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Las expresiones más visibles de la violencia contra las mujeres son el feminicidio, la

violencia física, sexual, y psicológica, sin embargo, este fenómeno de la violencia hacia las
mujeres tiene otras múltiples manifestaciones igualmente dañinas. Me refiero tanto a la
violencia simbólica como a la violencia mediática que usualmente las vemos no como
tipos de violencia, sino como una manera continua de pensar y actuar que naturaliza y
reproduce la subordinación y el maltrato, especialmente hacia las mujeres.

Se trata de una violencia que la consideramos normalizada en la sociedad por los usos y
costumbres, y se expresa de distintas maneras, entre ellas el control económico, control de
la sociabilidad, de la movilidad, menosprecio moral, menosprecio estét ico, menosprecio
sexual, descalificación intelectual y descalificación profesional entre otras.

Los medios de comunicación son los principales aliados de esta violencia simbólica puesto
que refuerzan las desigualdades y los estereotipos de género, a través del contenido de
noticias, programas de ficción, de entretenimiento, o en la publicidad que divulgan.

En esta oportunidad no voy a referirme a algún caso de feminicidio, violencia física, o


sexual, que como sabemos ocurren a diario en nuestra sociedad sino mas bien quiero tratar
de la violencia simbólica y la violencia mediática que también la vemos a diario en los
medios de comunicación, las redes sociales y en algunas instituciones que promueven los
famosos concursos de belleza no solo en nuestro país sino a nivel internacional. Y voy a
hablar específicamente de la Convocatoria a Miss y señorita Santa Cruz 2021 lanzada por
la empresa Promociones Gloria en enero del presente año.

En dicha convocatoria se lee como requisitos para las aspirantes a la corona de Miss y
Señorita Santa Cruz los siguientes:
1. Ser boliviana de nacionalidad y residente en la ciudad de Santa Cruz.
2. Todas las concursantes deben tener al menos 17 años y ser menores de 28 años de
edad.
3. Haber nacido mujer.
4. Ser soltera y probar que no ha tenido hijos propios.
5. Poseer conducta moral intachable.
6. Ser delgada y poseer figura armoniosa.
7. Ser bonita de rostro y simpática de trato.
8. Poseer aceptable nivel cultural e intelectual.
9. Tener una estatura mínima de 1,68 mts sin tacos.
Podemos advertir entre estos requisitos varias vulneraciones a los derechos de las mujeres
que constituyen tipos de violencia y que están tipificados como tales en la ley 348 o Ley
para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia.

Es por esta razón que tanto la Defensoría del Pueblo como el Servicio Plurinacional de la
Mujer y la Despatriarcalización manifestaron su rechazo a esta convocatoria indicando que
reproduce estereotipos y roles de género”, hecho que fomenta la violencia hacia la mujer.

Las mujeres no somos objetos y la cosificación de nuestros cuerpos es una de las


herramientas que el sistema patriarcal utiliza para oprimirnos. Es tarea de todas y todos
deconstruir estereotipos que alimentan las relaciones de poder que generan sumisión
manifestaron ambas instituciones.

Tanto la Defensoría del Pueblo como el SEPMUD denunciaron públicamente las


vulneraciones cometidas en la convocatoria a Miss y Señorita Santa Cruz por lo que la
misma fue eliminada de las redes sociales por la empresa patrocinadora y por lo tanto el
casting que debía realizarse previo al concurso fue suspendido argumentando que se trataba
de una decisión ante el incremento de casos de coronavirus COVID-19.

Entre los ya citados requisitos se pudo advertir al menos cinco tipos de violencia y
vulneraciones a los derechos de las mujeres:

1. Se incurrió en violencia simbólica y/o encubierta que refuerza estereotipos de género y


de discriminación afectando a los derechos de las adolescentes y mujeres en general.

Este tipo de violencia está tipificado en el Art 7 numeral 5 que textualemte dice:“
Violencia Simbólica y/o Encubierta. Son los mensajes, valores, símbolos, iconos,
signos e imposiciones sociales, económicas, políticas, culturales y de creencias
religiosas que transmiten, reproducen y consolidan relaciones de dominación,
exclusión, desigualdad y discriminación, naturalizando la subordinación de las
mujeres.

2. También se observó la contradicción con la protección estatal al convocar a adolescentes


de 17 años que se encuentran en una etapa de desarrollo integral, y que podría derivar en
acciones de hipersexualización, que vulnerarían la integridad sexual y psicológica protegida
por el Artículo 148 de la Ley N° 548, Código Niña, Niño y Adolescente.

