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2. Ultractividad
a) Concepto
Por ultractividad de la ley se entiende el fenómeno que se produce cuando una ley o
en general un precepto legal que se encuentra tácita o expresamente derogado,
conserva su vigencia para determinadas hipótesis.
b) Fuente positiva
La ultractividad es una figura que tiene consagración positiva en el art.22 de la Ley
de 7 de Octubre de 1867 sobre el efecto retroactivo de las leyes. Según este precepto,
al celebrarse un contrato incorpora las leyes vigentes al momento de su celebración.
De este modo, si las leyes son posteriormente derogadas, pero el contrato sigue
vigente, al momento de presentarse un conflicto , y llegar a juicio, el juez tendrá que
aplicar las leyes vigentes al momento en que el contrato se celebró (aunque
derogadas) y no las leyes actuales.
c) Ámbito de aplicación
El ámbito de aplicación es doblemente excepcional. En primer lugar, como lo señala
el art. 22 de la ley de 7 de Octubre de 1867, sólo se extiende a las leyes aplicables a
los contratos. En segundo lugar, la doctrina y la jurisprudencia están contestes en que
las leyes a que alude este artículo, y respecto de las cuales se presentan la
ultractividad, son aquellas que se denominan supletorias de la voluntad de las partes.
De este modo, si con posterioridad a la celebración de un contrato se deroga un
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precepto de orden público y es remplazado por otro, regiría el nuevo, y no el que se
encontraba vigente al tiempo de la celebración del contrato.
3. Retroactividad
En principio, no hay ningún obstáculo lógico, de la naturaleza de los preceptos
legales, que impida que tengan efectos retroactivos. Pero obviamente que atenta contra
la racionalidad que va implícita en la idea del derecho el que una ley establezca ciertos
efectos para conductas que pude realizar pero que, en el momento en que las realicé, no
tenían ese efecto, o no tenían efecto alguno. Si la norma jurídica, como toda norma,
persigue orientar el comportamiento humano en uno u otro sentido, sería un absurdo
pretender que cumpla esa función con posterioridad a la realización de las conductas
que se pretende regular. Es por eso que aparece, como primera idea, el que las leyes no
debiesen tener efecto retroactivo. Sin embargo, en algunos casos el efecto retroactivo
puede ser beneficioso, o meramente ordenador. Y es por eso que el ordenamiento
jurídico tiende a rechazar la retroactividad que puede producir efectos negativos para
una persona, y tiende a ser más bien benevolente con aquella retroactividad que puede
beneficiarlo.
a) Concepto
Puede definirse la retroactividad, en el plano jurídico, como una cualidad
predicable de las fuentes en cuanto, en un momento dado, atribuyen efectos
distintos a aquellos que a determinadas hipótesis (actos, hechos) les atribuía el
sistema de fuentes vigente al momento del acto o hecho respetivo, y siempre que
dichos efectos vayan a considerarse precisamente con anterioridad a la entrada
en vigencia de la nueva fuente.
Cada uno de los elementos del concepto es relevante. En especial, esta
definición permite distinguir la retroactividad de la mera modificación, en el
tiempo, de la regulación de los efectos jurídicos de determinados hechos o actos.
b) Regulación constitucional
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La retroactividad se plantea aquí respecto del período de inicio del pago de los intereses y la entrada en vigencia de
la ley. Desde el momento de entrada en vigencia de la ley en adelante, el problema que se plantea es otro, que debe
ser distinguido, y que es la posibilidad de que una ley en curso modifique los derechos vigentes al momento en que
entra a regir. Ese es un tema que también toca la regulación constitucional, pero que es conceptualmente distinto al
tema de la retroactividad.
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El único caso en que la Constitución prohíbe expresamente y con mención explícita
la retroactividad, es en el caso del artículo 94, refiriéndose al efecto derogatorio que
las sentencia del Tribunal Constitucional tienen en determinados casos.
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Precisamente por ello es muy delicado el concepto de ley interpretativa.
Para que una ley tenga ese carácter, en primer lugar, no puede agregar nada al
contenido dispositivo de la ley interpretada. Y en segundo lugar, debe ceñirse a
declarar un sentido de dos o más sentidos posibles atribuibles a una ley. Lo
normal será que esta pluralidad de posibilidades surja en la práctica, en los
conflictos entre particulares y, principalmente, en la jurisprudencia de tribunales.
La finalidad de las leyes interpretativas es aportar certeza jurídica al sistema,
entendida esta certeza como la posibilidad de conocer la situación normativa en
que se encuentra una persona o se aplica a una hipótesis (la noción de certeza se
estudia con más detalle en la asignatura de Teoría del Derecho).
Amplíe su vocabulario
Estar conteste: presentar concordancia, coincidencia en algo. Testigos contestes:
testigos coincidentes en sus declaraciones.
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Lección 10
Forma de los efectos de la ley
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C.C.), pero en realidad puede ser realizado si se cumplen con las exigencias de
ley, y en este sentido son imperativas en cuanto ordenan el cumplimiento de
dichas exigencias. En el caso de estas leyes, la sanción por contravención va a
estar determinada por la entidad del requisito o exigencia que se ha incumplido;
por ejemplo, si se exige instrumento público para un acto y éste se realiza por
instrumento privado, se considerará inexistente; si se trata de formalidades
establecidas en relación a la calidad o estado de las personas, la sanción será la
nulidad relativa (art. 1682 C.C.);
ii. las que imponen un comportamiento, como el deber de prestar alimentos que
recae sobre algunas personas, respecto de determinados parientes. En estos casos
no hay una sanción (ya que estas disposiciones imponen deberes de
comportamiento no vinculados a la celebración de un acto) y lo que ellas ordenan
puede ser perseguido en tribunales (por ejemplo, un menor que demanda a sus
padres para que cumplan con su obligación legal de prestarle alimentos.
Por último, las disposiciones permisivas son aquellas que expresamente
habilitan a una persona para realizar un acto (ejs.: art. 12, art. 1117 i. I del C.
C). Tomando en cuenta que en el ámbito del derecho privado se puede hacer todo
aquello que no está prohibido, las leyes permisivas, así entendidas, son más bien
escasas: adquieren relevancia cuando, en el contexto, un determinado acto o
comportamiento pudiese aparecer prohibido, de modo tal que la ley permisiva
habilita un actuar que de otro modo sería antijurídico.
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dentro del cual ellas usualmente pueden disponer (su libertad de actuar). Hoy en
día, por extensión, se señalan que son de orden público las normas de derecho
público; las normas del derecho penal, del derecho constitucional, etc.. Ello es
correcto en el sentido que el ámbito del derecho público no se encuentra a
disposición de las partes; pero la verdad es que, en este ámbito, las partes nunca
han tenido la facultad de actuar. Por lo tanto, no es erróneo decir que las normas
de derecho público son de orden público, para aludir a que ellas no pueden ser
alteradas por las declaraciones de voluntad de las partes, pero carece de utilidad.
Las normas de orden público son disposiciones que no pueden ser alteradas por
la voluntad de los particulares cuando celebran un contrato o, en general, en
ejercicio de su libertad: en el derecho público todas las normas rigen siempre y
con el mismo carácter imperativo.
En el campo del derecho privado, en cambio, si tiene sentido resguardar
ciertas disposiciones a las cuales los individuos no pueden sustraerse. Estas
disposiciones de orden público se manifiestan en particular en el ámbito de las
leyes
i. que rigen el estado y la capacidad de las personas y, en general, en el ámbito
del derecho de familia
ii. que resguardan el interés de personas que no pueden valerse por si mismas o
presentan una capacidad disminuida en el derecho, o en la contratación en
general
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i. que su renuncia no esté prohibida por la ley, y
ii. que sólo afecten al interés individual del que renuncia.
Es importante destacar que se renuncia a los derechos que una persona pueda
tener, y no a las leyes. Alessandri define la renuncia como una declaración
unilateral del titular de un derecho, dirigida a abandonar el derecho mismo sin
traspasarlo a otro sujeto. Extingue el derecho por la sola voluntad de su titular;
es un acto abdicativo unilateral, exento de formalidades salvo en los casos en que
por regla general se exige una formalidad, como es el caso de los inmuebles (en
que se exige instrumento público), es un acto abstracto (no interesan los motivos
del renunciante) irrevocable y voluntario; aun cuando en algunos casos la ley le
da a actos distintos, el efecto de una renuncia.
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Lección 11
La costumbre
1. Introducción
2. Concepto
Se suele decir que la costumbre, como fuente de derecho, consiste en la
reiteración de ciertas conductas en el tiempo, realizadas con la convicción de que
constituyen un imperativo jurídico. Sin embargo, como se está hablando de una
fuente del derecho , no es preciso definirla usando como género próximo la
expresión “hechos”. De este modo, resulta más adecuado decir que la costumbre
es el sentido normativo que se atribuye a la reiteración en el tiempo de ciertos
comportamientos realizados con la convicción de que su seguimiento constituye
un deber jurídico. Así, si decimos que algo es jurídicamente debido según la
costumbre, no se está afirmando que ese algo sea debido según ciertos hechos,
sino que según una norma, cuyo contenido o significado hemos obtenido a partir
de la forma de apreciar esos hechos.
3. Elementos de la costumbre
Al primer elemento constitutivo de la costumbre (reiteración de comportamientos
en el tiempo) se le denomina elemento objetivo y al segundo (la convicción de
que constituyen un deber jurídico), elemento subjetivo u opinio iuris. La
importancia de esta distinción es que permite evaluar de manera más precisa
cuándo estamos ante la presencia de la costumbre, examinando por una parte si
se cumple el elemento objetivo, y los requisitos que se impongan a los hechos
para que se entienda que pueden llegar a constituir la costumbre, y por otra,
evaluando si, habiéndose cumplido dichos hechos, efectivamente existe la
convicción de que existe un deber jurídicos de cumplir con los comportamientos
que se han reiterado en el tiempo.
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territorios, sólo se va a aceptar la costumbre cuando el gobernante, a través de un
acto suyo (la ley), la llama expresamente a regir. Se habla aquí de una costumbre
que rige por el llamamiento de la ley, según el llamamiento de la ley o,
simplemente, según la ley. En otros territorios, se deja que la costumbre y la ley
coexistan, y la costumbre puede regir sin necesidad de que la llame la ley. Dicho
de otro modo, la costumbre puede regir con independencia de las referencias que
la ley haga a ella. Puede regir, entonces, al margen de la ley. En estos casos, eso
si, se dice que tiene un límite; en caso de conflicto entre la ley y la costumbre,
prevalecerá la ley, no se acepta aplicar una costumbre que vaya contra la ley (o
contra legem). De este contexto surge la principal clasificación de la costumbre
en el sistema de fuentes, que atiende al criterio de la relación que la costumbre
presenta con la ley: aquella (la costumbre) que rige cuando es llamada por la
propia ley (costumbre según la ley o secundum legem); aquella que rige al
margen de la ley, sin contravenir a ésta (costumbre praeter legem o más allá, al
margen de la ley) y costumbre contra legem, o contra ley (que no se acepta, sin
perjuicio de lo discutido previamente sobre el desuetudo).
c) Función interpretativa
Junto con su función como fuente supletoria de la ley, el art. 6 del Co.Co. le
asigna otra función a la costumbre: una función interpretativa. Así por ejemplo, si
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en un contrato de transporte marítimo una cláusula libera a la otra de
responsabilidad por “pérdida del conocimiento”, de acuerdo a la costumbre
comercial marítima (aunque hoy también por la regulación legal existente) se
puede interpretar esa cláusula no refiriéndose a una pérdida temporal de las
facultades sensoriales y de la conciencia de un individuo, sino que a la pérdida de
un documento que cumple, entre otras funciones, la de ser un recibo
representativo de la carga transportada.
Importante
Las definiciones suelen tener una estructura clásica, que corresponde al binomio
género próximo y diferencia específica. Así, por ejemplo, para definir un elefante
se puede decir que es un mamífero (el género conceptualmente más próximo)
dotado de trompa (que es un rasgo o diferencia específica entre el elefante y otros
mamíferos). Si se trata de definir mamífero, puede decirse que es un animal
(género próximo) que en una etapa temprana de su vida se alimenta de leche
provista por glándulas de su madre (diferencia específica), etc. Los conceptos
que usted ha visto hasta ahora corresponden a esta estructura (vg. Acto jurídico
es una manifestación de voluntad (género próximo) dirigida a producir efectos
jurídicos (diferencia específica), aun cuando en algunos casos la diferencia
específica pueda ser más compleja (vea el concepto de tratado.
Clasificación/ partición.
En términos lógicos, una clasificación permite ordenar distintos individuos
dentro de un universo determinado, de acuerdo a un criterio. Una partición
permite descomponer una individualidad en elementos diferenciables. Los
elementos de la costumbre corresponden a una partición de la misma.
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Lección 12
Los reglamentos
1. Concepto.
Por reglamento se entiende, en general, un acto normativo de carácter
general y abstracto dictado por una autoridad distinta a la autoridad legislativa.
Bajo esta denominación encontramos reglamentos de distintas autoridades
administrativas, reglamentos de otras autoridades, y actos de naturaleza
reglamentaria que no reciben esa denominación. También existen reglamentos
que no tienen naturaleza de acto público, sino que de autoridades privadas a las
que el derecho reconoce la facultad de dictarlos, como los reglamentos de
copropiedad de las comunidades de los edificios de departamentos, y los
reglamentos de seguridad e higiene de las empresas.
