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CAPITULO 1 FEMINICIDIO..................................................................................5
1.1. Feminicidio(concepto).................................................................................5
1.2. Antecedentes del feminicidio.......................................................................8
TRABAJO DE INVESTIGACION
1.3. ¿Feminicidio o Femicidio?.........................................................................11
1.4. Homicidio y Feminicidio............................................................................13
1.5. Tipos de feminicidios.................................................................................15
“FEMINICIDIO”
CAPITULO II EL DELITO DE FEMINICIDIO......................................................17
2.1. Por qué lo consideramos feminicidio y no homicidio....................................17
2.2. Discriminación..............................................................................................18
2.3. ¿Son necesarias las marchas?....................................................................21
2.4. Leyes contra el feminicidio enLICENCIATURA EN DERECHO
México.........................................................24
2.5. Raíces profundas de la violación feminicida................................................30
CAPITULO III DUELES MEXICO........................................................................31
3.1 Tasa de Feminicidios en México...................................................................31
3°. CUATRIMESTRE.
(Isabel, 2020)
(union, 2019)
(JESUS, 2007)
(México, 2019)
INTRODUCCION
El femicidio es uno de los temas más preocupantes que enfrenta México en la actualidad, no
sólo en cuanto a cantidad de hechos, sino también en la forma cada vez más aberrante en
que se producen. En México los índices de mortalidad de mujeres en manos de hombres van
creciendo día a día, lo vemos a diario por los medios de comunicación, redes sociales, donde
una mujer es asesinada cada 30 horas. Esta problemática social data de muchos años atrás.
Si bien sabemos que la muerte violenta de las mujeres por razones de género, es tipificada
en nuestro sistema penal como feminicidio, es la forma más extrema de violencia contra la
mujer.
“Es sabido que quién comete el delito de feminicidio es quien priva de la vida a una mujer por
razones de género. Se considera que existen razones de género cuando concurra alguna de
las siguientes circunstancias:
La victima presente signos de violencia sexual de cualquier tipo;
A la víctima se le hayan infligido lesiones o mutilaciones infamantes o degradantes,
previas o posteriores a la privación de la vida o actos de necrofilia;
Existan antecedentes o datos de cualquier tipo de violencia en el ámbito familiar,
laboral o escolar, del sujeto activo en contra de la víctima;
Haya existido entre el activo y la victima una relación sentimental, afectiva o de
confianza;
Existan datos que establezcan que hubo amenazas relacionadas con el hecho
delictuoso, acoso o lesiones del sujeto activo en contra de la víctima;
La victima haya sido incomunicada, cualquiera que sea el tiempo previo a la privación
de la vida;
El cuerpo de la víctima sea expuesto o exhibido en un lugar público.”
Es por hecho que comúnmente los asesinatos que se cometen contra las mujeres no son
investigados tomando en consideración que podrían tratarse de feminicidios. Por esta razón,
el Modelo de protocolo latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres
por razones de género recomienda que todas las muertes violentas de mujeres que en
principio parecerían haber sido causadas por motivos criminales, suicidio y
accidentes, deben analizarse con perspectiva de género, para poder determinar si hubo o
no razones de género en la causa de la muerte y para poder confirmar o descartar el motivo
de ésta.
El hecho de dar una denominación específica a la figura legal denota la importancia de la
figura y es el puntapié inicial para visibilizar el tema como una problemática que necesita ser
abordado, para comprender sus causas, dimensiones y efectos. La lucha por la igualdad que
han tenido las mujeres demuestra la poca importancia y la subestimación del género
masculino hacia las mujeres. Es así que a pesar de los años de lucha en búsqueda del
reconocimiento de las mujeres como seres capaces de elegir y decidir se ve truncado por las
agresiones y maltratos que ellas reciben, considerándolas a pesar de todos sus logros como
seres inferiores e incapaces. De esta manera, los hombres hacen prevalecer su posición
dominante.
El feminicidio en México se ha convertido en práctica común, las cifras superan cualquier
expectativa. Ante la indiferencia del gobierno y el pésimo manejo de las autoridades, es
cruelmente normal que mueran mujeres violadas, secuestrada, lapidadas, estranguladas, a
manos de asaltantes, violadores, familiares, incluso de sus esposos o parejas sentimentales.
El problema no sólo ocurre en las clases más necesitadas del país.
Es por mucho, un recuento de nota roja, es un llamado para atender con leyes efectivas los
actos criminales y, sobre todo, una respuesta humana y conmovedora a este creciente
problema social.
