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Introducción a las Artes Visuales

Trabajo Práctico N°1

Integrantes: Agustina Zonana, Benjamín Landeros, Fausto Dalmau y Nicolás González.

Tarditti, Adelina Matilde

Para poner en contexto, Adelina Tarditti llamada también como “Deli”, nació en 1944
en Mendoza, fue una profesora, restauradora y pintora mendocina del siglo XX. Ejerció su
rol de docente alrededor de los años noventa. Estudió en la Academia Provincial de Artes
Visuales, lo cual puede haber influido en su modo de crear obras y dar clases.También tuvo
formación artística en Europa como por ejemplo, la Real Academia de Bellas Artes, en
Madrid y en la Universidad de Siena, Italia, lo cual de seguro le enriqueció de sabiduría para
aplicar así en sus obras lo aprendido. Adelina, tenía una enfermedad degenerativa, por esto
se le fue dificultando la producción de obras, ya que no podía articular bien sus
movimientos, derivando así en sus últimas obras sean más expresionistas en cuestión de
trazos y formas.

Como es sabido, la Academia Provincial de Artes Visuales estableció un


pensamiento revolucionario para aquella época, las clases que se daban allí, estaban más
que nada destinadas al sector más popular de la sociedad, en especial la mendocina. En su
momento, el arte y la producción de este se veía reducido a las clases altas. A causa de
esto, se fundó la APBA.
Otra cosa a mencionar, es que, cinco años después, se cerró la academia a falta de fondos,
pero se sospecha que fue por el escándalo que se generaba al emplear modelos vivos en
las cátedras.Surgieron nuevos talleres por la falta de ésta, y los artistas decidieron
perfeccionarse al aire libre, de aquí, la orientación más naturalista y paisajista de los autores
de las obras.

Inició su trayectoria como artista en una época en la que el modernismo estaba


impregnado en el arte mendocino. Ella, o por lo menos en la esta obra, se ve una estética
expresionista.

“Los Girasoles del Ale”


La obra propuesta “Los Girasoles del Ale” entra en el género de paisaje, sabiendo
que la artista se inspiraba en retratar el ambiente mendocino, podríamos decir que quiso
representar un atardecer en Mendoza, con un fuerte viento que bien podría ser zonda,
característico de esta provincia.

Dentro de los aspectos formales, vemos el empleo de colores cálidos y saturados,


así como algunos colores fríos para armonizar la obra. Utilizó óleo sobre lienzo, y se ve, en
la pintura, el rastro de los pinceles, algunos de cerda gruesa y variados en su grosor. Tiene
una orientación horizontal, se divide el plano básico en dos cuadrantes, arriba y abajo, que
se marcan por la diferencia de colores y la cantidad de repetición de los girasoles, vemos
también, una mayor concentración de flores y colores en el cuadrante derecho. Se observan
líneas blancas horizontales, junto a la inclinación y diagonales del pastizal y de los girasoles,
que quieren demostrar movimiento. Las flores y pétalos que supuestamente vuelan y caen
por el viento, están menos definidas, con menor aplicación de material.

Operación Poética

Desde nuestro punto de vista y sabiendo que la obra está hecha en dedicatoria a un
alumno al parecer muy cercano que tuvo, concluimos que fue como una muestra de gratitud.
Podría llegar a tener una inspiración de “Los Girasoles” de Vincent Van Gogh ya que, esta
obra fue dedicada a un gran amigo suyo y estos comunicaban gratitud de este artista.

Pensábamos que debido a los tonos amarillentos del fondo y los verdes del primer
plano quiere dar como una sensación de un otoño en el cual el viento sopla con gran fuerza
y este se empieza a llevarse los girasoles marchitos haciéndolos volar con violencia,
mientras que empiezan a brotar más plantas de girasoles. Nos fijamos en el intento de
mezclar los colores rojo y verde para así crear el marrón y generar una armonía en la obra,
pero probablemente por su enfermedad no haya podido realizarlo minuciosamente.

Valor

El espíritu, se desarrolla y se robustece con el ejercicio, y al igual que el cuerpo


abandonado se debilita y se hace impotente. La intuición innata del artista es un talento que
no se debe enterrar, por ende, el artista debe conocer el punto de partida de estos
ejercicios, que consiste en la exaltación del valor interior de su material con una balanza
objetiva, en nuestro caso; el análisis del color, que deberá influir sobre diversas personas.
Los colores que componen el verde son activos y móviles, por lo que se pueden
establecer teóricamente según el tipo de movimiento, que efectos espirituales causa.
Experimentalmente, permitiendo al color actuar sobre nuestros sentidos, tendremos el
mismo resultado. De esta manera, el primer movimiento del Amarillo, un empuje hacia el
espectador puede incrementarse hasta la agresividad, observando directamente en
cualquier forma geométrica que el amarillo intranquiliza al espectador, lo estorba y lo
estimula, muestra un matiz de violencia en su expresión que incluye obstinada y
vergonzosamente sobre su sensibilidad.

