PREDICACIÓN
Prepara un sermón de
gran impacto
Serie: Homilética
Formar parte del equipo de mensajeros
de Jesucristo es un desafío constante que
requiere una preparación y capacitación
a fin de impactar a los oyentes; por ello,
el objetivo de la Homilética es capacitar
a las personas que predican para lograr
una mayor influencia y mejoramiento a
la hora de la preparación y transmisión
de un sermón. La Homilética, del griego
homilía (“estar en compañía de, ejemplo,
conversar y comunicar”) es el arte y cien-
cia de comunicar el mensaje de la Palabra
de Dios. Es decir, a través de la homilética
uno aprende cómo preparar y predicar un
buen sermón.
En esta ocasión con la ayuda de
Samuel Vila, a través de su libro “Manual
de Homilética”, compartiremos algunas
recomendaciones a tener en cuenta para
la elaboración del sermón.
El tema
En primer lugar, se debe definir el
tema, “¿De qué voy a hablar?”. Para de-
cidir cuál será el tema que va a compar-
tir, el predicador puede inspirarse en
la reflexión acerca de las necesidades
espirituales de sus oyentes, por medio
de lecturas bíblicas, sermones de otros
predicadores, a través de lo observado o
conversado durante sus visitas pastorales,
estudiando lo que sucede a su alrededor
y, por supuesto, pidiendo la guía de Dios
en oración.
El tema debe ser breve, pero claro y
expresivo, con un título que logre cap-
tar el interés del oyente. El predicador
también debe tener en claro qué obje-
tivos se propone lograr. Con estos ob-
jetivos en mente, podrá desarrollar el
tema, de manera a lograr los resultados
deseados.
16 | la fuente
El desarrollo
Una interesante y práctica manera de
elaborar el contenido del sermón es es-
cribiendo preguntas relacionadas con el
tema, con sus antecedentes, que revelen
su importancia, los puntos clave del texto,
el significado de las palabras, las maneras
de aplicarlo a la vida diaria, etc.
Los sermones pueden ser de diferentes
tipos: a) textuales, si intentan explicar un
texto bíblico, b) temáticos, si se basan en
un tema en particular (con versículos bí-
blicos que sirvan de apoyo); c) expositivo,
el que comenta un pasaje bíblico, narra-
ción o parábola de la Biblia.
Para realizar un buen bosquejo, divi-
diremos el contenido de la predicación en
secciones o partes principales, que puede
seguir un plan lógico o una secuencia de
ideas, según el tema y el tipo del sermón.
La figura del trompo puede ilustrar-
nos la manera en que debería desarrollar-
se el mensaje en cualquier sermón:
“La cabeza del trompo representa el
tema, del cual parte la introducción; y el
desarrollo consiguiente va ampliando y ro-
busteciendo el argumento hasta llegar a la
conclusión, la cual es presionada por cada
pensamiento del sermón. Todos ellos pesan
sobre la punta que deseamos clavar en las
conciencias de nuestros oyentes, determi-
nando su decisión por Cristo o su resolu-
ción de poner en práctica la amonestación
sobre el tema que sea”.
El orden es el secreto
Los subtemas o partes deben presentar-
se por orden creciente de interés, es decir,
lo más importante debe entregarse al final:
1. Lo general tiene que preceder a lo
particular personal. Por ejemplo: Si
Los libros “El púlpito cristiano” y “Manual de Homilética”, de Samuel Vila, pueden descargarse en:
http://www.ntslibrary.com/PDFBooks/ElPulpitoCristiano.pdf
http://es.scribd.com/doc/3119644/Manual-de-Homiletica
tratamos de describir la universalidad
del pecado, nunca diremos: “Tú y yo
somos pecadores, todos los hombres
del mundo lo son”, sino al contrario:
“Todos los hombres son pecadores, tú
yo lo somos también.”
2. Si hay que relacionar algo presente
con lo ausente, se toma lo ausente
primero. Por ejemplo: El Señor, en
Lucas 13, habla de “aquellos galileos”,
pero después dice: “Si vosotros no os
arrepintiereis, pereceréis igualmente”,
aplicando el ejemplo de los ausentes a
los presentes.
3. Si se trata de un asunto donde entra
el elemento tiempo, no se debe
invertir el orden, sino tomarlo en el
de pasado, presente y futuro. Tene-
mos el ejemplo en Hebreos 13:8. No
tendría la misma fuerza y belleza este
pasaje si dijera: “Jesucristo es el mis-
mo por los siglos, hoy y ayer.” Parece
que esta regla cae por su propio peso;
sin embargo, algunos predicadores
faltan a ella con frecuencia.
4. Si hay tales elementos como ma-
nifestación, causa y resultado, es
natural que para tener orden lógico
principie por causa, luego manifesta-
ción y por último resultado.
5. Siempre debemos poner en el último
lugar aquel punto que lleve a la
decisión importante que se desea
producir por medio de un sermón.
No olvidemos que una buena plani-
ficación y preparación de lo que quere-
mos compartir nos dará la seguridad y
confianza necesaria para hacer llegar a
nuestros oyentes el mensaje que el Señor
ha puesto en nuestros corazones.