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ATOMÍSTICA

Aimone Angelini-Rota Rey


Fonaments de Química UB
ÍNDICE
DEFINICIÓN 3
LOS FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS 5
LOS ATOMISTAS: LEUCIPO Y DEMÓCRITO 6
EPICURO: ÁTOMOS Y VACÍO 10
INDIA 11
ANU Y PARAMANU. LO DIMINUTO DE LO
DIMINUTO 11
EDAD MEDIA 12
EL MUNDO ÁRABE Y LA ESTRUCTURA DE LA
MATERIA 12
LOS "MINIMI NATURALIA" 13
RENACIMIENTO 14
DALTON 17
TEORÍA DEL ATOMISMO Y POSTULADOS 17
LA TEORÍA ATÓMICA DE DALTON 18
CONGRESO DE KARLSRUHE 21
LEYES PONDERALES DE LA QUÍMICA 24
LEY DE LA CONSERVACIÓN DE LA MASA (O DE
LAVOISIER) 24
LEY DE LAS PROPORCIONES DEFINIDAS (O DE
PROUST) 25
LEY DE LAS PROPORCIONES MÚLTIPLES (O DE
DALTON) 25

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LEY DE LAS PROPORCIONES RECÍPROCAS (O DE
RICHTER) 26
LEY DE LOS VOLÚMENES DE COMBINACIÓN (O
DE GAY-LUSSAC) 26
1869: MENDELEYEV Y LA TABLA PERIÓDICA 28
DESCARGAS DE GASES EN TUBOS (GEISSLER) 29
MODELO DE THOMPSON 30
LIMITACIONES Y CRÍTICAS 30
MODELO DE NAGAOKA 31
MODELO DE RUTHERFORD 32
FÓRMULA DE BALMER 34
EXPERIMENTOS Y TEORÍAS QUE CONDUCEN A
MODELOS CUÁNTICOS 35
ORIGEN DE LA TEORÍA CÚANTICA 35
LA HIPÓTESIS DE PLANCK 36
MODELO DE BOHR 37
MODELO DE SOMMERFELD 38
EL SPIN DEL ELECTRÓN 39
MODELO DE SCHRÖDINGER 42
LIMITACIONES 43
CONCEPTO DE ORBITAL Y ORBITALES 44
NÚMEROS CUÁNTICOS 45
PRINCIPIO DE CONSTRUCCIÓN DE ORBITALES 48

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DEFINICIÓN
-Diccionario Soviético de Filosofía, 1925: 29
Teoría sobre la estructura discreta (discontinua) de la materia (de los átomos y de
otras micropartículas). La formulación primera de la atomística se encuentra en las
antiguas doctrinas filosóficas indias niaia y vaisheshika, pero es más completa y
consecuente en la filosofía de Leucipo, Demócrito, Epicuro y Lucrecio. Los átomos
se consideraban como las partículas últimas, indivisibles, las mínimas posibles, en
realidad infinitamente pequeñas. Se creía que se diferenciaban por el peso, por la
velocidad de su movimiento y por su recíproca disposición en los cuerpos, gracias a
lo cual surgen las diferentes cualidades. En el período que abarca los siglos XVII-
XIX, la atomística se elabora en los trabajos de Galileo, Boyle, Newton,
Lomonósov, Dalton, Avogadro, Bútlerov, Mendeléyev y otros y pasa a ser la teoría
físico-química de la estructura de la materia. La atomística casi siempre se ha
presentado como fundamento de la concepción materialista del mundo. No obstante,
la vieja atomística era considerablemente metafísica, pues consideraba como
absoluta la idea de discontinuidad y admitía la existencia de una esencia última e
invariable de la materia, de los “primeros ladrillos” del universo. La atomística
moderna reconoce la variedad de moléculas, átomos, partículas “elementales” y
otros microobjetos en la estructura, de la materia, su complejidad inagotable, su
facultad de pasar de unas formas a otras. Ve en la existencia de distintos
microobjetos discontinuos una manifestación de la ley relativa al paso de los
cambios cuantitativos a los cualitativos: la disminución de las proporciones
espaciales está vinculada al paso a formaciones de la materia cualitativamente
nuevas. Pero la atomística moderna considera que la materia no es sólo discreta, sino
que es, además, continua. Las fuerzas de la interacción entre las micropartículas se
trasladan a través de campos continuos: electromagnético, nuclear, &c.,
indisolublemente unidos a las partículas “elementales”. La interacción en los campos
se propaga en forma de acción de corto alcance (acción de corto alcance y acción de
largo alcance). La atomística moderna niega la existencia de una esencia última e
invariable de la materia y parte del reconocimiento de la infinitud cuantitativa y
cualitativa de la misma.

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En los siglos XVI y XVII renació el interés por el atomismo gracias a los avances
científicos de Nicolás Copérnico y de Galileo Galilei. En el siglo XVIII se creó la
primera teoría matemática del atomismo, usando principios de la mecánica
newtoniana.
La existencia de los átomos no entró a formar parte integrante de las teorías de la
física y de la química hasta el siglo XIX. Incluso grandes físicos y químicos (Lord
Kelvin, Helmoltz, Lavoisier) tuvieron dificultades para aceptar el concepto de
átomo.

La reflexión sobre la composición y estructura de la materia y el concepto de átomo


se remontan al desarrollo del pensamiento griego, aunque muchas de las ideas que
desarrollaron los filósofos griegos sobre la materia tenían sus raíces en las antiguas
civilizaciones sumeria, babilónica y egipcia, y también habían sufrido la influencia
de las culturas de Extremo Oriente.

Fue apenas en el siglo XIX cuando se desarrolló una teoría atómica. John Dalton
propuso que cada elemento químico está formado de átomos de un tipo único, que se
pueden combinar para formar otras estructuras.

El atomismo filosófico dio pie al desarrollo de la teoría atómica, pero la ciencia


moderna se encargó de afinar la teoría. Se demostró que los átomos están formados
por partículas más pequeñas (electrones, neutrones y protones). Estas a su vez se
componen de partículas aún más pequeñas denominadas quarks.

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LOS FILÓSOFOS
PRESOCRÁTICOS
La filosofía griega tuvo sus inicios en el Jónico, en una zona que actualmente es
parte de Turquía, más expuesta a las influencias de las culturas babilónicas y
egipcias que llegaban a las ciudades griegas siguiendo las vías de las caravanas. Casi
todos los filósofos jónicos habían sido educados en Egipto en una descripción
matemática y sobre todo geométrica de la naturaleza.

La geometría requiere la definición de un espacio vacío en el que introducir los


objetos geométricos. Este espacio es el conjunto infinito de todos os posibles puntos
de un continuo en tres dimensiones. Todos los objetos representables en términos de
geometría euclídea, líneas, polígonos y poliedros son divisibles hasta el infinito. La
divisibilidad hasta el infinito de la materia era, pues, el principio básico de la
especulación de los filósofos jónicos sobre la naturaleza del mundo físico.

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-Los atomistas: Leucipo y Demócrito
La hipótesis de que la realidad está compuesta de átomos, es decir, de puntos que no
son más divisibles y, por lo tanto, inseparables (en griego àtomoi), formulada por
Leucipo y llevada a consecuencias extremas por Demócrito de Abdera, se acerca al
tipo de investigación y necesidades de todos los hombres de cultura del siglo V.
Indudablemente parte del problema planteado por Zenón de Elea.
Sabemos muy poco acerca de Leucipo: era contemporáneo de Anaxágoras; parece
que nació en Mileto, se quedó en Elea, donde habría conocido a Zenón, y que, luego
de mudarse a Abdera, entabló una relación con Demócrito. Habría escrito El gran
orden del mundo, del que no tenemos nada, y El intelecto, del que ha sobrevivido un
fragmento. Demócrito de Abdera (en Tracia) nació alrededor del 460/57; de larga
vida, hasta alrededor del 370, habría escrito mucho. Entre sus muchos trabajos,
escritos sobre astronomía, geometría, aritmética, ética, lenguaje, medicina, habría
compuesto uno llamado Pequeño orden del mundo. Parece que el corpus
democríteum se dispersó muy pronto. Como puntos fundamentales de su
pensamiento podemos considerar:
l. los átomos y el vacío;
2. la constitución de muchos mundos posibles, y no de un solo universo,
excluyendo cualquier orden finalista;
3. la independización del mundo de los hombres y de su lenguaje;
4. La ciencia como discurso matemático-geométrico sobre el que se
constituye nuestro conocimiento del mundo.
Para Demócrito, toda realidad es impensable si no está representada ampliamente, es
decir, corporalmente. Como toda realidad, como una extensión (la corporeidad es
divisible, debe admitirse, ya que la divisibilidad al infinito no es posible, como ya lo
demostraron las aporías de Zenón de Elea), una infinidad de puntos que no son más
divisibles (átomos). Sin embargo, para que estos átomos tengan la posibilidad de
agregarse o disgregarse, formando cosas, es necesario admitir un espacio (vacío) en
el que se sitúan los átomos.
Los elementos de la realidad son, por lo tanto, los átomos y el vacío. En el vacío
infinito, se mueven los átomos infinitos, extensiones finitas y, por lo tanto,
magnitudes corporales que no difieren entre sí en aspectos cualitativos (los átomos
no tienen cualidades), sino en aspectos cuantitativos, es decir, en forma y tamaño (de
ahí la diferencia fundamental con respecto a las semillas, o homeomerías, de
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Anaxágoras, todas ellas concebidas cualitativamente diferentes). A medida que se
mueven, los átomos se acoplan y desacoplan, formando cuerpos y todos los aspectos
infinitos de la realidad, según el orden y la posición en que se encuentren en el
compuesto.
Los átomos difieren entre sí solo en su forma y tamaño, en el orden y la posición:
Por ej., A difiere de N en la forma; AN difiere de NA por el orden, Z difiere de N
por la posición. Las que tradicionalmente se consideran las cualidades de los objetos
(color, olor, sabor, etc.) no pertenecen a los átomos ni a sus compuestos, sino que
son fruto de la acción de los átomos en los órganos sensoriales: existen solo en el
sujeto que siente, son variables de un sujeto a otro, son una opinión, mientras que
"las verdades son solo átomos y vacío".
Los átomos infinitos y el vacío infinito son situados por Demócrito como los
principios que explican todos los fenómenos: de los átomos en movimiento perpetuo
en el vacío nacen los mundos infinitos, las realidades individuales infinitas. El
movimiento de los átomos no es algo que les venga de fuera, desde una mente que
confiera y organice el movimiento: Demócrito excluye el problema del comienzo del
movimiento de los átomos, como si se pudiera pensar en un momento en que estaban
quietos, sin movimiento, y que era necesario establecer una causa del movimiento
externo y anterior a los átomos mismos. Los átomos están en eterno movimiento en
el vacío y chocan uno contra el otro al encontrarse, y unos rebotan como están, los
otros se unen entre sí de acuerdo con la simetría de las formas, tamaños, posiciones
y disposiciones y se reúnen, y así tiene lugar el nacimiento de las cosas compuestas,
mientras que la muerte consiste en la disgregación.
Los mundos nacen de "vórtices" constituidos por la reunión de una masa de átomos
en un gran espacio vacío; y siempre hay mundos infinitos, algunos iguales entre sí,
otros desiguales, algunos en formación, otros ya completados o en disolución: "en
una parte los mundos nacen, en otra desaparecen". Dados los átomos infinitos
siempre en movimiento en el vacío infinito, nunca hay átomos en sí y luego los
compuestos, sino composiciones infinitas y descomposiciones que se recomponen
en otras composiciones.
El hombre, como cualquier otra realidad, es un conjunto de átomos, de átomos
ígneos delgados y esféricos: aire (alma) que mantienen en unidad átomos más
pesados y compactos (cuerpo); en el equilibrio entre estos átomos consiste la vida,

