámbito de

la criminología, empezando por el objeto de estudio de la misma que corresponde a todas las

conductas que constituyan delitos o infracciones de las normas sociales como los
Conducta Antisocial

comportamientos desviados, que posteriormente pueden ser precursores de una criminalidad

futura y, en este caso, las consecuencias de la conducta antisocial se convierten en una

preocupación en la sociedad actual, pues son la base de la delincuencia violenta (Mulero-Alcaraz,

2014).

Dentro de los estudios que se han realizado en Colombia para conocer la prevalencia de la

conducta antisocial, se encuentra que Uribe-Rodríguez, Sanabria, Orcasita & Castellanos-Barreto

(2016), encontraron que las conductas antisociales se presentaban entre el 13% y el 40% de los

adolescentes colombianos, las delictivas entre el 4% y el 15% y que existía una mayor

prevalencia de ambas conductas en varones (Calderón, Santana, Riveros-Munévar & Borbón,

2019).

En el departamento de Arauca (Colombia), la presencia de las conductas sociales y

delictivas se exponen en el tablero del Sistema de responsabilidad penal para Adolescentes

(SRPA en adelante) del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF, 2018), presentándose

en los siguientes porcentajes: violencia contra servidor público (9,38%), lesiones personales

(6,25%), daño en bienes ajenos (3,13) rebelión (3,13%), hurto (31,25%), tráfico, fabricación o

porte de estupefacientes (15,63%), homicidio (3,13%) En este punto, es preciso señalar que la

conducta antisocial y el delito no necesariamente son bidireccionales, pues todo delito configura

un tipo de comportamiento antisocial, pero no todos los comportamientos antisociales son

delictivos, siempre y cuando no hayan quebrantado las leyes de una nación (Cabrera-Gutiérrez et

al, 2012). En este sentido, las conductas antisociales, además de sus consecuencias, constituyen

un alto riesgo psicosocial (Sanabria & Uribe-Rodríguez, 2010). Por tal razón, la presente revisión

literaria tiene como objetivo fundamental analizar los factores psicosociales asociados a la

predicción de la conducta antisocial en adolescentes.


Conducta Antisocial

Revisión y situación actual del tema

Adolescencia

En el ciclo vital de un individuo, la adolescencia es la etapa donde se desarrolla la

autonomía (López-Larrosa & Rodríguez-Arias, 2012), como también diversos campos a nivel

psicológico, social, cognitivo y físico que conlleva a la obtención de la identidad y la madurez del

adulto futuro, miembro de una sociedad, y cuyo comportamiento tendrá impacto en su contexto

(Mayorga-Sierra, 2018).

Según la Organización Mundial de la salud (OMS, 2016), la adolescencia es definida

como el “periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes

de la edad adulta entre los 10 y 19 años” (p.1). Así mismo, las edades comprendidas entre los 10

y los 14 años corresponden a la adolescencia temprana y de 15 a 19 años la adolescencia tardía

(OMS, 2016). Sin embargo, estos rangos de edad varían según las características culturales y

normativas en los distintos países, tal como ocurre en Colombia, y otros países como México y

España, la mayoría de edad legal comienza a los 18 años, o en algunos países de áfrica, la edad

adulta comienza a los 13 años, ampliando las investigaciones de la comunidad científica en

relación al estudio de la adolescencia (Mayorga-Sierra, 2018).

Este periodo se ha convertido en una etapa crítica en el inicio y/o incremento de

dificultades en el comportamiento, particularmente en el antisocial y delictivo (Sanabria &

Rodríguez, 2010). Biológicamente, los problemas de conducta en la adolescencia han sido

vinculados con el funcionamiento de los lóbulos frontales cerebrales que influyen en la capacidad

para planificar conductas y predecir los efectos de las propias conductas sobre los demás y estos
Conducta Antisocial

déficits forman alteraciones para procesar información (Arango-Tobón, Montoya-Zuluaga,

Puerta-Lopera & Sánchez-Duque, 2014).

Por otro lado, para la criminología, una ciencia que estudia el inicio y el avance de las

conductas que alteran el orden social (Mulero, 2014), tal como sucede con la conducta antisocial,

es importante abordar los factores que llevan a la población adolescente a realizar este tipo de

conductas, siendo los 16 años el punto máximo de su aparición y posterior disminución con la

madurez y edad adulta, lo que indica que en el individuo aumenta su capacidad de autocontrol,

comienza a considerar las consecuencias de las acciones propias sobre los demás, resiste las

influencias o presión de grupo y se presenta gratificación, y orientan a largo plazo la gratificación

al servicio de objetivos (Monahan, Steinberg, Cauffman, & Mulvey, 2013).

Conducta antisocial

La conducta antisocial ha sido un tema de interés para los científicos, por esto algunos

autores coinciden en definirla como un tipo de conducta desviada, que, aunque no es violenta o

delictiva, atenta contra el orden y provoca una reacción como forma de castigo (Sierra, 2019). El

comportamiento antisocial en los adolescentes o los menores de edad debe ser evaluado según la

etapa del menor, pues algunas conductas son consideradas normales en dichos periodos, y a su

vez, son estos altamente predictivos en relación con problemáticas que se asocian a factores

psicológicos a nivel social e individual, abarcando el comportamiento delictivo en la edad adulta

(Sanabria & Uribe-Rodríguez, 2010).

