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Conquistemos nuestra Canaán

INTRODUCCIÓN:

Definición de Promesa: gr. Epangelia: primariamente un término legal, denotando una citación (epi,
sobre; angelo, proclamar, anunciar), significaba también un compromiso a hacer o a dar algo, se
utiliza solo de las promesas de Dios. Con frecuencia se utiliza para denotar lo que ha sido
prometido, y por ello significa un don conferido en gracia, no una prenda conseguida mediante
negociaciones.

Es una declaración de parte de Dios, que lleva en sí misma el poder para cumplirse. El que se
haga efectiva, está condicionada a la fe y la aceptación del que la recibe. La nación de Israel y los
judíos, son el resultado de una promesa.

Como todos sabéis y no está mal recordarlo, Canaán es la tierra que Dios prometió a Abraham
para su descendencia.

En aquella época 2091 A.C los descendientes de Noé se habían multiplicado enormemente y
habían vuelto la espalda a Dios formando ciudades de perversión y adoración a Dioses paganos.

Los Cananeos descendían del más joven hijo de Noé, Cam que fue maldecido por su padre por
haber visto su desnudez. Noé bendijo a sus otros dos hijos Sem y Jafet, prometiendo que Cam
sería siervo de ambos. Pronunció una bendición especial sobre Sem, declarando que sería bendito
por Jehová, y que incluso su otro hijo Jafet, moraría en sus tiendas (Gn. 9: 24-27)

(Veamos la ilustración 1en la pantalla)

Abram quien llegaría a ser “amigo de Dios”, habitaba en Ur de los Caldeos, ciudad de Sumeria
próxima a Babilonia, era descendiente de Sem y vemos aquí que Dios, fiel a la bendición que
estaba destinada para Sem, continuó bendiciendo a su descendencia. (El Mesías también es
descendiente de Sem)

Ur era una ciudad realmente pagana e idólatra y el mismo Padre de Abram Taré, era fabricante de
ídolos.

Y fue así como Jehová llamó a Abram, según expone el diácono Esteban en su defensa ante el
concilio, previa a su martirio:

"Y él dijo: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham,
estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, 3y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela,
y ven a la tierra que yo te mostraré. 4Entonces salió de la tierra de los caldeos y habitó en Harán; y
de allí, muerto su padre, Dios le trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora. 5Y no le
dio herencia en ella, ni aun para asentar un pie; pero le prometió que se la daría en posesión, y a
su descendencia después de él, cuando él aún no tenía hijo” Hechos 7:2-5

Aunque en un primer momento obedeció solo en parte ya que marcho con padre, sobrino y familia,
y Dios le había dicho que saliera de la casa de su padre y de su parentela salieron de Ur de los
caldeos y caminaron 850 km hasta llegar a Harán donde se quedarían un tiempo debido a la
ancianidad de Tare.

¿Qué 3 cosas podemos deducir de estos versículos?


PRIMERO. Que es Dios quien toma la iniciativa y hace el llamado invitando a seguirle. Dios llamo a
Abram ¿Qué tenemos que hacer para hacer efectivo el llamado?

1) Reconocer que es Dios el que nos llama. Y creer que es el Dios verdadero, el Señor de la Tierra,
de todos los hombres y que todo le pertenece.

2) Permitir que sea el Señor de nuestra vida.

3) Sujetarnos a su autoridad, desprendernos de actitudes y defectos del viejo hombre y vivir una
vida realmente cristiana.

4) Vivir en comunión sincera con Él.

SEGUNDO. Que Dios lo llamó para un propósito.

1) Dios no hace las cosas sin propósito.

2) El propósito de Dios para con nosotros siempre es conforme a su perfecta voluntad y no a la


nuestra. Aunque en su voluntad permisiva, el muchas veces permite que el hombre demore o se
desvíe de Su propósito original.

3) Si aceptamos él nos provee de todo lo necesario para que se cumplan sus promesas.

TERCERO. Que Dios le dio una serie de promesas para su vida y para su descendencia.

1) Puede ser una promesa individual

2) Un promesa como familia, Iglesia etc.

3) Como Nación

4) Como cuerpo de Cristo

5) Como humanidad

Vemos que por gracia Jehová eligió a un hombre que sabía que respondería a su llamado.

Por ese motivo Abraham tuvo:

► Una promesa individual, que fue el nacimiento de un hijo Issac, 25 años después de haber
recibido la promesa.

► Una promesa como padre de una nación, que tardo 600 años con la salida de Egipto, y que se
cumpliría al darles la Ley.

► Una promesa para su descendencia que heredaría la Tierra de Canaán. El cumplimiento tardó
en materializarse 640 años, cuando Israel entró a poseer la tierra prometida a Abraham, de la
mano de Josué y con la bendición de Jehová.