Una particularidad del Amarillo, de inclinarse siempre hacia los tonos más claros, es
que puede incrementarse hasta llegar a un grado de fuerza y estridencia intolerables para el
ojo y el espíritu. El amarillo es un color típicamente terrenal, sin gran profundidad.
El amarillo se torna agudo con facilidad y es incapaz de descender de una gran
profundidad. El azul difícilmente será agudo y será incapaz de ascender a una gran altura.
El equilibrio perfecto al unir colores tan significativamente opuestos se encuentra en el
verde. Emerge la calma. La influencia directa sobre la vista, y por ella sobre el espíritu, es
idéntica, suceso estudiado no solo por médicos sino especialmente por oftalmólogos. El
verde absoluto es el color más calmo que existe, no tiene dinamismos, ni matices de alegría,
dolor o pasión; nada exige, no exhorta a nadie.

El blanco influye sobre el espíritu como un silencio inmenso, no es un silencio inerte


sino, en cambio, cargado de potencialidades, suena como un silencio que súbitamente
puede llegar a ser comprendido.

El rojo color que se presenta cálido y sin límite, causa del efecto interior de un color
vivo y movedizo, pero no posee la rapidez abrumadora del Amarillo sino, energía y
perseverancia es un ardor vibrante centrado en sí mismo y poco atrevido. El rojo Saturno se
asemeja al amarillo medio, transmite fuerza energía empuje coraje felicidad, victoria y otras
sensaciones afines, su tono medio añade tenacidad en sus sensaciones fuertes es como
una pasión obstinada e inextinguible una fuerza imbatible y centrada en sí misma. El
enfriamiento repentino y trágico gesta un tono que los pintores evitan por sucio, esta obra
por ejemplo no utiliza ningún color frío.
Con frecuencia el color rojo es corriente encontrarlo en obtas principalmente al aire
libre, donde sobresale como complementario del verde estos rojos tienen una condición
activa y material algo inadecuada a las profundidades y con el amarillo en un ámbito
superior, Únicamente se posiciona de un sonido más profundo. De esta forma, surge el
marrón, el color plano y duro, incapaz de mucho movimiento y donde la resonancia del rojo
es bullir apenas distinguible. Un uso propicio puede generar una belleza incomparable: la
demora.

Conociendo el motivo del trabajo y el tipo de obra que hacía (fue dedicado por
Adelina a un alumno de ella), concluimos que puede referirse a la calidez que le generaban
sus estudiantes, más específicamente “Ale”. El espíritu se ve reflejado en los trazos de los
girasoles y del pastizal, y en la cantidad de material empleado en estos.
En la obra, la intuición innata del artista se ve reflejada en la exaltación del valor
interior de su material, en este caso, a través del análisis de los colores. Los tonos vibrantes
de toda la obra, y en particular el amarillo, incitan e intranquilizan al espectador, mientras
que el rojo vibrante transmite energía y perseverancia. El equilibrio perfecto se encuentra en
el verde, el color más calmo que existe. El fondo de la obra es rojo bermellón, que se
asemeja al amarillo medio y transmite fuerza y coraje, mientras que el piso es marrón, un
color plano y duro que genera una belleza incomparable: la demora. La obra representa la
calidez que le generaban los estudiantes de la artista, reflejado en los trazos de los girasoles
y el pastizal, y en los contrastes de los tonos vivos y el blanco.

Conclusión
Adelina Tarditi, profesora, artista plástica y restauradora mendocina,que se especializó en la
representación de paisajes de Mendoza, gracias a alumnos, colegas y personas cercanas a
ella como: Alejandro Iglesias, Luisa Olguin, Miguel Soria, Sergio Fustari pudimos conocer
un poco lo que fue su vida, también el trasfondo de la obra, fue hecha para un alumno de
ella con el que tenía una relación muy cercana,
En cuanto a la obra podemos decir que tiene una estética expresionista en sus trazos y
formas,esto debido a la enfermedad degenerativa que afrontaba la artista,
Se puede interpretar que buscaba plasmar un atardecer característico de Mendoza, con
tonalidades cálidas y en primer plano unas flores ligeramente volcadas en dirección del lado
derecho, Las flores y pétalos están menos definidos, lo cual podría deberse a la dificultad de
la artista para aplicar material con precisión debido a su enfermedad.

Referencias

(Libros)

SANTÁGELO R. Marcelo; QUESADA J. Luis; BENCHIMOL, Silvia. Diccionario de las Artes


Plásticas en Mendoza, 1900-1995.

80 años, Escuela 4-024 Bellas Artes.

CHIAVAZZA Pablo. Una academia sin par. 80 años de la Academia Provincial de Bellas
Artes de Mendoza.

(Documentos electrónicos)

Jorge Parvanoff, “En recuerdo de Adelina Tarditti”, Escribe el Lector, en


https://www.losandes.com.ar/en-recuerdo-de-adelina-tarditti/. Acceso 11 de junio de 2023.

(Obras artísticas)

TARDITI, Adelina. Los girasoles del Ale, 1995m óleo sobre lienzo. Museo de Arte Moderno
Mendoza.
Los Girasoles del Ale, Adelina Tarditi 1995

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