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TESIS 1.

INTERPRETACIÓN DE LA SAGRADA ESCRITURA

0. INTRODUCCIÓN: NATURALEZA E INTERPRETACIÓN DE LA SAGRADA ESCRITURA

I. CRITERIOS HERMENÉUTICOS DE LA NATURALEZA DE LA SAGRADA ESCRITURA

II. INTERPRETACIÓN DE LA BIBLIA EN LA IGLESIA: MÉTODOS Y LECTURAS


II.1. Métodos y acercamientos para la interpretación
II.1.1. Los métodos histórico-críticos
II.1.2. Nuevos métodos de análisis literario
II.2. Sentidos de la Escritura inspirada
II.2.1. Sentido literal
II.2.2. Sentido espiritual
II.2.3. Sentido pleno
II.3. Dimensiones características de la interpretación católica
II.3.1. La interpretación en la Tradición bíblica
II.3.2. La interpretación en la Tradición de la Iglesia
II.2.3. Sentido pleno

III. LA BIBLIA EN LA VIDA DE LA IGLESIA


III.1. Uso de la Biblia en la liturgia y los sacramentos
III.2. La Lectio divina
III.3. Uso de la Biblia en el ministerio pastoral
III.4. La Biblia y el ecumenismo

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0. INTRODUCCIÓN: NATURALEZA E INTERPRETACIÓN DE LA SAGRADA ESCRITURA
La Sagrada Escritura necesita ser interpretada, pues posee una naturaleza especial: toda ella es palabra
humana, pero toda ella es al mismo tiempo Palabra de Dios. Al igual que Jesucristo, que es la Palabra
encarnada, la Biblia tiene una doble naturaleza: humana y divina. Esta peculiaridad convierte a la Sagrada
Escritura en un texto que no resulta siempre fácil de interpretar.

I. CRITERIOS HERMENÉUTICOS DE LA NATURALEZA DE LA SAGRADA ESCRITURA


A partir de la Constitución Dogmática Dei Verbum (DV) del Concilio Vaticano II, la Iglesia propone
una serie de criterios reconocidos por toda hermenéutica bíblica que resultan válidos para los creyentes:

a) La Sagrada Escritura es Palabra divina y humana: El principio básico para interpretar correctamente la
Biblia es el de conservar la referencia constante a su carácter humano y divino, que constituyen dos
cualidades inseparables de la Escritura. La historia de la salvación no es una mitología y por tanto hay
que estudiarla con los métodos de la investigación histórica. Pero al mismo tiempo debe emplearse el
método teológico para descubrir la palabra de Dios que se encuentra en ella.
b) Tenemos que tomar en serio la humanidad de la Sagrada Escritura, porque para conocer lo que Dios
quiso comunicarnos hemos de estudiar lo que los autores querían decir y Dios quería dar a conocer con
tales palabras (DV 12).
c) Para saber qué dice Dios en la Sagrada Escritura es preciso conocer los condicionamientos, la intención
y el lenguaje del autor.
d) Para interpretar la Sagrada Escritura es necesario conocer los géneros literarios de la época del autor
sagrado - según los modos de pensar, expresarse y narrar utilizados en su tiempo y cultura (DV 12), así
como los métodos filológicos y lingüísticos e histórico-críticos.
e) Para interpretar la Sagrada Escritura se pueden utilizar los métodos de interpretación propios de las
ciencias humanas, liberados de todo principio filosófico contrario a la naturaleza divina de la
Escritura.