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que se mantiene hasta que los átomos que constituyen el alma y los átomos del aire
exterior, a través de la respiración, se equilibran entre sí.
El movimiento de los átomos determina en el hombre lo que llamamos sensaciones:
más exactamente, la sensación es un movimiento causado en el sujeto por la acción
de efluvios de átomos que provienen de cuerpos externos. Estos efluvios de átomos
son las imágenes (èidola) de las cosas, concebidos como materiales: así, entre los
sentidos del hombre y los fenómenos tomados en sí mismos, se colocan como
intermediarios las imágenes de las cosas que son lo que el hombre conoce
directamente.
Al igual que la sensación, el pensamiento surge de la llegada de imágenes desde el
exterior: entre una y otra no hay diferencia cualitativa (el intelecto es el alma misma
y está compuesto de átomos), sino que solo existe una sutileza mayor o menor.
Aunque sigue siendo difícil establecer la diferencia entre dos niveles de
conocimiento, una vez que esa sensación y pensamiento vuelven directamente a la
acción de los átomos en los órganos del cuerpo, Demócrito distingue un
conocimiento oscuro al que pertenecen las cualidades sensibles, y uno verdadero que
juzga ese primer conocimiento sensible y "que tiene el órgano más sutil en la
mente". Sin embargo, seguimos teniendo que el conocer para Demócrito, al estar
vinculado a la acción de las imágenes de las cosas en los sentidos, imágenes que
constituyen una realidad en sí, procedente de las cosas, no puede entender "qué es en
realidad cada cosa". De ahí, por un lado, un cierto escepticismo inherente a la
posición demócrata ("en verdad no sabemos nada: en el fondo es la verdad"), por
otro, el carácter convencional del conocimiento: son los hombres los que imponen
los nombres (expresiones convencionales) a las imágenes de las cosas que conocen.
Así, las voces, al principio "sin sentido e inarticuladas", se determinan en palabras,
"expresiones convencionales", que indican los "simulacros", pero que no coinciden
con la naturaleza del agregado que designan.
Según el testimonio de Hecateo de Abdera (democríteo del siglo IV), Demócrito
habría trazado una historia del progreso de la sociedad humana. Los hombres, al
principio aislados y a merced de las fieras, bajo la presión del miedo habrían
comenzado a organizarse en sociedades y a articular palabras como expresiones
convencionales para indicar los diversos objetos. Según las diversas sociedades que
se formaron en varios lugares, varios idiomas nacieron por convención. Al salir del
estado salvaje con el nacimiento del lenguaje y la vida asociada, los hombres
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descubrieron más tarde las diversas artes, para mejorar sus condiciones y las
estructuras políticas para el beneficio común. Se describe así un perfil de la historia
humana en el que todo tiene lugar y se determina por obra del hombre, dentro de los
límites humanos. En este contexto, no hay lugar para las doctrinas religiosas que
nacieron – como la creencia en los dioses – del terror y la ignorancia de los primeros
hombres ante fenómenos naturales de los cuales no sabían las causas. Por lo tanto,
las prácticas religiosas son inútiles: solo el hombre es dueño de su propio mundo y
debe confiar solo en sus propias fuerzas.
Coherente con esta concepción es la ética de Demócrito fundada en el equilibrio de
los movimientos del alma y del cuerpo: si el criterio de lo útil y lo dañino es el
placer y el dolor, la felicidad proviene de la medida del placer, de la represión de
movimientos desenfrenados, excesos, que dañan el cuerpo y el alma; el sabio se
coloca por encima de las pasiones, ama el bien para sí mismo, se abstiene del mal no
por miedo sino por deber. Al separarse de los goces sensibles inmediatos, siempre
vinculados a objetos decadentes, el hombre sabio disfrutará de la "tranquilidad del
alma", es decir, de ese "estado en el que el alma está tranquila y equilibrada, no
perturbada por ningún miedo o por el miedo supersticioso de los dioses o de
cualquier otra pasión".
Por lo tanto, esencial en Demócrito es esta referencia al hombre que construye tanto
el conocimiento científico como el lenguaje, y su ética, sociedad e historia.
Finalmente, es igualmente importante recordar otro punto que se refiere a la
capacidad del hombre para construir su propio mundo mediante la reconstrucción de
la naturaleza en términos geométricos y matemáticos. Como, de hecho, todo fluye en
el espacio (extensión) desde la reunión de los átomos, todo se puede traducir en
términos de figuras (cuerpos) y sus relaciones cuantitativas (medidas y cálculos:
aritmética).
Todos estos problemas convergieron en Atenas desde 455 a. C. aprox. Platón, en
Parménides, señala que fue en esta época que, en Atenas, el pensamiento del
"venerable y terrible" Parménides y la problemática de Zenón causaron una gran
impresión. A través de Anaxágoras, los sofistas, Demócrito, las viejas y cristalizadas
concepciones entraron en crisis: el gran intérprete de esta crisis fue Sócrates.

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-Epicuro: átomos y vacío
La sensación, que es la base de todo conocimiento, da fe de la existencia de la
corporalidad. Pero lo que es corpóreo, en su extensión, es divisible hasta el infinito
y, por lo tanto, implica, para que no se reduzca a la nada impensable ("nada viene de
lo que no es"), una serie igualmente infinita de no pasajes, de individuos (en griego
atoma), que conceptualmente no pueden reducirse a nada más (mínimo, elàchista).
Son en sí mismos indivisibles. Epicuro llama a los átomos semillas, porque no
pueden considerarse como puntos físicos (más divisibles), ni como entidades
matemáticas (meras abstracciones), sino como principios a partir de los cuales se
generan todas las cosas. Además, cada cuerpo, como delimitación del espacio, está
en un lugar (tòpos). Así, como los cuerpos suponen los átomos (mínimos), los
lugares suponen un lugar que los contiene a todos y permite el movimiento de los
átomos, y que, por lo tanto, no tiene ningún lugar (el lugar de los lugares): no lugar,
sino vacío (chenòn), entendido no como contenedor, sino como espacio, extensión
pura (no por casualidad llamado por Epicuro, con un término derivado del Timeo de
Platón, chòra). La divisibilidad al infinito implica una serie infinita de
indivisibilidades.
Chòra (o vacío) y los átomos son, por lo tanto, las únicas realidades verdaderas,
condiciones de la existencia de cualquier cuerpo y de cualquier movimiento, a las
que llegamos gracias al testimonio de los sentidos (cuerpos y lugares) "por la razón".
Un encuentro de átomos forma cuerpos: los átomos, según su relación mutua,
constituyen la forma o el esquema por el cual en una relación dada los átomos son
este ser individual, en otra relación un ser individual diferente; por lo tanto, no hay
esencias, estructuras permanentes más allá de las diversas configuraciones de los
agregados de átomos. Epicuro subraya que toda realidad surge de la reunión de
átomos, que difieren solo en forma, tamaño y que tienen su propio peso y, por lo
tanto, cada uno en sí mismo tiene un movimiento. En cuanto a Demócrito, los
átomos no difieren cualitativamente, sino solo por las características cuantitativas;
Muy importante, en comparación con Demócrito, es la consideración del peso entre
las características de los átomos, para explicar su movimiento. El peso de los átomos
no es relativo a los demás: es un peso específico; no por casualidad Epicuro usa el
término barùs. Los átomos se mueven eternamente en línea recta en el espacio
infinito; En este espacio, precisamente porque es infinito, no hay ni abajo ni arriba
como puntos de referencia absolutos, como quería Aristóteles. Así, la doctrina
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aristotélica de los "lugares naturales" cae con la doctrina epicúrea del espacio
infinito. Por lo tanto, los átomos entran en el vacío en línea recta, llevados por su
peso, todos a la misma velocidad: de su colisión mutua nacen nuevas direcciones de
movimiento y nacen los agregados de átomos, los cuerpos y, por lo tanto, los
mundos, infinitos, "en parte similares al nuestro, en parte diferentes". Según el
testimonio de Lucrecio, el impacto entre los átomos ocurriría porque en su caída se
desvían de la perpendicular (desviación: clinamen), chocando entre sí: "si los átomos
no se desviaran - escribe Lucrecio - todos caerían como gotas de lluvia, en el vacío
infinito, de forma perpendicular". Por lo tanto, todo sucede no por necesidad, por lo
que no es necesario recurrir a explicaciones teológicas y finalistas.

