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Capítulo 4
EL BALANCE
Definiciones de balance
La explicación de los conceptos prácticos de la contabilidad se inicia tradicionalmente con el balance, por dos
razones:
En primer lugar, porque realmente se trata de la primera información contable que debe prepararse en
relación con una entidad. Es más, hay quien ha llamado al balance la cuenta inicial que debe efectuar una
empresa; es decir, el recuento de inicio o de arranque que se realiza para saber con qué contamos al empezar
nuestra actividad, aunque ni siquiera ahí puede apreciarse la totalidad de su importancia, ya que el balan- ce
es un documento que se sigue haciendo, una vez al mes cuando menos, y que sirve a los directivos de la
empresa para tomar decisiones constantemente. Incluso, el sueño dorado de los ejecutivos está a punto de
realizarse gracias a la tecnología, pues algunas organizaciones pueden ya tener balances diarios que les
permiten la toma de decisiones con mucha mayor información y de forma oportuna. Las instituciones de
crédito han sido pioneras en este sentido desde hace años.
En segundo lugar, y desde un punto de vista académico, el balance contiene una serie de conceptos básicos
para quien se inicia en estos estudios, sobre todo si se piensa que el alumno debe comprender y no sólo
memorizar los conceptos aprendidos.
Hecha esta puntualización, iniciemos con las definiciones del balance:
Definiciones de balance:
Fotografía de la empresa
Documento que muestra la situación financiera de la entidad a una fecha determinada.
[Lara, 1984: 30, y Prieto, 1987: 15.]
Información relativa a un punto en el tiempo de los recursos y obligaciones financieras de la entidad, la cual es
presentada en un documento denominado balance.
[IMCP, boletín A-5: párr. 11.]
Doble lista de propiedades de la entidad y de personas que han aportado dichas propiedades a una fecha de-
terminada.
El balance general, también llamado estado de situación financiera o estado de posición financiera, muestra
información relativa a una fecha determinada sobre los recursos y obligaciones financieras de la entidad, por
consiguiente, los activos en orden de su disponibilidad, revelando sus restricciones; los pasivos atendiendo a
su exigibilidad, revelando sus riesgos financieros; así como el capital contable o patrimonio contable a dicha
fecha.
[Norma de Información Financiera A-3, “Necesidades de los usuarios y objetivos de los estados financieros”, párr. 42.]
Como puede apreciarse, la primera definición es muy simple y sólo da una idea a quien se aproxima a la
materia, de que estamos hablando de un documento que nos mostrará de manera estática la entidad en un
día determinado de su vida, con las ventajas y desventajas que ello representa, exactamente como lo haría la
fotografía de una familia. No nos explica, por ejemplo, por qué alguien está ausente o si alguien llegó
posteriormente; sólo podemos apreciar quién estaba en ese momento.
La segunda es la definición clásica que pertenece a dos autores mexicanos muy respetados, la cual sigue
vigente.
En tercer lugar está la definición que daba el antiguo boletín A-5 de principios de contabilidad, que de manera
sencilla establecía los conceptos básicos del documento. En último lugar figura la que se proporciona en la
NIF A-3, y es la que normativamente está vigente en la actualidad.
Me interesa destacar la penúltima porque expone en términos muy sencillos la aparente complejidad
del documento: por un lado las propiedades de la entidad, tangibles o intangibles, bienes o derechos, pero
que son poseídos por la empresa. Por otro lado, la lista de las aportaciones que hacen las personas, de manera
temporal o permanente, pensando en que les paguen o en obtener utilidades, pero siempre trayendo algo a la
empresa que ha sido medido en términos monetarios.
Propiedades de la entidad
La lista anterior no es definitiva sino esquemática, así que puede pensarse en muchos ejemplos más: dinero
invertido en valores de inmediata realización, equipo de cómputo, maquinaria, derechos intangibles
adquiridos por la organización, etc. Piense en todas las opciones que guste y consúltelas a su profesor.
La lista de las personas, por su parte, se divide en dos, y comprende a las que estarán temporalmente en la
entidad y las que estarán de manera permanente, o casi permanente.
Obligaciones de la entidad
Se debe tener presente, entonces, que al pasivo hay que restituirle sus aportaciones en determinadas fechas;
es decir, han aportado algo a la entidad pero con la clara idea de que les será pagado en una fecha futura,
cercana o lejana. En cambio, el capital tiene un sentido de permanencia mucho mayor, y no hay una fecha
previamente establecida para restituirle sus aportaciones, y bien podría quedarse para siempre.