Pero, ante todo, la Sagrada Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo Espíritu con que fue escrita
(DV 12). La Sagrada Escritura es legítima no porque es reconocida por la Iglesia, sino porque es inspirada
por Dios.
Para descubrir el verdadero sentido del texto sagrado hay que tener muy en cuenta:
 El contenido y la unidad de toda la Escritura: debemos interpretar la Sagrada Escritura dentro de la
Historia de la Salvación, cuyas etapas nos descubren los textos sagrados que están orientados a Cristo y
su evangelio. Por eso es muy importante que tengamos en cuenta la unidad que existe entre el AT y el
NT.
 La Tradición viva de la Iglesia: debemos interpretar la Sagrada Escritura dentro de la tradición
apostólica transmitida y vivida en la Iglesia desde siempre, aceptada por todos y en todo lugar. Para ello
debemos considerar:
 El testimonio de los Santos Padres y de la liturgia.
 El consentimiento universal del Pueblo de Dios en las cosas de fe y costumbres
 Las orientaciones de su magisterio, aunque sin olvidar que el Magisterio de la Iglesia no está
por encima de la Palabra de Dios, sino a su servicio, enseñando lo que fue transmitido (DV 10).
 La analogía de la fe: interpretar la Sagrada Escritura dentro del misterio de la Revelación de Dios en
Cristo, transmitido por la fe apostólica y que coincide con la fe de la Iglesia. Es necesario por tanto
considerar la cohesión de las verdades de la fe entre sí en el contexto total de la Revelación, buscando la
correspondencia entre las promesas del AT y su cumplimiento en el NT, fijándonos en el todo y en cada
una de sus diferentes partes.

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II. INTERPRETACIÓN DE LA BIBLIA EN LA IGLESIA: MÉTODOS Y LECTURAS
II.1. Métodos y acercamientos para la interpretación
La Pontificia Comisión Bíblica habla de métodos y acercamientos a la hora de interpretar la Sagrada
Escritura:
 Métodos exegéticos son aquellos procedimientos científicos que se utilizan para explicar los textos.
 Acercamientos son búsquedas orientadas según puntos de vista particulares.
II.1.1. Los métodos histórico-críticos
Los métodos histórico-críticos, que suelen considerarse indispensables para el estudio científico del
sentido de los textos antiguos, son los más empleados en la exégesis bíblica en la actualidad.
Su finalidad consiste en dejar en claro, de modo sobre todo diacrónico, el sentido expresado por los
autores y redactores de la Sagrada Escritura. Nos muestran los procesos históricos de producción de los
textos bíblicos y su sentido, pero comentándolos únicamente como lenguaje humano, recurriendo a
métodos procedentes del ámbito de las ciencias humanas. Aunque no tengan en cuenta que la Biblia es
también Palabra de Dios, sí que permiten al exégeta captar mejor el contenido de la Revelación.
a) Historia
Aunque algunos de sus elementos se remontan a la época patrística, no fue hasta el siglo XVII cuando
esta manera de interpretar las Escrituras comenzó a adquirir sus formas modernas, con la aplicación de la
crítica textual al estudio de la Biblia. A partir del siglo XIX comenzó a prestarse atención al problema de las
fuentes que constituyen el texto bíblico. Por su parte, H. Gunkel observó la importancia de los géneros
literarios y del ambiente de origen de estos escritos. En la primera mitad del siglo XX también se fijaron en
los géneros literarios M. Dibelius y R. Bultmann, aunque desde la perspectiva del estudio crítico de las
formas. Los métodos histórico-críticos alcanzaron finalmente su forma clásica cuando se añadió a la historia
de las formas el estudio crítico de la redacción, centrado en la redacción final del texto.
Con posterioridad se ha intentado explicar el texto bíblico desde otros enfoques (marxismo,
psicoanálisis, teología de la liberación, feminismo), pero sin demasiado éxito.
b) Principios
En su forma clásica, los métodos histórico-críticos se guían por los principios siguientes:
 Son métodos históricos, sobre todo porque procuran determinar los procesos históricos de producción
del texto bíblico, procesos diacrónicos a veces complicados y de larga duración.
 Son métodos críticos, porque emplea criterios científicos tan objetivos como sea posible.
 Son métodos analíticos, que estudian el texto bíblico como cualquier otro texto de la antigüedad y lo
comentan como lenguaje humano.

