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La bandera pasa

Allá viene la bandera, una dulce resonancia. optimismo y esperanza; al compás, van repitiendo:

la bandera roja y blanca. un fervor que va exaltando "Aquí va también la Patria",

Cien mujeres la rodean Yo quedo tras de ella el arco y diciéndole a las almas; a la vez que, de sus pechos,

cual collar a una garganta, que, triunfal, atravesara. "Este día es un gran día como lírica cascada,

y cien manos, echas nudos, De ventanas y balcones y el más santo para Tacna, brota un himno nuevo,
hermoso,
la mantienen levantada. adorables barricadas porque en él se unió su cuerpo
que aquí solo se oye y canta;
tras las que el hechizo acecha, con el cuerpo de la Patria".
aquel himno que es pan
Cien mujeres que le arrullan, y hacen fuego las miradas nuestro

cien mujeres que le cantan vuelan flores como pájaros, ¡Ah, qué hermosa es la de la escuela y de la casa.
bandera,
y la inciensan con el humo perfumándola al besarla,
la bandera roja y blanca!
de sus férvidas miradas, y saludos fervorosos Ya se aleja, ya se pierde
¡Con qué amor la ven los ojos!
y cien manos que al fin y derroche de palmadas. la bandera roja y blanca;
pueden, ¡Con qué unción las bocas
cantan ya la voz de los clarines
tras de espera triste y larga,
Diez jinetes, con sus sables y se rinden las cabezas, y el chasquido de las palmas,
cuando ya de esperar tanto
anhelantes de estocadas, descubiertas, en dos alas! y el tronar de los petardos
parecían fatigadas
refulgentes, sobre el hombro, Va mecida entre una pléyade y el clamor de las gargantas
recogerla, reverentes,
la presiden anunciándola. de doncellas y de damas, se han fundido en una sola
ya la luz del sol pasearla.
Diez jinetes impasibles, entre vidas que comienzan nota débil, fría, vaga.

altaneras las miradas; y entre vidas que se acaban; Solo quedan flores, flores
Ya se acerca la bandera,
diez jinetes que pisando por las unas bendecida, que parece que lloraran,
ya se acorta la distancia,
van los aires de una marcha por las otras adorada ha un instante frescas, vivas
ya sus franjas rojas veo
carne híbrida y oscura, y sintiendo todas, todas, y ya en tierra deshojadas;
enlazadas a otra franja,
pero de prosapia incaica. en lo íntimo del alma, y en los rostros alegría,
como labios que exhibieran
sus palpitaciones rojas, y emoción en las palabras,
reventona, una flor blanca.
Diez jinetes de esos mismos sus palpitaciones blancas. esa que al pasar despierta
Y al mirar ese exultante
que Bolívar bautizara Van tras de ella los clarines la bandera roja y blanca.
simbolismo de la Patria
con un nombre que es dando voces semitrágicas
mis pupilas se humedecen victoria,
y a la pompa del cortejo,
se estremecen mis entrañas. bizarría y arrogancia;
una bélica prestancia.
de esos que desmelenaron

Oigo voces clamorosas en Junín al león de España.


Y los húsares gloriosos
y estallidos de fanfarrias,
cascos, sables, bronce, plata,
y metálicos sonidos, Ya la tengo frente a frente,
juventud, pujanza, fuerza,
y fragor de cabalgatas, ya delante de mí pasa,
orgullosos, escoltándola.
que entrechocan y se como una hostia bajo un
quiebran, palio,

que se funden y desgarran, como virgen sobre un anda, Y cerrando la vistosa

y traídos en jirones y al mirarla me conmuevo y tremante cabalgata,

por el viento, pasa, pasan, y de hinojos cae mi alma. niñas, niños, mozos, mozas,

oreándome la frente, Un fervor de Corpus Christi ofrendados por el aula;

provocándome las lágrimas brilla en todas las miradas, niñas, niños, mozas, mozos,

y dejándome en el pecho un fervor que es fe y amor que, en los ecos de su marcha,

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