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ISBN 978-987-42-4210-5
ISBN 978-987-42-4210-5
Prólogo 9
Prólogo 9
generadores de la marginalidad, la desigualdad y la exclusión
social, prestando especial atención a la difusión del ideario
neoliberal y al progresivo retiro del Estado de Bienestar en las
últimas décadas del siglo XX.
En el cierre del volumen, Susana Yazbek estudia
pormenorizadamente el despliegue del nuevo escenario
internacional construido desde el fin de la Segunda Guerra
Mundial hasta el estallido del bloque soviético entre 1989 y
1991. Con este fin, nos presenta los caminos que recorrieron
vencedores y vencidos durante la reconstrucción de
posguerra, los primeros pasos de la unidad europea, el
clima sofocante de la Guerra Fría y las repercusiones del
conflicto Este-Oeste en los países periféricos. La autora
destaca las transformaciones científicas y tecnológicas
que acompañaron este proceso durante la segunda
mitad del siglo XX y su impacto en la vida cotidiana,
analizando, paralelamente, las reacciones culturales que se
desarrollaron en distintos campos de la expresión artística.
Por último, dado el carácter introductorio del libro, se han
omitido las citas para facilitar la lectura. Cada capítulo concluye
con una mínima bibliografía de consulta que permite ampliar
los conceptos examinados en la obra.
Introducción
El hombre es un ser social. Para sobrevivir como especie
y garantizar su reproducción, ha creado, a partir de cierto
momento de su evolución, diversos tipos de sociedades. Pero
estas no son estáticas. Una de las características centrales
de todas las agrupaciones humanas es que cambiaron con
el devenir del tiempo, transformándose y complejizándose
—desde las de los antiguos cazadores y recolectores ancestrales
hasta las actuales donde vivimos—. Así, la peculiaridad
misma de la sociabilidad humana es el cambio, un proceso
permanente de transformación en la historia.
Este proceso de cambio ha sido y es complejo: cada sociedad
no solo se transforma y modifica respecto de sí misma, sino
que, además, se va diferenciando de otras. Se engendran
constantemente actividades, acciones, prácticas, ideas,
representaciones, intereses y valores diversos que motivan
conflictos no solo al interior de cada grupo humano, sino entre
las diversas sociedades que jalonan toda la historia.
Existe gran consenso en que las causas principales del
conflicto social son económicas, en el sentido de la lucha
constante que se establece por la producción, control y
apropiación de bienes materiales que son siempre escasos.
Pero también se ha señalado con acierto que la puja puede
emerger en pos de adquirir bienes escasos no económicos
valorados positivamente en un marco histórico específico:
por ejemplo, educación, conocimientos, prestigio, influencia,
autoridad, etcétera.
El problema del conflicto dentro de los conglomerados
humanos depara su correlato, el del orden. Ello, pues una y
El positivismo de Comte
Auguste Comte consideraba que, a semejanza de un
organismo animal o vegetal, en toda sociedad sus diversos
elementos componentes estaban tan entrelazados que
carecían de dinámica propia. La totalidad social se mantiene
en un conjunto armónico gracias a la interrelación e
interdependencia de sus partes constitutivas.
Sin embargo, exaltó también que las agrupaciones
humanas no son estáticas. Por el contrario, han ido
Talcott Parsons:
el enfoque estructural-funcionalista
Para Talcott Parsons la sociedad es un sistema en equilibrio
y autorregulado, donde el orden social se sostiene en el
consenso y respeto de las normas y valores que la propia
sociedad se brinda para guiar las acciones individuales.
Conclusiones
Dado que el hombre es un ser social y ha creado diversos
tipos de sociedades, han surgido a lo largo del último poco
más de siglo y medio enfoques diversos para comprender a la
sociedad como objeto de estudio e investigación.
Gustavo A. Pontoriero 35
Los seres humanos pudieron haber nacido
Nomadismo 0 - 8000/10000 ac 4 millones ac en Africa (Lucy)
Gustavo A. Pontoriero 37
a una cantidad de extraños que tenían algo para ofrecer con
aquellos que lo necesitaban o deseaban. Para ello, se requería
de una “revolución” en la manera de entender las relaciones
económicas, comerciales y financieras que fuera compartida
por todos, más allá de las diferencias que podían existir entre
las comunidades humanas que habían alcanzado cierto grado
de organización. Esa nueva forma de pensar fue otro caso de
confianza colectiva en un mecanismo imaginado y adoptado
progresivamente por personas absolutamente desconocidas
entre sí. El paso del tiempo demostraría que fue el medio más
efectivo y universal de generación de relaciones de confianza.
A medida que muchas personas, y sobre todo autoridades
políticas respaldaron la utilización de las diversas formas
de dinero en cada época y lugar, garantizando su valor y
autenticidad, la tendencia se hizo irreversible. Desde la antigua
Anatolia y a través de la expansión de Roma, de las conquistas
del Islam y de las potencias europeas, las monedas de plata
y oro se convirtieron en la mayor realidad imaginada, siendo
continuada hasta el presente por otras monedas y formas de
pago electrónico aceptadas internacionalmente.
Advertíamos anteriormente que la cooperación social a
gran escala requería de un “adhesivo” que permitiera llevar
adelante las tareas requeridas por una organización que
incluyera a personas que no se conocían entre sí, logrando
que se sintieran parte de un proyecto común. Las creencias y
rituales religiosos cumplieron en ello un papel fundamental,
junto a los mecanismos económicos y políticos que se irían
consolidando a la par. Los hallazgos arqueológicos de los
últimos veinte años demuestran que en épocas tan antiguas
como el 10.000 a.C. se destinaron esfuerzos monumentales
para la construcción de enormes estructuras de piedra
destinadas a reuniones ceremoniales. Estas evidencias nos
permiten afirmar que los rasgos culturales de los grupos
humanos en transición del nomadismo al sedentarismo eran
mucho más complejos que lo que se ha aceptado de manera
corriente. Dichos trabajos de construcción implicaban el
Gustavo A. Pontoriero 39
comienzo predominaron distintas formas de animismo
pero a medida que la revolución agrícola se extendió hasta
convertirse en un proceso sin retorno, las nuevas divinidades
Cultos a la de la fertilidad, el sol, la lluvia o el rayo adquirieron un papel
naturaleza
Religiones
central. La mayoría de los relatos mitológicos presentaban la
politeístas relación entre dioses y humanos bajo las formas de un contrato
a partir del cual los primeros otorgaban a los segundos el
favor de la dominación sobre plantas, animales y demás
recursos naturales, exigiendo a cambio obediencia, fidelidad,
la realización de rituales de adoración, la construcción de
grandes templos y la entrega regular de ofrendas y sacrificios.
La expansión del territorio que abarcaban las ciudades-estado
y los primeros reinos otorgaron a una cantidad de dioses un
poder superior a los que respondían a pequeños cultos locales
o aquellos relacionados con los distintos clanes. Si bien estos no
Para
legitimar el desaparecieron del todo, los dioses encargados de los grandes
orden asuntos se convirtieron en las típicas deidades predominantes
jerárquico
nacen las
en todos los sistemas politeístas, convertidos en el código
religiones religioso común hasta el siglo I d.C., con pocas excepciones.
monoteísta En esta línea, el nuevo orden construido por los humanos se
s-Fueren
elegidos x
legitimó cada vez más como reflejo del orden sobrehumano
dios correspondiente al mundo de las divinidades, con sus roles,
-Son dioses sus jerarquías, sus poderes y sus relaciones. Ese nuevo orden,
-Son el hijo
de dios construido y alimentado a lo largo de siglos, se nutrió de
imposiciones que, generalmente, establecieron divisiones
bastante rígidas entre una minoría privilegiada y otros grupos
definidos como subalternos, según diversos criterios.
