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Calles y Peatones en La Mira Del Antropc3b3logo
Calles y Peatones en La Mira Del Antropc3b3logo
E
Etnografía. Un estudio sitúa en números e interpretaciones las malas conductas B
viales de quienes manejan medios de transporte y de ciudadanos de a pie. Resulta
un espejo de la identidad nacional. D
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Como punto de partida conceptual afirmamos que todo hecho vial es un hecho social y
que estos hechos sociales están enmarcados en una historia que crea las condiciones
estructurales del campo vial tal cual lo vemos, lo vivimos y lo sentimos en el presente. Es
importante entender cómo se fue constituyendo el campo vial históricamente, y el papel
que ha tenido el Estado en la definición de la ciudadanía, el cual a través de la vigilancia
estatal, fue modelando las conductas viales argentinas a lo largo del tiempo.
Motivados por los altos índices de “siniestralidad vial” que existen en el país, el equipo
Culturalia de la Sección Etnología del Instituto de Ciencias Antropológicas (FFyL-UBA)
viene desarrollando desde hace varios años investigaciones de antropología vial aplicadas
para transferir al sector público datos, ideas y metodologías útiles para nutrir políticas
operativas y adaptadas a nuestra realidad.
En relación con esto, al realizar observaciones de campo en bocacalles con y sin semáforo,
en rutas y autopistas, notamos que nuestra actitud frente a los signos viales materiales
(señales de tránsito) o normativos (leyes de tránsito) es que los sometemos a un ejercicio
muy creativo y caprichoso de interpretación, transformándolos entonces en símbolos, o
sea, entidades que necesitan invariablemente de interpretación –como, si fueran, por
ejemplo, la cruz cristiana o la serpiente uróboro de los alquimistas. Esta conducta repetida
constantemente de transformar los signos viales en símbolos puede relacionarse con el
modo en que practicamos ambiguamente la ciudadanía, y ésta es aprendida, y no parte de
la naturaleza del mundo.
Por eso, sostenemos que son los sistemas sociales los que crean los sujetos viales, de
acuerdo con los procesos históricos a través de los cuales se ha moldeado –al decir de
Pierre Bourdieu–, el habitus vial. Pudimos constatar empíricamente estas regularidades
del habitus vial en una reciente investigación realizada en 2012 por pedido del Defensor
del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, Dr. Carlos Bonicatto, para brindar datos para
mejorar la seguridad vial. Allí, seleccionamos con el equipo de la Defensoría los lugares
donde se realizarían las investigaciones etnográficas en pueblos y ciudades de la provincia
de Buenos Aires, dos por cada una de las ocho secciones electorales. Los lugares
etnográficos de observación fueron las bocacalles con y sin semáforo, colegios, zonas
cercanas a direcciones de tránsito, tratando de combinar locaciones céntricas con otras
más apartadas. Al ser una primera aproximación cualitativa de la conducta vial, nuestros
objetivos eran lograr tener una visión amplia de las principales etnomaniobras, y faltas
observables y cuantificarlas para identificar sus regularidades a través del territorio
bonaerense. Si bien no era un estudio cuantitativo, la organización de los datos observados
contribuiría a mostrar la regularidad de ciertas conductas viales como parte de un habitus
vial.
El estudio arrojó que la etnomaniobra más recurrente fue la no cesión del derecho de paso
en bocacalles de una mano sin semáforo, donde los conductores deberían ceder el paso al
vehículo que va por la derecha. Un 72% no lo hizo. Y dentro de las faltas, el ranking: no
uso del cinturón (48,73%), la falta de casco (19,18%), niños adelante sin cinturón (8,13%),
niños atrás sin cinturón (6,36%), uso del celular (6,03%), mal estacionamiento (4,16%),
giro en “U” (2,93%), contramano (1,48%). Más allá de los números, lo interesante es que
en diferentes zonas de la provincia de Buenos Aires, gente que no se conocía entre sí
mostraba comportamientos bastante similares, producto de compartir una cultura vial
común. Esta es producto de condiciones históricas comunes de transmisión de saberes
viales en donde es recurrente la ambigüedad frente a los signos viales estatales que
intentan ordenar a peatones y conductores por espacios que, aunque no nos lo parezcan,
están profusamente reglamentados. Este proyecto apunta entonces a objetivar conductas
viales y sus sentidos culturales, para encarar, mediando acciones estatales sistémicas y
sistemáticas, aspectos ineludiblemente mejorables de nuestras prácticas de ciudadanía
vial.