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Universidad Tecnológica Nacional

Facultad Regional Buenos Aires


Centro de e-Learning

Docente: Gastón Julián Gagey

Estudiante-autor: Roberto José Ferrari Luján

SOJA, TRANSFORMACIONES EN LAS


FRONTERAS PRODUCTIVAS, SOCIALES
Y ECOLÓGICAS DEL CHACO SECO

Tigre, 11 de agosto de 2022


1
Resumen:

El presente trabajo busca indagar, desde la perspectiva del desarrollo sostenible,

acerca del proceso deforestación producida en el Chaco Seco, región NOA de nuestro país y

de sus consecuencias ecológicas y sociales. Este hecho es producto de la reconfiguración de

la frontera agrícola se da luego de la implantación de la soja como el principal commodities,

a mediados de los años 90 del siglo pasado, hasta la actualidad. Productores agropecuarios y

empresas agroexportadoras se encontraron en la búsqueda de ampliar la zona de siembra han

deforestado una amplia zona del Chaco Seco afectando de esta forma no solamente el paisaje,

los ecosistemas sino también la vida misma de muchos campesinos y poblaciones del NOA.

Soja – frontera agrícola – Chaco Seco – deforestación – consecuencias

Abstract

This paper seeks to investigate, from the perspective of sustainable development,

about the deforestation process produced in the Dry Chaco, NOA region of our country and

its ecological and social consequences. This fact is the product of the reconfiguration of the

agricultural frontier occurs after the implementation of soybeans as the main commodities, in

the mid-90s of the last century, until today. Agricultural producers and agro-export

companies found themselves in the search to expand the planting area have deforested a large

area of the Dry Chaco thus affecting not only the landscape, ecosystems but also the very life

of many peasants and populations of the NOA.

Soybeans – agricultural frontier – Dry Chaco – deforestation – consequences

2
Índice:

Portada pg.1

Resumen pg. 2

Índice Pg. 3

Introducción pg. 4

Planteo del tema pg. 5

El crecimiento en la producción de soja pg. 6

El crecimiento económico de nuestro país de manos de la soja pg. 7

El proceso de deforestación en la región del Chaco Seco pg. 9

Consecuencias ambientales pg. 13

Consecuencias sociales pg. 16

Conclusiones pg. 20

Bibliografía pg. 23

3
Introducción:

Nuestro país es uno de los mayores productores de soja del mundo. Desde la década del 90

del siglo pasado este cultivo oleaginoso se ha convertido en el producto de mayor

exportación. Este hecho que generalmente se ha mostrado como una gran posibilidad de

crecimiento económico.

Aunque la soja no es el único cultivo que posibilita grandes ingresos económicos tanto

para los productores como para el Estado Nacional a través de los derechos de exportación o

retenciones, sin embargo es el grano con mayor superficie de cultivos y mejor rendimiento

económico, lo que lo hace el más exportado.

Para lograr esta cantidad de toneladas de soja, los productores se vieron en la necesidad

expansión de lo que se conoce como la frontera agropecuaria introduciéndose en la

ecorregión del Chaco Seco o semiárido, en las provincias del NOA. Este hecho no siempre se

realizó de acuerdo a las leyes vigentes en lo que respecta a la protección del ambiente, en

especial de los bosques.

De acuerdo a lo planteado es importante observar las consecuencias de este proceso no

sólo en el ámbito de la economía sino también en lo que refiere a las consecuencias

ambientales o ecológicas y sociales.

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1. Planteo del Problema

En los últimos veinticinco años, nuestro país se ha visto favorecido económicamente por

los precios internacionales de commodities como la soja y el maíz. Esta posibilidad de

obtener grandes ganancias ha impulsado a muchos productores agropecuarios y a grandes

empresas internacionales a ampliar cada vez más la cantidad de hectáreas sembradas con

estas oleaginosas. La necesidad de encontrar nuevos territorios para sembrar derivó en lo que

se llamó la reconfiguración de la frontera agraria mediante el desmonte o deforestación en la

región NOA de nuestro país. Esta zona, conocida como Chaco Seco, ha sufrido una

importante transformación mediante la eliminación de grandes extensiones de bosque nativo.

Nos preguntamos entonces:

 ¿Cómo se ha llevado adelante la ampliación de la frontera agrícola para

lograr más tierras?