► Una promesa para la humanidad ya que de su simiente serían bendecidas todas las naciones,
que se cumpliría al nacer Jesucristo el Mesías 2091 años después, promesa que recordó a Isaac y
Jacob Pero esta ya no es promesa para nosotros, sino verdad cumplida, ya que la presencia de
Jesús es una realidad en nuestras vidas.

Pero vamos a centrarnos en la promesa de la tierra.

Una Tierra prometida que como hemos leído Abraham había pisado, recorrido y tomado
espiritualmente para el Señor 640 años atrás.

Pero veamos por qué decimos que Abraham estuvo tomando esa tierra en un sentido más bien
espiritual que físico.

-Miremos en la 2º ilustración en la pantalla (el recorrido general de Abraham por Canaán).

Cuando Abraham obedece y marcha hacía Canaán , comienza a edificar altares, ¿Cómo lo
hacían?:

Entonces no se tenía muy claro cómo adorar a Dios, solían hacer en un lugar alto un altar que
consistía en un montón de piedras no labradas donde invocaban a Dios y le daban gracias o lo
levantaban como señal y recordatorio de que en un lugar determinado Dios se había revelado a
ellos y les había hablado.

Durante los primeros diez años de sus peregrinaciones en Canaán, edificó Abraham tres altares,
para dar gracias a Dios, para alabarle, para bendecir la tierra y recordar que era un lugar santo
donde le hablaba Dios.

El primero lo construyó en Siquem (voz hebrea shequem: hombro) ciudad importante, situada en el
centro de Palestina a 600 km de Harán y a unos 50 km al norte de Jerusalén. Veamos en el libro
de Génesis capítulo 12: 6-7: Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el
encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra. 7Y apareció Jehová a Abram, y le dijo:
A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.

Allí se establecería posteriormente Jacob, allí apacentaban sus ovejas los hijos de Jacob cuando
José fué a ellos y lo vendieron a los madianitas y allí fueron enterrados los huesos de José.

El segundo lo construiría en Bet-el, ( lugar que significa Casa de Dios ) estaba situado a 30 km al
sur de Siquem y a 35 km al norte de Jerusalén.

Leemos en Génesis capítulo 12:8 8Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó
su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el
nombre de Jehová.

(En Bet-el, los cananeos tenían un santuario al dios “El” y en ese tiempo la ciudad se llamaba Luz.
Pero su nombre hebreo procede de la experiencia que posteriormente tuvo Jacob en este lugar
(Gn 28:10-22). Allí Dios se reveló a Jacob, allí le cambió el nombre por el de Israel, allí Dios le
renovó todas las promesas hechas a Abraham. Por todo esto Bet-el adquirió el sentido especial de
“lugar de revelación”)

Volvemos a Abraham y vemos que mientras él tuvo la intención de agradar al Señor y reconocerlo
como único Dios; esto a su vez hizo que Dios siguiera repitiéndole y confirmando su promesa.

Veamos ahora la ilustración 3 (Viaje a Egipto)


Pero en un momento crítico, en el que vino escasez y hambre a Canaán, Abraham, sin consultar a
Dios por iniciativa propia marchó Egipto, al sureste de Hebrón para habitar allí. Entró al país con
una mentira, diciendo que Sara su esposa, era su hermana, ya que tenía miedo de que los
egipcios al verla tan bella quisieran matarlo para quedarse con ella. Pero la mentira hizo que el
Faraón se fijara en Sara y diera gran cantidad de bienes materiales y riquezas a Abraham, a
cambio de que Sara viviese en el Palacio y tanto el original hebreo como numerosas versiones dice
claramente que Faraón “la tomó por mujer”.

Como Dios no estaba, ni había estado nunca en estas intrigas, trajo juicio sobre la casa de Faraón
que, dándose cuenta de la mentira, echó a Abraham y a Sara de Egipto, volviendo ellos a Canaán.

Si bien el patriarca, durante su estancia en Egipto, se enriqueció mucho, no levantó ningún altar a
Jehová en ese territorio, y la Palabra no registra que Dios haya vuelto a hablarle, ni a recordarle la
promesa en territorio egipcio.

Ilustración 4 (Vuelta a Canaán)

Además este aumento de riquezas de Egipto le trajo problemas con su sobrino Lot, hasta el punto
que Abraham decide separarse de él, y es entonces, con sus pies en territorio cananeo, y solo con
las personas que debían permanecer con él, cuando Dios vuelve a hablarle:

En Génesis 13:14 - Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y
mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. 15Porque toda la
tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. 16Y haré tu descendencia como el
polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será
contada.

Y prestemos atención a la siguiente instrucción que Dios le da en el vr. 17: “Levántate, ve por la
tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti te la daré”.

Vemos claramente que Dios tenía un propósito en enviar a este hombre a entrar e ir recorriendo
toda esta tierra, a pesar de que no le dio herencia en ella y todo el tiempo habitó como extranjero y
nómade, él fue orando, levantando altares y consagrando esta tierra para Jehová y para su
descendencia prometida.