2. Reglamentos administrativos
En un sentido más especifico, se suele aludir con la expresión reglamento,
o reglamento administrativo a los actos normativos dictados por las autoridades
administrativas. Dentro de estos encontramos:
a) reglamentos dictados por el Presidente de la República. Estos
reglamentos pueden ser de dos tipos. Los reglamentos autónomos son los
reglamentos que dicta el Presidente y que no recaen sobre materias de ley; y los
reglamentos subordinados o de ejecución, que son los reglamentos que dicta el
Presidente de la República sobre materias que han sido reguladas por una ley,
con el propósito de permitir su ejecución o aplicación, complementando aspectos
de detalle o procedimiento que especifican las disposiciones de la ley, sin
modificarla en punto alguno.
b) reglamentos dictados por autoridades descentralizadas como los
gobiernos regionales y las municipalidades. En el caso de las municipalidades,
los tipos de actos reglamentarios que pueden existir se encuentran en el artículo
12 de su ley orgánica constitucional.
c) actos de naturaleza reglamentaria pero que no se denominan
reglamentos. Por ejemplo, ciertas circulares interpretativas que dicta el Servicio
de Impuestos Internos, y que regulan la forma en que se interpretarán ciertas
disposiciones legales sobre impuestos internos
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4. Actos de naturaleza reglamentaria con una denominación distinta a la
de reglamentos
Por último, dentro de los reglamentos encontramos regulaciones que no
tienen ese nombre, pero que corresponden al concepto dado en el punto 1. a
reglamentos en sentido amplio. Los autos acordados de distintos tribunales
corresponden a regulaciones que no emanan de la autoridad legislativa.
Originalmente estaban previstos para ordenar cuestiones internas del
funcionamiento de tribunales, pero en el último tiempo se ha producido una
expansión de los autos acordados como fuente del derecho.
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Lección 13
La jurisprudencia
1. Concepto
La expresión jurisprudencia, en su sentido más, amplio, alude a las
opiniones jurídicas de las personas formadas en derecho. Una opinión jurídica
es una opinión sobre una materia jurídicamente relevante, realizada a partir del
conocimiento y formación jurídica. (No es una opinión sobre temas no jurídicos,
o sobre temas jurídicos desde una perspectiva no jurídica).
Dentro de esta acepción caben tanto las opiniones vertidas en las
decisiones judiciales, como en las decisiones administrativas, y las de los
estudiosos del derecho. A las primeras se las suele llamar jurisprudencia judicial,
a las segundas jurisprudencia administrativa y a las terceras se las agrupa dentro
de la referencia genérica de doctrina, o doctrina de los autores.
2. Jurisprudencia judicial
a) Valor de las sentencias de tribunales como fuente del derecho según la
postura tradicional
En nuestro sistema jurídico, y de acuerdo al régimen previsto en el Código Civil,
art. 3, i. II, las sentencias de los tribunales de justicia no son una fuente primaria
del derecho. Expresado de otra manera, cuando un juez se enfrenta a un caso, no
tiene el deber jurídico de resolverlo tomando en consideración lo que otros
tribunales hayan resuelto previamente en otros casos como ese, ya sea en cuanto
a la forma de interpretar la ley, ya sea en la forma de apreciar los hechos.
(Respecto del mismo caso, eso si, los tribunales quedan vinculados por lo que
Ud. estudiará más adelante como el efecto de cosa juzgada).
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ley (o sea, son equivalentes a la categoría estudiada de los preceptos legales). La
razón de la fuerza de ley que se otorga a las sentencias del Tribunal
Constitucional radica en que se atribuye a la Constitución el ser la fuente de
todas las demás fuentes, de modo tal que la interpretación que se haga de ella por
necesidad ha de afectar a todo el sistema de fuentes.
En Chile no se ha regulado este efecto, y en la práctica, si un juez dicta
sentencia (falla) en contra de una sentencia del Tribunal Constitucional no se le
puede acusar penalmente por haber fallado en contra de ley expresa, a sabiendas
(una de las formas posibles del delito de prevaricación)
3. Jurisprudencia administrativa.
Por jurisprudencia administrativa se entienden los dictámenes u
opiniones jurídicas que emanan de los órganos administrativos dotados de la
competencia para emitirlos. El principal órgano que cuenta con esa competencia
en nuestro país es la Contraloría General de la República, seguido por la
Dirección del Trabajo. La jurisprudencia administrativa se refiere a las materias
propias de la actividad administrativa, por ejemplo, en la duda si determinados
bienes del sector público deben ser administrados por una municipalidad o por el
Ministerio de Bienes Nacionales, si corresponde el pago de viáticos en una
hipótesis determinada, si es posible dejar sin efecto el permiso concedido a un
particular para realizar una actividad, etc. Es fuente de derecho de gran
importancia para los funcionarios de los servicios de la administración sometidos
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a la fiscalización o el control del órgano que produce los respectivos dictámenes:
junto con las leyes y reglamentos, estos funcionarios deben aplicar los
correspondientes dictámenes. La situación cambia frente a los tribunales, que no
están obligados a seguir la jurisprudencia administrativa, pueden acoger o
rechazar el criterio jurídico adoptado por un órgano administrativo al producir su
jurisprudencia administrativa.
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Lección 14 La aplicación del derecho
b) Integración
Una vez que se ha identificado una situación jurídicamente relevante a
partir de su nexo al menos provisional con una fuente del derecho, se pasa a
considerar con detención el conjunto o universo de fuentes aplicables a dicha
situación. A esta operación la denominamos integración y, desde un punto de
vista lógico2, consiste en determinar cuál es el derecho aplicable, lo que implica
decir, identificar cuáles fuentes, y en qué relación recíproca, deben considerarse
para el análisis y decisión del caso. Así, por ejemplo, en un contrato de
compraventa de una casa no sólo tendré que examinar el contrato mismo, las
reglas generales sobre la compraventa, sino también aquellas que
específicamente regulan la compraventa de bienes inmuebles. Si se produce un
conflicto con una persona que está contratada como empleado o empleada
domestico/a, no sólo debo considerar el contrato mismo, las reglas generales del
Código Civil sobre los contratos, las reglas generales del Código del Trabajo , las
reglas específicas que regulan la actividad de trabajadores domésticos, y así
sucesivamente. En esta etapa, junto con identificar cuáles son las fuentes
aplicables y situarlas en sus respectivas relaciones recíprocas (de jerarquía, de
especificidad, de precedencia temporal), hay que examinar los posibles vacíos o
2
Pero no cronológico. Las operaciones involucradas en la aplicación del derecho se asemejan más bien a la
combinación de un movimiento oscilatorio con un movimiento circular, en que la mirada intelectual va y vuelve (lo
que el autor K. Engish llama “el ir y venir de la mirada”) , y a la vez circula examinando diversas alternativas
relevantes posibles (método tópico).
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lagunas legales, determinar la necesidad de aplicar fuentes subsidiarias, etc, se
denomina integración de las fuentes.
c) Interpretación
Dentro de las fuentes del derecho del estado moderno ya se ha destacado
el rol principal que juega la ley y en general, todo el derecho “puesto” (una de las
acepciones de derecho positivo). Justamente, a la idea de este derecho puesto
subyace la idea de que es posible formular reglas jurídicas plasmándolas por
escrito. Dentro de las fuentes del derecho, la mayor proporción o, si se quiere,
volumen de ellas, está constituida por fuentes escritas. Se plantea entonces un
problema específico, que consiste en que, para “aplicar” esas fuentes escritas, el
operador jurídico (funcionario administrativo, y ante todo, el juez) tendrá que
responder dos preguntas fundamentales: ¿cuál es la regla jurídica que se puede
fundar en el o los textos pertinentes para la resolución del caso? Y ¿es aplicable
dicha regla a este caso en particular? Estos problemas han sido tradicionalmente
aludidos como los problemas de determinar “el genuino sentido y alcance” de
una disposición (legal, reglamentaria, etc. ) y corresponden al ámbito de la
interpretación jurídica.
i. Concepto tradicional
La tradicional concepción de la interpretación estuvo mucho tiempo
asociada a una especial forma de entender la relación entre el legislador y los
jueces. Como se entiende que la ley es un acto de voluntad del legislador, se
asumía que la regla de derecho que debía ser aplicada, ya estaba formulada por el
legislador; lo único que tenía que hacer el juez era aplicar fielmente esta regla. O
sea, la interpretación se entendía como una operación de “descarga” de un
contenido o mensaje ya presente en el “vehículo” utilizado por el legislador para
enviar este mensaje; dicho vehículo eran las palabras de la ley. Esta visión sigue
presente en varias disposiciones de nuestro ordenamiento jurídico (como por
ejemplo en el Código Civil, el art. 1 y las disposiciones de los arts. 19 a 24; en la
Constitución el art. 64 en su inciso final)
ii. Frente a la concepción tradicional, hoy se acepta casi sin disidencias
que la formulación de cualquier texto normativo no se identifica con la noción de
norma jurídica: mientras que el texto son signos, señales sensibles para el
proceso de construcción de significado del lenguaje humano (objeto de la
interpretación), la norma es el producto o resultado de una actividad reflexiva
compleja, dentro de la cual se encuentra la interpretación, junto con otras
operaciones intelectuales. De este modo, se entiende que los jueces son los que,
al tomar sus decisiones, formulan la norma aplicable al caso, a partir de las
distintas fuentes existentes y, dentro de ellas, de la interpretación que hacen de
los textos normativos.
iii. Interpretación en el Código Civil
Nuestro sistema jurídico, formulado en sus bases civiles a partir del
Código Civil de 1855, da cuenta de las ideas predominantes en el tiempo de este
cuerpo legislativo, y formula reglas para entender diversas fuentes del derecho.
Reserva al legislador la posibilidad de realizar interpretaciones con alcance
general (art 3 C.C.) Contiene reglas para la interpretación judicial de las propias
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leyes (arts. 19 a 24 del C.C), de los contratos (arts. 1560 a 1566 C.C.) y de las
disposiciones testamentarias (dispersas en el respectivo libro III del Código).
Arts. 19, 20, 21. Elemento gramatical o lógico. La primera regla de
interpretación trata de evitar que el juez altere un mensaje que aparezca
relativamente claro en la ley, so pretexto de que la solución a la que se arriba con
ese texto va en contra de su espíritu (o razón de ser, objetivo perseguido). El
ejemplo típico que se plantea aquí es una disposición vigente en los andenes de
los trenes, en países europeos a principios del siglo XX: “Se prohíbe ingresar con
perros al andén”. Una persona entra con un pequeño oso atado a una correa. ¿Qué
debe hacer el juez que juzga el caso?
El sentido claro del tenor literal de la ley aparece entonces para el enfoque
del C.Civil, como un elemento básico de interpretación, donde las palabras que
utiliza la ley deben tomarse, en este orden; ya sea por la definición que de ellas
haya hecho la ley (art. 20 C.C., segunda parte), a falta de ellas en su sentido
técnico –a menos que del contexto aparezca claramente que han sido usadas en
otro sentido (art. 21 C.C.)- o bien en su sentido natural y obvio, de acuerdo a su
uso común (art. 20 C.C., primera parte). Se suele denominar a esto el “elemento
gramatical”, o “lógico gramatical” de interpretación, aunque la denominación
está emprestada de un autor, Savigny, que con este nombre se refería a algo
diferente: lo mismo vale para los siguientes nombres de elementos de
interpretación
A falta de un claro tenor literal –lo que el Código llama “expresión
obscura”, se permite al juez consultar la intención o espíritu de la ley, pero no
intuitivamente: debe manifestarse claramente, ya sea en ella misma (como
cuando una ley expresa su objetivo) o bien, en la historia fidedigna de su
establecimiento (el mensaje presidencial o moción parlamentaria que da inicio al
procedimiento legislativo, y los respectivos informes y discusiones
parlamentarios, el llamado elemento histórico) (art. 19 i. II C.C.).
Art. 22. Elemento sistemático. El llamado elemento sistemático, o lógico
sistemático, corresponde al expresado en el art. 22 del C.C.; la interpretación de
una ley no puede producir un absurdo al interior del propio cuerpo normativo.
Este imperativo, a nivel de cada ley, y de las leyes en general, como señala el
inciso II de este artículo, es muestra de lo dicho más arriba: el orden o
sistematicidad de las fuentes no es un dato dado, sino un encargo que se hace a
los operadores jurídicos.
Art. 23. Prohibición de distinción entre lo favorable u odioso de una
disposición. El art. 23 C.C. prohíbe la distinción en razón de lo favorable u
odioso de las disposiciones, una regla de antigua historia que se remonta a los
conflictos de aplicación de normas del Medioevo. En determinados casos, el
criterio para decidir si aplicar o no una ley, en caso de conflicto entre leyes, era si
la ley tenía un carácter favorable (otorgaba beneficios o privilegios), o un
carácter odioso (disminuían privilegios o imponían sanciones o gravámenes).
Art. 24 Espíritu general de la legislación, equidad natural como elementos
subsidiarios de interpretación. Por último, el art. 24 C.C. consagra una regla
supletoria de interpretación que, por una parte, remite al espíritu general de la
legislación (algo distinto al espíritu de la ley) y a la equidad natural como forma
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de interpretar pasajes oscuros, siempre y cuando no haya sido posible aplicar las
reglas precedentes.
