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https://www.youtube.com/watch?
v=PVg1sHPPGkg&ab_channel=ColegioSanNicolasLos%C3%81ngeles
(Cuento erizo)
Introducción
1. Un amor sin condición. “Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor;
porque el amor cubrirá multitud de pecados” (1 Pedro 4:8)
Resulta muchas veces difícil pensar que podemos ser capaces de amar con un
amor incondicional, pues de cierta forma, siempre esperamos ser correspondidos.
Sin embargo, es claro, que cuando el amor de Dios es la fuente de toda nuestra
relación matrimonial, podremos amar con esa misma clase de amor. Estamos
llenos para llenar nuestra relación, somos aceptos, para aceptar las fallas de
nuestra pareja y aún, conoceremos la misericordia de Dios, lo cual hará que no
sea difícil perdonar cuando nos han fallado. Un amor incondicional se refleja en:
- Un amor que no se detiene en lo que falta, sino que ayuda a dar lo que falta
- Un amor que procura el bien de la pareja y los hijos
- Un amor que está dispuesto a perdonar y a pedir perdón cuando es
necesario
- Un amor que no se cansa de tomar la iniciativa
- Un amor que buscar generar bienestar en los que le rodean
3. Un amor que nos lleva a ser nuevos. “De modo que, si alguno está en
Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas” (2 Corintios 5:17)
Caminar con Cristo cada día, es dejar que nuestros viejos pensamientos,
actitudes, creencias, y reacciones, hagan parte de nuestra vida de pareja. Se
requiere dejar que nuestro carácter sea moldeado conforme a lo que Dios tiene
para nosotros, y poder ser la mejor versión (la de Dios) en la vida de nuestro
cónyuge. Para estar unidos, es necesario que cada día mengüemos dejando que
el Señor tome el control, nos ayude a amar, comunicar, entregar y dar, como Él lo
hace, convirtiéndonos en hombres y mujeres sanos, capaces de amar y llevar una
nueva vida (la de Él en nosotros). El matrimonio es para glorificar a Dios en todo y
esto, debe reflejarse en todos los aspectos de nuestra relación matrimonial:
Aplicación Teoterápica
Como hijos de Dios, estamos llamados a cultivar un amor que esté dispuesto a
darse sin medidas, como Dios lo hizo con nosotros. Que podamos estar seguros,
que su amor nunca se acabará y estará disponible siempre que lo necesitemos
para poder brindarlo a nuestro cónyuge e hijos. Que es capaz de llevarnos a vivir
una vida transformada, libre de antiguos esquemas que nos detienen en avanzar y
que nos ayuda disfrutar de una relación de pareja sólida, amorosa, pero, sobre
todo, para cumplir el propósito de Dios, siendo de bendición para muchas familias
de la tierra. ¡Es tiempo de unirnos con este amor y disfrutar de su maravillosa
bendición!
Socialice con su pareja el punto que más le llamo la atención del tema y
exprésense mutuamente en qué aspectos creen deben de mejorar para vivir
la unidad, a la cual los llamó el Señor.