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Magistrada Ponente
Magistrada Ponente
En fecha 26 de junio de 2003, se recibió en esta Corte el Oficio N° 815 del 9 de junio del
mismo año, emanado del Juzgado Superior en lo Civil y Contencioso Administrativo de la
Región Los Andes, anexo al cual se remitió copia certificada del expediente contentivo de
la pretensión de amparo constitucional interpuesta por el ciudadano AMABLE PEÑA
ZAMBRANO, venezolano, mayor de edad, domiciliado en la ciudad de Mérida, y titular de
la cédula de identidad número 4.486.328, representado por las abogadas JUDITH DIAZ y
ARACELI REDONDO MUIÑO, inscritas en el INPREABOGADO bajo los Números
62.943 y 59.355, respectivamente, contra el ciudadano ARISTÓBULO ISTURIZ en su
condición de MINISTRO DE EDUCACIÓN CULTURA Y DEPORTES.
La remisión se efectuó por haber sido oída en un sólo efecto la apelación ejercida por la
parte accionante, contra la sentencia dictada por el Juzgado Superior en lo Civil y
Contencioso Administrativo de la Región Los Andes el 26 de mayo de 2003 la cual declaró
parcialmente con lugar la pretensión de amparo constitucional.
El 27 de junio de 2003 se dio cuenta a la Corte y, por auto de esa misma fecha, se designó
ponente a la Magistrada Evelyn Marrero Ortiz, a los fines del pronunciamiento de esta
Corte sobre la apelación interpuesta.
Realizado el estudio del expediente, esta Corte pasa a dictar sentencia, previas las
siguientes consideraciones:
Sostiene que ha cumplido con las exigencias legales, puesto que ha trabajado por más de 25
años, específicamente, durante 27 años de servicio.
DE LA SENTENCIA APELADA
“(…) El accionante alega que hace dos años que solicitado se le conceda su derecho a la
jubilación, por cuanto ha cumplido los 25 años ininterrumpidos requeridos para la
obtención de dicho beneficio y que no ha recibido respuesta alguna (...) En el presente caso,
se evidencia que la administración no ha dado respuesta a las solicitudes que en relación a
su jubilación ha formulado el accionante, lo cual conlleva al hecho de que la omisión de la
administración es absoluta, en razón de lo cual este Juzgador considera que la
administración ha incurrido en violación del derecho que tienen los administrados a dirigir
sus peticiones y a que estas sean oportunamente respondidas, derecho contemplado en el
artículo 51 de nuestra Carta Magna (...) Este Tribunal considera que en el caso sub iudice
puede dirimirse por otras vías de control establecidas por la misma Constitución y no es
competencia de este Tribunal entrar al análisis de normas de rango sublegal para determinar
si el ciudadano AMABLE PEÑA ZAMBRANO tiene derecho o no a la jubilación, por lo
que considera que no es la vía idónea pero que, sin embargo, dado que el pedimento del
querellante no vincula necesariamente al Juez de Amparo para quien lo importante es
amparar el goce y ejercicio de los derechos y garantías constitucionales y siendo el Juez de
Amparo un tutor de la constitucionalidad por aplicación del principio iura novit curia, debe
restaurar la situación jurídica infringida en el sentido de ordenarle al Ministerio de
Educación que debe dar oportuna respuesta a la solicitud de jubilación hecha por el quejoso
por encontrarse en violación flagrante del artículo 51 de la Constitución (...) En virtud de
las anteriores consideraciones (...) declara PARCIALMENTE CON LUGAR la acción de
AMPARO (...) Se ordena al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte dar oportuna
respuesta a la solicitud de jubilación hecha por el quejoso (...) No hay condenatoria en
costas dada la naturaleza del fallo (...) Se ordena el cumplimiento de la presente decisión so
pena de incurrir en desobediencia a la autoridad”.
III
Es por ello, que denuncia la violación de los derechos constitucionales contenidos en los
artículos 86, 89 y 147 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
referidos al derecho al trabajo y a la jubilación, así como la violación de la Cláusula 9 del
Contrato Colectivo de Trabajo 2000-2002, el cual establece que cumplidos 25 años de
servicio y realizado el respectivo trámite administrativo, debe otorgarse la jubilación; el
artículo 106 de la Ley Orgánica de Educación que establece que el personal docente
adquiere el derecho de jubilación con veinticinco años de servicio.
Por su parte, el Tribunal A quo declaró parcialmente con lugar la pretensión de amparo
constitucional, al constatar en efecto, que la Administración no ha dado respuesta a las
solicitudes que en relación a su jubilación ha formulado el accionante, en la violación del
derecho que tienen los administrados a dirigir sus peticiones y a que estas sean
oportunamente respondidas, derecho contemplado en el artículo 51 de nuestra Carta
Magna.
