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Historia del Seguro

La percepción del riesgo de pérdida es pequeña en el consumidor. El seguro es lo contrario a la


lotería, y el concepto de lotería es mucho más popular, aunque menos rentable para el
comprador de lotería.

Definición seguro: Alivia los riesgos que no quieren correrse y estimula la inversión.

Adam Smith cita el seguro en la Riqueza de las Naciones (1776), pero no la incipiente
revolución industrial de máquinas de hilar, o la máquina de vapor de Watt que se patentó ese
mismo año. El seguro está relacionado con las economías de escala.

Obs: Deseconomía de escala = A partir de un cierto tamaño los costes unitarios aumentan por
la dificultad de coordinación.

Obs: Si una economía de escala se hace demasiado fuerte aparece el monopolio y es preciso
introducir regulación. Y también se puede justificar así la nacionalización de grandes grupos.

Las grandes sociedades no necesitan seguro. Si un comerciante tiene 40 barcos en el mar se


puede establecer que los beneficios en unos compensan la posible pérdida de otros. Así el
pago de una prima no es necesario para cubrir los riesgos convencionales. Igual pasa
actualmente con las cautivas. A los grandes grupos sólo les es imprescindible asegurar objetos
irreemplazables, como las obras de arte, o los riesgos catastróficos, más propios del reaseguro.
Es a los patrimonios pequeños a los que conviene el seguro directo.

Mutuas: mecanismo de igualación que distribuye entre todos los mutualistas las pérdidas
sufridas por unos pocos. Las sociedades por acciones también distribuyen el riesgo de esta
forma. La bolsa también traslada el riesgo.

Riesgo moral o de fraude, por el que el asegurado puede defraudar a asegurador sin que éste
lo perciba. Ejemplos:

- Asegurar un bien por mayor valor del que tiene y luego procurar su pérdida.
- Asegurar un bien dos veces.
- Póliza de vida con beneficiario y asesinato
- Echazones al mar
- “Apuestas” que acaban en fraude. Asegurando bienes que no son propiedad del
tomador.
- Combinar seguro con préstamo a la gruesa, con lo que había doble seguro y habían
beneficios en caso de naufragio.

Tradicionalmente se decía que todo cuanto está sometido a las leyes de la probabilidad es
asegurable. Hoy sin embargo el riesgo de fraude excluye muchos tipos de riesgo.

Ejemplo: Empresa de whisky escocés que daba premio a quien capturara al monstruo del lago
Ness y luego aseguró el riesgo en Lloyd’s (seguro de contingencias).

Una tasa de ahorro alta inhibe la penetración del seguro de vida, ya que es un sustitutivo.
Origen seguro: Almacenamiento de cereales en la edad antigua para afrontar malas cosechas.
Luego los gremios medievales servían a la misma función, socializar el riesgo entre los
agremiados. En China los comerciantes distribuían la carga entre varios buques para minimizar
el riesgo de pérdida total. Tanto en Roma como en gremios medievales se efectuaban seguros
funerarios para mutualizar los gastos de sepelio y compensaciones a viudas.

Origen forma moderna del seguro: Seguro marítimo en ciudades italianas y españolas en la
segunda mitad del SXIV. La póliza más antigua cubría un trayecto Génova-Mallorca y data de
1347. Eran redactadas por notarios. Luego vinculado al marítimo surgió el seguro de vida sobre
pasajeros y esclavos. A veces los seguros de vida se convertían en apuestas sobre la
supervivencia de personas, y fueron prohibidos por las Ordenanzas de Barcelona.

Préstamo a la Gruesa (a la gruesa ventura): Se financiaba una expedición comercial cobrando


un premio (interés) más elevado, y el financiado quedaba relegado de la devolución del
préstamo si la nave naufragaba.

La primera codificación del derecho marítimo es el Llibre del Consolat de Mar de


Barcelona, cuya primera edición es de 1494. Estaba escrito en catalán, y se convirtió en la
base del derecho internacional comercial en el Mediterráneo, por lo que pronto se tradujo a
varios idiomas. La parte relativa al seguro marítimo contenida en el Llibre..., sin embargo,
no es sino la transposición de otra codificación más antigua, el edicto u ordenanza de los
magistrados municipales de Barcelona de 1435.

Las ordenanzas establecías que no podía contratarse un seguro por la totalidad de la carga,
sino por las ¾ partes para disuadir el fraude y el fingir siniestro (también llamado avería).

Agentes, corredores o encomenderos. Para un comerciante era problemático encontrar el


número de aseguradores suficiente para cubrir toda su expedición. Aumentaban su comisión
en caso de siniestro ya que en ese caso debían gestionarlo.

Aparece el concepto de “extorno” si se corre un riesgo menor al previsto. Típicamente por


cargar menos mercancía o por sobrevalorarla.

Bajo Felipe II se puede asegurar el navío frente a moros o turcos, pero no frente a piratas o
corsarios. Con el objetivo de que los buques fueran más precavidos.

Aparece el reaseguro llamado entonces “reseguro”.

