Está en la página 1de 2

La soja podría poner en riesgo el futuro del suelo

El cultivo es el motor del sector agrícola argentino. Se prevé que las exportaciones de 2007
alcancen los u$s11.000 M. Desde el INTA advirtieron a Infobae.com que ciertas técnicas
pueden generar daños irreversibles

En los últimos años la soja se convirtió en el “cultivo por excelencia” gracias a la gran demanda
internacional y su cotización en los mercados con tendencia alcista por el uso de los
biocombustibles.

En la Argentina, la oleaginosa pasó a ser la elección de los productores principalmente por su


favorable precio internacional. El poroto de soja se paga entre 225 y 270 dólares la tonelada,
mientras que el aceite oscila entre los 500 y 670 dólares por tonelada.

Además, el cultivo se destaca por su “gran adaptabilidad a los diferentes tipos de climas y
suelos” y porque su cosecha “funciona muy bien con el sistema de siembra directa y es
especial para incluirlo en una rotación” junto con trigo o maíz, por ejemplo.

Sólo en 20 años, la Argentina pasó de producir 2,5 millones de toneladas por año a casi 40
millones y los estudios proyectan que para 2016 la soja continuará con su lugar protagónico y
alcanzará las 52 millones de toneladas anuales.

Desde el punto de vista económico, en nuestro país la soja se transformó en la fuente más
importante de ingresos fiscales. Se prevé que durante el 2007, los números de la recaudación
por retenciones a la exportación alcancen 2.500 millones de dólares.

Hasta aquí, los alcances del cultivo a corto plazo son más que prometedores pero con este
ritmo de crecimiento y su producción desmesurada se vislumbran repercusiones poco
alentadoras para los suelos y, por ende, para el sector agrario argentino.

El director del área Suelos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), ingeniero
Roberto Casas explicó a Infobae.com que “la principal amenaza es el uso en exceso del
monocultivo”.

“Al principio la soja se incluía en el sistema de siembra directa como un cultivo mas de la
rotación: se hacía primero trigo-soja y luego se incorporó el maíz ¿recordó Casas-. Ahí el
sistema funcionaba bien porque se conservaban los rastrojos que debe haber
permanentemente sobre el suelo”.

Sin embargo, Casas explicó que “cuando se empiezan a reemplazar las rotaciones por el
monocultivo ahí entramos en problemas porque la soja es una leguminosa que tiene un
rastrojo muy rico en nitrógeno entonces se descompone rápidamente”.

Al producirse esto, el suelo pierde su protección y queda expuesto por lo que con el tiempo
comienza a desaparecer la superficie necesaria para cualquier tipo de cosecha.

Con el monocultivo de la soja también “es poca la materia orgánica que se incorpora al suelo y
con los años el balance de ésta en el terreno se torna negativo”.

“Para que un sistema sea sustentable se debe conservar la integridad del suelo cuidando la
superficie y el balance de materia orgánica”.

Estrategia Nacional
La Estrategia Nacional sobre la Biodiversidad (ENB) consiste en la formulación e
instrumentación de políticas, iniciativas, normativas y procedimientos que, en forma
coordinada, promuevan un mayor conocimiento de los bienes y servicios ambientales, la
conservación y protección de la biodiversidad y su utilización en un marco de desarrollo
sostenible.

La Estrategia Nacional de Biodiversidad y Plan de Acción 2016-2020 es una política de Estado


que define las acciones principales para promover un mayor conocimiento y valoración de
nuestros bienes comunes y de los servicios ecosistémicos que estos prestan. La conservación,
uso sostenible y la distribución de sus beneficios en forma equitativa son los objetivos
principales de la Estrategia.

Compuesta por 21 metas nacionales que reflejan los criterios de construcción, la Estrategia
promueve la incorporación de la conservación de la biodiversidad y su uso racional en todas las
políticas públicas, para avanzar en el ordenamiento ambiental del territorio y lograr un
desarrollo humano sostenible.

La provincia de Corrientes reafirmó la plena jurisdicción sobre las aguas subterráneas que
conforman el Acuífero Guaraní, a través de la Ley N º 5.641 atendiendo a su carácter de
recurso perteneciente al dominio público en concordancia con lo dispuesto en el Art. 124 de la
Constitución Nacional y los Arts. 2339 y 2340, inc. 3 del Código Civil.

Además por dicha normativa se declara de interés provincial la protección ambiental y uso
racional con el objeto de asegurar el uso sustentable y la preservación de este recurso hídrico y
estratégico en beneficio de las generaciones presentes y futuras.

En su carácter de autoridad provincial, el ICAA participó del proyecto de Protección Ambiental


y Desarrollo Sustentable del Sistema Acuífero Guaraní desarrollado entre los países de
Argentina, Paraguay, Brasil y Uruguay.

El proyecto tuvo como objetivo lograr la gestión y uso sostenible del Sistema Acuífero Guaraní
(SAG), elaborando en forma conjunta, entre los 4 países, un marco común institucional, legal y
técnico para manejar y preservar el SAG.

Un proceso de tanta amplitud y dinámica como la expansión sojera que hacia 2007 incluía más
de 70.000 productores que cultivaban unos 15 millones de hectáreas y producían no menos de
47 millones de toneladas, cuya exportación significaba 15.000 millones de dólares,
necesariamente debía generar reacciones en la sociedad argentina, las que están
representadas en una confrontación entre interpretaciones diferentes sobre sus
consecuencias, tanto las ambientales como las económicas y sociales. Con la aparición en el
2008 de una nueva dimensión -la política- esta confrontación se hizo aun más acentuada.

Los temas alrededor de los cuales se han producido las mayores controversias son: los efectos
del monocultivo sobre el ambiente, la sociedad y la economía, el potencial efecto del uso de
semillas genéticamente modificadas y del glifosato y el problema de la deforestación. A
continuación se analizaran estos temas, contraponiendo las distintas posiciones.

También podría gustarte