El Tercer altar lo levantó en Hebron, (unión o comunión. En hebreo es un derivado de la palabra


“amigo”, situada a 40 km de Jerusalén y 75 de Bet-el. Exactamente en tierras de Mamre donde
moró al menos 15 años.

Génesis 13:18 - Abram, pues, removiendo su tienda, vino y moró en el encinar de Mamre, que está
en Hebrón, y edificó allí altar a Jehová.”

Hebrón, notable por su verdor, viñedos, olivares y abundancia de agua.

Posteriormente Abraham, Jacob, Isaac y muchos familiares de los patriarcas, fueron sepultados allí
(cueva de Macpela).

Cuando Moisés envió a los espías a reconocer la tierra, Hebrón estaba habitada por una raza de
gigantes.

Hebrón fue asignada a Caleb y llegó a constituirse una ciudad levítica.

En Hebrón David fue ungido rey de Israel.


Podemos discernir claramente que estos tres altares fueron levantados en lugares clave que luego
serían muy significativos en la historia de Israel. Dios no hace absolutamente nada porque sí, ni
deja nada librado al azar.

Pero los años transcurrían, Abraham y Sara envejecían y la promesa de un hijo de ambos, parecía
cada vez más imposible. Abraham permitió que las dudas y la ansiedad de Sara lo convencieran
de hacer un intento propio para concretar la promesa de Dios, llegándose a Agar, la esclava
egipcia de Sara, que concibió a Ismael.

Es importante entender que hay promesas de Dios a mediano plazo y a largo plazo.

Los tiempos de espera tienen una importancia clave y razones fundamentales, no son pérdidas de
tiempo, sino todo lo contrario; aunque a nosotros nos parezca que nada está sucediendo.

Muchas veces por no saber esperar los tiempos y pasar por los procesos de Dios, intentamos
agilizar sus planes, por nuestra cuenta consiguiendo solamente complicarlo todo y demorarlo o
postergarlo aún por más tiempo. Hay muchos ejemplos de esto en la Biblia. Hay muchos ejemplos
de demoras en las promesas, producto de la terquedad y desobediencia humanas, pero creo que
el ejemplo más dramático, como veremos en esta predica, es el del pueblo de Israel y su entrada a
Canaán.

Seguimos recorriendo la historia, siguiendo el rastro de las promesas.

Dios, a su tiempo cumplió su 1ª promesa , pues Sara concibió de Abraham a Isaac, que nació
cuando el patriarca tenía 99 años.

Abraham, este amigo de Dios murió a los 175 años y fue enterrado con Sara en la cueva de
Macpela, en Hebrón.

Isaac , Ismael, Jacob y Esaú también vivieron en Canaán largo tiempo, e incluso Issac fallecido a
los 180 años, fue enterrado por sus dos hijos en la cueva de Abraham, por lo que podemos decir
que una porción de Canaán ya era de la futura nación de Israel por herencia.

La promesa y pacto que Dios hizo con Abraham, sería recordado a Jacob, Isaac, a José , Moisés y
Josué. (Además José también creyó en la promesa y dejo claro que cuando Israel fuera a la tierra
prometida llevaran sus huesos a Canaán).

La historia volvió a repetirse: hubo hambre en Canaán y Jacob, sus hijos y sus familias, unas 70
personas tuvieron que ir a vivir a Egipto a la zona llamada entonces Gosén, donde uno de sus
hijos, José era el segundo del Faraón y allí se quedaron 400 años. Al principio viviendo muy bien
hasta que un faraón que no conoció a José, empezó a tenerles miedo pues eran muchos y los
esclavizó.

¿Pero que pasó con la tierra prometida durante todos esos siglos?

¿Por qué tenía que demorar la promesa 400 años?

Hubieron 3 razones principales:

1) La primera razón fue que Dios estaba preparando la Tierra para que fuera fructífera para Israel.
Y así cuando entraran en el territorio dónde Dios había determinado que tenían que vivir tuvieran
árboles en rendimiento, cultivos, frutos y ciudades, pues no quería al principio a su pueblo ocupado
en construir grandes ciudades, trabajando la tierra, etc, etc, sino que los quería ocupados de su
edificación espiritual para ser una nación santa que llevara el conocimiento del único Dios
verdadero, a toda la tierra.

En el siguiente versículo comprobamos la respuestas.

Deuteronomio6: 10-12 // 6:10 Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus
padres Abraham,(D) Isaac(E) y Jacob(F) que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no
edificaste, Deu 6:11 y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no
cavaste, viñas y olivares que no plantaste, y luego que comas y te sacies, Deu 6:12 cuídate de no
olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

2) La segunda razón fue que de Israel debía de tener tiempo para multiplicarse como pueblo, aún
en la esclavitud.