Comercio con América: Una gigantesca lotería. Buques en mal estado. Aproximadamente el
28 % de las naves que partieron de Sevilla para las Indias entre 1506 y 1555 no retornaran.

Se emitían “seguros de confianza” entre privados, sin sello oficial público, para ahorrarse
los costes. Aunque luego acabaran en multitud de pleitos.

En el S.XVI se habla de tasas del 14% y en el XVII del 7,5% para viajes a indias sin escolta.

En Londres se creó el seguro de incendios por los fuegos frecuentes en la ciudad. Se dice de
Londres: Se hacían también colectas para establecer fondos para fines tales como el rescate
de esclavos cristianos en poder de los turcos otomanos o de Argelia, para reparar iglesias o
para socorrer a los protestantes en Francia; y, por supuesto, para ayudar a las víctimas del
fuego.
Lloyd’s: Con anterioridad a la Bubble Act, el seguro marítimo se había ido localizando en
cafés londinenses cercanos a los muelles. Esto era así hasta el extremo de que muchos
agentes de seguros dieran la dirección de alguno de tales cafés como su domicilio social.
Estos cafés eran frecuentados por «agentes,
bolsistas, franceses, judíos y otros comerciantes y caballeros» (Raynes, 1950, p. 110). Uno
de los más populares de estos cafés, situado en Lombard Street, la calle de los banqueros,
pertenecía a finales del XVII a un individuo llamado Edward Lloyd, que tenía tan en cuenta
los intereses de sus parroquianos que llegó a editar un periódico llamado Lloyd’s News que
informaba, sobre todo, acerca de noticias relacionadas con el comercio marítimo.

Inicio seguro de vida: Aseguraban la vida de viajeros y demás que tenían deudas. El
prestamista se aseguraba el cobro de la deuda en caso de muerte.

El premio dependía primero de la distancia a recorrer por el navío, y luego de la cantidad de


mercancía, en el Atlántico también de la estación. La rectificación de la ruta afectaba al
premio. También eran atenuantes una tripulación experimentada, mayor capacidad
defensiva frente a piratas y corsarios o viajar en convoy. En caso de guerra se aumentaba la
prima. La contratación de un patrón de barco neutral al conflicto podría reajustar el precio.

En edad media no había aún compañías sino aseguradores individuales, que ejercían la
actividad del seguro como parte de diversificación del riesgo, siendo también en muchos
casos prestamistas o inversores. Existen casos de sociedades personales medievales
dedicadas al seguro, pero hasta la segunda mitad del XVIII el mercado estaba dominado por
aseguradores individuales (que desaparecieron en el XIX).

En la Corona de Aragón los contratos se oficializaban ante notario, que reunía a asegurador
y asegurado. Ordenanzas de Barcelona de 1432. Consolat del Mar desde el SXIII formado
por dos Cónsules del Mar y un juez de apelación independiente del poder civil y real de la
ciudad. Se aplicaba el derecho marítimo y el ius mercatorum, el derecho de los mercaderes
(embrión del futuro derecha mercantil).

Las principales rutas eran:

Ruta del norte de África (Túnez, Algeria, Tripoli)


Ruta de las Islas (Mallorca, Sicília, Cerdeña)
Ruta de Bizancio
Ruta de Ultramar (Xipre, Tiro, Damasco, Alejandría)
Ruta de Occidente (Hasta Brujas, bordeando el Estrecho de Gibraltar)

Las grandes rutas, como la carrera de Indias, se aseguraban en Londres, Ámsterdam u


otras plazas europeas.

En Mallorca se aseguraba el comercio regional del Mediterraneo. En el XVII habían


sociedades con los siguientes actores: llibrer o oïdor de comptes (contabilidad), almoiner
(encargado de donativos). Las sociedades se llamaban caixes de seguretats. Como
curiosidad, eran sociedades d econversos.

En Barcelona hasta el XVIII los seguros siguen dominados por compañías generales de
comercio, con diversificación de actividades, como exportación de aguardientes, textil y
operaciones de préstamo. Destaca la Cía. Alegre i Gibert, que celebraba misas para la
salvaguarda de embarcaciones y mercancías aseguradas.

Luego en Barcelona aparecen sociedades creadas sin capital social inicial, y que
dependen de las primas para afrontar siniestros. Si no pueden los socios deben responder
con su patrimonio particular. A inicios del XIX quiebran ante el aumento de la conflictividad
bélica (Napoleón).

Se descontaba parte de la prima para la protección religiosa (misas) y en la denominación


social siempre se incluía un santo protector. Los socios igualmente respondía con todo su
patrimonio. Las sociedades anónimas de seguros aparecen en el XVIII, y se generalizan
en el XIX, con un número de empresas creadas artificial, por encima de lo que el mercado
puede necesitar en el momento.

En el XIX el sector que mayor número de sociedad anónimas creó fue precisamente el
seguro. Eran compañías con escasa supervivencia. Se creaban con poco capital social,
como en el siglo anterior, dependiendo de las primas para afrontar siniestralidad. Eran
sociedades de carácter especulativa, que buscaban hacer beneficios con poca inversión.
Poco capitalizadas. Muchas hacían también operaciones de crédito.

