Se considera líder aquel que guía a un grupo de personas hacia el logro de
objetivos y metas. Un líder posee ciertas características particulares, entre ellas, tiene una buena capacidad para comunicarse y saber escuchar, trabaja en equipo, genera confianza y entusiasmo a su equipo, está claro de la visión a seguir, delega y resuelve los problemas con ética. Un líder en el contexto bíblico, también debe poseer las anteriores características, pero hay una que debe resaltar, el de ser servidor. Un líder servidor, debe ser siervo de Dios, lo que implica que todo lo que haga debe ser para la Gloria de Dios, debe consultar su Palabra diariamente para poder guiar a su grey, y debe tener en mente el perfeccionamiento de su rebaño para que cada uno haga lo que tenga que hacer según los dones dados. El Antiguo Testamento da ejemplos de liderazgos que agradan a Dios, como el caso de Moisés, considerado como un siervo fiel; David, que tenía un corazón consagrado al Señor, o Nehemías que era un hombre de oración. Así, encontramos en el Nuevo Testamento a Jesús, maestro, amigo y líder; un gran ejemplo a seguir. Jesús, hijo de Dios y Dios mismo, enseñó en Mt 20:20-28 por lo menos tres cosas: La primera, hay premios que solo le corresponden a Dios otorgar. En esta historia, la madre de Santiago y Juan estaba pidiendo posiciones privilegiadas para sus hijos, petición que en cierta forma es egoísta, pues demanda un lugar por encima de los demás discípulos. Si bien en ese momento Santiago y Juan eran aprendices, era pertinente la enseñanza, pues un líder no puede albergar en su corazón sentimientos egoístas o de poder pues esto afectaría el crecimiento del grupo. Esto nos lleva a la segunda enseñanza: Un líder no debe enseñorearse de su poder. Los líderes tienen capacidad de influencia, por lo cual las personas lo siguen, y esta capacidad debe ser bien utilizada, no para mandar, humillar y esclavizar a las personas; sino más bien para impulsarlos a desarrollarse y alcanzar la meta, en el caso de un líder servidor debe llevar a su congregación a crecer hasta la estatura de Cristo (Ef. 4:13). Jesús le hace ver a sus discípulos (Mt: 20:25) que cuando un gobernante de alguna gran nación, se enseñorea de ella, se convierte en un hombre controlador, quizá en dictador. Pero en el reino de Dios, los líderes deben ser personas humildes, que estén al servicio de los santos. Vemos en los evangelios como en muchas oportunidades Jesús sanó a los enfermo, alimentó a multitudes, liberó a los cautivos; y, con tanto poder, no tenía ni donde dormir, pero nunca se jactó del poder que tenía para hacer cosas tan maravillosas e increíbles ni mucho menos en decir que era hijo de Dios. Aún, antes de morir, Jesús pudo haber pedido que más de doce legiones de ángeles lo defendieran (Mt.25:53 VRV-60), pero, él siendo un siervo ¿Cómo iba a desobedecer a su Padre? La tercera enseñanza, que considero que se desprende de estos versículos es: Primero siervo, luego líder. Jesús, fue el modelo a seguir en los Evangelios del Nuevo Testamento, y les mostró a sus discípulos en varias oportunidades que Dios se agrada de los que le sirven, pues el mismo Jesús dijo “El hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir…” (Mt.20:28 VRV-60). Y ¿Cómo le servimos a Jesucristo? Arrepintiéndonos, confesando nuestros pecados, y obedeciendo sus mandatos, de esta forma el Padre que está en los cielos, nos honrará (Jn. 12:26 VRV-60). Y servirle a Dios no solo significa servir a otros sino también implica sacrificio, tal como lo hace ver el apóstol Pablo en Ro.12.1-2 VRV- 60, presentar el cuerpo en sacrificio vivo para no responder a las exigencias y deseos del mundo sino más bien esperando en la voluntad de Dios, es buscar la santidad que nos hará llegar a la meta anhelada. Los líderes en las congregaciones deben ser humildes, tener corazones consagrados al Señor, ayudar a sus miembros a capacitarse para desarrollar los dones que el Espíritu ha derramado sobre ellos, porque los líderes no están solos, necesitan del resto de la congregación para que todo el ministerio funcione como debe ser. Los líderes deben ayudar a sus miembros a levantarse cuando tropiecen, ayudarlos a mantenerse firmes en la fe, a enfrentar las dificultades que se presentan en los diferentes ministerios; y ante conflictos y oposiciones, el líder debe orar para que sea Dios quien tome el control de la situación, para luego el líder, abordar el problema con los involucrados. Otro aspecto, que es esencial para el liderazgo de servicio, es el amor que el líder manifiesta por sus hermanos, un amor que permite comprenderlos, respetarlos, tratarlos son suavidad, pero también exhortarlos, orientarlos y animarlos a seguir adelante, a involucrarse en el servicio y en la obediencia a Dios. Esto es un aspecto importante para poder ayudar a consolidar la fe de aquellos que estén comenzando en los caminos del Señor, y evitar no ser presa fácil de falsas enseñanzas.