CAPITULO 1 FEMINICIDIO
1.1. Feminicidio(concepto).
El concepto de feminicidio está apenas en construcción. Sin embargo, es claro que enmarca
una serie de fenómenos que inician en la violencia sistemática dada en la violación a la
dignidad, libertad e igualdad de la mujer, pasando por el silencio de la víctima, generado este
último, por los actos de control y sometimiento encuadrados en discriminación. Cuando la
víctima reacciona, comienza a hablar, a exigir sus derechos, y denunciar su maltrato y se
pasa a una segunda etapa en donde se reactiva la violencia. Es la fase de reincidencia y
termina el ciclo con el fin de la existencia de la mujer.
Para algunas mujeres, la violencia la comienzan ejerciendo sus padres, seguidos de sus
novios, luego por sus esposos y hasta sus propios hijos, siendo víctimas en ocasiones de
conocidos y amigos. Es probable que las víctimas eleven su queja ante madres y amigas y
que éstas comiencen el manto de impunidad con expresiones como: “es que usted lo
provoca”, “es su marido”, “para qué se casó”, entre otras. Tales expresiones dan inicio a la
fase de ejecución del fallecimiento de la mujer.
La violencia contra la mujer hasta su muerte y el padecimiento de la violencia de género en la
mayoría de casos emprende una primera fase conocida como la etapa de adaptación hacia
las situaciones de agresividad en su contra. En ésta, se hace cada vez mayor la habilidad de
la víctima para afrontar los estímulos adversos y minimizar el dolor (por lo menos
exteriormente y de manera consiente), tornándose imprecisa y desorientada, llegando a
renunciar a su propia identidad y atribuyendo al victimario aspectos positivos que la ayudan a
negar la realidad. Además, la mujer va perdiendo el sentido propio de su vida y deja que sea
el agresor quien se lo dé. En este punto, el victimario tiende a generar un aislamiento de la
víctima, para desarrollar definitivamente su poder sobre ella.
El femicidio también representa el extremo de un continuo de terror antifemenino que incluye
una amplia variedad de abusos verbales y físicos, tales como violación, tortura, esclavitud
sexual (particularmente por prostitución), abuso sexual infantil incestuoso o extrafamiliar,
golpizas físicas y emocionales, acoso sexual (por teléfono, en las calles, en la oficina, y en el
aula), mutilación genital (escisión, infibulaciones), operaciones ginecológicas innecesarias
(histerectomías gratuitas), heterosexualidad forzada, esterilización forzada, maternidad
forzada (por la criminalización de la contracepción y del aborto), psicocirugía, negación de
comida para mujeres en algunas culturas, cirugía plástica, y otras mutilaciones en nombre
del embellecimiento. Siempre que estas formas de terrorismo resultan en muerte, ellas se
transforman en femicidios.
En desarrollo de estos conceptos, la investigadora mexicana Marcela Lagarde acuñó el
término “feminicidio”, y lo definió como el acto de matar a una mujer sólo por el hecho de su
pertenencia al sexo femenino pero confirió a ese concepto un significado político con el
propósito de denunciar la falta de respuesta del Estado en esos casos y el incumplimiento de
sus obligaciones internacionales de garantía, incluso el deber de investigar y de sancionar.
De acuerdo al Modelo de protocolo latinoamericano de investigación de las muertes violentas
de mujeres por razones de género3, el femicidio / feminicidio se entiende como la muerte
violenta de mujeres por razones de género, ya sea que tenga lugar dentro de la familia,
unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal, en la comunidad, por parte de
cualquier persona, o que sea perpetrada o tolerada por el Estado y sus agentes, por acción u
omisión
De acuerdo a datos de la CEPAL, en 2016 se registraron 1831 casos de femicidio/feminicidio
en 16 países de América Latina y el Caribe, mientras que en 2015 se registraron 1661. Entre
los años 2010 y 2014 se registraron cada año cerca de 1000 feminicidios/femicidios.
Sin embargo, estos datos no reflejan las cifras de algunos países de la región como Brasil,
Colombia o México que registran un elevado número de casos de femicidio/feminicidio, por lo
que las dimensiones son mucho mayores. A esto debe sumarse el subregistro de los casos
que no son adecuadamente tipificados como femicidios/feminicidios.
A nivel de Centroamérica, las dimensiones son especialmente devastadoras, donde 2 de
cada 3 mujeres asesinadas mueren por razón de su género
Si bien se han logrado avances legislativos con 16 países con leyes que tipifican el
feminicidio , se cuenta con mecanismos institucionales para el Adelanto de las Mujeres y
avances en materia legislativa que protegen los derechos de las víctimas y sobrevivientes de
violencia, esto no ha sido suficiente para garantizar la seguridad y protección de las mujeres
y las niñas latinoamericanas y caribeñas.
