Está en la página 1de 8

INSTITUTO JUAN XXIII

GEOGRAFÍA: Material de Lectura y


análisis.
CURSOS: 5° AÑO
PROFESORA: Flavia Ahumada

Circuitos
agroindustriales de
las economías
regionales.

Muchas regiones o provincias de nuestro país se han especializado en la elaboración de ciertos


productos agropecuarios, y su economía depende en gran medida del encadenamiento de
actividades que se desarrollan en torno a ellos. Son los casos del Chaco con la producción de
algodón, de Misiones y Corrientes con la yerba mate, de Cuyo con la producción de vinos y olivos,
etc.
Los circuitos agroindustriales extrapampeanos tienen algunas características que los distinguen,
como por ejemplo:
• La fase primaria de varios de los productos se caracteriza por una presencia muy elevada de
pequeños productores. Es el caso de los cultivos industriales como tabaco, yerba, algodón y caña
de azúcar, donde estos representan casi el 90% del total de productores dedicados a esas
actividades.
• Asimismo, varios circuitos agroindustriales se destacan por la fuerte presencia de trabajadores
rurales transitorios (por ejemplo, para la época de cosecha). Esto es particularmente notorio en
el caso de actividades en las que la cosecha no puede ser mecanizada sino que debe realizarse de
forma manual, como en la fruticultura y en la vitivinicultura, o en la yerba mate, en la que
anualmente se emplean alrededor de 15.000 tareferos (tal como se denomina localmente a los
cosechadores de yerba).
• Al igual que las producciones pampeanas, han experimentado un notable crecimiento,
aunque mayormente sustentado en la renovación tecnológica y, en menor medida, en la expansión
de la superficie bajo producción.
• Tradicionalmente los circuitos agroindustriales extrapampeanos tuvieron una orientación al
mercado interno. Aunque en las últimas décadas algunos de ellos comenzaron a tener una
inserción en el mercado externo, como la producción de vinos finos, frutas de pepitas y cítricos.
En estos casos, las exigencias de calidad de los mercados externos condujeron a profundas
transformaciones en la fase primaria de los circuitos, debiendo incorporar innovaciones
tecnológicas (como por ejemplo en los sistemas de plantación de frutales, que se orientan a
obtener mayor cantidad de fruta por unidad de superficie). Productos tradicionales como la caña
de azúcar, el algodón y la yerba aún mantienen una mayor inserción en el mercado interno, aunque
también incrementaron sus exportaciones. Al igual que en el caso de los circuitos agroindustriales
pampeanos, en las últimas décadas se produjo una progresiva concentración de la cadena
productiva en los distintos eslabones, impulsada a partir de la creciente presencia de grandes
empresas transnacionales, como en el caso de la producción de peras y manzanas, de vid o de
tabaco.
Las áreas productivas de la Argentina y sus problemáticas recientes.

Fuente: “Un modelo que agobia: el mal momento de las economías regionales”. La Nación 2013.
Trabajo rural temporario
En la actualidad, alrededor de 350.000 personas se desempeñan en la cosecha manual de diversos
productos. La mayor demanda se produce en las economías regionales, en las que cada año se
emplean 344.000 trabajadores para la cosecha. El 35% de ese total lo absorbe la región cuyana,
el 26% las regiones del norte del país y el 13% la Patagonia.
La inestabilidad laboral y las bajas remuneraciones convierten a los trabajadores rurales en uno de
los sectores con mayor precariedad dentro de los circuitos productivos agroindustriales.
En las últimas décadas, con el objetivo de reducir costos de producción y simplificar las tareas de
gestión, muchas empresas buscaron sustituir trabajadores permanentes por la contratación de
trabajadores temporarios.