INDIA
-Anu y paramanu. Lo diminuto de lo diminuto
En India se usan dos términos para referirse a lo que llamamos
átomo: anu y paramanu, aunque a veces también se emplea kana y pilu.
Anu significa “muy pequeño, muy diminuto” y se emplea en los Upanisads para
referirse a lo que es tan pequeño que no hay nada más pequeño, lo indivisible.
En cuanto a paramanu significa el más alto grado (parama) de lo muy diminuto
(anu). Es decir, lo diminuto al máximo grado. Una equiparación podría ser:
moléculas (anu) y átomos (paramanu), o bien átomos (anu) y partículas subatómicas
o cuánticas, como leptones, muones, bosones o quarks (parumanu).
Los Upanisads son antiguos textos que surgieron como comentarios a los cantos
dedicados a los dioses recopilados en los Vedas.
Los Vedas son textos de carácter religioso, con ligeras incursiones en la metafísica o
la ontología (la pregunta acerca de qué está hecha la realidad), pero
los Upanisads tienen un contenido filosófico más explícito y no rechazan ninguna
pregunta ni inquietud, tanto religiosa como metafísica, ontológica o epistemológica.
Atomistas hindúes.
El primer filósofo en la India en formular ideas sobre el átomo fue Kanada. En la
India se creía que existían cuatro tipos de átomos elementales. Estos a su vez tenían
más de 20 cualidades y se podían combinar entre sí. Los filósofos en el país asiático

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ahondaron sobre cómo se combinaban, cómo reaccionaban y las posibilidades que
existían de partir un átomo.
Principalmente son los defensores del Vaisesika, uno de los seis darsanas (sistemas)
filosóficos ortodoxos de la India, cuya creación se atribuye a Kanada, autor del
Vaisesikasutra, el escrito fundamental de la escuela; otros pensadores de la misma
son Prasastapada, Ravana, Sridhara y Sankara Misra. Según los atomistas hindúes
del Vaisesika hay nueve clases de sustancias, cinco de ellas perceptibles por los
sentidos (agua, tierra, fuego, aire y éter) y otras cuatro no perceptibles por ellos
(espacio, tiempo, alma y mente o espíritu); las cinco primeras son sustancias físicas,
integradas por partículas elementales llamadas anu, que guardan indudable
semejanza con los átomos de la filosofía occidental; de las combinaciones de estos
anu se forman los cuerpos.
También se incluye en los atomistas hindúes a los jainas, los seguidores del
jainismo, uno de los darsanas heterodoxos. Se atribuye su fundación a Vardhamana
(más conocido con el sobrenombre de Mahavira, el gran hombre), en el siglo VI a.
C. Según el jainismo, los seres se dividen en conscientes e inconscientes. Dentro de
éstos hay que distinguir el espacio, el tiempo y la materia, la cual está integrada por
unos elementos simples indivisibles.

EDAD MEDIA
-El mundo árabe y la estructura de la materia
Las ideas elaboradas por los filósofos griegos sobre la estructura de la materia y el
número de elementos llegaron hasta el mundo árabe gracias al estudio de los textos
griegos, en particular los de Aristóteles.
Para los alquimistas musulmanes, el verdadero fundador de sus doctrinas fue el
príncipe Kha'lid ibn Yazid (665-704), seguido del imam chiíta Ja'far as-Sa'diq (699-
765), descendiente del yerno de Mahoma, que fue el maestro del más famoso de los
alquimistas árabes, Jabir ibn Hayyan, conocido en Occidente con el nombre de
Geber.
Jabir aceptó la teoría de los cuatro elementos, fuego, aire, agua y tierra, con las
cuatro cualidades de Aristóteles, calor, seco, frío y húmedo, que para él eran

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propiedades abstractas de la materia y solo se volvían concretas si se conectaban a
un soporte material.
La aportación más original de Jabir al pensamiento alquímico estaba relacionada con
el origen de los metales originados en las vísceras de la Tierra, bajo el influjo de los
planetas, por unión de dos opuestos, el azufre y el mercurio. El primero impartía las
naturalezas del calor y la aridez, el segundo el frío y la humedad. Los metales eran
una combinación de dos de estas naturalezas, o frío y seco o caliente y húmedo, que
podían ser tanto internas al metal, es decir, ocultas, como externas, es decir,
manifiestas. Por ejemplo, el oro tenía como cualidades manifiestas el calor y la
humedad y como cualidades ocultas el frío y el seco. En cambio, en el plomo el frío
y el seco eran cualidades manifiestas y la humedad y el calor cualidades internas.
Por tanto, para transformar el plomo en oro bastaba extraer del plomo las cualidades
interiores de humedad y calor, dejando que las cualidades externas de frío y seco
migrasen al interior.
En la Edad Media la teoría del azufre-mercurio de Jabir fue ampliamente aceptada.
Por ejemplo, Parcelso, Philippus Aureolus Theophrastus Bombastus von Hohenheim
(1493-1541) hizo extensiva la teoría de Jabir a todo el reino mineral y también al
animal y al vegetal. Según él, la materia siempre estaba constituida por los cuatro
elementos aristotélicos, pero a las propiedades del azufre y el mercurio añadió otra,
la de la sal.
Estos tres elementos azufre, mercurio y sal, formaban los tria prima, es decir, los
tres factores primarios del cosmos. Estos tria prima no deben considerarse como
auténticos elementos, sino más bien como una abstracción de sus propiedades: la sal
representaba la constancia y la incombustibilidad, el mercurio la fusibilidad y
volatilidad y el azufre la inflamabilidad y combustibilidad.
Heinrich Cornelius Agrippa von Nettesheim (1486-1535) impulsó la fe en los cuatro
elementos aristotélicos hasta llegar a afirmar que estaban presentes en el Paraíso, en
las estrellas, los ángeles e incluso en la divinidad.

-Los "minimi naturalia"


En la Edad Media, el intérprete más importante de las ideas de Aristóteles, el
filósofo árabe Muhammad ibn Ahmad ibn Rushd, conocido en Occidente como
Averroes (1126-1198), desarrolló la teoría de los minima naturalia para superar las
contradicciones de la divisibilidad hasta el infinito de Aristóteles.
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Averrores formuló la hipótesis según la cual las sustancias podían dividirse hasta el
infinito solo a nivel conceptual. La división sucesiva llevaba a minima naturalia, la
versión latina del término griego "elakista", partículas de materia que si se dividían
aún más ya no eran parte de la sustancia inicial, sino que cambiaban de naturaleza
física. Por tanto, las propiedades físicas de un compuesto químico estaban ligadas a
su "extensión". Los minima naturalia eran la parte más pequeña de sustancia que
conservaba sus propiedades.

RENACIMIENTO
La teoría de los minima de Averroes la desarrollaron muchos filósofos, como
Agostino Nifo (1473-1538), que afirmaba que los minima eran auténticas entidades
físicas, Giulio Cesare della Scala (1484-1558), que valoraba las dimensiones de los
minima naturalia según el tipo de sustancia, el alemán Daniel Sennert (1572-1637),
que afirmaba que no eran diferentes de los átomos de Demócrito y los clasificaba
como "elementos de primer y segundo orden" y Angelo Sala (1576-1637), que
practicaba en Alemania ideas parecidas a las de Sennert.
Los minima naturalia se aproximaron aún más a los átomos en la cosmología de
Giordano Bruno (1548-1600) que, huyendo de la Inquisición romana, se refugió en
1576 primero en Suiza, luego en Francia y por último, en 1583 en Inglaterra, donde
escribió en 1584 los diálogos cosmológicos italianos. En 1585 se trasladó a
Alemania, donde publicó en Frankfurt en 1591 la trilogía latina De Magia, De
triplici minimo et mensura e De Vinculis in Genere. A su regreso a Italia en 1592,
fue denunciado a la Inquisición, arrestado y trasladado a Roma, donde, tras un
proceso que duró siete años, fue quemado vivo en la plaza de Campo dei Fiori el 17
de febrero de 1600.
En los diálogos italianos de Londres, el atomismo aún es un concepto virtual,
mientras que en la trilogía de Frankfurt asume una auténtica realidad, caracterizada
por una forma de animismo que distinguía entre átomos diferentes. Físicamente
todos tenían la misma forma esférica y el mismo tamaño, pero se diferenciaban por
el tipo de fuerza que controlaba su movimiento.
En el siglo XVII se empezó a contraponer a los minima naturalia el atomismo
mecánico heredado de los empiristas griegos gracias al mecanicismo de René

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Descartes (1596-1650) y a la filosofía empírica de Pierre Gassendi (1592-1655), que
difundió en sus escritos las ideas de Epicuro.
Para Descartes la propiedad fundamental de la materia era la extensión, de la que
derivaban todas las demás. Aunque aceptaba la existencia de los átomos, negaba el
modelo de Demócrito de átomos indivisibles en movimiento en el vacío. La
negación del vacío, el horror vacui, era el fundamento de su cosmología, heredado
de la teoría aristotélica del movimiento.
Según Descartes, todo objeto físico "existe" solo en tanto en cuanto llena un espacio:
todo lo que existe es "res extensa", materia con dimensiones espaciales. El vacío es
inmaterial y sin extensión, y por tanto imposible. Si existiera el vacío, partes
distintas de la materia no estarían en contacto y habría que admitir la existencia de
una acción a distancia, o sea, de una acción inmaterial que se propaga en el vacío. La
acción a distancia se convertirá luego con Newton en la base de la atracción
universal. Para un filósofo mecanicista del siglo XVII, sin embargo, era imposible
aceptar la idea de su existencia, porque esto habría significado admitir la existencia
de una entidad metafísica de la misma naturaleza que el "espíritu vital" que él
negaba.
Los corpúsculos de Boyle tenían dos propiedades fundamentales como progenitores
de los átomos: la forma y el movimiento. A ellas se les añadió la atracción recíproca,
base de la teoría de las fuerzas interatómicas e intermoleculares. La interacción entre
los átomos fue introducida por Isaac Newton (1643-1727) con las fuerzas de
atracción y repulsión, derivadas de la gravitación universal. Newton, siguiendo las
ideas de su maestro Isaac Barrow (1630-1677), creía en el espacio y en el tiempo
absoluto y afirmaba que e tiempo existía independientemente del movimiento, y que
incluso existía antes de que Dios creara la materia en el universo.
La acción a distancia entre los objetos que no estaban en contacto era impensable
para los mecanicistas del siglo XVII, e inaceptable también para los atomistas.
Parecía imposible que unos objetos inanimados pudieran ejercer una acción en un
lugar distinto de aquel en el que se encuentran, haciendo suponer que el movimiento
estuviera regulado por la acción de un espíritu mágico o incluso diabólico. Ni
siquiera Galileo lo creía posible, hasta el punto de que había rechazado la idea de
Kepler de que las mareas fueran debidas a la acción de la luna, imaginando un
improbable y complicado efecto cinemático debido a la rotación de la tierra.