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La idea de vacío legal surge de la mano con la idea de la ley como fuente
principal del derecho, y la de plenitud de la ley como dicha fuente. Se habla
entonces de vacío o laguna legal cuando para una hipótesis, que se estima
requerida de solución jurídica, no es posible encontrar una disposición legal
que, incluso interpretada extensivamente, permita formular una norma que le
sea aplicable a la hipótesis en cuestión.
b) Principio de inexcusabilidad
En íntima conexión con esta idea de vacío o laguna se encuentra el
denominado “principio de inexcusabilidad” que se aplica a los jueces. ¿Qué
significa esto? Nuevamente nos encontramos con una herencia de los tiempos en
que se pensaba en un legislador omnipotente, que en la ley prefiguraba las
soluciones a los casos que se llevarían a tribunales, y en que el juez se limitaba a
declarar estas soluciones ya adoptadas por el legislador. Si este fuese el modelo,
cuando el juez encuentra un caso que no está solucionado en la ley, no debiese
hacer nada, y hacer constar en su decisión, en su sentencia, que el caso no está
regulado y por lo mismo se excusa de adoptar una decisión.
La primera señal de alerta respecto de la teoría del legislador
omnicomprensivo fue la constatación de que, efectivamente, no todos los casos
estaban “ya resueltos” en la ley. Muchos carecían de regulación legal. Por ello,
hubo que consagrar el principio de que el juez no sólo tiene que dictar sentencia
en todos los casos de que conozca, sino que, además, no puede excusarse de
resolver el asunto sometido a su conocimiento, so pretexto de que falta la ley
aplicable.
Ahora bien, este principio sólo se aplica a aquellos ámbitos en que es el
propio juez el que puede decir la relevancia jurídica de un caso. Por ejemplo, si
no existiese el art. 98 del Código Civil, una podría preguntarse si el compromiso
de matrimonio (los esponsales) genera responsabilidad civil en el caso de no
cumplirse. Aquí, el juez tendría que decidir si se trata de una cuestión de
relevancia jurídica, y si lo es, tendría que resolver, creando la norma para
solucionar el caso.
No se aplica el principio de inexcusabilidad, en cambio, cuando una hipótesis
sólo adquiere relevancia jurídica en la medida en que la recoge la ley. Esto es lo
que sucede por ejemplo en materia penal: lo que vaya a ser considerado delito
sólo puede ser lo que la ley define como tipo penal. No rige, aquí, por lo tanto, el
principio de inexcusabilidad, aunque se mantiene el deber del juez de dictar
sentencia (que será absolutoria) si una persona es acusada por una conducta que
no está tipificada. Del mismo modo, en el ámbito constitucional, todo aquello
que no está regulado por la Constitución queda abierto al ámbito de acción del
legislativo: el Tribunal Constitucional no podría, so pretexto de que existe una
“laguna constitucional”, colmarla con derecho constitucional de creación propia
y declarar, por ejemplo, que una ley es contraria a algo que la Constitución no
dice, pero que los jueces constitucionales sostienen que es una regla
constitucional.
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i. Analogía
Las formas como un juez puede colmar un vacío legal son diversas. Una
de ellas es la analogía. En la analogía, el juez extrae intelectualmente un precepto
legal que no es aplicable a la hipótesis de que se trata, una norma de mayor nivel
de abstracción, que luego aplica al caso que debe resolver. Si el día de mañana un
robot daña a un ser humano, el juez podría extraer por analogía, del precepto que
señala que los amos responden del daño que causa sus animales, una regla que
diga: “los dueños responden por los daños causados por bienes de su propiedad
que tengan capacidad de comportamiento autónomo”. Claramente, la regla legal
no es aplicable (el robot no es un animal ni en la más aventurada construcción
interpretativa), y hay una materia de relevancia jurídica (el daño producido a una
persona); la regla extraída por analogía, en cambio, si es aplicable al robot. Se
puede entender entonces, por analogía, la operación de aplicación, a un caso
determinado no susceptible de ser adscrito a la interpretación del derecho
positivo, de la regla construida a partir de la abstracción de aquella que se
obtiene de fuentes positivas, previstas para casos distintos, pero de los cuales se
extrae un elemento valorado como común y que habilita la comunicación del
principio regulatorio subyacente.
(¡Wow! No se supone que ud. se aprenda de memoria este concepto: pero si,
que sea capaz de explicarlo en sus distintas partes)
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Para tener en cuenta
La expresión “provisional”, en derecho, se opone a permanente o definitivo.
Medidas provisionales, por lo tanto, significa medidas que se toman mientras no
se llegue a una decisión definitiva.
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Lección 15
La relación entre el ordenamiento jurídico nacional y otros ordenamientos:
El derecho internacional privado y el derecho internacional público.
1. Introducción
Hasta aquí se han estudiado las fuentes del ordenamiento jurídico
nacional, esto es, as que emanan del Estado, o que el Estado reconoce. Para
completar el estudio de las fuentes del derecho debe tenerse en cuenta que el
ordenamiento jurídico del Estado se relaciona con ordenamientos distintos a él;
ya sea, en cuanto le son ajenos (como el ordenamiento jurídico de otros estados),
ya sea en cuanto se trata de un ordenamiento jurídico que incluye al Estado
como un sujeto más, entre otros, que constituyen la comunidad jurídica
internacional. El conjunto de reglas que se aplican a la primera relación
constituyen el derecho internacional privado; el de las que se aplican a la
segunda, el derecho internacional público.
60
tradicionalmente al problema de la determinación de la ley aplicable a aquellas
situaciones o relaciones jurídicas de carácter privado que, por estar en contacto
con dos o más ordenamientos, pueden calificarse como internacionales. En la
actualidad se considera poco preciso hablar de la existencia de un conflicto
para describir el mencionado problema, pero la terminología, al menos en lo
que afecta a la denominación de la norma, se puede considerar asentada tanto
en las legislaciones como en la doctrina y en la práctica judicial".
(http://www.enciclopedia-juridica.biz14.com/d/norma-de-conflicto/norma-de-
conflicto.htm, consultada el 3.9.2012, 17:01 horas). De este modo, lo particular del
derecho internacional privado es que no sirve para resolver conflictos, sino para
determinar quién debe resolverlos (conflictos de jurisdicción), qué derecho debe
aplicarse (conflictos de ley aplicable) o quien debe ejecutar una decisión judicial
(conflictos de ejecución).
El cuerpo normativo que regula estas materias para nuestro país es el
denominado Código de Bustamante, adoptado como anexo integrante de la
Convención Internacional de Derecho Internacional Privado de la Sexta
Conferencia Interamericana celebrada en La Habana, Cuba, en 1928.
61
La relación entre ambos ordenamientos jurídicos es una cuestión
discutida, con la que se encontrará más de alguna vez en su estudio del derecho y
posteriormente en su ejercicio profesional. Hay tres posturas sobre la materia,
cada una de las cuales admite variantes o matices. Por tratarse éste de un curso
introductorio, sólo se expondrá aquí la idea central de cada una de ellas
i. La teoría dualista
Expuesta por autores como Dionisio Anzilotti (1869-1950) y Heinrich
Trieppel (1868-1946), sostiene que el ordenamiento jurídico internacional y el
ordenamiento jurídico nacional constituyen órdenes normativos separados, de tal
modo que ni las normas de derecho internacional rigen al interior de los Estados,
ni las normas de los Estados son relevantes, en cuanto derecho, para el
ordenamiento jurídico internacional. El efecto práctico del monismo es que, si un
Estado se obliga por una fuente de derecho internacional público, esa fuente no
rige dentro de su ordenamiento interno, a menos que exista un acto positivo, de
derecho interno, que la incorpore.
iii. Teorías eclécticas: la tercera corriente agrupa tanto a los monistas como a
los dualistas moderados. En cada uno de estos casos, la afirmación principal de
las dos corrientes anteriores se mantiene, pero se admiten excepciones (en
principio, diría un dualista moderado, el ordenamiento jurídico internacional y el
ordenamiento jurídico nacional son dos órdenes separados, pero en determinados
casos se acepta que el derecho internacional público sea invocado ante tribunales
nacionales – incluso sin acto formal de incorporación; en principio, diría un
monista moderado, el ordenamiento jurídico internacional y el ordenamiento
jurídico nacional constituyen una unidad, pero en determinados casos se acepta
que el derecho internacional público requiera de actos específicos de
incorporación para poder ser invocado ante tribunales nacionales).
62
moderno, que centraliza la aplicación y la producción del derecho, el derecho de
la comunidad internacional o derecho internacional público muestra una
estructura de fuentes radicalmente distinta a la de los estados nacionales. Por lo
pronto, no existe una constitución de la comunidad internacional, ni un legislador
obligatorio para los estados. En la medida en que los estados son soberanos, el
carácter vinculante que puedan tener las reglas de derecho internacional se
vincula de manera mucho más cercana con el consentimiento que presten a estas
reglas. Ciertamente, la comunidad internacional puede aplicar un derecho que se
estima vinculante incluso para el estado que no ha manifestado su voluntad de
obligarse por él, como es el caso con la costumbre internacional y especialmente
aquella categoría de reglas denominada ius cogens; y excepcionalmente también
se ha aceptado que un estado, o sus agentes, sean sometidos a una jurisdicción a
la que no han consentido (como los tribunales de Nürenberg tras la II Guerra
Mundial). Pero la parte principal de las actuales fuentes del derecho
internacional público reposa en la adhesión de los estados por la vía de los
tratados, tanto a las obligaciones respectivas, como a la jurisdicción de los
tribunales de que se trate.
Es importante destacar que cuando se habla de derecho internacional
público no se hace referencia a una materia determinada, como si ocurre cuando
se habla del derecho penal, del derecho administrativo, etc. Los contenidos del
derecho internacional público son tantos y tales cuantos la propia comunidad
estime necesario y pertinente regular.
Una forma de entrar al estudio de las fuentes del derecho internacional
público es examinar una lista de estas fuentes contenidas en al art. 38 del
Estatuto de la Corte Internacional de Justicia (órgano de la Organización de
Naciones Unidas), que señala literalmente lo siguiente:
3
Art. 59 CIJ “La decisión de la Corte no es obligatoria sino para las partes en litigio y respecto del caso que ha sido
decidido”.
63
2. La presente disposición no restringe la facultad de la Corte para decidir
un litigio ex aequo et bono, si las partes así lo convinieren
i. Los tratados
Las convenciones internacionales corresponden a la denominación
genérica de lo que llamamos coloquialmente tratados internacionales. Los
tratados internacionales tienen la estructura obligacional de un contrato: se trata
de manifestaciones de voluntad de un estado para obligarse conforme al derecho
internacional público, y están regidos, a su vez, por acuerdos internacionales,
dentro de los cuales destaca la Convención de Viena sobre derecho de los
tratados. Ella, en su art. 2.a define tratado como un acuerdo internacional
celebrado por escrito entre Estados y regido por el derecho internacional, ya
conste en un instrumento único o en dos o más instrumentos conexos y
cualquiera que sea su denominación particular.
Los tratados pueden ser bilaterales o multilaterales, y sirven para regular
materias específicas de interés de las partes contratantes, o bien para crear
organizaciones internacionales. Cuando un tratado crea una situación jurídica que
afecta a terceros estados que no son parte del tratado, se dice que crea una
situación jurídica objetiva; aunque los terceros estados no sean parte, esta
situación se les aparece objetivamente como una realidad dentro del mundo
jurídico. Por ejemplo, la creación de una organización internacional, o la fijación
de determinados límites entre dos estados, da lugar a las respectivas situaciones
jurídicas objetivas (la respectiva organización, los respectivos límites).
La complejidad de los tratados está dada por las formalidades y
procedimientos que se establecen para que un estado (el estado completo, no sólo
uno de sus órganos) se obligue para con otro u otros estados ante la comunidad
internacional: de allí sus especiales requisitos que se estudiarán en la asignatura
correspondiente (Derecho Internacional Público) y que incluyen, al menos, una
etapa de negociación, una etapa de acuerdo y autenticación del tratado, una etapa
de firma, una etapa de ratificación y eventualmente canje o depósito de
instrumentos y por último, la entrada en vigencia. De acuerdo a los requisitos de
tramitación que se imponen para que el Estado se obligue por un tratado se suele
distinguir entre tratados solemnes y acuerdos en forma simplificada
64
determinados comportamientos de otros estados. La costumbre internacional fue
la gran fuente del derecho internacional hasta el siglo XX; a partir de ese
momento se da un auge de lo que se ha venido en llamar la codificación del
derecho internacional (sin ser codificación en el sentido técnico de la expresión,
alude a la fijación en tratados internacionales de ciertas reglas de origen
consuetudinario), así como de la legislación internacional (nuevamente, en un
uso poco preciso del término, no se trata de actos legislativos de una autoridad
superior vinculantes para los estados, sino que de la producción de textos
normativos por parte de organizaciones internacionales).
v. La equidad
Por último, en el derecho internacional también existe la posibilidad de
que las partes encomienden a la corte que resuelva el asunto ex aequo et bono, o
sea, de acuerdo a la equidad.
vi. Fuera de la lista del art. 38 del Estatuto de la CIJ emergen hoy en día otras
fuentes de derecho internacional público. Es así como se ha dotado a
determinadas organizaciones de la facultad para adoptar acuerdos que tienen un
cierto efecto vinculante para los estados partes o, al menos, inciden en la
65
aplicación del derecho internacional público: muchas veces, bajo la forma de
recomendaciones o soft law.
Pregunta
Se señala en los apuntes que, a falta de una potestad universal creadora y
aplicadora del derecho internacional público, las fuentes del mismo reposan
esencialmente sobre la aceptación de los Estados. ¿Podría usted identificar en qué
partes del art 38 del ECIJ se puede apoyar esta afirmación?
