Está en la página 1de 5

Tema: Siete principios claves para que se produzca un avivamiento

Texto Bíblico:

¿Recuerda que en la primera parte insistimos en la necesidad de orar? Es el eje fundamental


para que ese mover especial de Dios se produzca.

Introducción

 «Avivamiento no es descender por la calle con un gran tambor; es subir hasta el calvario
con gran clamor».
 Todo avivamiento que ya aconteció en la historia del mundo o en la historia de la iglesia,
dio gran énfasis a la santidad de Dios.Billy Graham
 Seguramente él despertamiento tarda porque la oración decae.»
 Si lloráramos en la cámara de oración tan devotamente como lo hacen los judíos en la
Muralla de las Lamentaciones de Jerusalén, estaríamos gozando de un irresistible
despertamiento purificador.
 El despertamiento es imperioso para detener las puertas del infierno, abiertas como nunca
en esta generación. Leonard Ravenhill

1.- Dejarse guiar por Dios.

Con frecuencia en las denominaciones y ministerios deseamos un crecimiento espontáneo o al


menos, muy rápido. Dejamos de lado algo importante: Obedecer lo que Dios nos manda.

Con un afán comprensible ante la inminencia de la partida de Jesús, sus discípulos le hicieron
una pregunta y en la respuesta del Maestro está la clave: "Así que mientras los apóstoles
estaban con Jesús, le preguntaron con insistencia: — Señor, ¿ha llegado ya el tiempo de
que liberes a Israel y restaures nuestro reino? Él les contestó: — Solo el Padre tiene la
autoridad para fijar esas fechas y tiempos, y a ustedes no les corresponde saberlo; pero
recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes; y serán mis testigos, y
le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en
Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra." (Hechos 1:6-8. NTV)

Tome nota de la respuesta del amado Salvador:

a.- Sólo Dios tiene autoridad para fijar las fechas y los tiempos

b.- No somos nosotros los llamados a saberlo o decidirlo a menos que medie la revelación de
Dios

c.- El primer elemento dinamizador que nos permite ser claves en una vivamento, es permitir el
obrar del Espíritu Santo

d.- Dios guía a través de su Espíritu Santo sobre los lugares en los que debemos predicar.

 Claudio Freidzon
 MARIA B. WOODWORTH – ETTER se dio cuenta que ya no podía seguir
inventando excusas para huir del llamado de Dios. Empezó a tener visiones y a sentir dolor
por las almas que se perdían en el Infierno. Ella decía que en cada visión que Dios le daba,
aprendía tanto de la Biblia como si hubiera pasado muchos años de enseñanza en el
Seminario Bíblico. Dios le dio visiones en las que Jesús le decía: “Ve y yo iré contigo”.
También le prometió en una visión que cuando ella predicara, las personas caerían. Todo
esto la llevó a rendirse finalmente ante el llamado de Dios y le pidió que la ungiera con el
Espíritu Santo. Este fue el punto decisivo para iniciar su ministerio. Cuando ella le pidió a
Dios el bautismo del Espíritu Santo inmediatamente lo recibió como “fuego líquido”, según
sus propias palabras, y ese fuego siempre la acompañó por el resto de su vida.

2.- Manténgase en una dimensión de oración

Infinidad de pastores esperan que un avivamiento espiritual se produzca en su congregación por


generación espontánea, es decir, sin mayor esfuerzo. ¡Tremendo error! Dios se mueve en un
clima espiritual —por supuesto, sin que necesariamente sea la regla —. Pero Él que es Santo se
manifiesta entre quienes buscan Su rostro.

Una vez Jesús ascendió al cielo, los discípulos orientaron sus esfuerzos y dedicación a la oración.

El evangelista Lucas relata que: "Después los apóstoles regresaron del monte de los Olivos
a Jerusalén, a un kilómetro de distancia. Cuando llegaron, subieron a la habitación de la
planta alta de la casa donde se hospedaban." (Hechos 1:12, 13. NTV) Un lugar de
concentración para orar. El aposento alto en el que comenzaron a clamar y buscar
incesantemente el rostro del Señor.

¿Cuánto tiempo pasa usted en oración? ¿Cuántas veces lo hace a solas, en la intimidad de su
cuarto, fuera de la Iglesia? Son dos interrogantes para los que sólo usted tiene la respuesta.