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También Bacon y Leibnitz se habían asociado a la postura de Galileo, y físicos como
Faraday y Huygens nunca aceptaron la teoría de Newton.
La fuerza de gravedad también chocaba con el sentido común, porque se ejercía
tranquilamente entre astros lejanos, mientras que estaba ausente entre objetos en
contacto. Incluso para Newton era difícil conciliar la atracción gravitatoria entre
objetos celestes con la interacción entre partículas a distancias microscópicas. Para
evitar especulaciones sobre las interpretaciones de la interacción gravitatoria,
Newton afirmó que la interacción se transmitía a través de una sustancia impalpable,
el éter, que impregnaba todo el espacio y funcionaba como soporte a su propagación.
El concepto de éter permanecerá vivo hasta Einstein.
Aportó grandes cambios a la interacción a distancia el matemático y astrónomo
dálmata de Ragusa (actualmente Dubrovnik), el jesuita Boscovich (1711-1787), que
sugirió que la materia estaba formada por partículas puntiformes e indivisibles entre
las que se ejercía una fuerza atractiva a gran distancia y repulsiva a distancias
pequeñísimas, con una evolución de tipo oscilatorio en función de la distancia. A
cierta distancia pasaba por cero, luego se convertía en repulsiva, luego otra vez cero,
luego de nuevo atractiva y así una y otra vez hasta que se convertía en fuertemente
repulsiva tendiendo al infinito a brevísima distancia, lo que hacía imposible el
contacto entre dos partículas.
Un paso importante hacia la aceptación del concepto de átomo como pieza
fundamental de la materia lo dio el francés Louis-Joseph Proust (1754-1826),
descubridor de la ley de las proporciones definidas, que se dio cuenta de que todos
los compuestos tenían una composición fija. En base a atentos análisis ponderales
formuló la ley que establece la constancia de la composición en peso de los
compuestos químicos y que los elementos químicos, en condiciones diferentes, solo
pueden dar un número limitado de compuestos de distinta composición ponderal.
Esta ley es la consecuencia banal del hecho de que la materia está compuesta por
átomos, pero esta idea no parecía interesarles a los químicos ni a los físicos, sino
solo a los filósofos, acostumbrados a construir complicadas cosmologías. Para los
químicos y los físicos era suficiente disponer de los elementos para construir su
edificio. Incluso Lavoisier, hombre de cultura refinada y pensador sutil, consideraba
el discurso sobre el número y la naturaleza de los elementos de tipo puramente
metafísico.

16
El auténtico padre del atomismo moderno fue John Dalton (1766-1844), el primero
en introducir el concepto de peso atómico y en publicar una tabla.
El atomismo de Dalton introducía una concepción completamente nueva de la masa
química, basada en el concepto de peso atómico. El peso de un átomo compuesto, es
decir, de una molécula, se obtenía como suma de los pesos atómicos de los átomos
simples que lo componían. Por vez primera se pesaban átomos y moléculas.

DALTON

-Teoría del atomismo y postulados

La teoría del atomismo se elaboró en 1803 a nivel científico, afirmando que la


materia está compuesta por unidades básicas e indivisibles que se unen para formar
diferentes compuestos.

Se creía que el átomo representa la unidad más pequeña de la materia, y actualmente


se han descubierto más de cien variedades de ellos. Cada tipo de átomo es llamado
con el nombre de un elemento químico.

Aunque el inglés John Dalton, un naturalista y químico, partió de los conceptos de


átomo de los filósofos de la antigüedad, varió un poco el significado de la palabra.
Dalton, por ejemplo, no compartía la creencia de que la materia tenía que ver con
una sola sustancia, sino que existían átomos con características variadas y de
diferentes tipos.

17
También fue el responsable de implantar la tabla periódica de elementos y de
establecer el hidrógeno como el elemento más ligero, y por tanto como el patrón
básico a la hora de estudiar cada elemento.

La teoría del atomismo ayudó a establecer las bases de la química actual. Aunque ha
sido revisada con el paso de los años, el planteamiento básico de que el átomo es la
unidad más pequeña de materia se sigue dando como válido.

Algunos avances han demostrado que Dalton llamó átomos compuestos a lo que
ahora se conoce con el nombre de moléculas, que los átomos se pueden modificar
gracias a la fusión y que están compuestos por estructuras más pequeñas.

-La teoría atómica de Dalton:


1. Los elementos estan formados por átomos;
2. Todos los átomos de un mismo elemento son idénticos;
3. Los átomos de cada elemento son diferentes de aquellos de otro elemento;
4. Los átomos de un elemento se combinan con los átomos de otros elementos para
formar compuestos. Un compuesto siempre estará formado por el mismo número
relativo de átomos de diferente tipo;
5. Los átomos no pueden ser creados ni destruidos. En una reacción química todo lo
que ocurre es que los átomos se reorganizan de una forma diferente entre los
componentes.

18
El atomismo de Dalton introducía una concepción completamente nueva de la masa
química, basada en el concepto de peso atómico. El peso de un átomo compuesto, es
decir, de una molécula, se obtenía como suma de los pesos atómicos de los átomos
que la componían. Por primera vez se pesaban átomos y moléculas.
En la primera mitad del siglo XIX la teoría de Dalton halló grandes consensos, pero
también grandes detractores, como siempre ocurre con las ideas revolucionarias.
La oposición a la teoría atómica venía del hecho de que los químicos no lograban
darse cuenta de por qué era necesario utilizar pesos atómicos, teniendo a disposición
los pesos de combinación y los análisis volumétricos que derivaban directamente de
la experiencia de laboratorio. De hecho, la transformación de estos datos
experimentales en pesos atómicos conducía a ambigüedades que parecían complicar
innecesariamente el escenario.

19
Además, no resultaba fácil aceptar la teoría de Dalton en un ambiente cultural
dominado por las teorías de la continuidad en la electricidad y el electromagnetismo,
y acostumbrado por los atomistas a creer en la existencia de un solo tipo de átomo.
La hipótesis de Dalton según la cual existían tantos tipos de átomos como elementos
había, llevaba en cambio, de repente, a unos cincuenta las piedras a partir de las
cuales el Todopoderoso habría construido el mundo. Esta falta de sencillez
proyectual a muchos les parecía bastante poco probable y parecía una inaceptable
manifestación de despilfarro e ineficiencia por parte de la madre naturaleza.
Una serie de experimentos precisos efectuados a principios del siglo XIX por el
químico francés Joseph Louis Gay-Lussac (1778-1850) ofrecieron la prueba
definitiva de la teoría de Dalton.
El 31 de diciembre de 1808 Gay-Lussac presentó a la Société Philomatique de París
sus experimentos sobre los volúmenes de los gases con el título de Mémoire sur la
combinaison des substances gazeuses, les unes avec les autres. De estos datos, Gay-
Lussac dedujo su famosa ley que establece que los gases se combinan siempre en
relaciones numéricas simples expresadas en números enteros.
Dalton siempre se mantuvo escéptico ante los datos de Gay-Lussac, que consideraba
equivocados. Quien en cambio sí dio crédito a los experimentos de Gay-Lussac fue
Lorenzo Romano Amedeo Carlo Avogadro (1776-1856), conde de Quaregna y
Cerreto, con el famoso principio según el cual volúmenes iguales de gas contienen
el mismo número de moléculas. Consecuencia directa de la hipótesis de Avogadro
fue que la relación entre el peso molecular de un gas y el de un gas de referencia es
igual a la relación de las densidades correspondientes.
Sin embargo, el principio de Avogadro no fue fácilmente aceptado por la comunidad
científica, ya que Avogadro era bien conocido a nivel internacional por sus
investigaciones sobre la electricidad, pero era prácticamente desconocido por los
filósofos de la naturaleza. Además, incluso en Italia, Avogadro tenía relaciones
complicadas con sus colegas de la Academia de Turín, que rechazaban
continuamente sus artículos.
La indiferencia del mundo científico italiano por las ideas de Avogadro la atestigua
el hecho de que hasta 1901 ningún texto italiano de física o química mencionaba su
principio.
En 1814 surgió otra complicación debido a una carta del matemático francés André-
Marie Ampèrre a Berthollet, en la que el primero afirmaba haber llegado a las
20
mismas conclusiones que Avogadro antes que él. Avogadro pidió inmediatamente
que se confirmase su prioridad, pero su solicitud no tuvo efecto durante más de 50
años, hasta que otro italiano, Stanislao Cannizzaro (1826-1910) volvió a plantear el
problema en un famoso congreso celebrado en Karlsruhe del 3 al 5 de septiembre de
1860.

-1860: Congreso de Karlsruhe


La idea de organizar un congreso internacional de química había sido de Kekulé,
que en 1859 se había puesto en contacto con Weltzien y Wurtz para sondear la
posibilidad de organizarlo.
Este fue el primer congreso de química al que asistió Cannizzaro en sustitución de
otro estudioso italiano, presentando su teoría y sus estudios sobre los pesos atómicos
de los elementos, que se sigue considerando verdadera aún hoy.
"Se propone adoptar conceptos distintos para molécula y átomo, considerando
molécula la cantidad más pequeña de sustancia que entra en reacción y que
conserva sus características físicas, y considerando como átomo la cantidad más
pequeña de un cuerpo que entra en la molécula de sus compuestos".
En el siglo XIX, la visión de la electricidad de los químicos y los físicos era bastante
diferente. Los químicos, en contacto con un mundo discreto y discontinuo, hecho de
átomos y moléculas que manejaban tranquilamente en el laboratorio y combinaban a
su gusto, concebían la electricidad en forma de cargas ligadas indisolublemente a la
materia y responsables de las afinidades que mantenían unidos a los átomos en las
moléculas.
Una electricidad particular les parecía una herejía a los físicos, acostumbrados a
hablar en términos de fluidos continuos y ligados a conceptos abstractos como
ondas, campos y potenciales. Sin embargo, a finales de siglo, la idea de la naturaleza
corpuscular de la electricidad logró insinuarse incluso en el mundo de la física a
través del estudio de las descargas eléctricas en los gases a baja presión, un
fenómeno conocido desde hacía tiempo, que normalmente se presentaba en los
salones elegantes para mostrar los prodigios de la electricidad.
Un modelo de átomo fue propuesto en 1867, antes del descubrimiento del electrón,
por Lord Kelvin (William Thompson), a partir de un trabajo de Helmholtz de 1858
sobre la dinámica de los vórtices. La idea de Helmholtz consistía en que filamentos
de un fluido viscoso y no comprimible enrollados en forma de anillos en
21
movimiento vorticoso en el espacio pudieran ser estables y durar eternamente.
Naturalmente, los vórtices en el aire y en el agua, que no son fluidos ideales, se
disuelven rápidamente. Sin embargo, el éter se consideraba como un verdadero
fluido ideal, y por tanto los vórtices en el éter podían tener una vida infinita.
Lord Kelvin empezó a interesarse por los vórtices tras asistir a una clase de su amigo
Peter Guthrie Tait (1831-1901), profesor de física en Edimburgo, un físico y
matemático que había trabajado durante largo tiempo en la teoría de los cuaterniones
y de los vórtices. Para demostrar experimentalmente la validez de la teoría de
Helmholtz sobre los vórtices, había construido una máquina hecha con dos
recipientes, cada uno equipado con un diafragma de goma, que por compresión
producían anillos de humo en rotación vorticosa en el aire. Estos anillos parecían
hechos de goma. Si chocaban entre sí rebotaban sin romperse, y si uno intentaba
romperlos con un cuchillo se enrollaban alrededor de la hoja como anillos.
Lord Kelvin se entusiasmó con la teoría de los vórtices en el período entre 1867-
1900 y publicó una serie de trabajos sobre el tema. Al ser enemigo de la teoría de
que los átomos eran objetos materiales, se aventuró con entusiasmo en la idea de
representarlos como vórtices en el éter.
La teoría de los vórtices tuvo una vida muy corta, pero el hecho de que Lord Kelvin
la hubiera adoptado despertó el interés de muchos matemáticos, llevando a muchos
avances de la hidrodinámica. En 1902 Lord Kelvin la abandonó y propuso un nuevo
modelo en el que el átomo estaba compuesto por una carga positiva equilibrada por
cargas negativas, retomando una teoría planteada unos 100 años atrás por el físico
alemán Franz Maria Theodosius Aepinus (1724-1802), que en un tratado de 1759
había desarrollado una teoría del fluido eléctrico, hecho de menudísimas partículas
inmateriales impregnadas de fluido eléctrico y de partículas sin fluido, que llenaban
el espacio. Las partículas con fluido eléctrico se repelían entre sí, pero eran atraídas
por las que no tenían fluido, con las que se acoplaban.
En 1897 Joseph John Thompson (1856-1940), profesor de Cambridge, reanudó el
estudio de los misteriosos rayos catódicos descubiertos y estudiados por una serie de
físicos, Julius Plucker, Johann Crookes y Jean-Baptiste Perrin, que habían
demostrado que se trataba de partículas de carga negativa, y al medir las
desviaciones tanto en campos eléctricos como magnéticos, logró calcular la relación
energía/masa entre la carga y la masa de las partículas que llama "corpúsculos",