El nuevo encuadre político surgido del crecimiento de las
llamadas “ciudades-estado” y la consolidación de los primeros
reinos e imperios de la antigüedad impulsaron la búsqueda
de un marco legal de carácter universal, que regulara las
1700 ac - relaciones entre las personas y el Estado y entre los individuos
1600 dc entre sí, según el orden imaginado en cada caso. El Código
de Hammurabi (Babilonia, 1776 a.C.) es uno de los modelos
que toma Yuval Harari para apreciar cómo se presentó ese
intento de reordenamiento en la antigua Mesopotamia. El rey
Gustavo A. Pontoriero 41
transformación del mundo pero el peso de las tradiciones y
del orden establecido no fueron suficientes para frenar la
“revolución científica” que completó el ciclo iniciado con el
salto dado a partir de la cooperación humana a gran escala
con la “revolución cognitiva” y la “revolución agrícola”.
Gustavo A. Pontoriero 43
Azúcar, tabaco, algodón, esclavos, caucho, cacao, trigo,
café, plata, oro, hierro, carbón, petróleo, opio, se convirtieron
alternativamente en objeto de comercialización y ofrecieron
oportunidades de rentabilidad para los miles de accionistas
que se sumaban a lo que parecía ser un sendero de progreso
ilimitado. Ante la imposibilidad de que el Estado o un único
gran inversor privado costeara las operaciones de gran alcance
que requería este nuevo orden de escala global, la alianza entre
el poder diplomático-militar de los imperios y el capitalismo
se instaló progresivamente como resultado del éxito de sus
prácticas. El crecimiento de la economía global favoreció, a la
vez, la tendencia a un cierto equilibrio que, si bien beneficiaba
claramente a algunos actores del sistema internacional,
parecía establecer reglas de juego compartidas alrededor
de las ideas de libre comercio, seguridad jurídica y reparto
imperialista. Si bien la construcción de este nuevo orden
internacional no había estado exenta de conflictos graves
como las disputas coloniales entre España, Francia, Holanda
e Inglaterra o las mismas guerras napoleónicas, la situación
tendió a un equilibrio bajo la supremacía británica, entre 1840
y 1914, pese al ascenso amenazante de nuevas potencias como
el Imperio Alemán o los Estados Unidos de América.
Dicha estabilidad sería barrida por la Gran Guerra, la crisis
de Wall Street y la destrucción masiva provocada por la Segunda
Guerra Guerra Mundial. De las cenizas humeantes de Europa surgiría
Fria un esquema de relaciones internacionales cimentado en el
accionar de la Organización de las Naciones Unidas (1945),
entidad surgida de la voluntad de las potencias vencedoras
con el objetivo de mantener la paz mundial mediante la
resolución pacífica de los conflictos. Sin embargo, desde sus
orígenes, la ONU debió convivir con el nuevo enfrentamiento
que encuadró el orden internacional en la segunda mitad del
siglo XX: la Unión Soviética y el bloque comunista de Europa
Oriental, por un lado; y los Estados Unidos y sus aliados de
Europa Occidental, por el otro. El resto de los países fluctuaría
entre distintas posiciones que iban desde la alianza directa con
Gustavo A. Pontoriero 45
denominaciones se relacionan más con una lucha de facciones
que a mecanismos de representación y participación política
ampliada, generalmente reflejados en los partidos modernos.
En los tiempos del Antiguo Régimen todavía asistimos a
los enfrentamientos entre facciones de carácter clientelar
agrupadas detrás de personajes influyentes en las cortes
europeas, pero recién a partir de las revoluciones liberales y
la expansión del juego parlamentario se fueron consolidando
nuevas estructuras que están en los orígenes de los partidos
políticos. Las revoluciones de 1688 en Inglaterra y 1789 en
Francia habilitaron el ingreso a una nueva etapa en la cual
la soberanía popular fue reconocida gradualmente como
fuente del poder político. Era el fin de la sociedad estamental
y se requerían nuevas formas de organización política que
reflejaran la complejidad de la sociedad industrial. Así, al
ser reconocido el derecho de asociación y representación,
los partidos políticos se articularon como las herramientas
apropiadas para representar las diferentes posiciones
sectoriales en las estructuras parlamentarias que se fueron
consolidando, en tanto y en cuanto la lucha por el derecho al
sufragio fue obteniendo victoria tras victoria en el continente
europeo. Un proceso paralelo, inspirado en el triunfo de la
revolución norteamericana de 1776 y su modelo republicano,
así como en los procesos europeos mencionados, se extendía
gradualmente en las antiguas colonias españolas que iban
obteniendo su independencia en el resto del continente
americano, en las primeras décadas del siglo XIX. Las sucesivas
reformas electorales permitieron la expansión del sufragio a
sectores más amplios de la población, cambiaron la forma de
desarrollar la actividad política y la metodología para obtener
los votos necesarios, base fundamental del poder de los
partidos.
Gustavo A. Pontoriero 47
posición económica (definido por ingresos o propiedad
inmueble) y nivel de instrucción. Estos criterios excluyeron
a mujeres, negros y nativos americanos del sistema electoral
hasta la promulgación de la Ley de Derechos Civiles (1964) y la
Ley de Derecho al Voto (1965). En Francia, los representantes
del Tercer Estado en la Reunión de los Estados Generales y
los integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente de
1789 fueron elegidos por voto censitario (hombres mayores
de 25 años que pagaran impuestos) y un principio similar fue
incorporado a la Constitución de 1791. Si bien la Constitución
de 1793 eliminó el sufragio censitario, ésta nunca llegó a
ser aplicada y la legislación posterior reintrodujo el criterio
censitario hasta su reemplazo por el sufragio universal
masculino, en 1848, durante la Segunda República.
Según Maurice Duverger, las condiciones de participación
política vigentes en esta etapa dieron lugar a los llamados
“partidos de cuadros” o “de notables”, formados a partir
de grupos de parlamentaristas, los cuales carecían de una
estructura organizativa centralizada y de un padrón de
afiliados ni realizaban elecciones internas, etc. El control
del partido y la toma de decisiones se circunscribía a los
miembros del grupo dirigente que, usualmente, ocupaban
los cargos públicos y gozaban de una amplia autonomía
de movimientos, basándose en su fortuna personal, su
posición social, su nivel educativo y la red de vínculos con
las élites dirigentes, desarrollada gradualmente a partir de las
relaciones comerciales, profesionales, culturales, religiosas, de
amistad o parentesco. Los miembros activos de estos partidos
eran simpatizantes con poder económico y prestigio en cada
localidad o región, cuyo derecho al voto les permitía brindar
apoyo a los distintos candidatos y ser representados por
ellos en sus ideas e intereses. Estas estructuras funcionaban
solamente en tiempos electorales y sobrevivieron hasta la
llegada del sufragio universal y de la democracia de masas,
siendo el mecanismo principal de las actividades políticas
durante la etapa primitiva de la historia de los partidos.
Gustavo A. Pontoriero 49
Los partidos multisectoriales o “atrapa-todo”
(“catch-all”)
De todos modos, la evolución de los sistemas democráticos
produjo modificaciones notorias en la estructura y el accionar
de los partidos, abriendo paso a nuevas clasificaciones como las
propuestas por Otto Kirchheimer y otros autores. La expansión
de los trabajadores calificados y la consolidación de las clases
medias a partir de la reconstrucción europea, posterior a la
Segunda Guerra Mundial, en combinación con el despliegue
del Estado de Bienestar, complejizaron los mecanismos de
representación. Los partidos socialdemócratas tradicionales
enfrentaron dificultades para mantenerse como el canal de
expresión política de los sectores obreros y en esos pliegues de
la arena política encontraron espacio nuevas organizaciones
con un mensaje interclasista, que incorporaban cuestiones
emergentes relativas a la dinámica social, apuntando a sectores
más amplios y variados. Estos espacios políticos hacían uso
de los medios masivos de comunicación y otras herramientas
de contacto social; saltaban barreras ideológicas, socio-
económicas, geográficas y generacionales; se articulaban con
sus potenciales votantes de un modo más ágil, directo y flexible;
no respondían a las estructuras burocráticas que estaban
presentes en las maquinarias electorales de los partidos de
masas. La crisis ideológica de la izquierda que alcanzó su
punto culminante con la caída del comunismo en la Unión
Soviética y las transformaciones subsiguientes en Europa
oriental dio un fuerte impulso al proceso de reconfiguración
de las identidades y las prácticas políticas, estableciendo
nuevas bases para la expansión de este tipo de partidos.