3.- Espere el tiempo de Dios

Dios tiene su propio tiempo para obrar. ¿Recuerda lo que dijo el Señor Jesús respecto a esa
potestad que asiste al Padre? Pues bien, es tiempo de reafirmarlo: El dueño de los tiempos es el
Hacedor del Universo, Dios mismo.

¿Cuándo se produjo el avivamiento de pentecostés? En el tiempo del Señor.

Le invito a considerar lo que relata el evangelista Lucas: “El día de Pentecostés,  todos los
creyentes estaban reunidos en un mismo lugar. De repente, se oyó un ruido desde el cielo
parecido al estruendo de un viento fuerte e impetuoso que llenó la casa donde estaban
sentados. Luego, algo parecido a unas llamas o lenguas de fuego aparecieron y se
posaron sobre cada uno de ellos. Y todos los presentes fueron llenos del Espíritu Santo y
comenzaron a hablar en otros idiomas, conforme el Espíritu Santo les daba esa
capacidad.” (Hechos 2:1-4. NTV)
Observe cuidadosamente que los 120 reunidos en el aposento alto no presionaron nada
para que Dios se manifestara. Simplemente oraron y esperaron en Dios. Es lo que debemos
hacer hoy en nuestras denominaciones eclesiales y en los ministerios en los que nos
desenvolvemos.

Pero, ¿está en la voluntad de Dios? La diferencia la marca justamente eso: Que obremos en la
voluntad del Padre.

El avivamiento del aposento alto y los hechos posteriores desencadenaron el despertar


espiritual entre más de ocho mil personas. Mucho más de lo que quizá hayamos logrado en
una semana de esfuerzo. ¿Qué produjo esa manifestación poderosa del Espíritu Santo?
Que los discípulos en el aposento alto dependieron de Dios, le obedecieron.

4.- Usted solamente es un instrumento de Dios

Usted y yo no somos protagonistas en el Reino de Dios. Como en las películas: Sin nosotros
nada funciona. ¡Tremendo error! Dios necesita siervos no actores ni protagonistas que roben Su
gloria.

El apóstol Pablo enfatizó en el asunto una vez se produjo una división entre quienes se
consideraban sus seguidores y los de Apolos, un tremendo evangelista del primer siglo.

Para dirimir el asunto, escribió a los creyentes de Corinto: "Yo sembré, Apolos regó, pero Dios
ha dado el crecimiento. Así que no cuenta ni el que siembra ni el que riega, sino sólo Dios,
quien es el que hace crecer. El que siembra y el que riega están al mismo nivel, aunque
cada uno será recompensado según su propio trabajo." (1 Corintios 3:6-8. NVI)

Si deseamos ser parte de un despertar y avivamiento espiritual, es esencial que dispongamos


nuestro corazón para el Señor y reconozcamos que simplemente somos instrumentos en Sus
manos. Nada más que eso. Si lo hacemos, Él nos utilizará como instrumentos valiosos en Su
obra.

5.- Sométase al Plan eterno de Dios

Voy a formularle una pregunta para la que quizá no tenga una respuesta inmediata. ¿Sabía usted
que en tiempos de Jesús se produjo un poderoso avivamiento y quién fue instrumento para que
se produjera? Le invito a que medite en el asunto por unos instantes.

Quizá por su mente pasan los nombres del sacerdote Zacarías, de su esposa, Elizabeth y
quienes precedieron la llegada del Señor. Está cerca, pero aún no llega.

¿Se da por vencido? Le tengo la respuesta: Un hombre que se constituyó en catalizador del
avivamiento del primer siglo fue Juan el bautista. “Espera un instante, Fernando; vas rápido. No
creo que sea así”, quizá me digas. Si es así, permíteme mostrártelo:

Si somos conscientes que el mundo no gira en torno a nosotros y que no somos estrellas en el
Reino de Dios sino simplemente obreros, entenderemos por qué Juan el bautista fue dinamizador
del primer avivamiento. Él entendió, como debemos hacerlo nosotros hoy, que era simplemente
un servidor. Y como tal, se sujetó al Plan eterno de Dios.