Por otra parte, el A quo consideró que el caso de autos puede dirimirse por otras vías de
control jurisdiccional establecidas en el ordenamiento jurídico y, que no podía ese Tribunal
entrar al análisis de normas de rango sublegal para determinar si la parte actora tiene
derecho o no a la jubilación, por lo que considera que no es la vía idónea. Sin embargo,
estimó el A quo que dado que el pedimento del querellante no vincula necesariamente al
Juez de Amparo para quien lo importante es amparar el goce y ejercicio de los derechos y
garantías constitucionales y siendo el Juez de Amparo un tutor de la constitucionalidad por
aplicación del principio iura novit curia, debe restaurar la situación jurídica infringida en el
sentido de ordenarle al accionado, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte que de
oportuna respuesta a la solicitud de jubilación hecha por el quejoso por encontrarse en
violación flagrante del artículo 51 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.
Al respecto debe señalar esta Corte, que el objeto del amparo constitucional es resguardar
los derechos y garantías constitucionales en virtud de una violación o amenaza de violación
grosera y flagrante de de esos derechos, por lo que no le está permitido al Juez de Amparo
descender al examen de la normativa legal a los fines de constatar la violación alegada, lo
que en el caso de autos comporta determinar si al quejoso le corresponde o no el derecho a
la jubilación solicitada.
Sobre este particular del análisis de la legalidad en los procesos de amparo, considera esta
Corte necesario hacer referencia al criterio sentado por la Sala Político Administrativa de la
extinta Corte Suprema de Justicia, el 10 de julio de 1991, caso: Tarjetas Banvenez, en el
cual se estableció:
“…el accionante en amparo debe invocar y demostrar que se trata de una vulneración
flagrante, grosera, directa e inmediata, lo cual significa que el derecho o garantía de que se
trate no estén desarrollados o regulados en textos normativos de rango inferior, pero sin que
sea necesario al juzgador acudir o fundamentarse en ellos para detectar o determinar si la
violación constitucional al derecho o garantía se ha consumado efectivamente. De no ser así
no se trataría de una acción constitucional de amparo sino de otro tipo de recurso, por
ejemplo, el contencioso administrativo, cuyos efectos anulatorios no se corresponden con
los restitutorios del amparo llegaría a suplantar no sólo esa sino todas las vías
procedimentales establecidas en nuestro derecho positivo, desnaturalizando el carácter
extraordinario del amparo…” (Resaltado de esta Corte).
En fecha más reciente, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia
dictada el 31 de mayo de 2000, caso: Inversiones Kingtaurus, C.A., reiteró:
“(...) debe decirse que la acción de amparo constitucional está concebida como una
protección de derechos y garantías constitucionales stricto sensu; de allí que lo realmente
determinante para resolver acerca de la pretendida violación, es que exista una violación de
rango constitucional y no legal, ya que si así fuere el amparo perdería todo sentido y
alcance y se convertiría en un mecanismo ordinario de control de la legalidad”.
Al efecto, aprecia esta Corte que en el caso de autos el análisis de la violación del derecho
constitucional al trabajo y a la jubilación, implica un pronunciamiento sobre la legalidad del
asunto controvertido, específicamente, la sumisión de los hechos del caso a los
requerimientos establecidos en la Cláusula 9 del Contrato Colectivo de Trabajo 2000-2002,
el cual establece que cumplidos 25 años de servicio y realizado el respectivo trámite
administrativo, debe otorgarse la jubilación; así como, el análisis del artículo 106 de la Ley
Orgánica de Educación.
Así, en virtud de que el objeto del amparo constitucional es restablecer los derechos y
garantías constitucionales, frente a una violación o amenaza de violación grosera y
flagrante de esos derechos, no está permitido al Juez de Amparo descender al examen de la
normativa legal a los fines de constatar las violaciones alegadas, cuando ellas imponen para
su constatación el análisis de dicha normativa; de allí no pasa inadvertido a esta Corte, que
en la causa de autos, para determinar los hechos lesivos de los derechos constitucionales
denunciados, se haga necesario el análisis de la legalidad, específicamente de las normas
consagradas en la normativa legal anteriormente citada.
En segundo término, pasa esta Corte a analizar la procedencia del amparo, sobre la base del
artículo 51 de nuestra Constitución que establece:
“Toda persona tiene el derecho de representar o dirigir peticiones ante cualquier autoridad,
funcionario público o funcionaria pública sobre los asuntos que sean de la competencia de
éstos o éstas y de obtener oportuna y adecuada respuesta. Quienes violen este derecho serán
sancionados o sancionadas conforme a la ley, pudiendo ser destituidos o destituidas del
cargo respectivo”. (Resaltado de esta Corte).
Al respecto esta Corte considera adecuado tal razonamiento del A quo pues, además la
acción de amparo debe proteger todos los derechos y garantías constitucionales contenidos
o no en nuestra Constitución. Es responsabilidad del Juez Constitucional a cuyo
conocimiento y decisión se ha sometido una solicitud de amparo, analizarla en su conjunto,
en el marco de todos los derechos y garantías constitucionales que pudiesen estar
vinculados a los hechos denunciados, siempre claro está en el contexto de una violación
directa y flagrante de derechos y garantías constitucionales.
Por las razones expuestas, resulta forzoso para esta Corte declarar sin lugar la apelación
interpuesta por las apoderadas judiciales de la parte actora y, en consecuencia confirmar la
sentencia dictada el 26 de mayo de 2003 por el Juzgado Superior Primero en lo Civil y
Contencioso Administrativo de la Región Los Andes. Así se declara.
DECISIÓN