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Catedra Didáctica General

Actividad: observar imagen y describirla.


Contenido: tradiciones de la enseñanza en la formación docente.
Propósito: propuesta que posibilite sondear los saberes previos.
Objetivó: lograr dar una clase relacionado a los saberes previos con dicha
planificación.
Motivación: respetar el interés por el contenido mediante: diálogos, juegos etc.
Desarrollo: laminas, proyecciones, etc.
Juego: jugar al ahorcado con palabras claves dentro del material dado.
Enseñar: Instruir, doctrinar, amaestrar con reglas o preceptos. Palabra de 7
letras.
Filantropía: Tendencia a procurar el bien de las personas de manera
desinteresada, incluso a costa del interés propio. Palabra de 11 letras.
Docente: 1-De la enseñanza o relacionado con ella. 2- Que se dedica a la
enseñanza. 7 letras.
Lamina: con ilustraciones mostrando las diferentes etapas y contexto del
material a exponer.
La tradición normalizadora disiplinadora
“El buen maestro”
Siempre hubo personas dedicadas a la tarea de enseñar. Estas formas fueron
variando de acuerdo a la conformación y el desarrollo de los educativos
modernos. En Europa y Estados Unidos este proceso que el resultado de la
expandida industrialización y la ola migratoria del campo a las ciudades. En
muchos lugares los bolsones de miseria aumentaron.
En el siglo XIX la filantropía conoció los problemas de la pobreza, marginalidad,
distintos comportamientos introdujo la maquinaria pedagógica de normalizar.
En primer lugar, ubicamos al sistema lancasteriano con “monitores-instructores”
que usaban el grito con forma de enseñanza luchando conta el ruido de la
maquinaria en las fábricas.
Posteriormente aparece el “buen maestro” como ejemplo moral para trabajar
con estos grupos difíciles. En argentina el estado fue el encargado de crear
condiciones de “homogeneidad”. Será el Estado educador el que llevaría el
proyecto a la práctica bajo la conducción de elites agrarias y urbanas
responsables de la integración económica del país al capitalismo por medio de
la agroexportación. En este marco los docentes representaron instrumentos
muy importantes.
El proyecto educativo liberal se centró en la formación de “ciudadano”. La tarea
educativa se oriento al disiplinamiento de la cultura y la homogenización
ideológica de las grandes mareas. Los maestros eran los encargados de
impulsar y concretar en la sociedad las campañas de la salud publica y control
social. El maestro como el sacerdote necesitaba llevar a cabo su función
civilizadora (casi misionera) la creencia de acuerdo al nuevo mensaje.
La filosofía positivista fue un aliado fundamental mediante las nociones de
orden y progreso de laicización de la enseñanza y de la organización de su
sistema de instrucción pública.
El positivismo fue polemizado por el espiritualismo pedagógico reforzando esta
corriente los rasgos tradicionales normalizadores su papel fundamental era el
de moralizador y socializador, tare propia del docente. Siguiendo con el
correlato de la educación familiar la ocupación fue definida como femenina
(apogeos ayuda, segunda madre).
La presencia del hombre se hacia sentir en los últimos grados de la primaria y
en los cargos directivos, el resto acción de la mujer. En 1914 el 85% de
docentes mujeres llegaba al 91% en la actualidad.
En Argentina como trabajo en un sistema educativo “nace” femenina,
especialmente por sus dotes naturales para el trato con los niños y como
“madre educadora” y la dependencia de un hombre económicamente.
La docencia (1993) adopto una actitud de entrega personal, que nadie mejor
que la mujer podía hacer.
Muchas transformaciones hemos visto a través de los años, pero prevaleciendo
lo que el “docente debe ser” como modelo de ejemplo y símbolo.
La tradición normalizadora-disiplinadora (de los alumnos y los docentes) sigue
presente en la actualidad.
La presencia del “buen maestro” ha debilitado las propuestas de desarrollo
socio profesional y laboral de la docencia. En su origen esta tradición se
consolidaba en la formación docente para escuela primarias, pero por sus
rasgos culturales se entienden a la imagen del “buen docente” con
independencia de un nivel determinado
En el presente pueden identificarse algunos procesos de esta matriz histórica,
como, por ejemplo, oferta de la moción profesional de carácter instrumental
ligado al “saber hacer”, al manejo de materiales y rutinas escolares debiendo
intensificar la formación teórica y disciplinaria predominando una visión
utilitarista de la formación un mínimo de saber básico y de técnicas del aula.
En 1969 bajo la conducción política de gobierno militar se realizo el pasaje al
nivel terciario de la formación del magisterio. Debemos aclarar que no fue
condición suficiente para alcanzar una formación más avanzada.
Se mantuvieron así las características del pensamiento normalizador. Este a
colaborado con la opción de manejarse a través de “modelos” a los que
deberían adaptarse los sujetos. Ello dificultaba perceptualmente la observación
y la aceptación de las diferencias o de lo distinto. Lo diferente era tratado como
desvió del modelo, momento muy problemático cuando se trata de la acción
escolar y que pertenecen a poblaciones socialmente heterogéneas.
Ello tratando de fomentar una “escuela ilusoria”. La tendencia a “modelizar” la
realidad y manejarse con estereotipos (1988) concibe al docente como
responsable de ser modelo o ejemplo, impulsando acciones de entrega
personal. Esta tradición no se restringe solamente a “normalizar” el
comportamiento de los niños, sino que se constituye mandato social
atravesando la lógica de formación y de trabajo de los docentes quedando
expresamente en el discurso prescriptivo indicando que los docentes serán
símbolos de ejempleralidad. Ello marcando el disiplinamiento de maestros y
profesores respecto de las normas prescriptivas emanadas del aparato estatal
(Estado Docente). La progresiva burocratización posterior acabo incentivando
la función reproductora de la educación en detrimento de su función
transformadora.
Suelen circular en los discursos de nostalgia respecta a la formación del
antiguo normalísimo.
Otro factor de la nostalgia puede encontrarse en el fuerte descenso en el
prestigio y status social de la ocupación docente. El deterioro de las
condiciones laborales y el descenso de la valoración social no son cuestiones
desestimables.
Hoy el docente se encuentra desprotegido respecto de aquella paternalidad del
Estado originario, enfrentado a problemáticas sociales en donde actúa y se
siente muy cuestionado.
Con tantos inconvenientes se ha ido minando su autoestima cuestión muy
peligrosa pues la auto desvalorización determinada, en muchos casos, el nivel
de sus logros personales.
El permanente reclamo de los docentes respecto de que no pueden actuar si
las autoridades del gobierno escolar no dictan las normas correspondientes
como mecanismos de defensa auto legitimación y resistencia, la docencia ha
priviligiado al compromiso afectivo de los alumnos (en lugar de disiplinamiento)
a quienes se dedica con esfuerzo al rescate del discurso vocacionista que
estructura la unidad de la categoría laboral dirigida a la tarea y no al servicio del
proyecto del Estado.
En este sentido las improntas de origen se sostienen dentro de una escuela en
crisis y con un trabajo docente en situación de riesgo.

Conclusión: mediante interrogatorios orales y pautas esenciales lograr el


objetivo propuesto.

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