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¡UniDOS para amar!

Observamos el siguiente video para mirar que, en ocasiones, nuestros


conflictos o debilidades, solo necesitan una persona llena de amor a
nuestro lado que sea capaz de ayudarnos a superarlas, alguien que esté
lleno del amor de Dios, el único capaz de cubrir faltas y llevarnos a permanecer
unidos para amarnos, cuidarnos y vivir siempre ¡Tan enamorados!

https://www.youtube.com/watch?
v=PVg1sHPPGkg&ab_channel=ColegioSanNicolasLos%C3%81ngeles
(Cuento erizo)

Lluvia de Ideas: Pedir a que cada pareja determine cuántas veces se ha


sentido lastimado por su cónyuge y qué ha hecho para solucionar la
dificultad.

Introducción

La vida matrimonial requiere de un factor fundamental para lograr la madurez y el


crecimiento que esperamos, y este factor, es la unidad. Cuando hablamos de estar
unidos, nos referimos a la capacidad de enfocarnos en lo que nos une, pese a
nuestras diferencias de carácter o nuestra forma de afrontar o resolver un
conflicto. La unidad en el matrimonio se logra, cuando disfrutamos de un amor que
se comunica, no permite rencores, resuelve las dificultades con facilidad y se
enfoca en trabajar juntos para lograr sacar nuestro proyecto de vida adelante. Solo
el amor de Dios nos lleva a estar unidos en todo y para todo, disfrutando de una
vida matrimonial armónica y de bendición.

1. Un amor sin condición. “Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor;
porque el amor cubrirá multitud de pecados” (1 Pedro 4:8)
Resulta muchas veces difícil pensar que podemos ser capaces de amar con un
amor incondicional, pues de cierta forma, siempre esperamos ser correspondidos.
Sin embargo, es claro, que cuando el amor de Dios es la fuente de toda nuestra
relación matrimonial, podremos amar con esa misma clase de amor. Estamos
llenos para llenar nuestra relación, somos aceptos, para aceptar las fallas de
nuestra pareja y aún, conoceremos la misericordia de Dios, lo cual hará que no
sea difícil perdonar cuando nos han fallado. Un amor incondicional se refleja en:

- Un amor que no se detiene en lo que falta, sino que ayuda a dar lo que falta
- Un amor que procura el bien de la pareja y los hijos
- Un amor que está dispuesto a perdonar y a pedir perdón cuando es
necesario
- Un amor que no se cansa de tomar la iniciativa
- Un amor que buscar generar bienestar en los que le rodean

2. Un amor que nos da seguridad. “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios


es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31)
La seguridad del amor de Dios en nuestra vida, nos debe llevar a experimentar
seguridad en el amor de nuestra pareja y nuestro amor por ella. Las dudas y los
temores al abandono, la inseguridad de sentirnos amados por ella, y pensar que
es un amor que puede llegar al fin. Cuando nos acercamos a Dios cada día, como
fuente del amor, podemos sentirnos seguros en sus manos, y con todo aquello
que Dios nos ha entregado (nuestro matrimonio). No hay nada que deteriore más
una relación de pareja que la inseguridad que termina generando celos, control,
reclamos y poco compromiso. La Palabra de Dios nos muestra que, si disfruto del
amor de Dios cada día en mi vida, no habrá nada que pueda debilitarlo, y mucho
menos acabarlo. Nada podrá derribar una relación donde el amor es la fortaleza y
el deseo que cuidarse mutuamente para seguir juntos por siempre.

3. Un amor que nos lleva a ser nuevos. “De modo que, si alguno está en
Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son
hechas nuevas” (2 Corintios 5:17)
Caminar con Cristo cada día, es dejar que nuestros viejos pensamientos,
actitudes, creencias, y reacciones, hagan parte de nuestra vida de pareja. Se
requiere dejar que nuestro carácter sea moldeado conforme a lo que Dios tiene
para nosotros, y poder ser la mejor versión (la de Dios) en la vida de nuestro
cónyuge. Para estar unidos, es necesario que cada día mengüemos dejando que
el Señor tome el control, nos ayude a amar, comunicar, entregar y dar, como Él lo
hace, convirtiéndonos en hombres y mujeres sanos, capaces de amar y llevar una
nueva vida (la de Él en nosotros). El matrimonio es para glorificar a Dios en todo y
esto, debe reflejarse en todos los aspectos de nuestra relación matrimonial:

- En nuestra vida de oración diaria


- En nuestras palabras y lenguaje
- En el contacto
- En la crianza de los hijos
- En la vida de intimidad sexual
- En la administración financiera

Aplicación Teoterápica
Como hijos de Dios, estamos llamados a cultivar un amor que esté dispuesto a
darse sin medidas, como Dios lo hizo con nosotros. Que podamos estar seguros,
que su amor nunca se acabará y estará disponible siempre que lo necesitemos
para poder brindarlo a nuestro cónyuge e hijos. Que es capaz de llevarnos a vivir
una vida transformada, libre de antiguos esquemas que nos detienen en avanzar y
que nos ayuda disfrutar de una relación de pareja sólida, amorosa, pero, sobre
todo, para cumplir el propósito de Dios, siendo de bendición para muchas familias
de la tierra. ¡Es tiempo de unirnos con este amor y disfrutar de su maravillosa
bendición!
Socialice con su pareja el punto que más le llamo la atención del tema y
exprésense mutuamente en qué aspectos creen deben de mejorar para vivir
la unidad, a la cual los llamó el Señor.

Se entregará a cada pareja un trozo de papel donde podrá colocar la acción


que se compromete a poner en práctica con su pareja para mantenerse
unidos y fortalecer su relación matrimonial. Luego en oración la presentará
delante del Señor, pidiéndole que le enseñe a amar con su amor, para que en su
matrimonio prevalezca la unidad.

En casa hacer seguimiento a que se cumpla el compromiso del ejercicio


anterior. Compartir este tema con otras parejas.

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