Está en la página 1de 30

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICO

EMPRESARIALES Y HUMANAS

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

CONDUCTAS ANTISOCIALES Y DELICTIVAS, RELACIÓN CON LOS

PADRES, CONDUCTAS ANTISOCIALES DE AMIGOS Y SITUACIÓN

ECONÓMICA DE ADOLESCENTES EN LA CIUDAD DE AREQUIPA - PERÚ

Plan de Tesis presentado por:

NICOLE MORELIA VILA NINA

DAYANA XIOMARA CCARI CONDORI

Para optar por el Título Profesional de

LICENCIADA EN PSICOLOGÍA

Asesor: Mg. Renato Carpio De La Torre

AREQUIPA-PERÚ, 2023
1

Conductas antisociales y delictivas, relación con los padres,

conductas antisociales de amigos y situación económica de adolescentes

en la ciudad de Arequipa-Perú

Resumen/Abstract

Los comportamientos que son considerados antisociales y/o delictivos se han convertido en una

incertidumbre para muchas personas, dada su prevalencia, en relación a ello es que nace el

objetivo de la actual investigación, que fue el conocer las conductas antisociales y delictivas de los

adolescentes, de diferentes colegios de la ciudad de Arequipa-Perú; asimismo, relacionarlo según:

la situación económica, tipo de relación con los padres y conductas antisociales de amigos.

Este estudio es no experimental, transversal, correlacional, donde se conformó la muestra por

1000 alumnos del nivel secundario, de entre 13 a 17 años de edad, para lo cual se utilizó la

Encuesta International Self-Report Delinquency Study ISRD 4.

Palabras Claves: Conductas antisociales, conductas delictivas, adolescentes.


2

Abstract

The behaviors that are considered antisocial and/or criminal have become an uncertainty for

many people, given their prevalence, in relation to this is that the objective of the current

investigation was born, which was to know the antisocial and criminal behaviors of adolescents. ,

from different schools in the city of Arequipa-Peru; likewise, relate it according to: the economic

situation, type of relationship with parents and antisocial behavior of friends.

This study is non-experimental, cross-sectional, correlational, where the sample was made up of

1000 secondary school students, between 13 and 17 years of age, for which the International Self-

Report Delinquency Study ISRD 4 Survey was used.

Keywords: antisocial behaviors, criminal behaviors, adolescents.


3

Capítulo I: Planteamiento del Problema

Justificación

La adolescencia es entendida como una etapa en la vida que puede llegar a ser difícil de

atravesar, ésta es una transición que sucede entre la infancia y la vida adulta, durante esta

etapa, los adolescentes experimentan muchas transformaciones tanto físicas, como

emocionales, y sobre todo psicológicas. Estos cambios pueden llegar a ser muy estresantes, ya

que deben de encontrar su propia identidad, deben tomar decisiones importantes acerca de con

el bullying y la discriminación. Entonces la adolescencia si bien es una etapa emocionante,

también difícil, estresante y una de las más críticas del desarrollo humano. A consecuencia de

ello, la mayoría de jóvenes llegan a tener sentimientos de aislamiento, ansiedad y tristeza y

tienden a desarrollar una serie de conductas antisociales y delictivas por los cambios que

atraviesan, ello se debe a la influencia de su entorno, familiar, social, socioeconómico y amical,

los cuales afectan de forma directa en su desarrollo y en su conducta.

Asimismo, distintos autores que han realizado indagaciones sobre el tema, como (Frías

et al., 2003) resaltan el comportamiento antisocial como una expresión de lo que la psicología

llama trastornos del comportamiento y que la ley suele castigar. Por lo que podemos definir

como conductas antisociales a un conjunto de hechos que vulneren las normativas sociales, que

acarrean una acción que va en contra de la sociedad en general, separadamente de su gravedad

o de las secuelas que a nivel legal puedan acarrear (Peña & Graña, 2006). En cuanto a las

conductas mencionadas, estas van a depender y variar de su frecuencia y su nivel de gravedad,

donde están definidos legalmente como delictivos, los cuales se tendrían que llegar a enfrentar

en el ámbito judicial; es así como todas estas conductas tienen consecuencias que afectan

directamente a los adolescentes.

Ahora bien, se resalta que la familia y el tipo de relación que se tenga con ella representa
4

el fundamento primordial en la etapa del adolescente, ya que es la encargada de formar y

preparar a cada uno de sus miembros, con la finalidad de que haya una correcta integración a su

contexto social; es por ello que si el ambiente familiar es inseguro, la posibilidad de que realicen

comportamientos inadecuados dentro de la sociedad se incrementa, debido a que se produciría

un desequilibrio emocional, que en gran parte son resultado de vacíos socioemocionales;

manifestándose en conductas delictivas y antisociales; en cambio un buen manejo familiar

brinda a sus integrantes la posibilidad de responder a situaciones complicadas, permitiendo su

expresión emocional y fortalecimiento en cada miembro (Narváez, et al., 2022). Otro factor, que

también es determinante en las conductas antisociales es el papel que juegan los amigos; según

un estudio en el cual se exploraron las particularidades de los amigos y su vínculo con la

conducta antisocial de los jóvenes, los resultados demostraron que el hecho de tener amistades

que han realizado conductas violentas y el pasar mucho tiempo con ellos, influye

significativamente en la conducta violenta de los adolescentes.

Asimismo, según otro estudio, un factor relevante fue el grupo de iguales, sobre todo los

amigos, ya que estos brindan varias de las actitudes y creencias de los adolescentes y, a veces,

son mucho más convincentes que la familia (Bartolomé et al., 2008). Por otro lado, los

adolescentes en muchas ocasiones, se ven obligados a delinquir por carencias económicas

familiares. Resulta entonces necesario analizar la conducta antisocial por sus repercusiones

para el desarrollo del adolescente; es por ello que frente a este problema vemos necesaria esta

investigación ya que aportará información y datos estadísticos tanto a un nivel local, nacional e

incluso internacional, además resaltamos la escasez de investigaciones sobre estos temas

específicamente en adolescentes y en colegios de la ciudad de Arequipa (Perú).


5

Pregunta de Investigación

Por tanto, las preguntas de investigación para este trabajo serán:

● ¿Existe relación entre las conductas antisociales y delictivas con la relación con los

padres, las conductas antisociales de amigos y la situación económica de los adolescentes en la

ciudad de Arequipa-Perú?

