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Metafísica

de la materia

ciencia
Manuel Béjar Gallego
Cátedra Ciencia, Tecnología y Religión
Universidad Pontificia Comillas (Madrid)
E-mail: mbejar@recuerdo.net

Hace dos años iniciábamos un el pensamiento metafísico1 donde


programa intelectual que nos se hace patente la exigencia de
haría recorrer una selección de mucho pensamiento propio para
los grandes hitos de la ciencia adentrarse en los fundamentos de
moderna analizados desde la una realidad material, que se ma-
perspectiva del siglo xxi. Hoy nos nifiesta físicamente en el entorno
corresponde cerrar este estudio y en nuestro propio ser. La fuerza
con una reflexión sobre la natura- de esta reflexión metafísica deri-
leza de la materia y su expresión va de la coherencia del discurso
en la existencia de fenómenos construido por la lógica de la ra-
físicos, biológicos y neurológi- zón acerca de las propiedades no
cuantificables de la materia. No se
cos, que hemos descrito en una
trata de un discurso puramente
docena de artículos publicados
científico. Por su propia defini-
en Razón y fe. Aunque siempre
ción no se exige la comprobación
nos hemos deslizado por la la-
experimental de sus deduccio-
dera más filosófica de la ciencia nes; aunque sí es deseable que
y hemos reflexionado metafísi- esta argumentación lógicamente
camente sobre los fundamentos construida sea, cuanto menos,
de la materia, ahora queremos ir compatible con los resultados de
más allá y dedicar todo un artí- la ciencia.
culo a pensar metafísicamente la
materia. No se trata solo de una La materia es un hecho tanto para
síntesis, sino más bien la puesta la ciencia como para la filosofía. Se
en escena de un estilo de hacer puede cuantificar científicamente
metafísica desde la ciencia, junto
a algún apunte personal. 1
  Cf. M. Carreira Vérez, Metafísica de la
materia. Núcleos temáticos de filosofía de la
No puedo ya seguir sin reconocer naturaleza. Materia no viviente, Universi-
el valor de una obra sin igual en dad Pontificia Comillas, Madrid 1993.

Razón y Fe, 2017, t. 276, nº 1428, pp. 275-280, ISSN 0034-0235 275
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y por eso la ciencia trata de las materia con mayor profundidad


transformaciones mensurables de que el conocimiento estrictamen-
la materia. Es decir, de su activi- te científico. En este sentido la
dad física. Este proceder físico de metafísica de la materia trata de
la materia queda descrito median- alcanzar la esencia de lo material,
te leyes científicas, que no cuestio- más allá de sus manifestaciones
nan la existencia y propiedades de físicas, y descubrir así un fondo
lo material. Simplemente se dan de unidad bajo tanta diversidad
por supuestas: la materia existe de fenómenos. Si de este funda-
y se determina de tal manera. La mento común deseamos explicar
metafísica de la materia hace una la multiplicidad de realidades
reflexión desde los conocimientos físicas, hemos de presuponer que
empíricos hacia la ultimidad de la la materia es susceptible de cam-
materia. Este discurso filosófico se bio. La materia en el comienzo del
proyecta hacia niveles más pro- universo era radiación. Tuvo que
fundos del ser de la materia. ¿Qué dejar de ser radiación para empe-
es últimamente la materia? ¿Pue- zar a ser algo distinto, esto es, el
de la realidad física surgir de un conjunto de partículas físicas que
modo natural? ¿Existirá la materia hoy conocemos.
por siempre? No hay respuestas
completamente satisfactorias a ¿Qué entendemos por materia?
estas preguntas. Es más, abordar Los físicos se presentan con hu-
su respuesta provoca el vértigo de mildad al reconocer que la acti-
construir vanamente un mundo de vidad física de la materia mejor
ideas sin cimientos. Esta sensación conocida tan solo se corresponde
vertiginosa se incrementa cuando con un pequeño porcentaje de la
desaparece totalmente la perspec- existente en el universo. Cuando
tiva de lo empírico, olvidando o se pregunta a un físico por la
ignorando los descubrimientos definición de materia siempre se
experimentales de la ciencia. responden ideas sobre su activi-
dad física. Sin embargo, podemos
La existencia de la materia pa- preguntarnos qué es la materia en
rece obvia. La metafísica de la última instancia. Necesariamente
materia pretende esclarecer los el origen de la actividad física de
fundamentos de la materia par- la materia implica la referencia a
tiendo de los conocimientos de su una meta-realidad fuera del orden
actividad física. Pero, la reflexión físico. Sin este presupuesto nada
científico-metafísica sobre la rea- puede deducirse en ciencia, pues
lidad material tan solo desvela su en física no hay posibilidad de
naturaleza enigmática. La tarea crear materia. De distintos modos
de la metafísica es comprender la siempre se recurre a una realidad