Jacob entro a Egipto con 70 personas, y Moisés salió con alrededor de 1 millón y medio de
personas, de las cuales 600.000 eran hombres.

Dios había formado un Pueblo y les había asignado una tierra para que se convirtieran en Nación,
para lo cual habrían de librar varias batallas, aunque la victoria estaba ya garantizada.

3) La tercera razón de los 400 años en Egipto, es: era necesario que transcurriese ese tiempo,
porque aún la maldad de los amorreos, no había llegado a su colmo.

Dios tuvo paciencia y le dio a los habitantes de esas tierras entre otros los amorreos
(descendientes de las incestuosas relaciones de LOT con sus HIJAS), más de 400 años para que
se arrepintieran de sus pecados. Al cabo de este lapso, determinó que Israel, fuera su instrumento
de juicio, por medio del cual ejecutaría su justo castigo contra los pueblos de Canaán.

Dios había dicho a Abraham que recién en la 4ª generación, su descendencia multiplicada, volvería
a Canaán, esta vez para conquistarla definitivamente. Volvamos a Génesis 15: 13-16// Gen 15:13
Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será
esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Gen 15:14 Mas también a la nación a la cual
servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Gen 15:15 Y tú vendrás a tus
padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. Gen 15:16 Y en la cuarta generación volverán
acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí.

Como estamos viendo y recordando, la tierra prometida en los tiempos de Moisés ya la habían
conocido y habitado los patriarcas de Israel en incluso habían sido enterrados allí.

Dios utilizó a Moisés para liberar a su pueblo y llevarlo por fin a la Tierra prometida.

Pero comprobemos la actitud del Pueblo de Israel ante la promesa de Dios.

-Veamos la ilustración 5ª. Éxodo de Israel

El Camino hasta Canaán lo dirige estratégicamente Jehová pues una nube los dirige por el día a la
vez que los resguarda del sol, y una columna de fuego los alumbra por la noche, a la vez que los
confortaba y protegía contra el calor. Dios les provee de maná, codornices y de agua. No van por
el camino más corto ya que tribus peligrosas acampaban y pondrían en peligro a Israel además les
faltaban unas leyes para poder vivir en armonía unos con otros.

Como Israel solo tenía tradiciones orales, y las leyes que conocían eran las egipcias después de 4
siglos de vivir allí Dios les estaba preparando la Ley y tras 700 km desde Egipto y después de
atravesar milagrosamente el mar rojo. Llegaron tardando 3 meses al Monte Sinaí y allí quedaron
un año y dos meses y recibieron la ley que completaría el Pacto realizado con Abraham hasta
convertirse en la constitución de la nueva nación. Además les dio Leyes Morales, Leyes Civiles y
Leyes Ceremoniales -Veamos las ilustraciones 6 y 7, donde vemos la península del Sinaí y las
montañas de la zona.

Dios les dio instrucciones para la construcción del Arca, del Tabernáculo, instituyó a Aarón,
hermano de Moisés, como el primer Sumo Sacerdote y sus hijos para que le sucedieran en ese
ministerio. Hizo censo de los habitantes, nombrando a la tribu de Leví la encargada del servicio
sacerdotal.

A pesar de la guía, la provisión y la protección sobrenatural que recibían continuamente en el


trayecto, este pueblo no cesaba de quejarse y murmurar, añorando constantemente su vida
pasada en Egipto.

Sus ojos no estaban puestos en el cumplimiento de la promesa que estaba a solo unos días de
marcha, sino que su mirada y su corazón habían quedado atrapados por el mismo sistema que los
oprimió y los esclavizó.

Era más fuerte la nostalgia por los pepinos, las cebollas y los ajos de Egipto, que la esperanza de
convertirse en una nación con tierra propia, que los esperaba con toda clase de bienes: ciudades,
cisternas, frutos de la tierra, etc..

En el año segundo, en el mes segundo, a los 20 días del mes la nube que envió Dios desde Egipto
y que los guiaba, se alzó del tabernáculo en el Sinaí y los hijos de Israel partieron hacia la Tierra
prometida, y la nube después de algunas paradas se detuvo a los doce días en Cades Barnea que
era tierra de Parán cerca del desierto de Zin.

Ilustración 8 (Camino de Cades Barnea)

Aquí tenemos que los hebreos están cerca de entrar a Canaán ( a solo 3 días de su territorio y a
120 km de Hebrón), han salido de Egipto y ya todo está preparado para que ellos entren a Canaán.
Ya Dios había determinado que era el tiempo de conquistar la tierra. Estaban cerquísima de
concretar la promesa. Es importante entender que Dios tiene propósitos trascendentes, y Sus
planes son perfectos para nuestras vidas. Pero nosotros mismos , con nuestras actitudes,
desobediencia, incredulidad, nos encargamos de frustrar o demorar el cumplimiento de sus
promesas. Dios ha permitido que el ser humano, en su libre albedrío, en su libertad, por
desobediencia o o porque aman más las cosas del mundo, pueda desechar sus bendiciones.