3. Las exigencias de probar que no ha tenido hijos propios, poseer conducta moral
intachable, ser delgada, poseer una figura armoniosa, ser bonita de rostro y simpática de
trato y tener una estatura mínima de 1.68 m (sin tacos) proyectan la cosificación de la
mujer, a través de patrones socioculturales y estereotipos de género que únicamente
refuerzan la concepción del cuerpo de la mujer como objeto.
4. El Sepmud, en el marco de la Ley 348 para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de
Violencia denunció violencia mediática por la difusión de mensajes e imágenes
estereotipadas, que promueven la sumisión y/o explotación de las mujeres. Este tipo de
violencia mediática está tipificada en el Art.7 numeral 4 que dice: violencia mediática es
aquella producida por los medios masivos de comunicación a través de publicaciones,
difusión de mensajes e imágenes estereotipadas que promueven la sumisión y/o explotación
de mujeres, que la injurian, difaman, discriminan, deshonran, humillan o que atentan contra
su dignidad, su nombre y su imagen.

5. El requisito de “haber nacido mujer” vulnera el derecho a la identidad de género e


inclusive ocasiona discriminación de acuerdo con lo establecido en el parágrafo II del
Artículo 14 de la Constitución Política del Estado, que señala: “El Estado prohíbe y
sanciona toda forma de discriminación fundada en razón de sexo, color, edad, orientación
sexual, identidad de género”.

Como mencionamos anteriormente estos hechos fueron denunciados públicamente pero


no se hizo una denuncia formal ante las instancias pertinentes como correspondería porque
nuestra idiosincrasia los ve como normales y estamos acostumbrados a este tipo de
conductas donde la mujer es cosificada y vista solamente como un objeto.

Lo único que hicieron ambas instituciones es decir la Defensoría del Pueblo como el
Servicio Plurinacional de la Mujer y la Despatriarcalización fue exhortar a las autoridades
nacionales y departamentales de Santa Cruz regular y sancionar las convocatorias a los
concursos de belleza o análogos conforme a la normativa de protección a las mujeres y
niñas, a objeto de evitar toda forma de violencia simbólica, que pueda afectar los derechos
de las mujeres, y que generen escenarios de discriminación.

Sin embargo debo mencionar como jurisprudencia un caso a nivel internacional que ya
tuvo sentencia condenatoria para el imputado.

Se trata de un caso de Violencia Simbólica que se dio en El Salvador.


El Tribunal de Sentencia de Santa Tecla marcó un hito histórico al dictar fallo condenatorio
en el caso de unas vallas publicitarias que contenían, en el año 2016 en ese municipio, la
fotografía de una mujer semidesnuda y la frase “ESTOY DISPONIBLE”, y que fue el
primer caso de “violencia simbólica” denunciado y sentenciado.

Con esta sentencia se sentó un precedente en América Latina, para que las empresas de
publicidad entiendan que las mujeres no somos un objeto y que nuestros cuerpos no son
para vender nada.
A manera de resumen, en el año 2016, en el municipio de Santa Tecla en El Salvador se
hizo publicidad en vallas puplicas utilizando la imagen de una mujer semidesnuda con la
frase Estoy disponible. A raíz de esto, el Instituto de Desarrollo de la Mujer, junto a la
Fiscalía General denunciaron en caso atribuyéndose al imputado el delito de “expresiones
de violencia contra las mujeres”, ante la publicidad desplegada, expresado en la violencia
simbólica, según establece la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para
las Mujeres, ante la publicidad desplegada.

La pruebas documentales y testimoniales que establecen la existencia del delito


mencionado, y la forma, llevó a determinar que se cometió el delito y que el imputado es
responsable del mismo, por ser propietario de dichas vallas.

El juez de sentencia del Juzgado de Santa Tecla refirió que la normativa jurídica
relacionada a la violencia contra la mujer daba pie a observar el respeto de los derechos de
las mujeres a vivir una vida libre de violencia, y razonó que además lo publicitado no era
adecuado a la sociedad salvadoreña por ser signatario de convenios internacionales.

Esto significó la sentencia condenatoria al imputado por el delito de expresiones de


violencia que cosifica y subordina a las mujeres, por lo que se sentenció a pagar una multa
de 20 salarios mínimos del comercio y servicio.

Asimismo, Yanira Argueta, directora ejecutiva del ISDEMU, afirma que el caso contó con
toda la documentación, entre ellas, las declaraciones que realizó a lo largo del proceso, el
imputado quien sostuvo que utilizó la figura de la mujer para poder llamar la atención de
los hombres, porque son estos quienes compran sus productos. Lo que puso de manifiesto
en su imaginario que las mujeres son objetos que pueden manipularse.

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