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MONICIÓN DE ENTRADA.
Buenos noches queridos hermanos, sean todos bienvenidos a la celebración
eucarística de hoy, décimo cuarto domingo del tiempo ordinario.
La Liturgia de la Palabra de hoy nos enseña que Dios Padre abre la riqueza
de su corazón a los humildes y sencillos. Jesús nos invita a aprender de él
que es manso y humilde de corazón, como el Padre. Nos afirma que su
yugo es suave, no roza, no irrita, no maltrata. Nos enseña no sólo a hacer
el bien, sino a hacerlo con delicadeza y suavidad: hacer el bien con caridad.
Disponemos todo nuestro ser, y de pie celebremos con gozo esta
santa Eucaristía, cantando.
El Evangelio de San Mateo nos dice hoy que Jesús nos pide, con
inmensa ternura, que vayamos a Él porque es nuestra fuente de
paz y de consuelo. Él es el descanso y la felicidad que
anhelamos. Nos ponemos en pie para recibir con gozo esta
buena noticia, cantando el aleluya.
PETICIONES:
5. Por quienes este día nos encontramos aquí reunidos, celebrando esta
santa misa, para que comprendamos el mensaje que la Palabra nos
ha transmitido y lo comuniquemos a los demás. Roguemos al
Señor.
OFRENDAS:
MONICIÓN DEL OFERTORIO: Presentemos estos dones de pan y
vino, sencillos, como quiere el Señor que sean las actitudes de nuestro
corazón, y con ellos ofrezcamos también nuestra ofrenda para el trabajo
pastoral de nuestra parroquia.
Como nos dice el Apóstol San Pablo: “Hay más alegría en dar que en
recibir”. Cantamos.
MONICION DE LA COMUNIÓN:
Jesús nos ha invitado hoy a vivir en la sencillez y la humildad. Con un
corazón sencillo y humilde, acerquémonos a recibirle en la
Comunión, sabiendo a quien recibimos y estando en gracia de Dios, los
que estén preparados pueden acercarse a la mesa del Señor; y
recordamos que los hermanos que no han recibido el sacramento del
matrimonio religioso por el momento no pueden comulgar,
acompañamos al canto de comunión.