Podemos puntualizar de manera muy técnica cada uno de los conceptos anteriores, así que veamos las
definiciones que actualmente proporcionan las Normas de Información Financiera sobre estos elementos del
balance.
Los balances se presentarán siempre, haciendo énfasis en que el activo será igual a la suma del pasivo más el
capital, no importa si se trata de un balance inicial o de uno efectuado tras meses o años de operaciones; no
importa lo que hayan cambiado las cifras desde el balance inicial, esta igualdad siempre se mantendrá.
Un usuario de información financiera sabe lo anterior, pero es importante recalcar- lo para quienes ven por
primera vez un balance, para que cuando tengan que elaborar uno, tengan cuidado de mencionar esta
igualdad.
a) De cuenta.
b) De reporte.
c) A la inglesa.
Debe quedar claro que sólo se trata de cuestiones de forma, y que en el fondo el balance permanece
inalterable. Para ejemplificar lo anterior, a continuación se proporcionan tres versiones del mismo balance
usando los formatos referidos.
En Estados Unidos, donde se tiene una mayor cantidad de datos sobre información contable de las empresas,
se conoce que de las 600 que cotizan en la bolsa de valores, 31% usa el formato de cuenta.
[Horngren, 1996: 147.]
Balance en forma de reporte
Según la estadística mencionada anteriormente, 69% de las empresas estadounidenses que cotizan en la
bolsa de valores usa el formato de reporte. [Horngren, 1996: 147].
Las nuevas Normas de Información Financiera han conservado prácticamente intacto este concepto, que
ahora es considerado el postulado de dualidad económica, cuya redacción es en esencia la misma.
Postulado de dualidad económica
En segundo lugar, que los socios que se incorporan a una entidad y hacen aportaciones de cualquier
tipo, ya sea en dinero o en bienes, tienen derecho sobre esa porción de la empresa que aportaron, pero sólo
en términos monetarios. Para decirlo más claramente, si una persona aporta un bien, transfiere su propiedad
a la entidad, y si quiere retirarse, tendrá derecho a la porción de dinero equivalente, pero no al bien mismo.
Por supuesto, puede haber excepciones, pero necesitan especificarse con toda claridad en las escrituras
constitutivas de las entidades; de no ser así, la regla anterior opera inexorablemente.
Esto último se deriva más del antiguo principio que del nuevo postulado, pero sigue siendo así y vale la
pena recordarlo.
Activo circulante
Algunos autores sostienen que en esta primera clasificación deben incluirse aquellos activos relacionados con
el giro o tráfico principal del negocio [Prieto, 1987: 15]; incluso consideran que dicha característica originó que
se le llamara activo circulante. En épocas recientes se han incorporado a este grupo los pagos anticipados, por
motivos más bien relacionados con el tiempo de su consumo.
En realidad, el boletín respectivo de las Normas de Información Financiera, como antes los principios de
contabilidad, establece el periodo de un año o un ciclo normal de operaciones para que las propiedades de la
entidad a las que les suceda alguna de las tres situaciones que se mencionan antes puedan considerarse
activos circulantes, ya que un año es la medida normal de la mayoría de los ciclos de operaciones. Incluso
existen muchas empresas con ciclos más pequeños, aunque también hay negocios con otros
excepcionalmente grandes, que superan el año. En esos casos, deberemos considerar como activos
circulantes todos aquellos que se realicen en el ciclo normal, aunque éste exceda el año.
Un ejemplo serían ciertos ranchos dedicados a los cultivos que cosechan en ciclos mayores al año. No
profundizaremos más en lo anterior, ya que todos los ejemplos que se usarán en este libro, propio para un
curso inicial de contabilidad, corresponderán a empresas con ciclos anuales o menores.
Vale la pena consignar algunos ejemplos de activos circulantes:
En el activo circulante están considerados los clientes y los deudores. Aunque algunas personas eluden
distinguirlos llamándolos genéricamente cuentas por cobrar, es preferible que desde un principio se señalen
sus diferencias, como haremos a continuación. Como puede suponerse, en las empresas es interesante
controlar tanto la deuda total como la de cada persona que nos adeuda alguna cantidad. A los renglones del
balance o cuentas que tienen esta característica se les llama cuentas personales.
Por la característica de englobar múltiples elementos también se les conoce como cuentas colectivas.