● ¿Existe diferencias entre las conductas antisociales y delictivas según la situación

económica, tipo de relación con los padres y conductas antisociales de amigos?

Objetivos de Investigación

Objetivo General:

● Determinar la relación que existe entre las conductas antisociales y delictivas, la

relación con los padres, las conductas antisociales de amigos y la situación económica de

adolescentes de la ciudad de Arequipa-Perú.

Objetivo Específico:

● Evaluar la prevalencia de conductas antisociales y delictivas en estudiantes

adolescentes de distintos colegios de la ciudad de Arequipa-Perú.

● Identificar el tipo de relación con los padres de los estudiantes adolescentes de

distintos colegios de la ciudad de Arequipa - Perú.

● Identificar las conductas antisociales de amigos de los estudiantes adolescentes

de distintos colegios de la ciudad de Arequipa-Perú.

● Identificar la situación económica de los estudiantes adolescentes de distintos

colegios de la ciudad de Arequipa-Perú.

● Comparar las conductas antisociales y delictivas según la situación económica,

tipo de relación con los padres y conductas antisociales de amigos.


6

Capítulo II: Marco Teórico

Las conductas antisociales y delictivas en adolescentes

En una investigación, que fue realizada por Redondo y Sánchez-Meca (2003) concluyeron

que entre el 81.1 % y el 84.6 % de los adolescentes admitieron haber efectuado conductas

delictivas. Asimismo, la indagación de Rechea (2008) con jóvenes adolescentes de entre 12 a 17

años obtuvo que: el 72 % había realizado conductas antisociales o delictivas en el último año.

En los últimos años, las cifras nos señalanque la tasa de homicidios realizados por jóvenes se

ha incrementado seriamente en muchas partes de la tierra (Organización Mundial de la Salud

[OMS], 2019). En Psicología, cada vez que se intentan estudiar las causas que conducen a los

individuos a participar en comportamientos delictivos, parece más conveniente la palabra de

conducta antisocial, desde este punto de vista, la delincuencia se asume entonces como una

realidad esencialmente conductual, que posee entidad propia, independientemente de que

sean puestos en el procesamiento judicial (Luengo et al., 2000). Los comportamientos

antisociales insistentes se originan en el camino de la vida, principalmente en la infancia, a

consecuencia genética y biológica; durante ésta etapa, (que según la OMS comprende entre los

10 a 19 años de edad) el adolescente que es antisocial presenta una carencia en su

comprensión, atención y concentración además de algunos otros problemas neurológicos

(Nagin et al., 1995).

Anteriormente las conductas antisociales (CA) han sido definidas como

comportamientos que están orientados en contra de las reglas, los principios y las creencias de

la sociedad de la cual el individuo es, incluyendo todos los tipos de conductas de alto riesgo

(Bonino et al., 2005). Asimismo, Gaeta y Galvanovski (2011) afrima que las CA se refieren a

comportamientos agresivos e impulsivos, así como a trastornos o problemas de la conducta,

entre otros. Lo cual podria generar un riesgo directo sobre la salud física y psicológica, tanto de

los adolescentes (y su contexto social próximo), como a la calidad de vida de las víctimas (Ibabe

& Jaureguizar, 2013). Sin embargo, no existe acuerdo sobre aquellas conductas que definen las

CA. Si bien no todas las CA se


7

encuentran clasificadas como delito, en la mayoría de losoprotunidades ocurre el inicio de

conductas delictivas (Alvarado & Cruz, 2004). De hecho; Moffitt et al. (2006), lograron ver que

una gran parte de las personas que presentaron CA tenían previamente problemas de conducta

durante su niñez infancia y CA en el periodo de la adolescencia.

Asimismo, existe un segundo tipo de conducta antisocial restringida a los jóvenes

adolescentes; esta se caracteriza por un desarrollo neurológico intacto en los niños, y por lo

tanto ello se explica por el entorno más que a explicaciones individuales (Morales, 2008). En

este sentido, el modelo ecológico propuesto por Bronfenbrenner (1987) proporciona una base

explicativa ecológica para el comportamiento humano, sintetizando las causas y consecuencias

del abuso infantil, el comportamiento antisocial y otros problemas relacionados con la violencia.

A nivel latinoamericano, Sanabria y Uribe (2009) además de Martínez, Robles, Utria y Amar

(2014), realizaron estudios ecológicos sobre las manifestaciones y la legitimidad de las

conductas antisociales entre la juventud colombiana. Por otro lado la importancia de las

variables familiares para la conducta antisocial también ha sido enfatizada por la aplicación del

modelo de Bronfenbrenner, en los países de Chile y México, respectivamente (Frías, Rodriguez

& Gaxiola, 2003; Florenzano, et al., 2009; Martínez, Robles, Utria, & Amar, 2014; Sanabria &

Uribe, 2010).

El modelo de Bronfenbrenner considera el medio ecológico como una serie de

estructuras concentradas en distintos niveles, que se vinculan entre sí e influyen directa o

indirectamente el desarrollo humano (Frías, Rodriguez & Gaxiola, 2003; Martínez, Robles,

Utria, & Amar, 2014). Existe también el entorno ecológico, dividiendose en cuatro niveles: el

microsistema, el nivel más inmediato en el que se desarrolla una persona, el mesosistema

engloba las relaciones entre dos o más coneen los que se encuentra inmersa una persona

(familiares, vecinos, amigos); el exosistema externo consta de entornoss más cercanos al

sistema familiar, que incluyen a la escuela, la iglesia, la recreación y los organismos de control
8

Encargados de hacer cumplir la ley social; y el macrosistema, que consiste en la cultura, creencias

y actitudes de cada personas e individuo en la sociedad. Estos rangos son interdependientes y por

lo tanto, requieren la intervenciónconjunta de los diferentes contextos y la interacción entre ellos

(Bronfenbrenner, 1987).