Los sindicatos
Las transformaciones del siglo XVII y XVIII en Europa
abarcaron simultáneamente los aspectos políticos, económicos
y sociales, siendo este último un campo de confrontaciones
que se agudizó a medida que los avances en la democratización
se estancaban al proteger a la burguesía triunfante y postergar
los resultados que la clase trabajadora reclamaba. El avance de
la industrialización profundizó el abismo entre capitalistas y
proletarios, abriendo una etapa de mayor autonomía por parte
de estos últimos al dotarse gradualmente de herramientas de
lucha más organizadas y contundentes: los sindicatos.
Antes de la Revolución Industrial, habían existido
experiencias asociativas como los gremios medievales que se
ocupaban de defender la actividad artesanal, reuniendo en
su seno a los trabajadores que compartían un mismo oficio.
Estas organizaciones se dedicaban a establecer una cantidad
de regulaciones sobre cada actividad, especialmente sobre las
características específicas del producto, cantidad, calidad y
Gustavo A. Pontoriero 51
precio. Pero la producción industrial mecanizada transformó
completamente el proceso de trabajo quitándoles a los
trabajadores cualquier tipo de injerencia en el mismo. Fueron
necesarias nuevas herramientas de lucha para enfrentar
la sobreexplotación de prolongadas jornadas laborales,
el empleo infantil, el abuso sobre el trabajo femenino, las
insalubres condiciones en las fábricas, la desprotección ante
los accidentes laborales, las enfermedades y los despidos.
A fines del siglo XVIII aparecieron en Inglaterra las primeras
“sociedades de ayuda mutua” pero fueron declaradas
ilegales rápidamente, convirtiendo las etapas posteriores
de organización obrera en una actividad clandestina. En las
décadas de 1820 y 1830, crecieron con fuerza las primeras
asociaciones por oficios (trade unions) y las cooperativas de
trabajadores. Si bien estas opciones representaron un avance
importante en cuanto a la organización y la acción colectiva,
se limitaban a la ayuda mutua local entre colegas de un mismo
oficio y no postulaban aún ningún tipo de reivindicación
política. Hubo intentos de ampliar el alcance de la organización
y el accionar de los trade unions a nivel nacional pero
nuevamente los poderes públicos combatieron su desarrollo,
impidiendo cualquier tipo de unificación de carácter estatal.
Recién en el último cuarto del siglo XIX serían legalmente
reconocidos tras casi un siglo de lucha por la organización
obrera. Un proceso similar venía dándose en otros países
europeos y la cantidad de afiliados a organizaciones sindicales
y la constitución de poderosas centrales obreras creció sin
freno, a partir de la gradual construcción de sólidas estructuras
dirigentes y sólidas bases financieras.
Este período estuvo particularmente marcado por las
disidencias entre las distintas tendencias ideológicas que
reclamaban influencia sobre el naciente movimiento obrero
europeo y mundial: el socialismo, con sus variantes utópicas
inspiradas por Henri de Saint-Simon, Charles Fourier y Robert
Owen, entre otros, y el socialismo científico impulsado por
Karl Marx y Friedrich Engels; las variantes del anarquismo
Gustavo A. Pontoriero 53
En 1889, la idea fue recreada con la constitución de la
Segunda Internacional, con sede en Bruselas. En este caso, el
predominio estuvo en manos de las tendencias marxistas, tras
una nueva expulsión de los grupos anarquistas en 1893. Sin
embargo, cada vez se hicieron más fuertes las diferencias con
respecto a cuál debía ser el camino hacia el socialismo: para
los marxistas ortodoxos no cabía otra vía que la revolución
mientras que los llamados “revisionistas” consideraban
que los objetivos se alcanzarían pacíficamente mediante
la vía parlamentaria. Las disputas se agudizaron con el
estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, cuando los
socialistas no pudieron frenar el auge de los nacionalismos
que enfrentaron a trabajadores de los países en guerra y
terminaron alineándose con los respectivos gobiernos. En
1916, la Segunda Internacional se disolvió, pero el triunfo
de los bolcheviques en Rusia, durante 1917, dio origen a la
Tercera Internacional, fundada en 1919 por los leninistas que,
a partir de entonces acaudillaron a los grupos marxistas más
radicalizados, alineados con la defensa de la revolución.
En desacuerdo con el personalismo, las persecuciones
ideológicas y las tesis del “socialismo en un solo país”
aplicadas por el líder soviético Iósif Stalin así como sus
políticas erráticas para enfrentar el ascenso del fascismo, León
Trotsky, uno de los antiguos líderes bolcheviques expulsado
por Stalin, impulsó la creación de la Cuarta Internacional, en
1938, en Francia aunque la sede fue trasladada a Nueva York al
año siguiente, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. El
principal objetivo era relanzar la revolución socialista a nivel
mundial pero el asesinato de Trotsky en 1940, a través de un
agente stalinista, significó un duro golpe para la organización,
que tardaría en recuperarse de su pérdida.
Gustavo A. Pontoriero 55
Referencias bibliográficas
Torcuato S. Di Tella et al., Diccionario de Ciencias Sociales y
Políticas, Buenos Aires, Ariel, 2006.
Maurice Duverger, Los partidos políticos, México, Fondo de
Cultura Económica, 1981.
Yuval Noah Harari, De animales a dioses. Breve historia de la
Humanidad, Buenos Aires, Debate, 2016.
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Aires, Crítica, 2012.
Eric Hobsbawm, La era del Imperio, 1875-1914, Buenos
Aires, Crítica, 2012.
Richard S. Katz y Peter Mair, “Changing Models of Party
Organization and Party Democracy: The Emergence of Cartel
Party”, en Party Politics (Londres), Vol. 1, n° 1, 1995; pp. 5-28.
Víctor Hugo Martínez López, “Partidos políticos: un
ejercicio de clasificación teórica”, en Perfiles Latinoamericanos
(México), Vol. 17, n° 33, enero-junio, 2009; pp. 39-63.
Giovanni Sartori, ¿Qué es la democracia?, Madrid, Taurus,
2003.
Introducción
En este capítulo se estudiará la pobreza desde una
perspectiva histórica crítica lo cual implica convertirse en un
espectador distanciado del objeto de estudio, con la expresa
finalidad de descubrir el entramado relacional inscripto en
ese fenómeno social. Según Walter Benjamin, la historia
historicista suele ser la de los vencedores, ventajosa para los
dominadores de cada momento. No obstante, en este trabajo
se analiza a los “pobres”, a los “excluidos”, los “marginales”, en
tanto oprimidos de la historia.
La historia en tanto disciplina crítica nos ha demostrado
que “la pobreza” es un constructo social, cada sistema
productivo ha generado pobreza y desigualdad social junto
con conceptualizaciones diversas respecto de sus múltiples
causas, siendo que algunas colocan el acento en la dinámica
global y otras en el sujeto.
Estudiaremos el fenómeno de la pobreza desde la
perspectiva de Benjamin, quien considera cometido suyo
pasarle a la historia el cepillo a contrapelo, dando así voz a los
sectores olvidados de la narrativa histórica. Con esa finalidad,
se tiene en cuenta la real aplicación de los pretendidos valores
republicanos de igualdad y libertad, cristalizados en las
constituciones de los Estados-nación modernos, junto con el
ideal de progreso impulsado por el desarrollo industrial.
Es sustancial analizar la idea de progreso en simultaneidad
con la de pobreza, dado que, el progreso que impera desde el
surgimiento de la sociedad moderna a través del desarrollo
tecnológico incesante, empuja, según Benjamin, como un
huracán irremediablemente hacia el futuro. Sin embargo,
Romina Rodríguez 57
veremos qué oculta su dimensión más perversa, la de dejar
ruinas tras sus pasos. La pobreza es una de ellas.