 ¿Qué tipo de consecuencias ecológicas o ambientales tiene esta acción del

hombre?

 ¿Qué consecuencias sociales observamos en la región afectada por el

desmonte?

 Por último nos preguntaremos si es posible llevar adelante una reconversión

productiva de manera que el desarrollo sea sostenible.

Intentando responder a estas preguntas, y buscando dar con el hilo conductor de que

sostiene el desarrollo histórico de los hechos.

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2. El crecimiento de la producción de soja y sus consecuencias

Ciertamente el cultivo y la exportación de la soja es una de las actividades que mayor

rentabilidad da tanto a los productores como al Estado argentino en general.

En nuestro país la soja “se introdujo a mediados de los años ‘70, etapa en la que este

cultivo comenzó a tener escala comercial local. En tanto experiencia inédita en el nivel

internacional en términos de la velocidad de adopción de nuevo cultivo como base para la

generación de ventajas competitivas, actualmente se ha convertido en la principal producción

del agro argentino” (Strada, Vila, 2022). Históricamente hubo algunos elementos que

ayudarían a que este cultivo se desplegara rápidamente en esa década y la siguiente: a) la

introducción en la pampa húmeda de nuevas variedades híbridas de oleaginosas y cereales,

como el trigo modificado con germoplasma mexicano; b) la funcionalidad de la soja como

‘cultivo de segunda’, susceptible de ser combinado con la producción triguera; y c) la

demanda externa europea, vinculada a la sustitución de las harinas de pescado por las harinas

vegetales en la elaboración de alimentos balanceados para ganado porcino y avícola (Morina,

Cacase, 2018).

Este proceso llevó a que la superficie de los cultivos de soja se multiplicara de manera

exponencial en el término de dieciséis años (1970/71-1986/87) pasando de poco más a 30.000

hectáreas a más de 3.500.000 (MINAGRI 2016).

Con la introducción en nuestro país de la soja transgénica (Roundup Ready-RR) durante

el segundo quinquenio los años 90 del siglo pasado se produjo una reconfiguración del

mercado agrícola. En el término de cinco años la duplicó la superficie sembrada con soja, y

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en término de producción de granos producción “trepó de 10.671.100 toneladas a 58.800.498

toneladas -creció un 451%-“ (MINAGRI, 2016).

Los datos de las cosechas muestran que “en el 2011/2012 alcanzó las 40 millones de

toneladas, habiendo alcanzado un pico de 52 millones en la cosecha 2009/2010, superando de

manera holgada a la suma de las cosechas de trigo, girasol y maíz” (Strada, Vila, 2022). Esto

da cuenta del nivel de importancia que este producto ha logrado en nuestra región y en

nuestro país.

Es así, que en el contexto mundial y latinoamericano, el cultivo de la soja se concentra en

Argentina, Brasil y Paraguay, y aunque es originaria del sudeste asiático, los tres países

mencionados y Estados Unidos absorben más de las tres cuartas partes de la producción

mundial (más del 75%) (SISA, 2021).

Asimismo, el crecimiento del cultivo de la soja va a derivar del enorme negocio que en un

futuro próximo pueden representar los biocombustibles y la energía proveniente de biomasa.

Es indudable que por la superficie sembrada, por el nivel de producción, por la divisa que

ingresa al país debido a la exportación y por los productos generados a partir de la soja, esta

se ha convertida en un producto importantísimo para la economía argentina.

3. El crecimiento económico de nuestro país de manos de la soja

Desde los inicios de la conformación del Estado Argentino los productos agropecuarios

fueron una importante fuente de ingresos económicos de nuestro país. Sin embargo, durante

los últimos años este dato se ha visto potenciado, ya que la producción de soja y sus

derivados es actualmente una de las actividades más dinámicas de la economía argentina

(Strada, Vila, 2022).

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Un informe de una revista relacionada con el sector, en los últimos años el complejo

sojero ha aportado aproximadamente el 30% de las divisas que genera el país en la

exportación de bienes. Y según un informe de BCR News, el complejo sojero es el principal

generador de divisas en la economía Argentina (BCR News, 2021).