66
Lección 16
Las ramas del derecho
2. El derecho civil
Desde una cierta perspectiva, puede considerarse que el tronco o cuerpo
principal del derecho común subsiste hoy día en el derecho civil: de ahí el rol
primordial que esta asignatura toma en la formación jurídica de los futuros
abogados. Dentro del derecho privado (noción se explica más abajo) el derecho
civil regula los principios generales, con carácter supletorio, de las demás ramas
del derecho (véase el art. 4º del Código Civil y el art 2º del Código de Comercio),
el régimen jurídico las personas, los bienes, la sucesión por causa de muerte, y
los contratos y las obligaciones en general.
67
del matrimonio, los derechos y obligaciones entre padres e hijos; el régimen a
que están sometidas ciertas personas cuya capacidad civil es inexistente o está
disminuida, y la constitución y régimen de la forma mas usual que pueden
adoptar las denominadas “personas jurídicas”.
ii. El régimen jurídico de los bienes comprende la terminología aplicable y
las distinciones entre distintos tipos de bienes (muebles e inmuebles, derechos
reales y derechos personales), así como el estatus del dominio y otros derechos
reales, y la forma de adquirir los bienes (tradición, ocupación, accesión,
usucapión, etc), la posesión, etc.
iii. El régimen de la sucesión por causa de muerte regula los efectos de la
sucesión intestada (o sea, los efectos de la muerte de una persona cuando ésta no
ha hecho testamento, o en la parte para la cual no ha dispuesto en su testamento)
y los requisitos y efectos de los testamentos, y las figuras o instituciones del
albaceazgo y la partición.
iv. Por último, la regulación jurídica de las obligaciones comprende tanto la
parte general de los contratos como los contratos en particular; las otras fuentes
de las obligaciones, como lo es la responsabilidad extracontractual (por daños
causados fuera de una relación contractual, el caso típico, el daño que se causa a
un auto de otra persona cuando uno la choca); la forma de modificar y extinguir
las obligaciones, etc.
Cuando se habla del derecho civil, es importante mencionar un fenómeno
que se desarrolla en los dos últimos siglos. Hacia fines del siglo XVIII y
principios del siglo XIX se desarrolla y empieza a concretarse el movimiento de
la codificación que, al menos en lo que toca al derecho civil, sostenía que todas
las regulaciones del mismo debían contemplarse en un mismo cuerpo legislativo,
elaborado de manera ordenada y sistemática, y que agotara las disposiciones
sobre la materia (de tal manera que, por ejemplo, todo el derecho civil de un país
estuviese contenido en su código civil). Nuestro Código Civil está construido
sobre este programa o ideología jurídica; pero con el tiempo –tal y como ha
pasado en otros países- se ha producido un fenómeno de descodificación: una
cantidad importante de materias de derecho civil, incluso propias de instituciones
tratadas en el propio Código, han sido objeto de una regulación extracodicial: por
citar algunos ejemplos, el matrimonio, por la ley de Matrimonio Civil; la filiación
adoptiva, por la legislación sobre adopción; la propiedad, por la ley de
copropiedad inmobiliaria (forma elegante de aludir, principalmente, a los
departamentos) y una serie de otras regulaciones que condicionan las
posibilidades del uso del suelo, para la propiedad intelectual, industrial, etc.;
leyes especificas para cierto tipo de contratos, como el contrato de
arrendamiento de predios urbanos, el mutuo o préstamo de dinero, etc. etc. Por lo
tanto, si bien puede decirse que en lo fundamental el derecho civil conserva el
núcleo de contenidos reseñados más arriba, lo hace no sólo en el Código Civil,
sino también en una cantidad importante de leyes fuera de éste código.
68
3. El derecho comercial
Las cruzadas van a producir una reapertura del Mediterráneo como vía de
intercambio van a producir, a partir de los siglos XII y XIII, el auge del
comercio, en especial del comercio marítimo. Esta mayor actividad comercial (y
con ella, económica en general) va a hacer surgir el imperativo de instituciones
que faciliten el intercambio de mercancías y valores a grandes distancias.
Por ejemplo, la figura de un documento en que se encarga a una persona
que está en otro lugar que entregue al portador de dicho documento una
determinada cantidad de dinero, evita tener que transportar dicha suma, e implica
una forma básica de crédito. Este es el origen de la letra de cambio, en que un
librador (quien emite la letra) encarga a otra persona (librado) pagar una
determinada cantidad de dinero a un tercero (tomador o beneficiario).
Adicionalmente, este instrumento permite transacciones entre lugares donde
circulan monedas de distinta denominación.
La necesidad de compartir los riesgos a que se veían sometidas las
mercancías, en especial en los viajes por mar, mueve a las personas a compensar
a aquellos cuyas mercancías son arrojadas al mar para alijar una nave en peligro
de zozobrar, con parte el producto de las ventas de las mercancías que llegaron a
salvo a puerto. Esta institución, denominada avería gruesa, es el antecedente de
la idea de constituir un fondo común de tal manera de compensar de manera
anticipada las pérdidas que puedan producirse; este es el origen del instituto
jurídico del seguro.
La posibilidad de compartir riesgos y ganancias mueve a las personas a
idear distintas formas de sociedades.
La necesidad de cubrir las deudas de un comerciante con una serie de
acreedores, de una manera lo más satisfactoria posible para los intereses de esos
acreedores, fundamenta el surgimiento de los procedimientos concursales dentro
de los cuales se destaca el procedimiento de la quiebra, que obedece a la forma
que tienen los comerciantes de realizar continuamente negocios, requiriendo para
ello un continuo flujo de caja. En la quiebra, se procede a liquidar los bienes del
deudor que ha dejado de pagar (no necesariamente de aquel cuyas deudas son
superiores a su patrimonio).
En fin: surgen una serie de instituciones cuyo sustrato común es la
búsqueda de instrumentos idóneos para realizar la actividad comercial, y que
muestran una gran flexibilidad y adaptabilidad en el tiempo. Su fuerza normativa
no reposa en el derecho común (o sólo lo hace indirectamente), sino que
fundamentalmente en la costumbre; y esto, entre otros motivos, porque los
conflictos entre comerciantes requieren rápida solución, y usualmente se recurría
a personas que estuviesen al tanto de estas prácticas comerciales, para
resolverlos: por ello, durante mucho tiempo existieron tribunales de comercio
constituidos por los propios comerciantes. Los tribunales de consulado, en
especial los Consulados de Mar, era tribunales de comercio; hoy en día han
desaparecido los tribunales de comercio de la organización del Poder Judicial,
69
pero las cámaras de comercio han organizado centro de arbitraje que sirven para
estos propósitos: para un ejemplo puede ver http://www.camsantiago.cl .
Esta es la rama que denominamos derecho comercial que, si bien hoy se
encuentra codificada, o regulada en leyes especiales, sigue otorgando especial
importancia a la costumbre como fuente del derecho, como lo hemos visto al
estudiar el sistema de fuentes en el Código de Comercio.
El ámbito de regulación del derecho comercial aparece bastante bien
definido en el artículo 1º del código del ramo: se trata de regir las obligaciones de
los comerciantes que se refieran a las operaciones mercantiles (y no, por lo tanto,
a sus operaciones civiles, como podría ser la compra de una casa para su uso
personal); las obligaciones de personas que no son comerciantes, pero que
aseguran las obligaciones mercantiles (como si Ud. se constituyese en fiador del
quien lleva un comercio de distribución de equipos de surf) o bien las
obligaciones que resultan de contratos exclusivamente mercantiles, como por
ejemplo el contrato de transporte marítimo. Esta especificación es importante
porque, de no ser por ella, las respectivas materias podrían entenderse
simplemente reguladas por el derecho civil. Y ello es relevante ya que la
regulación comercial contiene reglas distintas, específicas, respecto de las reglas
del derecho civil.. Estas especialidad de las reglas del derecho comercial dice
relación con la realidad del comercio, que se funda en la confianza, en el tráfico
habitual o regular de bienes y servicios y por lo tanto, no se aviene bien con
algunas de las formalidades del derecho civil. Los principios propios del derecho
comercial se identifican con este énfasis en la confianza y, en algunos casos, en
una disminución de las formalidades exigidas por el derecho civil para la
celebración de determinados actos. En materia del sistema de fuentes, aunque
fuertemente matizada por el incremento de la legislación en la materia, la
costumbre adquiere un rol de mayor relevancia que en el ámbito del derecho
civil.
70
la regulación de la libre competencia, o la legislación de protección al
consumidor.
71
Dentro de esta idea surge la noción de servicio público, ya sea como
órgano de la administración encargado de satisfacer necesidades colectivas de
manera regular y continua 4, ya sea como una actividad que, no importando por
quien sea desarrollada, persigue una finalidad de interés general . Esta idea es
fundamental para entender el sentido y finalidad de la actuación administrativa
regida por el derecho administrativo, en el contexto del estado moderno en que,
en su faz administrativa, se entiende fundamentalmente como un estado
prestacional.
El derecho administrativo ha sufrido una evolución importante desde su
surgimiento, junto con el Estado Moderno, hasta nuestros días, en especial en los
siglos XIX y XX; de esa evolución resulta un derecho que, por un lado, se
encuentra sometido a una serie de principios generales que orientan su actuar 5 y,
por otro lado, tiene un alto grado de especialización en cada una de las áreas y
reparticiones de la Administración Pública (por ejemplo: Derecho Municipal,
Derecho Eléctrico, Derecho Urbanístico), y en cada una de las materias que trata.
El derecho administrativo cubre tantos contenidos cuantas son las esferas
de acción de la administración, pero tiene un núcleo básico que puede
circunscribirse a la regulación de los actos administrativos, contratos
administrativos y y procedimientos administrativos; las reglas aplicables a los
órganos administrativos y a los servicios públicos, al estatuto de los funcionarios
públicos y al régimen de los bienes públicos. Visto que sigue la estructura
administrativa del estado, las reglas de este núcleo básico se extienden a la
administración centralizada y las administraciones descentralizadas (gobiernos
regionales, municipalidades y servicios públicos descentralizados)
Las otras dos ramas que podrían considerarse dentro del Derecho
Administrativo, pero que tienen una evolución propia, e incluso en un caso
anterior al surgimiento del Estado Moderno son el derecho tributario y el
derecho aduanero. La distinción entre ambos es que el primero se refiere a la
aplicación de tributos de cualquier naturaleza que no sea el acto u operación de
internar bienes o servicios desde el extranjero al país; mientras que el derecho
aduanero se encarga precisamente de aplicar los aranceles, que son tributos que
gravan las operaciones de internación de bienes y servicios al país. Ambos se
caracterizan porque la autoridad que aplica estos tributos suele estar dotada, en
nuestro país, al menos, de amplias facultades de carácter reglamentario e
interpretativo, para determinar los casos de aplicación de los tributos (Eso si: los
tributos mismos sólo pueden encontrarse establecidos en la ley.) Adquieren, así,
una especial importancia las circulares e instrucciones de los respectivos
directores regionales y del Director Nacional como fuentes del derecho
Tributario, y del Director Nacional, como fuente del Derecho Aduanero.
5. Derecho penal
4
Definición que da nuestro ordenamiento positivo, en la Ley Orgánica Constitucional de Bases de la Administración
del Estado.
5
Pueden encontrarse en la Ley Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado y en la
Ley que establece las Bases de los Procedimientos Administrativos..
72
A partir del siglo XVIII encontramos el surgimiento de una nueva rama
del Derecho. Desde antiguo existían disposiciones sobre el castigo de los delitos,
pero éstos a veces ni siquiera se describían con precisión; y la pena misma era
muchas veces cruel e inhumana. Se dice que con los postulados de Cesar
Bonesana, marqués de Beccaria, en su obra De los delitos y las penas, (1764),
surgen las bases del derecho penal moderno.
En primer lugar, se introduce la pena privativa de libertad y la idea de
prevención y rehabilitación, antes que el carácter de retribución de la pena
(retribución; se debe pagar por lo que se ha hecho). Propone también la
eliminación de los castigos corporales y la idea de proporcionalidad de las penas
(no todos los castigos iguales, sino que proporcionales al disvalor que represente
la ofensa cometida; a mayor gravedad, mas pena).
Los principios más relevantes, sin embargo, son los de legalidad e
irretroactividad de los delitos y las penas, que señala que los delitos y sus penas
sólo pueden establecerse por ley expresa y escrita, y que los delitos no puede
castigarse sino cuando ya habían sido consagrados como tales por una ley, al
momento de la ejecución del hecho en que consisten, y con las penas previstas
para ese delito en ese momento.
Estas características se mantienen hasta hoy a nivel del derecho penal, con
especiales exigencias derivadas del hecho que la aplicación del derecho penal
conlleva las más fuertes sanciones que conoce el ordenamiento jurídico
(privación de libertad, incluso la muerte en algunos casos). Es así como la noción
de tipicidad, que uno puede encontrar en distintos ámbitos del derecho (como el
conjunto de elementos de un hecho o conducta que permiten su calificación como
una figura jurídica específica) se destaca de una manera especial en derecho
penal como exigencia de la descripción de las conductas que serán sancionadas.
Del mismo modo, el derecho penal tiene un sistema de fuentes que se
agota en la ley, sin descender al nivel reglamentario, salvo casos
excepcionalísimos que suelen ser fuertemente criticados. Por esto mismo, y por
la demanda de certeza que la sociedad dirige al sistema sancionatorio penal es
que el derecho penal es una de las ramas del derecho donde mayor relevancia
adquiere la doctrina como fuente secundaria; a veces, de seguir una u otra teoría
los efectos de la aplicación de la ley penal pueden cambiar radicalmente.
