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Ensoñación excesiva

La ensoñación excesiva (en inglés, maladaptive daydreaming) es un fenómeno psicológico, caracterizado


por una actividad fantasiosa excesiva que reemplaza la interacción humana e interfiere con el trabajo, las
relaciones y las actividades generales.1 ​ Quien padece esta patología, sueña despierto o fantasea
excesivamente, asumiendo roles y personajes en escenarios creados a su gusto. Las personas que padecen
de ensoñación excesiva son conscientes de que los escenarios y personajes de sus fantasías no son reales y
tienen la capacidad de determinar lo que es real, elementos que los diferencian de quienes padecen
esquizofrenia.

Algunas personas con este trastorno han reportado que el fantasear se siente como una adicción y que tiene
un impacto negativo en sus vidas.2 ​ Estas personas experimentan fantasías muy vívidas y complicadas y
podrían desarrollar emociones hacia los personajes de sus fantasías; la mayoría de ellos mantiene en secreto
esta conducta.3 ​El término maladaptive daydreaming fue acuñado por Eli Somer,4 ​y fue descrito en 2009
por Cynthia Schupak y Jesse Rosenthal, 5 ​ quienes publicaron los resultados de un estudio basado en
cuestionarios vía electrónica en 2011.3 ​ Para su tratamiento se utilizan los medicamentos escitalopram (una
tableta al levantarse) y amitriptilina (una tableta cada 8 horas).[cita requerida]

Antecedentes
El acto de soñar despierto se ha considerado desde hace tiempo como producto de material tácito o
inconsciente. 6 ​ Freud sugirió originalmente que el acto de soñar despierto representaba un intento de
solución a un estado de privación o conflicto subyacente en el individuo y que la fantasía surgida en la
conciencia podría representar un término medio entre un deseo frustrado y los requisitos de ajuste social o
restricciones morales de la sociedad. Los desarrollos posteriores en el psicoanálisis han enfatizado en los
desarrollos libres de conflicto de la mente. Hartman (1958), por ejemplo, sugirió que la fantasía en sí misma
no tiene que surgir solo de la frustración o la gratificación diferida, sino que puede servir para funciones
adaptativas para el organismo desde el principio. Klinger (1971) sugirió que la mayor parte de las fantasías,
tanto en el sueño normal como la ensoñación diurna son una representación de las «preocupaciones
actuales».

No obstante, la ensoñación diurna no ha sido reconocida como un tema de investigación psicoanalítica o


psicoterapia. Barth (1997), quien también notó este fenómeno, lo atribuyó al hecho de que los sueños
diurnos raramente se mencionan espontáneamente en la terapia. Ella postuló que los sueños diurnos han
permanecido inexplorados en la psicoterapia porque los terapeutas no preguntan por ellos, a pesar de ser un
medio útil para ayudar a los pacientes a obtener acceso a su mundo interno. En su libro seminal,
Daydreaming, Singer (1966) informó que el 96% de los adultos estadounidenses presumiblemente
normales, educados, se involucraron en alguna forma de ensoñación. Se informó que esta actividad mental
se produce principalmente cuando uno está solo (por ejemplo, en la cama antes de dormir) y se dice que se
enfoca principalmente en la planificación de acciones futuras y la revisión de contactos interpersonales.
Existen pocos datos sobre la cantidad de sueños diarios normales. En consecuencia, no existe información
normativa sobre lo que constituye una ensoñación patológicamente elaborada o anormalmente extensa. Por
otro lado, ha habido un esfuerzo fructífero para cuantificar los rasgos asociados con soñar despierto. En el
contexto de un estudio de sujetos hipnóticos, Wilson y Barber (1981, 1983) descubrieron casualmente un
grupo de soñadores que luego fueron catalogados como «personalidades propensas a la fantasía». Se decía
que estos individuos compartían la tendencia a «vivir gran parte del tiempo en un mundo creado por ellos
mismos, en un mundo de imágenes, imaginación y fantasía» (Wilson y Barber, 1981, p. 31). Los autores
calcularon que la propensión a la fantasía se manifestaba hasta en un 4% de la población, y observaron que
caracterizaban experiencias generalmente adaptativas, fantasías y rasgos de la personalidad.