Las conductas antisociales y violentas en jóvenes adolescentes son un tópico de estudio

muy relevante porque en la actualidad vemos que poco a poco éstas se han ido incrementando

cada día más, incrementándose en un 80% llegando a pasar de 10 detenciones al día a 10

detenciones por hora (Rojas, 2014). Y esto debido a diversos motivos; por ejemplo para

Seisdedos (2001), las conductas delictivas que son comportamientos no específicamente

criminales sino más bien desviados en el contexto de normas y prácticas sociales, que carecen

de empatía, pueden verse incrementados en una cultura en donde existen altos índices de

violencia, en donde se producen amenazas, agresiones físicas, ataques contra otras personas,

robos, tráfico de drogas, etc. y todo ello debido a la falta de supervisión paterna y a las pocas

alternativas escolares.

Además, se observa que las conductas antisociales muestran diversas secuelas; primero,

para el adolescente agresor a corto plazo le puede significar una pérdida de amistades, e incluso

ser suspendido o expulsado del colegio (Gaeta & Galvanovskis, 2011); mientras que, a largo

plazo, algunos niños y adolescentes antisociales que se hacen adultos pasan a tener conductas

delictivas, así como el alcoholismo, afectación mental, problemas ocupacionales y problemas en

el hogar (Kazdin, 1993). Cabe mencionar que no todos los adolescentes toleran esta conducta

cuando crecen, depende del trayecto de vida con el que se presente la conducta antisocial

(Morales, 2008).
9

Tipo de relación con los padres y su repercusión en las Conductas antisociales y

delictivas en adolescentes

Los autores Torres et al., (2011) destacan que el ámbito de la familia es el óptimo

sistema de control y educación tanto moral como éticamente, pues es el hogar donde se destaca

la delincuencia y otras conductas delictivas, por lo tanto, en condiciones negativas que

prevalecen en el hogar, donde los padres y familiares no contribuyen al desarrollo del joven, van

a provocar en sus miembros un conjunto de resultados negativos que derivan en conductas

agresivas para con su entorno, e incluso contra sí mismo.

En este contexto, Frías y Gaxiola (2008), exploran cómo es que la violencia doméstica en

adolescentes conduce a problemas de ajuste conductual, social y emocional, incluyendo

comportamiento antisocial, depresión, ansiedad y dificultades en la escuela. De manera similar,

el abuso infantil hace que los adolescentes sean más propensos a exhibir poco autocontrol,

comportamiento inapropiado, mayor posibilidad de repetir grados, ser expulsados o

suspendidos de la escuela, y tener menos probabilidades de graduarse de la universidad;

también se asocia con la tenencia de armas, los delitos violentos y los delitos contra la

propiedad ajena.

Así, el tipo de relación que se tiene con los padres tiene un efecto importante, como en la

investigación de seguimiento parental que según Fletcher et al. (2004) definen como los relatos

de los jóvenes sobre cómo sus padres intentan obtener información acerca de los lugares a los

que van, las cosas que realizan y sus amigos más cercanos; entonces podemos definirlo como

una práctica en la que los padres se relacionan con sus hijos, no de forma invasiva o intrusiva,

sino como resultado de una relación armónicamente desarrollada entre padres e hijos; donde el

niño siente que debe reportar sus acciones a sus padres porque ellos están interesados en él y

los padres están pidiendo información con el mismo fin. Cabrera y Guevara (2007) informan en

su estudio que obtuvieron datos de padres, madres y adolescentes de la misma familia y

encontraron que los padres y madres que informan altos niveles de supervisión, aprobación y

disciplina inductiva tienden a calificar bajo en comportamiento externalizante


10

niños adolescentes. Además, se ha encontrado que este monitoreo incentiva el desarrollo de un

comportamiento social adaptativo, convirtiéndose así en factores protectores contra las

conductas agresivas (Raya et al., 2009).

Es así que cuando una familia se caracteriza por tener una baja cohesión, un alto

conflicto, y por tener pobres interacciones entre padres e hijos, así como un estilo de

socialización negligente y disciplina coercitiva, favorece la incidencia de conductas violentas,

conductas antisociales y la deserción escolar (Jiménez et al., 2007). Por otra parte, un adecuado

funcionamiento familiar va a dotar a sus integrantes de buena capacidad para enfrentarse a

situaciones dificiles; facilitando su expresión emocional y mejor consolidación; asimismo en los

contextos familiares caracterizados por una relación de cercanía y con límites claros crean un

clima de aceptación y soporte, el cual promueve un desarrollo socioemocional positivo.

Esto sugiere que la efectividad de las prácticas de crianza juega un papel importante en la

prevención y reducción de comportamientos disruptivos como el uso de sustancias tóxicas, la

depresión, el bullying, las tendencias suicidas, la violencia, el comportamiento antisocial y la

deserción escolar (Fosco et al.)., (2012). En un estudio con escolares psicosocialmente

vulnerables, Barcelata y otros (2013) afirmaron que la cohesión familiar y la comunicación eran

vistas como factores protectores, y que el conflicto se asociaba con el malestar emocional.
11

Cada familia tiene una estructura interna diferente que depende de varios factores, como

la función familiar, el tipo de familia y la cultura. Las familias ahora sobreviven y enfrentan

diversos cambios sociales, pero siempre se están adaptando y no permanecen estáticas por

largos períodos de tiempo, por eso se les llama dinámicas. La construcción de un entorno

adecuado tiene lugar en la institución principal: la familia. Las relaciones y conexiones que

resultan tienen como objetivo aumentar la estabilidad emocional, creando así un equilibrio

cognitivo, conductual, social y emocional. Pertenecer a una familia crea una sensación de

protección y seguridad que es esencial para todo ser humano.