Isaías había profetizado sobre Él como mensajero (Marcos 1:1-3). Y continúa diciendo la
Escritura: "Ese mensajero era Juan el Bautista. Estaba en el desierto y predicaba que la
gente debía ser bautizada para demostrar que se había arrepentido de sus pecados y
vuelto a Dios para ser perdonada. Toda la gente de Judea, incluidos los habitantes de
Jerusalén, salían para ver y oír a Juan; y cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba
en el río Jordán. Juan usaba ropa tejida con pelo rústico de camello y llevaba puesto un
cinturón de cuero alrededor de la cintura. Se alimentaba con langostas y miel silvestre."
(Marcos 1:4-6. NTV)

Juan dispuso su corazón y su vida para ser útil en manos de Dios. No pidió reconocimiento ni
privilegios; simplemente ser útil. Y el Señor lo hizo. Tanto así que multitudes venían a escuchar el
mensaje.

¿Imagina lo que podría ocurrir cuando dejemos de lado tanto orgullo y arrogancia y nos
sometamos al Señor para que nos utilice en Sus manos como poderosos instrumentos?

La calidad de nuestros mensajes cambiará. ¿La razón? Dios fluirá a través de nuestros labios y
las vidas de las personas serán transformadas.

Él cumplió su tiempo, su ciclo, y estuvo presto a hacerse a un lado para que Jesús el Señor fuera
exaltado. ¿Es lo mismo que está dispuesto a hacer usted? Le invito a considerar el asunto con
detenimiento.

6.- Permanezca fiel a la Palabra

Cuando Juan el bautista se paraba a proclamar su mensaje, no hablaba cosas que agradaran al
público. No utilizaba promociones en Internet promoviendo su ministerio ni colocaba afiches en
ciudades cercanas anunciando “Noche de milagros”. No. Simplemente fue fiel a la Palabra y así la
enseñaba.

El evangelista Marcos capta la fotografía de ese período histórico con las siguientes
palabras: “Juan anunciaba: «Pronto viene alguien que es superior a mí, tan superior que ni
siquiera soy digno de inclinarme como un esclavo y desatarle las correas de sus
sandalias. Yo los bautizo con agua, ¡pero él los bautizará con el Espíritu Santo!».” (Marcos
1:7. 8. NTV)

Predique individualmente, por la Internet, a alguien que viaja junto a usted en el autobús, mientras
hace fila en una entidad bancaria o quizá desde el púlpito, pero hágalo ceñido a la Biblia.

No predique sobre sus propias experiencias sino sobre Dios y que todo gire alrededor de la obra
redentora de Jesús. ¡Puedo asegurarle que, si lo hace así, tal como lo hizo Juan el bautista en su
momento, la congregación a su cargo o en la que es líder, experimentará un cambio dramático,
profundo y duradero!
7.- Dispóngase hoy a ser instrumento en manos de Dios

Dios necesita hombres y mujeres dispuestos a ser instrumentos suyos en la extensión del Reino.
No está buscando estrellas ni protagonistas sino instrumentos. Puedo asegurarle que si salen de
en medio de nosotros uno o dos o tres, con esas tres personas puede comenzar un avivamiento y
despertar espiritual en la iglesia donde usted se congrega o en algún ministerio específico.

Le invito para que vamos de nuevo a las Escrituras, y específicamente al Antiguo Testamento.
¿Recuerda a Isaías? Él escribe: "Y oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién
irá por nosotros? Entonces respondí: Heme aquí; envíame a mí" (Isaías 6:8. La Biblia de
Las Américas)

¡Dios aún sigue buscando corazones dispuestos para Él! Y le tengo una buena noticia: Usted es
la persona que anda buscando.

El mundo necesita a Cristo

Si miramos alrededor, encontraremos que millares de personas se están perdiendo sin Cristo en
su corazón. Y lo más probable es que en su propia congregación haya millares que simplemente
van a la iglesia pero no han tenido una experiencia personal con Jesús el Señor.

Usted mi querido lector o lectora, puede ser quien dinamice un avivamiento o despertar
espiritual. Basta que ahora, hoy mismo, le diga: “Señor, quiero ser útil en Tu obra”. Esas seis
palabras comenzarán un poderoso mover. Disposición, entrega, sometimiento. Y Dios no
desprecia a hombres y mujeres que desean servirle.

Decídase. Este es el momento oportuno. No espera la próxima actividad grande en la iglesia o


recibir un gran evangelista que le profetice. Es en este instante que debe actuar y rendirse a los
pies de Jesús para ser un poderoso instrumento en la extensión del Reino de Dios. ¡Usted mismo
se sorprenderá! Ha llegado el tiempo del avivamiento y el despertar espiritual a su congregación o
ministerio.

También podría gustarte