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metafísica, más allá del tiempo, la naturaleza última de la materia.


que algunos identifican con una La verdad es que la reflexión fi-
ontología divina y otros prefieren losófica desde los conocimientos
referirse a una meta-realidad más científicos nos sitúa ante la incer-
mundana. tidumbre metafísica del universo
físico. Y ante tanta incertidumbre
En física todo cambio presupone no puedo seguir adelante sin re-
una duración. Todo lo físico es ferirme a otra gran obra que ha
finito y susceptible de un cambio abordado la cuestión del enigma
accidental en el valor de una mag- metafísico del universo2.
nitud que varía en el tiempo o en
la modificación estructural propia No es obvio que el universo deba
de una transición de un estado existir. Ninguna ley física recoge
pasado a otro futuro. Más allá del la necesidad de su existencia. Ni
tiempo, bien pudiera existir una mucho menos aparece compro-
entidad real de donde emerge toda bación de su autosuficiencia. Su
la realidad física repleta de cam- existencia es sorprendente, enig-
bios accidentales. Los cambios ac- mática, misteriosa… La ciencia no
cidentales de la materia física son puede decir con certeza qué es el
producidos por las interacciones universo, cómo ha sido producido
físicas de la materia, que ordenan y qué lo mantiene. En ciencia no
los fenómenos en concatenaciones hay señal que nos indique cuál es
de causas y efectos. La activación su naturaleza fundamental. No
física de esta meta-realidad exige hay patencia de una verdad última
necesariamente algo más que un absoluta. La falta de iluminación
cambio accidental. ¿Cómo puede científica ante el fundamento de la
producirse el cambio que intro- realidad material nos proyecta ne-
duce a la materia en la dimensión cesariamente ante el enigma de su
temporal? Se exige necesaria- razón de ser. Esta borrosidad me-
mente una causa metafísica que tafísica no permite seguridades en
provoque la transición desde la su consistencia ni en su origen. No
entidad real eterna a la realidad hay una razón suficiente en cien-
cia que nos hable de la aparente
física temporal. Esto es, el paso de
estabilidad de nuestro universo
la materia germinal a la materia
físico, ni existe ley que pueda apli-
en actividad física. O más filosó-
carse a la puesta en marcha de su
ficamente, de la realidad última
actividad física.
del meta-universo al universo del
orden fenoménico.
2
  Cf. J. Monserrat, El gran enigma. Ateos
Se trata de cuestiones muy difíci- y creyentes ante la incertidumbre del más
les de responder porque abordan allá, San Pablo, Madrid 2015.

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Vemos cómo la ciencia, que nace Esta diversidad de alternativas


con la intención de conocer el metafísicas es coherente con el co-
mundo de fenómenos, se orienta nocimiento borroso de una cien-
últimamente hacia sus fundamen- cia, que está últimamente abierta
tos metafísicos. Usa una metodo- a las grandes incertidumbres de
logía centrada en la experimenta- nuestra existencia. En ciencia los
ción. Sin embargo, sabemos que hechos no se discuten, pero pue-
los científicos entran con frecuen- den ubicarse en distintos marcos
epistemológicos que presuponen
cia a especular en temas metafísi-
necesariamente un fundamento
cos. La ciencia pretende conocer la
metafísico. Esta metafísica última
verdad, aunque camina precaria-
puede orientarse desde la idea
mente hacia su objetivo. Resulta
de Dios en la perspectiva teísta
una búsqueda sin término. y también desde la perspectiva
En física clásica se habla del de un puro mundo sin más. An-
te el gran enigma no podemos
espacio-tiempo como tejido de la
sino movernos intelectualmente
realidad. Más modernamente la
inmersos en la borrosidad inte-
física cuántica prefiere situar el
lectual de nuestra existencia. Pues
principio básico en esa realidad
bien, la sensación actual de este
material llamada vacío cuántico gran enigma frente a la patencia
o fondo efervescente de energía. de verdad de otros tiempos es uno
En la actualidad la ciencia concibe de los perfiles característicos de
que el universo se ha producido nuestra cultura moderna.
desde las propiedades ontológicas
y dinámicas de la materia. En este Decíamos al principio que finali-
sentido la ciencia es así monista. zaríamos con un breve apunte me-
Todo se ha producido por un tafísico. Supuesta esta borrosidad
principio único, la materia, que metafísica que nos sumerge en la
incertidumbre de la existencia, se
es últimamente desconocido. La
hace posible vivir en coherencia
ciencia puede especular acerca de
desde la idea de un orden natural
la metafísica última de la realidad,
que obedece al diseño de un plan
pero no impone una metafísica divino o en la asunción de un
concreta y su determinación que- puro mundo autosuficiente. En
da abierta a la libertad valorativa ambas perspectivas existenciales
del hombre. Ahora bien, en la el fundamento último se mantiene
evolución de este principio ha en el enigma de la incertidumbre
surgido el orden observable en metafísica: un Dios silente o una
nuestro universo físico, biológico materia eterna. Dios o la suficien-
y psíquico. cia de la materia se ocultan tras la