Conductas antisociales de amigos y su relación con las conductas antisociales y

delictivas en adolescentes

Otro de los factores importantes en el desarrollo de estas conductas lo conforman los

padres y los amigos de estos adolescentes que son un entorno muy imprescindible en esta etapa

ya que llegan a ser éstos muy cercanos manteniendo una constante interacción llegando a tener

bastante influencia en sus acciones y decisiones que este realice. Los amigos y los iguales se

convierten en esta etapa de la vida en el ambiente de interacción más esencial donde el

adolescente encuentra un sinfín de contextos e información imprescindibles para su estabilidad

socioafectivo. Arnett (2008) afirma que los iguales son en sentido textual “el grupo más o

menos anónimo de personas de la misma edad” y también en que los amigos presentan “una

importancia emocional y social que no tienen los iguales”; asimismo, un grupo de amigos

interfiere en muchas ocasiones cuando las relaciones familiares no son las mejores, trasladando

el eje afectivo emocional de la familia a otros grupos. Los círculos de amistad pueden ser un

reservorio de emociones y sentimientos para algunos jóvenes que tienen problemas de relación

dentro de sus hogares (Arnett, 2008). Debido a ello es que en estos grupos, los jóvenes tienden

a
12

experimentar sus primeras infracciones convirtiendo a su grupo de padres en instigadores. Cabe

resaltar que según esta investigadora, los iguales son todos los jóvenes de su misma edad con los

que tiene una interacción debido a los mismos contextos en donde frecuenta o participa, estos

pueden formar parte del grupo de compañeros del colegio, comunidad o laboro; pero en cambio

los amigos son otra categoría muy diferente porque a ellos se les considera de una forma

distinta, con una categoría relevante siendo personas que pueden construir relaciones diferentes

a las de la misma generación.

Por esta razón, diversos estudios sobre el comportamiento antisocial y las relaciones

entre pares han encontrado que el comportamiento antisocial de los amigos es el más

perjudicial y el factor de riesgo más perjudicial en términos de comportamiento anti normativo.

Es más grave y tiene mucho mejor poder predictivo que otros factores de riesgo en esta edad

evolutiva (Rodríguez, 2015). Por lo tanto, se ha puesto mucho relieve en la investigación

empírica y en las teorías de que los adolescentes que se asocian con amigos que han delinquido

corren un mayor riesgo de resultados adversos, y muchos otros estudios empíricos se centran en

los problemas y grupos de pares antisociales. propensos a usar drogas ilícitas, consumir alcohol

y abusar del alcohol. y/o tabaco (Andrews, Tildesley, Hops & Li, 2002; Dishion, Dodge, 2005),

delincuencia oficial y autodenunciada (Mirón & Otero-López, 2005; Rodríguez y Mirón, 2008).

Asimismo, se observa que desde las primeras corrientes criminológicas se mantiene el

argumento de que el grupo de amigos antisociales es una de las mayores causas de la desviación

en los adolescentes, es así que frente a esta relación surgen algunas de las teorías más

importantes sobre la delincuencia juvenil como: Las teorías del aprendizaje social (Akers, 1973),

las teorías de la tensión y subcultura (Cloward y Ohlin, 1966; Cohen, 1971) y la teoría de la

asociación diferencial (Sutherland, 1939). Debido a ello en este estudio es que crece el interés

por la variable: grupo de amigos (antisociales o prosociales), la cual sigue teniendo vigencia en
13

la Criminología contemporánea al momento de predecir y explicar la delincuencia juvenil

(Moffitt, 1993; Warr, 2002).

Siguiendo esta línea, según un estudio en España, la mayoría de los adolescentes que

cometen actos violentos o delictivos lo hacen junto con dos o tres amigos de la misma edad y

sexo (Rechea, 1995; Mirón et al., 1997). La autora Arnett (2008) plantea que los iguales son, en

su mayoría, “el grupo más o menos anónimo de personas de la misma edad” y también, que los

amigos tienen “una importancia emocional y social que no tienen los iguales”. Según esta

autora, los iguales son jóvenes de una misma edad que forman parte de la misma red de

compañeros de escuela, de la comunidad o trabajo y los amigos son otra categoría distinta. Para

los adolescentes sus amigos son generalmente iguales puesto que presentan más o menos una

edad similar. Sin embargo, los amigos son “personas con las que se llega a establecer una

relación equitativamente valorada. Y ello marca la distancia de estar simplemente en el mismo

grupo de edad”.

Además de este estudio global, muchos otros estudios también encontraron que debido

a que la escuela es una actividad que generalmente se realiza en grupos en lugar de individuos,

los adolescentes pueden experimentar un comportamiento más agresivo, como comportamiento

desafiante, intimidación, impulsividad y confusión. actitudes positivas (Warr, 2002). Por

ejemplo, en España, la mayoría de los jóvenes que cometieron actos violentos o delictivos iban

acompañados de dos o tres amigos de la misma edad y sexo (Rechea, 1995; Mirón et al., 1997).

Así, se ha encontrado que los amigos antisociales predicen el comportamiento violento y

delictivo (Elliot y Menard, 1996; Lipsey y Derzon, 1998). Finalmente, se sabe que la mayoría de

los jóvenes dejan de involucrarse en conductas violentas después de dejar su grupo de pares

(Warr, 1998). Por esta razón, pertenecer a grupos de amigos criminales se asocia con un

comportamiento antisocial sostenido, mientras que los amigos criminales se asocian

mayoritariamente con la inhibición (Ruter, Guiller y Hagell, 2000). En este sentido, las

características del grupo determinan la probabilidad de que los sujetos continúen o abandonen

la conducta antisocial.

Para los teóricos del control social (Hirschi, 1969), la falta de conexión con amigos
14

prosociales lleva a los jóvenes a convertirse en miembros de grupos antisociales y aislados de la

sociedad y sus normas. Según los investigadores de la teoría de la asociación diferencial y las

teorías del aprendizaje social (Akers, 1998), los adolescentes pueden expresar conductas

antisociales y, lo que es más importante, actitudes que las justifican, de otros adolescentes con

los que tienen fuertes contactos. De estas teorías se desprende que la clave de todo está en el

proceso de socialización que se lleva a cabo dentro de un grupo de amigos. Los adolescentes

imitan el comportamiento de sus compañeros y el grupo premia el comportamiento antisocial.

Además, los mundos morales e ideológicos también se forman dentro de grupos o pandillas

particulares, en parte como un medio para defender las ideas de ese grupo, o como una defensa

contra otros grupos como rivales o enemigos. Se justifican actos violentos (Warr , 2002;

Fernández, 1998).

Finalmente, esta acumulación de evidencia sobre la influencia de los amigos desviados en

la delincuencia juvenil apoya la hipótesis de la teoría de la asociación diferencial de Sutherland

(1939) y la teoría del aprendizaje social de Akers (1977) de que es lo que da importancia al grupo.

