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La Promesa

Tu plan maestro para una vida abundante

Mark Ford

Copyright 2011 Mark Ford. Todos los derechos reservados

Prohibida su reproducción parcial o total.

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Índice

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Introducción
CÓMO VIVIR UNA VIDA PRÓSPERA DESDE HOY

Todos queremos una vida mejor, pero sólo muy pocos están dispuestos a
realizar los cambios necesarios para lograrla.

Veamos el ejemplo de mi viejo amigo Joe S. Cada vez que lo veo, lo cual no
es muy seguido este último tiempo, se está quejando de su (a) mujer, su (b)
trabajo, sus (c) hijos, su (d) cuerpo y sus (e) amigos. En general, quejarse de
todos estos temas le lleva menos tiempo que tomarse una cerveza. Antes,
solía alentarlo a que cambie.

“Hacé terapia de pareja”, le sugería.

“No sirve para nada”, me aseguraba.

“Entonces, divórciate”.

“Me sale más barato quedarme con ella”.

Todas nuestras conversaciones eran así. Luego, dejé de sugerirle cosas.


Ahora, cuando nos vemos, me tomo una cerveza y, luego, me voy.

Joe es un ejemplo extremo. Dice que quiere cambiar, pero no lo hace.


Prefiere seguir haciendo lo que siempre ha hecho, es decir, tener una vida
miserable y perder su tiempo libre quejándose de ello.

Joe está estancado. También lo está John K., un ingeniero eléctrico con
base en Gran Bretaña que leía mi newsletter Early to Rise (ETR) (Madrugar)
por unos tres meses cuando me escribió para decirme que si bien
normalmente creía que las ideas que aparecían en el ETR eran “excelentes”,
no podía empezar. Su problema era la “falta de motivación”.

Como alguien con buena educación, John podía “reconocer las


oportunidades que se le presentaban en… el mercado inmobiliario, en

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Internet, en el comercio, etc.”, pero no podía aprovechar ninguna de ellas
salvo que estuviera “un 100 por ciento seguro” de que tendría éxito.

John admitió que el miedo a fracasar lo paralizaba. Sin embargo, saber que
tenés un problema emocional no significa que podés resolverlo”. “¿Cómo
puedo superar este obstáculo?”, quería saber.

Este libro está dirigido a gente como John, que quiere mejorar su vida,
pero, por alguna razón, no pueden hacerlo.

¿QUÉ TAN BUENA ES TU VIDA? CONTESTÁ ESTE EXAMEN Y DESCUBRILO

Una de mis máximas favoritas es la siguiente: Podés determinar la calidad


de tu vida laboral contestando estas tres preguntas simples:

1. ¿Qué harás?

2. ¿Con quién?

3. ¿En dónde?

Me gusta la simplicidad de eso, y tiene sentido. La cantidad de momentos


alegres que tenés cada día depende mucho de las siguientes tres sabias
elecciones:

1. La carrera que elegís.

2. Los socios que decidís tener.

3. El lugar que elegís.

Es muy probable que ya hayas tomado esas tres decisiones. Seguramente,


las hayas tomado sin pensar mucho o de forma pasiva sin elegir. Sin
embargo, tenés que vivir con tus elecciones.

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Antes de que hagamos otra cosa, y hay un montón de cosas maravillosas
que me gustaría que hagamos juntos en este libro, repasemos las
decisiones que has tomado.

Hacé este examen de tres partes. Luego, hablemos de tu puntuación.

Qué haces… Tu carrera

Puntuá a tu empresa o a tu carrera asignándole un número del 1 al 10 a


cada una de las siguientes descripciones. Un 10 significa que describe de
manera perfecta a tu empresa. Un 1 significa que no se aplica a tu empresa
para nada.

Si sos empresario o profesional, usá el siguiente grupo de descripciones:

__ Es difícil de igualar porque tiene una proposición de venta única.

__ Es expandible. Puede crecer sin mucho trabajo.

__ Tiene pocos gastos generales con alquileres bajos y no se necesita


realizar inversiones de mucho capital.

__ Puede comercializarse bien en Internet y sacar provecho del mercadeo


directo.

__ No tiene inventario o tiene poco.

__ Está sujeta a pocas regulaciones del gobierno.

__ Tiene un flujo de efectivo positivo. Puede financiar su crecimiento a


través de su propio flujo de efectivo.

__ No necesita muchos empleados. No se necesitan más de cuatro


empleados para generar $1 millón en ingresos.

__ Tiene una capacidad ilimitada para crear riqueza para mí.

__ Es un desafío total a nivel emocional, intelectual y creativo.

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Si sos empleado, usá el siguiente grupo de descripciones:

__ Se beneficia con mis habilidades.

__ Desafía totalmente mi lógica mental.

__ Desafía totalmente mi creatividad mental.

__ Encaja perfectamente con mi estilo de vida.

__ Hace que esté rodeado de gente interesante e inteligente.

__ Me da la oportunidad de superarme y avanzar.

__ Favorece el pensamiento independiente.

__ Ofrece control.

__ Me da la oportunidad de aprender nuevas habilidades.

__ Ser honestos y ofrecerle un valor agregado a los clientes es una


prioridad absoluta.

¿CON QUIÉN LO HACÉS?... TUS SOCIOS, TUS VENDEDORES Y TUS CLIENTES


PRINCIPALES

Calificá a tus socios asignándole un número del 1 al 10 a cada una de las


siguientes descripciones. Un 10 significa que describe perfectamente a tu
socio. Un 1 significa que no se aplica para nada a tu socio.

__ Tienen mi mismo sistema de valores.

__ Valoran mis puntos fuertes.

__ Perdonan mis debilidades.

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__ Hacen que todos los negocios comerciales sean beneficiosos para todas
las partes.

__ Aportan habilidades que yo no tengo.

__ Están dispuestos a dialogar cuando hay desacuerdos o


desentendimientos

__ No muestran mal carácter, por ejemplo, no abusan verbalmente de sus


colegas.

__ No son propensos a hacer que la preparación y la planificación sean


eternas.

__ Adoptan nuevas tecnologías y técnicas.

Ahora, calificá a tus empleados:

__ Tienen mi mismo sistema de valores.

__ Son productivos y trabajan duro.

__ Aportan habilidades que yo no tengo.

__ Apoyan mis metas comerciales

__ Tratan a todos con respeto, incluso a los competidores.

__ Confían en mi juicio.

__ Siguen mis consejos y mis órdenes.

__ Son abiertos al cambio.

__ No entran en pánico ante la primera señal de derrota.

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__ Siempre están dispuestos a aprender y a enseñar.

¿EN DÓNDE LO HACÉS?… EL LUGAR DONDE VIVÍS Y TRABAJÁS

Calificá al lugar donde vivís y trabajás asignándole un número del 1 al 10 a


cada una de las siguientes descripciones. Un 10 significa que describe
perfectamente a tu lugar. Un 1 significa que no se aplica para nada a tu
lugar.

__ Cuenta con el clima que me gusta.

__ Tiene las cualidades físicas que amo, por ejemplo, montañas, mar, etc.

__ Tiene la cantidad de población que me gusta, por ejemplo: urbana,


suburbana, rural.

__ Me ofrece más que suficientes actividades culturales/recreacionales.

__ Me permite disfrutar mi vida por completo sin tener que viajar mucho.

__ No necesito viajar mucho para llegar al trabajo.

__ Ofrece un ambiente de trabajo de oficina cómodo, seguro y productivo.

__ Tiene muchas ventanas o un área al aire libre.

__ Tiene comodidades, como por ejemplo, un gimnasio y restaurantes


cerca para ir después del trabajo.

__ Está bien equipado, lo cual me permite hacer mi trabajo de la mejor


manera posible.

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CÓMO PUNTUAR

Cada categoría puede tener un puntaje máximo de 100 (cada una de las 10
descripciones de la carrera puede tener como máximo 10 puntos; cada una
de las 10 descripciones de tus socios puede tener como máximo 10 puntos;
cada una de las descripciones de tu lugar de trabajo puede tener como
máximo 10 puntos).

Colocá tus puntajes y comparalos con las siguientes observaciones:

• 90 a 100: ¡Felicitaciones, tenés lo que necesitás! Mejorar tu vida en


esta categoría será solo cuestión de corregir algunas cosas.

• 70 a 90: Has logrado mucho. Mucho más que la mayoría de las


personas. Sin embargo, podés mejorar tu vida en esta categoría. El proceso
de nuestro plan maestro te dará lo que necesitás para hacer los cambios
que querés.

• 50 a 70: Tu vida es mejor que la mayoría. (La mayoría de las


personas le da a su vida un puntaje entre 40 y 50). Sin embargo, hay mucho
para mejorar. Necesitás aplicar un plan maestro para mejorar tu vida.

• Menos de 50: Has tomado algunas malas decisiones. Tendrías que


empezar a tomar mejores decisiones.

No te preocupes si tus puntajes son más bajos de lo que esperabas. Todo se


puede mejorar con rapidez si estás dispuesto a cambiar. En este libro,
hablaremos de cómo podés mejorar tu vida al máximo.

OBSTÁCULOS QUE TE IMPIDEN ALCANZAR LOS OBJETIVOS: POR QUÉ NO


PODÉS EMPEZAR

John dice que cree que parte de su problema es que no está 100% seguro
de que si comienza a trabajar en una oportunidad específica, tendrá éxito.
¿Cómo puede superar este obstáculo?

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La vida cobra sentido cuando te motivás, te imponés metas y corrés hacia
ellas sin que nadie te frene.

─Les Brown

La única gran razón por la cual la gente fracasa en la vida es que nunca
actúan de manera eficaz. La pobreza es un problema también, pero no uno
insuperable. Un sinnúmero de hombres y mujeres exitosos comenzaron sus
vidas en la pobreza. La ignorancia también es un problema, pero cualquiera
que tenga el deseo de aprender puede superarla. La indecisión y el miedo
(a fracasar o a tener éxito) son obstáculos comunes en el camino hacia el
éxito. Sin embargo, todos estos obstáculos pueden ser superados
fácilmente por cualquier persona que se comprometa a actuar, a descifrar
lo que quiere y, luego, a caminar en esa dirección.

La inacción es el problema de John, ¡no el miedo a trabajar en una


oportunidad que no se materialice!

