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querella?

"
BARROCO
Respondió el bravonel: "¡Irme sin ella! "
A UNA NARIZ - FRANCISCO DE QUEVEDO
Érase un hombre a una nariz pegado,
A LA EDAD DE LAS MUJERES -
érase una nariz superlativa,
FRANCISCO DE QUEVEDO
érase una nariz sayón y escriba,
De quince a veinte es niña; buena moza
érase un pez espada muy barbado.
de veinte a veinticinco, y por la cuenta
gentil mujer de veinticinco a treinta.
Érase un reloj de sol mal encarado,
¡Dichoso aquel que en tal edad la goza!
érase un alquitara pensativa,
érase un elefante boca ariba,
De treinta a treinta y cinco no alboroza;
era Ovidio Nasón mas narizado.
mas puédese comer con sal pimienta;
pero de treinta y cinco hasta cuarenta
Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto, anda en vísperas ya de una coroza.
las doce tribus de narices era.
A los cuarenta y cinco es bachillera,
ganguea, pide y juega del vocablo;
Érase un naricísimo infinito,
cumplidos los cincuenta, da en santera,
muchísima nariz, nariz tan fiera,
que en la cara de Anás fuera delito.
y a los cincuenta y cinco echa el retablo.
Niña, moza, mujer, vieja, hechicera,
UN VALENTÓN- FRANCISCO DE
bruja y santera, se la lleva el diablo.
QUEVEDO
Un valentón de espátula y gregüesco,
que a la muerte mil vidas sacrifica,
cansado del oficio de la pica,
mas no del ejercicio picaresco,

retorciendo el mostacho soldadesco,


por ver que ya su bolsa le repica,
a un corrillo llegó de gente rica,
y en el nombre de Dios pidió refresco.

"Den voacedes, por Dios, a mi pobreza


-les dice-; donde no; por ocho santos
que haré lo que hacer suelo sin
tardanza!"

Mas uno, que a sacar la espada empieza,


"¿Con quién habla? -le dice al tiracantos-,
¡cuerpo de Dios con él y su crianza!

Si limosna no alcanza,
¿qué es lo que suele hacer en tal
ROMANTICISMO amargura,
y deshojada por los aires sube
Víctor Hugo
la dulce flor de la esperanza mía.
A una mujer
Acuérdate de mí
¡Niña!, si yo fuera rey daría mi reino,
Lord Byron
mi trono, mi cetro y mi pueblo
Llora en silencio mi alma solitaria,
arrodillado,
excepto cuando está mi corazón
mi corona de oro, mis piscinas de unido al tuyo en celestial alianza
pórfido, de mutuo suspirar y mutuo amor.
y mis flotas, para las que no bastaría el Es la llama de mi alma cual lumbrera,
mar, que brilla en el recinto sepulcral:
por una mirada tuya. casi extinta, invisible, pero eterna…
ni la muerte la puede aniquilar.
Si yo fuera Dios, la tierra y las olas,
¡Acuérdate de mí!… Cerca a mi tumba
los ángeles, los demonios sujetos a mi no pases, no, sin darme una oración;
ley. para mi alma no habrá mayor tortura
Y el profundo caos de una profunda que el saber que olvidaste mi dolor.
entraña, Oye mi última voz. No es un delito
la eternidad, el espacio, los cielos, los rogar por los que fueron. Yo jamás
mundos te pedí nada: al expirar te exijo
que vengas a mi tumba a sollozar.
¡daría por un beso tuyo!

José de Espronceda
SONETO

Fresca, lozana, pura y olorosa,


gala y adorno del pensil florido,
gallarda puesta sobre el ramo erguido,
fragancia esparce la naciente rosa.

Mas si el ardiente sol lumbre enojosa


vibra del can en llamas encendido,
el dulce aroma y el color perdido,
sus hojas lleva el aura presurosa.

Así brilló un momento mi vena


en alas del amor, y hermosa nube
fingí tal vez de gloria y de alegría.