Desde mediados de la primera década del presente siglo la cosecha de la soja ha sido una

fuente de divisas y se ha buscado de manera constante el crecimiento de la producción. “La

cosecha 2011/2012 alcanzó las 40 millones de toneladas, habiendo alcanzado un pico de 52

millones en la cosecha 2009/2010, superando de manera holgada a la suma de las cosechas de

trigo, girasol y maíz” (Stada, Vila, 2022).

En paralelo, también se ha incrementado año a año la capacidad de procesamiento del

grano, tanto a través de inversiones para aumentar la capacidad de molienda, como en la

mejora de los puertos para exportación. El grueso de la producción de soja, ya sea como

grano, aceite o sus derivados, se exporta. La harina y el aceite de soja participan de los tres

productos exportables que mayores ingresos le proveen al país, alcanzando entre los dos

alrededor de u$s 11.500 millones en el año 2020. Si a esto sumamos el poroto de soja y el

biodiesel se superan los u$s 16.000 millones en ese año.

En la última campaña 2021/22, a pesar de la dificultades producidas por la sequía, según

la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios del Ministerio de Agricultura, Ganadería y

Pesca, de una producción de 43,3 millones de toneladas lo que representaría un valor récord

de US$ 23.863 millones en proyecciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

Por último, en cuanto a la capacidad económica que crece de la mano del complejo sojero

deben tenerse en cuenta la producción de vehículos y maquinarias tanto nacionales como

importadas. El sector de maquinaria agrícola registró en 2021 un incremento de 20% en la

cantidad de unidades producidas, sobre todo en los rubros de tractores, sembradoras y

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pulverizadoras, y cierra así un año positivo, resaltaron desde la Cámara Argentina de

Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma).

Todos estos datos, tanto cuando hablamos de toneladas cosechadas como cuando lo

hacemos en porcentaje o de ingresos de divisas, nos muestran el potencial económico que

representa para Argentina los negocios en torno a la producción y exportación de la soja y los

derivados. La economía argentina parece depender de un conglomerado de productos que

favorecen y potencian el crecimiento de la misma.

4. El proceso de deforestación en la región del Chaco Seco

Sin embargo, para llevar adelante estos niveles de producción de soja en nuestro país es

necesario ampliar la superficie para la siembra. Las consecuencias en la deforestación del

bosque nativo en la región del Chaco Seco no se hizo esperar.

En proceso de sojización producido a partir de los años 90 ha ido modificando lo que se

denomina la frontera agopecuaria. En pocas palabras diremos que se han ido ampliando los

territorios destinados a la ganadería y la agricultura a gran escala. Pero no es solamente eso,

ya que la modificación de las áreas destinadas a la siembra de soja, o a otros cultivos y a la

cría o engorde de ganado ha influido en la extensión del bosque nativo y en la biodiversidad

presente en el territorio, en la cantidad de pobladores de esas zonas y en la manera en que lo

habitan. Es decir que la ampliación de lo que denominamos la frontera agropecuaria ha tenido

consecuencias sociales y culturales, además de las consecuencias ecológicas, de

rezonificación y económicas.

Una frontera agraria no es (…), sino un sistema de relaciones, un proceso

de transformación. Este sistema de relaciones se concreta entre una forma

específica de producción y un ámbito físico determinado. Cuando hablamos

9
de forma de producción, englobamos a todo el sistema de relaciones

sociales y económicas tendentes a la producción de bienes y, en general, a

sostener la existencia de una población. Cuando hablamos de un ámbito

determinado, nos referimos a un espacio individualizado, el cual es

transformado a lo largo del tiempo por dicha forma de producción

(Reboratti, 1990)1.

La introducción de la tecnología de siembra directa y la incorporación de soja y maíz

modificado genéticamente ha posibilitado la producción agrícola en territorios impensados

hasta no hace tanto tiempo. Si históricamente, la producción de cereales y oleaginosas se

había concentrado en la región pampeana y sus alrededores, con el advenimiento de dichos

avances tecnológicos y de semillas transgénica se hizo posible la siembra en zonas con menor

cantidad de lluvias y con características de nutrientes diferente.

Sumado a esto, como se vio, el precio los cereales en los mercados internacionales ha ido

creciendo y tuvo años de formidables ganancias para los productores. La posibilidad de

ampliar las tierras dedicadas a este tipo se siembras se hacía no solamente necesaria sino una

verdadera oportunidad de crecimiento económico.