La gente exitosa no se sienta a esperar a que todo salga bien en un “100%”


o a estar “absolutamente segura” de que va a tener éxito. Analizan las
probabilidades, y si las probabilidades son razonablemente buenas,
arremeten con energía y valentía. No necesitan estar completamente
seguros, porque saben que en la vida nada lo es.

La gente exitosa sabe, por experiencia, que el costo del fracaso es muy
moderado en comparación con el costo de la inacción. El fracaso significa
que uno será más inteligente la próxima vez. En la inacción no hay una
próxima vez. La infelicidad tiene sólo una vida, primero la preocupación y
luego el arrepentimiento.

En este momento, John vive preocupado. Si no actúa rápido, será un


jubilado lleno de arrepentimiento.

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Mi regla se denomina “Ready, Fire, Aim” (“Listo, Disparo, Apunto”). He
escrito sobre ella muchas veces en el ETR, y es el título de uno de mis libros.
En el capítulo 17 del libro explico lo siguiente:

Ready, Fire, Aim significa hacer caso omiso de los obstáculos y de los
desvíos que detienen a otros. Implica encontrar y seguir el camino más
rápido para alanzar cualquier objetivo que te impongas para que el tiempo
y todos los problemas que el tiempo provoca no te venzan. Ready, Fire, Aim
alcanza más en menos tiempo, porque le da el valor correcto a la acción.
También es un enfoque realista, porque reconoce la imperfección humana
y el fracaso de una forma inteligente. En efecto, Ready, Fire, Aim es una
forma de aumentar el éxito que obtengas en cualquier cosa.

La clave de entender este enfoque llamado Ready, Fire, Aim es el principio


del fracaso acelerado. Este principio del fracaso acelerado se basa en el
reconocimiento de que en cualquier empresa aprendemos cometiendo
errores durante el trayecto. Cuanto más rápido reconozcas tus errores
críticos, más rápido adquirirás el conocimiento para tener éxito. En otras
palabras, no tengas miedo a cometer errores… ¡localizalos!

John reconoce que todas las oportunidades de las cuales hablamos con
regularidad en el ETR, oportunidades inmobiliarias, publicidad de
información, por internet, entre otras, pueden ser formas viables de
alcanzar el éxito… sin importar lo que pasa en la economía. Si ese es el caso,
¿qué espera? No va a aumentar sus posibilidades esperando y
preocupándose. Cuanto antes empiece, más rápido cometerá los errores
que necesita para alcanzar el éxito.

Siento compasión por John. Vos podrías estar atascado en el mismo lugar.
Su problema empeora por su inteligencia. La gente inteligente se preocupa
más. Suelen evocar razones para temerle al fracaso y retrasan su actuar.
Son víctimas de su coeficiente intelectual.

John tiene que compensar esto haciendo un gran esfuerzo para no


prestarle atención a sus preocupaciones y forzándose a actuar. No importa
que oportunidad elija, sabe que tiene los recursos para tener éxito en

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cualquier cosa que haga. Todo lo que tiene que hacer es empezar. Poner un
pie delante del otro y empezar a caminar.

Voy a hacer que el proceso sea fácil, no sólo para John, para vos también, si
estás en su situación. Te voy a decir lo que tenés que hacer hoy. Luego, te
voy a decir lo que tenés que hacer si querés ser exitoso no solo en el
ámbito financiero sino también en el resto de las áreas de tu vida.

¿Listo? Lo que tenés que hacer en este momento es esto: Llenar la


siguiente promesa.

“Bueno, Michael. Estoy con vos. Me he comprometido a crear un plan


maestro que pueda usar para alcanzar el éxito este año. Me comprometo a
seguir ese plan sin cuestionamientos ni quejas. Asimismo, me comprometo
a mantener un registro que me permita hacer un seguimiento de mi
progreso e invertir el tiempo y el dinero requerido para alcanzar mis metas.
Asimismo, me comprometo a escribirles a fin de año para explicarles
exactamente cuáles han sido mis logros.

Por medio del presente prometo


____________________________________________________

Firma:
_____________________________________________________________
___________________

Fecha:
_____________________________________________________________
__________________”

¡Ya está! ¡Empezá ahora!

No puedo ofrecerte una “garantía segura en un 100%”… pero si estás


dispuesto a seguir mi consejo y el plan que presentamos en este libro, estoy

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dispuesto a garantizarte, en un 99%, que en este misma época el año que
viene estarás camino a obtener salud, riqueza, sabiduría y felicidad.

¿Es suficiente eso para vos? Si es así, ¡empecemos!

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Parte uno
TU PLAN MAESTRO PARA LOGRAR UNA VIDA
PRÓSPERA
¿QUÉ NECESITÁS REALMENTE PARA CAMBIAR TU VIDA?

Tenía 13 años cuando escuché por primera vez la palabra “mediocre”. La


Sra. Growe, mi profesora de inglés de noveno grado, la utilizó para describir
a un estudiante que, según su opinión, había trabajado por debajo de su
potencial. ¿Quién era el estudiante? El que les habla.

"El Sr. Ford," se dirigió a la clase, “es el ejemplo clásico de alguien


mediocre. No hace la tarea. Llega tarde a la clase y se pasa el día soñando.
Como resultado, obtiene una C. De un estudiante con un potencial medio
espero resultados mediocres. En este caso, estoy decepcionada”.

No me sorprendió tal valoración. Era correcta. No puedo negarlo. El


proceso de maduración femenino llamaba más mi interés en ese momento.
Eso y el fútbol. Y jorobar con mis amigos. Todo eso menos la tarea.

No era un buen lector y no podía quedarme quieto durante la clase. Más


tarde, descubrí que tenía una combinación de dislexia y lo que se llama
“déficit de atención”. Sin embargo, ni la Sra. Growe ni yo sabíamos nada de
eso en ese momento. Según ella, yo era un eterno vago. Yo tenía la misma
opinión.

La ironía del compromiso es que es muy liberador —en el trabajo, en el


juego, en el amor.

─Anne Morriss

Sin embargo, al menos una vez al año, me prometía a mí mismo que


“empezaría de cero”. Sentía, como lo hacía la Sra. Growe, que no era tan

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tonto como indicaban mis calificaciones. Y sentía, muy por dentro, que en
algún momento alcanzaría el éxito.

Pero antes de que pudiera ser exitoso, tenía que cambiar algo fundamental
sobre mí, y ese cambio comenzó en el último año, cuando me desperté un
día y me di cuenta de que estaba enojado conmigo mismo.

Estaba cansado de ser un eterno fracasado. Estaba harto de las


calificaciones bajas y de ser el tonto de la clase. Quería convertirme en la
persona que la Sra. Growe pensaba que debería ser. Pero parecía muy
tarde. Solo faltaba un mes para la graduación y, obviamente, era imposible
rectificar cuatro años de mal desempeño en tal corto plazo.

Dado que mis calificaciones eran mediocres, no tenía posibilidades de


obtener una beca universitaria, y dado que mis padres no podían pagarme
la matrícula, la única opción que tenía era ir a la universidad local. En la
universidad local estaban contentos de cobrar mis $400 por año y estarían
igualmente felices de calificarme con la misma C que me habían puesto en
la secundaria. Sin embargo, yo no quería vivir más esa vida.

Me di cuenta, aunque suene raro, de que mi falta de éxito era un beneficio


oculto. Estaba a punto de sumergirme en una ambiente académico en
donde reinaba la mediocridad, en donde competiría con otros fracasados
de la secundaria como yo.

¿Y si usaba el resto del tiempo que me quedaba en la secundaria para


prepararme para una vida nueva y mejor en la facultad? ¿Y si usaba mi
energía para desarrollar aptitudes y hábitos que me ayudaran a tener éxito
durante los siguientes cuatro años?

Y eso es exactamente lo que hice. El sábado posterior a mi gran decisión de


cambiar, manejé mi Bel Air del año 1956 a la Nasau Community Collage en
Hempstead, Nueva York. Recolecté todo lo que podía acerca de la facultad
y del currículo en el cual me involucraría. Traje todo a casa y pasé el resto
del fin de semana leyendo cuidadosamente cada panfleto y volante.

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Estaba haciendo algo que nunca había hecho en el colegio: tomar ventaja
de mi competencia planeando mi éxito. En las semanas siguientes, me
convertí en un pequeño experto sobre la pequeña universidad. Sabía todos
los cursos que ofrecían, cada licenciatura y cada profesor que me tocaría en
el primer año.

Tomar esa iniciativa de planear mi éxito me generó un pensamiento


positivo. Realmente sentía que estaba cambiando. Me estaba convirtiendo
—incluso antes de que empezara— en un estudiante serio y
comprometido.

Me di cuenta de que comenzaría la universidad como una persona nueva.


Ninguno de mis profesores sabrían de mi comportamiento ridículo de la
secundaria, y ninguno de mis compañeros iba a esperar que fuera el
payaso de la clase.

Empezar la universidad sin esa mala reputación que había creado en la


secundaria era un regalo de los dioses académicos. Podría entrar a las
clases nuevas como un estudiante interesado, entusiasta que estaba allí
para tener éxito.

Y eso es lo que ocurrió. Concurrí a las clases en septiembre de manera


puntual y con los textos que se necesitaban. Me senté en la primera fila y
levanté la mano cada vez que el profesor hacía preguntas. Realicé mi tarea
y pasé el resto del tiempo estudiando. Entre las clases, el estudio y el
negocio de pintura de casas por otro lado, trabajaba 16 horas al día, siete
días a la semana.

Al finalizar el primer semestre, tenía la reputación de un estudiante


excelente. Durante toda la universidad y la carrera de grado, nunca dejé de
ser aplicado.

Algunas veces pienso qué habría pasado si no me hubiera enojado conmigo


mismo. O si no hubiera realizado todas esas preparaciones que me
ayudaron a comenzar de cero.

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Seguramente, estaría trabajando de algo que no me gusta en algún lugar,
luchando para pagar las cuentas y estableciendo propósitos inútiles —
sabiendo que viviría mi vida como un “mediocre” constante.

La diferencia fue el simple hecho de darme cuenta de que si no cambiaba,


mi vida no cambiaría —ni en ese momento ni nunca. Había gastado mis
años de secundaria haciendo una promesa que nunca esperé cumplir
realmente. Pero estaba cansado de hacer eso.

