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Penitencia y Unción de los enfermos Gonzalo Flórez

Informe de lectura Capítulos XIII-XIV-XV-XVII

Andrés Mauricio Giral Alarcón


IV de la etapa Configuradora

Seminario Conciliar de la Inmaculada Concepción de María Santísima


Sacramentos de Curación
Pbro. Christian Alexander Betancur Bermúdez.

27 de abril de 2023
CAPÍTULO XIII

DE LA MODERNIDAD AL VATICANO II

Se nos hace una invitación propia a la conversión y reforma de vida y para urgir la práctica
de la confesión, además es vital que lo confesores deben mostrarse siempre caritativos y
misericordiosos con los pobres pecadores, y debe ser noble para que no haya algunas
distinciones.

Moderna crisis del sacramento de la penitencia

Es por eso que se nos presenta una crisis de en el sacramento de la penitencia de los
cuales se nos señalan 2: señalan dos: los defectos y fallos que ha venido arrastrando la
práctica de la confesión en los últimos tiempos y el nuevo fenómeno de la
"secularización", que incide en general en la disminución de la fe y de la práctica religiosa,
además que hay un fenómeno de secularización en una corriente histórica; con ellos se
adjunta La visión humanista de la modernidad incide de forma muy directa en la
concepción del pecado.

De acuerdo con la visión cristiana medieval, el pecado es una categoría indiscutible e


inaceptable, un mal decisivo para el hombre y para la sociedad que puede ser vencido
únicamente con la fuerza de la gracia. También desde los maestros de la sospecha La
complejidad de la conciencia moral, las limitaciones de la libertad, el misterio de la culpa,
los sufrimientos de personas inocentes provocados por la crueldad e injusticia humana,
los daños sociales derivados de un orden social injusto o de la lucha de clases, las
perversiones profundas del ser humano, la explotación de la miseria física y moral de
hombres y mujeres, la manipulación.

Es vital rescatar que La mediación de la Iglesia, en lo que se refiere a la administración del


perdón, debe manifestarse ante todo como lo que es, la acción de Cristo que viene al
encuentro del hombre perdido, equivocado o desorientado, para ofrecerle la
reconciliación y la verdadera paz, y desde la teología cristiana se ha insistido en la
necesidad de una confesión íntegra o en el valor de los diversos actos del sacramento.
penitencia sacramental en el espíritu del vaticano II

La constitución Gaudium et spes comienza manifestando el interés de la Iglesia por el


hombre, sus "gozos, esperanzas, tristezas y angustias", por "el género humano y su
historia", es por ello que la Iglesia siendo Madre, no cesa exhortar a la renovación y
purificación constante. La Reconciliación y Penitencia no dice que la reconciliación se hace
necesaria, porque ha habido una ruptura de pecado.

Pecado y gracia son dos realidades que no se entienden adecuadamente si no es en mutua


relación, como la luz y la oscuridad, y no se ven en su verdadero alcance para el destino
del hombre y del mundo, es por ello que la renovación del sacramento debe ser a partir
de una adecuada interpretación de las realidades de pecado y gracia, La llamada a la
santidad y a la renovación en la Iglesia corresponde a su deber de ser fiel a su condición de
"sacramento o señal e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el
género humano. Por ello la acción eficaz que la Iglesia católica puede emprender para
alcanzar la reconciliación y unión de los cristianos consiste en la propia renovación y
conversión interior, en orden a manifestar con el ejemplo Jesús su fidelidad a la doctrina y
mandatos de Jesús.

La dimensión eclesial del sacramento de la penitencia

Todos los sacramentos son fundamentalmente signos de la Iglesia, instrumentos que Dios
ha puesto en ella para establecer con sus hijos relaciones permanentes y vivas de amor y
de paz, a través de los sacramentos, la gracia de Jesucristo se encarna en el pueblo de
Dios. Decimos que la “Eclesialidad" del sacramento de la penitencia tiene aspectos propios
que van relacionados con su especial significado, la reconciliación. La Reconciliación en la
comunidad de los bautizados es el efecto de una gracia.