Para los sectores productivos y relacionados con los negocios agroexportadores se abrió

una posibilidad de ampliar las ganancias cuando uniendo estos elementos observaron el

potencial de territorios antes nunca tenidos en cuenta. Tierras consideradas marginales para el

modelo de agricultura industrial asentado sobre la pampa húmeda comenzaron a ser de

interés para grandes productores agropecuarios y fondos de inversión volcados al agro

1
El texto de Reboratti ha sido tomado del trabajo de Paolasso y Krapovickaslo, donde además muestra como
este autor distingue entre frente y frontera, dándole al primero El primero sería la expresión territorial de una
expansión económica tendente a utilizar un recurso específico pero efímero, y la segunda no solo implica la
puesta en producción, sino que hay una total incorporación al territorio en expansión. En este sentido la
frontera implicaría la incorporación de la población en la dinámica tecnológica, económica y social, aunque no
necesariamente se de en igualdad de condiciones.

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(Teubal, 2006). Se suma además que esas tierras tenían un muy bajo valor económico, ya que

nunca fueron vistas de manera rentable. De esta forma, los productores de soja se incorporan

a las provincias de Chaco, Santiago del Estero, Salta, Formosa y la región noreste de

Tucumán que en conjunto denominaré como el Chaco Seco, teniendo en cuenta, además que

el Gran Chaco que este se extiende a regiones de Paraguay y Bolivia.

En el siguiente mapa se puede observar esta zona que ha visto reconfigurada su matriz

productiva con el advenimiento de los agronegocios y la producción sojera. Para ello se ha

realizado en estas tierras un intensivo proceso de deforestación o desmonte por diversos

métodos. Quema de territorios y luego desmonte con topadoras es el modo más utilizado para

llevar a cabo esta tarea.

Es así que el avance de la deforestación se ha incrementado a partir del año 2001, una vez

instalado el modelo agroexpotador vigente. “En el año 2007 se sancionó la ley 26.331 de

Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos. Ha sido

11
precisamente desde 2007 cuando la tala se ha vuelto más intensa, con profundas diferencias

de provincia en provincia” (Paolasso, Krapovickas, 2013).

Cuando se introdujo el tratamiento de esta ley y se llevaron adelante los trabajos de

acuerdos con las provincias y en el Congreso Nacional las tareas de desmonte se

intensificaron y la misma actitud continuó mientras las provincias demoraron las tareas de

ordenamiento territorial.

Cabe decir que, además que dicho ordenamiento ha sido poco respetado y muchas zonas

señalizadas como zona roja o amarilla (no desmontable) han sido afectadas por esta

metodología de expansión. Según un informe del diario Ámbito de febrero de 2022, “más del

80% de la deforestación en Santiago del Estero fue ilegal ya que se realizó en bosques

clasificados en las Categorías I, Rojo y II, Amarillo, donde no se permiten desmontes”, según

la ley de bosques. Se observa en general que las tareas de protección, control y de sanción

cuando las normas no fueran cumplidas se realizaron muy poco o no tuvieron el éxito

esperado. El siguiente cuadro muestra como la primera década del s. XXI se ha intensificado

el desmonte en esta región.

Hectáreas de bosque nativo deforestadas en el Chaco Seco (2002-2011) por provincias.

Provincia 2002-2006 2007-2011

Chaco 74.342 118.094

Formosa 2.710 143.116

Salta 473.081 349.810

Santiago del Estero 184.693 184.942

Tucumán 16.107 1.208

Total 750.933 797.170

Fuente: MAG y P (2014)

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“En la Región Chaqueña, con las tasas más altas de deforestación de bosques nativos del

país (aproximadamente 5.600.000 ha en los últimos 30 años) y una concentración de la tierra

por parte de grandes productores o de empresas tanto nacionales como extranjeras” (MAyDS,

2022). Según estos datos observamos que la sanción y la aplicación de la Ley de

Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos no se han obtenido

los resultados esperados.

En los últimos años las expectativas no nos permiten ser optimistas y el deterioro del

monte nativo se hace cada vez más evidente también en lo climático. El año 2018 y el año

2021 fueron años de gran sequía y el calentamiento global mediante se experimentan crudos

veranos en las zonas mencionadas. Recordemos que los bosques cumplen una función de

acumulación de agua y reserva de agua, ayudan a bajar la temperatura en la zona y posibilitan

la vida de diversas especies animales y vegetales.

