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Universidad de Cartagena
Administración Financiera
Humanidades 2
Tabla de Contenidos
Capítulo 1
Capítulo 2
Objetivos
Título 1 la pobreza
La pobreza
Desempleo
el informe sobre el comportamiento del desempleo en cada una de las regiones es muy diciente y
permite encender las alarmas, en la medida que no se logre mejorar el crecimiento de las
economías, especialmente, aquellas clasificadas como industrializadas. El informe aduce que las
regiones industrializadas consiguieron librarse del marasmo económico vivido especialmente en el
Segundo semester. Igualmente advierte que, al mismo tiempo que empeoraba la situación del
empleo en el mundo, creció de tamaño la economía informal en las regiones en desarrollo de poco
aumento del Producto Nacional Bruto (PNB). Ante este hecho, dice el informe que: “los
trabajadores de la economía informal corren peligro de convertirse fácilmente en trabajadores
pobres con un salario insuficiente para cubrir las necesidades propias y familiares (un dólar o menos
al día), sobre todo en las economías donde no hay un amplio sistema de seguro de desempleo u
otras formas de protección social
La enequidad en colombia
Los datos del World Inequality Database revelan que, durante los más recientes 20 años (desde el
2000 hasta el 2020), la enequidad de ingresos ha disminuido en Colombia, pues al inicio del milenio
el 10% de la población se llevaba casi el 55% de los ingresos del país, mientras que a finales de
2019 solo captaban cerca del 50% de los recursos.
Sin embargo, el documento advierte que la desigualdad en Colombia ha venido aumentando desde
2015 en adelante, pues hace cinco años el 10% de la población se quedaba con casi el 45% de los
ingresos y esta cifra ha acercado al 50% de los ingresos en los últimos años
Uno podría decir que la desigualdad tiene como causa principal que la economía o la sociedad
colombiana se está dividiendo en dos: un sector moderno donde se emplea los trabajadores con
educación superior y un sector informal donde se refugian los trabajadores sin educación superior.
La distribución de la riqueza en Colombia siempre ha sido desigual, pero ha sido agravada por un
sistema tributario que acolita que los más ricos paguen muy pocos impuestos.
Así lo revela un importante estudio de Facundo Alvaredo y Juliana Londoño, quienes son
colaboradores de Thomas Pikitty, autor de El capital en el siglo XXI.
Según datos de la DIAN, el 1% de los mayores perceptores de la renta se queda con una quinta
parte de la riqueza producida en Colombia, que es uno de los índices más altos del mundo, sólo
superado por Estados Unidos. Mientras en este último, los perceptores mayores son ejecutivos que
deciden sobre sus exorbitantes salarios, en nuestro caso más tradicional se trata de rentistas y
dueños del capital. El índice Gini, corregido por los resultados de la muestra por contribuyente,
aumenta de 55 a 59, confirmando la gran inequidad de la distribución colombiana.
En los países desarrollados, la desigualdad disminuye porque el sistema tributario es progresivo: los
que más tienen pagan una parte mayor de sus ingresos. Este no es el caso de Colombia, debido a
una legislación tributaria que aumenta la inequidad. A pesar de que la tasa marginal del impuesto a
la renta es alta comparativamente con la de otros países, de 33%, lo que se paga efectivamente está
corroído por unas exenciones muy generosas que terminan con tasas de sólo 7% del ingreso de los
más ricos. Esto es menos de la mitad de la proporción que paga la clase media asalariada mediante
retención en la fuente.
La corrupcion
La corrupción era un tema de la vida en la alta sociedad política antes de que llegara el
narcotráfico como negocio ilícito. En la mayor parte del siglo pasado, la gente de aquella
época, pensaba que la política tenía dos caminos: liberal y conservador, y si se era de un
lado la corrupción estaba del otro lado del río. Se defendía con la vida una estructura
bipolar que la historia demostró como un juego de ajedrez en donde se manipulaba al
pueblo por medio de una lucha civil inhumana.
Pero el tema de la lucha bipartidista entre liberales y conservadores tuvo dos cambios que
no se esperaban: un golpe de estado y la posterior constitución de una alternación del poder.
Desde luego la lucha por defender un partido perdió el sentido pero quedaban focos de
resistencia que cada vez se hacían más grandes y dominaban más los ideales radicales de
extinción del estado. En todo caso, la sociedad creía que la burocracia era la enferma, y
desde luego comenzó a verse una deslegitimación política de las instituciones.
