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Revista Adventista

CIENCIA Y RELIGIÓN NOVIEMBRE 2007, p. 6-8.

Creación y Evolución

¿Cuál de ellas tiene la verdad? Por Marcos G. Blanco

El debate entre la ciencia y la religión está en punto ficar la verdad: la ciencia.


de ebullición. En todos los ámbitos –académicos, No es de extrañar, entonces, que la mayoría
religiosos y periodísticos– se ha instalado la discu- de las confesiones religiosas occidentales se haya
sión. Básicamente, el punto neurálgico de la contro- rendido a los pies del evolucionismo. Así, su princi-
versia se encuentra en la cuestión de los orígenes: pal tarea fue tomar la “verdad” científica evolucio-
¿Hay un Dios que creó el mundo y el hombre o solo nista como parámetro y acomodar “el lenguaje bíbli-
somos fruto de la mezcla azarosa de ciertos compo- co figurado” a los “hechos comprobados” del evolu-
nentes que dieron origen a la vida animal y luego al cionismo.
hombre?
Los adventistas afirmamos categóricamente:
El creacionismo bíblico y el evolucionismo “Dios es el Creador de todas las cosas, y reveló en
se encuentran en los dos extremos opuestos, con todo las Escrituras el relato auténtico de su actividad
un abanico de posiciones intermedias, que tienen creadora. El Señor hizo en seis días ‘los cielos y la
como objetivo acomodar la versión bíblica a la “ver- tierra’ y todo ser viviente que la habita, y reposó en
dad” científica. Constantemente, los evolucionistas el séptimo día de esa primera semana”. De esta ma-
chicanean a los creacionistas por carecer estos de nera, sostenemos un paradigma acerca de los oríge-
“rigurosidad científica”, dando a entender que “la nes completamente opuesto a la Evolución. Por esta
verdad” solo tiene un camino de entrada: la ciencia. misma razón, en muchas ocasiones somos ridiculiza-
Los griegos creyeron que solo la filosofía po- dos por esta postura. Tal como lo declaró el famoso
dría llevarlos a la verdad, mientras que en la Edad astrónomo y divulgador científico norteamericano
Media la religión –no confundir aquí religión con Carl Sagan: “No se puede convencer de nada a un
verdad bíblica– se constituyó en el medio para llegar creyente, pues su creencia no se basa en la evidencia,
a ese objetivo. En la época Moderna, como fruto de sino en una profunda necesidad de creer”. Así, para
todo un cambio de paradigmas, la ciencia se convir- Sagan, la posición adventista no se basa en las “evi-
tió en el camino hacia la verdad; en realidad, hasta se dencias”, sino en una profunda necesidad de creer; y,
llegó a endiosar la ciencia. Es en este contexto que por lo tanto, no es una posición intelectualmente se-
surge el debate entre Creación y Evolución. Dado ria ni científica.
que a partir de la Modernidad la Biblia pasó a ser Sin embargo, ¿podemos confiar plenamente
considerada un libro de cuentos mitológicos, sin nin- en la ciencia? ¿No se le ha otorgado a la ciencia un
gún asidero histórico ni científico, los evolucionistas poder que está más allá de sus posibilidades reales?
afirmaron tener el único instrumento capaz de certi- En verdad, la ciencia no descansa sobre un sólido
1
fundamento de “evidencias comprobadas”. De ningensis, un ejemplar parte ave, parte dinosaurio, de
acuerdo con Karl Popper, teórico de la ciencia: “La 125 millones de años de antigüedad. Pero el entu-
ciencia no descansa sobre un cimiento sólido. La es- siasmo duró poco y nada: tres meses después de la
tructura audaz de sus teorías se erige, por así decirlo, conferencia de prensa del 15 de octubre de 1999 (y
por sobre el pantano. Es como un edificio levantado muchos estudios e intrigas de por medio), la verdad
sobre pilares [pruebas]. Los pilares son introducidos salió a la luz: el fósil no era otra cosa que una com-
en el pantano desde arriba, pero no sobre alguna base posición (tal vez accidental, tal vez no) de los restos
natural o ‘dada’; y si dejamos de meter los pilares de dos o más criaturas ya extinguidas.
más abajo, no es porque hayamos alcanzado tierra
* En busca del eslabón perdido. A comien-
firme. Simplemente nos detenemos cuando estamos
zos de este año, Timothy Bromage, paleoantropólogo
satisfechos de que los pilares están lo suficientemen-
del New York University College of Dentistry, reali-
te firmes para soportar la estructura, al menos por el
zó la reconstrucción del cráneo de uno de los supues-
momento”.1
tos eslabones entre los hombres y los simios (Homo
Por otro lado, la ciencia ni es tan precisa ni rudolfensis), y descubrió que tenía un cerebro sor-
está ajena a la subjetividad de los investigadores, que presivamente pequeño y una mandíbula prominente;
a veces incluso llegan a tergiversar la información características comúnmente asociadas con los miem-
para que calce con sus teorías. Así, descubrimientos bros de la familia de los simios.2 En otras palabras,
que durante mucho tiempo han sido tenidos por cier- el supuesto eslabón pertenece a la familia de los Aus-
tos y que han gozado del más alto prestigio científi- tralopitecus, o simios. Este descubrimiento muestra
co, resultaron estar errados o ser sencillamente un que este fósil no tiene características “intermedias”
fraude: significativas.
* El hombre de Piltdown. La historia de esta Poco días después, se publicó un informe en
curiosa criatura arranca en 1912, en una cantera de Proceedings of the National Academy of the Scien-
arcilla de la ciudad inglesa de Piltdown. En ese lugar, ces, la revista científica de la Academia Nacional de
el arqueólogo aficionado Charles Dawson encontró Ciencias de los Estados Unidos de Norteamérica, en
una mandíbula y un cráneo, que parecían el eslabón el que se afirma que el Australopithecus afarensis,
perdido entre simios y humanos. Pero, este “pariente cuyo espécimen más famoso es “Lucy”, tampoco
directo” del Homo sapiens resultó una gran mentira: puede ser un antepasado humano, pese a que durante
el cráneo era bastante más reciente y la mandíbula años ha sido mencionado como uno de los eslabones
pertenecía a un orangután. De todas formas, aunque entre los simios y el hombre. La rama ascendente del
nunca se supo si se trató de una broma o de un frau- maxilar inferior (con forma de cabeza de hacha) de
de, el chiste duró cuarenta años; lo suficiente como los Australopitecus afarensis es gorilesca, diferen-
para que se gastaran ríos de tinta en su honor. ciándose no solamente de las humanas sino también
de las mandíbulas de chimpancé y de orangután. 3
* El Archeoraptor. Al Archaeoraptor, la fa-
ma no le duró tanto como al hombre de Piltdown, Estos pocos ejemplos nos muestran que los
pero su historia también es jugosa. Los paleontólo- restos fósiles –la única evidencia material de la que
gos presentaron en sociedad al Archaeoraptor liao- se vale la ciencia para comprender los orígenes de la