Según datos aportados por Greenpeace Argentina “durante 2021 se deforestaron 110.180

hectáreas en el norte argentino, de las cuales 52.290 corresponden a la provincia de Santiago

del Estero; 29.165 a Formosa; 18.068 a Chaco y 10.657 a Salta” (Ámbito, 2022). Es decir, los

niveles de deforestación siguen siendo extremadamente altos y la protección de los territorios

es muy endeble. La obtención de tierras para la producción de soja y para otros cultivos no

solamente da grandes ganancias sino que también implica considerables pérdidas ecológicas.

5. Consecuencias ambientales

Ecológicamente el desmonte de tan grandes extensiones no presenta buenas perspectivas

y nos permite imaginarnos un futuro nada promisorio. Estudios sobre el cambio climático

muestran que la transformación del hábitat para la agricultura a gran escala es uno de los

principales hechos que favorecen este cambio. Esto se debe principalmente a la eliminación

de grandes extensiones del bosque nativo.

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El bosque nativo es fundamental para la vida de las especies animal y vegetal que lo

habitan. “Los bosques nativos proveen servicios a la sociedad como son la regulación hídrica,

la formación y conservación de suelos, la conservación de la biodiversidad, la fijación de

carbono, la provisión de alimentos, agua, fuentes de energía, materiales de construcción o

medicinas, la preservación y la defensa de la identidad cultural, entre otros” (AAVV,2022).

Es decir, entre las consecuencias más visibles nos encontramos con la pérdida de

biodiversidad ya que al perderse los polinizadores nativos que habitan en la zona boscosa se

producirse una disminución del nacimiento de nuevos ejemplares de las diversas especies

arbóreas. Sumado a esto se puede observar que en la Región Chaqueña la tasa de

regeneración del bosque es mucho más lenta que en regiones húmedas ya que las especies

necesitan más tiempo para reponerse a las acciones humanas. La diversidad genética de las

especies nativas de plantas y animales que están vinculadas al funcionamiento del sistema se

ve afectada, al estar sus poblaciones cada vez más disminuidas y aisladas entre sí.

Cuando el bosque nativo es fragmentado por grandes extensiones de tierras para el cultivo

de dificulta la conectividad que perturba la adaptación de las especies, ya les reduce el campo

de acción. Este tipo de intervenciones en los bosques nativos hace que las especies animales

de mayor tamaño sean las más propensas a desaparecer, ya que no encuentran ni alimento ni

lugares donde se encuentren seguras de la mano del hombre. Se produce lo que Redford

(1992) llamó síndrome del bosque vació, parafraseando la sensaciones de los padres ante la

independencia y la partida de sus hijos adultos.

Una incidencia directa de la deforestación es la disminución de la capacidad productiva

de las tierras a causa de la deforestación y la aplicación de tecnología agrícola. Esto ha

generado una movilización de las aguas subterráneas y de las sales que afectan los

ecosistemas degradando su capacidad productiva. Por lo que se observa “la combinación de

la deforestación con prácticas agrícolas (ej., soja) sin diversificación productiva ha derivado,

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entre otras cosas, en que las napas freáticas se elevaran en las últimas décadas en distintas

regiones disminuyendo la capacidad productiva de los suelos por salinización” (AAVV,

2022).

Los bosques tienen un alto nivel de acumulación del agua por infiltración, lo que lo hace

comportarse como una esponja que guarda el agua necesaria para la vida en ese ecosistema.

Si la comparamos con el pastizal, el bosque llega a retener tres veces más agua. Los

desmontes generan una pérdida de esta capacidad y un detrimento en la capacidad de

almacenamiento. Si a esto añadimos que la agricultura utiliza el 40 % de la superficie

terrestre pero consume el 70 % de los recursos hídricos mundiales y maneja la biodiversidad

en los niveles genéticos, de especies y de ecosistemas (FAO 2007) podemos observar que los

ecosistemas están pagando muy caro lo que se recauda en divisas.