Adicionalmente, rigen principios interpretativos propios con consagración
positiva (prohibición de la analogía, interpretación restrictiva, art 5 C. Procesal
Penal)
El estudio del derecho penal se divide en dos partes, una parte general, en
que se estudia la teoría de la ley penal, la teoría del delito y la teoría de la pena, y
una parte especial, en que se estudian los delitos en particular. Tal y como sucede
en otras disciplinas, no sólo se encuentran conductas tipificadas como delito en el
Código Penal, sino que también en otras leyes.
6. Derecho constitucional
73
La Ilustración y los antecedentes del pensamiento político ilustrado dan
lugar a un movimiento que se denomina Constitucionalismo, durante el siglo
XVIII. Este movimiento persigue dotar a las comunidades de constituciones en
un sentido moderno, como documentos escritos que, de una vez, fijan las bases
fundamentales de la organización política jurídica, y consagran una división de
poderes y el reconocimiento y garantía de los derechos fundamentales, con
carácter de superioridad respecto de las otras leyes. Con el surgimiento de las
constituciones en sentido moderno surge, también en ese sentido, el derecho
constitucional, cuyo rasgo más relevante en la actualidad es la supremacía del
instrumento constitucional respecto de todos los órganos y todo el ordenamiento
jurídico.
Si bien actualmente existe la tendencia a extender el derecho
constitucional a los más diversos contenidos, su objeto propio de regulación es la
estructura básica de los poderes públicos, en particular del poder ejecutivo y del
legislativo, y los derechos civiles y políticos de los individuos. Durante la
segunda mitad del siglo XX se ha difundido, en muchos países, como contenido
propio de la constitución, la regulación de una jurisdicción constitucional, de uno
o más órganos encargados del control de la constitucionalidad de las leyes y de
otros actos de órganos públicos.
74
los contratos individuales de trabajo para efectos de, por así decirlo,
enriquecerlos. (El contrato colectivo de trabajo puede mejorar las condiciones del
contrato individual de trabajo, pero no desmejorarlas). La situación del trabajador
al interior de la empresa hace necesario regular de manera especial sus
condiciones de trabajo, lo que se realiza a través de un reglamento especial, el
reglamento interno de la empresa, dictado por el empleador (vea le art. 153 del
Código del Trabajo). Por otro lado, es importante destacar que en materia laboral
juega un rol importante la jurisprudencia administrativa constituida por los
dictámenes de la Dirección General del Trabajo.
La nueva realidad de organización del trabajo dependiente y desaparición
de los gremios deja al descubierto las necesidades derivadas de la ausencia de
alquien que cumpliera el rol que jugaban éstos en casos de necesidad,
enfermedad, viudez, orfandad, etc. Es así como surge el derecho de la seguridad
social para regular las situaciones derivadas de esos riesgos sociales. En la mayor
parte de los países, este derecho está marcado por ciertos principios de
solidaridad para enfrentar los riesgos sociales mencionados: en nuestro
ordenamiento jurídico esta idea de solidaridad aparece fuertemente disminuida y
con ello, también la autonomía de esta rama del derecho, que podría
eventualmente asimilarse a otras (una mixtura entre derecho civil, administrativo
y comercial, esto último en el caso de la securitización de muchos riesgos -seguro
de cesantía, seguro de accidentes del trabajo, seguro de enfermedades
catastróficas).
8. Derecho procesal
En contra de lo que vulgarmente se cree, lo que podríamos llamar “la vida
del derecho” tiene lugar en su mayor parte fuera de los tribunales. Los individuos
consideran las reglas existentes, negocian, celebran y cumplen contratos, los
funcionarios administrativos realizan exigencias y cumplen procedimientos
conforme a las leyes y reglamentos y, los padres y madres cuidan a sus hijos y
los proveen de alimentación, vestido, vivienda y educación, y en cada uno de
estos actos no se produce a la intervención de un juez. La contrapartida de esta
relativa ausencia de la judicatura en la vida del derecho es que, cuando el caso es
serio, y no hay acuerdo sobre una materia de relevancia jurídica, son los
tribunales los que tienen la última palabra, y se puede recurrir a ellos cuando no
hay otros medios para resolver una controversia. Ciertamente, los tribunales
cumplen ocasionalmente otras funciones que no son la resolución de
controversias; pero tanto en éstos como en aquellos casos, (o sea, exista
controversia, o no) los tribunales son las instituciones encargadas de
pronunciarse de manera vinculante y definitiva sobre el derecho de un caso.
Es interesante destacar que, desde un punto de vista lógico, lo que se
podría denominar “el momento” del derecho tiene su lugar ante los tribunales, ya
que aunque la mayor parte de las conductas que se realizan se evalúan como
conformes al derecho, de acuerdo al sistema de fuentes, sin necesidad de llegar a
tribunales, sólo éstos están dotados de la facultad de “decir el derecho” (iuris
75
dictio) en definitiva. Es por esto que algunos autores dicen, y con razón, que el
derecho es lo que los tribunales dicen que es. Esta reflexión refuta una tesis muy
difundida, que señala que las ramas del derecho como el derecho civil, comercial,
penal, etc., son “el derecho sustantivo”, mientras que el derecho que regula la
organización y procedimiento ante tribunales sería el “derecho adjetivo”. La
afirmación correcta parece ser la inversa: lo sustantivo en la realidad institucional
es la existencia de tribunales y de sus facultades decisorias; y lo accesorio, un
conjunto de fuentes formales que pueden ser alegadas ante estos tribunales, y que
ellos considerarán, o no, de acuerdo a la forma que tengan de comprenderlas.
En cada uno de los ámbitos de regulación jurídica es necesario regular la
forma en que será tratado un asunto si se plantea ante tribunales. El derecho
procesal es aquella rama del derecho que organiza los tribunales, regula sus
procedimientos y los efectos de las resoluciones judiciales.
Desde el punto de vista de la organización de los tribunales existen dos
grandes alternativas. Una es someter todas las cuestiones a un mismo tipo de
tribunales con competencia común. La otra es el desmembramiento de los
órganos judiciales en tantas “jurisdicciones” como ramas especiales se van
desgajando del derecho común; o, al menos, en algunas de ellas. Así, por
ejemplo, se van creando tribunales de comercio, tribunales administrativos,
juzgados del trabajo... en algunos casos, la constitución de los órganos judiciales
se hace aún más refinada: así, por ejemplo, en materias civiles surgen tribunales
especializados para conocer asuntos determinados, en el ámbito administrativo
surgen tribunales aduaneros, tributarios, tribunales en lo social (para aludir a
aquellos que se encargan de los temas de seguridad social, no es el caso en
Chile). El surgimiento de jurisdicciones especializadas para el juzgamiento de
estas ramas del derecho tienen un sentido; por regla general, los jueces de una
determinada jurisdicción se caracterizan por imbuirse de los principios de la
respectiva disciplina. A veces, incluso, se ha dado la relación inversa: la
existencia de tribunales especiales para una determinada materia ha condicionado
una especial evolución, y principios propios aplicables a esa materia, de modo tal
que llega a surgir una rama del derecho. Este es, por ejemplo, el origen del
derecho administrativo, que surge en Francia del siglo XIX como una
elaboración de un órgano especial, el Consejo de Estado, que empieza a afirmar
en sus decisiones que las relaciones de la administración con los administrados
no se rigen por las reglas del Código Civil, sino que por principios propios que
parcialmente se apartan de ellas. Las reglas jurídicas construidas a partir de estos
principios van a desarrollar el derecho administrativo francés como una rama
propia del derecho.
Las cuestiones disputadas en cada caso pueden hacer necesario, o
conveniente, distintas formas de llevar adelante el juicio. Sobre la base de ciertos
principios comunes, lo usual es que se dote a cada jurisdicción de unos
procedimientos propios; es así como en Chile, aparte de los procedimientos
ordinarios aplicados por los tribunales ordinarios con competencia civil, hay
procedimientos especiales en materia penal (ante los juzgados de garantía y los
tribunales de juicio oral en lo penal), en materia laboral (de los que conocen los
76
tribunales del trabajo), en materia de familia (de los que conocen los tribunales
homónimos), de libre competencia, de propiedad intelectual, en materia
constitucional, etc.
La estructura básica de los procedimientos oscila entre dos grandes
principios: el dispositivo y el inquisitivo. Allí donde rige el principio dispositivo,
las partes son las encargadas de impulsar el procedimiento y, por regla general,
pueden disponer del objeto de la controversia (o sea, pueden renunciar al objeto
de la controversia e incluso, llegar a un acuerdo sin intervención del juez).
El principio inquisitivo –término precisamente vinculado a los
procedimientos que usaba la Inquisición- consiste en que es el tribunal el que
lleva adelante el procedimiento, el que le da impulso y procura las diligencias y
actuaciones necesarias para que quede en estado de dictar sentencia. En materia
penal el antiguo procedimiento tenía carácter inquisitivo (los tribunales estaban
encargados de la investigación, de la acusación del sospechoso, y de su
juzgamiento); hoy, la reforma se basa en un procedimiento acusatorio, con un
órgano -ministerio públicos- encargado de investigar los delitos y acusar, si le
parece que alguien debe recibir un castigo penal, y un tribunal colegiado de tres
integrantes encargado de juzgar si procede o no. El juez de garantía vela porque
durante la investigación no se afecten los derechos de los imputados, y lleva a
cabo ciertos procedimientos específicos , cuando no se llega a juicio oral ante el
tribunal respectivo; y un sistema de defensoría penal pública vela por la defensa
jurídica de quienes no tienen medios para procurarse, o no se han procurado un
abogado defensor
El derecho procesal que se encarga de la organización y atribuciones de
tribunales regula la composición de los tribunales, los requisitos que deben
cumplir quienes quieren ser jueces, el estatus de esos jueces, las disposiciones
sobre organización interna de los tribunales y los auxiliares de la administración
de justicia y las disposiciones sobre la competencia de los tribunales, esto es, el
ámbito dentro del cual pueden ejercer sus atribuciones. En nuestro país la
columna vertebral de la judicatura está regulada en el Código Orgánico de
Tribunales.
El derecho procesal que se encarga de los procedimientos debe
contemplar, al menos, un procedimiento general aplicable a todas las cuestiones
que no tengan procedimientos especiales; para las materias contenciosas de
derecho privado, este procedimiento está previsto en el Código de Procedimiento
Civil, ya sea como regulación del procedimiento ordinario para el juicio
ordinario, ya sea como procedimiento ordinario para el juicio sumario (vea los
arts. 1, 2, 3, 254 y 680 del Código de Procedimiento Civil).
Dentro de la asignatura derecho procesal civil estudiará la teoría del
proceso; las reglas que son aplicables a todo procedimiento: las reglas del juicio
ordinario, con su estructura básica en la etapa de discusión (demanda,
contestación, réplica y dúplica con sus correspondientes posibles contenidos,
acciones, excepciones, defensas), de prueba (con el estudio de los casos en que
procede la prueba, la forma y el momento de producir la prueba, los medios de
77
prueba y las reglas que rigen su valoración por parte del juez), la etapa de
sentencia, la discusión de cuestiones accesorias en los llamados incidentes, y los
recursos judiciales a través de los cuales se pueden impugnar las resoluciones
judiciales a lo largo del juicio (los principales: reposición, apelación, casación en
la forma (que significa la anulación de una resolución por defectos o vicios de
forma y procedimiento) casación en el fondo (anulación por defectos en la
aplicación de la ley), etc. Estudiará, también, el procedimiento destinado a
ejecutar las resoluciones judiciales.
En materia procesal penal, estudiará tanto la regulación de las actuaciones
previas a la entrada en la etapa procesal, como es la investigación y
formalización de un imputado, como la etapa procesal propiamente tal, desde el
momento en que se formulan cargos y se entra en un procedimiento adversarial,
con una parte acusadora (el ministerio público) y la parte acusada, defendida por
un defensor privado o por un representante de la defensoría pública; este
procedimiento se desarrolla en un juicio oral de carácter público. (Existen
procedimientos simplificados que no necesariamente llegan al juicio penal oral, y
que se tramitan ante el juez de garantía; ya tendrá tiempo de estudiarlos en el
ramo de derecho procesal penal)
Actividades
.-Identifique en el Código de Comercio, o en la legislación fuera del Código, la
regulación de las instituciones mencionadas en esta lección para dicha rama del
derecho.
.- Para apreciar las diferencias de instituciones entre derecho civil y comercial puede
comparar la regulación de los contratos de compraventa y mandato en el Código Civil y
en el Código de Comercio.
.- Lea los primeros artículos del Código del Trabajo e identifique a lo menos un artículo
que se aparte de lo que usted podría considerar la regulación común proveniente del
derecho civil, y otro en que podría fundarse el carácter sui generis que algunas personas
predican del derecho del trabajo.
79
*
Unidad II
Lección 17
Nociones básicas
80
La posibilidad de desarrollar agencia, en el mundo del derecho, se atribuye a la
categoría conceptual de persona. El derecho otorga la calidad de persona a diversas
entidades; tanto a seres con una existencia corporal, como en el caso de individuos de
la especie humana, como a otros que sólo pueden ser concebidos idealmente, como una
sociedad o una corporación. Aunque en nuestro sistema jurídico se habla en un caso de
"personas naturales" y en otro caso de "personas jurídicas", en ambos casos su
personalidad se trata de una calidad reconocida u otorgada por el derecho.