22
demostrando que la masa era aproximadamente el 1/1000 de la masa del átomo de
hidrógeno.
El 30 de abril de 1897, en el teatro de la Royal Institution de Londres, Thompson
explicó a un público de damas y caballeros que había descubierto una partícula
1.000 veces más pequeña que el átomo. En 1881 George Johnstone Stoney sugirió
para las partículas de carga negativa el nombre de "electrón", que fue aceptado
rápidamente.
El descubrimiento del electrón representó una etapa fundamental en el desarrollo de
la estructura de la materia. El átomo indivisible de los filósofos griegos, cuya
existencia como último componente de la materia dio lugar a diversas discusiones y
controversias en el transcurso del siglo XIX, ahora resultaba estar compuesto por
partículas de dimensiones menores que la atómica y más cargadas electrónicamente.
La electricidad, considerada durante mucho tiempo como un fluido continuo,
también conseguía una estructura de partículas y atracción entre cargas opuestas
convirtiéndose en la interacción fundamental en la interpretación de la estructura
atómica. Pronto comenzaron a florecer los modelos de estructura atómica.

23
LEYES PONDERALES DE LA
QUÍMICA
-Ley de la conservación de la masa (o de Lavoisier)
La masa de un sistema permanece invariable cualquiera que sea la transformación
que ocurra dentro de él; esto es, en términos químicos, la masa de los cuerpos
reaccionantes es igual a la masa de los productos de la reacción.
Esta ley se considera enunciada por Lavoisier, pues si bien era utilizada como
hipótesis de trabajo por los químicos anteriores a él, se debe a Lavoisier su
confirmación y generalización. Un ensayo riguroso de esta ley fue realizado por
Landolt en 1893-1908, no encontrándose diferencia alguna en el peso del sistema
antes y después de verificarse la reacción, siempre que se controlen todos los
reactivos y productos.

La ley de la conservación de la materia no es absolutamente exacta. La teoría de la


relatividad debida a Einstein ha eliminando él dualismo existente en la física clásica
entre la materia ponderable y la energía imponderable. En la física actual, la materia
y la energía son de la misma esencia, pues no sólo la energía tiene un peso, y por
tanto una masa, sino que la materia es una forma de energía que puede transformarse
en otra forma distinta de energía. La energía unida a una masa material es E =
m*c^2 en donde E es la energía, m la masa y c la velocidad de la luz
En una transformación de masa en energía o recíprocamente, la relación entre ambas
variaciones es, análogamente, E = m*c^2
La letra griega  (delta) indica variación o incremento (positivo o negativo) de la
magnitud a que antecede.
La relación entre masa y energía da lugar a que la ley de la conservación de la
materia y la ley de la conservación de la energía no sean leyes independientes, sino
que deben reunirse en una ley única de la conservación de la masa-energía. No

24
obstante, las dos leyes pueden aplicarse separadamente con la sola excepción de los
procesos nucleares. Si en una reacción química se desprenden 100000 calorías la
masa de los cuerpos reaccionantes disminuye en 4,65 10-9 g, cantidad totalmente
inobservable.

-Ley de las proporciones definidas (o de Proust)

Cuando dos o más elementos se combinan para formar un


determinado compuesto lo hacen en una relación en peso
constante independientemente del proceso seguido para
formarlo.
Esta ley también se puede enunciar desde otro punto de
vista:
Para cualquier muestra pura de un determinado compuesto los elementos que lo
conforman mantienen una proporción fija en peso, es decir, una proporción
ponderal constante.
Estos delicados análisis fueron realizados sobre todo por el químico sueco Berzelius
(1779 - 1848). No obstante, será el francés Proust, en 1801, quien generalice el
resultado enunciando la ley a la que da nombre.
La ley de las proporciones definidas no fue inmediatamente aceptada al ser
combatida por Berthollet, el cual, al establecer que algunas reacciones químicas son
limitadas, defendió la idea de que la composición de los compuestos era variable.
Después, de numerosos experimentos pudo reconocerse en 1807 la exactitud de la
ley de Proust. No obstante, ciertos compuestos sólidos muestran una ligera variación
en su composición, por lo que reciben el nombre de «berthóllidos». Los compuestos
de composición fija y definida reciben el nombre de «daltónidos» en honor de
Dalton.

-Ley de las proporciones múltiples (o de Dalton)


Las cantidades de un mismo elemento que se unen con una cantidad fija de otro
elemento para formar en cada caso un compuesto distinto están en la relación de
números enteros sencillos.
La ley de Proust no impide que dos o más elementos se unan en varias proporciones
para formar varios compuestos.
25
El enunciado de la ley de las proporciones múltiples se debe a Dalton, en 1803 como
resultado de su teoría atómica y fue establecida y comprobada definitivamente para
un gran número de compuestos por Berzelius en sus meticulosos estudios de análisis
de los mismos.

-Ley de las proporciones recíprocas (o de Richter)


Los pesos de diferentes elementos que se combinan con un mismo peso de un
elemento dado, dan la relación de pesos de estos Elementos cuando se combinan
entre sí o bien múltiplos o submúltiplos de estos pesos.
Esta ley llamada también de las proporciones equivalentes fue esbozada por Richter
en 1792 y completada varios años más tarde por Wenzel.
La ley de las proporciones recíprocas conduce a fijar a cada elemento un peso
relativo de combinación, que es el peso del mismo que se une con un peso
determinado del elemento que se toma como tipo de referencia.
Al ser el oxígeno el elemento que se combina con casi todos los demás se tomó
inicialmente como tipo 100 partes en peso de oxígeno; la cantidad en peso de cada
elemento que se combinaba con estas 100 partes en peso de oxígeno era su peso de
combinación. El menor peso de combinación que así se encontraba era el del
hidrógeno, por lo que fue natural tomar como base relativa de los pesos de
combinación de los elementos el valor 1 para el hidrógeno; en esta escala el oxígeno
tiene el valor 7,9365 (según las investigaciones últimamente realizadas) y otros
elementos tienen también valores algo inferiores a números enteros. Pero puesto que
el hidrógeno se combina con muy pocos elementos y el peso de combinación de
éstos tenía que encontrarse en general a partir de su combinación con el oxígeno, se
decidió finalmente tomar nuevamente el oxígeno como base de los pesos de
combinación redondeando su peso tipo a 8,000; el del hidrógeno resulta ser igual a
1,008 y el de varios elementos son ahora números aproximadamente enteros.
Estos pesos de combinación se conocen hoy como pesos equivalentes.

-Ley de los volúmenes de combinación (o de Gay-Lussac)


Muchos de los elementos y compuestos son gaseosos, y puesto que es más sencillo
medir un volumen que un peso de gas era natural se estudiasen las relaciones de
volumen en que los gases se combinan.

26
En cualquier reacción química los volúmenes de todas las substancias gaseosas que
intervienen en la misma, medidos en las mismas condiciones de presión y
temperatura, están en una relación de números enteros sencillos.
Gay-Lussac formuló en 1808 la ley de los volúmenes de combinación que lleva su
nombre. Al obtener vapor de agua a partir de los elementos (sustancias elementales)
se había encontrado que un volumen de oxígeno se une con dos volúmenes de
hidrógeno formándose dos volúmenes de vapor de agua; todos los volúmenes
gaseosos medidos en las mismas condiciones de presión y temperatura.

Esta relación sencilla entre los volúmenes de estos cuerpos gaseosos reaccionantes
no era un caso fortuito pues Gay-Lussac mostró que se cumplía en todas las
reacciones en que intervienen gases tal como muestran los esquemas siguientes:

Gay-Lussac observó que el volumen de la combinación gaseosa resultante era


inferior o más igual a la suma de los volúmenes de las substancias gaseosas que se
combinan.

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La ley no se aplica a la relación entre los volúmenes de los cuerpos sólidos y
líquidos reaccionantes tal como el volumen de azufre que se une con el oxígeno para
formar anhídrido sulfuroso.

-1869: Mendeleyev y la tabla periódica


Mendeleyev utiliza los estudios realizados por Cannizzaro para crear una tabla
periódica de los elementos, ordenándolos según su peso. Decidió ordenar los
elementos por columnas según sus compuestos con hidrógeno y oxígeno.