En el marco del cambio climático nos encontramos que la deforestación por medio del

desmonte es un modo de afectar la capacidad de fijar carbono. “Si además observamos que

Argentina está en puesto N° 30 como emisor a nivel mundial de gases efecto invernadero (0,6

% del total mundial) de los cuales un 15 % provienen de la deforestación” (AAVV, 2022).

Vemos que no solamente se ha perdido capacidad de fijar carbono sino que produjo un

aumento de las emisiones de carbono pernicioso para las intenciones asumidas como Estado

en el Acuerdo de París.

Además de todo este daño, la destrucción del bosque nativo también tiene consecuencias

poco atendidas para los habitantes de la zona. Como afirma un sacerdote que cumple tareas

de acompañamiento en la zona norte de la provincia de Santiago del Estero: “el monte es la

heladera y la farmacia, el aire acondicionado y el almacén de nuestros campesinos”2. Es

2
El pbro. Sergio Rafaelli es un sacerdote que vive en el Dpto. Jiménez, provincia de Santiago del Estero, y que
trabaja acompañando a las comunidades campesinas afectadas por la presencia de grandes extensiones de

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decir, es el lugar donde los habitantes de la zona encuentran animales para comer ellos y sus

familias, plantas con las que se curan, reservas de agua y humedad para los tiempos de sequía

y refugio en los tiempos de calor.

6. Consecuencias sociales

A pesar de las valiosas consecuencias económicas, el proceso de sojización ha tenido

grandes consecuencias sociales en nuestro país. Este proceso y la manera de llevarlo adelante

buscó repetir las recetas que dieron resultados positivo en otro lado, pero no ha tenido en

cuenta que “no se puede pensar en recetas uniformes, porque hay problemas y límites

específicos de cada país o región” (LS 180). El desplazamiento de la frontera agropecuaria ha

afectado sobremanera las poblaciones rurales de los entornos donde se ha desmontado y

donde se ha sembrado semilla transgénica.

La riqueza producida por las tierras durante los últimos años no han beneficiado a las

poblaciones rurales. Pablo Paolasso y Julieta Krapovickaslo afirman de esta manera en las

XII Jornadas Argentinas de Estudios de Población:

Durante la última década el Chaco Seco Argentino ha atravesado una de

las transformaciones territoriales más importantes de su historia. El

desmonte de 1,5 millón de hectáreas de bosques nativos y la reconversión

hacia la actividad agropecuaria ha redefinido las relaciones entre sociedad

y naturaleza en esa porción de la Argentina. Este acelerado proceso de

cambio ha sido motorizado fundamentalmente por la expansión del cultivo

más dinámico de la Argentina: la soja. Este producto, y los derivados que

de él se obtienen, representan más del 50 % de las exportaciones argentinas

(OPEX-INDEC). Sin embargo, el dinamismo de la producción no ha significado

una mejora en las condiciones de la economía regional, ni las condiciones de vida

tierras destinadas a los cultivos de soja. En diversas entrevistas radiales ha tenido comentarios como el citado,
o como que la geografía se ha modificado de manera impresionante desde 1994, año en que el llegó a la zona.

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de la población, así como tampoco ha contribuido a retener la población en un área

que se caracterizó históricamente por sus altas tasas emigratorias (2013).

Mucha de la población ha sido desplazada mediante diversos mecanismos y artificios

judiciales, avances de hecho o compra de la denominada posesión. Como afirma Rubén de

Dios cuando describe los actores de proceso de producción de soja y la ampliación de los

territorios cultivables en nuestro país existen diversos actores: las empresas multinacionales

productoras de semillas y agroquímicos, los productores locales (un eslabón clave en el

proceso productivo) y un tercer actor destacado, que no integra la cadena productiva de la

soja, pero que recibe las consecuencias del proceso de expansión agrícola, es la población

campesina (de Dios, 2006). Cabe aclarar que la gran mayoría de los pobladores de zonas

rurales son meros poseedores, ya que no cuentan con documentación que acredite

oficialmente que son dueños, aunque hayan vivido y trabajado en ese lugar por mucho

tiempo.

