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En el principio, Dios creó las grandes luminarias en los cielos: el sol, la luna y
las estrellas. Sin luz, la creación estaría en tinieblas. En el Nuevo Testamento, el
Padre estableció una nueva creación en Cristo. A través de Cristo, el Padre
derrama su vida divina, amor y luz en nuestros corazones. San José y su
paternidad juegan un rol muy importante en el maravilloso plan de Dios. San
José es el reflejo perfecto del Padre de las luces, y nos ayuda a recibir la luz de
Cristo. San José es un portador de luz; él nos trae a Jesús, la verdadera luz del
mundo.
SAN JOSÉ TE AYUDARÁ A VIVIR EN LA LUZ DE DIOS. Tú eres hijo(a) de la luz.
Como cristiano, Jesús te hace participar de su luz para que seas luz del mundo
(ver Mt 5, 14-16).
Todos ustedes son hijos de la luz, hijos del día. Nosotros no pertenecemos a la noche ni a las
tinieblas.
— 1 Tes 5, 5
Antes, ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de la luz. Ahora
bien, el fruto de la luz es la bondad, la justicia y la verdad.
— Ef 5, 8-9
Ite ad Ioseph!
Si quieres estar cerca de Cristo, hoy te volvemos a repetir, “Acude a José.”1
— Venerable Papa Pío XII
Dios envió a San José a Egipto para que de allí San José pudiera llevar el Pan
de Vida a las naciones. San José salvó a Nuestro Pan de Herodes; lo protegió y
lo cuidó en Egipto; y ahora Él quiere que recibamos el Pan de Vida en la Santa
Misa. A diferencia del José del Antiguo Testamento, el Pan celestial de San José
es más numeroso que las arenas del mar. Este Pan celestial puede alimentar a
todas las multitudes y satisfacer cada alma.
El Faraón, el poderoso rey de Egipto, exaltó a José y lo hizo el príncipe más encumbrado de su
reino porque almacenó el trigo y el pan salvando a la gente de todo su reino. Así José salvó y
protegió a Cristo que es el Pan vivo y da vida eterna al mundo.3
— San Lorenzo de Brindisi
Él (San José) diligentemente crio a Aquél a quien los fieles recibirían como el pan que bajó del
cielo para que pudieran obtener la vida eterna.4
— Beato Papa Pío IX
Si quieres hacerte una idea de la grandeza de San José, considera que por un privilegio divino
mereció el título de “Padre de Jesús.” También reflexiona que su propio nombre, “José”, significa
un incremento. Teniendo en cuenta al gran patriarca José vendido por sus hermanos en Egipto,
comprende que nuestro santo ha heredado no sólo su nombre, sino más aún, su poder, su inocencia
y su santidad. Así como el patriarca José almacenó el trigo no para sí sino para la gente en tiempo
de necesidad, así José ha recibido una comisión celestial de vigilar el Pan vivo no para él sólo, sino
para el mundo entero.5
— San Bernardo de Claraval
Sin José no tendríamos el Pan vivo de la Eucaristía. María “amasó la masa”
en su sagrado vientre; San José amorosamente resguardó el Pan en Egipto, y
continúa resguardando y preservando el Pan de vida en cada tabernáculo del
mundo. San José hizo posible que todos sus hijos recibieran el Pan de vida
eterna.
¡A (San) José se le sigue atribuyendo la custodia del Pan vivo!6
— Venerable Fulton J. Sheen