El perdón posbautismal es en la comunidad cristiana el signo de que el pecado en la Iglesia


está siempre llamado a ser vencido y destruido con la fuerza del amor de Cristo, que
habita en la Iglesia y urge la fe y la caridad de aquellos que son miembros de su cuerpo.
Por ello es vital tener presenta que La acción penitencial de la Iglesia pasa, pues, por la
denuncia del pecador en cuanto es infiel a su condición de bautizado y por la solidaridad
de la comunidad que acompaña al penitente en la obra de su reconciliación, no obstante,
La eclesiología y la teología de los sacramentos tratan de explicar la estrecha unión que
existe entre la acción de Dios y la acción de la Iglesia en la causalidad de la gracia.

La reconciliación con la Iglesia efecto que algunos escolásticos consideran signo del
perdón otorgado por Dios, res et sacramentum no es un efecto intermedio en orden al
perdón de Dios, sino que es el signo del perdón eclesial, el perdón que Dios otorga a
través de la Iglesia y mediante su ayuda y caridad, en orden a su edificación, como un
esfuerzo de purificación y de perfección de toda la comunidad santa.

Capítulo XIV actual reforma del sacramento de la penitencia

Pecado y reconciliación en la iglesia de hoy

La cultura del hoy exige una profundización mayor del concepto de pecado, además de su
dimensión trascendente y su ámbito en la responsabilidad personal. Es por ello que
práctica del sacramento de la penitencia no puede reducirse a "decir" o "confesar" unas
faltas o a "recibir" la absolución como signo del perdón de las faltas, no debe verse como
un trámite para obtener el beneplácito divino, sino que ha de interpretarse como el signo
revelador y ejemplificador de una Iglesia que encuentra en la gracia de Jesucristo.

Antecedentes del nuevo "ritual de la penitencia

Las críticas y observaciones que se vienen haciendo en relación con la forma tradicional de
celebrar la confesión sacramental pueden sintetizarse en los siguientes puntos:

1. La práctica de la confesión quedaba aislada de la vida litúrgica.


2. La confesión de los pecados solía hacerse de forma puntual y meramente
repetitiva.
3. La celebración del sacramento olvidaba en general el con texto eclesial de la
penitencia sacramental.

Ritual del sacramento de la penitencia


El Ritual de la Penitencia actualmente vigente sigue en general las grandes líneas que
dirigen la revisión conciliar de los sacramentos, el de la Penitencia concede gran
importancia al texto bíblico, como palabra viva actualizada por la Iglesia en el
sacramento, cuanto a los elementos propios del sacramento de la penitencia, el Ritual
trata de integrar los aspectos esenciales que recoge la Tradición en lo que se refiere a
la doctrina y a la liturgia del sacramento; se trata pues de un compromiso básico en
orden al mantenimiento de la confesión privada. El compromiso es que la confesión de
los pecados mortales debe hacerse de una forma más específica.

Celebración comunitaria

La celebración comunitaria de la penitencia contribuye mejor a expresar el sentido


eclesial de este sacramento, La confesión individual no debe convertirse en el objetivo
central de esta forma de celebración, sino que ha de verse como un elemento que
forma parte del conjunto de la celebración y que es complementario en relación a los
demás.

Celebración individual

En cuanto a la "reconciliación de un solo penitente", que ocupa en el Ritual un puesto


preferente, dado que la confesión individual, es una forma de celebración que también
está llamada a asumir las exigencias de la reforma litúrgica posconciliar.

La grandeza y la flaqueza de esta forma de reconciliación se derivan de las características


propias de la confesión privada y de su versatilidad. Se exige para los pecados mortales y
se aconseja para los veniales. La estructuración del "rito para reconciliar a un solo
penitente" y las fórmulas litúrgicas propuestas para ser utilizadas de forma discrecional
tienen muy en cuenta este aspecto celebrativo del sacramento que el Ritual desea se
manifieste en la medida en que sea posible, habida cuenta del carácter simplificado y
privado que la celebración. La Iglesia ejerce el poder de perdonar los pecados, don del
Espíritu, absolviendo al penitente en el nombre de la Santísima Trinidad. Con la absolución
dicen los "Praenotanda", "el sacramento de la Penitencia alcanza su plenitud". "La
absolución.
Es vital importancia tener en cuenta que ambos, ministro y penitente, han de actuar
sabiendo que quien realmente preside el sacramento es Cristo, quien santifica es el
Espíritu, quien ofrece y derrama su gracia es el Padre.