Pero pasando el tiempo llegó algo que nadie se lo imaginaba, solo los interesados: el
narcotráfico. Un cáncer peor que cualquier otra mafia. Pero el negocio como tal no era lo
malo sino la propaganda facilista que emitía: un joven sin oportunidades, sin estudio, que
quiere tener dinero para llevar a su casa y alimentar a su familia, que desea tener poder y
dominar, observa en el negocio de las drogas como puede lograr sus objetivos sin más
requisitos que “creerse un hombre” y no tener mayor esfuerzo.
Con esto se crea una cultura, un sistema social que se transformó de manera única: desde el
hogar, pasando por los medios de comunicación y las instituciones de educación, hasta las
altas corporaciones estatales, se aceptó el narcotráfico y se generó la cultura de la
corrupción en su máximo esplendor.
La gente ya no creía en que la corrupción era inherente a la clase política, sino que se
trasladó al diario vivir. Se permitió la introducción del “dinero fácil” en cada campo de la
sociedad colombiana y eso trajo como consecuencia varias cosas.
La primera consecuencia, el aumento de la violencia y la victimización de seres inocentes
que no tenían relación con el negocio ni siquiera con la violencia bipartidista. Eso es tal vez
lo que más hiere, el pasado sangriento y continuo presente de hostilidades con civiles sin
pecado concebido.
La segunda consecuencia, el cambio en el pensamiento colectivo. La sociedad se comenzó
a enfermar mentalmente en que la mejor solución era estar un paso adelante, ya no pensar
en colectividad (como en la violencia bipartidista) sino ser un estratega de defensa de lo
particular y no de lo social. Por esto por ejemplo hoy se ve que en el sistema de transporte
público de la capital se linche a una señora por una simple silla o que se mate a golpes a un
adolecente por robarse un celular.
La tercera consecuencia es muy particular: la desconfianza de la sociedad en todo el aparato
estatal. De aquí en adelante se propuso el sistema de “palancas”: usted es mi amigo y
trabaja en un lugar, así que me tiene que ayudar, en ese escenario se dice que uno tiene una
“palanca” para llegar a su objetivo particular y que el resto de los que necesitan llegar a ese
mismo objetivo no puedan.
Pero sin duda alguna, una consecuencia terrible ha sido seguir aceptando ese modelo de
corrupción. Todos lo aceptamos, porque si no se tiene un mínimo de corrupción o de
deshonestidad no se progresa en Colombia. Así de sencillo. Lamentable es que incluso
desde el hogar se lleve esta dinámica hasta los colegios, de los colegios a las universidades,
de allí a las instituciones, de las instituciones a los hogares y se crea el circulo vicioso.
Capitulo 4
La educacion
Capitulo 5
Modelo de Estado
Entre corrupción y modelo de estado, la primera es la génesis del segundo. Este modelo
colombiano es legitimado por vía democrática, pero por manipulación de la clase dirigente.
Analizando cada rama del poder ejecutivo encontramos:
Un poder legislativo bicameral, que no debería tener dos cámaras y tantos congresistas. Es
bien sabido que los mecanismos de ambas cámaras son idénticos y su estructura similar. Un
Congreso unicameral es válido y tendría mayor legitimidad, porque a ciencia cierta nadie
sabe el nombre de todos los congresistas ni su pasado.
Un poder ejecutivo de clientelismo tan notorio que no es necesario explicarlo con palabras
técnicas: se pagan favores políticos con más burocracia y más presupuesto para los
contratistas. Además, la manipulación de empresarios, compañías trasnacionales, potencias
extranjeras e incluso grupos al margen de la ley es tan evidente que no se puede negar.
Tener un presidencialismo tan pronunciado es malo para el pueblo, porque el titular parece
un monarca, y bueno para la corrupción.
Un poder judicial bastante ineficiente, también salpicado por la corrupción, es entre todos
el que más ayuda le ha dado a esta sociedad, en especial la Corte Constitucional. Pero el
esquema se debe mejorar, los despachos judiciales están llenos de procesos porque la
sociedad cree que todo problema debe ser solucionado por ese medio y no buscan acuerdos
alternativos.
En cuanto a la administración del territorio, funciona de una manera chambona, a medias y
sin muchos éxitos a excepción de Bogotá, Medellín y Barranquilla. Pero la regla general es
que el poder tan centralizado en una capital genera desbalance social, los departamentos del
sur del país están en máxima vulnerabilidad por el abandono estatal y las fronteras son
cambuches de grupos insurgentes.
Capitulo 6
Conclusion