Aun cuando usualmente están intimamente asociadas, las nociones de sujeto de
derecho y persona jurídica presentan, analíticamente, una diferencia. Las personas
jurídicas son sujetos de derecho dotados de agencia en el mundo del derecho- con
independencia de cómo dicha agencia se manifieste-.
Más allá de esta distinción conceptual, en términos prácticos se suele asimilar el
sujeto de derecho a la persona, la que puede definirse como todo ente dotado de
personalidad jurídica. La idea de persona va asociada a la noción de cumplir un
determinado rol. Según una creencia más o menos difundida, la voz “persona” alude a la
máscara usada en los antiguos teatros griegos, máscara que permitía identificar el rol o
papel del “personaje” (de ahí el término, también). Si esto es así, bien puede decirse que
la idea de personalidad jurídica alude al rol que puede jugar un individuo, una entidad
colectiva, u otro tipo de entidades 6 en el derecho. En un paralelo con los juegos, las
personas, sean los individuos dotados de personalidad jurídica (lo que nuestro C.C.
llama persona natural), sean los entes colectivos dotados de personalidad jurídica (que
nuestro C.C. llama persona jurídica), son aquellas entidades a quienes las reglas del
propio juego del derecho reconocen como jugadores.
El que alguien tenga la calidad jurídica de persona, o sea, tenga personalidad
jurídica, es algo que define el propio derecho. Se examinará en esta unidad el régimen
jurídico de la personalidad jurídica que el derecho otorga a los individuos de la especie
humana, asi como el de la figura que nuestro ordenamiento llama "personas jurídicas".
2. Atributos de la personalidad
La personalidad, como rasgo de los sujetos de derecho, está configurada por
reglas de derecho respecto de su inicio, su término y sus características. Los específicos
rasgos o características que definen la personalidad, sus elementos constitutivos, se
denominan atributos de la personalidad. Estos atributos de la personalidad son las
cualidades jurídicas que definen lo que podría considerarse la máxima expresión de un
sujeto de derecho, y permiten a quien goza de personalidad jurídica, actuar en el plano
del derecho y radicar en si, como agente, las consecuencias de su actuar. Así, las reglas
relativas a la capacidad permiten evaluar si estamos ante el actuar relevante de un ente
en el mundo del derecho; las relativas al nombre y domicilio nos permiten identificarlo
y ubicarlo, jurídicamente, en el espacio, las reglas relativas al patrimonio nos permiten
conocer el conjunto de sus derecho y obligaciones apreciables en dinero, mientras que
las reglas relativas al estado civil, en el caso de las personas naturales nos permiten
ubicarlo en sus relaciones con otros individuos de la sociedad, relaciones de las que
nacen derechos y obligaciones Aquí, aunque tanto los individuos como algunos entes
6
Actualmente se discute, y hay precedentes judiciales y legislativos, para reconocer la calidad
de sujetos de derecho, y eventualmente personalidad jurídica a animales y cosas. La ley Te Awa
Tupua, de Nueva Zelandia, reconoció en marzo de 2017 personalidad jurídica -legal personality,
en inglés- al rio Whanganui. A finales de ese año se dictó en Buenos Aires, Argentina, la
sentencia judicial que acogía una acción de habeas corpus en favor de la orangután Sandra.
81
colectivos sean reconocidos como personas jurídicas, existen diferencias de regulación,
por razones que algunas líneas más adelante le parecerán obvias.
Lección 18
La calidad de persona (existencia legal) de los individuos de la especie humana
1. Reconocimiento
El reconocimiento de la personalidad jurídica de los individuos no ha sido una
cuestión uniforme a lo largo de la historia. Por ejemplo, mientras que hoy se estima que
a todo individuo de la especie humana debe serle reconocida la calidad de persona, en el
pasado había seres humanos a quienes no se les reconocía tal calidad y, en
consecuencia, tenían jurídicamente la calidad de objetos. Por ejemplo: los esclavos.
Durante mucho tiempo la decisión de reconocer o no la calidad de personas a los
individuos de la especie humana quedó entregada a la ley. Nuestro legislador tomó
tempranamente la decisión de reconocer como personas a todos los individuos de la
especie humana, en el artículo 55 del Código Civil.
Nuestra Constitución nada dice al respecto. Ante señalaba en su inciso I “Los
hombres nace libres e iguales en dignidad y derechos” Por reforma constitucional esto
se cambió y hoy el texto señala “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y
derechos” lo que debilita la posición de un individuo que quiere que se reconozca su
calidad de personas (en la primera mitad del siglo XIX todas las personas eran libres e
iguales…el pequeño problema es que los esclavos no eran personas).
Hoy en día, es un deber internacional del estado hacer este reconocimiento,
deber consagrado en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 16 7) y
en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (art. 3 8). Dicho de otra manera,
el ordenamiento jurídico de un país parte de estos pactos no podría disponer, por su
derecho interno, que ciertos individuos de la especie humana no fuesen reconocidos en
su calidad de personas.
2. El individuo como sustrato de diversas personalidades jurídicas
Tradicionalmente se reconoció a cada individuo la posibilidad de ser sustrato o
base solamente para su propia personalidad jurídica. Cuando más, se aceptaba la
posibilidad de que una misma persona pudiese ser titular de patrimonios diversos. Sin
embargo, en nuestro ordenamiento jurídico existe una figura especial, que vincula a un
individuo una personalidad jurídica distinta a la suya en cuanto tal individuo. Es el caso
de las denominadas empresas individuales de responsabilidad limitada, introducidas por
7
“Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad
jurídica”.
8
“Toda persona tiene derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica”.
82
nuestro ordenamiento en la ley Nº 19.857. Esto se aprecia claramente de su regulación.
Así, su art. 2° dispone: “La empresa individual de responsabilidad limitada es una
persona jurídica con patrimonio propio distinto al del titular, es siempre comercial
y está sometida al Código de Comercio cualquiera que sea su objeto; podrá realizar toda
clase de operaciones civiles y comerciales, excepto las reservadas por la ley a las
sociedades anónimas”.
83
A estos argumentos se responde señalando que el tenor literal de la disposición
revela que el legislador habla de una separación material, a la cual nada debe faltar para
que se estime “completa” y si el cordón une al hijo con la madre, faltaría su
seccionamiento para que la separación sea completa; no bastaría una separación
fisiológica, que no implique el corte del cordón umbilical.
Nota: Este tipo de discusiones o controversias son propias del derecho, en que muchas veces
nos enfrentamos a situaciones con argumentos a favor y/o en contra de peso equivalente. Lo
importante es conocerlas y saber si uno encuentra un argumento para inclinarse por una u otra.
84
anterior, supongamos que entre el padre y la madre del niño no hay ningún vínculo
legal. Si muere el padre, a la madre no le corresponde heredarlo en nada. Pero si el niño
llega a nacer y luego muere, se radican en él los derechos hereditarios que le
corresponden como hijo de su padre, y al morir, esos derechos pasan, según el orden
hereditario, a su madre. Si el niño nace y no sobrevive a la separación un momento
siquiera no hay principio de existencia y a la madre nada le corresponde (art. 77 oración
final C.C.);
d) Fuera del Código Civil, se mencionan como formas de protección al nasciturs el
permiso prenatal, en el derecho laboral, y la penalización del aborto, en el derecho
penal.
Presunción de derecho:
9
Importante es una presunción distinta y diferenciable de la presunción de la época de la
concepción.
85
Excepción: no se aplica si nace antes de expirar los 180 días siguientes al
matrimonio, si el marido no tuvo conocimiento de la preñez al tiempo de casarse y
desconoce judicialmente su paternidad.
Contra-excepción: no se podrá desconocer la paternidad si el marido por actos
positivos ha reconocido al hijo después de nacido.
c) En general, se trate o no de filiación matrimonial, los efectos de la filiación
legalmente determinada se retrotraen a la época de la concepción del hijo (art. 181
C.C.).
a) La muerte natural
La forma usual de fin o término de la existencia legal de la persona (individuo)
es su muerte natural, así lo indica expresamente el art. 78 del CC. El Código no define
qué debe entenderse por muerte natural, tradicionalmente se ha entendido el cese de las
funciones vitales de respiración y actividad cardiaca, pero el problema hoy se ha
mostrado mucho más complejo que eso. El derecho no regula de manera general el
momento en que debe entenderse producida la muerte y entrega esta calificación al
facultativo, médico habilitado para certificar la muerte (art. 141 Código Sanitario, art.
45 de la Ley Nº 4808 sobre Registro Civil). Por excepción, tratándose de la regulación
legal para los transplantes de órganos, se regula de manera específica y estricta la
declaración de muerte para estos efectos, de conformidad al art. 11 de la Ley Nº 19.451,
ella acontece con la “abolición total e irreversible de todas las funciones encefálicas”.
Como la muerte es un hecho que produce trascendentales consecuencias
jurídicas, la ley ha tomado diversas medidas con el objeto de comprobar su efectividad
en cualquier momento y evitar su falseamiento: certificado del médico que asistió al
difunto, inscripción en el Libro de Defunciones del Registro Civil, prohibición de
sepultar el cadáver sin previa licencia o pase del Oficial del Registro Civil de la comuna
en que haya ocurrido la defunción, etc.
86
Se trata de una presunción simplemente legal, la cual puede ser destruida
demostrando con cualquiera de los medios probatorios que admite la ley, que cierta
persona falleció antes o después que otra u otras.
El art. 79 se aplica no sólo en los casos que la disposición señala sino en
cualquiera otra circunstancia en que no puede saberse el orden en que han ocurrido los
fallecimientos.
a) Concepto y requisitos
La existencia legal de una persona puede terminar también, en ciertos casos, sin
que se constate su muerte natural. Esto es la mejor prueba que existencia física y
existencia legal son conceptos relacionados, pero diferenciables.
El fin de la existencia legal de un individuo puede darse también por la
declaración de su muerte presunta, institución asociada a la idea de certeza jurídica. La
definiremos como “aquella (muerte) declarada por el juez en conformidad a las reglas
legales respecto de un individuo que ha desaparecido y de quien se ignora su
existencia”.
La muerte presunta opera respecto de individuos que han desaparecido,
ignorándose si viven. Esto es importante ya que, en la medida en que las personas están
involucradas en una serie de derechos y obligaciones, y su existencia define el estatus
de otras personas, y de ciertos bienes, para el derecho resulta inadmisible un prolongado
estado de incertidumbre. Por poner un solo ejemplo: Sebastián desaparece al día
siguiente de su matrimonio ¿podrá pedírsele a su cónyuge que lo espere por el resto de
su vida en el estado civil de casada? ¿o en algún momento encontrará solución en el
derecho para el término de este vínculo y así, eventualmente, poder contraer nuevo
matrimonio?
La muerte presunta se declara a través de una resolución judicial que se dicta
previa verificación de ciertos requisitos legales. Estos son:
i. período de desaparición de cinco años, contados desde las últimas noticias que se
tuvieron de la persona (durante ese período se mira el desaparecimiento como mera
ausencia (art. 83 C.C.)
ii. incertidumbre sobre su existencia
iii. justificación respecto de la ignorancia del paradero del desaparecido
87
iv. acreditar que se han hecho las posibles diligencias para averiguarlo, siendo el
mínimo para ello la citación del desaparecido en el diario oficial, por tres veces,
mediando dos meses entre cada citación.
i. Fija la fecha de muerte presuntiva de la persona (último día del primer bienio contado
desde las últimas noticias), importante para el ejercicio de los derechos (art. 92 C.C.);
88
Causales
La rescisión del decreto de posesión definitiva tiene lugar en los casos que
conllevan a que la presunción de muerte, se destruya. Acontece:
i. Si se tuvieren noticias exactas de la existencia del desaparecido
ii. Si se tuvieren noticias exactas de la muerte del mismo
iii. Si el presunto muerto reapareciere.
Beneficiarios
Conforme al art. 93 C.C, el decreto de posesión provisoria puede dejarse sin efecto a
favor:
i. Del desaparecido si reapareciere. Toda la muerte presunta está basada en la
“presunción” de la muerte del desaparecido, por lo cual queda sin efecto frente al hecho
real y efectivo de su reaparecimiento.
ii. A favor de los legitimarios habidos durante el desaparecimiento. Son legitimarios las
personas indicadas en el artículo 1182: así por ejemplo, un hijo habido durante el
desaparecimiento y cuya existencia se ignoraba podría pedir esta rescisión.
iii. A favor del cónyuge por matrimonio contraído durante el desaparecimiento. Nótese
que se trata del matrimonio contraído durante el desaparecimiento, luego de una persona
que se ha vinculado al desaparecido durante ese período.
Efectos y buena fe
Los efectos de la rescisión del decreto de posesión definitiva están previstos en el
artículo 94 Nº 4 al Nº6. La norma encuentra su explicación en el hecho que la ley
permite a los poseedores definitivos gozar de los bienes como verdaderos dueños. Así,
podrán devolver los bienes sensiblemente deteriorados, sin que tengan que responder, a
menos que se les pruebe mala fe (artículo 94 Nº 5). Tampoco están obligados a devolver
el precio que hubieren percibido por la venta de los bienes del desaparecido.
“Para toda restitución serán considerados los demandados como poseedores de buena fe,
a menos de prueba contraria”, lo que es una simple aplicación del artículo 707 del
Código civil. Se aplicarán las reglas de las prestaciones mutuas establecidas en la
acción reivindicatoria.
