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https://doi.org/10.

24275/uam/izt/dcsh/alt/2021v31n61/Vargas

de ellas, no desde las cifras, sino a


partir de un caso: el de Julio Cé­
sar. Es por medio de la crónica, del
nombrar, de recordar sueños, que

Procesos de la noche* Julio se hace presente mediante la


voz de sus seres queridos, a la par
que somos testigos del viacrucis
burocrático vivido por su familia
en la búsqueda de justicia.
Con su crónica de largo aliento,
Diana del Ángel recupera un aná-
RESEÑADO POR JORGE ISAAC VARGAS** lisis político y una reflexividad que
poca cabida tienen dentro de los
diarios contemporáneos. La auto-
ra se sitúa en esa porosa frontera
entre el periodismo narrativo y la
Tortura, víctima, guerra. Conforme y la llamada verdad histórica, en etnografía. De hecho, me parece
avanza la lectura de este libro una la cual, según la Procuraduría Ge- que nos otorga una lección etnográ­
serie de palabras marcan al lector. neral de la República, los jóvenes fica sobre el testimonio, la violen-
Estas palabras, como hilos en apa- desaparecidos fueron secuestrados cia, la guerra. Particularmente los
riencia sueltos, tejen poco a poco por miembros del crimen organiza- episodios relacionados con las vi-
una trama de horror que es a la do e incinerados en el basurero del vencias burocráticas son imágenes
vez un espejo de cientos de historias municipio guerrerense de Cocula; que pueden ser tomadas como ca-
allá afuera que pululan en México, verdad histórica cuestionada por sos descriptivos bien logrados para
como parte de las cicatrices de la diversos actores como el Grupo In­- quienes deseamos explorar aquello
llamada guerra contra el narco. terdisciplinario de Expertas y Ex- denominado antropología del Es­ -
Procesos de la noche nos habla pertos Independientes (gieei) de la tado en el marco de la violencia de
de uno de los casos paradigmáticos Comisión Interamericana de Dere- la guerra.
asociados con la violencia de esta chos Humanos. Por ejemplo, nos encontramos
guerra: el de los 43 estudiantes Sin embargo, frente a este pa- con el Primer Juzgado del Tribu­-
desaparecidos de Ayotzinapa y las norama adverso vemos otra pala- nal Superior de Justicia de Igua-
seis personas ejecutadas la noche bra hacerse cada vez más fuerte la, al que se accede después de
del 26 y madrugada del 27 de sep­- conforme avanzamos en la lectura. atravesar un camino de terracería.
tiembre de 2014, en Iguala, Gue- Me refiero a resistencia, presente de Al llegar la señal del celular se es-
rrero. Diana del Ángel centra su distintas maneras a través de di- fuma y los nidos de las golondrinas
narrativa en uno de los alumnos de versos actores como la familia Mon- coronan el techo. No hay archive-
la Normal Raúl Isidro Burgos, su dragón, la abogada del normalista, ros, así que todas las carpetas están
nombre: Julio César Mondragón. o el colectivo El Rostro de Julio. En expuestas. No es raro, nos dice Dia-
Desollar es la palabra que marca los su conjunto, a través de la pluma de na, encontrar excremento de pájaro
primeros párrafos sobre este joven Diana, estas personas nos hablan sobre las hojas de los expedientes.
de 22 años. Es decir, la acción de de sus resistencias cotidianas para La autora presta atención a cada
arrancar la piel del cuerpo. Acción obtener la justicia que esperan en detalle, realiza una descripción su­-
realizada sobre el cuerpo de Julio. medio de un tiempo referido como cinta de los empleados, de las con-
Él como evidencia de la barbarie una prolongada noche fría. versaciones.
que mostró la presencia, una vez Una noche llamada Ayotzinapa, Un segundo momento ocurre en
más, de pactos entre grupos crimi- que dejó huellas y heridas que aún la Fiscalía, donde hay una oficina
nales y agentes del Estado. Una red no han sanado. La bondad de Pro- con un letrero que reza “Departa-
de relaciones que se trató de ocultar cesos de la noche es acudir a esas mento de Fotografía”, al que iban
por medio de un discurso legalista huellas, a esas heridas. Hablarnos Marisa y Sayuri, esposa y abogada

* Diana del Ángel, Procesos de la noche, Almadía, México, 2018, 210 pp.
** El Colegio de Michoacán, Centro de Estudios Antropológicos. Martínez de Navarrete núm. 505, col. Las Fuentes, 59699,
Zamora <isaacvargas@colmich.edu.mx>.