Volvamos a pensar, hay una serie de factores que me permitieron cambiar


de una forma seria y comprometida:

• Primero, emocionalmente había tocado fondo. Había llegado al


punto en el cual realmente me odiaba a mí mismo por no alcanzar lo que
mi potencial me permitía.

• Segundo, tome la decisión de cambiar completamente, pasar de ser


un estudiante mediocre al mejor de la clase.

• Tercero, reconocí que tenía que cambiar no sólo mis hábitos de


trabajo, sino también la opinión que tenía de mí mismo. Tendría que
“convertirme” en el estudiante brillante que quería ser.

• Y, por último, actué de manera inmediata. No esperé hasta


septiembre para cambiar. Empecé enseguida a prepararme durante los
últimos meses de la secundaria.

¿Alguna vez te prometiste a vos mismo algo que no cumpliste? ¿Tuviste


sueños de éxito y felicidad que no alcanzaste? ¿Sentís, a veces, que no
importa lo que hagas seguís siendo, en parte, “mediocre”?

Si es así, te tengo buenas noticias. Tu comportamiento pasado no se


relaciona con tus hábitos de trabajo futuros. Si podés cambiar la manera en
que trabajás —aunque sea un poco— podés cambiar la manera en que
vivís.

La mayoría de las personas que lean esto pensarán, “Otra vez ese sermón
motivador. Lo que necesito es que mi suerte cambie”.

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Estoy aquí para decirte que la suerte no tiene nada que ver con el cambio
en mi vida y no debería tenerla con ningún cambio que te gustaría hacer en
la tuya. Si hubiera esperado a tener suerte, todavía estaría esperando. Mi
vida cambió cuando me cansé y empecé a planear mi éxito.

Vos también podés cambiar, si reunís las siguientes características: (a) estás
insatisfecho con la falta de éxito que has tenido hasta el momento; (b)
deseás realizar un gran cambio, no sólo un ajuste pequeño; (c) estás
preparado para comenzar a trabajar de manera diferente y pensar acerca
de vos mismos como una persona distintas y (d) deseás comenzar ahora
preparándote para el éxito.

REINVENTÁ TU VIDA CON UN PLAN PARA ALCANZAR EL ÉXITO


COMPROBADO

Tu desafío es el siguiente: una carrera automovilística desde Nueva York


hasta Las Vegas. Si llegás a la meta dentro de un plazo de tiempo
determinado, ganarás millones de dólares y un estilo de vida mejor y
completamente diferente.

Suena divertido, ¿no? Bien.

Pero hay un problema: No sabés cómo llegar a la meta.

La cuenta regresiva ya ha comenzado. En unos minutos, cientos de otros


autos se posicionarán chillando en la largada. ¿Qué deberías hacer? ¿Salir y
comprar un mapa? ¿Instalar un GPS en tu auto? ¿O empezar la carrera
luego del disparo, seguir al resto y hacer preguntas?

La gente precavida instalaría un GPS y empezaría la carrera más tarde, lo


cual reduciría drásticamente sus posibilidades de ganar. La gente exitosa
usaría una combinación de sentido común e inteligencia: permanecer con
el resto y, luego, hacer preguntas en las estaciones de servicio para
asegurarse de encontrar la ruta posible más rápida.

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Mejorar tu vida se parece un poco a participar de una carrera
automovilística por el país. Si esperás mucho para empezar, disminuís las
posibilidades de completarla. Aun así, si empezás sin ningún plan, es
posible que te pierdas en el camino.

Cuando decidí convertirme en un estudiante ejemplar en la universidad


(luego de casi ni estudiar en la secundaria para obtener una C en las
materias), empecé a trabajar enseguida, pero tenía un plan, un plan que
habían aplicado muchos estudiantes ejemplares antes que yo: conocer el
plan de estudios. Encontrar para qué materias tenía facilidad. Mostrarme
como un estudiante ejemplar y matarme trabajando.

Eso es lo que tenés que hacer si estás listo para alcanzar el éxito. Empezá
de manera inmediata, pero usando una estrategia comprobada, algo que
les haya funcionado a otras personas.

PRESENTACIÓN DEL PLAN MAESTRO

El diccionario “Webster’s New Collegiate Dictionary” define “plan maestro”


como algo que sirve de guía general para un proyecto, como por ejemplo,
la construcción de una iglesia, un colegio o una ciudad. Los planes maestros
son usados por los desarrolladores inmobiliarios para transformar tierras
sin construcciones en subdivisiones suburbanas, centros urbanos y distritos
comerciales junto al mar.

Washington, D.C., una de las ciudades con el diseño más lindo en América
del Norte, era un pantano. Su transformación se logró gracias a un plan
maestro llevado a cabo por Pierre Charales L´Enfant. Columbia, Maryland,
por su parte, solía ser un terreno agrícola accidentado en la última parte del
siglo XX y, ahora, tiene una población de casi 96.000 habitantes.

Yo usé un plan maestro para rediseñar un centro residencial de 1200


hectáreas en la costa del Océano Pacífico en Nicaragua. Después de haber
invertido en proyectos inmobiliarios durante 30 años, aprendí cuán útil es
tener un plan maestro antes de comenzar cualquier proyecto importante.

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La gente que no puede inventarse y reinventarse a sí misma debe de estar
satisfecha con posturas prestadas, ideas de otros, encajando en vez de
sobresaliendo.

─Warren G. Bennis

Los planes maestros también son usados para rediseñar empresas. Jack
Welch usó uno para articular y ejecutar su visión de General Electric. Welch
dijo que era la clave para transformar a esa empresa gigante de una
empresa de miles de millones de dólares que se encontraba en problemas y
cayendo en una empresa líder en la industria.

Fue un plan maestro lo que usaron Warren Buffett y su socio para lograr
que Berkshire Hathaway alcanzara el éxito financiero más grande de la
historia y para convertirse en multimillonarios.

En cuanto a mí, mis socios y yo hemos aplicado un plan maestro para


ayudar a docenas de empresas a convertirse en emprendimientos
multimillonarios, incluida una empresa que pasó de los $100.000 a los $135
millones en 11 años y otra que paso de $8 millones a $320 millones en 14
años.

Los planes maestros no siempre funcionan. La ex‒Unión Soviética y China


comunista fueron planes maestros famosos, los cuales continuaron
proyectando crecimiento a medida que sus economías se desmoronaban.

Para que un plan maestro funcione, tiene que ser realista y flexible. Tiene
que ser realista acerca de los recursos y las posibilidades y tiene que estar
ajustado y cambiar radicalmente cuando las circunstancias lo indiquen.

Pero si el plan maestro es usado de forma adecuada puede ayudarte a


alcanzar milagros. Puede transformar desiertos en ciudades brillantes,
empresas muy endeudadas en compañías prósperas y gente que ha sido
mediocre toda su vida en personas sabias, felices, saludables y ricas.

¿En qué se diferencia un plan maestro de un plan?

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Un proyecto con un plan maestro se diferencia de un proyecto planeado de
forma común en su alcance. La mayoría de los proyectos, ya sean
inmobiliarios o comerciales, están diseñados en piezas, una sección
importante por vez. No es una forma mala de generar cambio, pero sí
implica perder tiempo, recursos y capital, ya que conglomerar diseños
individuales siempre provoca diferencias, superposiciones y omisiones.

Cuando creás un plan maestro para un proyecto, das cuenta de cada


aspecto de este, como por ejemplo: el jardín, los sistemas de suministro de
agua, la arquitectura, el sistema eléctrico y la plomería. También reducís el
tiempo y el dinero que gastás arreglando cosas que no encajan.

La dinámica de tu plan maestro personal

Un plan maestro personal puede ayudarte a alcanzar las metas de tu vida


con rapidez y con la menor cantidad de problemas, tiempo y conflictos
posible. Aplicar un plan maestro indica que realmente querés mejorar y que
querés que esa mejora sea radical: de mediocre a excelente. No estarás
satisfecho con una simple mejoría.

Un plan maestro personal es un contrato formal entre la persona que sos


ahora (cansado de los problemas y de la falta de éxito) y la persona en la
que estás decidido a convertirte (alguien exitoso que es sabio, feliz,
saludable y rico). El plan maestro personal te ayudará a reinventar tu vida,
porque te obligarán a transformar las ambiciones nebulosas en objetivos
específicos. Determinará exactamente lo que tenés que aprender, hacer y
con quién tenés que trabajar.

Un plan maestro personal transformará tus sueños en tareas. Al hacer eso,


perderá un poco el romance. Sin embargo, esa pérdida se verá compensada
por el éxito, el sentimiento de progreso inspirado que te provocará. A
medida que pasen las semanas, podrás observar, de forma concreta, el
progreso que estás logrando. Esto le dará a tu espíritu un gran impulso y
hará que sea más fácil seguir progresando.

La mayoría de las personas nunca cumplen sus sueños, no porque no sean


inteligentes o astutos o porque no tienen la motivación suficiente sino

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porque cuando deciden hacer el esfuerzo, este esfuerzo es muy pequeño o
está mal direccionado. Vos no vas a tener ese problema; ya has empezado
el trayecto con un mapa que ha sido comprobado.

Seguir un plan maestro personal, en realidad, es mucho más fácil que


responder aleatoriamente a una docena de impulsos separados durante
toda tu vida. Un plan maestro funciona porque reduce cientos de sueños y
ambiciones menos importantes y, en ocasiones, conflictivos a cuatro metas
de vida fundamentales. Al simplificar todas tus metas en cuatro mestas
importantes, harás que sea 400 veces más fácil seguirlas y alcanzarlas.

Yo he cambiado mi vida tres veces. Primero en 1968, cuando cambié de ser


un estudiante mediocre en la secundaria a uno excelente en la universidad.
Segundo, en 1984, cuando decidí volverme rico. Y, por último, en 2000,
cuando desarrollé y comencé a usar un plan maestro para mi newsletter
Early to Rise.

En cada una de las oportunidades, los cambios fueron importantes y las


recompensas, muy gratificantes. Sin embargo, cuando comencé a crear un
plan maestro para lograr el éxito, las mejoras comenzaron a aparecer más
rápido y con más facilidad. Si no hubiera sido por el plan maestro personal
que desarrollé en ese entonces, nunca habría podido escribir y publicar una
docena de libros o escribir, dirigir y producir un largometraje o escribir 350
poemas en un año, todo mientras seguía con mi “trabajo diario”.

Usar un plan maestro personal te pondrá en una nueva trayectoria.