Para explicar la conducta antisocial, se necesita revisar de forma integral los factores

implícitos en la propensión a desarrollar el comportamiento antisocial (Bacon, Corr & Satchell,

2018). Desde la Teoría de la Sensibilidad al Refuerzo (SRT), conceptualizada en términos de


Conducta Antisocial

emoción, motivación y aprendizaje, los individuos construyen sus propios objetivos fomentando

la disponibilidad de lo que se percibe como deseable (Corr, DeYoung & McNaughton, 2013).

Esta teoría también propone un Sistema de Enfoque Conductual (BAS), sensible a los estímulos

apetitivos que producen comportamientos motivados al enfoque dirigido por objetivos (Bacon,

Corr & Satchell, 2018), cuya función principal es movilizar a un individuo en un gradiente

espacio-temporal hacia un reforzador biológico final, es decir, se experimenta una emoción

esperanzadora, se activa la persistencia para alcanzar una meta deseada y se presenta la euforia

una vez lograda esta meta (Corr, DeYoung & McNaughton, 2013; Bacon, Corr & Satchell,

2018). En este modelo BAS, se pueden distinguir dos componentes; Reactividad de Recompensa

e impulsividad, relacionados con el reforzador final, lo que constituye un factor psicológico que

explica el comportamiento antisocial (Bacon, Corr & Satchell, 2018).

Factores psicológicos.

La impulsividad se ha asociado ampliamente con el comportamiento antisocial

adolescente, y no como una dimensión única de la personalidad, sino como una construcción

multidimensional (Maneiro, Gómez, Cutrín & Romero, 2016; Bacon, Corr & Satchell, 2018).

Igualmente ocurre con el constructo relacionado con la búsqueda de sensaciones, entendido como

la tendencia a desear y buscar activamente las experiencias nuevas e intensamente estimulantes

(Bacon, Corr & Satchell, 2018). Al igual que las investigaciones pasadas abordadas en este

documento, el punto máximo de la impulsividad asociada a la búsqueda de sensaciones

placenteras ocurre en la adolescencia y, de forma significativa, en la población masculina

(Maneiro, Gómez, Cutrín & Romero, 2016; Bacon, Corr & Satchell, 2018). La impulsividad

también ha sido descrita en cuatro fases: urgencia, premeditación, perseverancia y búsqueda de

sensaciones, donde la urgencia está delimitada a una negativa y positiva (experimentar impulsos
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intensos en condición de afecto negativo o positivo), la premeditación se asocia con la

consideración de las consecuencias de un acto antes de llevarlo a cabo, la perseverancia como la

capacidad de mantenerse enfocado y la búsqueda de sensaciones, orientado hacia el disfrute de

las actividades emocionantes o a la apertura a experiencias que pueden ser peligrosas (Bacon,

Corr & Satchell, 2018). En relación con los diferentes tipos de comportamiento antisocial, la

impulsividad parece ser la base de cada una de ellas, donde las urgencias (negativas y positivas)

se relacionan con todas las conductas delictivas, la falta de perseverancia con la violación de las

reglas, el hurto y el vandalismo y la falta de premeditación se asocia con las agresiones (Maneiro,

Gómez, Cutrín & Romero, 2016).

Factores contextuales.

Se ha demostrado que los recursos económicos del hogar y el contexto social donde crece

el individuo tienen una correlación sólida con el comportamiento de los jóvenes, además, se

señalan los resultados psicosociales al crecer en medio de la pobreza, incluyendo el

comportamiento antisocial y el desarrollo del delito (Berti & Pivetti, 2017). Uno de los estudios

criminológicos más investigados ha sido la relación entre la desventaja socioeconómica y las

altas tasas de criminalidad, como lo describe Fergusson, Swain & Horwood (2004), donde en

presencia de esa relación, se incrementa: las tasas de castigo físico, abuso infantil, reducción en la

atención materna, cambios en las figuras parentales, problemas de conducta y atención, bajo

rendimiento educativo, absentismo escolar y consumo de sustancias psicoactivas por afiliación

con los pares. De esta forma se evidencia la aparición de una vulnerabilidad contextual que

describe la posible aparición de la conducta antisocial y delictiva (Berti & Pivetti, 2017).
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Conclusiones

Se puede concluir que, en relación al sexo, una muestra significativa de población

masculina es proclive al desarrollo de este tipo de conductas antisociales en función de

experimentar sensaciones estimulantes. Autores como Bacon, Corr & Satchell (2018), señalaron

que factores psicológicos asociados a la conducta antisocial se reflejan en falta de empatía y

autorregulación emocional y física deteriorada e inteligencia emocional baja, componentes que

estaban con baja puntuación en la población femenina. En el caso de las mujeres, se puede

concluir que sólo se muestran comportamientos antisociales con base en la impulsividad, pero sin

enfocarse en un objetivo determinado.

También se puede concluir que la Teoría de Sensibilidad al Refuerzo (SRT) explica de

forma completa las causas de la CA, desde factores biológicos hasta los factores psicológicos.

Contextualmente, el factor económico es el segundo elemento altamente predictivo de la

conducta antisocial en los adolescentes, pues el nacer en las condiciones de pobreza o presentar

desventajas económicas, implica que los jóvenes incurran en actividades delictivas como medios

para subsistir.

A partir de la revisión también se encontró que Frick (2016), sugiere que a nivel

terapéutico tratamientos efectivos se destacan por la necesidad de intervenir de manera inmediata

en el desarrollo del individuo, tratamientos integrales que incluyan el grupo familiar y la

adaptación de las intervenciones a las necesidades de los jóvenes, con objetivos que varíen de

cuerdo al contexto.
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