Desviado. Esto refuerza el pensamiento de que las conductas desviadas se aprende principalmente

y que este es el caso en los grupos de amigos. Se cree que el aprendizaje de la conducta antisocial

es un mecanismo etiológico, que se desarrolla sobre todo a través de la interacción cara a cara con

los compañeros, y los adolescentes se ven afectados por los instrumentos normales de refuerzo e

imitación. Por lo tanto, las cifras de los estudios anteriores sugieren que los grupos de amigos

desviados son un factor imprescindible para descifrar el comportamiento desviado en ambos

sexos.
15

Las carencias económicas familiares que atraviesan los jóvenes y su relación

con las conductas antisociales y delictivas en adolescentes

Para González (2015), este factor está relacionado con la convivencia de los menores, lo

que moldea su personalidad. Los adolescentes que crecen en entornos socioeconómicos

inestables y violentos, son propensos a la delincuencia, lo que resulta en una normalización del

crimen y la violencia y un fuerte deseo de sobrevivir. Por lo tanto, varias teorías sociológicas de

los determinantes del delito se basan en el hecho de que la gran mayoría de los delincuentes

proceden de entornos socialmente desfavorecidos (Rutter y Guiller, 1983). Los indicadores de

desventaja socioeconómica, como la pobreza extrema y el hacinamiento, se han asociado

repetidamente con un mayor riesgo de comportamiento antisocial en los adolescentes (Evans,

2004; Farrington et al., 1990; James, 1995; Pfeiffer, 1998, 2004; Pfeiffer, Brettfeld, y Delzer,

1997; Wilmers et al., 2002). De igual forma Mayor y Ulla (1991), Wesr (1982) señalan un vínculo

significativo entre el comportamiento antisocial y las clases sociales más bajas. Sin embargo, la

interpretación de estos datos es altamente complicada, y probablemente esto se deba a la

relación entre estos estatutos sociales y otras variables como la amplitud de la familia, el

hacinamiento y/o la falta de atención a los niños, entre otros factores. Cuando se controlaron los

efectos de estos factores, se encontró que la clase socioeconómica tenía mínima asociación con

el comportamiento antisocial (Robinsm, 978; Wadsworth, 1979).

Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS 2011) señaló que los jóvenes

de hoy enfrentan desafíos como la pobreza, la falta de grupos familiares estables y el acceso

deficiente a la información y los servicios de salud. Algunos de estos son obstáculos para lograr

el bienestar mental y físico. Esta situación puede ser una advertencia significante para la

evaluación humana y el desarrollo social y económico de un país. De estas circunstancias se

puede inferir que el entorno en el que crecen los adolescentes es de gran importancia dado que

ellos están experimentando los cambios cognitivos y psicosociales más significativos de sus

vidas, experimentando nuevas situaciones que pueden conducir a violaciones de las normas

sociales y comportamientos negativos como el comportamiento antisocial y delictivo.

Al respecto, un estudio del Instituto de Psicología de la Universidad Autónoma de Santo


16

Domingo encontró que los países con menor población en situación de pobreza, mayores

ingresos y mejor gobernabilidad, tales como Uruguay, Costa Rica, Chile y Argentina, también

tienen las tasas de homicidio más bajas. A diferencia de países como Colombia, México y

Venezuela, donde las condiciones son inversas y su población tiene un mayor índice de

criminalidad. Esto sugiere un vínculo directo entre el estatus socioeconómico y la violencia

(Brea & Domínguez, 2000).

Farrington (1989), en un estudio de Cambridge sobre las tendencias delictivas en

Londres, descubrió que los bajos ingresos familiares a los 8 años predecían la violencia juvenil

posterior y el arresto por delitos violentos. Se obtuvieron resultados similares (Wikstrom et

al., 1985; Hogh and Wolf, 1983; Henry et al., 1996).

En comparación con los datos longitudinales de Londres en el estudio con jóvenes de

Pittsburgh, se encontró que el pertenecer a familias que dependían de la beneficencia

aumentaba significativamente los niveles de conducta violenta. Conger et al., (1994) concluyen

que la presión económica sí que tiene un efecto en la conducta antisocial, pero la influencia es

indirecta viene mediada por depresión de algún progenitor, conflicto matrimonial y hostilidad

de los progenitores.

Otros estudios a nivel de la comunidad han explorado cómo la pobreza contribuye al

desarrollo de la violencia. Por ejemplo, Smith y Jarjoura (1988) encontraron que las

comunidades caracterizadas por la pobreza y el rápido cambio de población tenían tasas de

criminalidad significativamente más altas que las áreas más pobres. Regiones estables, o

regiones con alta rotación laboral pero altos ingresos económicos (Sampson y Lauritsen, 1994).

Como también, Serjo et al. (2008) corroboraron más conductas antisociales en los

jóvenes adolescentes que vivían en zonas más deprimidas socioculturalmente. Esto se observa

en los altos niveles de criminalidad en ambientes socioeconómicos bajos.

Una revisión reciente de Lanctoc, (2015), también resaltó que las condiciones de

desventaja económica puede ser un factor que contribuye en la conducta antisocial de las

jóvenes. En este contexto, América Latina y el Caribe es considerada la segunda región más
17

violenta del mundo, lo que puede deberse a la muy estrecha relación entre este fenómeno, la

pobreza socioeconómica y la desigualdad social (Blázquez, 2005).

Por lo tanto, el estatus socioeconómico también afecta a los jóvenes y, en muchos sentidos,

puede convertirse en un incentivo para participar en conductas antisociales y delictivas. Aunque

pocos estudios han analizado la relación del nivel socioeconómico sobre la conducta antisocial, la

conclusión general es que, a menor nivel socioeconómico, mayor nivel de conducta antisocial.

Hipótesis

Hipótesis de investigación

● Existe relación entre las conductas antisociales y delictivas, la relación con los padres,

las conductas antisociales de amigos y la situación económica de los adolescentes de la

ciudad de Arequipa-Perú.

Hipótesis específica

● Se encontrará un mayor índice de conductas antisociales y delictivas en los adolescentes

que presenten una menor situación económica, que posean una relación negativa con los

padres y tenga amigos que presenten conductas antisociales.