Más allá de los circuitos agroindustriales

La mayor parte de los productores agropecuarios (71%) son productores familiares y están
presentes en todos los circuitos agroindustriales. En las pequeñas explotaciones hay trabajadores
permanentes, que son los miembros de una familia, y también suele haber demanda de
trabajadores temporarios. Por eso estas explotaciones tienen alta incidencia en la generación de
empleo en el sector agropecuario: aportan el 54% del trabajo permanente y utilizan el 29% del
trabajo transitorio empleado en el sector.
A su vez, este universo de productores es muy heterogéneo, no solo por las distintas actividades
que desarrollan sino también por sus diferentes condiciones económicas, sociales y de vida. Así,
podemos identificar productores familiares que cuentan con recursos productivos (tierra, capital)
suficientes como para incorporar tecnología y aumentar la producción. Otros, en cambio, cuentan
con recursos productivos que apenas les permiten mantenerse en la actividad. Por último, hay
productores familiares cuya escasez de recursos productivos los obliga a recurrir al trabajo fuera
del predio, generalmente transitorio y de baja calificación. Este sector, que representa el 45% del
total de pequeños productores, presenta acentuadas condiciones de pobreza.
Más allá de estas diferencias en cuanto a la disponibilidad de recursos y a su situación económica
y social, estos productores se caracterizan por llevar adelante otro modelo productivo que puede
o no permitirles el acceso a los mercados (interno y externo), pero que tiene como objetivo central
sostener una familia. Por eso tienden a diversificar sus actividades combinando una variedad de
producciones agrícolas y ganaderas, a diferencia de los grandes productores, que se especializan
en la producción de aquello que pueden vender bien en los mercados y que les otorga alta
rentabilidad.
Esto significa que, además de desarrollar las actividades a través de las cuales se insertan en los
circuitos agroindustriales, desarrollan otras relacionadas con su subsistencia, como por ejemplo la
producción de alimentos para el autoconsumo o para la venta en pequeña escala. También hay
numerosas poblaciones campesinas e indígenas que no tienen ninguna inserción en circuitos
agroindustriales, por lo que se dedican centralmente a la producción agrícola y ganadera de
autoconsumo o a la extracción de productos de los bosques; también producen artesanías con
elementos que provienen de esas actividades, parte de cuya producción venden en mercados
locales.

Los circuitos agroindustriales del área pampeana: Leche y carne.


Fuente: FADA (Federación Agropecuaria para el Desarrollo Agropecuario) 2018.

Los circuitos agroindustriales del área extrapampeana:


Caña de Azúcar
Yerba Mate:
Circuito Olivícola:

Frutales del Alto Valle de Río Negro: manzanas y peras

Fuente: Ministerio de Hacienda de la Nación. 2017


Las demandas de la agricultura familiar y la cuestión de la tierra
En los últimos años ha cobrado mayor visibilidad el sector de la agricultura familiar, en particular
debido a la creciente conflictividad social que tanto las políticas neoliberales de los años 90 como
la consolidación del modelo agroindustrial concentrado aún hoy vigente vienen generando. Tal
conflictividad social tiene como uno de sus ejes centrales la tierra, y con ellos, los bosques y el
agua. Los conflictos suelen generarse por el avance de ciertas actividades productivas; una de las
causas más comunes es el proceso de “pampeanización" de muchas áreas del norte del país, que
se inició en la década de 1970 pero se acentuó en los últimos veinte años.
Se denomina pampeanización al desarrollo de formas de producción que adoptaron el modelo
productivo pampeano y que significó la expansión de cultivos de soja, sorgo, porotos a gran
escala, reemplazando actividades tradicionales propias de las condiciones ambientales de esas
regiones, o sobre bosques y selvas. El marcado dominio del cultivo de soja en el marco de este
proceso de las últimas décadas, condujo a que algunos especialistas lo definan como “sojización”.
Como consecuencia de este proceso, muchas poblaciones campesinas e indígenas se han visto
desplazadas de sus tierras, o se encuentran bajo la amenaza constante de desalojo. Uno de los
motivos que contribuyen a esta situación es que muchos de estos productores tienen una forma
de tenencia de la tierra precaria, es decir que la relación jurídica entre el productor directo y la
tierra es inestable o no está asegurada (por ejemplo, por un título de propiedad o un contrato de
arriendo). En muchos casos se trata de ocupantes de tierras fiscales o privadas, pero que llevan
varias generaciones viviendo en esas tierras (y en el caso de los pueblos indígenas, desde tiempos
prehispánicos), por lo que tienen derechos adquiridos sobre ellas. Esto último es lo que les
permite hacer reclamos para que el Estado intervenga y garantice su permanencia en la tierra.

Luego de la lectura del texto y a partir de lo analizado a lo largo de los


temas trabajados elaborar la siguiente actividad:

1-Explicar/ justificar las siguientes afirmaciones:

a) A lo largo del circuito productivo los bienes van adquiriendo valor.


b) Los pequeños productores y trabajadores rurales constituyen el eslabón más débil en los
circuitos agroindustriales.
c) En las últimas décadas presenciamos procesos de concentración en los circuitos
agroproductivos nacionales.
d) El desplazamiento de las explotaciones familiares por grandes empresas agropecuarias y
capitales agroindustriales es uno de los principales problemas identificados en algunas
regiones de nuestro país.

También podría gustarte