FORMATUAL EN ESCUELA NUEVA ACTIVA

Fundación Escuela Nueva Volvamos a la Gente, 2022

EL GOBIERNO ESTUDIANTIL
…ayuda a transformar el aula, a resolver problemas y a vivir mejor…

Análida, con más de 15 años como docente de básica primaria de un Establecimiento Educativo (EE)
rural, inició nuevamente sus clases después de un largo receso. La profesora encontró que había
muchos conflictos entre los estudiantes y que, además, varios de ellos se veían retraídos y tristes. Había
dificultades para trabajar en equipo; en general, todos querían decir qué había que hacer y nadie quería
cooperar con el desarrollo exitoso de las actividades. Análida estaba muy frustrada y preocupada.
Marina, una amiga de una escuela cercana que trabaja con el modelo ENA, escuchó con atención las
angustias de Análida.
- Compañera, dijo Marina, los conflictos no son malos… además, son inevitables. Ayudan a
transformar la escuela y sus dinámicas.

- Pero Marina, ¡el salón es un caos! ¿Cómo podemos aprovechar los conflictos?, exclamó Análida.

Marina respondió: “trabaja con tus estudiantes, pídeles sugerencias, dales la posibilidad de participar
y de tener diferentes responsabilidades. Por ejemplo, en ENA trabajamos con el Gobierno Estudiantil.
Esta es una estrategia muy poderosa que nos ayuda a gestionar los procesos del aula pues no solo abre
muchas posibilidades de participación para todos los estudiantes, sino que tiene varios instrumentos
que ayudan a construir un ambiente de sana convivencia, a promover el bienestar de los estudiantes,
a ‘vivir’ la democracia e, incluso, a fortalecer la relación con las familias y la comunidad. ¡Yo, la verdad
no sé qué haría sin el Gobierno Estudiantil!”.

- ¡Uy, pero eso suena buenísimo!, exclamó Análida. ¿Cómo funciona el Gobierno Estudiantil?, le
preguntó.

- Te voy a contar la historia de mi salón. Al principio cuando llegué a mi escuela, encontré que los
estudiantes tenían constantemente peleas, se gritaban, se insultaban, no respetaban los útiles
escolares de sus compañeros, casi nunca usaban sus nombres, sino que les tenían apodos a casi
todos los compañeros de la escuela… y bien feos. Además, les gustaba trabajar solos, llegaban tarde,
muchos no querían hacer las actividades… ¡Ni qué decir amiga! Tal como te está pasando, mi salón
también era un caos.

- En verdad Marina eso suena muy parecido a lo que sucede en mi aula, le respondió Análida.

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Marina continuó contando su historia: “una mañana decidí empezar a aplicar todos los aprendizajes
que recibí en un taller de capacitación sobre el modelo Escuela Nueva Activa. Muy juiciosa organicé el
Gobierno Estudiantil, empecé a trabajar con los instrumentos de aula y con las Guías de Aprendizaje y,
por supuesto, a organizar a los estudiantes en grupos de trabajo.

Nos inventamos un proyecto pequeño al que llamamos ‘Aquí todos somos importantes’, usando el
Correo de la Amistad y el Buzón de Sugerencias. A través del primero le mandamos carticas a los
compañeros que tenían un talento o una cualidad que nos gustaba mucho, y en el segundo depositamos
ideas sobre cómo hacer que el salón tuviera un ambiente más amable, más constructivo”.

- ¿Me entiendes?, le preguntó Marina.

Análida había comenzado a tomar notas y escuchaba con atención la historia de Marina.

- Te digo la verdad… yo tenía susto, sabiendo lo alborotados que podían ser mis estudiantes. ¡Pero
salieron muchas sugerencias buenísimas! Unos sugirieron que solo debían llamarse por el nombre,
a otros se les ocurrió que debíamos hacer la “feria de los nombres” para que conociéramos la
historia de los nombres de los compañeros y, de paso, supiéramos más sobre sus familias. Otros
sugirieron hacer unas “reglas de juego” para las discusiones… que primero contar hasta 10 o ir y
volver corriendo del palo de mango que queda loma arriba para calmarse antes de dar un golpe. Y
había una sugerencia de intentar estar muy puntuales a la hora de iniciar las clases para ayudar al
desarrollo de las actividades.

- ¿Todo eso lo dijeron ellos?, exclamó Análida. ¡Qué emocionante! Pero bueno, del dicho al hecho…

- Tienes toda la razón compañera, ahí es donde el Gobierno Estudiantil se vuelve el mejor amigo de
los estudiantes y del docente, afirmó Marina mientras miraba al cielo en señal de agradecimiento.

Y prosiguió: “para el momento en que teníamos varias ideas en el Buzón de Sugerencias y los
estudiantes habían comenzado a enviar carticas a los compañeros y a los amigos, ya teníamos
organizado el Gobierno Estudiantil, estaba conformada la Junta Directiva y también pensábamos cómo
organizar los comités. El presidente, Camilo, tenía como objetivo personal trabajar con sus compañeros
y los padres de familia para organizar la escuela. Cuando él hizo campaña, su frase fue ‘con más
amabilidad y trabajo con las Guías, nuestra escuela solo puede ir hacia arriba’”.
Análida estaba atónita.

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- ¿De qué grado era Camilo?, preguntó.

- Camilo era de cuarto grado. ¿Cómo te parece?, le preguntó Mariana.

Y siguió: “a él se le ocurrió que, como ya conocíamos las cualidades y talentos de los compañeros,
podíamos comenzar a organizar los comités… Además, tenía la idea de que podíamos hacer jornadas
de ‘intercambio’ para que los chicos se enseñaran cosas nuevas. Eso sí, fue necesario apoyarlo mucho
para que todas esas ideas quedaran bien organizadas en el plan de trabajo del Gobierno Estudiantil.
Camilo también sugirió usar juiciosamente el Autocontrol de Asistencia para mejorar la puntualidad en
la llegada a la escuela.

Despacito, pero con paso firme, organizamos los comités y estos, a su vez, organizaron sus planes de
trabajo. También aprovechamos las ´reglas de juego’ como una oportunidad para construir Acuerdos
de Convivencia y -entre unas y otras- los estudiantes sugirieron usar el Correo de la Amistad para pedir
perdón. Todo esto, les ha ayudado a formarse en democracia participativa, liderazgo y autonomía.
También les ha servido para resolver de buena manera los conflictos, para fortalecer la unidad entre
ellos y construir relaciones de afecto y respeto.

¡Yo me emociono cada vez que recuerdo todo esto, querida amiga! Es algo que requiere organización,
perseverancia, que uno esté pilas estudiando, pidiendo ayuda y que conozca bien el potencial de todas
las herramientas ENA… y que sepa cómo usarlas de la mejor manera. Pero estoy convencida de que el
Gobierno Estudiantil, sus instrumentos y estrategias nos han ayudado a mejorar las condiciones de la
escuela y a lograr que ir al aula sea un momento feliz en el que todos disfrutan aprender. Por supuesto
se siguen presentando conflictos, pero esto ya no es una razón para escandalizarse ni estos terminan
en violencia. Por el contrario, se han convertido en un motivo para aprender”.

Análida estaba emocionada al escuchar la historia de su amiga. Se encontraba decidida a implementar

el Gobierno Estudiantil para así organizar a sus estudiantes y generar un cambio en su escuela.

- ¡Muchas gracias por compartir tu experiencia! Apenas tenga una pregunta o me enrede con algo…
te llamo, finalizó Análida.

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