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Virgen de La Candelaria Fátima Roa
Virgen de La Candelaria Fátima Roa
La llegada de los Kapus (alferados) marcó el inicio del gran pasacalle en que los
danzantes y sus respectivas bandas marcharon por los alrededores del parque El
Pino donde se ubica el templo San Juan que alberga a la patrona de Puno: la
Mamacha Candelaria.
La quema del castillo de fuegos artificiales que este año, a diferencia de los otros,
tuvo cuatro minicastillos con efectos especiales cautivaron a los asistentes que entre
aplausos lanzaron vivas a la Virgen de la Candelaria. Mientras unos aplaudían, otros
dejaron escapar algunas lágrimas.
“Mi mamita Candelaria es muy milagrosa. Cumplió uno de mis peticiones y, por ello,
vengo cada año desde Arequipa y celebro sus fiestas con mucha devoción”, nos
dice Carmen Rojas, quien disfrutó con la música de los sicuris, la morenada y la
diablada, símbolos de la festividadad.
Las agrupaciones danzaron hasta altas horas de la madrugada. No faltaron los
ponches ni las cajas de cerveza. Fue un jolgorio que enlazó no solo a la población
puneña sino a los turistas nacionales y, sobretodo, extranjeros que se sumaron a la
festividad.