Se obtuvo un amplio apoyo para la construcción de Wilson y Barber por Lynn y Rhue y sus colaboradores
(Lynn y Rhue, 1988; Lynn, Rhue y Green, 1988; Rhue y Lynn, 1989; Rauscenberger y Lynn, 1995).
Wilson y Barber (1981) afirmaron que las personas propensas a la fantasía están, en general, bien
adaptadas. Han argumentado que un 14% (Rhue, Lynn, Henry, Buhk y Boyd, 1990). Dos tercios de
Rauscenberger y la muestra no clínica propensa a la fantasía de Lynn cumplían con los criterios del
diagnóstico del Eje I pasado o presente del DSM-III-R (Asociación Psiquiátrica Americana, 1987).
Informaron que, en comparación con los no eran fantasiosas, los fantaseadores eran significativamente más
propensos a la depresión (1995). Este hallazgo estaba en línea con los datos informados previamente (por
ejemplo, Giambara & Traynor, 1978; Singer, 1966, 1975). Concluyeron que para ciertos individuos, la
propensión a la fantasía podría estar asociada con una psicopatología significativa. Gold, Gold, Milner y
Robertson (1986) mostraron datos consistentes con la teoría de que las ensoñaciones de sujetos angustiados
sirven como parte de un ciclo de retroalimentación negativa (Gold & Minor, 1983; Starker, 1982).
Decidieron que las personas psicológicamente sanas usaran sus ensoñaciones de una manera que realza sus
buenos sentimientos acerca de sí mismos mientras que las personas angustiadas interpretan sus ensueños
como otro signo de debilidad o insuficiencia.

Se ha llevado a cabo una extensa serie de estudios de cuestionarios altamente estructurados con individuos
normales para establecer el patrón de los procesos del flujo de conciencia. Este tipo de esfuerzo de
investigación resultó en el desarrollo de subescalas específicas psicométricamente robustas (por ejemplo,
Singer & Antrobus, 1963, 1972, Wilson y Barber, 1981) que permitieron una mayor investigación sobre
varios tipos de ensoñación excesiva y variables de la personalidad relacionadas (por ejemplo, Giambara,
1977, Rauscenberger y Lynn, 1995). La ensoñación excesiva se define como una actividad de fantasía
extensa que reemplaza la interacción humana y/o interfiere con el funcionamiento académico, interpersonal
o vocacional. Poco se sabe sobre la experiencia y los contenidos de la ensoñación excesiva. Aunque la
metodología cualitativa podría arrojar algo de luz sobre estos temas, no se han publicado estudios
cualitativos en el campo.7 ​

Análisis ontológico

La ensoñación excesiva como desorden disociativo

Las personas que padecen ensoñación excesiva informan que su actividad fantaseante implica un enfoque
intenso y absortivo en «mundos privados» espontáneos pero mantenidos y elaborados de fantasía, que se
menciona en la literatura como «paracosmos» (MacKeith, 1983). De hecho, las experiencias de soñar
despierto y de absorción se han identificado durante mucho tiempo como algo disociativo en la naturaleza.
El factor de implicación de absorción-imaginativo de la Escala de Experiencias Disociativas (DES) se
compone de experiencias benignas comunes, como estar absorto en una película o perder el hilo de una
conversación (Carlson & Putnam, 1993). Estudios factoriales DES (por ejemplo, Ross, Joshi & Currie,
1991) muestran que los elementos de absorción/imaginación son mucho más comunes que los de los otros
factores en la escala. Esta se debe principalmente a los elementos DES que buscan abordar la absorción no
representan experiencias inherentemente patológicas. Esto es verdadero incluso cuando el puntaje en un
elemento individual es alto.

La evidencia muestra que la absorción está asociada con la hipnotizabilidad (Smyser y Baron, 1993). La
ausencia de una versión psicopatológica de la absorción ha llevado a afirmar que la absorción no está
relacionada con el trauma, forma no clínica de disociación. Es un rasgo de personalidad asociado con
experiencias normales benignas relacionadas con la capacidad de estar inmerso en un solo estímulo, ya sea
externo (por ejemplo, un libro) o interno (por ejemplo, soñar despierto), mientras descuida otros estímulos
en el medio ambiente (Kihlstrom, 2005). Las ensoñaciones excesivas pueden representar el final patológico
de la absorción de experiencias de espectro. Recientemente, Somer, Lehrfeld, Jopp y Bigelsen (2016) han
proporcionado más evidencia sobre la relación entre la Escala de Ensoñación Excesiva (MDS) y la
disociación.