Tardarás unas semanas en poner todo en orden, pero pronto empezarás a
notar el progreso que estás logrando y (seguramente dentro de las dos
semanas), estarás sorprendido con la magnitud de tus logros. Finalmente,
estarás cumpliendo (¡y terminando!) proyectos sobre los cuales has soñado
por años. Cada objetivo que logres hará que tu confianza aumente, tus
habilidades se fortalezcan, y tu riqueza y desfrute de la vida se
incrementen.

Va a ser muy bueno para vos: ¡el año de tu transformación milagrosa!

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28
Parte dos
CÓMO HACER REALIDAD TUS SUEÑOS MÁS
GRANDES
¿ESTÁS ESTABLECIENDO METAS O SEGUÍS SOÑANDO?

Todos tenemos sueños. Todos nos imaginamos cómo sería nuestra vida en
un mundo mejor. Sally sueña con una casa grande con una pileta
empotrada. Harry sueña con un garaje con capacidad para ocho autos lleno
de Porsches antiguos. Jill fantasea con pintar cuadros en la costa. Jack
quiere la oficina de la esquina con buena vista.

Es posible que Sally, Harry, Jill y Jack nunca tengan lo que sueñan. Van a
seguir imaginándoselos o van a hablar de eso con amigos y familiares.

El hecho de no vivir tus sueños no es necesariamente algo malo. Muchas


personas son completamente felices soñando con una vida pero viviendo
otra. El problema surge cuando la distancia entre la fantasía y la realidad
trae como resultado infelicidad o incluso depresión. Cuando esto sucede, es
el momento para planear una nueva vida. El primer paso es establecer
metas.

Las metas se diferencian de los sueños de cuatro maneras. Son específicas,


factibles, realistas y tienen un tiempo determinado.

Específica. Ser rico es un sueño. Crear un patrimonio neto de 4 millones de


dólares es una meta.

Factible. Ganar la lotería es un sueño. Ganar una carrera es una meta.

29
Realista. Crear un patrimonio de 4 millones de dólares en 5 años es
probablemente razonable. Crear un patrimonio de 4 millones de dólares en
4 meses no lo es.

Tiene un tiempo determinado. Crear un patrimonio neto de 4 millones de


dólares es una meta. Pero crear un patrimonio neto de 4 millones de
dólares en 5 años es una meta mejor.

Tu plan maestro estará dividido en metas de un año y siete años, en


objetivos semanales y mensuales y, finalmente, en tareas diarias que te
permitiráncumplir con tus objetivos a mediano plazo y con tus metas a
largo plazo. Por ejemplo:

Metas a siete años: crear un patrimonio neto de 4 millones de dólares en


siete años.

Metas del primer año: reducir la deuda por un valor de 36.000 dólares.

Objetivos mensuales: obtener un trabajo de medio tiempo que te permita


haber generado una ganancia neta de 36.000 dólares para fin de año.

Objetivos de la primera semana: obtener la primera entrevista laboral.

Tarea del primer día: escribir cartas de presentación a los presidentes de


las 10 empresas en donde me encantaría trabajar.

Bueno, ese es el plan. A partir de hoy, vas a realizar tareas todos los días
que respalden objetivos semanales que, a su vez, respalden objetivos
mensuales que, a su vez, respalden metas anuales y que, a su vez,
respalden metas a siete años. Todo esto se llevará a cabo de manera formal
y por escrito.

A esta altura, te estarás preguntando: “¿Es importante que mis metas sean
específicas? ¿Hay alguna diferencia si las escribo?”

Me agrada que preguntes.

Por qué tenés que ESCRIBIR tus metas.

30
Es muy importante que las escribas. Tenerlas en tu cabeza no es suficiente.
En un estudio que descubrí en “Look Within or Do Without” (“Mirá hacia
adentro o hacelo sin ello”) escrito por Tom Bay, se explica el motivo.

Según Bay, la Universidad de Negocios de Harvard (Harvard Business


School) realizó un estudio sobre la situación económica de sus alumnos 10
años después de que se recibieran y descubrió lo siguiente:

El 27% de ellos necesitaban ayuda económica.

El increíble 60% de ellos vivían ajustados.

El mero 10 % de ellos vivían confortablemente.

Solo el 3% de ellos eran económicamente independientes.

El estudio también se concentró en las metas y se encontraron las


siguientes correlaciones interesantes:

El 27% de ellos que necesitaban ayuda económica no tenían un proceso


para establecer metas en sus vidas.

El 60% de ellos que vivían ajustados tenían metas de supervivencia básica,


como por ejemplo, cómo pagar los gastos mes a mes.

El 10% de ellos que vivían confortablemente tenían metas generales.


Pensaban que sabían en dónde iban a estar en los próximos cinco años.

El 3% de ellos que eran económicamente independientes habían escrito sus


metas y los pasos necesarios para cumplirlas.

Estos resultados admirables fueron alcanzados por quienes eran


económicamente independientes gracias a que no solo establecieron metas
sino que también las escribieron.

Nuestra vida está compuesta en gran parte por sueños, por el inconsciente y
se deben unir a la acción. Deben estar entrelazados.

-Anais Nin

31
Más evidencia a continuación.

Un estudio reciente de DayTimer.com mostró que los trabajadores


norteamericanos con los ingresos más altos y más exitosos en el mercado
laboral eran aquellos que habían escrito sus metas. Estas superestrellas
también tenían el hábito de escribir listas de tareas diarias repletas de
pasos para alcanzar esas metas por orden de prioridad. Por otra parte, del
más del 70% de trabajadores que no escriben sus metas profesionales o
económicas, sólo el 9% de ellos logran cumplir con lo que se proponen cada
día.

También resulta que podría existir una base psicológica o incluso física para
el poder de escribir metas. Esto es lo que dijeron los investigadores sobre el
comportamiento, Richard Molden y Steven Swavely, en 2004 en su informe
técnico, “The Physchology of Top Performers” (“La psicología de los grandes
trabajadores”):

Escribir planes de acción proporciona un plan claro para llegar a destino y


escribir rangos de tiempo les permite hacer un seguimiento sobre el
progreso. Esto sirve para incrementar el nivel de conciencia sobre los
eventos, las oportunidades y las acciones que pueden ser de ayuda para
acercarlos a la meta que quieren alcanzar.

Incluso existe evidencia de que escribir las metas produce este nivel
elevado de conciencia a través de algunos efectos neuroquímicos muy
específicos en el cerebro.

Y este no es el único informe llevado a cabo en este campo. Este es un


estudio que leí en Psychology Today (“Psicología hoy”) publicado en
diciembre de 1996, que muestra el poder de establecer metas específicas:

Investigadores de Virginia Polytechnic Institute y State University les


pidieron a 56 mujeres estudiantes universitarias que hicieran la mayor
cantidad de abdominales que pudieran en 90 segundos. El grupo al que se
le dijo que “hicieran lo mejor que pudieran”, logró un promedio de 43
abdominales por día durante los cuatro días que duró el estudio. Los otros
grupos, a los cuales se les dio la meta específica de hacer de manera

32
consecutiva más abdominales en cada sesión, se desempeñaron
significativamente mejor y lograron un promedio de 56 abdominales en el
último día del experimento.

Los estudios son geniales, pero las experiencias profesionales son mejores.

En mi caso, pasé los primeros 17 años de mi vida soñando con el éxito sin
tenerlo. En mi primer año de la universidad, decidí cambiar eso. Aprendí a
aprender y me convertí en un estudiante perfecto. Veintidós años más
tarde, descubrí la idea de establecer metas. Luego de tres años, era
millonario. Cuando empecé a escribir Early to Rise en 1999, aprendí a
priorizar mis metas. Esto me permitió cumplir con mi primer y más preciado
sueño: convertirme en un escritor exitoso.

En ETR, no hace falta decirlo, establecemos metas de negocios a largo plazo


y objetivos a mediano plazo. Esto nos ayudó a que nuestros ingresos
pasaran de cero a 25 millones de dólares en siete años y nos ayudará a
pasar a la próxima etapa de nuestro desarrollo, más de 50 millones de
dólares en los próximos años. Aplicar un plan maestro para hacer que
nuestro negocio crezca es gratificante, pero lo que es mejor es ver a
nuestros empleados usar planes personales para mejorar sus vidas.

Por ejemplo, uno de ellos diseñó un plan maestro para pasar de ser un
empleado de bajo nivel que trabajaba contestando el teléfono a tener un
puesto gerencial en unos pocos años. Ahora, es un gran generador de
ganancias para la empresa. Varios empleados han diseñado planes
maestros para alcanzar sus metas relacionadas a la pérdida de peso y al
entrenamiento físico. Un empleado perdió 30 libras siguiendo una dieta y
un entrenamiento riguroso y superó graves problemas de salud.

Estos resultados loables se cumplieron porque estas personas se tomaron


el tiempo para convertir sus sueños de riqueza y salud en metas específicas,
factibles, realistas y de tiempo determinado.

Podés pasar toda tu vida soñando. Y los sueños son bárbaros. Soñá, pero si
querés convertir esos sueños en realidad, necesitás transformarlos en
metas.

33
¿Cuál es tu sueño más loco y con el que soñás hace mucho? ¿Cómo podés
hacer para que sea específico y factible? ¿Cómo podés limitarlo en el
tiempo? ¿Cómo podés hacer para que sea realista? Usá estas cuatro
preguntas para crear metas a las que apuntás, luego, accioná. Vas a estar
viviendo tu sueño en unos pocos años.

EL VOCABULARIO DEL LOGRO

Las palabras importan, nos ayudan a definir el significado. Nosotros


pensamos con palabras. Aprendemos con las palabras. Las palabras son las
herramientas fundamentales que usamos para comunicarnos. Si las usamos
correctamente, podemos cortar, pulir y darle forma a nuestras ideas de
forma linda y precisa. Si las usamos de forma descuidada, nos posicionamos
en un lugar de desventaja intelectual.

Las palabras te ayudan a pensar mejor. Si pensás mejor, planeás mejor. Si


planeás mejor, trabajás mejor. Si trabajás mejor, podés lograr casi todo.

Hablemos sobre el logro y las palabras más comunes asociadas con ese
concepto, tales como: sueño, meta, objetivo, trabajo y tarea.