Aunque la ley argentina permite que aquella persona que vive y trabaja una tierra y realiza

mejoras verificables, es decir, que actúan con ánimo de dueño durante un lapso de veinte

años pueden acceder a la propiedad de esos terrenos mediante un juicio de usucapión,

muchos pobladores desconocen este derecho o se ven dificultados a llevar adelante el juicio

debido a los costos del mismo. En consecuencia, y a pesar de tener derechos como

poseedores veinteñales, sufren una creciente presión para abandonar sus tierras a través de

diferentes modalidades legales o ilegales.

Los modos que utilizan algunos empresarios o que llevan adelante ciertos grupos delictivos

para apropiarse de estas tierras pueden ser: el desalojo sorpresivo mediante una sentencia

firme a pedido de los interesados y sin aviso previo a los pobladores. En una apropiada

caracterización, este proceso fue denominado por algunos analistas como de “exclusión

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silenciosa” o "desalojos silenciosos", donde no emerge el conflicto, ni se puede visualizar el

antagonismo (de Dios, 2006). Otra modalidad de desalojo es el desplazamiento de hecho

mediante la colocación de alambres, corte de caminos o canales de agua e incluso por medio

de violentas intimidaciones. Por último, una tercera modalidad, es la de la compra o alquiler

de los derechos posesorios por parte de los empresarios que aprovechan la debilidad

económica de los campesinos.

Ante la pérdida de sus tierras los campesinos suelen trasladarse a las periferias de algunas

ciudades como la capital de la provincia o incluso a las zonas cercanas a los grandes

conglomerados de nuestro país. “Las provincias del norte son las principales emisoras de

migrantes interprovinciales. Las jurisdicciones que presentaron los saldos migratorios

negativos más relevantes en relación con la población total fueron Formosa, Santiago del

Estero, Chaco, Misiones y Catamarca. Y en términos absolutos, los principales flujos se

dieron hacia la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y las provincias de Buenos Aires,

Córdoba y Santa Fe, que reciben migrantes de todas las provincias” (MA y DS,2022).

Otra consecuencia sufrida por las poblaciones de los campos sembrados es a raíz de las

fumigaciones realizadas con avionetas o maquinaria agrícola en tiempos de fuertes vientos.

Aunque muy pocos profesionales médicos se animan a afirmar que las lesiones en la piel o

las afecciones respiratorias se deben a los productos utilizados en dichas fumigaciones, los

campesinos afirman que estos padecimientos se producen desde que sufren este tipo de

prácticas en las cercanías de sus casas, pueblos o escuelas.

La doctora en Antropología Social e investigadora Postdoctoral del CONICET Johana

Kunin realizó un estudio sobre la exposición a pesticidas en el distrito en el que enseña

Pieroni y observó que mucha gente teme hablar de lo que pasa dice una nota del diario El

País donde ella afirma sobre los pobladores de esta zona rural “Ellos saben que tosen y tienen

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erupciones en la piel cada vez que pasa el avión. Pero son comunidades chicas donde la gente

tiene la sensación de conocerse con todo el mundo e implicarse en acciones de militancia

puede tener como consecuencia castigos sociales muy fuertes” (Tuchin, 2020).

Es así que las afecciones respiratoria o en la piel son las más observadas en comunidades

que están expuestas a la fumigación con agroquímicos. Ante esta situación, muchos de estos

pobladores también deciden trasladarse a zonas urbanas en las que no padezcan este tipo de

acciones.

Expulsiones, migraciones, problemas de salud y pérdida de la fuente de trabajo o

subsistencia parecen ser algunas de las consecuencias de la deforestación en estas provincias

del norte argentino.

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7. Conclusiones:

El desarrollo sostenible se asienta sobre tres pilares que deben estar equilibrados: El

crecimiento económico, el bienestar social y el cuidado del medioambiente. Son muchos los

estudios y análisis que dan cuenta del desequilibrio si hablamos de este tipo de producción

agrícola. Pareciera que a pesar de las ventajas económicas y tecnológicas los daños que se

producen son mayores generando una inconsistencia importante en el desarrollo productivo.

En este trabajo se ha podido observar que las acciones llevadas adelante para la

adquisición de tierras en el Chaco Seco, destinadas a la producción de este tipo de

oleaginosas he sido muy variado. Desde la compra con papeles hasta la expulsión violenta de

la tierra a pobladores ancestrales, desde la compra de los derechos posesorios hasta el

arrendamiento de la tierra. A partir mediados de los años 90, la frontera agrícola se ha ido

corriendo a fuerza de intervenciones poco claras en muchas oportunidades.