1
1 (RODRIGO, 2017) pág. 29/30
2 (Vásquez, 2009) pág. 26
3 (México, 2019)
1.2. Antecedentes del feminicidio.
Los grandes cambios sociale5 que ha vivido la capital del país en las décadas son de gran
relevancia para nuestra vida democrática la cual 5e ha reflejado en la promulgación de la
Constitución Política de la Ciudad de México. Es un referente trascendental que configuran el
andamiaje institucional y organizativo de la ciudad y que sin duda debe hacerse valer en toda
su dimensión. Asimismo esta Constitución reconoce los derechos fundamentales de las
mujeres, principalmente el de erradicar la discriminación, la desigualdad y toda forma de
violencia. Cabe destacar que en su Artículo 14 fracción B se establece que todas las
personas tienen derecho a la seguridad ciudadana y a vivir libre de amenazas generadas por
el ejercicio de la violencia y los delitos.
Las desigualdades hist6ricas que genera la discriminación hacia las mujeres son evidentes y
se transforman en relaciones opresoras de poder, abuso, misoginia, control y dominación
principal monte.
Estas conductas agresivas escalan y se reflejan en los tipos y expresiones de violencia; es
decir, la forma en que las mujeres son lastimadas, torturadas y asesinadas y la claridad del
abuso se hace evidente en ámbitos familiares, laborales e incluso docentes.
Pero para poder comprender el feminicidio es necesario hablar de género y de violencia
contra la mujer por razón de género. Hay que partir de conceptos tan básicos como sexo y
género; el primero como las diferencias físicas y biológicas entre hombres y mujeres, y el
segundo como una creación social. “La mujer no nace, se hace”.
Desdé niñas, se enseña a la persona cómo debe comportarse, qué debe hacer para ser
socialmente aceptada y qué se espera de ella. A las mujeres se les instruye que, por
naturaleza, deben ser dulces, tiernas, maternales; en tanto que la actitud que debe tomar en
la vida el varón es de fuerza, dureza, insensibilidad. El hombre protege, la mujer cuida.
El hombre puede tener relaciones sexuales de manera libre, con una o varias mujeres, exista
o no matrimonio de por medio. De la mujer se espera que permanezca virgen hasta el
matrimonio, casta y honesta durante toda la vida.
El hombre puede asistir a bares e ingerir bebidas alcohólicas libremente, la mujer no. El
hombre manda, la mujer obedece; el hombre grita, la mujer calla. El hombre está destinado a
la vida pública, la mujer a la casa y los hijos. Esas enseñanzas, transmitidas de una
generación a otra a través de la cultura, la escuela, la educación que se recibe en casa y,
más recientemente y de manera intensa, por los medios de comunicación, por mencionar
algunos, van creando una serie de estereotipos y prejuicios que se naturalizan y aceptan
como verdaderos. Prejuicios y estereotipos que crean.
Diferencias desfavorables para la mujer y la subordinan en su relación con el hombre. Si la
conducta esperada varía, surge la necesidad instintiva de hacer algo para que todo regrese a
ser de la forma como se nos dijo era correcto. Para ello, desde siempre, el hombre pudo
disciplinar a la mujer haciendo uso de la violencia o, incluso, disponiendo de su vida. De esto
hay múltiples ejemplos en la historia; los que se reprodujeron en la ley2 y jurisprudencia. La
historia incluye la de la antigua Roma y Grecia, en donde las mujeres eran consideradas
propiedad privada de los hombres. Esto no mejoró en el Estado moderno; durante los siglos
XVII y XIX no se les consideró ciudadanas ni se les reconocieron derechos. En la vida
pública, correspondía al Estado el poder de sancionar a quienes transgredían el orden social.
Dentro del hogar, ese derecho era del padre-esposo-hijo. Desde siempre la mujer luchó por
que le fuera reconocida su calidad como persona;4 a partir del siglo XIX, y en especial
después de la Segunda Guerra Mundial, esa lucha se intensifica. La gran guerra provocó que
el hombre fuera suplido en el trabajo por la mujer. Con ello, el comportamiento femenino se
modificó.
Fue ganando un lugar en la sociedad, salió de la vida privada a la que estaba confinada y se
desarrolló en la pública con éxito.
Cambió su comportamiento sexual y exigió la misma libertad que se daba al hombre.
Demostró que su naturaleza no es necesariamente maternal y que podía seguir su vida sin la
necesidad de tener hijos.