Para el pensador descuidado, estas palabras significan todas más o menos


lo mismo. Pero para la persona que quiere alcanzar la mayor cantidad de
cosas posible, son muy distintas.

A continuación, algunas definiciones de diccionario:

Sueño. Todos los principales sinónimos utilizados en Webster` s para definir


sueño denotan fantasía: pesadilla, aparición, alucinación, ilusión y así
sucesivamente. Antónimos: realidad, verdades, verdad.

Meta. Entre los sinónimos de meta se encuentran los siguientes: propósito,


fin, intención ¿Podés ver la diferencia entre sueño y meta? A veces se los
usa como sinónimos, pero no debería ser así. Un sueño, por su propia
naturaleza, no es realista –quizás hasta ilusorio. Una meta no lo es.

Objetivo. Según Webster´ s, la palabra “objetivo” es igual a la palabra


“meta”. Tiene los mismos sinónimos: fin, aspiración y propósito. Pero creo

34
que existen dos diferencias connotativas entre ambas palabras. La primera
diferencia concierne al tiempo. Las metas son más largas en el tiempo que
los objetivos. La segunda diferencia concierne al alcance. Las metas tienen
un alcance más amplio que los objetivos.

Trabajo. La palabra trabajo es muy diferente a un sueño, una meta o un


objetivo. Se lo define como una situación, puesto, lugar, posición,
designación, operación, vocación o carrera. La palabra “trabajo” hace
referencia al trabajo que realiza una persona para ganarse la vida o en
cualquier momento en particular. No se asemeja a las metas y objetivos.
Podés tener un trabajo sin metas. Podés tener metas sin un trabajo.

Tareas. Una tarea es algo más pequeño que un trabajo. La diferencia radica
en el alcance y la duración en el tiempo. Una tarea es algo específico que
tenés que hacer, como por ejemplo: cortar el pasto o editar un párrafo.
Empieza y finaliza dentro de un marco definido de tiempo. Algunas tareas
se repiten, incluso se repiten una y otra vez, pero son de un alcance más
restringido en este sentido. A veces las palabras “trabajo” y “tarea” se usan
indistintamente. Sin embargo, para nuestro propósito, las mantendremos
separadas.

Bueno, hemos examinado los términos empleados para desarrollar nuestro


plan maestro. ¿Cómo las usamos?

Al crear nuestro plan maestro, vamos a hablar de cómo ser muy claros
cuando establecemos las metas. Al diferenciar estas cinco palabras, va a ser
más fácil enfocarnos en lo importante. A esto me refiero:

Sueño. Los planes maestros no se basan en sueños, ya que los sueños, por
definición, son fantasiosos y delirantes. Perseguir un sueño está bien como
pasatiempo para un nene de cuarto grado, pero los adultos con
responsabilidades no tienen tiempo para los sueños; tienen que buscar
metas realísticas y desafiantes. Por lo tanto, desterremos la palabra
“sueño” de nuestro vocabulario. No vamos a perder tiempo persiguiendo
sueños. Estamos en la conquista de metas.

35
Meta. Como expliqué en el capítulo anterior, las metas son específicas,
factibles, realistas y tienen un tiempo determinado. El hecho de que sean
realistas no significa que no puedan serpomposaso incluso descabelladas,
pero deben estar dentro de los límites de la razón. Podés decidir que
querés ganar la lotería de un millón de dólares dentro de tres años, pero no
hay nada razonable que puedas hacer para ganar ese millón de dólares,
salvo gastar un millón de dólares en billetes de lotería.

Objetivo. El diccionario que consulté no hacía distinción entre metas y


objetivos, pero me gustaría remarcar una diferencia que nos ayudará con
nuestro plan maestro. Para mí, los objetivos deberían ser más específicos
que las metas y más acotados en el tiempo.

Trabajo. Tu trabajo es lo que estás haciendo ahora. Como dije, no tiene


nada que ver con lo que vas a estar haciendo de acá a un año. Y
absolutamente nada que ver con lo que vas a estar haciendo de acá a siete
años. Poner un plan maestro en acción significa tomar el control de tu
futuro. Tener un trabajo significa que dejás a otra persona a cargo de eso.
Por lo tanto, para los fines que nos atañen, no es algo bueno. Vas a poner la
palabra “trabajo” en el mismo cesto mental en el cual tiramos la palabra
“sueño”. No nos es útil. Es solamente un necesidad temporal. Es algo que
vamos a reemplazar algún día con la palabra “carrera”.

Tarea. Las tareas son trabajos específicos y tienen un tiempo determinado


que forman parte de un proceso más grande. A los fines de la realización de
un plan maestro para tu vida, vamos a distinguir las tareas de las metas y de
los objetivos. Las tareas van a ser más cortas en el tiempo y más específica
que los objetivos.

Cuando hagamos referencia a tu plan maestro, vamos a usar las siguientes


tres palabras:

1. “Metas” para deseos más grandes y a largo plazo.

2. “Objetivos” para deseos más específicos y a mediano plazo.

36
3. “Tareas” para cada acción a corto plazo que es necesaria para
alcanzar objetivos a mediano plazo.

Espero que esto no te suene a semántica. Es más que eso. Es una pequeña
caja de herramientas que contiene tres herramientas chicas que podés usar
para mejorar tu vida. Dedicá algo de tiempo hoy pensando acerca de cómo
trabajás actualmente; cómo estableces metas –si lo hacés; y cómo tratás
de alcanzar esas metas anual, mensual, semanal y diariamente.

¿Has pasado tu vida persiguiendo un sueño? ¿Has pasado tu vida


persiguiendo alguna fantasía que nunca hayas tenido la posibilidad de
realizar?

Si tenés metas sólidas y permanentes, ¿las has transformado en algo más


alcanzable y corto en el tiempo? ¿Tenés metas de varios años? ¿O
simplemente establecés propósitos para el año siguiente? Yo tengo
propósitos para el próximo año. Pero la mayoría de ellos son objetivos
anuales que se basan en metas de largo plazo.

¿Anotás tus metas anuales? Si no lo hacés, te voy a dar cierta información


que te convencerá para que lo hagas. Si anotás tus metas anuales, ¿las
dividís también en objetivos mensuales y semanales? Si no lo hacés, te voy
a mostrar por qué deberías.

Y, finalmente, ¿pasás al menos 15 minutos de tu día planeado exactamente


cuáles son las tareas que necesitás realizar? ¿Establecés prioridades y
límites de tiempo? ¿Tenés un método para respetarlos?

Si no lo hacés, no te preocupes. Tenemos todo lo que necesitás para


cambiar tu vida y disfrutar de un nuevo estilo de vida empezando hoy
mismo.

ANTES DE ESTABLECER TUS METAS A LARGO PLAZO, DESCUBRÍ TUS


VALORES PRINCIPALES

Antes de dar un paso en la planificación de tu vida, tenés que hacer algo


más: descubrir qué es lo más importante para vos.

37
La mayoría de las personas que conocés diariamente no están a gusto con
su trabajo, no están felices con su vida familiar y quieren más dinero. Creen
que si pudieran hacer solo esto o aquello, todo estaría mejor.

Ganar la lotería solucionaría todo. Al menos eso es lo que ellos piensan.


Pero la verdad es otra. A menos que vivas tu vida conforme a tus valores
principales, todo el éxito en el mundo no será suficiente para hacerte feliz.

Entonces, antes de intentar establecer tus metas, tenés que pasar un


tiempo descubriendo tus valores principales. ¿Qué quiero decir por valores
principales? Significan los sentimientos sobre lo bueno y lo malo que están
enterrados en lo profundo de tu corazón.

¿Qué tienen que ver los valores con el establecimiento de metas? Se trata
de asegurar tu felicidad a largo plazo. Si establecés metas que van en contra
de tus valores principales, vas a despertar un día y dirás: “Hice todo lo que
quería, pero ¿de qué me sirve?”.

No querés terminar siendo otra persona muy exitosa pero, en esencia,


miserable, un destino tan común que se ha convertido en un cliché. A
continuación, te mostraré cómo hacer para que eso no suceda.

Empezá imaginándote un funeral. Se está llevando a cabo en un lugar muy


elegante. El cuarto está lleno de amigos y familiares que se han juntado
para hablar de la persona fallecida. Mirás a tu alrededor. Empezás a
reconocer caras. Te preguntás: “¿Quién es la persona que murió?”. Mirás el
ataúd. ¡Por Dios, sos vos!

¿Qué es lo que dice la gente sobre vos en tu funeral?

Imagínate a alguien específico: un padre, un hermano, un vecino, un socio


de negocios e, incluso, un extraño. Tenés que ser específico. Pensá en
personas individuales y reales. Imaginalas diciendo algo muy específico.

No es suficiente que te imagines a tu sobrino diciendo: “Ella era una


persona generosa”. Tenés que imaginar una segunda oración calificativa, tal
como: “Siempre me mandaba regalos de cumpleaños caros”.

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Y sé honesto. No suavices el comentario. Decilo tal como es. Por ejemplo:
tu vecino de al lado podría decir: “Creo que era una persona
desconsiderada. Nunca levantaba el desastre que dejaba su perro cuando
hacía caca en mi jardín”.

La felicidad es ese estado de conciencia que resulta del hecho de alcanzar


los valores de uno”.

-Ayn Rand

Imaginá todo lo que las personas podrían decir sobre vos en tu funeral y,
luego, pensá sobre cómo te hacen sentir sus palabras.

Si no te sentís bien, significa que, en esas relaciones por lo menos, no estás


viviendo tu vida según tus valores principales.

Ahora, por cada comentario negativo que te hayas imaginado, preguntate:


“¿Qué es lo que me gustaría que esa persona diga sobre mí?” La respuesta
a tu pregunta revelará tus valores principales para esa relación en
particular.

La meta de este ejercicio es crear una lista de por lo menos doce oraciones.
Cada oración tendrá un comentario que indique qué es importante para vos
en un área en particular de tu vida.

Supongamos que imaginás que alguien dice: “Siempre le costó llegar a fin
de mes”. Este comentario te haría sentir mal, ¿correcto? Entonces, te vas a
imaginar qué te gustaría que esa persona diga sobre vos y puede que digas:
“Luchó bastante por un tiempo y, luego, todo cambió. Se convirtió en una
persona exitosa y murió rico”. Si ese comentario te hace sentir bien, es
razonable decir que generar riqueza es un valor principal para vos. Y lo
escribirías de la siguiente forma: “Creo que tener éxito en términos
económicos es un logro valioso y admirable”.