La correlación significativa entre el puntaje total del DES y el MDS puntaje (r = .55, p < .01) demostró que
la actividad desadaptada inadaptada era similar al fenómeno más general de disociación. Un examen más
cuidadoso de los puntajes de la subescala reveló que los ítems de absorción de los DES fueron más
responsables de esta relación (r = .63, p < .01) que de la amnesia (r = .24, p < .01) o de los elementos de
despersonalización (r = .39, p < .01). Este patrón de asociaciones se corresponde con nuestro entendimiento
de que la ensoñación excesiva es un proceso de absorción total en el mundo interior. La ensoñación
excesiva parece tener fuertes propiedades disociativas caracterizadas principalmente por una propensión
hacia la absorción.

Sin embargo, estos datos no son muy útiles para idear una disociación informada de la estrategia del
tratamiento. Las experiencias de absorción no representan una disociación estructural postraumática. Los
datos disponibles indican que solo el 27% de las personas que padecen ensoñación excesiva informan
haber sufrido algún tipo de abuso físico, emocional o sexual en la infancia u otras formas de trauma. La
mayoría informa sobre una infancia sin incidentes o feliz (Bigelsen y Schupak, 2011). Por lo tanto, las
pautas de tratamiento diseñadas para la psicopatología disociativa severa relacionada con el trauma, como la
DID (Sociedad Internacional para el Estudio del Trauma y la Disociación, 2011) pueden no ser pertinentes.

La ensoñación excesiva como déficit de atención

Varios constructos interrelacionados asociados con la dificultad para permanecer enfocados en tareas
externas se han descrito en la literatura como los que implican la ensoñación. El criterio de diagnóstico A1c
(relacionado con el déficit de atención) para el trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH)
describe un síntoma que alude al soñar despierto: «A menudo parece no escuchar cuando se habla
directamente» (por ejemplo, la mente parece estar en otro lugar, incluso en ausencia de cualquier distracción
obvia) (American Psychiatric Association, 2013). De hecho, soñar despierto a menudo se ha descrito como
característico del TDAH (por ejemplo, Bokor y Anderson, 2014). La «distracción mental» —otro concepto
asociado definido como un cambio de atención de una tarea a preocupaciones no relacionadas— también
se ha asociado con soñar despierto (Marcusson-Clavertz, Cardeña y Terhune, 2016) y con el consiguiente
deterioro del rendimiento (Mrazek et al., 2012). El tempo cognitivo lento (SCT) es otro constructo
relacionado. Se formuló la hipótesis de que el SCT describía una constelación de comportamientos que
incluye soñar despierto, letargo, somnolencia, dificultad para mantener la atención y la falta de actividad.
Las medidas de SCT han mostrado asociaciones con los síntomas del TDAH, particularmente la falta de
atención (Jacobson et al., 2012).

Los datos de investigación confirman la existencia de déficit de atención entre las personas que padecen
ensoñación excesiva. Por ejemplo, los ítems que miden los síntomas de falta de atención del TDAH
demostraron efectos más grandes para las diferencias entre las personas que padecen la Ensoñación
Excesiva y los que no (Bigelsen et al., 2016). Sin embargo, en un estudio reciente sobre la comorbilidad de
la Ensoñación Excesiva, Somer, Soffer-Dudek y Ross (2017) demostraron que las personas que padecen la
ensoñación excesiva padecen psicopatología por falta de atención generalizada. No menos del 76,9% de las
personas que padecen ensoñación excesiva también cumplieron con los criterios de diagnóstico para el
TDAH. Veintisiete de los 30 entrevistados diagnosticados con TDAH se identificaron como tipo inatento
(69% de la muestra completa). Los participantes de la investigación han atribuido invariablemente sus
funciones de atención perturbada a la ensoñación excesiva y afirmaron que su problema precedió a su
TDAH. Los investigadores concluyeron que la ensoñación excesiva no puede explicarse mejor por un
trastorno de atención comórbido. Se encuentra evidencia adicional para la afirmación anterior en el hecho
de que el 23,1% de las personas diagnosticadas con ensoñación excesiva no cumplían con los criterios para
el trastorno por déficit de atención/hiperactividad, lo que demuestra que el TDAH no puede explicar por
completo la ensoñación excesiva. Aunque la naturaleza de la relación entre estos trastornos comórbidos
todavía no se ha resuelto, el tratamiento para la ensoñación excesiva debe incluir claramente la evaluación
de la disfunción de la atención y los componentes del tratamiento derivado.

