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El Tratamiento. ¿Con qué fórmulas nos podemos dirigir a los oyentes?

En el momento de hablar a un auditorio, muchas de las normas que suelen regir el tratamiento de ‘tú’ y de ‘usted’ se
diluyen. Lo primero es tener en cuenta que estamos utilizando el plural; lo segundo es valorar el tipo de auditorio que
está ante nosotros: ¿se trata de un auditorio más joven? ¿son desconocidos? ¿suelo hablar con estas personas de una
forma afable? Las respuestas a estas preguntas nos conducirán a una forma correcta de trato.
De todos modos, y antes de establecer las normas básicas del ‘tuteo’ y del tratamiento de ‘usted’, uno de los consejos que
puede sernos más útil es el de utilizar los vocativos colectivos y el tratamiento impersonal. La inclusión del orador (el que
habla) dirigiéndose a la audiencia que escucha (simplemente utilizando la fórmula ‘nosotros’) es un modo eficaz de
dirigirnos con respeto al auditorio.
TIPOLOGÍA DE PARTICIPANTES
En toda reunión oratoria encontraremos diferentes tipos de participantes: habrán personas alegres, complacientes,
burlonas, conflictivas y hasta indiferentes. Debemos conocer las acciones que suelen realizar cada una de estas personas y
la manera de tratarlos para salir airosos de cualquier lance oratorio.
Descripción “zoológica” de los diferentes tipos de público que solemos hallar en una reunión oratoria.
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A. PERRO AGRESIVO
“Muerde”, que ataca, que ve al orador como a un enemigo al que hay que vencer. Si el orador demuestra superioridad y
tacto en su trato con él, el “perro agresivo” se repliega y no lo vuelve a atacar. Suele subordinarse ante quien considera
superior. Si uno se enfrasca en una discusión con él, se estará creando un enemigo peligroso.
Acciones que realiza: • No tomar sus ataques como algo personal.
• Frases agresivas. • Recordarle los acuerdos pactados.
• Quiere ridiculizar al orador. • Preguntarle soluciones concretas.
• Crea atmósfera negativa en la reunión. • No luchar con él, elevar y/o respetar su ego personal.
Cómo tratarlo:

B. CABALLO POSITIVO
Participante educado, con él se puede iniciar un debate serio y alturado. Tiene conocimientos básicos sobre la materia que
se expone y quiere incrementarlo a través de su condición de oyente y por medio de preguntas correctamente formuladas
para absolver sus dudas. Si ve que el orador domina el tema le hará preguntas, ve que no lo domina no lo molestara.
Acciones que realiza: Cómo tratarlo:
• Asiente positivamente. • Pedir su ayuda.
• Es educado. • Protegerlo de sus atacantes.
• Preguntas y respuestas concretas. • Agradecer sus acciones.
• Es constructivo. • No encargarle trabajos sin importancia.

C. MONO
Quiere demostrar que “todo lo sabe”, incluso se atreve a dar recomendaciones al expositor. El “mono” interviene en toda
oportunidad que se le presenta -sólo para lucirse-, interrumpiendo muchas veces la exposición del orador. Suele hacer
preguntas y dar respuestas que nada tienen que ver con el tema central. Es un exhibicionista irreprimible.
Acciones que realiza: Cómo tratarlo:
• “Lo sabe todo”. • Ser concreto.
• Parece que aprende. • Preguntar detalles.
• Preguntas y respuestas intrascendentes. • Establecer reglas claras.
• Le encanta lucirse. • No darle mucho papel protagónico.

D. RANA
Tiene predilección por intervenir en todo momento, no por el hecho de contribuir con sus ideas opiniones sino por el solo
hecho de escuchar su voz; le gusta hablar todo el rato. Si bien la “rana” no representa peligro para el orador, si resulta un
peligro para la reunión propiamente dicha pues interfiere con el tiempo o cronograma establecido.
Acciones que realiza: Cómo tratarlo:
• Le gusta oírse. • Establecer reglas para las intervenciones.
• No respeta el tiempo establecido. • Nombrar un controlador del tiempo.
• Interviene a cada momento. • Interrumpirle tajantemente.
• Aburre a los otros participantes. • Poner un reloj en la habitación.