Celebración con absolución general

El "Rito para reconciliar a muchos penitentes con confesión y absolución general" es una
forma de celebración del sacramento "completa en sí misma, que tiene los mismos
efectos que las otras formas de celebración; en esta forma de celebración se manifiesta
especialmente la riqueza y disponibilidad de la gracia que Jesús ofrece, a través de la
Iglesia.

Conclusión

La celebración de tipo comunitario permite mejor adaptar la práctica de la penitencia al


espíritu de los tiempos litúrgicos y a las circunstancias particulares de la comunidad.

Capítulo XV aspectos antropológicos del sacramento de la penitencia

La estructura del sacramento de la penitencia está al servicio de una dinámica que intenta
recoger los elementos esenciales de la reconciliación, Partimos de una conciencia de
pecado que va relacionada con la idea cristiana de Dios Padre y con la fe del cristiano en
su dignidad y vocación, en cuanto participa de la gracia de Jesús, es miembro del cuerpo
de la Iglesia y templo del Espíritu.

Es de vital importancia señalar que el pecado y la conversión son dos experiencias


correlativas, pero de signo distinto.

La contrición

La teología cristiana no admite que el dolor de arrepentimiento por el pecado pueda


manifestarse sin el acompañamiento de la gracia. Es por eso que La experiencia cristiana
de la conversión parte del hecho de que el pecado no es solamente un error humano o
una carga de responsabilidad que es preciso asumir, sino que afecta profundamente al
interior del hombre, a su propio ser y al corazón mismo de la humanidad que Dios quiere
redimir y salvar. La contrición cristiana debe inspirarse sobre todo en la realidad de la
gracia que ha sido desperdiciada, La contrición del cristiano está enraizada
necesariamente en la fe.

En el proceso de la conversión, la contrición es el acto más profundamente humano, el


que reconstruye en el interior mismo del hombre aquello que el pecado destruye, el que
da a luz y nutre a la nueva criatura que se dispone a vivir con un espíritu renovado, es por
eso que la contrición necesita adentrarse en una realidad concreta y personal del pecado,
en el acto de contrición no se ve simplemente la conciencia de pecado sino un
movimiento interior de "dolor y detestación del pecado cometido.

La confesión

En la confesión del pecado hay un espacio prioritario que va relacionada con la necesidad
de que el pecador reconozca explícitamente su culpabilidad, podemos decir que la
confesión es el medio a través del cual el pecador se somete a la acción penitencial de la
Iglesia.

La confesión libera a la contrición de su privaticidad y ocultamiento interior, para


convertirla en un acto eclesial, en un signo testimonial a través del cual el pecador
manifiesta que su pecado ha dado paso al arrepentimiento y a la conversión. La confesión
no se puede ser meramente la declaración humana de la culpabilidad, ante todo un acto
religioso, movido por la fe y la confianza en Dios, a través del cual el penitente expresa su
arrepentimiento juntamente con el reconocimiento humilde de la propia culpa y la
esperanza de alcanzar el perdón.

La satisfacción

El término "satisfacción" hace referencia directa al pecado y a la necesidad de "pagar" por


él. El sacramento de la penitencia es un instrumento adaptado a la condición humana, que
recoge fundamentalmente las exigencias de la conversión posbautismal y las orienta y
canaliza hacia el efecto del sacramento, el perdón y la reconciliación. Reviste un carácter
importante porque la satisfacción tiene además para el cristiano una razón de tipo
cristológico: es una forma de identificarse con Cristo que quiso padecer por pecado
nuestros. El papa Juan Pablo II nos dice que El sentido de la satisfacción "no es
ciertamente el precio que se paga por el pecado absuelto y por el perdón recibido; porque
ningún precio humano puede equivaler a lo que se ha obtenido, fruto de la preciosísima
sangre de Cristo.

Decimos entonces que el significado de la satisfacción va, pues, relacionado


fundamentalmente en la enseñanza cristiana con la necesidad de que el penitente realice
una acción seria, comprometida y generosa que tienda a deshacer la obra del pecado y a
rehacer la obra de la gracia, esto es, a llevar adelante la obra de la conversión. Nace pues
la necesidad de la satisfacción para llevar a la conversión a la realidad misma del hombre,
y de su espíritu.