Diagnóstico
La Escala de Ensoñación Excesiva (del inglés Maladaptive Daydreaming Scale) es un instrumento de
autoinforme de 14 ítems diseñado para medir las fantasías anormales. Es una medida estadísticamente
válida y confiable de la ensoñación excesiva que diferencia bien entre quienes poseen la patología y
quienes no.8 ​

Los diagnósticos de salud mental solo se determinan con base en entrevistas estructuradas administradas
por un profesional;9 10​ ​ por lo tanto, no se ha desarrollado ninguna herramienta oficial de diagnóstico para
la ensoñación excesiva. Esta es frecuentemente diagnosticada erróneamente como esquizofrenia, desorden
mental caracterizado por un comportamiento social anormal y la incapacidad de reconocer lo que es real.11
La esquizofrenia es considerada una psicosis,12 13 ​ 14
​ ​ mientras que la ensoñación excesiva no es
considerada como tal, porque la Escala de Ensoñación Excesiva tiene poca relación con una medida de
psicosis.8 ​ La diferencia fundamental entre ambas patologías es que los pacientes con ensoñación excesiva
son conscientes de que los personajes de sus fantasías no son reales y tienen la capacidad de diferenciar
entre lo que es real y lo que no.11 ​Los pacientes con ensoñación excesiva no oyen voces ni ven a personas
que no son reales, mientras que los pacientes con esquizofrenia si tienen estos síntomas.15 ​

No existe un diagnosis oficial para la Ensoñación Excesiva, pero las personas que la sufren coinciden en
que es una forma intensa y prolongada de soñar despierto que interfiere con su trabajo, relaciones y
actividades generales. Las personas que tienen esta forma de ensueño tienen dificultades para volver a sus
actividades cuando se sumergen en un pensamiento. Los síntomas reportados han indicado una dificultad
en el desplazamiento de la atención en lugar de dificultades para mantener la atención, ya que parecen
mantener su atención lo suficientemente bien como para estar sumergidos en una fantasía durante horas. El
desplazamiento de la atención es la capacidad de desplazar la atención apropiadamente de un objeto a otro.
Más concreto, redirigiendo el foco de atención de una fijación (es decir, un ensueño), hacia un enfoque
diferente de atención (es decir, la tarea que se necesita hacer). Estos actos de soñar despierto son muchas
veces reportados como involuntarios, altamente inmersivos y repetitivos, por lo que los pacientes con
ensoñación excesiva pueden experimentar algo similar a la «preservación de pensamiento» observada en
las personas con trastorno obsesivo-compulsivo y las dificultades de cambio de atención experimentadas
por las personas con trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Al igual que las personas con
problemas de desplazamiento de la atención hacen (es decir, TDAH), las personas con ensoñación excesiva
tienden a cambiar constantemente e involuntariamente su atención hacia el interior durante las actuaciones
monótonas. La diferencia es que las personas que sufren de TDAH no informan tener fantasías tan
inmersivas o prolongadas, dada su menor capacidad de atención. Los pacientes con ensoñación excesiva
parecen tener la capacidad de mantener y llamar la atención (atención sostenida) y por lo tanto su
incapacidad para concentrarse en una tarea importante en lugar de su ensueño puede deberse a una
dificultad en dirigir la atención, volver a la tarea consciente y premeditada (desplazamiento de la atención).