TEXTO PRINCIPAL que nos presenta el Intento frustrado de entrar en Canaán

Leemos en Nm 13:1-3 Y Jehová habló a Moisés, diciendo: 2Envía tú hombres que reconozcan la
tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un
varón, cada uno príncipe entre ellos. 3Y Moisés los envió desde el desierto de Parán, conforme a
la palabra de Jehová; y todos aquellos varones eran príncipes de los hijos de Israel. 4

Continuamos leyendo un poco más abajo, pues en el 17 dice.

17Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid de aquí al Neguev,
y subid al monte, 18y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si
poco o numeroso; 19cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades
habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; 20y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si
en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las primeras
uvas.
En otras palabras Dios les está diciendo: Vayan y exploren esa tierra que Yo les doy. Tienen que
evaluar la situación y conocer a lo que se van a enfrentar y qué es exactamente lo que van a
poseer. Es decir, un reconocimiento total.

¿Para qué era necesario eso? Si ya Dios había dicho que iban a entrar a poseerla.

Bueno, evidentemente Dios quiere que nosotros seamos gente pensante, capaces de analizar la
realidad de cada situación sin sacar nuestros ojos de la promesa.

Ser conscientes y conocedores de los obstáculos que nos tocará enfrentar en nuestro caminar,
sabedores de que solo en una dependencia total de Cristo, recibiremos de Él la estrategia, la
sabiduría para salir victoriosos de cada lucha.

Y en Núm.13:25 dice:

25Y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días. 26Y anduvieron y vinieron a Moisés y a
Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades, y dieron
la información a ellos y a toda la congregación, y les mostraron el fruto de la tierra. 27Y les
contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye
leche y miel; y este es el fruto de ella. 28Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las
ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac. 29Amalec habita el
Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar, y
a la ribera del Jordán.

Hasta aquí todo bien, pues esa era su misión: informar objetivamente sobre la realidad que habían
observado y hasta habían traído frutos y un racimo de uvas entre dos hombres.

El problema vino cuando 10 de los 12 espías, dieron su opinión subjetiva sobre la situación,
sacando totalmente sus ojos de la promesa, centrándose en sus limitaciones humanas y no en el
poder de Dios Seguimos leyendo más abajo en el versículo 31

Números 13:31. Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel
pueblo, porque es más fuerte que nosotros. 32Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra
que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que
traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande
estatura. 33También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a
nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.

En pocas palabras estaban maldiciendo la tierra, ya que maldecir significa decir o hablar mal de
algo o alguien. Sintieron miedo y desecharon la promesa de Dios.

¿Cuántos saben que habrá oposición y lucha para alcanzar las promesas en nuestras vidas? Claro
que la habrá.

Nosotros mismos vamos, a veces en nuestra carne a oponernos a las bendiciones que Dios ha
determinado para nosotros. Gente que nosotros amamos va a oponerse a que nosotros entremos
en las bendiciones de Dios. Es tierra buena, que fluye leche y miel. Pero una tierra también de
batallas. Se requiere oración, se requiere renuncia, consagración, etc., etc.

En números capítulo 14: 4 y subsiguientes leemos 4Y decían el uno al otro: Designemos un


capitán, y volvámonos a Egipto. 5Entonces Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros delante
de toda la multitud de la congregación de los hijos de Israel. 6Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de
Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos, 7y hablaron a
toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para
reconocerla, es tierra en gran manera buena. 8Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a
esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. 9Por tanto, no seáis rebeldes contra
Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo
se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis. 10Entonces toda la multitud
habló de apedrearlos.

Mirad hasta qué punto estaban empecinados y cegados, pues preferían volverse a Egipto que
poner la cuota de esfuerzo que les faltaba para tomar posesión de lo que Dios ya había
determinado y garantizado para ellos.

Y me pregunto, ¿qué pensarían que iban a hacer los egipcios? ¿Recibirlos con los brazos
abiertos? Hacer fiesta en honor a su retorno? Con las 10 plagas sufridas apenas 14 meses atrás,
con el pensamiento de que por culpa de los judíos habían muerto todos los primogénitos egipcios y
sus ejércitos dramáticamente mermados en el Mar Rojo, seguro que en Egipto lo último que
querrían era ver a un israelita. O sea que ni si quiera se detenían a analizar los pros y los contras
de las dos opciones: conquistar Canaán y volverse a Egipto.

Aquí vemos dos actitudes bien diferentes que podemos extrapolarlas a los cristianos actuales.

Primero: La actitud de Josué y Caleb, que representan al cristiano que le cree a Dios y que tiene
una mentalidad conforme a la Palabra, con un optimismo no ingenuo, sino basado en el
conocimiento de Dios y de las escrituras. Tienen la mentalidad semejante a Pablo cuando dice:
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

¿En la Vida cristiana hay complicaciones? Claro. Usted cree que el diablo se va a quedar allí
tranquilo ¡No!.