¿Qué es la pobreza?
Consideramos a la pobreza como un fenómeno histórico;
cada sistema productivo ha generado su forma o formas
específicas de pobreza. No obstante, en tanto la pobreza es un
subproducto del sistema socio-histórico en el que emerge, sí
existen cambios en el sistema, también en las formas en que
se manifiesta la pobreza y el empobrecimiento. De este modo,
Romina Rodríguez 59
revisaremos los atributos que componen la pobreza para los
organismos supranacionales en la actualidad.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU),
la pobreza absoluta se define por la perpetuación de un
patrón de privaciones, de todo tipo, a lo largo del tiempo.
Más específicamente, la privación continuada y severa de
necesidades humanas básicas tales como alimentos, agua
potable, instalaciones sanitarias, salud, acceso a la vivienda.
Sin embargo, en la actualidad, la pobreza no solo
es categorizada por la carencia de algunos artículos
indispensables que posibilitan la vida, la existencia. Las
carencias también están asociadas al llamado nivel de vida,
que conlleva la experiencia de vivir con menos recursos que
los demás. En esta situación estaríamos frente a una pobreza
relativa. La Organización Internacional del Trabajo (OIT)
afirma que, en el nivel más básico, individuos o familias son
considerados pobres, cuando su nivel de vida medido en
términos de ingreso o capacidad de consumo, está por debajo
de un estándar social específico.
En síntesis, caracterizaremos la existencia de pobreza a
partir de una perspectiva bidimensional:
a) La existencia de pobreza ante la privación continuada de
ONU -
algunos artículos considerados básicos para la supervivencia.
Pobreza Es decir, la existencia de pobreza se evidencia concretamente
absolut ante el hambre o carencia de recursos básicos que se perpetuán
a
en el tiempo. Usualmente ese tipo de pobreza es categorizada
como absoluta.
b) La existencia de pobreza vinculada con la imposibilidad
OIT - de acceso a recursos que permitan a los sujetos vivir de
Pobreza acuerdo a un estándar específico de consumo. Si los sujetos
relitva
no alcanzan un determinado nivel de vida estándar, son
considerados pobres.
Romina Rodríguez 61
durante la jornada laboral. Esa apropiación por parte del
capitalista de una porción del trabajo del obrero, generará
una distorsión a la hora del consumo, ya que el asalariado no
podrá consumir todas las mercancías que salen al mercado,
produciéndose así un sobrante en la oferta. Dicha situación
sumada a la expulsión de mano de obra por el avance técnico,
configura la tendencia a la sobreproducción del sistema actual
y la consecuente caída tendencial de la tasa de ganancia.
Entonces, desde la cosmovisión marxista, la pobreza y la
desigualdad, son vistas como subproductos de un problema
intrínseco al funcionamiento capitalista.
Weber, a lo largo de su obra, revisa el proceso de
estratificación social dentro del sistema capitalista, pero
sin cuestionar la existencia de la desigualdad social. La
misma es vista por el autor como un fenómeno inherente a
las sociedades humanas. A diferencia de Marx, no realiza
una crítica sustantiva al sistema capitalista, dado que es
ideológicamente liberal. En ese sentido, considera que la
relación entre capitalistas y obreros constituye un intercambio
de equivalentes, entre quien vende su trabajo (asalariado) y
aquel que lo compra (capitalista) en el mercado. Sin embargo,
a lo largo de su obra ha realizado grandes aportes sobre la
forma en que se configuran las relaciones de dominación, de
clase, de prestigio y de poder, en la sociedad moderna.
Weber considera que en la sociedad moderna existen
diferentes formas de estratificación social asociadas a: la clase, (económico)
(prestigio, el status y los partidos políticos modernos.(poder, político)
cultural)
Respecto de las clases, Weber encuentra tres “tipos ideales”
en la realidad moderna:
a) clases “propietarias”, definidas por su capacidad de
proveerse de propiedades, obtener una posición externa a su
fuente de ingresos y un destino personal.
b) clases “lucrativas”, definidas por el valor que adquieren
en el mercado los bienes y servicios que proveen.
c) clases “sociales” en sentido estricto, cuya delimitación
se encuentra en su capacidad adquisitiva frente al mercado,
Romina Rodríguez 63
la desigualdad ha existido en todas los tipos de sociedades
humanas, inclusive en aquellas muy simples donde las
variaciones de riqueza o propiedad son prácticamente
inexistentes. En esas sociedades, donde las diferencias de
riqueza o propiedad son muy reducidas, las desigualdades
aparecen por motivaciones diferentes, entre hombres y
mujeres, jóvenes y viejos, etc.
El francés Michel Foucault, en cambio, estudia cómo
las relaciones de poder configuran las estructuras de
“dominación” de un grupo sobre otro, dando lugar a
situaciones de desigualdad. El autor afirma que el poder en las
El individuo
interioriza la
sociedades modernas constituye mecanismos institucionales
dominación. para someter, excluir, vigilar y normar a los seres humanos. En
Los mejor sus términos, el poder es la acción de unos sobre otros, no en
dominados
son quienes términos de derecho negativo sino de tecnología, de táctica y
no conocen de estrategia orientada a conseguir efectos de orden positivo.
su
dominación
En cada momento histórico el poder desplegará sus
estrategias para dominar, teniendo en cuenta las necesidades
de cada entramado social. Esos mecanismos de dominación
han sido dirigidos a lo largo de la historia hacia los sectores
que se pretende someter. Motivo por el cual, las medidas
gubernamentales dirigidas a paliar una situación de pobreza
no modifican su situación estructural, sino que contribuyen
a perpetuarla. Foucault afirma que en la sociedad moderna
los sujetos están “sujetos” a: la clase, a la etnia, a la religión,
etcétera. Es decir en la sociedad actual, no solo dominan
los grupos de poder a través de la ideología, sino mediante
todos los aspectos de la vida, incluido el cuerpo. A través de
la biopolítica o biopoder, el poder gubernamental controla y
digita la vida de los sujetos que componen una comunidad.
De acuerdo a esta perspectiva, nos permitimos afirmar que el
poder, a través de la biopolítica, termina constituyendo sujetos
pobres.
Antonio Morell sostiene que las formas en que se lucha
contra la pobreza en los distintos períodos históricos,
evolucionan en paralelo con las estructuras de poder y las
Romina Rodríguez 65
La dinámica de la pobreza durante la segunda
mitad del siglo XX
Durante los años de apogeo del capitalismo, período
comprendido entre la posguerra hasta fines de los años ´60,
el imaginario socio-cultural era el de una sociedad en ascenso
que parecía no tener límite. En ese interregno, el Estado cobra
un rol preponderante, aparece la preocupación por la pobreza
mundial desde las organizaciones nacionales y supranacionales
y la pobreza sufre un proceso de desaceleración. Sin embargo,
durante los años ´70, la crisis del petróleo genera un duro
golpe al Estado de bienestar y a las certidumbres sociales de
progreso en todos los órdenes de la vida.
Estados Unidos enfrenta la crisis del petróleo, en el
marco de un conflicto político y económico desatado por
la guerra de Vietnam, durante el gobierno del presidente
Richard Nixon. El prolongado enfrentamiento bélico junto
con el modelo de crecimiento industrial centrado en el
desarrollo armamentista estaba causando el agotamiento
de la economía norteamericana. En este contexto, los países
árabes productores y exportadores de petróleo deciden
boicotear a Israel durante la Guerra de Yom Kippur (octubre
de 1973) y extienden el embargo de petróleo hacia Estados
Unidos y sus aliados. Las medidas generaron escasez, llevando
su precio al alza y cuadruplicando su valor en el mercado
internacional. Esta situación impidió a los países occidentales
mantener el viejo modelo de crecimiento industrial, con bajo
costo productivo, apareciendo además un nuevo obstáculo
económico, la estanflación.