La última regla del artículo 94 Nº 6 consagra una presunción de derecho relativa a la
mala fe “el haber sabido y ocultado la verdadera muerte del desaparecido, o su
existencia, constituye mala fe” (lo que es una excepción al artículo 707).
Además, se debe tener presente que la reciente ley nº 20.577 introduce una
nueva figura en nuestro Código Civil, la cual viene a ser establecida en el Párrafo
Cuarto del Título II del Libro Primero. : Señala dicha ley:
“Sustitúyese el Párrafo "§4. De la muerte civil", del Título II del Libro Primero,
por el siguiente:
89
"§4. De la comprobación judicial de la muerte
Artículo 95.- Toda vez que la desaparición de una persona se hubiere producido en
circunstancias tales que la muerte pueda ser tenida como cierta, aun cuando su cadáver no fuere
hallado, el juez del último domicilio que el difunto haya tenido en Chile, a solicitud de
cualquiera que tenga interés en ello, podrá tener por comprobada su muerte para efectos civiles
y disponer la inscripción de la resolución correspondiente en el Servicio de Registro Civil e
Identificación. Igual regla se aplicará en los casos en que no fuere posible la identificación del
cadáver.
Artículo 96.- Un extracto de la resolución que tenga por comprobada la muerte del
desaparecido deberá publicarse en el Diario Oficial dentro del plazo de sesenta días, contado
desde que ésta estuviere firme y ejecutoriada. Dicho extracto deberá contener, al menos, los
antecedentes indispensables para su identificación y la fecha de muerte que el juez haya fijado.
Artículo 97.- La resolución a que se refiere el artículo 95 podrá dejarse sin efecto conforme a lo
dispuesto en el párrafo precedente.
Lección 19
Atributos de la personalidad de la persona natural (1): nombre, nacionalidad,
estado civil y domicilio
1. El nombre
a) Concepto y fuentes
El nombre es la o las palabras que sirven para distinguir legalmente a una
persona de las demás. Permite la individualización de una persona en el mundo
jurídico. En la actualidad distinguimos el nombre propio, individual o de pila, y el
apellido, o nombre propiamente tal (de familia o patronímico).
El nombre no tiene una regulación en el Código Civil, y las reglas que le son
aplicables resultan de a lo menos dos fuentes distintas: la ley Nº 4808 sobre Registro
Civil y la ley Nº 17344, sobre cambio de nombres y apellidos.
b) Reglas aplicables
En Chile el nombre de una persona es el que consta en su partida de nacimiento
inscrita en el registro civil, donde se consigna como nombre el que solicite la persona
que requiere la inscripción (art. 31 i. I Nº 3 de la Ley Nº 4808); y el derecho a llevar el
nombre se predica respecto de este nombre (art. 1 i. I Ley 17.344 de 22.09.1970.)
Existen restricciones respecto de los nombres que se pueden inscribir: nombres
extravagantes, ridículo, impropio de personas, equívocos respecto del sexo o contrario
al buen lenguaje (art. 31 i. III de la Ley Nº 4808). Si el oficial del registro civil, fundado
en lo anterior, se opone a la inscripción y se insiste en el nombre propuesto será el juez
el encargado de resolver.
90
c) Cambio de nombre
La regla general es considerar que el nombre es inmutable. Sin embargo, éste
puede cambiarse por tres vías:
Por vía principal: en un procedimiento que tiene por objeto el cambio de
nombre, regulado en la ley Nº 17.344, art. 1º, i. II. Conforme a la citada ley, ello puede
tener lugar, por una sola vez, en los siguientes casos:
i. Que sus nombres sean ridículos, risibles o les impliquen menoscabo moral o
material.
ii. Haber sido conocido por más de 5 años con otros nombres.
iii. Para agregar un apellido a los hijos cuya filiación no se encuentra
determinada o tengan ambos apellidos iguales.
iv. Cuando las voces del nombre y/o apellido no sean de origen español para
castellanizarlas o modificar su pronunciación o escritura.
Modificada la partida de nacimiento la persona, en el futuro, sólo podrá usar sus
nombres y apellidos nuevos. El cambio de apellido no se hace extensivo a los padres del
solicitante ni altera su filiación. Alcanza a sus descendientes sujetos a patria potestad,
respecto de los demás, sólo si lo solicitan (art.4º).
2. Nacionalidad
La nacionalidad se define como el vínculo de carácter permanente que une a
una persona con un estado determinado, y en cuya virtud se le reconocen ciertos
derechos y se le imponen ciertos deberes. Dentro de los principales derechos se
encuentran el de residir en el propio país y el de, cumplido los demás requisitos, acceder
a la calidad de ciudadano. Dentro de sus deberes se encuentra, por ejemplo, el deber de
soportar las cargas asociadas a la defensa de la patria.
La nacionalidad es una calidad jurídica a la que se puede acceder por diversas
vías que se denominan fuentes de la nacionalidad, que en Chile se regulan en la
Constitución y se estudian en la asignatura de derecho constitucional. Anticipando, si,
se distingue entre fuentes naturales, originarias o biológicas, y fuentes legales o
derivadas. Las primeras atienden al lugar de nacimiento (ius solis) o bien a la
nacionalidad de los progenitores (ius sanguinis), en ambos casos con algunas
excepciones y variantes; las segundas permiten adquirir la nacionalidad a través de un
acto administrativo, cumplidos los requisitos legales (nacionalización por carta) o bien
por una especial gracia otorgada por el legislador (nacionalización por ley). La
nacionalidad es muy importante no sólo por los derechos y obligaciones que otorga sino
porque determina en algunos casos la legislación aplicable a determinados actos (vea los
arts. 27 y 36 del Código de Derecho Internacional Privado, como ejemplos). En otros
casos, es supuesto de la existencia de ciertos derechos y obligaciones (recuerde el art 15
del C.C.). Es objeto de estudio más detallado en la asignatura de derecho constitucional.
91
3. Estado civil
a) Concepto
El estado civil se encuentra definido por el Código Civil en su art. 304 “es la
calidad de un individuo, en cuanto le habilita para ejercer ciertos derechos o contraer
obligaciones civiles”.
Se critica esta definición ya que ella más bien corresponde al concepto de
capacidad. De este modo, un concepto doctrinario más preciso señala que el estado civil
“es la posición permanente que un individuo ocupa en la sociedad en orden a sus
relaciones de familia, en cuanto le confiere o impone determinados derechos y
obligaciones civiles” (Alessandri Somarriva Vodanovic, Tratado de Derecho Civil,
Tomo I, pág. 433.)
¿Cuáles son los derechos y obligaciones que confiere o impone el estado civil?
Ejemplos:
i. Deberes y derechos alimentarios. Los alimentos son prestaciones pecuniarias
que ciertas personas deben a otras a fin de permitirles a éstas su manutención. Salvo una
sola excepción, basada en deberes de gratitud, los alimentos se dan entre personas que
están vinculadas por relaciones de familia (cónyuges, ascendientes, descendientes)
ii.- En el ámbito del derecho sucesorio, las asignaciones forzosas son las debidas
por ley a determinadas personas. Dentro de ellas, las denominadas legítimas, y la cuarta
de mejoras corresponden a personas que se encuentran con el difunto en una
determinada posición.
iii.- En materia de familia, la patria potestad y el cuidado personal de los hijos
están dados por el estado civil de padre o hijo de una persona respectivamente.
iv.-En materia contractual, el estado civil determina inhabilidades o
incapacidades específicas, para contraer matrimonio, por ejemplo, o para celebrar
contrato de compraventa
Como puede observarse, el estado civil corresponde a una posición en una red de
relaciones jurídicas. Sus efectos no están dados por la regulación del propio estado civil
en el Código, sino por las respectivas regulaciones (de familia, sucesoria, contractual,
etc.) En el título XVII del libro primero, aparte el concepto de estado civil, y algunas
reglas especiales sobre los efectos de las sentencias en esta materia, el Código se
encarga de regular la prueba del estado civil, como por lo demás lo anuncia su propio
epígrafe, “De las pruebas del estado civil”.
92
El estado civil, en cuanto depende de las relaciones de familia, se encuentra muy
relacionado con la filiación, que puede definirse como la relación que existe entre una
persona y sus padres. Antes de la Ley Nº 19.585 esta materia era de crucial importancia
y atravesaba una serie de instituciones jurídicas, ya que se distinguían tres tipos de
filiación: la legítima (proveniente del matrimonio), la natural (hijos reconocidos, pero
no nacidos al interior de una relación matrimonial) y la simplemente ilegítima (hijos no
reconocidos por el padre, eventualmente sólo por la madre); y la ley establecía
profundas diferencias entre hijos legítimos, naturales y simplemente ilegítimos. Hoy,
entre la filiación matrimonial y la no matrimonial sólo subsiste la diferencia de nombre,
pero los derechos y obligaciones entre padres e hijos son los mismos en cualquiera de
ambos casos; mucho más importante es que la reforma al Código ha desarrollado una
serie de instrumentos que permiten la investigación de la paternidad y la maternidad, y
la impugnación de la filiación.
c) Características
i. Todo individuo tiene un estado civil
ii. El estado civil es uno e indivisible. Un mismo individuo no puede tener más
de un estado civil, sin perjuicio de que dicho estado civil acepte distintas categorías o
elementos dependiendo de la fuente (hecho o acto) de la cual emana: puedo ser hijo con
filiación matrimonial, casado, y padre; pero si lo soy, lo seré igualmente para todas las
personas (no puedo estar casado para algunos y estar soltero para otros, aun cuando a
algunos/as individuos/as les cuesta entender este punto). A eso se refiere su carácter
indivisible.
iii. las normas sobre el estado civil son de orden público
iv. el estado civil es permanente: se mantiene mientras no se adquiere otro
93
v. En el caso particular de la filiación (relación entre padres e hijos) se admite
además la prueba pericial biológica (examen de ADN) (art. 199 C.C.)
4. Domicilio
a) Concepto
El domicilio permite determinar el lugar donde una persona debe ejercer ciertos
derechos y cumplir sus obligaciones, y eventualmente soportar ciertas cargas. Del
mismo modo, el domicilio determina en ciertos casos los efectos jurídicos de algunos
actos, la legislación aplicable y los tribunales que conocerán de determinado asunto.
Según el diccionario de la RAE el domicilio es el lugar en que se considera establecida
una persona para el cumplimiento de sus obligaciones y el ejercicio de sus derechos. El
domicilio se encuentra determinado por el derecho, a diferencia de la residencia, que es
un hecho: el lugar donde habitualmente vive una persona.
Nuestro Código Civil incorpora la noción de residencia dentro del concepto de
domicilio, señalando que el domicilio es la residencia acompañada real o
presuntivamente del ánimo de permanecer en ella (art. 59 C.C.). La definición de
domicilio del Código ha sido criticada. Por lo pronto, muchas veces encontramos una
idea de domicilio absolutamente separada de la residencia. Este es el caso de los
domicilios convencionales. Además, el domicilio de una persona depende de otros
factores como por ejemplo el estado civil (el que vive bajo patria potestad sigue el
domicilio paterno o materno, y el sometido a tutela o curaduría, el domicilio de su tutor
o curador, art. 72 C.C.); el domicilio de una persona lo es también el de los criados que
residen con ella. Por ello se observa que el propio Código no sigue, en su regulación, la
definición que da de domicilio.
La residencia es el lugar donde habitualmente vive una persona. Se distingue de
la habitación o morada, que es el asiento ocasional y esencialmente transitorio de una
persona, y que tienen mucha importancia en algunos casos (lea arts. 41 y 42 del Código
de Procedimiento Civil).
La residencia y la habitación constituyen un hecho; el domicilio, en cambio, es
un concepto jurídico que debe en cada caso ser calificado por el juez a la luz de los
elementos dados por el legislador, esto es, residencia y ánimo real o presunto de
permanecer en ella.
95
iv) el juez competente para declarar la muerte presunta de una persona es aquel
del lugar del último domicilio que el desaparecido haya tenido en Chile;
v) para la adecuada identificación e individualización de la persona que actúa en
un negocio o un acto jurídico solemne debe manifestarse o declararse el domicilio:
otorgamiento de testamento (artículos 1016,1025 inciso 5, 1024 inciso 2); toda escritura
pública debe expresar el domicilio de los comparecientes (artículo 405 del C.O.T.); en
los asuntos procesales debe consignarse el domicilio en los escritos de demanda y de
contestación (artículos 254 y 309 del C.P.C.), etc.
Actividad:
Averigue la forma en que la ley 21.120 fija su fecha de entrada en vigencia y reflexione
sobre si ella satisface la garantía de certeza que se desprende de las reglas del Código
Civil
Lección 20
La capacidad en sentido amplio.
1. Concepto
La capacidad, en términos muy amplios, es la aptitud que reconoce el
derecho a un individuo para que su actuar sea relevante en términos jurídicos.
Como atributo de la personalidad se manifiesta en diversos ámbitos y bajo
diferentes formas. Asi por ejemplo, para que la conducta de alguien sea
considerada relevante en materia penal, ese alguien debe tener la capacidad de
cometer crimen o simple delito. Para que alguien pueda intervenir en la
"creación" de un acto jurídico válido, también requiere de cierta capacidad (que
puede ser específica dependiendo del tipo de acto de que se trate). En un tercer
ámbito (hay otros), usualmente quien causa un daño a otro debe indemnizarlo,
pero sólo si..... (ya debe adivinar) cumple con los requisitos legales para ser
96
capaz de ello. (Si: aunque parezca curioso, en derecho hay que "ser capaz" para
poder ser hecho responsable del daño causado.)