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DESCARGAS DE GASES EN
TUBOS (GEISSLER)
Los tubos de Geissler son un invento y creación del físico alemán Heinrich Geissler,
datado de 1850. Son tubos capaces de emitir luz de diferentes colores al producirse
una descarga eléctrica en una atmósfera de gas contenida en su interior,
preferentemente en condiciones de baja presión. Derivados de estos tubos, son por
ejemplo el tubo fluorescente, el tubo de flash, las lámparas de descarga en general y
los tubos utilizados para anuncios luminosos.
El tubo originalmente empleado para experimentación, en su forma básica contiene
aire a presión normal que se va reduciendo mediante su extracción empleando para
ello una bomba de vacío, y si en estas circunstancias, entre los electrodos situados a
ambos extremos, se establece una diferencia de potencial de varios millares de
voltios, se produce un paso de corriente. Si la presión continúa disminuyendo hasta
los diez mm de mercurio, se produce una luminosidad débil debido a la ionización
por el choque de las moléculas en el aire. Estos iones alcanzan grandes velocidades
y al chocar con las moléculas que se encuentran a su paso pueden desprenderle
electrones. Si la presión disminuye aún más, la luminosidad se extiende y se
estratifica.

29
MODELO DE THOMPSON
1902: Thompson y el "modelo del panettone"
Thompson, descubridor de los electrones, concebía el átomo como una especie de
masa con carga positiva, diciendo que los electrones, con carga negativa, están
esparcidos en su interior como las pasas de un panettone. Todavía no existía la idea
del núcleo. Hasta un cierto número, los electrones estaban dispuestos en círculos
sobre un plano y para números mayores en estructuras en anillo o en corteza. En este
"panettone" de carga positiva los electrones, oscilando con frecuencias fijas en torno
a sus posiciones de equilibrio, emitían o absorbían las líneas espectrales
características de los átomos. En base a complicados cálculos, Thompson llegó a la
conclusión según la cual encima de cada círculo se formaban estructuras
triangulares, tetraédricas, etc. de electrones. Por encima de ocho electrones se
formaban cortezas concéntricas en las que se situaban los electrones.

-Limitaciones y críticas
Según el modelo de Thompson, los átomos están constituidos por una distribución
de carga y masa regular, y estos están unidos unos con otros formando la sustancia.
Es decir, la sustancia debería poseer una estructura interna homogénea y, por este
motivo, las partículas al atravesarlas deberían tener un comportamiento uniforme.
Luego de los experimentos de Rutherford, y el descubrimiento de las partículas
subatómicas se vio que lo dicho por Thompson no se cumplía. Por otro lado, aunque
Thompson explicó la formación de iones, dejó sin explicación la existencia de las
otras reacciones.

30
MODELO DE NAGAOKA
En 1904 el japonés Hantaro Nagaoka (1865-1961), profesor de física de la
universidad de Tokyo, desarrolló un modelo planetario del átomo del tipo del
planeta Saturno, es decir, formado por un núcleo central pesado de carga positiva
rodeado de un anillo de electrones que giraban a su alrededor. El modelo preveía que
los anillos de electrones fueran estabilizados por la gran masa del núcleo atómico,
predicción que se reveló fundada más adelante. Sin embargo, puesto que muchos
otros aspectos del modelo no parecían justificables, el propio Nagaoka lo abandonó
en 1908.

El modelo atómico de Thompson también tuvo una vida corta. Los físicos también
se habían convencido ya de la estructura particular de la electricidad y era difícil
aceptar la idea de una aisimetría tan evidente entra la distribución de la carga
negativa condensada en partículas pequeñísimas y la de la carga positiva distribuida
de manera uniforme en un volumen muchísimo más grande.
Fue precisamente un alumno de Thompson, Ernest Rutherford, quien realizó el
experimento crucial que puso fin al modelo del panettone y abrió camino a la
moderna teoría del átomo.

31
MODELO DE RUTHERFORD
En 1907 Ernest Rutherford, profesor de física de Manchester, empezó a colaborar
con un físico alemán, Johannes Wilhelm Geiger. Geiger y un joven estudiante,
Ernest Marsden, estudiando al ensanchamiento de los haces de partículas alfa,
núcleos de helio ionizados (He++) mediante el paso a través de finas láminas
metálicas, descubrieron que algunas se desviaban tanto que volvían atrás, es decir,
que golpeaban algo que tenía una masa mayor que la de ellas. Algunas se desviaban
ligeramente, probablemente debido a la presencia de este "algo" que luego se
definirá como el núcleo, mientras que otras pasaban sin problemas, así que
forzosamente tenía que haber espacios vacíos. Por tanto, deduce que el modelo de
Thompson era erróneo. Rutherford presentó en la sesión del 7 de marzo de 1911 de
la Literary and Philosophical Society de Manchester una ponencia en la que
afirmaba que la única forma de explicar los resultados de Geiger y Marsden era
admitir que la carga positiva estaba localizada con la masa en un volumen mucho
menor que el volumen total del átomo, que llamó núcleo.
En base a estos resultados, Rutherford propuso en 1911 un nuevo modelo atómico
que consistía en un núcleo central positivo en torno al cual giraban los electrones de
carga negativa como los planetas en torno al sol.
El modelo atómico con un núcleo central positivo en torno al cual giraban los
electrones en órbitas estacionarias presentaba un paralelismo fascinante entre el
mundo de lo infinitamente grande y el de lo infinitamente pequeño, obligados a
moverse en órbitas fijas por las leyes deterministas de la dinámica clásica. Sin
embargo, este modelo chocaba con las dificultades que, según el electromagnetismo
de Maxwell, una carga en movimiento en una órbita, al estar sometida a una
aceleración, emite continuamente radiación. El átomo no habría sido estable y tras
un lapso de tiempo brevísimo el electrón se habría precipitado sobre el núcleo.
Rutherford también se había dado cuenta de las limitaciones del modelo planetario
para partículas con carga eléctrica y en el trabajo de 1911 no había discutido la
distribución de los electrones en torno al núcleo en términos de órbitas, limitándose
a especificar que en su modelo el átomo consistía en un núcleo central de carga
positiva rodeado de una distribución uniforme de carga negativa.

32
El problema de asignarles los electrones a órbitas fue afrontado por Niels Bohr, en
un brillante intento por salvar el determinismo de la mecánica clásica, utilizando la
hipótesis de Planck en 1900, suponiendo que la radiación no podía ser emitida y
absorbida de forma continua, sino solo en cantidades discretas, los quantums de luz.
En el modelo de Bohr los electrones conservaban la realidad clásica de las órbitas
circulares, pero su energía solo podía tener valores discretos, definidos por dos
condiciones, llamadas de cuantización.

33
La primera condición imponía que la diferencia de energía entre dos órbitas fuera
igual a un múltiplo de la cantidad hv, donde h es una constante introducida por
Planck y v la frecuencia de la radiación emitida o absorbida en el salto entre dos
órbitas discretas. Bohr llegó a esta condición de cuantización tras una conversación
con H.R. Hansen, quien le habló de la fórmula de Balmer, que él no conocía.

-Fórmula de Balmer
En física atómica, la serie de Balmer es el conjunto de líneas que resultan de la
emisión del átomo de hidrógeno cuando un electrón transita desde un nivel n ≥ 3 a n
= 2 (donde n representa el número cuántico principal referente al nivel de energía
del electrón). Las transiciones son denominadas secuencialmente por letras griegas:
desde n = 3 a n = 2 es llamada H-alpha, 4 a 2 es H-beta, 5 a 2 es H-gamma, etc.
La longitud de onda, para cada línea de Balmer, se puede calcular mediante la
fórmula de Rydberg:

Donde R es la constante de Rydberg para el hidrógeno (aproximadamente 109 677


cm−1 o 1,097 x 107 m-1), l = 2 y m un entero mayor que 2.

34
EXPERIMENTOS Y TEORÍAS QUE
CONDUCEN A MODELOS
CUÁNTICOS
La Teoría Cuántica es uno de los pilares fundamentales de la Física actual. Se trata
de una teoría que reúne un formalismo matemático y conceptual, y recoge un
conjunto de nuevas ideas introducidas a lo largo del primer tercio del siglo XX, para
dar explicación a procesos cuya comprensión se hallaba en conflicto con las
concepciones físicas vigentes.
Las ideas que sustentan la Teoría Cuántica surgieron, pues, como alternativa al tratar
de explicar el comportamiento de sistemas en los que el aparato conceptual de la
Física Clásica se mostraba insuficiente. Es decir, una serie de observaciones
empíricas cuya explicación no era abordable a través de los métodos existentes,
propició la aparición de las nuevas ideas.
Hay que destacar el fuerte enfrentamiento que surgió entre las ideas de la Física
Cuántica, y aquéllas válidas hasta entonces, digamos de la Física Clásica. Lo cual se
agudiza aún más si se tiene en cuenta el notable éxito experimental que éstas habían
mostrado a lo largo del siglo XIX, apoyándose básicamente en la mecánica de
Newton y la teoría electromagnética de Maxwell (1865).

-Origen de la teoría cuántica


¿Qué pretendía explicar, de manera tan poco afortunada, la Ley de Rayleigh-Jeans
(1899)? Un fenómeno físico denominado radiación del cuerpo negro, es decir, el
proceso que describe la interacción entre la materia y la radiación, el modo en que la
materia intercambia energía, emitiéndola o absorbiéndola, con una fuente de
radiación. Pero además de la Ley de Rayleigh-Jeans había otra ley, la Ley de Wien
(1893), que pretendía también explicar el mismo fenómeno.
La Ley de Wien daba una explicación experimental correcta si la frecuencia de la
radiación es alta, pero fallaba para frecuencias bajas. Por su parte, la Ley de
Rayleigh-Jeans daba una explicación experimental correcta si la frecuencia de la
radiación es baja, pero fallaba para frecuencias altas.

35
La frecuencia es una de las características que definen la radiación, y en general
cualquier fenómeno en el que intervengan ondas. Puede interpretarse la frecuencia
como el número de oscilaciones por unidad de tiempo. Toda la gama de posibles
frecuencias para una radiación en la Naturaleza se hallan contenidas en el espectro
electromagnético, el cual, según el valor de la frecuencia elegida determina un tipo u
otro de radiación.
En 1900, Max Planck puso la primera piedra del edificio de la Teoría Cuántica.
Postuló una ley (la Ley de Planck) que explicaba de manera unificada la radiación
del cuerpo negro, a través de todo el espectro de frecuencias.