Cuentas personales del activo circulante
En el lenguaje coloquial, cliente es toda aquella persona que cruza la puerta de la empresa, pues aunque no
llegue a realizar alguna operación se le considera un cliente potencial.
Ahora debemos empezar a usar el lenguaje técnico de la contabilidad, y en ese sentido estamos definiendo el
término cliente. En el caso de los deudores, en algunas empresas prefieren llamarlos funcionarios y empleados
—si es que no acostumbran tener deudores externos—, pero cabe la posibilidad de que nuestra empresa le
preste dinero a otra, ya sea porque es de un familiar o del mismo grupo comercial.
En cambio, en el caso de documentos por cobrar se trata de cualquier deuda amparada con una letra de
cambio o pagaré, sin importar si se originó en una venta de mercancía o en cualquier otra operación. Al
firmarse el título de crédito o título-valor desaparece la importancia del origen de la deuda, y es el documento
el único y fundamental sustento de la operación.
Simplemente, “como caso particular o curioso” debemos señalar que hay empresas en las cuales a
todos los clientes se les pide firmar un documento. Por supuesto que en ese caso las cuentas de clientes y
documentos por cobrar serían prácticamente lo mismo.
Otro caso que merece comentario aparte es la mercancía, pues normalmente pensamos en la que está
en nuestro poder en el almacén. Incluso es común designarla simplemente como almacén, y se entiende que
no nos referimos al edificio sino al contenido. Enseguida se presentan tres definiciones relativas a diferentes
tipos de mercancía que servirán para aclarar algunos detalles. Las dos primeras se consideran dentro del
activo circulante.
Mercancía en consignación. Es aquella que una persona llamada comitente envía a otra (normalmente
radicada en una ciudad diferente), denominada consignatario o comisionista, a fin de que la venda a nombre y
por cuenta del comitente. En el ejercicio resuelto que aparece al final del capítulo, la mercancía en
consignación son artículos propiedad de La Comercial, S. A., que se encuentran en otra empresa para ser ven-
didos y, como se verá, es parte del activo circulante, colocada después del almacén (porque es menor en
monto y menos disponible).
Mercancía en tránsito. Es la que normalmente se adquiere en una ciudad o plaza diferente a aquella en la que
se encuentra la empresa, probablemente en el extranjero, bajo el criterio libre a bordo (LAB). Es decir, que
hemos entrado en posesión de ella cuando el proveedor la ha depositado en un transporte, tal vez un barco en
el país de origen. Un ejemplo cercano a nosotros serían los libros o discos compactos que adquirimos con
Amazon. La mercancía en tránsito es ya propiedad de la empresa que la adquirió, pero viene en camino y,
como podrá apreciarse en el ejercicio resuelto, es parte del activo circulante, colocada después del almacén y
de la mercancía en consignación (porque es menor en monto y, sobre todo, menos disponible).
La tercera, en cambio, no puede incluirse en el balance por tratarse de un bien ajeno.
Mercancía en comisión. Es aquella que el consignatario o comisionista recibe del comitente para venderla a
nombre y por cuenta de éste. Aunque no se plantea este caso, la mercancía de este tipo sería propiedad de la
empresa que la envía, por tanto el comisionista no podría incluirla en su activo, en su pasivo o en su capital. Se
presentaría al pie del balance, después de las sumas, dejando claro que es un bien ajeno que nos ha sido
encomendado para su custodia.
Aunque los pagos anticipados no son el principal concepto del activo circulante, muchas veces causan
confusiones entre quienes inician el estudio de esta materia; además, hasta hace algunos años se clasificaban
en otro grupo, en el activo diferido, por ello vale la pena su ejemplificación más detallada.
Para decirlo de otra manera, se trata de derechos adquiridos por la empresa, cuantificables en dinero y que
usará o aprovechará en el corto plazo, es decir, en un año o menos. Salvo muy raras excepciones, todos los
pagos anticipados se consumen en un año o menos.
Conceptualmente, el grupo de activo circulante es, tal vez, el que representa mayor problema de
comprensión. A continuación aparece el concepto de activo no circulante, que es mucho más sencillo.
Activo no circulante
Después del activo circulante, se decidió agrupar todos los conceptos que le siguen con el nombre de
activo no circulante. Como no siempre fue así, vale la pena hacer una primera aclaración.
Activo No Circulante
Una vez aclarado que estamos en el actual grupo de activo no circulante, sigamos la nomenclatura antigua
para ser lo más precisos posibles en la explicación.