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Procesos de la noche

de Julio, respectivamente. Lo cierto mexicana como un laberinto cus- to al uso del lenguaje y la escritu-
es que tal área no existe. Sólo está todiado por peritos, secretarias y ra, con particularidad en dos ver-
un letrero expuesto; la existencia jueces inmunes al dolor. tientes: ya sea como herramienta
del Departamento de Fotografía es No menos trascendente es la fundamental para los movimientos
un espejismo burocrático. También travesía por este laberinto, relatada sociales y la búsqueda de la ver-
nos encontramos en las páginas por los familiares de Julio y aque- dad; o bien como dispositivos para
con un Servicio Médico Forense re­- llos que les acompañan. Resaltan ocultar información, colocar más
vestido de mármol, que rompe con las voces de la esposa (Marisa) y la barreras y ensombrecer una ver­-
la clásica imagen del resto de los abogada (Sayuri) del normalista. Y dad que termina por ser un núme-
institutos de ciencias forenses del si bien es verdad que la autora en un ro. En esta línea, Procesos de la no­-
país. Estas instalaciones en rea- inicio se concentra en los eventos che contribuye a la reflexión sobre
lidad pertenecen a la Funeraria violentos, en aquellos que roban la participación de los escritores y
El Ángel y son prestadas, debido los grandes reflectores y portadas, académicos dentro del agitado en­-
a la falta de recursos, al gobierno transcurridas algunas hojas presta torno social y político marcado por
de Iguala, con la condición de que más atención a la vida diaria de la guerra contra el narco. Nos plan­-
los servicios de la funeraria sean la familia Mondragón, en alusión a tea repensar la escritura como
siempre la primera opción para los Veena Das (2008), y así podemos parte de un ejercicio de memoria
muertos del lugar. observar cómo se transforman las y reconstrucción de nuestro país.
Así, Diana plasma una serie de subjetividades a partir de la vio- Como lo mencionaron integrantes
encuentros donde se remarca el lencia que cimbra al sujeto, a una del colectivo El Rostro de Julio, de-
lenguaje de la práctica jurídica y comunidad o una nación. bemos discutir, planear, intentar,
del espacio. Con esto nos ofrece El libro en cuestión ofrece, quizá fracasar, volver a intentar y apren-
aquello que en su momento Akhil sin proponérselo, una imagen pa­- der de lo que hemos hecho mal. Ne­-
Gupta (2015) refirió como el dar norámica muy rica sobre las re­ cesitamos, desde luego, compartir
una configuración concreta a la laciones sociales que componen al lo que se ha hecho bien, para trans­
noción abstracta del Estado. Para Estado en Iguala, Guerrero, dentro formar así nuestra realidad.
él sobre todo los encuentros con los de una fase violenta a raíz de la
burócratas “proporcionan uno de guerra contra el narco. Valiosas
los componentes críticos a través notas metodológicas podemos res- Fuentes
de los cuales lo estatal llega a ser catar de la autora, quien descien­-
construido” (p. 84). Procesos de la de al mundo de las historias de te- Das, Veena
noche logra precisamente captar al rror, urde en ellas, en las prácticas 2008 “El acto de presenciar. Vio­
Estado como una puesta en escena y técnicas que permiten garantizar lencia, conocimiento en-
venenado y subjetividad”,
reproducida en formas cotidianas el poder a un grupo integrado por en Francisco Ortega (ed.),
visibles, a la vez que atina en recor- sujetos que transitan entre la lega­ Veena Das: sujetos de dolor,
darnos, como refiere Gupta, la im- lidad y la ilegalidad, en una red agentes de dignidad, Univer-
sidad Nacional de Colombia/
portancia de aprehender lo que en conformada por policías investi-
Pontificia Universidad Jave-
nombre del Estado hacen los fun­- gadores, sicarios, jueces, jefes de riana, Bogotá, pp. 217-250.
cionarios del nivel más bajo, sin plaza de algún cártel, presidentes Gupta, Akhil
olvidar que éstos son un eslabón municipales, soldados, que en su 2015 “Fronteras borrosas: el dis-
curso de la corrupción, la
de una cadena de prácticas que se conjunto permiten asir mejor qué cultura de la política y el
extiende hasta la cúspide de las or- es el Estado, o al menos una de sus Estado imaginado”, en Fer-
ganizaciones estatales (2015: 100). vertientes más allá de la cosifica- nando Escalante y Claudio
Lomnitz (eds.), Antropología
Diana transmite con puntualidad ción de éste. del Estado, Fondo de Cultu-
las actitudes de ciertos personajes Finalmente, quiero subrayar que ra Económica, México, pp.
que refrendan la idea de la justicia la obra da un rico análisis respec­- 71-144.

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