Pero aunque gane alguna batalla, nosotros ganaremos la guerra en Cristo Jesús.

Segundo; La actitud de los otros diez espías, representa al cristiano que tiene una „mentalidad
humanista, no regenerada, por lo tanto pesimista por no tener fe.

Es el tipo de persona que cuando va a entrar a su tierra prometida, y contempla lo que Dios le ha
prometido, dice “Huy yuyu”, sí pero yo no estoy seguro, no sé si seré capaz, esto es demasiado
para mí, ( su visión gira alrededor de sí mismo, y no de la persona de Cristo). Es la persona que
cuando entra al Evangelio y a los 3 meses pierde el trabajo tira la toalla porque “cuando yo estaba
afuera me iba mucho mejor”.

Más Josué de la tribu de Efraín, y Caleb de la tribu de Juda, solo 2 de los doce hombres que Dios
envió a través de Moisés a reconocer la tierra , tenían una actitud diferente, basada en la fe.

Le creyeron a Dios y dijeron „Nosotros vamos a entrar en esa tierra porque Dios nos la ha dado‟
Observemos que su optimismo, no se basa en lo que ellos pueden hacer, ni en sus capacidades,
sino que dicen: “Porque Dios nos la ha dado”.

¿Ustedes ven la diferencia mis hermanos? La mentalidad de Josué y Caleb refleja una actitud clara
y firme. „Más podremos nosotros que ellos‟.

Y miren, aquí hay un principio muy real en las manifestaciones de los 10 hombres: “Y éramos
nosotros a nuestro parecer como langostas y así les parecíamos a ellos”(vr. 13:33) Nosotros
transmitimos a los demás la imagen que tenemos de nosotros mismos. Si nos vemos y nos
sentimos como insectos, seguramente los demás percibirán nuestra actitud de inferioridad.
Veamos ahora cual fue la consecuencia de todo este comportamiento y esta actitud de la mayoría
del pueblo y lo que le dice Dios a Moisés aquí en Cades Barnea:

Deuteronomio 1:34-40 34Y oyó Jehová la voz de vuestras palabras, y se enojó, y juró diciendo:
35No verá hombre alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de
dar a vuestros padres, 36excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá, y a él le daré la tierra que pisó, y
a sus hijos; porque ha seguido fielmente a Jehová. 37Ahora dice Moisés de si mismo. También
contra mí se airó Jehová por vosotros, y me dijo: Tampoco tú entrarás allá. 38Josué hijo de Nun, el
cual te sirve, él entrará allá; anímale, porque él la hará heredar a Israel. 39Y vuestros niños, de los
cuales dijisteis que servirían de botín, y vuestros hijos que no saben hoy lo bueno ni lo malo, ellos
entrarán allá, y a ellos la daré, y ellos la heredarán. 40Pero vosotros volveos e id al desierto,
camino del Mar Rojo.

¿Que 2 cosas descalificaron a toda la 1ª generación que salió de Egipto, para no alcanzar la
promesa de entrar en Canaán?

1º. La murmuración, la queja constante, la inconformidad y el nunca estar satisfechos con lo que
Dios les proveía en cada etapa del trayecto y ya habían fallado al Señor por lo menos 8 veces
desde que vieron la imposibilidad humana de pasar el Mar Rojo y pretendían volverse.

2º. Que despreciaron y rechazaron su bendición Esto fue lo peor para Dios, la tierra que El había
escogido para ellos, ellos la estaban rechazando. Un territorio cuya preparación y
acondicionamiento tomó más de 400 años. Que le costó a Abraham el andar toda una vida errante,
a lo largo y ancho de ella, levantando altares y proclamando el nombre de Jehová en cada lugar.

Proceso duro y largo, que implicó años de sufrimiento y esclavitud en Egipto, mientras otros
pueblos construían murallas y ciudades, plantaban viñas, cavaban cisternas, para que Israel, el
pueblo escogido por Dios tuviera todo servido cuando entrara a conquistarla.

De esos doce hombres, solamente dos entraron 40 años después a esa tierra que Dios tenía
reservada. Los otros 10 murieron de plaga porque lo ofendieron con su desobediencia y su actitud
incrédula.

Veamos la Ilustración 9 (40 años en el desierto)

¿Sabe qué? De todo el pueblo que salió de Egipto mayor de 20 años, ninguno de ellos entró a la
tierra prometida. Dios hizo que se quedaran 40 años en el desierto. Dando vueltas siguiendo la
nube y la columna de fuego, una y otra vez, en una superficie de aproximadamente 120 km a la
redonda, como vemos en la ilustración.

Imaginaos 40 años dando vueltas como de Castellón a Teruel yendo y viniendo entre esos dos
puntos todo el tiempo.