Activo fijo
El activo fijo, actualmente incluido dentro del activo no circulante, se refiere siempre a bienes tangibles.
Veamos.
Aunque ejemplos de activos fijos podría haber miles, en esta oportunidad sólo se mencionan algunos. Si tiene
a la mano otros ejemplos, consúltelos con su profesor.
Aunque este no es un libro para una clase de impuestos, resulta interesante confirmar que algunos conceptos
contables son muy semejantes a los fiscales. Por esta razón se proporcionan algunas definiciones desde el
punto de vista fiscal para establecer comparaciones.
Activo diferido
Vale la pena señalar que el grupo de los activos diferidos se diferencia de los pagos anticipados (ya
considerados en el activo circulante) sólo en el tiempo de su vida útil.
Además, debe recordarse que antiguamente (antes del boletín C-5, que data de octubre de 1981) los pagos
anticipados formaban parte de esta clasificación.
Por otra parte, éstos son casi siempre activos intangibles, cuya aplicación a gastos ha sido diferida, de ahí su
nombre.
La anterior es una lista muy tradicional, y algunos autores criticarían uno o más de los conceptos referidos,
pero lo cierto es que la idea general de activo diferido ha ido desapareciendo paulatinamente de los balances
de empresas y cada vez son menos importantes en monto y número de conceptos. La causa es que las
empresas buscan cada vez más la salud financiera, y una manera agresiva de tenerla es considerar los posibles
activos diferidos como gastos del mismo periodo en que se incurren.
Al igual que en el grupo anterior, en esta definición se incluye el concepto fiscal de gastos diferidos.
Entre los activos diferidos siempre destaca, por su aparente complicación, el crédito mercantil, por lo que vale
la pena profundizar un poco en él. Lo primero sería definirlo.
En este primer ejemplo se aprecia que el sobreprecio pagado es totalmente subjetivo; es decir, en algunos
casos obedeció a que algunos bancos eran muy buenos, pero en otros simplemente fue causado porque la
institución subastada era la última y había varios grupos involucrados en la puja, lo cual elevó
innecesariamente los precios.
Como puede notarse rápidamente, los tiempos han cambiado cinco años después y los sobreprecios (crédito
mercantil) se vuelven mucho menores, más pensados y, probablemente, basados mas en cifras o en
expectativas contables.
Como puede advertirse, estos dos tipos de activos tienen algunas características que comparten y otras que
los diferencian. Por ejemplo, en ambos casos hay una vida útil superior a un año, y la determinación de qué es
activo y qué no lo es, se relaciona con el monto fijado por cada empresa. En cambio, el activo fijo es tangible y
el diferido, casi siempre, intangible. Por otra parte, al final de su vida útil el activo fijo no se consume y el
activo diferido, en términos generales, sí se consume.
Es preciso insistir en que el concepto de activo diferido —tan comúnmente comentado en los libros de texto—
aparece cada vez menos en los balances de las empresas reales, las que optan, con mayor frecuencia, por
considerarlo un resultado del periodo, es decir, un gasto.
Otros activos
En la realidad existen muchas empresas que usan otro tipo de activos. Incluso un sector importante de éstas
menciona, por separado y en un renglón especial, algunos conceptos que por su naturaleza y monto lo
requieren. El caso más importante serían aquellos negocios que tienen montos significativos invertidos en
subsidiarias.
Cuentas y documentos por cobrar a largo plazo. Son aquellos que serán convertidos en dinero hasta
después de un año a partir de la fecha del balance. Como es fácil suponer, este concepto puede no existir en
muchas empresas y en otras ser importantísimo, por ejemplo en aquellas tiendas de productos para el hogar
que venden con pagos semanales, o las agencias automotrices que dan plazos de 24 y 36 meses para liquidar
un automóvil. Debe subrayarse que en aquellos casos de clientes que han firmado, por ejemplo, 24 letras o
pagarés con vencimientos mensuales, tendremos que colocar los 12 primeros documentos en el activo
circulante y los documentos 13 a 24 en el otro activo.
Inversiones en subsidiarias. Se refieren a los casos en que una empresa compra acciones de otra con la
finalidad de controlar, y no para especular, como sí lo hacen las inversiones en valores del activo circulante. En
México encontramos muchas empresas controladoras (holdings) que poseen acciones de diversos negocios
con el objetivo de que los socios de la controladora o tenedora puedan dirigir desde allí los destinos de las
otras empresas.