Este proceso contó además con otra situación disruptiva. “Los bosques nativos brindan

una amplia variedad de bienes y servicios ecosistémicos otorgando diferentes oportunidades

sociales y económicas” (AAVV, 2022). Para hacer que las tierras de esa región, que se

caracteriza por el bosque bajo o monte semiárido, estén disponibles para la siembra es

necesario llevar adelante un proceso de preparación de la tierra mediante el desmonte,

provocando una fuerte deforestación y colaborando de esta manera con el cabio climático,

afectando la diversidad biológica, modificando el ciclo del agua en la región y desertificando

las tierras a mediano plazo.

En cuanto a las consecuencias sociales nos encontramos con otra razón para que se

prolongue y aumente las migraciones de sectores rurales de la población de las provincias del

NOA a las periferias de las grandes ciudades.

20
Muchas familias, expulsadas de sus tierras, impedidas de continuar llevando adelante la

agricultura tradicional o siendo afectadas por el uso de agroquímicos de manera imprudente

se retiran de los territorios en cuestión. Ya no parece posible “la producción de carbón

vegetal, madera y postes, la ganadería ovina, bovina y caprina, la producción de miel, la

extracción de otras fibras y plantas tintóreas o medicinales, la caza de subsistencia, [que]

entre muchas otras actividades, forman parte de economías regionales históricas y de usos

tradicionales de los bosques” (AAVV, 2022).

Vemos así que la generación de divisas por medio de la soja, a través de la transformación

de la frontera agrícola, ha tenido un costo muy alto, muchas veces ignorado tanto por

productores como por las empresas internacionales y hasta por el mismo Estado.

Frente a la pregunta si es posible transformar el modelo productivo de manera que logre

verdaderamente un desarrollo sostenible pareciera difícil si no existe un cambio de actitud de

todos los sectores en cuestión.

Por el momento, la bibliografía parece ser parte de una dicotomía que no colabora a

lograr un desarrollo verdaderamente sostenible. Las presentaciones de técnicos de sectores

agropecuarios parecen hacer oídos sordos a los planteos de orden social, sanitario o

ecológico. Por su parte, los informes de organizaciones ambientalistas o sectores relacionados

con el acompañamiento de los campesinos parecen obviar la necesidad de divisas que nuestro

país tiene en la actualidad (aunque podríamos decir, hace ya tiempo).

Es por eso que el primer paso para llevar adelante un desarrollo sustentable en los

términos descriptos debe ir de la mano a un diálogo sincero y respetuoso, capaz de sostener

las propias ideas, pero también de escuchar, respetar y asumir los argumentos de quienes no

piensan en todo como uno pero buscan un desarrollo sostenible.

21
El papa Francisco escribió en su Encíclica Laudato Sí al reflexionar sobre el diálogo en

torno al desarrollo económico cuando existe el peligro de afectar el ambiente, la cultura o un

deterioro social:

Esto no implica oponerse a cualquier innovación tecnológica que permita

mejorar la calidad de vida de una población. Pero en todo caso debe quedar

en pie que la rentabilidad no puede ser el único criterio a tener en cuenta y

que, en el momento en que aparezcan nuevos elementos de juicio a partir de

la evolución de la información, debería haber una nueva evaluación con

participación de todas las partes interesadas (LS 187).

El Estado cumple una función fundamental a la hora de promover el diálogo entre las

partes para lograr el desarrollo sostenible. Pero además debe estar presente no solamente de

manera regulatoria y de control sino promoviendo actividades que productivas de acuerdo

con los principios de sostenibilidad planteados. Las políticas públicas también deben

fomentar nuevas maneras de producir y acompañar promoviendo el uso sostenible de cada

región y animando a la generación de empleos locales que eviten las constantes migraciones

en búsqueda de trabajos más rentables en las grandes ciudades. Existen lineamientos a nivel

de ministerios nacionales y experiencias comunitarias que “se presenta como la alternativa

para el desarrollo (…) bajo esquemas sostenibles de tecnologías de bajo impacto ambiental

acordes a los objetivos de la ley de bosques” (AAVV, 2022). Tal vez es tiempo de ponerlos

en práctica.

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