c) Descripción
En su estado actual de desarrollo, los métodos histórico-críticos comprenden las siguientes fases:
a) Las que explican el texto por su génesis, en una perspectiva diacrónica. Este tipo de análisis pretende
establecer la lectura original o aproximarse a ella mediante la comparación de documentos. Estudia el
texto bíblico desde fuera, a través de aspectos como su origen o la comparación con las culturas que
rodean al ambiente donde se ha formado. Permite captar el dinamismo histórico que anima la Sagrada
Escritura, reconociéndola como palabra humana:
1. La crítica textual, que trata de aproximarse lo más posible al texto original.
2. El análisis lingüístico y semántico, que pretende entender el texto a estos niveles.
3. La crítica literaria, que busca descubrir las unidades literarias del texto, discernir su comienzo y su
final y verificar su coherencia interna.
4. La crítica de los géneros, que identifica los géneros literarios, su ambiente de origen, sus rasgos
específicos y su evolución.
5. La crítica de las tradiciones, que sitúa los textos en las corrientes de tradición para precisar su
evolución a lo largo de la historia.
6. La crítica socio-histórica, que sitúa los textos en relación con la historia y la sociedad en la que
nacieron.
b) Las que explican los textos desde una perspectiva sincrónica, estudiándolos desde dentro y tal y como
están sometiéndolos a un análisis literario, reconociendo la Palabra de Dios como un mensaje
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transmitido a los contemporáneos del autor. Al determinar el género histórico de los textos bíblicos,
permiten al exégeta encontrar el sentido literal de la Sagrada Escritura expresado por sus autores y
redactores, y observar el contexto histórico y la situación de la comunidad a la que iba destinado cada
texto.
7. Dentro de este grupo, se incluye la crítica de la redacción, que estudia las características de la
redacción final.
d) Evaluación
Los métodos histórico-críticos resultan necesarios para entender la Biblia, pero no suficientes:
 El análisis diacrónico continúa siendo indispensable para captar el dinamismo histórico que anima a la
Sagrada Escritura y para poner de manifiesto su rica complejidad. Sin embargo, al estudiar el texto
desde fuera, corre el peligro de presentar el texto bíblico como simple palabra humana.
 Por su parte, el análisis sincrónico presenta la ventaja de ocuparse de los textos en su estadio final de
redacción, en el que son expresión de la Palabra de Dios. Sin embargo, estudiar los textos únicamente
desde dentro puede llevar a considerar la Biblia únicamente como Palabra de Dios, olvidando que es
también palabra humana.

II.1.2. Nuevos métodos de análisis literario


Como acabamos de ver, el único recurso a los métodos histórico-críticos no basta para interpretar la
Sagrada Escritura. Por ello actualmente se proponen otros métodos y acercamientos para profundizar en
diversos aspectos dignos de atención. Entre estos nuevos métodos se encuentran los de análisis literario
retórico (centrado en el discurso) y narrativo (que analiza las formas de relato y testimonio) o el análisis
semiótico (centrado en los elementos constitutivos del texto).
El Magisterio de la Iglesia anima a proseguir el estudio de los condicionamientos humanos de la
palabra de Dios de manera incesante y con interés renovado. En 1993, Juan Pablo II afirmaba que la
exégesis católica, partiendo el método de interpretación histórico-crítico, sin presupuestos filosóficos u
otros contrarios a la verdad de nuestra fe, aprovecha todos los métodos actuales buscando en ellos la
semilla del Verbo.1
Pero debemos tener también en cuenta que ningún método científico que estudie la Biblia basta por sí
solo para entenderla en toda su riqueza, y deja necesariamente sin explicar muchos aspectos de los escritos
que estudia.
II.2. Sentidos de la Escritura inspirada
Benedicto XVI afirma en su Exhortación Apostólica Postsinodal Verbum Domini que para recuperar
una adecuada hermenéutica de la Escritura es preciso una escucha renovada de los Padres de la Iglesia y de
su enfoque exegético. Aunque obviamente no conocían los recursos de carácter filológico e histórico de que
dispone la exégesis moderna, la tradición patrística y medieval supo reconocer estos sentidos de la Escritura,
que nos recuerda el dístico clásico recogido en el Catecismo de la Iglesia Católica (n.118): «La letra enseña
los hechos, la alegoría lo que se ha de creer, el sentido moral lo que hay que hacer y la anagogía hacia
dónde se tiende».
II.2.1. Sentido literal
Es el sentido expresado directamente por los autores humanos inspirados. Siendo fruto de la inspiración
es, por tanto, también querido por Dios, autor principal de la Biblia. Se le puede discernir mediante un
análisis preciso del texto, situado en su contexto literario e histórico.
II.2.2. Sentido espiritual
Es el sentido expresado por los textos bíblicos cuando se leen bajo la influencia del Espíritu Santo en el
contexto del misterio pascual de Cristo y de la vida nueva que proviene de él. Un ejemplo de ello podemos
encontrarlo en la interpretación cristiana del libro del Cantar de los Cantares.
II.2.3. Sentido pleno
Es el sentido profundo del texto bíblico, querido por Dios, pero que no es expresado claramente por el
autor humano. Se descubre la existencia de este sentido cuando se estudia un texto bíblico a la luz de otros