Depósitos en garantía. Existen muchos ejemplos, tal vez pequeños en cuanto a su monto. Basta con citar el
caso de la energía eléctrica o del arrendamiento, contratos ambos en que se requiere dejar una cantidad de
dinero en calidad de depósito, la cual ni se consume ni se pierde, y al terminar el contrato puede utilizarse o
devolverse, pero durante su vigencia la cantidad está ahí y sigue siendo propiedad de quien la entregó.
En la categoría de pasivo a corto plazo están los proveedores y acreedores, como se muestra en la pantalla de
arriba. Igual que en el caso del activo circulante, clientes y deudores, tratemos de evitar la expresión cuentas
por pagar, que pretende englobar a ambos, y que se refiere a un sistema especial de control aplicable a
empresas muy específicas.
El concepto de acreedores sirve también para considerar los llamados gastos acumulados por pagar, es decir,
aquellos que por el simple transcurso del tiempo hemos incurrido en la obligación de pagar, por ejemplo la
energía eléctrica, el servicio telefónico, la televisión por cable, ciertos impuestos. Cada uno de ellos se
considera un acreedor más, y es muy importante que el contador esté pendiente cada fin de mes de registrar
esta deuda nueva que se ha generado porque hemos consumido el servicio correspondiente.
Tal como sucede en el activo con los pagos anticipados, los cobros anticipados no son el principal concepto del
pasivo a corto plazo, pues incluso se presentan con poca frecuencia en las empresas, aunque ciertas
organizaciones manejan cobros anticipados de manera muy significativa. Anteriormente se les designaba con
el nombre de pasivo diferido o créditos diferidos (ya que su aplicación como producto debía diferirse) y
ameritaban una clasificación aparte en un grupo especial, pero en la actualidad se han incorporado al pasivo a
corto o largo plazo dependiendo de cuándo se devengan.
Cobros anticipados
Es importante diferenciar entre pagos anticipados (pertenecientes al activo circulante) y cobros anticipados
(pertenecientes al pasivo a corto plazo), por lo que a continuación se proporciona un cuadro comparativo.
Es importante insistir en que si tenemos un pasivo que venza, parte en el corto plazo (un año o menos) y parte
en el largo plazo (más de un año), debemos considerar ambas porciones en la clasificación correspondiente.
Las aportaciones de los dueños es lo que conocemos como capital social, representado por acciones en las
sociedades anónimas. En las organizaciones no lucrativas se le llama patrimonio social.
Las donaciones que se reciban deben ser presentadas en un renglón por separado; en algunos casos
todavía se utiliza el antiguo término de superávit donado para registrarlas. El ejemplo más común son las
poblaciones que quieren aumentar su actividad comercial o industrial y donan terrenos a empresas para
atraerlas. Debe quedar claro que no se está hablando aquí de los donativos que reciben las sociedades de
beneficencia; éstas no son tema de nuestro curso.
Aunque posteriormente serán tratados con profundidad, enseguida se mencionan algunos ejemplos
de capital contribuido.
Tenemos dos ejemplos más. Las aportaciones para futuros aumentos de capital es simplemente una manera
rústica de ir juntando aportaciones de los socios y formalizarlas hasta que se completen, básicamente con la
idea de no presionarlos con fechas límite que puedan meterlos en problemas si no son cumplidas, ya que la
legislatura mercantil mexicana es severa en este punto.
Por otra parte, las primas en ventas de acciones son los sobreprecios pagados sobre el valor nominal de una
acción al colocarla en el mercado, tratándose de empresas que cotizan en bolsa.
Una vez que la empresa ha empezado a funcionar, también se presenta el capital ganado.
Podría aportarse una denominación adicional de este concepto que tal vez no usemos en el resto del libro,
pero que es común en ciertos medios financieros. Se trata de llamar activo neto al capital, o dicho de otra
manera, el activo menos el pasivo.
Aspectos legales
El artículo 33 del Código de Comercio señala que debe llevarse un sistema de contabilidad tal que permita
preparar de los estados a incluir en la información financiera del negocio.
En tanto, el artículo 172 inc. C, de la Ley General de Sociedades Mercantiles, ordena que las sociedades
anónimas deben presentar anualmente, por medio de sus administradores, un informe a la asamblea de
accionistas que incluya, entre otras cuestiones, un estado que muestre la situación financiera de la sociedad a
la fecha del cierre del ejercicio.