Hipótesis Nula

● No existe relación entre las conductas antisociales y delictivas, ni la relación con los

padres, las conductas antisociales de amigos y la situación económica de adolescentes de

la ciudad de Arequipa-Perú.
18

Capítulo III: Método

Diseño de Investigación

El presente estudio de investigación es no experimental, transversal e interrelacionado, es

decir, comparativo. Según (Hernández et al., 2010), los estudios no experimentales son estudios

realizados sin manipulación consciente de variables y en los que solo se observan fenómenos

dentro del entorno. Eso sí, luego analízalos. El estudio de corte transversal corresponde al estudio

de cortes temporales de Veiga de Cabo et al. (2008). Nuevamente, este es un estudio comparativo

y, según el autor Fideli (1998), este método de comparación implica comparar dos o más

propiedades de dos o más objetos en un momento específico o durante un período de tiempo más o

menos extenso.

De manera similar, el presente estudio utiliza un enfoque de correlación el cual es un método

donde se estudian dos variables para medir y entender el grado de correlación entre ellas en

términos estadísticos, en el cual a través del método se indagan qué es lo que pasa con una variable

cuando la otra presenta cambios (Hernández et al., 2014).

Participantes

Se utilizó una muestra no probabilística, teniendo en cuenta criterios de inclusión y

exclusión. La muestra de estudio estuvo conformada por 1.000 niños y niñas de 3°, 4° y 5° grado

de educación media de 13 a 17 años de edad de colegios privados y públicos de Arequipa. Los

únicos criterios de entrada son que los padres consientan en participar en el estudio y el

adolescente consienta en participar en el estudio. El muestreo es aleatorio por el conglomerado y

las clases dentro de la escuela se seleccionan al azar dentro de un año académico determinado. La

estratificación se hace por sexo de los estudiantes (dependiendo de si la escuela es mixta, solo

mujeres o solo hombres).

Instrumento

Cuestionario del International Self Report Delinquency Study


19

El instrumento que se utilizará para esta investigación es el Cuestionario ISRD 4 (Marshall

et al., 2020), el cual está compuesto por tres módulos de preguntas: el primero un grupo de

preguntas obligatorias y relativamente fijas; el segundo son preguntas obligatorias pero que son

flexibles, las cuales han sido modificadas de las versiones anteriores del ISRD, y el tercero, un

módulo opcional, compuesto por temas de particular interés para cada país.

El conjunto obligatorio/fijo de preguntas girará en relación a las temáticas de: 1)

delincuencia, 2) victimización, 3) contacto con la policía, 4) posición económica relativa, 5)

religión, 6) familia, 7) escuela, 8) expectativas futuras, 9) indicadores socioeconómicos adicionales,

10) amigos y actividades de ocio, 11) barrio, 12) felicidad, 13) autocontrol, 14) moralidad, 15)

migración, 16) integridad de respuesta, y 17) mapeo de delincuencia y victimización. Asimismo, la

parte flexible aborda los temas de: 1) identidad y actividades en línea, 2) percepciones de violencia,

3) venganza, 4) identidad minoritaria y discriminación, y 5) percepciones de justicia penal.

En cuanto a la aplicación del instrumento consistirá en leer las frases e informar si se han

cometido las conductas que se indican en éstas en formato de autoinforme. En la etapa de la

corrección del cuestionario, se otorgará un punto por cada oración.

Estudio piloto

La herramienta ha sido traducida y adaptada al español peruano y validada mediante la

realización de entrevistas a jóvenes de Arequipa, Huánuco y Lima. Para posteriormente comprobar

la comprensión de las preguntas del cuestionario, se realizará un estudio piloto con 100 jóvenes de

cada ciudad de ambos países. Género dirigido a identificar problemas en la interpretación de ítems

por parte de los adolescentes.

Procedimiento

Inicialmente, junto a los investigadores, se procederá a identificar los posibles colegios

del nivel secundario a evaluar que van del segundo de secundaria al quinto de secundaria en la

ciudad de Arequipa-Perú; seguidamente los nombres de los posibles colegios se subirán a una
20

plantilla de Excel previamente, donde se elegirán de forma aleatoria todos los colegios y las

clases que ingresarán a dicha evaluación, luego de ello, los investigadores se acercarán a cada

uno de los colegios para explicarles a los directores de dichas escuelas, mediante entrevistas

personalizadas, el objetivo de la investigación que se desea realizar en Arequipa, la importancia

que tiene ella y los procedimientos de la investigación.


21

Posteriormente los estudiantes (evaluados) serán informados del estudio acerca de sus

objetivos y la forma a realizarse para ello se les entregará un consentimiento informado (Anexo

1) para que se lo puedan hacer llegar a los padres de familia y autoricen su participación para

dicha investigación. Mientras que los estudiantes deberán llenar el asentimiento informado

(Anexo 2), indicándose que su participación será completamente anónima y voluntaria. Luego

se les entregará el Cuestionario Self Report Delinquency Study y se les dará las instrucciones

respecto a la forma de responder. Seguidamente, los datos serán digitados y extraídos para

luego realizar el análisis de datos por el programa JASP Versión 0.7.5.5 (JASP Team, 2016).

Análisis de Datos

Para realizar el análisis de los datos, la base de datos se creó con el programa JASP versión

0.7.5.5 (JASP Team, 2016), para ello se utilizaron distribuciones de frecuencia para las

estadísticas descriptivas y la media para la medida de la frecuencia central. , mediana, moda. La

desviación estándar también se usa para medir la variabilidad. Por otro lado, para las estadísticas

inferenciales y las correlaciones, la normalidad de los datos se determina primero mediante la

prueba de Kolmogorov-Smirnov. Si los datos se distribuyen normalmente, se utiliza el análisis de

correlación paramétrica de Pearson. Si los datos no llegan a distribuirse normalmente, se realiza

un análisis no paramétrico de correlación de Spearman. La comparación determina la normalidad

de los datos. La prueba paramétrica de ANOVA se usa cuando los datos son normales y la prueba

no paramétrica de Kruskal-Wallis se usa cuando los datos no son normales.


22

Barcelata, B., Granados, A. y Ramírez, A. (2013). Correlatos entre el funcionamiento familiar y

apoyo social percibido en escolares en riesgo psicosocial. Revista Mexicana de Orientación

Educativa REMO, X(24), 65-70.

Bartolomé, R., Montañés, M., & Montañés, J. (2008). El papel de los amigos frente a la conducta

antisocial en adolescentes. International Journal of Developmental and Educational

Psychology, 3(1), 289-298.

