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LITERATURA BOLIVIANA

La literatura boliviana tardó en encontrar su propio estilo; pues, hasta mediados del
siglo XX, la mayoría de las obras se enfocaron en contar sucesos históricos, exponer
ideologías políticas y hacer narraciones que detallaban el paisaje, la tradición y las
costumbres del país.

No obstante, en la década del 50 la literatura boliviana dio un giro y encontró su


propio estilo. Así, se configuró una nueva narrativa que priorizaba la construcción
literaria por sobre la descripción social y paisajística.

RENOVACIÓN DE ESTILO:

El año 1959 se publicaron dos obras consideradas el principio de la nueva narrativa


boliviana, estas son cerco de penumbras, un libro de Cuentos escritos por Oscar
Cerruto y los deshabilitados, una novela de Marcelo Quiroga Santa Cruz.

En cerco de penumbras es un libro compuesto por varios cuentos, En el que se


explora un nuevo espacio fantástico, situado entre lo onírico y lo imaginario. El autor
recoge escenas y situaciones de la vida cotidiana transformándolas para llevarlas a
dimensiones desconocidas fuera de la realidad que conocemos.

Este es el primer libro del género narrativo quién se aleja de las características
recurrentes de la novela boliviana, que hasta ese entonces estaba orientada al
realismo nacionalista y costumbrista. Con cerco de penumbras, Oscar Cerruto Deja
atrás la intención de los escritores bolivianos de representar a manera de crítica la
realidad del país.

Por otro lado, los deshabilitados también rompen con la narración tradicional
enfocada hacia la realidad boliviana, ya que la historia se desarrolla en una ciudad y
época no determinada explorando la subjetividad atemporal, además se centra en la
exploración del mundo interior de los personajes.

Así, Marcelo Quiroga Santa Cruz refleja la frustración de una comunidad humana y
animal en torno a la familia, el amor y la religión de forma universal y ya no centrada
en nuestra realidad interna nacional.
Es por el alejamiento de la narrativa tradicional realista y la innovación del estilo que
ambas obras representan un momento importante para la literatura boliviana.

REVOLUCIÓN NACIONAL DE 1952:

El año 1951 el MNR (movimiento nacionalista revolucionario) ganó las elecciones;


Sin embargo, el presidente de ese entonces, Mamerto Urriolagoitia, no quiso ceder el
poder y propició un autogolpe entregándoles el poder a los militares.

A raíz de ello, el 9 de abril de 1952 hubo movilizaciones por parte del pueblo a las cuales
se unieron los carabineros y él MNR para vencer a la oligarquía militar. Después de ello
se logró el posicionamiento del presidente electo Víctor Paz Estenssoro.

Con el establecimiento del nuevo gobierno Se tomaron cuatro medidas


fundamentales para el desarrollo del país: la nacionalización de las minas, la reforma
agraria, el voto universal y la educación gratuita.

La literatura boliviana habló de esta revolución tardíamente, pues recién en la década


de los 60 encontró los recursos narrativos para hacer una buena producción algunas
de las obras representativas sobre la revolución son YAWARNINCHIK de Jesús
Lara, hijo de opa escrito por Gaby Vallejo y el otro gallo de Jorge Suárez.

Ideología de la Revolución en textos literarios:

Existe un conjunto de ensayos que promueve la ideología y el discurso de la


Revolución nacional, algunos de estos se publicaron antes de ella. Nacionalismo y
coloniaje de Carlos Montenegro, por ejemplo, fue un libro publicado en 1943. Este, a
través de un recorrido por la historia boliviana, Muestra una postura ideológica muy
afín a las tendencias de la Revolución nacional.

GUERRILLAS DEL CHE GUEVARA:

En 1966, los guerrilleros que defendían la ideología socialista, a la cabeza de Che


Guevara, llegaron a Bolivia. Fue entonces que empezó la guerrilla, la cual buscaba
una Revolución en todo sud América. Este hecho histórico inspiró a muchas obras
literarias.
Durante esta época surgió la denominada novela de guerrilla, que rescata
muchos de los nuevos recursos estilísticos desarrollados con las novelas de
Cerruto y Quiroga Santa Cruz. Además, tiene características propias, como
el humor irónico y la presencia tanto de la desilusión como del fracaso.

La novela de guerrilla más importante es Matías, el apóstol suplente, escrita


por Julio de la Vega publicada en 1971. Esta interpone dos historias, además
de dos discursos; uno es la del apóstol Matías y la otra es la de Inti Peredo,
un guerrillero. Su gran importancia se debe al manejo estilístico que mezcla
ambos discursos, separados por miles de años, que al final llega a formar
una sola historia.

La unión entre estos dos personajes crece a partir de una situación de


suplencia, ya que Matías ha reemplazado al discípulo traidor Judas y del otro
lado Inti Peredo asume el puesto dejando vacío por la muerte del
revolucionario Che Guevara. El hecho de que ha suplido a otras personas
hace que sienta un tipo de complejo de inferioridad. Para compensar este
sentimiento, los dos se dedican a un más fuertemente a la liberación de los
oprimidos de su sociedad.

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