E. CIERVO
Participante tímido y muchas veces callado. Intelectualmente es bueno, sabe bastante pero no tiene el valor suficiente
para exponer sus ideas o puntos de vista. Este participante es colaborador pero hay que motivarlo para que intervenga o
participe. Hay que protegerlo de los “perros” y otros “animales” que pueden yugular sus iniciativas o contribuciones.
Acciones que realiza: • Hacerle preguntas fáciles.
• Evita las miradas directas. • Protegerlo.
• Se mantiene quieto y pasivo. • Integrarlo.
• Reacciona con vergüenza. • Darle seguridad.
• Actúa a la defensiva • Que intervenga con papeletas de preguntas.
Cómo tratarlo:

F. PUERCO ESPIN
Durante las exposiciones se mantiene a la ofensiva; preparándose para reaccionar ante cualquier ataque. No participa por
iniciativa propia, pero si se ve forzado a hacerlo, lo hace de manera rápida y con mucha seriedad (a veces con cólera).
Cuando se le integra al grupo y se le demuestra que no correrá peligro se torna colaborador y constructivo.
Acciones que realiza: Cómo tratarlo:
• Comportamiento defensivo; ataca si se ve amenazado. • Integrarlo por medio de dinámicas de grupo.
• Se mantiene cerrado como una ostra. • Usarlo como “arma” y hacerlo nuestro aliado.
• Se cierra más si uno se dirige directamente a él. • Hacerlo partícipe del éxito grupal.
• No colabora voluntariamente. • No minimizar su participación, puede ser tímido.
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G. HIPOPÓTAMO
No representa problema serio para el expositor; no ataca pero tampoco colabora. Ojo, esto no significa que pueda ser
fácilmente maniobrable o persuadido a través de nuestra exposición. Es una persona muy observadora y poco motivada a
exteriorizar sus ideas. A él hay que acercarse sin muchos rodeos, preguntándole directamente. Puede ser un buen aliado.
Acciones que realiza: • Acercamiento directo.
• Quieto. • Hacerle preguntas abiertas.
• Pasivo. • Usarlo como “soporte” o apoyo.
• Observador. • “Despertarlo”: cambiar de voz sin atacarlo.
Cómo tratarlo:

H. JIRAFA
Es el participante “exclusivo” (VIP). Es conocedor de la importancia que reviste su persona merced a sus conocimientos,
personalidad o cargo. Suele ser una persona con sólidos conocimientos y muy segura de sí misma. Le gusta dar sus puntos
de vista y poner orden cuando ve que una reunión cae en el anarquismo. Hay que tratarlo con deferencia y potenciar sus
intervenciones como colaborador.
Acciones que realiza: • Integrarlo y conducirlo.
• Ordenador. • Hacer contacto previo y posterior con él.
• Superior. • Hacer que emplee su experiencia y hacerle
• Suele criticar. preguntas.
• Demuestra su posición. • Tratarlo como un VIP (Importante).
Cómo tratarlo:
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I. ZORRO
Es el astuto, el “vivo”, al que le gusta escuchar y preguntar con mucha atención la exposición del orador para descubrir sus
debilidades y contradicciones. Luego que ha reunido toda la información necesaria se dedica a atacarlo sin compasión.
Hay que evitar caer en su juego, lo que es más, hay que atacarlo con sus propias armas.
Acciones que realiza: Cómo tratarlo:
• Realiza constantes preguntas. • Referirse a los acuerdos establecidos.
• No da información. • Darle la “vuelta” a lo que exponga.
• Recolecta información. • Solicitar su opinión para comprometerlo.
• Evita dar opiniones personales para que no • Usar sus habilidades en su contra.
lo ataquen.

J. TIGRE
Es un participante peligroso. A diferencia del perro que ataca por atacar, el tigre es más selectivo y sólo ataca a los que
están a su nivel académico y/o personal. Suele ser una persona arrogante, segura de sí misma pero imbuido un
negativismo casi congénito. La mejor forma de tratarlo haciéndole constantes preguntas y si se equivoca cuidar no
ofenderlo. Pese a su peligrosidad puede ser “domado”.
• Es arrogante. • Pone a la defensiva al orador.
• Demuestra elegancia. Cómo tratarlo:
• Suele ser negativo. • Hacerle preguntas, antes que él las haga.
• No aceptar sus recursos oratorios.
• Descubrirle sus “trampitas” o provocaciones.
• Evitar que haga muchas intervenciones.

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