En 1975, la mayoría de los países desarrollados
experimentaron por primera vez una disminución de su
producción desde 1945 junto con el crecimiento de los gastos
petrolíferos, provocando un crecimiento de la inflación
y un deterioro considerable de las balanzas de pagos. La
crisis económica generó desaceleración de las tasas de
crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI), el descenso
de la productividad y un aumento de la tasa de desempleo,
Romina Rodríguez 67
de un fenómeno social. Muy por el contrario, la ideología
política de los diversos Estados-nación opta por depositar
la responsabilidad del crecimiento de la pobreza absoluta y
relativa, durante esos años, en las acciones particulares de los
sujetos.
La crisis es sorteada con innovación técnica y mediante la
reducción del rol del Estado-nación en la sociedad civil. Se
reduce el gasto en salud, educación y en la construcción de
obra pública. En definitiva el principal objetivo es “achicar el
Estado, para agrandar la nación”, según un slogan de la época,
durante la última dictadura militar en la Argentina.
La doctrina neoliberal que sustenta esta cosmovisión se
aplica de manera diferenciada en los países centrales y en
la “periferia”. En Latinoamérica, la doctrina neoliberal es
implementada tanto mediante golpes militares, como a través
de gobiernos validados por el pueblo en las urnas.
En cambio en los países centrales, la implementación del
paquete de medidas neoliberales, requirió de la construcción
de consenso social. David Harvey asegura que, en EE.UU., los
medios de comunicación y las universidades constituyeron el
vector fundamental a través del cual se instaura el consenso
social hacia la doctrina neoliberal. Una de las estrategias en
la construcción de consenso fue la apelación al concepto de
liberalismo económico, unido al de libertad jurídico-política,
ya presente en el liberalismo clásico. Pero, la libertad defendida
por la doctrina neoliberal es un espejismo, promueve en la
práctica la reducción de la injerencia estatal en la sociedad, no
el incremento de las oportunidades para todos los ciudadanos.
Durante este período, la libertad político-social no se
acrecienta, ni acompaña el libre flujo de personas, situación
que queda demostrada en el aumento en las restricciones para
los flujos migratorios, como se evidencia en la actualidad.
En varios países de Latinoamérica, como Argentina y
Chile, las políticas neoliberales son aplicadas en el marco del
Plan Cóndor, coordinado por las cúpulas de los “gobiernos”
dictatoriales iberoamericanos con directa participación de
Romina Rodríguez 69
de cambio exclusivamente para ellos, porque una devaluación
del peso en relación al dólar hubiese elevado sus pasivos. Según
Eduardo Basualdo, el tipo de cambio aumentó diez veces ese
año, dando lugar a lo que él denomina una estafa legal, porque
el Banco Central le cobra la deuda a los privados en pesos y a la
tasa inicial. Luego de unos días, Ianella resuelve que el Banco
Central subsidie a los deudores privados en U$S 0,23, por cada
dólar adeudado. En 1982, Domingo Cavallo, nuevo presidente
del Banco Central, modifica el régimen de seguros de cambio
beneficiando aún más a los deudores, porque les permite a las
empresas privadas endeudadas en dólares, comprar un dólar
más barato. Si el dólar cotiza a 100, en relación el peso, el Banco
Central se los vende a la mitad. En consecuencia, la diferencia
la ponía el Banco Central, generando reducción de la deuda
de los sectores privados a costa del erario público. Ese mismo
año, el sucesor de Cavallo, Julio González del Solar, dicta la
comunicación A251, que implica literalmente la estatización
de la deuda pública, dando lugar así a un aumento de las tasas
de endeudamiento de la Argentina, mediante la transferencia
de la deuda de privados a manos del Estado. De este modo, la
deuda externa argentina pasa de 7.500 millones de dólares a
fines del gobierno de María Estela Martínez de Perón, a casi
45.000 millones al finalizar la última dictadura militar.
A su vez, el aumento de las tasas de interés durante la
década del ´80, sumado a la aplicación del paquete de
medidas neoliberales en Latinoamérica, permitió a los países
industrializados obtener recursos para paliar la propia crisis,
desatada por el aumento de los precios del petróleo. A partir
de entonces, Latinoamérica sufrió un duro revés socio-
económico, evidenciado en un alto crecimiento del desempleo
por el cierre de fábricas y el peso de una deuda externa que
parecía impagable.
El desempleo de los años ´90 da lugar a la aparición de
nuevos pobres, crecimiento de las villas miserias, incremento
america
de la droga-dependencia y la violencia social. Sin embargo,
en términos de la economía global, desde fines de la década
Romina Rodríguez 71
a la pobreza relativa. En términos cuantitativos, apenas ha
mejorado la situación del sector de la población mundial más
miserable y desfavorecida, que continúa superando el 30% de
la humanidad.
En el continente africano (Etiopía, Somalia, Ruanda, Chad),
en América Latina y Asia, hay estados que viven en medio de
una pobreza extrema en tanto hay personas que carecen de
comida y abrigo de manera continua y persistente en el tiempo.
En África, la pobreza ha crecido en términos constantes desde
1980 a 2010. En la década del ´80 había en el sur de África 200
millones de personas en extrema pobreza y al presente han
ascendido a 400 millones. En esa región, se encuentra más de
la tercera parte de los indigentes del mundo.
En la actualidad, podemos comprobar que la pobreza y la
desigualdad abarcan a un porcentaje obsceno de la población
mundial. A esta situación se suma el crecimiento de la brecha
existente entre ricos y pobres. Esta distancia se muestra
insalvable dado que el porcentaje de población con más
recursos es cada vez menor, marcando la tendencia creciente
a la concentración del capital en pocas manos.
Asimismo, dentro de los países más desarrollados
también se ha acrecentado la pobreza, en general debido al
proceso de innovación técnica incesante. En Estados Unidos
se calculan unos 36 millones de pobres y unos 18 millones
en Europa Occidental.
En el caso de los países con escaso grado de desarrollo, los
trabajadores contratados pueden vivir en situación de pobreza,
absoluta o relativa. En cambio en los países con un alto grado
de desarrollo tecnológico, es la expulsión del mercado laboral
la que conduce más linealmente a situaciones de pobreza o
marginalidad social.
Por ello, la gama de pobres se ha ampliado, abarcando desde
la “población marginal”, hasta los trabajadores de economía
sumergida o trabajo negro, los parados, desempleados y los
transeúntes o los sin techo. De todos modos, esa expulsión
del mercado laboral tiene consecuencias, perjudica tanto
Romina Rodríguez 73
de marginación social puede ser espacial o en relación al trato
social, puede ir desde la indiferencia hasta el maltrato; desde
la represión a la expulsión geográfica del territorio nacional
o inclusive, la reclusión dentro del propio Estado. En la
actualidad, un ejemplo de esta última situación se evidencia,
en el caso de los refugiados sirios en Europa.
El proceso de marginación social dirigido hacia algunos
grupos dentro de la sociedad se encuentra entrecruzado por la
ideología impulsada desde las instituciones estatales, sea esta
situación evidente o no. Sin embargo, no debemos soslayar
que, más allá de la importancia de las determinaciones
sociales, las “etiquetas” se construyen en base a la interacción
social. Según Howard Becker, las sociedades crean la regla,
cuya infracción es tomada como una “desviación” de la
norma social de comportamiento. Pero, en definitiva, son los
sujetos en la interacción los que generan un doble estigma
en tanto la etiqueta que está destinada a un “otro”, termina
etiquetando al etiquetador.
En el caso de la marginación o reclusión simbólica dentro
del propio Estado, Giorgio Agamben, retoma el concepto de
homo sacer. Homo Sacer es un término que viene de la antigua
Roma y posee dos sentidos: aquel que es “ofrecido” a las
divinidades y también lo maldito, lo execrable o despreciado
por las mismas. El homo sacer para Agamben encarna la vida
nuda, es aquella vida humana reducida sólo a los atributos
biológicos, aquella que aún no ha constituido derechos frente
al poder. La tesis de Agamben sostiene que los sectores que
la sociedad convierte o etiqueta como marginales constituyen
la encarnación de la vida nuda, son sujetos previos a la ley
o ignorados por ella. Aquel que mata a un sujeto etiquetado
como marginal, no puede ser acusado de homicidio en tanto,
esa “vida nuda” está por fuera de la ley humana.
