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LA SEÑORA DE LA NATURALEZA

Yo vivía en un pueblito en la puna, cerca del gran bosque que cubría toda la
montaña donde aún pasaban cóndores. Para poder ir a la ciudad tenías que cruzar
todo el bosque, lo lindo de ir es que hacia un poco más de calor y podía meterme al
rio, en vez, lo malo es que era lejos y en la ciudad había muchos ruidos, no había
árboles y no se podía dormir por culpa de las luces.
Un día en los que íbamos al rio al lado del bosque para casar aves, pescar e
ir al nevado Llullupampa que estaba ahí cerca. Un día de esos vi a una chica por los
árboles del bosque, nunca la había visto, era tan bella como la flor del campo y tenía
una vos tan dulce que me llamaba “Mallu, Mallu ayúdame” me pregunté como sabia
mi nombre y dije a los demás “¿han visto a esa chica?” “¿Qué chica?” me sorprendí
porque no habían visto nada y efectivamente me voltee y ya no había nada,” ya es
tarde ay que volver ace mucho frio” “quizás es el frio que te a echo alucinar”, si,
quizás tenían razón.
Subimos toda la montaña hasta llegar al pueblo, (estaba decidido) el día
después iba volver para averiguar si lo que vi era real o no. El día después terminé
rápido de pastear las ovejas y fui al bosque, en el camino encontré mi amigo Daniel
que me pregunto “¿Dónde vas?” no respondí, no quería decírselo, pero entonces él
dijo “quería decirte que yo también vi a la chica ayer” entonces le dije “si quieres
puedes venir conmigo, estoy yendo a averiguar si lo que vi ayer es real o no”.
estábamos muy felices y en el camino encontramos a Mat que también quería unirse
a nosotros.
Llegamos al final de la puna, ya conocía bien el bosque por el norte porque
por ahí se bajaba a la ciudad, pero el lugar donde la había visto era por el sur que no
conocía tan bien por eso nos fuimos por ahí. Caminamos mucho buscándola, hasta
que apareció un puma, nadie nos podía escuchar ya que estábamos en el bosque,
lejos del pueblo, así que nos pusimos a correr, pero el puma era más rápido que
nosotros y mordió la pierna a Mat, yo i Daniel subimos a un árbol, pero Mat se quedo
abajo porque no lograba, estaba tirado y el puma lo iba a comer si no fuese por la
niña que aviamos visto, que dijo al puma “cálmate, no le hagas daño, es un amigo” de
pronto el puma se volvió amable, ella nos dijo, “ayúdame soy la guardiana del bosque,
están talando los arboles y haciendo minas utilizando los niños y los indios como
esclavos” le obedecí, no solo porque amaba el bosque sino también porque me
encantaban sus cabellos rojos, y ella toco la pierna de Mat y se sano como de
milagro, el sorprendido dijo “¿Cómo as echo? ¿eres una bruja?” vi que también Daniel
estaba asustado, y sinceramente yo también, pero ella dijo “no, no lo soy, pero por
favor ayúdenme” nosotros aceptamos. Ella nos dijo por donde ir y en pocas horas
llegamos, más nos acercábamos y mas el ruido de las caídas de árboles crecía.
Cuando legamos vimos indios trabajando con personas atrás con armas y
látigos, según lo que sabia el esclavismo estaba prohibido. Estábamos muy
asustados, aunque nadie quería aceptarlo, sacando todo el coraje que tenia dije “no
se que lugar es este, pero lo que se es que tenemos que ayudar a estos pobres indios
paso una cosa que iba muy rápido, pero por suerte era largo, Mat dijo “creo que
tenemos que subir” era difícil aceptarlo, pero tenía razón porque si nos quedábamos
ahí los guardias podían vernos y descubrirnos. Mat salto primero yo segundo y Daniel
subió ultimo solo que al final no logro saltar y cayo, por suerte no fue aplastado, pero
se quedó ahí hasta que se paró y empezó a correr hacia la caja con ruedas, los
guardianes que estaban por ahí gritaron “! Intruso ¡” en pesaron a disparar a los pies
de Daniel mientras que el corría con toda su fuerza hasta que volteamos la curva y ya
no lo vimos, solo escuche la voz de los guardianes gritando “esta en el tren,
¡atrápenlo!” y un disparo, me puse a llorar hasta que vi una mano la jale con la
esperanza que fuese Daniel, cuando lo vi grite “que lindo que hayas vivido” justo en
ese momento se me resbaló de la mano y me puse a llorar hasta que esta cosa
llamada tren se paro baje corriendo hacia donde se había caído Daniel le saque su
poncho y le cure sus heridas, lo limpie y lo ayude a pararse.
Al otro lado del tren había una gran casa, la mas grande que vi en toda mi
vida a lado había un hueco donde no trabajaban solo indios sino también niños, el
hueco era gigante casi como una ciudad, estábamos admirando hasta que nos
gritaron algunos guardias diciendo “hoy día no comerán su pan, ¡vuelvan al trabajo!”
no nos habíamos dado cuenta de la comida, teníamos un montón de hambre,
entramos al hueco que en si era una mina, ya era medio día y en ese momento los
niños e indios se desplazaban a la sombra y los guardianes se reunían para comer,
nosotros nos escapamos de escondidas a la gran casa, nos metimos en todos los
cuartos hasta que llegamos a una oficina donde estaba el tío de Mat y le dijo “ja, no te
esperaba tan pronto” Mat dijo “¿me esperabas? Como sea no importa afuera están
talando arboles y…”su tío dijo “¿y te sorprende?, yo soy el dueño y si quieres parar la
mina tendrás que pasar sobre mi cadáver, si me vences tu serias el dueño de la mina
y podrías hacer lo que quieres con ella” sabía que el tío de Mat se había ido desde
hace tiempo y que para Mat era difícil pelear contra su propio hermano, pero él dijo
“nunca fui importante para nadie y jamás hice cosas importantes, pero este es mi
momento, ¡Tío, si acepto!” y empezó la pelea Mat intentaba botarlo por la ventana
mientras su tío seguía dándole puñetes, su tío le dio un puñete y el se cayo al piso yo
corrí para dar un puñete a su tío pero el me empujo ala pared y yo me quede sentado,
su tío saco un cuchillo mientras que Mat se levantaba llorando, Daniel también estaba
llorando, su tío se lanzo hacia el con el cuchillo, Mat se agacho su tío salió por la
ventana agarrando a Mat, el antes de caer grito “acuérdense de mi ahí yo me puse a
llorar junto a Daniel.
Un indio que sabia utilizar el teléfono llamo la policía que arresto los
guardianes que tuvieron que plantar de nuevo todos los árboles que habían cortado
volvimos a casa, el día después fuimos al bosque donde la niña nos agradeció desde
ahí la busqué por toda mi vida hasta que me fui a la ciudad de Lima con Daniel donde
ya no vuelan cóndores y donde poco a poco me voy muriendo.

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