Mas ¡ay! que el bien trocóse en


MODERNISMO JOSÉ MARTÍ
Fragmento de Deseo de Salvador Díaz Cultivo una Rosa Blanca
Mirón
Cultivo una rosa blanca
Yo quisiera salvar esa distancia En Junio como en Enero,
Para el amigo sincero,
ese abismo fatal que nos divide,
Que me da su mano franca.
y embriagarme de amor con la fragancia
Y para el cruel que me arranca
mística y pura que tu ser despide. El corazón con que vivo,
Yo quisiera ser uno de los lazos Cardo ni ortiga cultivo
cultivo una rosa blanca.
con que decoras tus radiantes sienes;
yo quisiera en el cielo de tus brazos
Mística - Salvador Díaz Mirón
beber la gloria que en los labios tienes.
Si en tus jardines, cuando yo muera,
cuando yo muera, brota una flor;
YO PERSIGO UNA FORMA - Rubén Darío si en un celaje ves un lucero,
Yo persigo una forma que no encuentra ves un lucero que nadie vio;
mi estilo, y llega una ave que te murmura,
botón de pensamiento que busca ser la que te murmura con dulce voz,
rosa; abriendo el pico sobre tus labios,
se anuncia con un beso que en mis labios lo que en un tiempo te dije yo:
se posa aquel celaje y el ave aquella,
al abrazo imposible de la Venus de Milo. y aquel lucero y aquella flor
serán mi vida, que ha transformado,
Adornan verdes palmas el blanco que ha transformado la ley de Dios.
peristilo;
los astros me han predicho la visión de la Serán mis fibras con otro aspecto,
Diosa; ala y corola y ascua y vapor;
y en mi alma reposa la luz como reposa mis pensamientos transfigurados,
el ave de la luna sobre un lago tranquilo. perfume y éter y arrullo y sol.
Soy un cadáver ¿cuándo me entierran?
Y no hallo sino la palabra que huye, Soy un viajero ¿cuándo me voy?
la iniciación melódica que de la flauta Soy una larva que se transforma
fluye ¿cuándo se cumple la ley de Dios
y la barca del sueño que en el espacio y soy entonces, mi blanca niña,
boga; celaje y ave, lucero y flor?

y bajo la ventana de mi Bella-Durmiente,


el sollozo continuo del chorro de la
fuente
y el cuello del gran cisne blanco que me
interroga.
SURREALISMO
Paul Eluard Alejandra Pizarnik
La única Naufragio inconcluso
Ella tenía en la tranquilidad de su cuerpo Este temporal a destiempo, estas rejas en
las niñas de mis
Una pequeña bola de nieve color rojo
ojos, esta pequeña historia de amor que
Tenía en los hombros se cierra como un
Una sombra de silencio una sombra de abanico que abierto mostraba a la bella
rosa alucinada: la más
desnuda del bosque en el silencio musical
Cubierta por su aureola de los abrazos.
Sus manos y dóciles arcos y cantores Quiero dormir con vos - Joyce Mansour
Quebraban la luz. Quiero dormir con vos lado a lado
Ella contaba los minutos sin dormirse. Nuestro pelo entremezclado
Nuestros sexos unidos
Con tu boca de almohada.
Actual - Vicente Huidobro Quiero dormir con vos espalda contra
El cielo sacude sus camisas y cuenta los espalda
años en su voz Sin que la respiración nos separe
Sin palabras que nos distraigan
Cuenta las piedras lanzadas a su pecho Sin ojos para mentirnos
Y los árboles en sus sarcófagos torciendo Sin ropa alguna.
los caminos Para dormir con vos pecho contra pecho
Tensos y sudados
Piensa en su carne que se estremece
Brillando con mil estremecimientos
Al oír ese dúo de las noches tan Consumidos por una loca inercia estática
diametralmente opuesto Estirada en tu sombra
Al oír las edades que tienen su edad Martillada por tu lengua
Para morir en el diente podrido de un
Como las flores de ida y vuelta conejo
La noche se siente a oír su cielo Feliz.
Debajo del agua que aumenta por el
llanto de los peces
Y todos esperamos con los poros abiertos
La aparición de la belleza sobre sus pies
de espuma
Entre dos relámpagos boca abajo.

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