En los Estados republicanos, la ley es aplicada
arbitrariamente, existe una dinámica contradictoria entre
el deber ser de la ley, plasmada en las constituciones y
su real aplicación, en tanto no existe plena igualdad de
Romina Rodríguez 75
Afirmamos que no hay menos Estado, porque este aparece
en los momentos donde es necesaria la represión, sobre
todo ante reclamos por medidas económicas anti-populares.
Sin embargo, la pregunta que cabe realizar es: ¿constituye
“el margen” parte de la dinámica contradictoria de la lógica
estatal que presume una igualdad que no puede llevarse a cabo
y necesita de momentos de no reproducción de la legalidad/
igualdad para subsistir, buscando que ese núcleo de legalidad
pretendida se mantenga?
Nos hacemos esa pregunta porque tanto la pobreza como
aquellas prácticas asociadas a la vida en los “márgenes”, del
ordenamiento estatal, son consideradas peligrosas; sobre ellas
pesa la sospecha. En definitiva son “sitios” donde predominan
facetas de la naturaleza humana que no han sido subsumidas
por la “razón”, pero siguen constituyendo parte de la dinámica
global de los diversos Estados, salvo para los procesos de
adquisición de derechos. En el caso de las obligaciones, se
encuentran subsumidos a la dinámica habitual de las prácticas
incluidos
estatales, puesto que están “sujetos” al cuerpo normativo
vigente y a la coerción social que éste impone.
Conclusiones
El presente trabajo constituye una breve revisión de los
cimientos sociales sobre los que pareciera erigirse la pobreza
y la desigualdad durante el siglo XX, en el contexto de un
capitalismo voraz que no reconoce fronteras.
En la primera parte, realizamos una sucinta revisión
histórica de las formas en que ha sido considerada la pobreza,
hasta llegar a las categorizaciones modernas. Los organismos
internacionales clasifican la pobreza desde una perspectiva
positivista, en todas las dimensiones que componen dicho
método. En principio, el método positivista conduce a
cuantificar de manera experimental la pobreza, para que el
análisis esté dotado de cientificidad. Pero también implica
trasladar una perspectiva de tipo naturalista al análisis del
proceso de desenvolvimiento social. La pobreza es tomada
Romina Rodríguez 77
sentido, sostenemos que el análisis respecto de la desigualdad
social no debe soslayar, que la pobreza y el desempleo son
constitutivos de la dinámica interna del sistema capitalista.
En términos de Benjamin, el progreso, que no ha dejado de
generar excluidos debido al avance técnico, es una tormenta,
que deja escombros tras sus pasos.
Susana Yazbek 79
La sociedad contemporánea y el
nuevo orden mundial: cambios
e innovaciones desde mediados
del siglo XX hasta la actualidad
Susana Yazbek
Todos los campos de la vida humana que comprenden, entre
otros, aquellos relacionados con lo político, económico, social,
ideológico, tecnológico, comunicacional, educativo y cultural,
se vieron afectados a partir de la Segunda Guerra Mundial
(1939-1945) por las mutaciones registradas a escala planetaria.
Dichos cambios dieron origen a un nuevo orden mundial y
fueron moldeando las características de la actual sociedad
contemporánea. Las Ciencias Sociales y Humanas trataron
de dar cuenta de estos procesos desde distintas disciplinas
—Ciencia Política, Sociología, Antropología, Economía,
entre otras— y con diversos enfoques interpretativos. Aquí
desde una perspectiva histórica consideraremos de manera
integrada esos aportes para examinar las transformaciones
ocurridas desde entonces en la sociedad occidental, muchas
de cuyas secuelas perduran hasta hoy.
Susana Yazbek 81
y Financiera en la que se aprobó la creación del Fondo
Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial para
impedir que se repitiera la inestabilidad económica vivida en
el período de entreguerras como secuela de la crisis de l929,
cuando quebró la Bolsa de Valores de Nueva York. El objetivo
fue preparar las condiciones de la reconstrucción posbélica y
amortiguar las posibles fluctuaciones y/o desequilibrios por
medio de la regulación de los flujos de bienes y de capital,
asegurar los pagos internacionales y fomentar la estabilidad
de los tipos de cambio. En función de esto último se fijó un
patrón monetario común —denominado Sistema Bretton
Woods— por el cual se estableció un nuevo tipo de cambio
fijo dólar/oro (35 dólares por onza de oro fino) que se puso en
marcha desde 1945. Al mismo tiempo, y con el fin de reactivar
y promover el comercio a nivel internacional, en 1947 varios
países firmaron el Acuerdo General sobre Aranceles de Aduana
y Comercio (GATT por sus siglas en inglés), antecedente de la
actual Organización Mundial de Comercio (OMC). Se basó en
acuerdos intergubernamentales y multilaterales para regular
las relaciones comerciales entre sus signatarios y las partes
contratantes con el objeto de reducir las fuertes barreras
que existían por entonces y los acuerdos preferenciales entre
naciones. Entre 1948 y 1952, Estados Unidos implementó el
Plan Marshall para apuntalar las economías europeas de los
países aliados devastados por la guerra, y luego se extendió
a otros con el fin de evitar el avance del comunismo, como
Alemania y Japón. La aplicación de este Plan implicó la
transferencia de fondos, no de créditos, ya que, a cambio de
ayuda económica, los países beneficiados debían comprar los
productos estadounidenses a la par que facilitó la llegada de
dólares a una economía europea con escasez de divisas que,
como contrapartida, debían tener una política económica y
fiscal responsable.
Asimismo, se establecieron instituciones internacionales
con fines político-sociales. En 1945 se creó la Organización de
Naciones Unidas (ONU) como un organismo supranacional
Susana Yazbek 83
artificial en órbita terrestre, llamado Sputnik 1, y que los
astronautas estadounidenses llegaran a la luna en 1969. El
enfrentamiento entre ambos bloques se plasmó de igual modo
en la conformación de alianzas estratégico-militares: Estados
Unidos promovió la creación de la Organización del Tratado
del Atlántico Norte (OTAN) en 1949 y la Unión Soviética del
Pacto de Varsovia en 1954.
Las sociedades occidentales más avanzadas logaron una
rápida recuperación material en poco tiempo dando inicio
a una nueva fase de acumulación capitalista, que estuvo
caracterizada por un crecimiento económico acelerado y por
la reformulación del contrato social entre las décadas de 1950 y
1960. Esta etapa fue denominada por el historiador inglés Eric
Hobsbawm como los “años dorados” y estuvo representada por
la consagración del Estado de Bienestar (Walfare State) como
modelo dominante a seguir. La consolidación del Estado de
Bienestar —y el abandono momentáneo del modelo liberal—
fue posible porque el fin último a alcanzar fue el bienestar
general en las sociedades capitalistas como modo de frenar
al avance comunista y superar el miedo a la revolución social
dado que la amenaza del “peligro rojo” aparecía como una
realidad tenida por cierta en Occidente.
En poco tiempo los índices económicos mostraron
un desarrollo espectacular y sostenido, basta mencionar
como ejemplo que durante los años dorados el incremento
promedio del producto bruto interno de los países
industrializados rondó entre el 9% y el 12% anual. El gran
motor del crecimiento de los años cincuenta y sesenta del
siglo XX fue el Estado que, con nuevas características, jugó
un rol importante en estas trasformaciones. Una de las
particularidades del Estado de Bienestar fue su intervención
en cuestiones económicas y sociales.
En el primer aspecto se relacionó con la planificación
estatal y la adopción de fuertes acciones reguladoras de la
actividad económica: proteccionismo arancelario para las
industrias, medidas cambiarias y monetarias para favorecer
Susana Yazbek 85
laborales. De esta manera se pudieron extender las facultades
estatales en el ámbito de las políticas sociales para patrocinar
el pleno empleo, el bienestar general y la seguridad social con
el objeto de crear un sistema de integración social fundado en
la redistribución de la renta y el incremento del gasto público.