-La hipótesis de Planck


¿Qué aportaba la ley de Planck que no se hallase ya implícito en las leyes de Wien y
de Rayleigh-Jeans? Un ingrediente tan importante como novedoso. Tanto que es el
responsable de la primera gran crisis provocada por la Teoría Cuántica sobre el
marco conceptual de la Física Clásica. Ésta suponía que el intercambio de energía
entre la radiación y la materia ocurría a través de un proceso continuo, es decir, una
radiación de frecuencia f podía ceder cualquier cantidad de energía al ser absorbida
por la materia.
Lo que postuló Planck al introducir su ley es que la única manera de obtener una
fórmula experimentalmente correcta exigía la novedosa y atrevida suposición de que
dicho intercambio de energía debía suceder de una manera discontinua, es decir, a
través de la emisión y absorción de cantidades discretas de energía, que hoy
denominamos “quantums” de radiación. La cantidad de energía E propia de un
quantum de radiación de frecuencia f se obtiene mediante la relación de Planck: E =
h x f, siendo h la constante universal de Planck = 6’62 x 10 (expo-34) (unidades de
“acción”).
Puede entenderse la relación de Planck diciendo que cualquier radiación de
frecuencia f se comporta como una corriente de partículas, los quantums, cada una
de ellas transportando una energía E = h x f, que pueden ser emitidas o absorbidas
por la materia.
La hipótesis de Planck otorga un carácter corpuscular, material, a un fenómeno
tradicionalmente ondulatorio, como la radiación. Pero lo que será más importante,
supone el paso de una concepción continuista de la Naturaleza a una discontinuista,
que se pone especialmente de manifiesto en el estudio de la estructura de los átomos,
36
en los que los electrones sólo pueden tener un conjunto discreto y discontinuo de
valores de energía.
La hipótesis de Planck quedó confirmada experimentalmente, no sólo en el proceso
de radiación del cuerpo negro, a raíz de cuya explicación surgió, sino también en las
explicaciones del efecto fotoeléctrico, debida a Einstein (1905), y del efecto
Compton, debida a Arthur Compton (1923).

MODELO DE BOHR
Bohr se dio cuenta de que las frecuencias que emitía el átomo de hidrógeno eran
fruto de la diferencia entre dos valores, y dedujo que solo la diferencia entre las
energías de dos estados electrónicos podía explicar los espectros atómicos.
La segunda condición "cuantizaba" el momento angular del electrón imponiendo
que fuera igual a un múltiplo de hv/c, donde c es la velocidad de la luz. Esta
condición le fue sugerida a Bohr por los trabajos de John William Nicholson (1881-
1955), un astrónomo de Cambridge que había intentado interpretar el espectro de
emisión de la corona solar con un modelo atómico cuyos anillos de electrones
orbitaban en torno al núcleo. Según Nicholson, las oscilaciones de los electrones en
estos anillos daban origen al espectro. Aunque errónea, esta teoría contenía una idea
importante que fue englobada en la teoría de Bohr. La idea de Nicholson consistía en
utilizar la constante h de Planck como unidad de momento angular y admitir que el
átomo pudiera perder o ganar momento angular en cantidades definidas, múltiples
de h, ya que, según él, la cuantización del momento angular era más correcta e
importante que la cuantización de la energía.
Cuantizar el momento angular correspondía a considerar el electrón no solo como
partícula, sino también como onda. Una órbita que respete el principio de De
Broglie, para ser estable tiene que corresponder a una onda estacionaria, y por tanto
la circunferencia descrita tiene que ser un múltiplo entero de la longitud de onda. Por
consiguiente, solo están permitidos valores especiales del radio de la circunferencia.
La idea genial de Bohr consistió en unir la cuantización de la energía con la del
momento angular, reduciendo así el número de órbitas circulares posibles para el
electrón únicamente a las estacionarias.

37
MODELO DE SOMMERFELD
Arnold Sommerfeld (1868-1951) mejoró este modelo al introducir la hipótesis de las
órbitas elípticas además de las circulares, con condiciones de cuantización del
momento angular más generales que las de Bohr.
El modelo de Bohr tiene la gran ventaja no solo de dar una explicación de por qué
los electrones no se derrumban sobre el núcleo, sino también de explicar esas
"extrañas" líneas presentes en el estudio de la radiación de los cuerpos
incandescentes. Dichos cuerpos emiten un conjunto de radiaciones
electromagnéticas (un espectro de frecuencias) que, en vez de ser continuo, como se
suponía, era discontinuo.
Con la ayuda de Sommerfeld, Bohr logró utilizar los principios de la antigua teoría
de los quantums para desarrollar entre 1921 y 1923 el principio de Aufbau
(construcción), que establecía cómo distribuir los electrones en las órbitas atómicas
de los elementos del sistema periódico.
El principio de Aufbau se aplica para determinar la configuración electrónica de un
átomo y presupone un proceso en el que un átomo se "construye" mediante el
progresivo llenado de los orbitales con electrones. Al añadirse, estos asumen las
condiciones más estables (orbitales electrónicos) respetando el núcleo y los
electrones ya presentes en el átomo. De acuerdo con lo que ya afirma el principio,

38
los electrones llenan los orbitales a partir de los niveles energéticos disponibles más
bajos antes de llenar los niveles más altos. El número de electrones que puede
ocupar cada orbital está limitado por el Principio de Pauli. Si hay varios orbitales de
la misma energía disponibles, la Regla de Hund dice que los orbitales libres se
llenarán antes de que los orbitales que ya están parcialmente ocupados sean
reutilizados (por electrones con spins antiparalelos).
La forma inicial del principio de Aufbau, desarrollada en el período 1921-1923,
empezó a mostrar sus limitaciones cuando Bohr intentó extender su idea de llenado
de los orbitales electrónicos de átomos con muchos electrones. En 1924, dos
científicos ingleses, el químico John David Main-Smith, de la universidad de
Birmingham, y el físico Edmund Clifton Stoner, que trabajaba en el Cavendish
Laboratory de Cambridge, propusieron por separado una nueva y más eficiente
versión.

-El spin del electrón


En 1920 Sommerfeld propuso la existencia de un cuarto número cuántico asociado a
una "rotación oculta" para describir la respuesta anómala de átomos con muchos
electrones a un campo magnético externo (efecto Zeeman anómalo). En 1925 el
físico Wolfgang Pauli (1900-1958) propuso su Ausschliessungsprinzip, el principio
de exclusión que demostraba la existencia del cuarto número cuántico.

39
Además, el sueco Rydberg había observado que la serie de números 2, 8, 16, 32, ...
de los períodos del sistema periódico, era la serie 2n2. Pauli se dio cuenta de que este
factor 2 no tenía ninguna justificación teórica y que debía derivar de otra condición
de cuantización que todavía estaba por aclarar.
El principio de exclusión de Pauli establece que dos electrones no pueden tener la
misma cuaterna de números cuánticos. Cuando un electrón se encuentra en un estado
de energía definido por cuatro valores de los números cuánticos, ese estado está
ocupado y no puede albergar a otro electrón. Sin embargo, esta regla solo es válida
para partículas que obedecen a la estadística de Fermi Dirac (fermiones).
El primero en sugerir que un cuarto número cuántico podía estar vinculado a la
rotación del electrón fue un joven estudiante de física norteamericano, Ralph de Laer
Kronig (1904-1995), pero su idea de la rotación como una peonza no les gustó ni a
Heisenberg ni a Pauli, que le aconsejó que no insistiera en esta idea insensata, que
calificó como desprovista de sentido físico.
En 1926 los suecos Uhlenbeck (1900-1988) y Goudsmit (1902-1978), que
trabajaban bajo la dirección de Ehrenfest en Leiden y Holanda, leyeron el trabajo
que acababa de publicar Pauli en el que aludía un cuarto grado de libertad cuántica.
Ambos amigos publicaron en seguida la teoría del spin en trabajos en que el electrón
estaba considerado como una pequeña esfera de electricidad negativa que giraba en
torno al núcleo girando al mismo tiempo sobre sí misma como una pequeña peonza.
Al tratarse de carga eléctrica en rotación, tenía que ir asociada a un momento
magnético intrínseco. Los dos suecos impusieron a la rotación del electrón la
condición de que el momento angular de spin pudiera tener solo el valor (1/2)*h/2π,
y que el momento magnético pudiera orientarse en campo magnético solo de dos
formas, paralela o antiparalela a la dirección del campo.

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Planck estaba convencido de que el segundo principio de la termodinámica era una
verdad absoluta y no estaba dispuesto a aceptar la interpretación probabilista de
Boltzman de que el aumento de entropía en la evolución espontánea de un sistema
físico solo estuviera justificado por el hecho de que era mucho más probable que una
disminución. La posibilidad de que la entropía pudiera disminuir espontáneamente
en un proceso físico se convirtió en el caballo de batalla de un famoso debate
epistemológico entre Boltzmann y Poincaré.
El matemático Henri Poincaré (1854-1912) demostró en 1890 un famoso teorema,
llamado la paradoja de la recurrencia, que afirma que todo sistema físico en
evolución de un estado inicial dado, más tarde o más temprano tendrá que volver a
pasar forzosamente por ese mismo estado.
El matemático alemán Ernst Zermelo (1871-1953) utilizó en 1896 el teorema de
Poincaré para atacar la visión mecanicista de los procesos físicos afirmando que toda
teoría física incoherente con el segundo principio de la termodinámica debe ser
forzosamente falsa.
Sin embargo, Boltzman demostró que el teorema de la recurrencia era coherente con
el punto de vista estadístico, y que por tanto todo proceso físico que conduzca
espontáneamente a una disminución de la entropía no está conceptualmente
prohibido, pero es muy improbable. En particular, el tiempo de espera para que un

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sistema físico vuelva a pasar por el estado inicial es superior a la duración de la vida
del universo.
La idea de que la energía fuera emitida y absorbida en cantidades discretas era tan
revolucionaria que parecía difícil de conciliar con la física clásica. Solo fue gracias a
la genialidad de Albert Einstein que la teoría cuántica se afianzó definitivamente.
Einstein aclaró la naturaleza cuántica del efecto fotoeléctrico introduciendo el efecto
de quantum de luz, el fotón, al que asoció una cantidad de movimiento hv/c,
cuantizada a su vez.
En 1922, en su tesis titulada Recherches sur la théorie des quanta, el físico francés
Louis de Broglie, llevando hasta las últimas consecuencias la hipótesis de Einstein,
llegaba a la conclusión de que si la radiación poseía una doble naturaleza ondulatoria
y corpuscular, los electrones también podían tener el mismo comportamiento
dualista.
Mientras por un parte se abría paso la idea de que tanto la radiación
electromagnética como los electrones tenía una doble naturaleza de onda y de
partícula, otro pilar de la física clásica empezaba a vacilar: el concepto de órbita.