Dada su naturaleza privada, es difícil formar una definición generalmente acordada de soñar despierto. La
connotación más común es que el soñar despierto representa un cambio de atención lejos de alguna tarea
física o mental primaria fijada, o lejos de mirar directamente o escuchar algo en el ambiente externo. La
ensoñación normal o fantasía consciente parece más probable que ocurra en condiciones similares a las del
sueño nocturno. Una persona que está sola en una situación en la que hay muy poca estimulación externa,
quizás la mayoría de las veces justo antes de irse a dormir, es probable que se encuentren involucrados en
un ensueño extenso o en un monólogo interior. Soñar despierto tiene mucho que ver con el concepto de
mente vagando y hay más estudios realizados bajo este concepto, que bajo el ensueño. En los estudios, la
mayoría de los sujetos no eran conscientes de que su propia mente vagaba, lo que sugiere que la vagancia
de la mente es más pronunciada cuando carece de meta-conciencia. Lo que se puede sacar de estos estudios
es que la detección de conflictos y el control cognitivo son necesarios para traer la atención de nuevo, por
lo que las personas que tienen una alta tendencia a vagar mentalmente, podría muy probablemente tener
dificultades con esto. Más investigación debe hacerse en torno a los aspectos neurobiológicos que hacen
que una persona sueñe de esta manera. Todos nos obsesionamos con las cosas en diversos grados, hay un
valor real en quedar atrapados en los ensueños y sobreenfocados, pero algunas personas sufren de esto a tal
grado que interfiere con su capacidad para desenvolverse normalmente.

Los síntomas más comunes son:16 ​

1. Las experiencias individuales son altamente inmersivas.


2. El individuo puede desarrollar un vínculo emocional con los personajes.
3. Tienden a expresar emociones sin darse cuenta mientras sueñan despiertos: por ejemplo,
hablan, ríen, lloran, sonríen o fruncen el ceño durante su ensueño.
4. A menudo existe una relación entre la ensoñación y la música: o bien el individuo utiliza la
música con el fin de causar los ensueños, o se sienten incapaces de parar cuando
escuchan música.
5. El soñar despierto es compulsivo y al individuo le resulta difícil dejarlo, incluso en
detrimento de otras actividades y comportamientos.
6. A menudo hay un tic o movimiento/comportamiento que el individuo realiza de forma
inconsciente mientras sueña despierto, tales como tocar un lápiz, comerse las uñas o mover
su pierna hacia arriba y hacia abajo.
7. En algunos casos, las personas dicen sentirse mareadas o experimentar dolores de cabeza
después de sus ensoñaciones.
8. Algunos exhiben síntomas similares al síndrome de Asperger, trastorno de déficit de
atención (e hiperactividad) y trastorno obsesivo-compulsivo. Algunas personas con
ensoñación excesiva padecen también ansiedad social y/o depresión. Muchas veces
sucede en individuos que tienen deseo de hacer las cosas pero que se ven frustrados al no
poderlo lograr (como por ejemplo el hacer amistades y socializar en el caso de quienes
padecen de síndrome de Asperger).17 ​

Tratamiento
En enero de 2018, el Dr. Eli Somer publicó un artículo académico denominado «Maladaptive
Daydreaming: Ontological Analysis, Treatment Rationale; a Pilot Case Report», el cual aborda un
tratamiento para esta enfermedad.18 ​

Véase también
Despersonalización
Personalidad tendente a la fantasía
Procrastinación
Trastorno de personalidad por evitación
Trastorno obsesivo-compulsivo
Trastorno del espectro autista

Referencias
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4. Somer, Eli (2002). «Maladaptive Daydreaming: A Qualitative Inquiry» (https://web.archive.or
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5. Schupak, Cynthia; Rosenthal, Jesse (20 de junio de 2007). «Excessive daydreaming: A
case history and discussion of mind wandering and high fantasy proneness» (https://web.arc
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46/Excessive-daydreaming-A-case-history-and-discussion-of-mind-wandering-and-high-fant
asy-proneness) el 25 de octubre de 2012.
6. Bollas, 1992, Kahn, 1963, McDougall, 1978, Singer, 1978, Winnicott, 1971
7. Claros ejemplos son Chūnibyō Demo Koi ga Shitai!, el cual gira en torno a quienes
"padecen" esto, y Yahari Ore no Seishun Love Come wa Machigatteiru, donde el personaje
Zaimokuza Yoshiteru es tal cual.
8. Somer, Eli. «Maladaptive Daydreaming: Development and validation of the Maladaptive
Daydreaming Scale (MDS)» (https://www.academia.edu/19709946/Development_and_Valid
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