¿Entendiste?

 Comentario negativo: “Siempre le costó llegar a fin de mes”.

39
 Comentario positivo: “Luchó bastante por un tiempo y, luego, todo
cambió. Se convirtió en una persona exitosa y murió rico”.

 Valor principal: “Creo que tener éxito en términos económicos es


un logro valioso y admirable”.

Te recomiendo que pienses en alrededor de doce comentarios, ya que vas a


querer abordar todas las áreas principales de tu vida:

 Tus valores en el tema salud.

 Tus valores en el tema de la riqueza.

 Tus valores en el tema de la superación personal.

 Tus valores en el tema de la felicidad.

¿Por qué?

Porque tus valores principales deberían determinar tus metas, y tus metas
deben abordar la totalidad de tu vida.

La mayoría de los programas para establecer metas no son integrales. Se


enfocan en una sola cosa. Ganar más dinero. Perder peso. Ser feliz (sea lo
sea que signifique). Establecer metas singulares puede ser efectivo a veces,
si tenés la flexibilidad en tu agenda para enfocarte en ellas. Pero la mayoría
de las personas no la tienen. Y eso crea un problema. Empiezan con
entusiasmo y progresan por un tiempo. Sin embargo, en poco tiempo, la
mayoría de las urgencias de la vida se abren camino. Descuidan los buenos
hábitos y vuelven a los malos. Poco después, abandonan la meta.

Vas a evitar ese problema tan común al considerar el espectro total de tu


vida – no solo tu salud o tu riqueza, sino también tus actividades
recreativas, tus relaciones personales, tus obligaciones sociales, y así
sucesivamente.

Esto es lo que deberías hacer:

40
1. Tomá un pedazo de papel y dividilo en cuatro casillas.

2. En la parte superior de cada casilla escribí: salud, riqueza,


superación personal y felicidad.

3. En cada casilla, escribí comentarios que te gustaría que hubiesen


dicho sobre vos en tu funeral.

Por ejemplo:

Salud:

 “Era el hombre de 80 años con el mejor estado físico que jamás


haya conocido”.

 “Podía correr una milla en ocho minutos”.

 “Una vez lo vi levantar un auto desde el paragolpes”.

Riqueza:

 “De todas las personas que se recibieron de Riverdale High School


en 1972, ella terminó siendo la más rica”.

 “Tenía un mansión en Laguna Beach”.

 “Donó 4 millones de dólares a una fundación cuando murió”.

Superación personal:

 “Era el mejor jugador de ajedrez que jamás haya conocido”.

 “Era un poeta cuyo trabajo fue publicado”.

 “Sabía más sobre decoración de casas que Martha Stewart”.

Felicidad:

 “Era la mamá más buena del mundo”.

41
 “También era una amiga muy generosa”.

 “Era una gran partidaria de la investigación contra el cáncer de


mama”.

Escribí por lo menos dos declaraciones de este estilo en cada una de las
cuatro categorías. El propósito de escribirlas es doble: para fijarlas en tu
mente y para tener algo específico a lo que te puedas remitir más adelante.

Durante los próximos años, te vas a remitir a estos valores muchas veces.
Estos deberían ser una fuente de inspiración constante. Tomalos con
seriedad ya que son el centro de tu plan maestro.

ESTABLECER METAS A SIETE AÑOS Y OBJETIVOS A CORTO PLAZO

Ahora que has aprendido a conocer cuáles son tus valores principales –tus
creencias básicas sobre lo que es bueno y malo en cada área importante de
tu vida –podés transformarlos en metas a largo plazo.

Por metas a largo plazo me refiero a metas a siete años. ¿Por qué siete
años? Porque es un período lo suficientemente largo como para lograr el
objetivo, pero no es un período tan extenso como para sentir que tus
metas son inalcanzables.

He estado escribiendo sobre este número mágico en Seven Years to Seven


Figures (Siete años para alcanzar siete cifras) y, también, en Automatic
Wealth (Riqueza automática).

Siete años es un período común cuando nos referimos al negocio humano.


Los economistas se refieren con frecuencia a cambios macroeconómicos
que suceden en ciclos de siete años. El mismo período se aplica a
fluctuaciones de los negocios, movimientos del mercado de acciones,
incluso a los ciclos naturales y agrícolas.

Podés crear y desarrollar una empresa multimillonaria en un período de


siete años. Podés dominar un idioma en menos de siete años. Podés
convertirte en cinturón negro en casi cualquier arte marcial en siete años.
Podés volverte más saludable. Podés volverte más sabio.

42
Siete años es el tiempo máximo que me ha llevado alcanzar mis metas
tanto profesionales como personales, y es el período que pienso que te
llevará a vos.

Entonces, empecemos con siete años. Una vez que hayas alcanzado todo lo
que está en tu lista de siete años, podés empezar otro plan maestro en
donde establezcas otras metas a siete años.

Establecer metas a siete años es fácil. Empezá con los comentarios de tu


funeral. Transformalos en una declaración de valor. Luego, traducí ese valor
en una meta específica que te gustaría alcanzar en siete años.

Por ejemplo:

 Comentario del funeral: “Era una de las personas más inteligentes


que jamás haya conocido”.

 Valor principal: Ser inteligente es una característica valiosa y


admirable.

 Meta a siete años: Entrar a Mensa antes del 1 de enero de 2017.

 Comentario del funeral: “Era la persona más generosa que jamás


haya conocido”.

 Valor principal: La filantropía es un pasatiempo valioso y


admirable.

 Meta a siete años: Haber donado 1 millón de dólares a la fundación


de lucha contra el cáncer para el 15 de junio de 2017.

 Comentario del funeral: “Era la persona más rica de la clase del


secundario”.

 Valor principal: La riqueza monetaria es un logro valioso y


admirable.

43
 Meta a siete años: Haber alcanzado un patrimonio de 3,5 millones
de dólares antes del 15 de abril de 2017.

¿Podés ver lo fácil que es?

Solo recordá las reglas que mencioné con anterioridad cuando establezcas
tus metas. Seguir las reglas incrementará ampliamente tus posibilidades de
tener éxito.

Primera regla. Tu meta debería ser lo más específica posible. Seré rico es
muy general. Voy a tener un patrimonio neto de 4 millones de dólares es
específico.

Segunda regla. Tu meta debe ser factible. Ganar la lotería es un sueño.


Ganar una carrera es una meta.

Tercera regla. Tu meta debería ser lograda dentro de un tiempo


determinado. Ya hemos hablado de esto y concordamos en un período de
siete años. Entonces cuando establezcas tus metas hoy hazlas específicas
para que se puedan alcanzar en siete años a partir de hoy. Voy a tener un
patrimonio de 4 millones de dólares es una meta específica pero no tiene
un plazo. Voy a tener un patrimonio de 4 millones de dólares para el 1 de
julio de 2017, es una meta específica y tiene un plazo.

Cuarta regla. Tu meta debería ser realista. Tener un patrimonio de 4


millones de dólares en siete años es bastante realista. Tener un patrimonio
de 4 mil millones de dólares no lo es.

Esta es la primera parte de tu tarea para hoy. Establecer una meta a siete
años para cada uno de tus valores principales.

Tu plan maestro se basará en estas metas. Pero, para convertir esas metas
en realidad, deben ser traducidas en objetivos anuales, mensuales y
semanales. Estos son los ejemplos que mencioné con anterioridad:

Meta a siete años: Tener un patrimonio de 4 millones de dólares en siete


años.

44
Meta del primer año: Reducir la deuda por un valor de 36.000 dólares.

Objetivo anual: Obtener un trabajo de medio tiempo que te permita haber


generado una ganancia neta de 36.000 dólares para fin de año.

Objetivo de la primera semana: Tener mi primera entrevista laboral.

¿Podés ver cómo funciona? Cada objetivo se basa en el anterior. Es


realmente muy simple.

Entonces hacelo ahora. Establecé metas a un año para cada meta a siete
años. Anotalas.

Cuando termines con eso, creá tus objetivos mensuales y cuando termines
con eso, establecé tus objetivos semanales.

Hacelo hoy. Es bastante. Luego, te voy a mostrar cómo elaboro mis hojas de
tareas diarias. Mañana será el primer día que implementes tu plan maestro.

USAR LISTAS DE TAREAS DIARIAS PARA ALCANZAR TU METAS

No siempre planifiqué mis días. De hecho, durante gran parte de mi carrera


no lo hice.

Había escrito metas y me remitía a ellas regularmente. Mis metas me


mantenían en la dirección correcta, pero siempre iba y volvía muy seguido
sin ninguna razón.

Mientras manejaba al trabajo pensaba en mis metas. Eso me ayudaba a


motivarme y, muy seguido, me generaba ideas específicas sobre qué tareas
debía alcanzar ese día. Entraba a la oficina con la intención de completar
esas tareas, pero al final del día, muchas de esas tareas quedaban sin hacer.

¿Qué pasaba? Lo mismo que te podría estar pasando a vos ahora mismo. Te
sentás en el escritorio, y hay una pila de cartas. Agarrás el teléfono y hay 15
mensajes. Prendés la computadora y ves que has recibido 50 nuevos e-

45
mails desde la última vez que lo revisaste. Te decís a vos mismo que vas a
hacer las tareas importantes más tarde. Ahora mismo, tenés que “resolver”
todas estas emergencias.

Antes de que te des cuenta, el día terminó y no has hecho nada para
alcanzar tus metas importantes. Hacés un esfuerzo, pero estás cansado. Te
decís a vos mismo que mañana lo vas a hacer mejor.

¿Te suena familiar?

La productividad no es nunca un accidente. Es siempre el resultado de un


compromiso con la excelencia, con un plan inteligente y enfocado al
esfuerzo.

-Paul J. Meyer

Si es así, no te sientas mal. Estás en buena compañía. La mayoría de las


personas manejan su trabajo de esa manera, incluso las personas que
establecen metas y las cumplen. A largo plazo, cumplen con todo. Pero, en
el día a día, se sienten constantemente frustrados.

Vos podés ser exitoso sin planificar tus días, pero vas a tener que trabajar
mucho más duro y por más tiempo. ¿El motivo? Cuando no planificás tus
días, terminás trabajando para otras personas, no solamente para vos.
Sentís que antes de trabajar en tus cosas, primero deberías atender sus
pedidos.