Capítulo XVII la penitencia y los demás sacramentos

La sacramentalidad en la Iglesia es una realidad unitaria y plural. El fundamento de esta


realidad está en Jesucristo, que es expresión viva del Dios invisible, el Verbo encarnado,
hecho hombre para manifestar y realizar la voluntad del Padre Por extensión, el Cuerpo de
Cristo, que está constituido por los que creen en El. Los sacramentos son la manifestación
visible de la acción gratificante de Dios en la Iglesia, la realización litúrgica de los misterios
sagrados, a través de los cuales el Espíritu, en nombre de Cristo, fecunda, fortalece, cura,
alimenta, protege el Cuerpo de la Iglesia.

El bautismo, la eucaristía y la penitencia

Señalamos que El bautismo es la puerta de los sacramentos y de algún modo los encierra y
abarca a todos. A través de él, el creyente adquiere su identidad como miembro de Cristo
y de la Iglesia, recibe la gracia de la filiación divina y se hace criatura nueva en el Espíritu.
La penitencia "segunda", como se llamaba frecuentemente al sacramento de la
reconciliación en la antigüedad, no es sino una "vuelta" a la "conversión" o metánoia del
bautismo, a la adhesión a la fe en Jesús y en el Evangelio y a la fidelidad al Espíritu y al don
de la filiación divina.
La relación del sacramento de la penitencia con la eucaristía, bien marcada en la Tradición
de la Iglesia, no siempre ha sido interpretada debidamente. La reconciliación era el final
del proceso penitencial, y la participación en la comunión eucarística era el signo de la
comunión eclesial.

El perdón de los pecados en la eucaristía

Según Santo Tomás, la eucaristía "tiene poder para perdonar cualesquiera pecados, en
virtud de la pasión de Cristo, que es fuente y causa de la remisión de los pecados. Si el
poder de la eucaristía en orden al perdón de los pecados no tiene límites, dado que en ella
está la fuente de la gracia y del perdón, es justamente su excelsa dignidad la que impone
al que la recibe unas especiales disposiciones.

La eficacia de la eucaristía en relación con el perdón de los pecados hemos de verla sobre
todo en relación con el significado propio de la celebración eucarística. En ella el sacerdote
y los fieles ofrecen a Dios la Víctima divina y se ofrecen a sí mismos, participan del
banquete pascual y expresan la unidad del Pueblo de Dios.

Es importante tener en cuenta que, En la eucaristía, el cristiano encuentra el lugar


adecuado para acceder al Padre y percibir la acción del Espíritu, para sentir la fuerza de la
caridad que purifica del pecado y apaga los malos sentimientos, que une a Dios y a los
hermanos.

El perdón en los demás sacramentos

A semejanza del bautismo y a modo de extensión de la gracia bautismal, los demás


sacramentos atienden a la condición del cristiano que, aun estando justifica pecado,
siente en su cuerpo el deseo del pecado. La gracia de Jesucristo es una gracia encarnada
en la naturaleza humana, dirigida a robustecer su flaqueza y a disponer al creyente para
realizar obras santidad de justicia y santidad.

En La confirmación tiene especialmente en cuenta la condición del bautizado, que ha de


tomar parte activa y valiente en la lucha entre la gracia y el pecado.
En relación a La unción de enfermos contempla también la debilidad humana, en cuanto
afecta al cuerpo mortal y al destino último del hombre y se ordena a fortalecer la
esperanza del creyente en el alcance trascendente de una gracia que es siempre superior
a la naturaleza.

Finalmente, en el orden y el matrimonio atienden directamente a la condición del


cristiano en cuanto ser social, llamado a ser signo del amor de Cristo en la comunidad
eclesial y en la comunidad familiar.

La penitencia y los demás sacramentos

Importa mucho situar el sacramento de la penitencia como los demás sacramentos en el


contexto del bautismo, o de la conversión primera y fundamental de la fe cristiana. La
penitencia sacramental, por su significado y función, descubre de forma más directa y
explícita las exigencias y los horizontes de esta conversión, pero en ella intervienen
también los demás sacramentos y otros medios santificantes de la vida cristiana.

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