Es así como, por ejemplo, el derecho desconoce del todo la capacidad
jurídica a los animales, incluso respecto de las consecuencias materiales de su
actuar. Así, si un perro muerde a una persona, nuestro ordenamiento jurídico no
prevé una consecuencia de responsabilidad para ese perro. El perro no irá preso;
y, en la medida en que no es sujeto de derecho y carece de patrimonio, tampoco
puede ser hecho responsable civilmente (esto es, no se le va a poder exigir una
indemnización). Y mas alla de ese ejemplo: obviamente los perros no pueden dar
origen a actos jurídicos.
97
4. Capacidad civil en sentido estricto
Cuando hablamos de capacidad en sentido amplio hablamos del universo
total de significados que pueden ser incluidos dentro de la noción de capacidad.
Dentro de ese universo podemos identificar un ámbito de significado más
acotado, que alude a la capacidad para concurrir a la formación de actos
jurídicos, que son manifestaciones de voluntad destinadas a producir efectos
jurídicos. A esto llamamos capacidad en sentido estricto.
Esta capacidad para concurrir a la formación de actos jurídicos tiene una
regulación diferenciada dependiendo del ámbito del derecho en que nos
encontremos. Así, por ejemplo, la plena capacidad para ejercer derechos políticos
se denomina ciudadanía, y habilita para ejercer el derecho de sufragio activo, esto
es votar, lo que es una manifestación individual de voluntad dirigida a formar una
voluntad colectiva para la adopción de decisiones públicas o la elección de
cargos públicos, y la adquieren los chilenos a los 18 años, cumplidos que sean
ciertos requisitos adicionales. Algunos extranjeros puede también ser capaces
para ejercer el derecho de sufragio, cumpliendo ciertos requisitos. En materia
civil, hay una regulación relativa a la capacidad para contraer obligaciones, otra
para celebrar matrimonio (art. 5 ley 19.947), otra para testar (art 1005 C.Civil)
En materia procesal, la capacidad presenta una serie de distinciones, pero en esta
materia se habla de una capacidad para actuar procesalmente, e incluso la
capacidad más específica para comparecer ante tribunales, regulada por la ley Nº
18.120.
La capacidad no se encuentra regulada de manera general en el Código
Civil, en un acápite que se refiera a todos los actos jurídicos. Es por esto que se
ha construido una teoría general de la capacidad a partir de las disposiciones
previstas en el Código con ocasión de los contratos, y se ha completado teniendo
a la vista otras disposiciones del Código que se refieren a la capacidad en materia
de otros actos jurídicos; y, a partir del carácter supletorio que se atribuye al
Código a partir de su art. 4, se aplica esta teoría de la capacidad en materia de
actos jurídicos en los ámbitos en que no hay una regulación específica. Como
contrapartida, por sobre esta teoría general de la capacidad priman las reglas
especiales, incluyendo aquellas del propio ámbito civil, por ejemplo, para
determinados actos unilaterales como donaciones y testamentos, e incluso
bilaterales, el matrimonio).
Lección 21
La capacidad en la doctrina y regulación civil
1. Concepto y contenido
La doctrina civilista define la capacidad como aquel atributo de la
personalidad que consiste en la aptitud para adquirir derechos y poder
ejercerlos por si mismo. De acuerdo a esta definición se puede dividir la
capacidad en
98
a) capacidad de goce: aptitud de una persona para adquirir derechos, para ser
titular de los mismos. Como usted podrá apreciar, en esta parte la noción de
capacidad de la doctrina se aparta del esquema expuesto en la lección precedente,
ya que se confunde con, o es equivalente a, la calidad de sujeto de derecho, y
b) capacidad de ejercicio: aptitud para ejercer derechos y contraer obligaciones
por si mismo, o, en el concepto del C.C. consiste en “poder obligarse por sí
mismo, y sin el ministerio o autorización de otro” (art. 1445 i. 2º Código Civil.)
2. Capacidad de goce
La capacidad de goce es indicativa de la personalidad jurídica y, por lo
tanto, no se concibe su ausencia total en una persona. No existe la falta de
capacidad o incapacidad de goce de carácter general. Sin embargo, en algunos
casos el ordenamiento jurídico establece incapacidades para ser titular de algunos
derechos en particular (ej.: art. 964 y 965 del Código Civil). En otros casos, la
incapacidad se manifiesta como un impedimento para que una persona pueda
llegar a revestir una posición jurídica. El artículo 256 del Código Orgánico de
Tribunales señala quiénes no pueden ser jueces - originalmente incluía a
personas no videntes y sordas-, los artículos siguientes contemplan diversas
causales de incapacidad. Las sanciones en unos y otros casos son distintos. Por
ejemplo, en el caso de los artículos 964 y 965 C. Civil, si se hace testamento a
favor de esas personas incapaces, la disposición testamentaria es nula; es también
el caso de los arts. 256 y 257 del COT; pero en los siguientes artículos del COT,
se genera el efecto de un deber de traslado de las personas que participan en la
inhabilidad.
3. Capacidad de ejercicio
La capacidad de ejercicio, como adelantábamos, es la aptitud legal de una
persona para ejercer por si misma, los derechos que le competen, sin el
ministerio o autorización de otra (art. 1445 i. II C. Civil). Este es un concepto del
derecho civil que se puede generalizar para todo ámbito del derecho: capacidad
de ejercicio es la aptitud para ejercer las facultades otorgadas por el
ordenamiento jurídico por sí mismo.
99
La regla general en este ámbito es la capacidad legal: sólo son incapaces
(de ejercicio) aquellos a quienes la ley declara como tales (art. 1446 C.C.).
Dentro de las incapacidades se distingue entre incapacidades absolutas e
incapacidades relativas; existen también incapacidades particulares.
i. Son incapaces absolutos los impúberes (art. 26 C. C.), los dementes y los
sordos y sordomudos que no pueden darse a entender claramente. La razón es
clara: si los derechos se ejercen a través de actos jurídicos, y estos se definen
como manifestaciones de voluntad destinadas a producir efectos jurídicos, quien
no puede expresar su voluntad no puede ejercer sus derechos.
ii. Son incapaces relativos los menores adultos y quienes se encuentran en
interdicción de administrar lo suyo por prodigalidad10.
La diferencia entre incapacidad absoluta y relativa es que los actos de los
incapaces absolutos no tienen ningún valor, y conducen a una sanción de nulidad
absoluta, mientras que los actos de los incapaces relativos van asociados a una
sanción de nulidad relativa y pueden tener valor en ciertas circunstancias y bajo
ciertos respectos (art. 1447 C. Civil)11. Especialmente, los actos de los
relativamente incapaces son susceptibles de ratificación, en virtud del
consentimiento dado al acto, con posterioridad a su celebración, por quien debió
haberlo autorizado.
Las personas absolutamente incapaces sólo pueden actuar en el derecho a
través de sus representantes legales (art. 43 C. Civil: hay que aprender bien este
artículo); los incapaces relativos pueden actuar ellos mismos cuando están
autorizados (y obviamente, siguiendo las reglas generales, pueden actuar también
representados).
10
La prodigalidad, la calidad o conducta habitual de pródigo, alude a un comportamiento que da
cuenta de una falta de criterio para apreciar el valor patrimonial de las cosas. Vea el art. 445 del
Código Civil. El derecho civil contempla la posibilidad de declarar a una persona que es pródiga
o disipadora como relativamente incapaz, para proteger su patrimonio.
11
Los efectos de la nulidad relativa y la nulidad absoluta son los mismos, pero ambas
instituciones difieren en algunos aspectos que usted estudiará en la asignatura de derecho civil.
100
Mapa conceptual NCR (nomenclatura, conceptos y regulación) de la capacidad, en general
Capacidad de goce: Aptitud para ser titular de derechos y obligaciones 55, 57, 549, 556 CC.
equivalente a la calidad de No se reconocen incapacidades generales, sólo
sujeto de derecho. incapacidades especiales
Aptitud para que Imputabilidad (capacidad Art. 10 Código Penal: exento de responsabilidad
comportamientos o penal) penal el menor de 18 años(N°2), el loco o demente
conductas no o quien ha actuado transitoriamente privado de
constitutivas de razón (N° 1). Responsabilidad entre 14 y 18 años:
actos jurídicos sean ley 20084.
reconocidas como Capacidad para cometer 2319 CC: incapaces de delito o cuasidelito civil los
relevantes para el delito o cuasidelito civil infantes y dementes; entre 7 y 16 años, decide el
derecho juez si tienen o no discernimiento. A partir de los
Capacidad en sentido 16 años, plena capacidad en materia de delito y
amplio: aptitud de un cuasidelito civil
agente para que su actuar Categoría Capacidad para adquirir la 723 CC: puede adquirir la posesión cualquiera, aun
sea considerado relevante intermedia posesión (no para ejercer los cuando pueda administrar libremente lo suyo, con
en el ordenamiento (discutida) derechos que emanan de tal que no sea infante o demente
jurídico ella)
Aptitud para Capacidad de ejercicio 1445 CC Concepto
celebrar actos (regla general a falta de 1446 CC regla general
jurídicos regulaciones especiales) 1447: CC incapacidades : absolutas, relativas,
particulares
Capacidad para testar Habilidad para testar art. 1005 CC
Capacidad para celebrar Art 5 Ley de Matrimonio Civil N° 19947.
matrimonio
Capacidad para ejercer el Art. 13 i.II, art. 14 i. I respecto de los extranjeros,
101
derecho de sufragio CPR
102
Lección 22
Patrimonio y una categoría sui generis: los derechos de la persona
12
En esta parte puede consultarse a Alessandri Somarriva Vodanovic, Tratado de Derecho Civil
Parte General Tomo I págs. 476 y ss. : el tema es complejo. Afortunadamente, y a diferencia de
otros temas de Introducción al estudio del derecho, existe aquí una obra completa dedicada al tema:
El Patrimonio, de Gonzalo Figueroa Yañez (Editorial Jurídica de Chile, 3ª edición, Santiago de
Chile 2008).
Introducción al Estudio del Derecho Eduardo Aldunate Lizana
Lección 23
Las personas jurídicas (entes colectivos dotados de personalidad jurídica).
104
Introducción al Estudio del Derecho Eduardo Aldunate Lizana
b) La teoría de la realidad: según esta teoría, la persona moral es una realidad que el
derecho debe reconocer. Ella existe como tal, distinta de los individuos que la
componen, con independencia del derecho. Por lo tanto, la personalidad jurídica se
les “reconoce” más bien que se les otorga. El acto de la autoridad no “otorga”
personalidad jurídica, no constituye a la persona jurídica, sino que se limita a
declarar su existencia como un hecho preexistente que, a lo más, viene a ser
formalizado por el derecho. Y por lo mismo, un ente colectivo que puede acreditar
su existencia como tal puede reclamar el reconocimiento de su personalidad jurídica
como un derecho.
c) La teoría de la institución, por último, y sin ser ecléctica, puede decirse que
combina elementos de ambas. Para esta teoría, un ente colectivo puede ser, como
puede no ser, una realidad distinta de los individuos que la componen. Lo será
cuando constituya una institución, esto es, una colectividad en la que es posible
reconocer ciertos rasgos; una idea o propósito como finalidad colectiva; un acto
fundacional; cierta organización y ciertas reglas de funcionamiento que le permitan
formar una voluntad distinta de la de sus integrantes.
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Introducción al Estudio del Derecho Eduardo Aldunate Lizana
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Introducción al Estudio del Derecho Eduardo Aldunate Lizana
derecho público). De ahí que el inciso II del art. 545 restringe las especies de
personas jurídicas a corporaciones y fundaciones: debe entenderse, en éste ámbito de
regulación. Para efectos de este párrafo (5), cuando se hable de persona jurídica se
está haciendo alusión a la persona jurídica que define el art 547 del C.C. y más
precisamente, a personas jurídicas de derecho privado sin fines de lucro.
b) Corporaciones y fundaciones
El artículo 545, tras la modificación de la ley 20.500 14, incorpora una noción
de corporación y fundación. Una asociación o corporación se forma por una reunión
14
La ley Nº 20.500, publicada en el Diario Oficial el 16 de febrero de 2011, sobre asociaciones y
participación ciudadana en la gestión pública, modifica en su Párrafo 6º el título XXXIII del Código
civil, en especial la constitución de Corporaciones y Fundaciones. Su entrada en vigencia, de
conformidad al artículo segundo transitorio de la misma ley, será 12 meses después de su
publicación en el Diario Oficial. O sea, entró en vigencia hace un buen tiempo.
Los procedimientos de concesión de personalidad jurídica, que antes de la entrada en vigencia de la
ley se encontraba en curso, continuarán hasta su conclusión de conformidad a la regulación antigua,
en caso de haberse formulado observación a la constitución o a los estatutos. Lo mismo acontecerá
en caso de procedimientos pendientes que tienen por objeto la cancelación de la personalidad
jurídica, aprobación de reforma de estatutos y acuerdos relacionados con la disolución de las
corporaciones. En los demás casos, el interesado podrá acogerse a las normas de la ley nº 20.500.
(Véase disposición cuarta transitoria de esta ley).
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Lección 24
Sujetos de derecho en el derecho internacional público
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15
Si le llama la atención esta materia, puede consultar el fallo LaGrand de la Corte Internacional de Justicia,
de 27 de Junio de 2001.
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