Paralelamente en el transcurso de los años dorados se fueron
difundiendo entre los países occidentales la puesta en marcha
de políticas de integración regional. Entre otros, se destacaron
en el Viejo Continente la creación de la Comunidad Económica
Europea en 1957, antecedente de la actual Unión Europea
(1993), y en el nuevo mundo la Asociación Latinoamericana
de Libre Comercio (ALALC) en 1960, que luego se convertiría
en la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) en
1980 y desde 1991 en el Mercado Común del Sur (MERCOSUR).
En tanto los países africanos y asiáticos fueron los
principales protagonistas de los procesos de descolonización
y movimientos de liberación iniciados tras la finalización
de la Segunda Guerra Mundial que permitieron a las ex
colonias alcanzar su independencia. Igualmente los países
tercermundistas en su conjunto buscaron consolidar su
posición en el escenario internacional y, por iniciativa
de algunos estados soberanos de África y Asia, se reunió
la Conferencia de Bandung (1955) donde se condenó al
colonialismo, a la discriminación racial y al armamento
atómico. Allí quedaron sentadas las bases para la organización
posterior del Movimiento de los Países No Alineados (1961)
integrado por los países del Tercer Mundo como alternativa al
esquema bipolar de posguerra.
En cuanto a América Latina, en general los estados
tendieron a propiciar la profundización de los procesos de
industrialización por sustitución de importaciones (ISI)
iniciados en décadas pasadas y el fortalecimiento del mercado
interno, al tiempo que alentaron la aplicación de políticas
sociales (“Estado Interventor”). La Revolución Cubana de 1959
marcó un hito en el devenir de los acontecimientos de la región.
Para Estados Unidos significó, en el marco de la Guerra Fría,
Susana Yazbek 87
del capitalismo que consistió en la transnacionalización de
la economía, es decir la aparición de compañías o empresas
multinacionales o transnacionales que tenían base en
un país pero que operaban en todo el mundo. Además se
extendieron las actividades offshore o paraísos fiscales —en
las islas Vírgenes o Caimán, por ejemplo— con el fin evitar
impuestos y limitaciones en sus propios países de origen.
Sobre este contexto se desencadenó la “crisis del dólar”
cuando en 1971 el presidente estadounidense Richard Nixon,
para paliar la situación económica de su país, devaluó la
moneda nacional y suspendió la convertibilidad del dólar
en oro con el propósito de evitar la salida de divisas, bajar
el déficit y la inflación. Con estas medidas Estados Unidos
trasladó su crisis al resto del mundo y puso fin al patrón
cambiario de Bretton-Woods, que fue reemplazado en el
mercado internacional por un tipo de cambio flotante. En
el transcurso de los años de 1970 la economía capitalista
en su conjunto sufrió un nuevo golpe a raíz de la “crisis del
petróleo” de 1973 y de 1979. La primera se inició cuando los
países árabes integrantes de la Organización de los Países
Exportadores de Petróleo (OPEP), en el marco de la guerra
árabe-israelí del Yom Kippur, decidieron elevar el precio del
barril cuatro veces su valor. Esta disposición afectó a todos los
países por igual —fueran desarrollados o subdesarrollados—
quienes recurrieron a la emisión monetaria para hacer frente
a la crisis. La consecuencia fue el incremento de la inflación
y del estancamiento económico que generó un fenómeno
novedoso para el capitalismo: la estanflación. Por su parte los
países árabes recibieron una abundante entrada de divisas
que no fueron reinvertidos allí, por el contrario volvieron al
mercado internacional (“petrodólares”) y estimularon una
gran liquidez internacional de divisas. La mayor parte de
ella fue colocada en bancos moneda extranjera
europeos y estadounidenses
cuya estrategia fue facilitar créditos con baja tasa de
interés a los gobiernos occidentales que tenían dificultades
presupuestarias, siendo los principales beneficiarios varios
Susana Yazbek 89
Las profundas transformaciones acaecidas fueron
analizadas por el economista estadounidense John
Williamson cuando elaboró un documento en 1989 en
el que recogía las indicaciones que habían dado hasta el
momento algunas instituciones de peso que tenían sede en
Washington (como el FMI, el Banco Mundial, el Congreso
y la Reserva Federal de Estados Unidos, además de los
think-tanks) para forzar cambios estructurales sobre
principios neoliberales. Sus observaciones quedaron
resumidas en 10 puntos y fueron conocidas como el
“Consenso de Washington”: 1) disciplina presupuestaria,
2) descenso del gasto público, 3) reforma tributaria que
favoreciera a los sectores de más altos ingresos, 4) tasa
de interés reguladas por el mercado, 5) tipos de cambios
competitivos y flexibles, 6) desregulación de la política
comercial y financiera, 7) aliento a las inversiones extranjeras
directas (IED), 8) privatizaciones de bienes y servicios que
eran del Estado, 9) liberalización de las regulaciones que
impidieran el acceso al mercado o que restringieran la
competencia, 10) garantía de los derechos de propiedad
privada.
La “receta” del Consenso de Washington fue aplicada por
los organismos financieros multilaterales e instrumentadas
por los gobiernos sin tener en cuenta las condiciones de
cada país y aceleraron las crisis internas. Por ejemplo, en
América Latina durante el transcurso de los años de 1980, a
pesar del regreso generalizado a la democracia, los efectos
fueron devastadores porque se tradujeron en el retroceso
del Estado, la descomposición social y el estancamiento
económico por los propios límites del modelo de sustitución
de importaciones y por el peso de la deuda externa,
problemas que se acentuaron en la década siguiente.
Para los países latinoamericanos el carácter regresivo en
términos sociales de estas políticas fue una constante,
aún en los períodos de crecimiento macroeconómico que
Susana Yazbek 91
postulados. Desde 1995 fue la Organización Mundial de
Comercio (OMC) la única organización internacional que
fijó las normas para la negociación de acuerdos encaminados
a reducir los obstáculos al comercio internacional con el
objetivo de beneficiar a “todos” sus miembros aunque, por
detrás, estuviera presente el propósito de consolidar los
principios liberales a escala planetaria. Simultáneamente al
establecimiento de los acuerdos de libre comercio de tipo
multilateral, se fueron consolidando la conformación de
bloques regionales que alentaron la integración entre los
países. Su fortalecimiento respondió tanto a los procesos en
curso como también a los intentos por reforzar su posición
frente a otros y alcanzar mayores beneficios en un mundo
cada vez más competitivo. En poco tiempo se multiplicaron
en todos los continentes y subáreas, con distintos resultados.
En el caso latinoamericano, muchos de ellos se cimentaron
en procesos previos iniciados en los años de 1960 pero
que cobraron gran impulso desde la década de 1980 con la
restauración de los procesos democráticos, destacándose
entre otros: MERCOSUR (Mercado Común del Sur, 1995),
SICA (Sistema de Integración Centroamericana, 1993),
CAN (Comunidad Andina de Naciones, 1992), CARICOM
(Comunidad del Caribe, 1989).
Más recientemente se está produciendo una
reorientación de los acuerdos comerciales desde la reunión
de la OMC de 2001, conocida como Ronda de Doha. Allí
se propició asegurar un trato más favorable a los países
subdesarrollados enfocando primero la atención en los
intereses del sur global y en postergar los deseos de los
industrializados para después. En respuesta los países
desarrollados —principalmente Estados Unidos y los
que conforman la Unión Europea— redefinieron sus
estrategias para asegurar su primacía en el esquema de
acumulación global por medio de una política comercial
hacia acciones de tipo “bilateral”. En 2001-2002 entró en
Progresos científico-tecnológicos.
