A vuelta al senti- de las estructuras po-

L do trágico de la
vida es el postu-
lado oel p s i q u i atra INOCENCIA CULPABLE
líticas, que lleva, si no
a la violencia callejera,
sí a la violencia psi-
n o r teamericano Rollo cológica que el indivi-
May en su r e c i e n t e duo se inflige a sí mis-
actual, nos remiten a nuestro filósofo trágico. mo. Unamuno no descarta, por supuesto, la
ensayo: "Poder e inocencia". En este unes en
La muerte es el conocimiento, "para com- cuestión social "por antonomasia", de la que
que se cumple el treinta y seis aniversario
de la muerte de don Miguel de Unamuno re- prender algo hay que matarlo''. dice que más que reparto de riquezas quizá
cogemos la coincidencia como una manifesta- Uno de los mayores aciertos de Rollo May sea reparto de vocaciones, de modos de pro-
es su punto de vista sobre la apatía, concor- ducir; de parcelas de poder, añadiría yo para
ción presente y vigente det pensamiento una-
muniano, ya que no es verosímil pensar en dante con la que Unamuno postuiaba fuese la aunar ambos pensamientos.
decimoquinta obra de misericordia de nues-
un atributo postumo o en una huella filosófi- Pero Unamuno no ataca la hipocresía de
tra moral católica: "despertar al dormido". En los poderes de las naciones que ponen cin-
ca que a modo de falsilla informase los atis-
Rollo May sería vencer la apatía dar una chas emocionales a tos ciudadanos para man-
t>os psiquiátricos de May. El pensador y ana-
intención al amor, un sentido al deseo. Lo tener ia pretendida ilusión de inocencia (co-
lista americano sí tributa su reconocimiento
más opuesto ai amor, más negativo que el mo los ritos y los mitos con que ciertos
al poeta inglés W. Blake al corroborar que la
odio, es la apatía. El amor, para él como para
condición del hombre es "el goce y el dolor". psicópatas justifican la pseudoinocencia per-
Unamuno, implica intención, despliegue de sonal). Unamuno nos asegura que "cada uno
La actitud tradicional americana S3 basaba
nuestra inquietud inquietando a los demás,' de nosotros puede y debe proponerse exce-
en un pragmatismo vital: lo útil a la vida y a
invasión de otros espíritus. En épocas como derse, superarse a sí mismo, nacerse insus-
la acción era lo verdadero. De ahí el enten-
la nuestra, de grandes cambios culturales, de tituible". Y ello, cada cual etr su oficto, en
dimiento político de* la vida en expresión de
transferencias de valores, lo difícil no es de-
Franklin D. Roosevelt: "una cita con el des- su vocación civil, que es obligación y deber.
cidir, sino "decidir cómo decidir" (la inquie- Y no se trata tanto, para el español, de bus-
tino". Cita en la que se debía vencer porque
tud y preocupación del creador, que o se car la vocación ideal cuanto de hacer voca-
suponía sobrevivir. Acaso de esta actitud na-
calla o se vuelve barroco).
cional —que se sigue de la filosofía da Wi- ción del menester en que nos hallamos.
lliam James— le venga al puebio americano En cada hombre, piensa Rollo May, hay Es difícil porque los apáticos y los pere-
su complejo de "no perder ninguna guerra".una necesidad básica de poder. Si esta ne- zosos, a quienes el desafío de vivir les pa-
Inspirado en Méjico y en la distinta ac-
cesidad no se cumple —se impide— o no se rece siempre demasiado arduo y demasiado
titud iberoamericana ante la vida, el poetareconoce la frustración, la apatía y la violen- exigente, tienen de su lado a los conductis-
cia surgen. Aquí el problema de ser, de exis- tes, a los manipuladores de Skinner, a los
Alan Seeger desvela ese sentimiento trágico
de la vida, profundamente hispánico, an sutir, de sobrevivir, idéntico en uno y otro pen- ingenieros sociales y a tos políticos, a quie-
sadores, tiene matices diferentes en cuanto a nes tes gusta pensar que la voluntad libre
concepción estética: "un rendez-vous con la
muerte", dice. los motivos de la frustración. En Royo May es una pura ilusión.
Uno y otro, el poeta anterior y el psiquiatra
parece denunciarse un impedimento social o El verdadero héroe para Rollo May sería
Edipo, el héroe trágico.
Es el hombre que te-
me conocer la terrible
verdad a c e r c a de sí
mismo; pero que paga
el precio de su propia
identidad con el peso
de ia culpa y la res-
ponsabilidad, s i n l a s
cuales no ¡habría mo-
ralidad duradera.
B héroe unamunianq
es Obermann: "El hom-
bre es perec e d e r o.
Puede ser; mas perez-
camos resistiendo, y
si es la nada lo que
nos está reservado ha-
gamos que esto sea
una. injusticia."
Rechazar la inocen-
cia culpable. No satis-
facemos en ta ignoran-
cia de la culpa. Ni los
augures, ni los dog-
mas, ni el paternaüs-
<mo histórico nos pue-
d e n proporcionar e l
conocimiento a c e r c a
de nosotros mismos:
en el movimiento dia-
léctico entre el bien y
el mal está nuestra
propia identidad. L a
respuesta entre "sí" y
"no" puede ser un do-
-toíoso J*sr y no". Y ni
la afición tecnológica
de hoy, ni las drogas,
ni las manipulaciones
más. Q menos delibera-
das, ni la violencia
p u e d e n remediar el
dolor —y la enferme-
dad— de la frustración.
La frustración de "no
ser se remedia "sien-
do"; nada menos que
poniéndole a la herida
"vinagre y sal al alma".
Igual que hoy en U.S.A.
prescribe Roilo May,
hace sesenta años re-
comendaba don Miguel
en Salamanca.
"Uno y otro, el poeta Seeger y ef psiquiatra Rollo May, nos remiten a nuestro filó-
sofo trágico: Unamuno. La muerte es el conocimiento, "para comprender algo hay
que matarlo" dice la autora de este artículo. Sobre estas líneas, don Miguel de Unamuno. Marta PORTAL
ABC (Madrid) - 15/12/1972, Página 25
Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los
contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición
como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los
productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.