Bonino, S., Cattelino, E., & Ciairano, S. (2005). Adolescents and risk. Behaviors, functions and

protective factors. New York, NY, US: Springer.

Bronfenbrenner, U. (1987). La ecología del desarrollo humano. Madrid: Paidós.


23

Cabrera García, V. E., González Bernal, M. R., & Guevara Marín, I. P. (2012). Estrés parental, trato

rudo y monitoreo como factores asociados a la conducta agresiva. Universitas

Psychologica, 11(1), 241-254.

Ccopa-Quispe, F., Fuster-Guillén, D., Rivera-Paipay, K.; Pejerrey-Rivas, Y., & Yupanqui-

Bustamante, M. T. (2020). Factores de la delincuencia juvenil en el Perú desde el enfoque

preventivo. Revista eleuthera, 22(2), 149-169.

Cloward, R. A., y Ohlin, L. E. (2000). Delincuency and Opportunitty: A Theory of Delinquent

Gangs.Florence, KY: Routledge.

Cohen, S. (1971). Directions for research on adolescent group violence and vandalism. The British

Journal of Criminology, 11(4), 319-340.

Cvetkovic-Vega, A., Maguiña, J. L., Soto, A., Lama-Valdivia, J. E., & Correa-López, L. E. (2021).

Cross-sectional studies. Revista De La Facultad De Medicina Humana, 21(1), 164–170.

Elliot, D. S. and Menard, S. (1996) ‘Delinquent friends and delinquent behavior: temporal and

developmental patterns’, en J. D Hawkins (ed.). Delinquency and Crime: Current

Theories, 2867. New York: Cambridge University Press.

Eguiarte, B. E. B., Maguey, A. G., & Ferrusca, A. R. (2013). Correlatos entre funcionamiento

familiar y apoyo social percibido en escolares en riesgo psicosocial. Revista mexicana de

orientación educativa, 10(24), 65–70.

Eguiarte, Blanca Estela Barcelata, Maguey, Arturo Granados, & Ferrusca, Alejandro Ramírez.

(2013). Correlatos entre funcionamiento familiar y apoyo social percibido en escolares en

riesgo psicosocial. Revista Mexicana de Orientación Educativa, 10(24), 65-70.

Estévez, E., Jimenez, T., Musitu, G. (2007). Relaciones entre padres e hijos adolescentes.

Valencia: Culturas Valencianas, S.A.

Fernández, C. (1998) Jóvenes violentos: causas psicosociales de la violencia en grupo.

Barcelona: Icaria.
24

Fletcher, A., Steinberg, L. & Williams-Wheeler, M. (2004). Parental influences on adolescent

problem behavior: Revisiting Sttatin and Kerr. Child Development, 75(3), 781-796

Fideli, R. (1998). La comparazione. Milán: Editorial Agnelli.

Fosco, G., Stormshak, E., Dishion, T. y Winter, C. (2012). Family relationships and parental

monitoring during middle school as predictors of early adolescent problem behavior.

Journal Clinical Child Adolescence Psychology, 41(2), 202-213.

Frías, M., López, A., & Díaz, S. (2003). Predictores de la conducta antisocial juvenil: un modelo

ecológico. Estudios de Psicología, 8(1), 15-24.

Frías, M., Rodríguez, I., & Gaxiola, J. C. (2003). Efectos conductuales y sociales de la violencia

familiar en niños mexicanos. Revista de Psicología de la PUCP, 21(1), 42-69.

Gaeta, M., & Galvanovskis, A. (2011). Propensión a conductas antisociales y delictivas en

adolescentes mexicanos. Psicología Iberoamericana, 19(2), 47-54.

Garaigordobil, M., & Maganto, C. (2016). Conducta antisocial en adolescentes y jóvenes:

prevalencia en el País Vasco y diferencias en función de variables socio-demográficas.

Acción psicológica, 13(2), 57-68.

González Bernal, M. R., & Guevara Marín, I. P. (2012). Estrés parental, trato rudo y monitoreo

como factores asociados a la conducta agresiva. Revista Universitas Psychologica, 11(1),

241-254.

Guevara, I., Cabrera, V., & Barrera, F. (2007). Factores contextuales y emociones morales como

predictores del ajuste psicológico en la adolescencia. Revista Universitas Psychologica,

6(2), 269-283.

Henry, B.; Caspi, A.; Moffitt, T. E. & Silva, P. A. (1996). Predictores temperamentales y

familiares de condenas penales violentas y no violentas: de 3 a 18 años. Psicología del

desarrollo, 32(4), 614.


25

Hernández, R., Fernández, C., & Baptista, M. (2014). Metodología de la investigación. Mc Graw

Hill.

Hernández, G. T., & González, Á. R. (2004). Características sociales y familiares vinculadas al

desarrollo de la conducta delictiva en preadolescentes y adolescentes. Cuadernos de

trabajo social, 17, 99-115.

Hernández, G. T. (2005). Conducta antisocial y relaciones familiares en la adolescencia. Anuario

de Psicología Jurídica, 15, 9-22.

Hirschi, T (1969) Causes of Delinquency. Berkeley: University of California Press.

Ibabe, I., & Jaureguizar, J. (2013). Violent and prosocial behavior by adolescents toward parents

and teachers in a community sample. Psychology in the Schools, 50(5), 451-470.

Hogh, E., & Wolf, P. (1983). Violent crime in a birth cohort: Copenhagen 1953–1977 (pp. 249-

267). Springer Netherlands.

JASP Versión 0.7.5.5 (JASP Team, 2016).

Jiménez, T., Musitu, G., &Murgui, S. (2007). Funcionamiento y comunicación familiar y

consumo de sustancias en la adolescencia: el rol mediador del apoyo social. Revista de

Psicología Social, 21(1), 21-34.

Kazdin, A.(1993). Tratamientos conductuales y cognitivos de la conducta antisocial en niños:

avances de la investigación.Psicología Conductual , 1(1), 111-144.

Luengo, M., Otero. J., Romero, E., Fraguela, J., & Tavares, F. (2000). Análisis de ítems para la

evaluación de la conducta antisocial: un estudio transcultural. Revista iberoamericana de

diagnóstico y evaluación psicológica, 1(7), 21-36.

