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Dios tenía planes de hacer una gran nación, una nación que le sirviera y
fuera una bendición para el resto de las naciones. Esta es la historia de
Abraham, el amigo de Dios.
La tierra se recuperó del gran diluvio. La familia de Noé creció y creció y creció.
Una vez más la gente se esparció por todas partes del mundo. La grande y
maravillosa visión de Dios seguía viva. Él tenía planes de formar una nueva nación, y
todo comenzaría con un hombre común
Pasaron muchos años. Entonces, una noche, Dios llamó a Abram para que saliera de
su carpa. —Abram, sal afuera —dijo Dios—. Mira al cielo. Cuenta las estrellas, si es
que puedes hacerlo. ¡Te prometo que tendrás tantos hijos como hay estrellas en el
cielo!
Abram le creyó a Dios. A pesar de que él era un anciano, y aunque su esposa
Sarai ya era también anciana y nunca había tenido hijos, Abram creyó que Dios haría
surgir de él una gran nación.
Transcurrieron muchos, muchos años más. Ahora Abram tenía noventa y nueve
años de edad y Sarai tenía noventa años. Una vez más, Dios le habló a Abram.
—Abram, hoy hago un pacto contigo —dijo Dios—. Tú serás el padre de muchas
naciones. Ahora tu nombre será Abraham. Dale a tu esposa el nombre de Sara,
porque ella será madre de muchas naciones. Muy pronto ella tendrá un hijo.
Abraham inclinó su rostro hasta el suelo riendo y se dijo a sí mismo: “¿Una gran
nación nacerá de mí? ¿Cómo? Sara y yo somos muy ancianos para tener hijos”.
Pronto Abraham y Sara aprendieron que nada es muy difícil para Dios. Un año
más tarde, Sara dio a luz a un hijo. Abraham le puso el nombre de Isaac (que significa
“él se ríe”).
Cuando Isaac creció, se casó y tuvo dos hijos: Esaú y Jacob. ¡Esaú tuvo cinco
hijos y Jacob tuvo doce! Los hijos de Abraham se multiplicarían como las estrellas en
los cielos, tal como Dios le había prometido.
El Mensaje de Dios
Yo seré tu Dios
por siempre.
Tú y tu familia serán
mi pueblo escogido.
Mi bendición
estará contigo,
tus hijos y los hijos de tus hijos por mil generaciones.
Puntos clave:
Comparta cómo Dios nos pide que “andemos por fe” y confíe en Él en cada
paso.