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Metodología
El autor inscribe su investigación dentro de la antropología urbana y la define como
exploratoria, descriptiva y cualitativa, y describe los pasos que siguió para llevarla a cabo:
1. En sintonía con una teoría deleuziana, se propone delimitar un territorio,
entendiendo al territorio como el entorno directamente entrelazado con la interacción
social, el sentido construido y las relaciones entre cuerpos.
2. Se definió una técnica, que es la observación participante para recabar información
mediante observaciones libres, entrevistas espontáneas y entrevistas profundas.
(Para establecer esos contactos, Perlongher tuvo que respetar los “rituales de
interacción” propios del medio. Es decir, reconociendo al sujeto como miché y
abordarlo con la ceremonia de miradas, gestos y desplazamientos que precede
ritualmente los enlaces entre desconocidos en los circuitos del ligue homosexual).
3. Se definió un universo de investigación (michés, clientes y una categoría sui generis,
“los entendidos” -quienes, sin estar directamente comprometidos en la práctica,
participan en las transacciones del mercado homosexual y conocen de cerca los
mecanismos de la prostitución viril-). Que hable de un “universo de investigación” y
no de un objeto, alude a una ontología /epistemología distinta a la tradicionalmente
concebida sobre cómo tratar un fenómeno social. Parte de una concepción fluida,
no-dual, constituida por sujeto y entorno.
4. Se identifica la escena por medio de la observación participante: cómo se desarrolla
la interacción entre clases sociales (fluida, sin barreras), cómo se establece un
vínculo entre clientes y michés y prostitutos entre sí (hay un intercambio de gestos y
miradas, que sugieren el intercambio de señales de peligrosidad, de riqueza y de
poder). Se descubre de la escena que:“En un locus de contornos aparentemente
difusos y huidizos, toda una serie de demandas y ofertas sexuales (casuales, libres
o arbitrarias) se articulan. Al conocerlas más de cerca se ve que, sin perder la
calidad del azar, esas interacciones estaban recorridas por redes, más o menos
implícitas, de signos”.
Recoge el concepto de región moral de Park que divide el espacio urbano en círculos
concéntricos: un cinturón residencial, otro industrial y el centro —que sirve como punto de
concentración administrativa y comercial, y como lugar de reunión de las poblaciones
ambulantes que “sueltan” sus impulsos reprimidos por la civilización. Las delimitaciones no
son siempre precisas. No obstante, la “vida nocturna” suele concentrarse en el área del
centro. El centro y región moral son los conceptos base a partir de los cuales Perlongher
parte para comprender el espacio de las interacciones de la protitución masculina.
Caracterizado por la posibilidad de lo imprevisto, la opción consumista y la variedad de la
vida social. El centro de la ciudad, lugar privilegiado de intercambios, es también el lugar de
la extravagancia, de las fugas, de flujos de poblaciones, flujos de deseo. En esta base
espacial se encuentra dentro del “área de desorganización” —la “región moral” de Park.
“datos de observación muestran que se sobreponenen esa área actividades clasificadas como
índices para la caracterizaciónde áreas de desorganización, como pensiones, prostitución,
departamentos pequeños, concentración de bares, dancings, cines, boites, criminalidad,
vagancia, homosexualidad, bohemios”.
A partir de estas reflexiones, Perlongher usa la noción de gueto gay, para referirse a los
sujetos intervinientes en las transacciones del mercado homosexual y a los lugares donde
las actividades relacionadas con su práctica se ejerzan consuetudinariamente. Ese uso de
la expresión abarcará, en primera instancia, el área estudiada —pero su campo de
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Las gesticulaciones, las formas de relacionarse varían según las etiquetas que llevan, esa
etiqueta se crea en función de prácticas, actor y orígenes sociales y étnicos. A partir de las
observaciones de estos tres escenarios, el autor recoge 56 nomenclaturas clasificatorias
registradas en los discursos del gueto. Ellas agrupan según tensores o polos relacionales
de género (más masculino/más femenino), de edad (más joven/más viejo), de estrato social
(más bajo/más alto). Esas nomenclaturas se superponen en varios sentidos. El mismo
sujeto puede recibir nomenclaturas disímiles, que hacen referencia a tensores de diferente
plano. Esas sucesivas superposiciones dan una idea de la complejidad e inestabilidad del
conjunto. Además las adscripciones nominatorias varían conforme al lugar.
No siempre se trata de cambios nominales: la misma persona puede cambiar de género de
acuerdo a sus expectativas u objetivos.
dado por el código y su superficie de inscripción en zonas (o en estados) del cuerpo social.
Territorialidad entendida no sólo en el espacio físico (que tiene su importancia, ya que
marca las lábiles fronteras del gueto), sino en el propio espacio del código.
Siguiendo con una lectura deleuziana, en las “áreas de perdición y vicio de las grandes
ciudades” aisladas de las áreas más homogéneas y productivas de la sociedad, los
impulsos reprimidos pueden desatarse y se emancipan del orden moral dominante. Son un
punto de fuga libidinal, donde el deseo encontraría un lugar de descarga. Esos deseos,
desterritorializados del cuerpo social, serían reconocidos, “reterritorializados”, en el centro
de la “región moral” mediante la creación de códigos-territorios. A la desterritorialización
relativa, se da una reterritorialización relativa donde el sujeto es rotulado, se rotula, y rotula
a los demás en función de los códigos instrumentales del “submundo” simbólicamente pero
también literalmente: tipificación de la indumentaria, modalización de tics y modales,
señalización de moldes gestuales y sexuales, etcétera.
En San Pablo, la territorialidad del gueto gay se caracteriza por formas más clásicas de
nomadismo urbano, la circulación nómade-marginal, en contraposición con el espacio
sedentario-centro. Coexisten y se superponen, se tensionan y entran en conflicto.
Sedentariedad y nomadismo no son tanto configuraciones personológicas globales, sino
más polos de tensión en la circulación de los sujetos. Las tendencias en la nomadización
dibujan líneas de fuga o de ruptura, y las tensiones que encuentra con la dimensión
sedentaria son transindividuales: la posición (provisoria) del sujeto esta dada por su grado
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El sujeto se define y delimita a partir de su vínculo con el entorno, no hay una distinción
separada entre cuerpo-entorno. Se trata de un nomadismo de territorios pero también un
nomadismo de cuerpos. el nivel de consistencia de los lazos grupales depende del grado
de nomadización del joven y su grado de fijación al punto donde se posiciona: Por ej. si
tiene dónde vivir, o si debe, noche a noche, buscar amparo entre sus benefactores.Los
michés, siempre se encuentran al borde de la disolución y el reagrupamiento.