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LA ROSA
O O O H A B A M B A .
COOIlBATIBl,
PARTE PRIMERA,
COCHABAMBA.
CAPÍTULO I.
PRIMEROS RECUERDOS DE MI INFANCIA.
CAPITULO II.
/
COCHABAMBA. 15
— j Compadre Carrasco!. :
Y estas palabras impresionaron mucho á mi madre.
CAPÍTULO III.
LO QUE YO VÍ DEL ALZAMIENTO.
(*) Debe ser la calle que han llamado del teatro Achá.
30 JUAN DKT LA ROSA.
CAPÍTULO IV.
[*] Véanse Jas cartas pastorales deJ Ilnstrísiroo sefior don Fray
Joseph Antonio de San Alberto, Arzobispo de la Plata.
COCHABAMBA. 37
CAPÍTULO V.
i>é escaro sn I noex se volvió ax ciexó .
CAPÍTULO VI.
CAPÍTULO VIL
LA BATALLA DE AROMA SEGÚN ALEJO.
CAPÍTULO MIL
CAPÍTULO IX.
DE QUÉ MODO DEJAMOS DE REZAR UNA TARDE EL SANTO
GJ PITALO X.
MI DESTIERRO.
CAPÍTULO XL
CAPÍTULO xn.
CIERTO, ADMIRABLE Y BIEN SABIDO SUCESO.
(*) Una vez por todas advertiré aquí que tengo sobre la mesa los
documentos que cito y que me sirven para refrescar mis propios re
cuerdos.
COCHABAMBA. 151
— B u e n o .. . . ¡te perdono!.
— ¿Querrás conversar algunas veces conm igo?.
— Francamente: acabará por agradarme tu compa
ñía.
— ¡ Viva la . . . . ¡ dem onios! casi grito para que ven
gan y nos desuellen 4 azotes.
— Sí; es mejor tener prudencia.
— V o y áser u n . .. .¿q u e dice el licenciado? ¡A h !:
un Ulises. ¿ Y qué han dicho por aquí de la travesura?.
Y o le conté algo de la escena que había presenciado;
pero no estaba, ni podía estar de humor para reir como
él, y quise poner punto á la conversación. El me abrazó
entonces con cariño; creo que me besó, y se fué como un
gato por donde habia entrado.
CAPÍTULO XIII.
ARZE Y R IVE R O.
CAPÍTULO XIV.
CAPITULO XV.
c a pitu lo x v i .
CAPITULO XVII.
CAPITULO XVIII.
(*i Llamábase así porque los tributos que pagaban con amar
gas lágrimas los indios de ia Gomares, solian enviarse en oro á España,
‘ ‘para el calzado ele los augustos pies de au Magestad la Reina nuestra
s eñora.”
COCHABAMBA. 229
CAPÍTULO XIX.
CAPÍTULO n .
EL ALZAMIENTO DE LAS MUJERES.
(*i Este hecho lo. veo hoy eonfusamente recordado por mi amigo
•don José Ventura Claros y Cabrera, en los apuntes para lu historia del
joven Viscarra.
!
266 JUAN DE LA BOSA.
CAPÍTULO ni.
' LA GRAN FAZAÑA DEL CONDE DE HUAQUI.
CAPÍTULO XXII.
E l. LOBO, LA ZOIUIA Y EL PAPAGAYO.
CAPITULO XXIII.
CAPÍTULO XXIV.
EL LEGADO DE FRAT JUSTO.
CAPÍTULO m .
UNA FAMILIA CRIOLLA EN LOS BUENOS TIEMPOS DHL
I.
11 .
D on Pedro,—.era ya don desde que pisó las playas
del Nuevo M undo,— pudo haber tenido en deña Isabel
una tierna y atnautísima compañera, com o lo son hasta
79
312 JUAN DK LA ROSA.
I IT.
Pero con todo lo que don Pedro tuvo, por solo ser
español, en el Nuevo INI mido, l i o eKlulni. nii Iisleelio. ¡ No
luibia uncido unido Jijad, dijo !. ¡MI don. se lo linliin. dado
aquí la. costumbre, pero lo prodigaba á. lodos, y él oía
dárselo corrientemente entre sí á sus criados y liast¿i á sus
esclavos nebros y mulatos, llamándose don Clemente, d o
ña Feliciana!. ¡Nunca podria poner legítimamente un de
antes de su apellido!. ¡Y que bien hubiera sonado éste
entonces! ¡d e Alta,mira!!!
Un mayorazgo su vecino le suscitó un dia cierto
pleito sobre linderos, por fortuna, y basta esta ligera nu
be de su ciclo quedó despejada.
He aquí de qué manera.
El perito nombrado por don Pedro, para una vista
de ojos, fue un joven licenciado, cuyo nombre resonaba
en toda Oropesa, por la notable circunstancia de que en
la Universidad de Saii Javier de Chuquisaca halda he
cho tan prodigiosos estudios, que ya no le era posible ha
blar más que en latín, hasta para dar los buenos dias, ó
pedir agua caliente para hacerse la barba á sus criados.
Decíase que era tanto su ingenio, que á su novia doña
Goyita, rica heredera de los Cuzcur ritas, la habia pedido
en versos latinos que nadie pudo comprender, sospechan
do únicamente el confesor lo que era aquello, por hallar
se entre los versos palabras sacramentales.
Terminada la inspección de los lugares materia del
litigio, tomando don Pedro su taza de chocolate en el
corredor de su hacienda, (pie daba á un extenso huerto,
el sabio licenciado le dijo ¡meo más ó menos:
— M i noble amigo, si yo viviese aquí, dirin como el
Flaco: cur v:d(c pcrniu/cin Gabina?
314 .TU A í f J ) E IA nosA.
IV .
V.
V I.
CAPÍTULO XXVI.
DONDE HA DE VERSE QUE UNA BEATA MURMURADORA
CAPÍTULO XXVII.
DE COMO FUÍ Y LLEGUÉ Á DONDE Q U E RIA ; CON LO QUE
4
Erratas notables.
Página Dice: Léase:
36. al toro de San Marcos— al toro de San Lu
cas 6 el león de San
Marcos
204. endijfts— hcndrijns
310. cortijo de Tirron— cortijo á orillas del
Tirón
332. en la villa de Orihuela— en el pueblo de Cli-
za, que mereció lla
marse más tarde la
villa de Orihuela