1 Karl Popper, The Logic of Scientific Discovery (London: Hutchinson, 1968), p. 111.
2 “Man’s Earliest Direct Ancestors Looked More Apelike Than Previously Believed”, Science Daily (http: www.sciencedaily.com).
3 Yoel Rak, Avishag Ginzburg y Eli Geffen, “Gorilla-like anatomy on Australopithecus afarensis mandibles suggests Au. afarensis link
to robust australopiths”, en Proceedings of the National Academy of the Sciences
(http://www.pnas.org/cgi/content/abstract/0606454104).
2
vida y su posterior desarrollo sobre este planeta– no como uno de sus presupuestos fundamentales la ne-
siempre son tan claros a la hora de su interpretación. gación de la existencia de Dios y su actuación en
Además, esta interpretación muchas veces está in- nuestro mundo.
fluenciada por el deseo de encontrar formas interme-
Somos un pueblo que fue levantado en estos
dias entre las especies. De hecho, la verificabilidad
últimos tiempos con el propósito de proclamar los
de las teorías en el campo de las ciencias históricas
tres mensajes angélicos (Apocalipsis 14:6-12). Preci-
(geología, paleontología, biología evolucionista) dis-
samente, el primero de ellos es un llamado a adorar
ta mucho de la objetividad y la verificabilidad de las
“a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las
ciencias duras, como la física y la química.
fuentes de las aguas” (Apocalipsis 14:7). En medio
Debido a esta fragilidad de la ciencia en ge- de un mundo que se sume en una maraña de teorías y
neral, y en especial de las ciencias históricas, no de- postulados erróneos, debemos darle a la trompeta el
beríamos creer que todo resultado de la ciencia sea sonido cierto, proclamando la Creación bíblica y to-
verdad. Aun con las mejores intenciones y sin ánimo do lo que ella significa para nuestra humanidad.
de ser subjetivos, la ciencia arroja errores y se ve in-
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fluenciada por sus teorías. Tampoco deberíamos es-
tar desesperados por “probar” que nuestra posición Marcos Blanco, es licenciado en Teología y redac-
es científica, otorgándole a la ciencia una categoría tor de la Revista Adventista. Se le puede escribir a:
superior a la revelación bíblica. No olvidemos que la marcos.blanco@aces.com.ar
ciencia, tal como es entendida en la actualidad, tiene

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