El impacto de las tecnologías de la información
y la comunicación
La tecnología no es autónoma sino que forma parte de todo
un entramado de factores científicos, sociales, culturales,
institucionales, laborales y políticos. En este sentido las
circunstancias del conflicto bélico mundial, con su demanda
de alta tecnología, preparó el terreno para una serie de
cambios profundos que se ampliaron luego en el transcurso
Susana Yazbek 93
de la Guerra Fría y posteriormente fueron readaptados para
su uso civil, tales fueron los casos del desarrollo nuclear
para la producción de energía, el uso de radares para
las comunicaciones o el motor a reacción aplicado a los
transportes aéreos. Sin embargo, el gran salto fue posible con
el perfeccionamiento alcanzado en la era actual dominada
por la informática y las comunicaciones.
La edad de oro del capitalismo descansó sobre el progreso de
investigaciones científicas a cargo de entes estatales y privados.
Las circunstancias del mundo bipolar llevaron a los gobiernos
a establecer alianzas estratégicas con las universidades y
empresas particulares para impulsar el trabajo especializado
de científicos y técnicos. La intención era promover avances
en investigación y desarrollo (I+D) a través del aporte de
grandes sumas de dinero que reforzaron los logros alcanzados
previamente. En algunos casos mejorando los productos ya
conocidos, como por ejemplo en base a materiales sintéticos
—nylon, poliéster, polietileno—, o el despliegue de otros
nuevos, como el transistor o las primeras computadoras de la
década del cuarenta, los circuitos integrados desplegados en
la década del cincuenta o los láseres de la del sesenta del siglo
pasado. Es decir que las innovaciones tecnológicas y científicas
—tanto individuales como colectivas— fueron el resultado de
logros anteriores y de nuevas invenciones.
De un tiempo a esta parte los adelantos
científico-tecnológicos coadyuvaron al progreso de
investigaciones y acciones multidisciplinarias (robótica,
microelectrónica, astrofísica, microbiología o nanotecnología)
para aplicaciones diversas (industrias, medioambiente, salud,
viajes espaciales, informática, etcétera). Como muestra del
amplio campo que comprenden las nuevas disciplinas y
sus innumerables usos sólo nos detendremos a examinar la
Nanotecnología. En el medio ambiente implican el desarrollo
de materiales, energías y procesos no contaminantes,
desalinización y procesamiento de aguas, descontaminación
de suelos, tratamiento de residuos, reciclaje de sustancias,
Susana Yazbek 95
de la comunicación e informática posibilita sistemas de
almacenamiento de datos de mayor capacidad y menor tamaño,
dispositivos de visualización basados en materiales con mayor
flexibilidad u otras propiedades (como transparencia) que
permiten crear pantallas flexibles y transparentes, además del
desarrollo de la computación cuántica. En la construcción se
utiliza para el desarrollo de materiales (nanomateriales) más
fuertes y ligeros, con mayor resistencia, vidrios que repelen
el polvo o la humedad, pinturas con propiedades especiales,
materiales autorreparables, etc. En actividades textiles para
tejidos que repelen las manchas o que no se ensucian y/o
sean autolimpiables, antiolores, incorporación de nanochips
electrónicos que den la posibilidad de cambio de color a las
telas, o bien el control de la temperatura, estos últimos están
dentro de lo que se llama “tejidos inteligentes”. Sus usos en la
cosmética implican la producción de cremas antiarrugas o
cremas solares con nanopartículas.
En definitiva la tecnología es un producto de la sociedad
y cumple una función social pero, a su vez, se encuentra
condicionada por ella. El más claro ejemplo de esto ha sido
el progreso evidenciado por las tecnologías de la información
y la comunicación (TIC) que se expandieron rápidamente
hacia a finales de la década de 1960 cuando se dieron los
primeros pasos significativos para la creación de Internet.
Si bien surgió en 1969 como parte de Red de la Agencia de
Proyectos de Investigación Avanzada (ARPANET) creada
por el Departamento de Defensa de Estados Unidos para
comunicar los diferentes organismos del país, su desarrollo
contó con la activa colaboración de universidades e institutos
de investigación. Concebida inicialmente como una red
que no era controlada desde ningún centro sino que estaba
compuesta por miles de redes informáticas autónomas con
incontables modos de conectarse, fue a partir de la década de
1970 que la tecnología se hizo más accesible dejando de ser
una herramienta exclusiva de los gobiernos y pasó a estar al
alcance de todos con el despliegue del uso de la fibra óptica
Susana Yazbek 97
en diferentes países según su historia, cultura o instituciones,
y su relación específica con el capitalismo global y las
tecnologías disponibles. Más allá de esto, los logros obtenidos
revolucionaron las condiciones de vida, las actividades
económico-productivas, la educación, las relaciones sociales
o los usos y las costumbres cotidianas como nunca antes
había ocurrido en la historia de la humanidad, abriendo un
camino de avances ininterrumpidos sin marcha atrás.
Por otro lado, es indudable que el desarrollo
científico-tecnológico ha mejorado la vida y el entorno
humano, sin embargo, en algunos casos han provocado, al
mismo tiempo, efectos negativos. Uno de los más destacados
son los daños al medio ambiente con la producción de desechos
o residuos tóxicos y la emisión de gases que contaminan
la tierra, el agua y el aire. Otro está relacionado con la
producción de bienes industriales que una vez utilizados son
descartados (pilas y baterías). Asimismo, causan perjuicios
en el género humano la contaminación auditiva y/o visual
como la presencia de tóxicos en productos de uso diario en
el hogar considerados como una “amenaza invisible” que
afectan principalmente al sistema endocrino (insecticidas,
piojicidas, jabones antibacteriales, recipientes de plástico
que alteran su composición química al ser expuestos al calor,
etcétera). Son por demás evidentes los resultados negativos
en el mundo laboral donde la automatización creciente ha
provocado el progresivo desplazamiento de la mano de obra,
con el consiguiente aumento de los índices de desocupación y
precariedad laboral; del mismo modo que se ha visto afectada
la igualdad de oportunidades en el acceso a los empleos con
el aumento de la demanda de personal con capacitación y
perfeccionamiento técnico.
Susana Yazbek 99
continua expansión del mercado consumidor. La aplicación
de este sistema de producción devino no sólo en el ascenso
de los beneficios de los empleadores sino principalmente
en los buenos salarios pagados a los trabajadores quienes
actuaron al mismo tiempo como productores y consumidores.
Simultáneamente la extensión del mercado consumidor se
vio favorecida por el fácil acceso a préstamos y a créditos con
baja tasa de interés que contribuyeron a elevar y a sostener la
demanda de bienes y servicios. Así la sociedad de consumo
se instaló en todos los sectores de la población alentados,
además, por la publicidad que apuntó no sólo a satisfacer las
necesidades básicas (alimentación, vestimenta o calzado) sino
también a promover la demanda de bienes no materiales tras
la proclama de mejorar la calidad de vida o la satisfacción de
los deseos. Con ese fin la propaganda fue direccionada tanto a
los sectores tradicionales como a otros nuevos, tal fue el caso
de la juventud que desde entonces fue sumada en función de
patrones de consumo propios relacionados con sus gustos e
intereses (por ejemplo, en música: el rock, en lecturas: cómics,
en ropa: jeans, entre otros). Desde entonces la cultura juvenil
de masas fue un hecho inédito reconocido por ellos mismos y
por los otros sectores de la sociedad.
Nada de esto hubiera ocurrido si el impacto del desarrollo
capitalista logrado por las transformaciones operadas en las
condiciones socio-económicas y tecnológico-productivas no
hubieran modificado todos los aspectos de la vida diaria. Las
nuevas innovaciones se complementaron con las anteriores
para facilitar las tareas cotidianas y del hogar, las compras
y las actividades bancarias, el estudio y el desempeño
profesional o mejorando las condiciones de salud. Entre
los que aún perduran en la actualidad encontramos por
ejemplo: lavavajillas automático (1940), bolígrafo (1940),
penicilina (1944), sintetizador de música (1945), horno a
microondas (1946), multiprocesadora (1947), discos de vinilo
de larga duración o long-plays (1947), tarjeta de crédito (1950),
videocasettes (1951), código de barras (1952), vacuna contra