Martínez, M., Robles, C., Utria, L., & Amar, J. (2014). Legitimación de la violencia en la infancia

un abordaje desde el enfoque ecológico de Bronfenbrenner. Psicología desde el Caribe,

31(1), 133-160.

Moffitt, T. E., Trzesniewski, K. H., Donnellan, M. B., Robins, R. W., Poulton, R., & Caspi, A.

(2006). Low self-esteem during adolescence predicts poor health, criminal behavior, and
26

limited economic prospects during adulthood. Developmental Psychology, 42(2), 381-

390.

Morales, H. (2008). Factores Asociados y Trayectorias del Desarrollo del Comportamiento

Antisocial durante la Adolescencia: Implicancias para la Prevención de la Violencia

Juvenil en América Latina. Revista Interamericana de Psicología 42(1), 129-142.

Nagin, D., Farrington, D., &Moffitt, T. (1995). Lifecourse trajectories of different types of

offenders. Criminology, 33 (1),11-139.

Peña, M., & Graña, J. (2006). Agresión y conducta antisocial en la adolescencia: una integración

conceptual. Psicopatología Clínica, Legal y Forense, 6, 9-23.

Piovani, J. I., & Krawczyk, N. (2017). Los Estudios Comparativos: algunas notas históricas,

epistemológicas y metodológicas. Educação E Realidade, 42(3), 821-840.

Raya, A., Pino, J. & Herruzo, J. (2009). La agresividad en la infancia: el estilo de crianza

parental como factor relacionado. Revista European Journal of Education and

Psychology, 2(3), 211-222.

Rechea, C. (2008). Conductas antisociales y delictivas de los jóvenes en España. Universidad

de Castilla-La Mancha, Centro de Investigación en Criminología.

Redondo, S., & Sánchez-Meca, J. (2003). Guía de tratamientos psicológicos eficaces para la

delincuencia juvenil. En M. Pérez, J. R. Fernández Hermida, C. Fernández Rodríguez e

I. Amigo (Eds.), Guía de tratamientos psicológicos eficaces III. Infancia y adolescencia

(pp. 183-214). Madrid, España: Pirámide.

Rivera, R., & Cahuana Cuentas, M. (2016). Influencia de la familia sobre las conductas

antisociales en adolescentes de Arequipa-Perú. Actualidades en psicología, 30(120), 84-

96.

Rojas, S. (23 de setiembre de 2014). La delincuencia juvenil aumenta en Lima. El Comercio, p. 1.

Rodríguez-López, A., Rico-Díaz, D., Montero-Meneses, O. L., & Rubio-León, Á. M. (2019).

Relación del consumo de alcohol y el monitoreo parental con el inicio de las relaciones
27

sexuales de los adolescentes escolarizados de Colombia. Academia y Virtualidad, 12(2),

95-106.

Rodríguez, J. A. (2015). Un análisis de la relación entre grupo de amigos, edad y conducta

antisocial: delimitando diferencias de género. Archivos de criminología, seguridad

privada y criminalística, (14), 3-4.

Rodríguez, J.A. y Mirón, L. (2008). Grupo de amigos y conducta antisocial. Capítulo

Criminológico, 36, 4, 121-149.

Ruiz, C., & Guerra, E.(1993). Clima social familiar de adolescentes y su influencia en el

rendimiento académico [Tesis de licenciatura inédita]. Universidad Nacional Mayor de

San Marcos, Lima.

Rutter, M.; Giller, H. y Hagell, A. (2000). La Conducta Antisocial de los Jóvenes. Madrid:

Cambridge University Press.

Sanabria, M., & Rodríguez, U. (2009). Conductas antisociales y delictivas en adolescentes

infractores y no infractores. Pensamiento psicológico, 6(13), 16-16.

Sampson, R.J. y Lauritsen, J.L. (1994). Violent victimization and offending: individual,

situational, and community-level risk factors. En A.J. Reiss y J.Roth (Eds)

Understanding and the preventing violence. Washington: National Academic Press.

Sampieri, R., Fernández, C., & Baptista, P. (1991). Metodología de la investigación (5ta. ed.), (pp.

7, 10, 15). Editorial McGraw Hill. México

Sampieri, R., Fernández, C., & Baptista, P. (2014). Metodología de la investigación (6ta. ed.).

Editorial McGraw Hill. México.

Seijo, D., Mohamed, L., & Vilariño, M. (2008). Comportamiento antisocial en menores y

relación con factores de riesgo de origen sociodemográfico, culturales y familiares.

Revista Galega de Cooperación Científica Iberoamericana, 15, 22-30.

Seisdedos, N. (1995). AD. Cuestionario de conductas antisociales-delictivas. Madrid, España:

TEA.
28

Seisdedos, N. (2001). Cuestionario de Conductas Antisociales-Delictivas (A-D). México, D.F.

Editorial El Manual Moderno.

Serrano, A., Rodríguez, D., & Mirón, L. (1997). A psychosocial profile of Spanish adolescents.

Psychology in Spain, 1(1), 90-103.

Sutherland,E.(1939): Principles of criminology. Philadelphia: J.B. Lippincott.

Torres, T., Salazar, J., Reynaldos, C., Figueroa, N. y Araiza, A. (2011). Factores asociados a la

delincuencia en adolescentes de Guadalajara, Jalisco. Papeles de población, 17(68), 103-

126.

Velasco, A., Galicia, M., & Robleas, F. (2018). Conductas antisociales-delictivas en adolescentes:

relación con el género, la estructura familiar y el rendimiento académico. Alternativas en

psicología. FES Iztacala, UNAM.

Veiga de Cabo, J., Fuente, E., & Zimmermann, M. (2008). Modelos de estudios en investigación

aplicada: conceptos y criterios para el diseño. Medicina y Seguridad del Trabajo, 54(210),

81-88.

Warr, M (1998) ‘Life course transitions and desistance from crime’, Criminology 36(2): 183 -

216.

Warr, M. (2002) Companions in crime: the social aspects of criminal conduct. Cambridge:

Cambridge University Press.

Wikström, P. O. H., & Suède. Brottsförebyggande rådet. (1985). Everyday violence in

contemporary Sweden: Situational and ecological aspects. Stockholm, Sweden:

National Council for Crime Prevention, Sweden, Research Division.


29

También podría gustarte