MODELO DE SCHRÖDINGER
El modelo atómico de Schrödinger (1926) es un modelo cuántico no relativista. En
este modelo los electrones se contemplaban originalmente como una onda
estacionaria de materia cuya amplitud decaía rápidamente al sobrepasar el radio
atómico.
El modelo de Bohr funcionaba muy bien para el átomo de hidrógeno. En los
espectros realizados para otros átomos se observaba que electrones de un mismo
nivel energético tenían energías ligeramente diferentes. Esto no tenía explicación en
el modelo de Bohr, y sugería que se necesitaba alguna corrección. La propuesta fue
que dentro de un mismo nivel energético existían subniveles. La forma concreta en
que surgieron de manera natural estos subniveles, fue incorporando órbitas elípticas
y correcciones relativistas. Así, en 1916, Arnold Sommerfeld modificó el modelo
atómico de Bohr, en el cual los electrones solo giraban en órbitas circulares, al decir
que también podían girar en órbitas elípticas más complejas y calculó los efectos
relativistas.

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El modelo atómico de Schrödinger concebía originalmente los electrones como
ondas de materia. Así la ecuación se introducía como la ecuación ondulatoria que
describía la evolución en el tiempo y el espacio de dicha onda material. Más tarde
Max Born propuso una interpretación probabilística de la disfunción de onda de los
electrones. Esa nueva interpretación es compatible con los electrones concebidos
como partículas cuasipuntuales cuya probabilidad de presencia en una determinada
región viene dada por la integral del cuadrado de la función de onda en una región.
Es decir, en la interpretación posterior del modelo, este era un modelo probabilista
que permitía hacer predicciones empíricas, pero en el que la posición y la cantidad
de movimiento no pueden conocerse simultáneamente, por el principio de
incertidumbre. Así mismo el resultado de ciertas mediciones no estaban
determinadas por el modelo, sino solo el conjunto de resultados posibles y su
distribución de probabilidad.

-Limitaciones
Si bien el modelo de Schrödinger describe adecuadamente la estructura electrónica
de los átomos, resulta incompleto en otros aspectos:

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1) El modelo de Schrödinger en su formulación original no tiene en cuenta
el espín de los electrones, esta deficiencia es corregida por el modelo de
Schrödinger-Pauli.
2) El modelo de Schrödinger ignora los efectos relativistas de los electrones
rápidos, esta deficiencia es corregida por la ecuación de Dirac que
además incorpora la descripción del espín electrónico.
3) El modelo de Schrödinger si bien predice razonablemente bien los
niveles energéticos, por sí mismo no explica por qué un electrón en un
estado cuántico excitado decae hacia un nivel inferior si existe alguno
libre. Esto fue explicado por primera vez por la electrodinámica cuántica
y es un efecto de la energía del punto cero del vacío cuántico.

Cuando se considera un átomo de hidrógeno los dos primeros aspectos pueden


corregirse añadiendo términos correctivos al hamiltoniano atómico.

CONCEPTO DE ORBITAL Y
ORBITALES
Un orbital atómico es la región del espacio definido por una determinada solución
particular, espacial e independiente del tiempo, a la ecuación de Schrödinger para el
caso de un electrón sometido a un potencial coulombiano. La elección de tres
números cuánticos en la solución general señalan unívocamente a un estado
monoelectrónico posible.
Estos tres números cuánticos hacen referencia a la energía total del electrón, el
momento angular orbital y la proyección del mismo sobre el eje z del sistema del

laboratorio y se denotan por .


Un orbital también puede representar la posición independiente del tiempo de un
electrón en una molécula, en cuyo caso se denomina orbital molecular.

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La combinación de todos los orbitales atómicos dan lugar a la corteza electrónica,
representada por el modelo de capas, el cual se ajusta a cada elemento químico
según la configuración electrónica correspondiente.

El orbital es la descripción ondulatoria del tamaño, forma y orientación de una


región del espacio disponible para un electrón. Cada orbital con diferentes valores de
n presenta una energía específica para el estado del electrón.
La posición (la probabilidad de la amplitud) de encontrar un electrón en un punto
determinado del espacio se define mediante sus coordenadas en el espacio. En
coordenadas cartesianas dicha probabilidad se denota como ϕ (r →) = ϕ (x , y , z),
donde ϕ no se puede medir directamente.
Al suponer en los átomos simetría esférica, se suele trabajar con la función de onda
en términos de coordenadas esféricas, ϕ (r →) = ϕ (r , θ , ϕ).

-Números cuánticos
Los números cuánticos son unos números asociados a magnitudes físicas
conservadas en ciertos sistemas cuánticos. En muchos sistemas, el estado del sistema
puede ser representado por un conjunto de números, los números cuánticos, que se
corresponden con valores posibles de observables que conmutan con el
Hamiltoniano del sistema. Los números cuánticos permiten caracterizar los estados
estacionarios, es decir, los autovalores del sistema.

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En física atómica, los números cuánticos son valores numéricos discretos que
indican las características de los electrones en los átomos, esto está basado en la
teoría atómica de Niels Bohr que es el modelo atómico más aceptado y utilizado en
los últimos tiempos por su simplicidad.
En física de partículas, también se emplea el término números cuánticos para
designar a los posibles valores de ciertos observables o magnitud física que poseen
un espectro o rango posible de valores discretos.

La cuestión de "¿cuántos números cuánticos se necesitan para describir cualquier


sistema dado?" no tiene respuesta universal, aunque para cada sistema se debe
encontrar la respuesta a un análisis completo del sistema. De hecho, en términos más
actuales la pregunta se suele formular como "¿cuántos observables conforman un
conjunto completo de observables compatible?". Ya que un número cuántico no es
más que un autovalor de cada observable de ese conjunto. Por ejemplo en un átomo
hidrogenoide el número de números cuánticos requeridos es de tres:

número cuántico principal n


número cuántico azimutal l
número cuántico magnético m

En átomos polielectrónicos debe añadirse el número cuántico de espín del electrón.


Otros sistemas diferentes requieren un número diferente de números cuánticos.
La dinámica de cualquier sistema cuántico se describe por un Hamiltoniano
cuántico, H. Existe un número cuántico del sistema correspondiente a la energía, es
decir, el autovalor del Hamiltoniano. Existe también un número cuántico para cada

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operador Oi que conmuta con el Hamiltoniano (es decir, satisface la relación HOi =
OiH). Estos son todos los números cuánticos que el sistema puede tener. Nótese que
los operadores Oi que definen los números cuánticos deben ser mutuamente
independientes. A menudo existe más de una forma de elegir un conjunto de
operadores independientes. En consecuencia, en diferentes situaciones se pueden
usar diferentes conjuntos de números cuánticos para la descripción del mismo
sistema. Ejemplo: Átomos hidrogenados.
En el caso del átomo de hidrógeno, se puede resolver la ecuación de Schrödinger de
forma exacta, encontrando que las funciones de onda están determinadas por los
valores de tres números cuánticos n, l, ml, es decir, dicha ecuación impone una serie
de restricciones en el conjunto de soluciones que se identifican con una serie de
números cuánticos. Estas condiciones surgen a través de las relaciones existentes
entre estos números; no todos los valores son posibles físicamente.

El valor del número cuántico n (número cuántico principal, toma valores 1,


2, 3...) define el tamaño del orbital. Cuanto mayor sea, mayor será el
volumen. También es el que tiene mayor influencia en la energía del orbital.
El valor del número cuántico l (número cuántico del momento angular)
indica la forma del orbital y el momento angular. El momento angular viene

dado por:

La notación (procedente de la espectroscopia) es la siguiente:

Para l = 0, orbitales s
Para l = 1, orbitales p
Para l = 2, orbitales d
Para l = 3, orbitales f
Para l = 4, orbitales g; siguiéndose ya el orden alfabético.

El nombre que se asigna a las distintas clases de orbitales se debe a su relación con
las líneas del espectro de un elemento (en inglés s sharp, p principal, d diffuse y f
fundamental y el resto de los nombres, a partir de aquí, siguen el orden alfabético g,
h).
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El valor de ml (número cuántico magnético) define la orientación espacial
del orbital frente a un campo magnético externo. Para la proyección del

momento angular frente al campo externo, se verifica:

Posteriormente se tuvo la necesidad de incluir ad hoc el espín del electrón, el cual


viene descrito por otros dos números cuánticos s y ms. En la mecánica cuántica
relativista el espín surge de forma espontánea y no hace falta introducirlo a mano.

El valor de s (número cuántico de espín) para el electrón es 1/2, mientras que


ms puede tomar los valores +1/2 o -1/2 (cuando no se tiene en cuenta el espín
se dice que el orbital es un orbital espacial mientras que si se considera el
espín, se denomina espín orbital).

La función de onda se puede descomponer, empleando como sistema de


coordenadas las coordenadas esféricas, de la siguiente forma:

donde Rn,l(r) representa la parte del


orbital que depende de la distancia del electrón al núcleo y Θl,ml(θ)Φml(ϕ) es la
parte que depende de los ángulos (geometría sobre una esfera unidad) del orbital y

son los armónicos esféricos:

Para la representación gráfica del orbital se emplea la función cuadrado,

y , ya que ésta es proporcional a la densidad de carga y por tanto a la


densidad de probabilidad, es decir, el volumen que encierra la mayor parte de la
probabilidad de encontrar al electrón o, si se prefiere, el volumen o región del
espacio en la que el electrón pasa la mayor parte del tiempo.

-Principio de construcción de orbitales


También conocido como el principio de Aufbau, contiene una serie de
instrucciones relacionadas a la ubicación de electrones en los orbitales de un átomo.
El modelo, formulado por el físico Niels Bohr, recibió el nombre de Aufbau (del
alemán Aufbauprinzip: principio de construcción) en vez del nombre del científico.
También se conoce popularmente con el nombre de regla del serrucho o regla de
Madelung.
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Los orbitales se “llenan” respetando la regla de Hund, que dice que ningún orbital
puede tener dos orientaciones del giro del electrón sin antes de que los restantes
números cuánticos magnéticos de la misma subcapa tengan al menos uno. Se
comienza con el orbital de menor energía.
Primero debe llenarse el orbital 1s (hasta un máximo de dos electrones), esto de
acuerdo con el número cuántico l.
Seguido se llena el orbital 2s (también con dos electrones como máximo).
La subcapa 2p tiene tres orbitales degenerados en energía denominados, según su
posición tridimensional, 2px, 2py, 2pz. Así, los tres orbitales 2p puede llenarse
hasta con seis electrones, dos en cada uno. De nuevo, de acuerdo con la regla de
Hund, deben tener todos por lo menos un electrón antes de que alguno llegue a tener
dos.
Y así, sucesivamente:
1s22s22p63s23p64s23d104p65s24d105p66s24f145d106p67s25f146d107p6
El principio de exclusión de Pauli nos advierte, además, que ningún electrón en un
átomo puede tener la misma combinación de números cuánticos como descripción
de su estado energético.

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