Es muy fácil Comenzar tu día vaciando tu casilla de correo, tu contestador


automático y la bandeja de entrada. Casi todo lo que te espera cada
mañana no tiene nada que ver con tus metas y aspiraciones. Es trabajo que
otras personas quieren que hagas por ellos.

Si querés ser el capitán de tu alma y el amo de tu futuro, tenés que estar a


cargo de tu tiempo. Y la mejor manera de estar a cargo de tu tiempo es
estructurar tu día alrededor de una lista de tareas que vos y solamente vos
creás.

46
Como dije, el simple hecho de escribir mis metas me ayudó a alcanzar
mucho. Pero mi productividad se cuadriplicó cuando empecé a planificar mi
agenda alrededor de una lista de tareas diarias. Si usás el sistema que te
voy a recomendar, te aseguro que obtendrás el mismo progreso.

Durante años, he usado muchos sistemas de organización estándares, pero


nunca me sentí totalmente satisfecho con ninguno de ellos. El sistema que
uso ahora es mío – se basa en lo mejor que saque de otros lugares.

Al empezar el año, diseño mis metas para los próximos doce meses. Me
pregunto: “¿Qué es lo que necesito cumplir en enero, febrero y así, para no
perder mi camino?”. Luego, a principio de cada mes, diseño mis objetivos
semanales. Finalmente, todos los días, diseño una lista específica de tareas
diarias.

Así es como lo hago.

Mi lista personal de tareas diarias

Comienzo cada día el día anterior.

Con esto me refiero a que diseño mi lista de tareas diarias al final de la


jornada laboral del día anterior. Diseño la lista del martes al final de la
jornada laboral del lunes. Diseño la lista del miércoles al final de la jornada
laboral del martes.

Empiezo repasando la lista del día. Me fijo qué tareas llevé a cabo y cuáles,
no. Mi nueva lista —la lista de tareas del día siguiente— comienza con
aquellas tareas incompletas. Luego, reviso mis objetivos semanales para
corroborar si hay otras tareas que quiera agregar. Después, reviso mi casilla
y decido lo que voy a hacer con lo que hay ahí. Puede que deje algunos de
esos ítems para el día siguiente. A la mayoría de ellos los programo para
más tarde, los tiro o se los dejo a otra persona.

En una hoja de cálculos, creo columnas para lo siguiente:

 Tareas que voy a hacer.

47
 Tiempo estimado que me tomará hacer cada una.

 Tiempo real que me lleva completarla.

 Tareas que le voy a delegar a mi asistente.

Casi todos los días, termino diseñando alrededor de veinte tareas de entre
15 minutos y una hora.

Prefiero hacer esto en mi computadora. Podrías hacerlo a mano, en


lapicera o lápiz. El punto es disfrutar el proceso.

Dado que las tareas que llevan mucho tiempo tienden a ser cansadoras,
casi nunca diseño una tarea que me lleve más de una hora. Si tenés una
tarea que te llevará varias horas, dividila en partes y hacela en varios días.
Va a ser más fácil de completar. Además, seguramente vas a lograr un
trabajo de mejor calidad, ya que lo harás con más energía y con más tiempo
para revisarlo y corregirlo mientras seguís.

Un día típico mío incluye dos o tres tareas de una hora, tres o cuatro tareas
de media hora y más o menos una docena de tareas de quince minutos. El
tipo de trabajo que vos hacés puede que sea diferente, pero me gusta ese
equilibrio. Me brinda flexibilidad. Puedo emparejar mi nivel de energía
durante todo el día con mi lista de tareas.

Lo ideal sería que hagas todas las tareas importantes y casi todas las tareas
no tan importantes casi todos los días. Vas a querer lograr mucho para
poder alcanzar tus metas a largo plazo lo más rápido posible. Pero también
te querés sentir bien con vos mismo al final del día.

Te vas a dar cuenta, como yo lo hice, de que cuando empezás a usar este
sistema, vas a entusiasmarte demasiado –al agendar más tareas de las que
probablemente puedas hacer. Entonces, establecé períodos de tiempo
realistas cuando escribís tus tareas, y volvé a chequearlas al final del día e
incluí el tiempo real que te llevó cada una.

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Cuando finalices una tarea, tachala de la lista. ¡Una meta menos! ¡Ahora,
otra tarea! He estado haciendo esto por años y todavía siento placer.

Diseñar cada lista de tareas diarias debería llevarte menos de 15 minutos. El


secreto está en trabajar teniendo en cuenta tus objetivos semanales –que
se basan en tus metas mensuales y anuales.

Tal vez, este sistema no te sirva, pero te ruego que lo pruebes. Creo que te
va a gustar.

Antes de que tus colegas, competidores y compañeros de trabajo tomen un


sorbo de su primer café, vos ya vas a haber resuelto todo lo que necesitás
hacer para ser más rico, más sabio y más sano. Vas a saber qué hacer,
cuáles son tus prioridades y ya vas a estar pensando en alguna de ellas. No
te vas a tener que preocupar de olvidarte algo importante y vas a tener una
fuerte sensación de energía y emoción y vas a estar seguro de que tu día
será productivo.

CÓMO LOGRAR UN PROGRESO MEDIBLE EN LAS METAS MÁS


DESCUIDADAS

Cómo ya te has dado cuenta, para planificar tu nueva vida, debés comenzar
con aquellas metas a largo plazo que concuerdan con tus valores
principales. Desde ese punto, debés establecer tus metas anuales y
objetivos mensuales. En base a ellos, crearás objetivos semanales y listas de
tareas diarias. Hacer todo eso será de gran ayuda. Pero, si realmente
querés cambiar tu vida, tenés que aprender a establecer prioridades.

No administres tiempo sino prioridades.

-Denis Waitley

No siempre supe cómo priorizar. Casi toda mi vida profesional, dependía


del hecho de establecer metas y de las listas de tareas y estaba feliz con los
resultados. Sin embargo, cuando cumplí 50 años y empecé a escribir el
newsletter Early to Rise, empecé a leer sobre cómo otros líderes de

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negocios alcanzaron sus metas. Fue así como descubrí cuán diferente
puede ser si establecemos prioridades.

La lección más importante que aprendí la leí en The Seven Habits of Highly
Effective People(Los siete hábitos de personas altamente efectivas) de
Stephen Covey. En ese libro, Covey describe una técnica para priorizar las
cosas que me impresionó mucho y enseguida pasó a ser una parte central
de mi proceso de planificación.

Según Covey, hay que dividir las tareas en cuatro categorías:

 Tareas sin importancia ni urgencia.

 Tareas sin importancia pero urgentes.

 Tareas importantes y urgentes

 Tareas importantes pero sin urgencia.

En la primera categoría, deberías incluir cosas tales como:

 Ponerse al día con los chismes de la oficina.

 Comprar por Internet artículos personales.

 Devolver llamadas que no son importantes.

 Responder e-mails que no son importantes.

En la segunda categoría, deberías incluir cosas tales como:

 Devolver llamadas telefónicas de vendedores molestos.

 Terminar con los preparativos de último momento para la fiesta de


la oficina.

 Participar de una reunión necesaria pero que no ayuda a tu carrera.

 Planificar una reunión que no es importante.

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En la tercera categoría, deberías incluir cosas tales como:

 Terminar con los preparativos de último momento para una


reunión importante con tu jefe.

 Hacer llamadas de último momento a clientes claves.

 Resolver problemas inesperados.

Y, finalmente, en la cuarta categoría, deberías incluir cosas tales como:

 Aprender a escribir mejor.

 Aprender a hablar mejor.

 Aprender a pensar mejor.

 Trabajar en tu novela.

 Bajar de peso hasta alcanzar uno saludable.

Cuando dividís las tareas en estas cuatro categorías, es más fácil darte
cuenta de que no deberías darles ninguna prioridad a las tareas “sin
importancia ni urgencia”. De hecho, estas tareas no deberían hacerse en lo
absoluto. Son una pérdida de tiempo. Sin embargo, muchas personas le
dedican mucho tiempo ya que tienden a ser fáciles y a veces son del tipo de
tareas que se disfrutan y no requieren un desgaste mental. O tienen miedo
a trabajar en las tareas importantes porque le temen al fracaso.

Lo que es aún peor que dedicarle tiempo a tareas que no son importantes
ni urgentes es dedicarle tiempo a aquellas que no son importantes pero
urgentes. Se deberían haber resuelto mucho antes de que lleguen a la
etapa de crisis.

Si te das cuenta de que le estás dedicando mucho tiempo a tareas que no


son importantes, tenés un serio problema. A menos que cambies tus
hábitos, es poco probable que alcances alguna de tus metas importantes.

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Entonces ¿cuáles son las tareas que deberías priorizar?

En Seven Habits, Covey escribe que la mayoría de las personas piensan que
deberían priorizar las tareas importantes y urgentes. Pero eso es un error.
Covey dice que: “Es como una potente rompiente”. “Viene un gran
problema y te tira al piso y quedas aniquilado. Luchas por levantarte para
enfrenar otro problema que aparece y te noquea y te tira al piso”. Estás
“siendo literalmente golpeado por problemas todos los días”.

Todas las tareas urgentes, tanto las importantes como las que no lo son,
son problemáticas. Son urgentes porque has descuidado algo o porque son
importantes para otras personas, como para tu jefe. En cualquier caso,
necesitás encontrar la forma de mantener a la mayoría de esos problemas
fuera de tu lista de tareas. Esto significa que vas a tener que cambiar
algunos hábitos de trabajo –usualmente resulta de ser más eficiente y de
delegar más tareas a otras personas.

Las tareas urgentes te van a agotar y te convertirán en un adicto infeliz al


trabajo. Si querés una transformación en tu vida, vas a tener que priorizar
las tareas importantes pero no urgentes ya que son las que te van a ayudar
a alcanzar tus metas más importantes y de largo plazo.

No es fácil.

Las tareas importantes pero no urgentes susurran, mientras que las tareas
urgentes gritan. Pero existe una forma de hacer que las cosas críticas pero
silenciosas se lleven a cabo en cuatro simples pasos:

Paso 1. Cuando planificás tus días, dividí tus tareas en las cuatros categorías
mencionadas por Covey: Sin importancia ni urgencia, sin importancia pero
urgentes, importantes y urgentes e importantes pero sin urgencia.