1 JUAN PABLO II, Discurso sobre la Interpretación de la Biblia en la Iglesia, pronunciado durante la audiencia conmemorativa de
los 100 años de la Encíclica Providentissimus Deus de León XIII y de los 50 años de la Encíclica Divino Afflante Spiritu de Pío XII
(Roma, 23 de abril de 1993)
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que lo utilizan, o si se pone en relación con el desarrollo interno de la revelación. Es, por tanto, el
significado que un autor bíblico atribuye a un texto bíblico anterior, cuando lo vuelve a emplear en un
contexto que le confiere un sentido literal nuevo. Por ejemplo, el contexto de Mt 1,23 da un sentido pleno al
oráculo de Is 7,14 sobre la almah que concebirá, utilizando la traducción de los Setenta (parthenos): "La
virgen concebirá”. Podemos así entender el sentido pleno como otra forma de designar al sentido espiritual
de un texto cuando éste se distingue del sentido literal.
II.3. Dimensiones características de la interpretación católica
La exégesis católica procura no distinguirse por el empleo de un método científico particular. Utiliza,
sin segundas intenciones, todos los métodos y acercamientos científicos que permiten captar mejor el
sentido de los textos en su contexto lingüístico, literario, socio-cultural, religioso e histórico, iluminándolos
también por el estudio de sus fuentes y teniendo en cuenta la personalidad de cada autor.
Lo que sí caracteriza a la interpretación católica de la Escritura es que se sitúa conscientemente en la
tradición viva de la Iglesia, cuya preocupación primera es la de la fidelidad a la revelación testimoniada por
la Biblia.
II.3.1. La interpretación en la Tradición bíblica
Los textos de la Biblia son la expresión de tradiciones religiosas anteriores a ellos, que han ido
confluyendo poco a poco hasta formar una gran tradición común.
La “interpretación en la Tradición bíblica” es la forma con la que la Biblia interpreta las experiencias
humanas fundamentales o los acontecimientos particulares de la historia de Israel; es también la manera en
la que los textos bíblicos utilizan las diversas fuentes, escritas u orales, reinterpretándolas.
a) Relecturas
Lo que contribuye a dar a la Biblia su unidad interna es que los escritos bíblicos posteriores se apoyan
con frecuencia sobre los escritos anteriores y, aludiendo a ellos, proponen relecturas que desarrollan nuevos
aspectos del sentido, a veces muy diferentes del sentido primitivo. Por ejemplo, la herencia de una tierra,
que Dios promete a Abraham para su descendencia (Gn 15,7.18), se convierte en la entrada en el santuario
de Dios (Ex 15, 17), la participación en el reposo de Dios (Sal 132,7-8) y, finalmente, en la entrada en el
santuario celestial (Hb 6,12.18-20), “herencia eterna” (Hb 9,15).
b) Relaciones entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento
Los autores del Nuevo Testamento reconocen al Antiguo Testamento valor de revelación divina, una
revelación que ha encontrado su cumplimiento en la vida y la enseñanza de Jesús y, sobre todo, en su
muerte y resurrección.
A la luz del acontecimiento de la Pascua, los autores del Nuevo Testamento han releído el Antiguo
Testamento. El Espíritu Santo les ha hecho descubrir el sentido espiritual de la Escritura. Así han podido
llegar a afirmar, por un lado, el valor profético del Antiguo Testamento y, por otro, a relativizar en gran
medida su valor salvífico.
II.3.2. La interpretación en la Tradición de la Iglesia
La Iglesia tiene conciencia de ser ayudada por el Espíritu Santo en su comprensión e interpretación de
las Escrituras.
En su vida de comunidad, los primeros discípulos de Jesús ya experimentaron cómo, gracias al
Espíritu, iban siendo capaces de profundizar y manifestar cada vez mejor la revelación recibida.
A la luz de la Tradición viviente que ha recibido, la Iglesia ha continuado su camino de igual modo,
sostenida por la promesa de Cristo: "el Paráclito, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, os
enseñará todas las cosas y os hará recordar todo lo que yo os había dicho" (Jn 14,26).