Con esto, no debemos pensar que no habría ninguno de estos castigados y muertos que se haya
salvado, ya que si se arrepintieron en verdad y de corazón de su actitud en este período y pidieron
perdón al Señor, sí lo serían algunos. Pero el juicio justo ya estaba decretado y se les había
advertido varias veces.

¿Alguna vez se preguntó por qué 40 años y no 35 o 50 fue el tiempo que deambularon por el
desierto? Pues aquí tenemos la respuesta: Volvamos al libro de Núm 14:32-35

Num 14:32 En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto.


Num 14:33 Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán
vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto.

Num 14:34 Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra,
llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo.

Num 14:35 Yo Jehová he hablado; así haré a toda esta multitud perversa que se ha juntado contra
mí; en este desierto serán consumidos, y ahí morirán.

Y no entraron en Canaán hasta que murió el último de la 1ª generación que salió de Egipto excepto
Josué, Caleb y los menores de 20 años.

Ni siquiera Moisés quien por otras razones solo se le permitió ver de lejos la tierra prometida.

Tengamos cuidado, hermanos. Cuando Dios promete algo y lo declara, créele a Dios. Porque es
peligroso tener la bendición de Dios al alcance de tu mano y descuidarlas o despreciarla.

Y tuvo que ser Josué como el líder de Israel, que por su fe y obediencia a Dios, recogería el testigo
de Moisés y trasladaría a Israel al otro lado del Jordán donde celebraron la Pascua y
posteriormente después de orar tomaron posesión de la Tierra prometida y repartieron la
repartieron entre las 12 tribus.

Tal y como vemos en la Ilustración 10 (reparto de Canaán)

Josué tuvo una actitud de fe y confianza y 40 años después de la misión encomendada por
Moisés, siguió creyendo en el Señor.

Dios le dijo a Josué, entre otras cosas en los preparativos para la conquista Josué 1: 1-7 Yo estaré
contigo.

Yo os he entregado todo lugar que pisare la planta de tus pies. Solamente esfuérzate y sé valiente.

No temas ni desmayes porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas‟.

Josué cumplió al fin los requisitos de un buen candidato.

1. Fue Fiel y supo estar donde Dios lo quería y a su debido tiempo.

2. Supo esperar en el Señor y recibió el llamado de Dios.

3. Supo hacer suya la promesa de Dios, la aceptó y cumplió su parte.

4. Dio siempre gracias a Dios y lo glorifico ante el pueblo

5. Aprendió a ser dependiente de Jehová. Sin Él y con solo nuestras fuerzas jamás llegaríamos a
alcanzar sus promesas.

Esta 2º generación, después de censar al pueblo y circuncidar a los hombres y tras un pequeño
periodo de tiempo , conquistó la tierra siempre dependiendo y dando gracias a Dios, construyeron
altar en Gilgal, obedecieron la estrategia divina y las murallas de la 1ª ciudad, Jericó, cayeron de
una manera totalmente sobrenatural. Luego de tres campañas de conquista, (centro, norte y sur),
poseyeron al fin las tierras de Canaán.
CONCLUSIÓN

Como vimos, Israel tuvo que hacer su parte, poner la cuota de esfuerzo que Dios les requería:
estudiar las condiciones, prepararse para cada batalla y dar un paso de fe.

Muchas veces tenemos la idea errónea que por ser cristianos, y porque Dios es fiel a sus
promesas, nosotros solo tenemos que sentarnos a esperar que todo nos llueva de arriba. Pero a
Dios le gusta hacernos partícipes del proceso que desemboca en el cumplimiento de la promesa.

Dios reparte promesas para cada área de nuestra vida. El perdón de los pecados es la mayor
promesa ya cumplida del nuevo pacto, pero en ella están incluídas varias promesas más.

Simplemente estudiando la Palabra vemos las condiciones para hacer efectivas las promesas de
Dios en materia de sabiduría, de sanidad, de fe, de autoridad frente al enemigo, para la familia,
para la oración efectiva, y cualquiera que las escucha, las cree y las hace suyas, las experimenta
como una realidad en su vida.

Debemos esforzarnos para cumplir la parte que nos toca, caminando en fe, y sirviendo a Dios.

Además de nosotros mismos, de nuestra naturaleza carnal, tenemos un enemigo que nos pondrá
todos los obstáculos que le sea posible, su meta será truncar el plan de Dios en la vida de cada
creyente.

El jamás podrá arrebatarnos la salvación, pero atacará y debemos estar firmes y preparados para
enfrentarlo.

La vida cristiana no es un paseo por el parque, pero Hermanos, si Dios está contigo, ¿Quién contra
ti?

Si Dios te ha dicho „esto es tuyo‟, ¿Quién te lo puede arrebatar? Nadie te lo puede quitar.

Nosotros también somos parte de aquella promesa a Abraham. Como vemos finalmente en la carta
de Pablo a los Gálatas. No hace falta que lo busquen yo se los leo.