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barrera físico-metafísica. ¿Cómo estados clásicos de conciencia,


es posible que posicionamientos siempre caracterizados por su
tan divergentes sean coherentes? unidad y coherencia. Como seres
En definitiva, contamos entre no- conscientes esta incertidumbre
sotros con ateos y creyentes. Pero, nos inquieta, nos interpela y nos
algunos dirán que poco importa desconcierta, porque deseamos
la diversidad de personas con más que se concrete. En nuestra con-
o menos fe. Que lo importante es ciencia no cabe la incertidumbre
que se clarifique esta borrosidad, de los estados de superposición
que se concrete en un Dios o en un cuántica. El estado de conciencia
puro mundo. es único, concreto y bien definido.
Por este motivo resultan incompa-
En el paradigma cuántico puede tibles la indefinición clásica de la
existir simultáneamente una co- meta-realidad y la posibilidad de
existencia de estados, incluso de experimentar un estado conscien-
estados antagónicos. Nos referi- te de esta meta-realidad.
mos a estados cuánticos donde
aún no están definidas algunas La falta de concreción metafísica al
propiedades que parecen obvias estilo clásico provoca esta inquie-
en el orden de los fenómenos, tud existencial en nuestra concien-
cuando tomamos conciencia de cia. Podemos entender que exista
que las cosas son como son y no una superposición cuántica meta-
de otra manera. Decíamos que en física, pero en conciencia solo nos
el régimen cuántico había una ca- complace una realidad metafísica
rencia ontológica que se completa concreta. Sabemos que un sistema
al finalizar la transición hacia el cuántico se halla en estados de
régimen clásico. Y una vez con- superposición de estados clásicos;
creta, ya podemos observarla y aunque nos cuesta asumirlo, por-
hacernos conscientes de sus pro- que la experiencia nos enseña que
piedades ontológicas. Pero hasta solo observamos estados clásicos.
entonces, el sistema evoluciona en Así podría ser también en el terre-
la incertidumbre. no metafísico. Hablaríamos de un
fondo de la realidad que opera al
Pues bien, sería razonable pensar estilo cuántico y asume simultá-
que esta meta-realidad asumiera neamente varias concreciones me-
las propiedades cuánticas; al me- tafísicas clásicas. El creyente ve a
nos, parcialmente. La consecuen- Dios como una posible concreción
cia de esta falta de concreción ontológica de esta meta-realidad
hace posible una diversidad de y el ateo contempla otra concre-
metafísicas desde la perspecti- ción bien distinta en términos de
va fenomenológica de nuestros un vacío cuántico del que brotan

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múltiples universos. Pero, en el sobre una ontología puramente


fondo, bien hay Dios o más bien material, los ateos, deberán tam-
un puro orden material. Y esta bién asumir que la materia germi-
incertidumbre nos desafía existen- nal hace posible la ilusión de Dios
cialmente. en la conciencia de muchos. Es
decir, el puro mundo genera un
Quien se comprometa existencial- orden físico que produce la idea
mente por fundar el mundo sobre de Dios.
una ontología divina, un creyente,
deberá asumir que Dios diseña En conclusión, entender metafí-
un mundo físico que evoluciona sicamente que esta meta-realidad
lentamente hacia la complejidad pudiera ser una realidad cuántica
biológica hasta producir a seres supone entender mejor la coexis-
conscientes e inteligentes capaces tencia de ateos y creyentes. Su bo-
libremente de vivir sin referencia rrosidad metafísica hace posible
a Dios. Es decir, Dios hace posible posicionarse libremente de uno u
un mundo donde existan ateos. otro modo ante al gran enigma de
Quienes decidan fundar el mundo la existencia. n

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