En 1836 crece la flota catalana, que representa más del 25% del total de las
embarcaciones en España, y que necesita un mercado de seguro marítimo (ventaja de
Barcelona frente Madrid).

Se crean también mutualidad contra incendios (mayoritariamente asegurando edificios


privados, y exluyendo fábricas con riesgo de explosión). Se colaboraba con ayuntamientos
acordando fórmulas para sufragar y organizar los servicios de extinción, que más tarde
serían los bomberos municipales. En la “Sociedad de Seguros Mutuos de Incendios de
Casas de Madrid” las casas aseguradas se señalaban con un azulejo. La prima era
variable, con importantes derramas cuando ocurrían siniestros de consideración.

SXIX Tontinas: Se aportaba capital entre varios inversores a renta fija. Y al expirar el plazo,
generalmente 10 años, se repartían beneficios. Son sociedades de capitalización. En el XVII
la tontina era una aportación de capital a interés fijo entre varios socios, y ese interés
siempre era el mismo, a repartir entre los supervivientes. Los más longevos disfrutarían de
rentas altas.

Habitualmente había nobles, banqueros y comerciantes de las colonias entre las tontinas
más destacadas.

SXIX se crean en Esp imitaciones de Lloyds. Reuniones de aseguradores, navieras.

El Fénix en el XIX comercializaban seguros de educación. Por una prima el padre de


familia se aseguraba una renta sobre la duración de la vida educativa de su hijo. El Fénix
tenía capital originario francés y fue muy afectado por la guerra Franco-Prusiana de la
década de los 60-70.

Banco Vitalicio creado en 1897 por parte del Marqués de Comillas. Especializado en
seguros de vida. También hacía operaciones de crédito (en 1897 concediendo un crédito al
“Ministerio de Ultramar”). A la cabeza del ranking de vida durante casi todo el SXX.
Finales del XIX y principios del XX fueron décadas desastrosas para la banca catalana
(liquidación de la Catalana General de Crédito, y retroceso de muchas de las empresas del
Marqués de Comillas). Las acciones vendidas por los intereses catalanes fueron adquiridas
por Assicurazioni Generali.

En 1920 el líder era La Unión y el Fénix, seguido de la Catalana y en tercer puesto el Banco
Vitalicio. Aumentaron su actividad durante el proteccionismo de Primo de Rivera.

Asfalólogo: Médico especializado en seguro de vida. Hacía un reconocimiento al


contratante.
Seguro de vida a principios del SXX en España: El arzobispo de Tarragona (progresista) lo
avala. Dice que no es una apuesta sobre la vida humana y, por tanto, contraria a la
providencia. Era necesario establecer una seguridad social para las clases populares, pues a
las compañías privadas no les saldría rentable. Sino los ancianos se convertían en “bouches
inútiles”.

Se introduce la percepción de la cuantía de indemnización en la vejez cuando el obrero


acaba inválido. El seguro de vida pasa a ser tanto de vejez como de invalidez.

Seguridad Social no se crea hasta 1963. Hasta entonces sólo seguros obligatorios. En 1880
Noruega y Dinamarca ya gastaban el 1% del PIB en seguros sociales, en 1930 el líder era
Alemania con el 5%. España miraba a Francia, que en cambio no era un país puntero en la
materia, y que no dispuso de seguros obligatorios sociales hasta 1910. Antes de la II Guerra
Mundial sólo en la Alemania heredera de Bismarck se había establecido algo parecido a la
seguridad social, con millones de trabajadores asegurados, con seguros obligatorios tanto
para patronos como para obreros, y bajo la tutela del Estado.

En la URSS también habían, pero no pagados por el propio asegurado. Así que son un
capítulo aparte.

En el debate se criticaba el intrusismo estatal en el seguro privado. Las aseguradoras se


resistieron a suscribir “seguros de hernias” (de espalda) según los preceptos del Estado.
Exigían reconocimientos médicos etc.

En España el primer seguro social obligatorio data de 1919, el de retiro obrero.

La proclamación de la Segunda República en 1931 trajo cambios. Se extendieron las


responsabilidades patronales. El seguro de accidentes del trabajo se hizo obligatorio en
1932, en casos de muerte e incapacidad. Los patronos podían contratarlo en una mutua
patronal o en una compañía de seguros.

En 1037, en la guerra civil, se intenta nacionalizar el sector alegando su utilidad social, que
no puede quedar en manos privadas.

El 30 de julio de 1936, un puñado de aseguradores se reunieron en Madrid y acordaron no


emplear en su correspondencia con los clientes las palabras «motín» o «tumulto popular»
para referirse a lo que consideraban una «revuelta militar», consiguiendo de este modo
eludir las indemnizaciones de los correspondientes seguros.

Montepío: Fondo o depósito de dinero creado a partir de los descuentos en los sueldos de
las personas que pertenecen a un determinado cuerpo o profesión y destinado a
proporcionar pensiones o ayudas a sus miembros o familiares.

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