Galatas 3:29,donde Pablo declaró que, “si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham
sois, y herederos según la promesa”.

Y sabemos que las promesas de Dios, si andamos en el Señor se cumplen.

Y ahora hermano tenemos que preguntarnos ¿Qué actitud estamos teniendo?

Vas acaso a renunciar al llamado poniendo excusas, como que no eres digno, que te ves inferior o
eres demasiado joven o viejo para seguir el camino que Dios te ha trazado? Si el Señor te ha
llamado para que le sigas y le sirvas, El ya se ha encargado de todo, no le sirven ninguna de tus
méritos humanos, puesto que El se glorificará precisamente en tus debilidades, carencias y
limitaciones.

A Abram lo llamó siendo un anciano e idólatra, a Moisés a los 80 años y con un homicidio en su
haber, a David siendo un jovencito, pastor de ovejas, a Pablo siendo un fariseo, perseguidor y
asesino de cristianos.

El llamado es la parte inicial de la promesa.


Que maravilloso es saber que nuestra vida cristiana camina en base a las promesas de Dios.

Y que la garantía de sus promesas está en su presencia permanente en nuestras vidas.

La pregunta que les hago es: ¿Cuál es tu excusa frente al propósito del llamado de Dios?

Ahora eres cristiano y tal vez tu vida transcurre sin mayores sobresaltos, pero ¿cómo le
responderás al Señor cuando te llame a servirle de alguna manera que tu jamás pensaste ni te
planteaste para tu vida? Cuando descubras que tal vez El tiene planes que no concuerdan en nada
con los tuyos?

El aceptar el llamado y las promesas, acarrea bendición, no solo para nosotros, sino a todos los
que, de alguna manera, están involucrados con la decisión que tomemos, de la misma forma que
el no creerlas ni aceptarlas, afectará también a los demás.

Dios nos ha dado preciosas y grandes promesas para que por ellas seamos partícipes de la
naturaleza divina.

Si no vives por las promesas de Dios, no estás viviendo la vida completa que el Señor tiene para ti.
Solamente estás “sobreviviendo”.

Dios quiere cumplir sus propósitos y su voluntad en tu vida, pero si actúas pasivamente jamás
disfrutaras de todos los beneficios y bendiciones que la Palabra declara, por supuesto eres salvo,
pues el precio de tu alma, ya fue pagado completamente por nuestro Señor en la cruz del calvario;
pero en el mismo paquete del regalo de la salvación, venían incluidas muchas bendiciones más,
que tal vez no estás aplicando a tu vida.

Esto es lo que debemos grabarnos en nuestra mente.

Necesitamos tener la actitud de Josué y Caleb.

Vivamos con la mente puesta en Cristo Jesús.

Meditemos en las promesas que hemos recibido de Él.

Creamos que se van a cumplir y no dudemos de ellas.

Proclamemos las promesas que nos ha dado.

Y nunca nos rindamos.

No dejes que el enemigo te susurre „fracasaste, no vas a conseguir la promesa de Dios”. Eso es
mentira . Porque la victoria ya fue conquistada y mientras tengas vida, siempre podrás retornar al
camino del que, tal vez te desviaste El mismo Espíritu que levantó a Jesús de los muertos, vive en
ti. Dios quiere que renueves tu mente para que puedas ver esta realidad espiritual.

Yo te animo en el nombre de Jesús hoy, a salir de aquí, habiendo tomado la siguiente decisión:

Acepto el propósito de Dios para mi vida, transitaré por el camino que El me ha trazado, no importa
lo que pase, no importa lo que mis ojos físicos vean, no importa el tiempo que lleve el proceso, yo
prosigo a la meta porque creo que su obra en mí, aunque mientras viva deba ser perfeccionada día
a día, en Cristo ya está consumada y completa.
Vive, cree y actúa en actitud de fe.

Señor creemos en ti.

Creemos en tus promesas tanto individuales como de Iglesia, ciudad, provincia o nación.

Y queremos dar ese paso de fe para que se abra el río que nos separa de la Canaán espiritual que
es tu presencia, ese estado espiritual donde no hay carencia de nada, donde se encuentra toda la
provisión necesaria para que nuestro espíritu se sacie de leche y miel cada día.

Renueva y recuerda la promesa a tus hijos que te son fieles y están pasando en este momento por
dificultades y carencia en sus vidas.

Necesitamos de ti Señor de tu unción, abre nuestros ojos espirituales, para que veamos,
auméntanos la fe, renueva nuestra mente conforme a la tuya, derrama dones para esta iglesia,
forma Señor Misioneros que vayan a otros lugares a propagar este Evangelio.

Te alabamos Señor, te damos gracias por tus promesas, las aceptamos y reconocemos que solo
Tú eres digno de recibir la gloria. AMEN.

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