III. LA BIBLIA EN LA VIDA DE LA IGLESIA


La Iglesia no considera a la Biblia como un documento histórico que haga referencia a sus orígenes,
sino que la acoge como Palabra de Dios que se dirige a ella y al mundo entero en el tiempo presente.
Esa convicción tiene como consecuencia, además de la práctica de la actualización e inculturación del
mensaje bíblico, diversos modos de utilización de la Sagrada Escritura:
III.1. Uso de la Biblia en la liturgia y los sacramentos
La liturgia, y en especial la liturgia sacramental, que tiene su culminación en la celebración eucarística,
es el lugar privilegiado de la Palabra de Dios. Allí es donde se realiza la actuación más perfecta de los textos
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bíblicos, pues en ella se proclaman en medio de la comunidad de los creyentes reunidos en torno a Cristo
para aproximarse a Dios. Cristo está entonces “presente en su palabra, porque es él mismo quien habla
cuando las Sagradas Escrituras son leídas a la Iglesia” (SC 7).
En la liturgia se celebra por tanto la Palabra de Dios como palabra actual y viva. La Iglesia sigue así
«fielmente el mismo sistema que usó Cristo con la lectura e interpretación de las Sagradas Escrituras,
puesto que Él exhorta a profundizar el conjunto de las Escrituras partiendo del “hoy” de su acontecimiento
personal» (Juan Pablo II, Verbum Domini 52).
III.2. La Lectio divina
La Lectio divina es la escucha religiosa de la Palabra de Dios «capaz de abrir al fiel no sólo el tesoro
de la Palabra de Dios sino también de crear el encuentro con Cristo, Palabra divina y viviente» (Verbum
Domini 87).
III.3. Uso de la Biblia en el ministerio pastoral
El recurso frecuente a la Biblia en el ministerio pastoral tiene lugar en tres situaciones principales:
1. La catequesis debe introducir a una justa comprensión de la Biblia y a su lectura fructuosa, para
descubrir la verdad divina que contiene y suscitar la respuesta más generosa posible al mensaje que
Dios dirige por su palabra a la humanidad.
2. La predicación, ejercida sobre todo en la homilía, debe sacar de los textos bíblicos un alimento
espiritual adaptado a las necesidades actuales de la comunidad cristiana.
3. El apostolado bíblico tiene por objetivo hace conocer la Biblia como palabra de Dios y fuente de
vida. Favorece la traducción de la Biblia en las diversas lenguas y la difusión de esas traducciones y
suscita numerosas iniciativas: formación de grupos bíblicos, conferencias sobre la Biblia,
publicación de revistas y libros, etc.
III.4. La Biblia y el ecumenismo
Puesto que la Biblia es la base común de la regla de fe, el imperativo ecuménico comporta, para todos
los cristianos, una llamada apremiante a releer las Sagradas Escrituras en la docilidad al Espíritu Santo, la
caridad, la sinceridad y la humildad, a meditar esos textos y a vivir de ellos, para llegar a la conversión del
corazón y a la santidad de vida que, unidas a la oración por la unidad de los cristianos, son el alma de todo
movimiento ecuménico (UR 8). Escuchar y meditar juntos las Escrituras nos hace vivir una comunión real,
aunque todavía no plena.
Por otra parte, la mayoría de los problemas que afronta el diálogo ecuménico tienen que ver con la
interpretación de las Escrituras. En este sentido, la exégesis bíblica está llamada a contribuir al ecumenismo
de una manera significativa.

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