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PRIMERO SIERVO, LUEGO LÍDER

Por Ingrid Pacheco

Se considera líder aquel que guía a un grupo de personas hacia el logro de


objetivos y metas. Un líder posee ciertas características particulares, entre ellas,
tiene una buena capacidad para comunicarse y saber escuchar, trabaja en equipo,
genera confianza y entusiasmo a su equipo, está claro de la visión a seguir,
delega y resuelve los problemas con ética. Un líder en el contexto bíblico, también
debe poseer las anteriores características, pero hay una que debe resaltar, el de
ser servidor.
Un líder servidor, debe ser siervo de Dios, lo que implica que todo lo que
haga debe ser para la Gloria de Dios, debe consultar su Palabra diariamente para
poder guiar a su grey, y debe tener en mente el perfeccionamiento de su rebaño
para que cada uno haga lo que tenga que hacer según los dones dados.
El Antiguo Testamento da ejemplos de liderazgos que agradan a Dios, como
el caso de Moisés, considerado como un siervo fiel; David, que tenía un corazón
consagrado al Señor, o Nehemías que era un hombre de oración. Así,
encontramos en el Nuevo Testamento a Jesús, maestro, amigo y líder; un gran
ejemplo a seguir.
Jesús, hijo de Dios y Dios mismo, enseñó en Mt 20:20-28 por lo menos tres
cosas: La primera, hay premios que solo le corresponden a Dios otorgar. En esta
historia, la madre de Santiago y Juan estaba pidiendo posiciones privilegiadas
para sus hijos, petición que en cierta forma es egoísta, pues demanda un lugar por
encima de los demás discípulos. Si bien en ese momento Santiago y Juan eran
aprendices, era pertinente la enseñanza, pues un líder no puede albergar en su
corazón sentimientos egoístas o de poder pues esto afectaría el crecimiento del
grupo.
Esto nos lleva a la segunda enseñanza: Un líder no debe enseñorearse de
su poder. Los líderes tienen capacidad de influencia, por lo cual las personas lo
siguen, y esta capacidad debe ser bien utilizada, no para mandar, humillar y
esclavizar a las personas; sino más bien para impulsarlos a desarrollarse y
alcanzar la meta, en el caso de un líder servidor debe llevar a su congregación a
crecer hasta la estatura de Cristo (Ef. 4:13). Jesús le hace ver a sus discípulos
(Mt: 20:25) que cuando un gobernante de alguna gran nación, se enseñorea de
ella, se convierte en un hombre controlador, quizá en dictador. Pero en el reino de
Dios, los líderes deben ser personas humildes, que estén al servicio de los santos.
Vemos en los evangelios como en muchas oportunidades Jesús sanó a los
enfermo, alimentó a multitudes, liberó a los cautivos; y, con tanto poder, no tenía ni
donde dormir, pero nunca se jactó del poder que tenía para hacer cosas tan
maravillosas e increíbles ni mucho menos en decir que era hijo de Dios. Aún,
antes de morir, Jesús pudo haber pedido que más de doce legiones de ángeles lo
defendieran (Mt.25:53 VRV-60), pero, él siendo un siervo ¿Cómo iba a
desobedecer a su Padre?
La tercera enseñanza, que considero que se desprende de estos versículos
es: Primero siervo, luego líder. Jesús, fue el modelo a seguir en los Evangelios del
Nuevo Testamento, y les mostró a sus discípulos en varias oportunidades que
Dios se agrada de los que le sirven, pues el mismo Jesús dijo “El hijo del hombre
no vino para ser servido, sino para servir…” (Mt.20:28 VRV-60). Y ¿Cómo le
servimos a Jesucristo? Arrepintiéndonos, confesando nuestros pecados, y
obedeciendo sus mandatos, de esta forma el Padre que está en los cielos, nos
honrará (Jn. 12:26 VRV-60). Y servirle a Dios no solo significa servir a otros sino
también implica sacrificio, tal como lo hace ver el apóstol Pablo en Ro.12.1-2 VRV-
60, presentar el cuerpo en sacrificio vivo para no responder a las exigencias y
deseos del mundo sino más bien esperando en la voluntad de Dios, es buscar la
santidad que nos hará llegar a la meta anhelada.
Los líderes en las congregaciones deben ser humildes, tener corazones
consagrados al Señor, ayudar a sus miembros a capacitarse para desarrollar los
dones que el Espíritu ha derramado sobre ellos, porque los líderes no están solos,
necesitan del resto de la congregación para que todo el ministerio funcione como
debe ser. Los líderes deben ayudar a sus miembros a levantarse cuando
tropiecen, ayudarlos a mantenerse firmes en la fe, a enfrentar las dificultades que
se presentan en los diferentes ministerios; y ante conflictos y oposiciones, el líder
debe orar para que sea Dios quien tome el control de la situación, para luego el
líder, abordar el problema con los involucrados.
Otro aspecto, que es esencial para el liderazgo de servicio, es el amor que el
líder manifiesta por sus hermanos, un amor que permite comprenderlos,
respetarlos, tratarlos son suavidad, pero también exhortarlos, orientarlos y
animarlos a seguir adelante, a involucrarse en el servicio y en la obediencia a
Dios. Esto es un aspecto importante para poder ayudar a consolidar la fe de
aquellos que estén comenzando en los caminos del Señor, y evitar no ser presa
fácil de falsas enseñanzas.

Maracay, 10 de marzo 2022

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