Paso 2. Vas a tener que, por supuesto, hacer todas las tareas urgentes –por
lo menos hasta que mejores en el manejo de tu agenda. Además, vas a
tener que encontrar la forma de eliminar las tareas que no son importantes
ni urgentes. Aun así, asegurate de incluir una tarea importante que no sea

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urgente que, una vez que la hayas completado, te acerque a una de tus
metas a largo plazo.

Paso 3. Resaltá en tu lista aquella tarea que es importante pero no urgente.


Que sea la prioridad número uno de tu día.

Paso 4. Hacé primero esa tarea antes que ninguna otra cosa.

Al principio, te va a resultar difícil cumplir con una tarea que sea importante
pero no urgente. Hay razones para ello.

 Como no es urgente, pensás que no es importante. Pero lo es.

 Como es una tarea que conduce a una meta que has pospuesto,
estás acostumbrado a hacerla a un lado.

 Estás acostumbrado a hacerla a un lado porque pensás que no es


importante y porque podés tener miedo a hacerla.

 Podés tener miedo a hacer la tarea porque sabés, en lo más


profundo, que va a cambiar tu vida. Y el cambio, aunque sea bueno,
da miedo.

Pero una vez que empieces a utilizar la técnica de cuatro pasos, vas a notar
algo enseguida.

Lo primero que vas a notar es lo bien que te sentís. Lograr algo que has
estado posponiendo es energizante. Borrará algunas dudas que tenés sobre
vos mismo –dudas causadas por pasar años “sin alcanzar” tus metas a largo
plazo.

La energía y la confianza adicionales crecerán y te alimentarán durante el


día. Esto te ayudará a alcanzar otras tareas importantes pero no urgentes.

Con el paso de los días, te vas a dar cuenta de que estás logrando un
progreso medible en las metas descuidadas. En unas pocas semanas, te
sorprenderá lo mucho que has hecho. Y en 52 semanas –en un corto año a
partir de hoy- vas a ser una nueva persona y mucho más productiva.

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Ese año igualmente va a transcurrir. Vas a pasar el tiempo de alguna forma.
¿Por qué no hacerlo tomando el mando de tu agenda? ¿Por qué no gastar
ese tiempo en vos –en lo que es realmente importante para vos?

SEGUIMIENTO DEL ÉXITO: POR QUÉ DEBERÍAS LLEVAR UN REGISTRO

Podría parecer un pasatiempo egocéntrico, pero llevar un registro es en


realidad una excelente herramienta para establecer metas. Te puede
ayudar a descubrir la dirección de tu vida y guiarte en el sentido que querés
ir.

Un registro que uses con ese fin –registrar, revisar y comprometerte


nuevamente con tus metas‒ se convierte en el registro de tus éxitos,
observaciones, logros, habilidades para resolver problemas e ideas mejores
que puedas volver a mirar una y otra vez. Pero también podés incluir temas
menos importantes.

En mis primeros años, llevaba registros de forma esporádica, generalmente,


cuando viajaba o estaba involucrado en algún proyecto interesante. Llevé
un registro por dos años cuando viví en África en donde enseñaba inglés y
filosofía en la Universidad de Chad. Mantuve un registro durante las dos
oportunidades que estuve de vacaciones, una de ellas cuando estuve en la
campiña francesa y la segunda cuando estuve en Roma.

Sin embargo, cuando empecé a escribir Early to Rise, comencé a llevar un


registro diario y lo he hecho desde entonces sin parar.

Antes de padecer artritis en mis dedos pulgares, escribía en un libro con


una lapicera de tinta. Ahora lo escribo en la computadora. Me gustaba la
sensación de escribirmis propias palabras. Además, dibujaba ilustraciones,
satisfaciendo así mis fantasías artísticas. Ahora no lo puedo hacer, pero
puedo insertar ilustraciones de Internet.

Escribo en el registro diario cuando comienza mi día. Como escritor, me


enfrento con la misma página/pantalla en blanco que todos los escritores

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enfrentan cada mañana. En vez de esperar el típico momento de
inspiración, miro lo que escribí el día anterior en el registro diario, lo leo y
me sirve como plataforma para escribir lo que tengo que hacer ese día.

Lo primero que hago es un relato obsesivo compulsivo de las horas que han
pasado desde las anotaciones en el registro del día anterior: qué comí, qué
ejercicio hice, en qué trabajé y así sucesivamente. El registro no está para
que lo lea cualquiera (me daría mucha vergüenza si alguien lo hiciese). Sirve
para acelerar mi mente perezosa y ejercitar mis dedos. Estoy cinco minutos
haciendo esto, lo cual, generalmente, es suficiente.

Luego, edito algo de lo que escribí el día anterior. A menudo, es un poema


o un cuento corto, pero, a veces es un ensayo para el ETR. Esto requiere un
poco más de agudeza mental. Luego de estar haciendo eso por treinta
minutos, puedo sentir que el motor de creatividad está listo para poner
tercera.

Lo siguiente que hago es empezar con la redacción real. Ficción o no ficción,


esta es la parte más importante de la redacción que hago en el día.

Mi registro diario es el lugar en donde hago un seguimiento del estado de


mi salud: peso, nivel de azúcar en sangre, turnos médicos y resultados.
Además, es el lugar en donde registro el progreso de mis otras metas
laborales y personales.

Antes redactaba mis metas, objetivos y listas de tareas diarias por separado
en una libreta. El año pasado, empecé a incluir los objetivos semanales y las
tareas diarias, y esto me ha ayudado mucho.

Mi hermana, que es directora artística de teatro y cine, nos manda a todos


sus familiares e-mails con copia de su registro diario cuando está en el set.
Las copias están llenas de fotos y comentarios sobre su vida poco usual.
Nunca usé mi registro como una herramienta de comunicación pero puedo
ver cómo sería al ver como ella lo usa.

Para mí, un registro diario debería ser como tu casa, debería estar llena de
cosas interesantes que reflejen la persona que sos. Odio las casas que están

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diseñadas por decoradores profesionales. Caminás por las casas y todas se
parecen. Sabés quiénes son los dueños pero no podés darte cuenta de sus
personalidades.

Llevar un registro diario puede ayudarte a cambiar tu vida. Como ya


mencioné, puede ayudarte a trabajar mejor, a alcanzar tus metas, a
comunicarte con tus amigos y familiares y a mantener en movimiento tu día
de trabajo. Y es una gran manera de dejar un registro de la persona que
eras y lo que hiciste durante tu viaje por la vida.

Si ya llevás un registro diario o estás pensando en tener uno, a


continuación, describo tres formas para que sirva.

Tres formas poderosas de beneficiarte con tu registro diario.

1. Hacer un seguimiento de tus metas. Cada mes, consulto la lista de mis


metas anuales y objetivos mensuales y diseño la lista de objetivos
semanales. Y como ya mencioné, reviso mis objetivos semanales al final de
cada día para diseñar mi lista de tareas diarias para el siguiente día. Anoto
en una libreta tanto mis metas anuales como mis objetivos mensuales –un
recuerdo de mis días como escritor. Aun así, anoto mis objetivos semanales
y tareas diarias directamente en mi registro diario que está en mi
computadora.

Resalto con amarillo las tareas diarias que priorizo e intento alcanzarlas
temprano en el día. Y mientras voy completando cada tarea, cambio su
color de rojo a negro en la pantalla (que es lo mismo que tacharlas). Esta es
una técnica que te recomiendo. El punto es que tengas un pequeño premio
psicológico por haber completado tu trabajo.

Al final de cada día, me fijo qué tareas he completado y qué tareas, no.
También me fijo en el tiempo que me llevó completar cada tarea. Esto me
ayuda a mejorar cuando tengo que calcular el tiempo de compromisos
futuros.

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El uso del registro diario para establecer metas se ha convertido en la parte
más productiva. Probablemente, no sea siempre la más divertida, pero es
clave para el éxito de mis planes a largo plazo.

2. Ser creativo y mantener actualizada la redacción. Escribir en tu registro


diario todas las mañanas mantiene activa tu creatividad. Podés anotar ideas
para nuevos productos o servicios, confeccionar memos para tu equipo o
cartas para tus colegas, anotar ideas para escribir un libro.

3. Recordá cosas que aprendiste, libros que leíste y observaciones que


hiciste. Todos tenemos muy buenas ideas de vez en cuando, pero ¿qué es
lo que hacemos con esas ideas? Las anotamos en pedazos de papel y luego
los perdemos, ¿no? Ahora, cada vez que tengo una buena idea, la anoto en
mi registro diario y pongo “NPM” (nota para mí) al lado y la resalto con
amarillo. Es más fácil divisar las anotaciones resaltadas, entonces puedo
asegurarme de no olvidarme de incluirlas en mi lista de metas (como
muchas de las buenas ideas que olvidaba antes de que mantuviera un
registro diario).

También registro datos y números interesantes que saco cuando leo. (Me
pongo como objetivo encontrar al menos un dato o idea útil en cada diario,
revista o libro de negocios que leo). También uso mi registro diario para
anotar recomendaciones que leo o escucho: un nuevo vino, un nuevo libro,
un cd nuevo de mi cantante favorito, un nuevo restaurante, un lugar
exótico que quiera visitar.

Es impresionante lo mucho que uno puede acumular una vez que adquirís
el hábito de anotar cosas que te interesan en tu registro diario y de
resaltarlas para uso futuro.

Entonces, tener un registro diario tiene tres beneficios importantes –pero


hay muchos más. El diario también puede ser un lugar en donde podés:

 Registrar fragmentos de conversaciones que luego podés usar


cuando escribas tu próxima o nueva novela o guion.

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 Diseñar una lista de las razones por las cuales merecés un aumento
de sueldo (o las razones por las cuales no deberían incluirte en los
próximos despidos en tu empresa).
 Identificar todos tus bienes y sus ubicaciones para que tu
marido/mujer o tus hijos puedan acceder a ellos en caso de
emergencia.
 Registrar tus buenos actos y las bendiciones que has recibido.

Redactar en el registro diario lleva alrededor de 5-30 minutos por día –vale
mucho la pena si tenés en cuenta el resultado: te ayudará a diseñar
mejores planes y a alcanzar más cosas.

Y cuando seas más viejo, el registro diario tendrá una ventaja inesperada:
horas y horas de diversión, rememorando tu vida productiva, rica y
gratificante.

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