Esos cambios no vinieron aparejados con un cambio cultural. Finalmente, a todos y todas se
nos habían enseñado cosas diversas, y para aprender algo nuevo se requiere desaprender,
sin que hubiera intención de hacerlo. En la casa, la escuela, y los medios de comunicación
se seguían, y siguen, reproduciendo los modelos que supeditaban a la mujer frente al
hombre.
En 1997, como consecuencia principalmente de una fuerte presión económica externa sobre
el gobierno, sin descartar la que las mujeres hacían de manera interna, se hace una serie de
cambios en la legislación con la finalidad de proteger a la mujer. Entre otros, se modifica la
legislación para incluir como causal de divorcio la violencia familiar, se tipifica esa misma
conducta y se incluye un párrafo en el Código Penal Federal y para el Distrito Federal en lo
relativo a violación.
En diciembre de 1997 se adicionó, bajó el número 265 bis, un artículo al Código Penal
Federal y entonces también para la cuidad de México en el que se precisaba que la violación
sería perseguible por querella cuando se diera entre personas unidas por matrimonio o
concubinato. Con esto, sin decirlo, el legislador hacía evidente que la violación ya no sería
tolerada dentro del matrimonio, como tradicionalmente lo había sido.
A pesar de esto, y de manera general, los cambios legislativos que se hicieron fueron tibios;
el incluir la violencia familiar como causal de divorcio no fue suficiente para terminar con ésta.
El delito con el mismo nombre se tipificó de manera neutra,9 lo que, más que proteger a la
mujer, la colocó en riesgo. En mi calidad de jueza de paz en el entonces Distrito Federal me
tocó conocer de asuntos en el que el hombre era quien denunciaba.
El motivo era la “violencia” que él decía se ejercía en su contra por la esposa o concubina,
quien no lo obedecía de manera inmediata, no tenía la comida a tiempo, le contestaba,
quería salir a trabajar y situaciones similares. Para que la norma surta efectos entre la
población se requiere que vaya acompañada de un cambio cultural que se acepte e
interiorice el bien jurídico tutelado, sólo así la norma penal podrá lograr su papel de
prevención. Situación que fue resaltada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos
en el caso González y otras vs. México.
En nuestro país, en esa ocasión, se modificó la ley, sin que esto se acompañara de políticas
públicas que cambiaran la percepción de que los derechos de la mujer son distintos y
menores a los del hombre y, sobre todo, que la mujer no es propiedad del hombre.
Entre 1993 y 2006 causó alarma en México y el mundo entero el asesinato10 de más de 400
mujeres en Ciudad Juárez, municipio que en ese entonces tenía aproximadamente millón y
medio de habitantes. Ese evento convocó a activistas y académicas a su análisis, y se logró
resaltar la existencia de violencia contra la mujer, que llega al extremo de matarla por el
simple hecho de ser. En México destacan los estudios de Marcela Lagarde y de los Ríos y
Julia Estela Monárrez Fragoso. Marcela Lagarde y de los Ríos no limita su actuar a estudiar y
analizar el problema, sino que entre 2003 y 2006, en su calidad de diputada federal, impulsó
leyes que pretendían hacer un cambio efectivo. Fue así como se logró la Ley de Acceso de
las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, e incluso un proyecto para tipificar el feminicidio.
La Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, publicada el 1o. de febrero
de 2007, pretendía un cambio estructural en la sociedad. Por su parte, el proyecto para
tipificar el feminicidio quedó en eso. Sin embargo, ya estaban dadas las bases para que esto
se lograra. En 2011 se tipifica la conducta en Colima y en el entonces Distrito Federal ahora
cuidad de mexico. En la actualidad, prácticamente todas las entidades federativas lo
manejan, algunas como tipo autónomo y otras como calificativa.
(Marcela, 2010)
2
1 (Isabel, 2020) pág. 29/30
2 (Marcela, 2010) pág. 9
1.3. ¿Feminicidio o Femicidio?
Fue Marcela Lagarde y de los Ríos quien tradujo el término “femicide” a la lengua española,
a través de la locución “feminicidio” basándose en el castellano femicidio. “Preferí la voz
feminicidio y denominar así al conjunto de violaciones a los derechos humanos de las
mujeres que contienen los crímenes y las desapariciones de mujeres y que, estos fuesen
identificados como crímenes de lesa humanidad.”
“El concepto de feminicidio, fue utilizado por Marcela Lagarde para reiterar su carácter de
crimen de Estado. Un carácter derivado de la ausencia de programas estatales que
garanticen la libertad y la vida a las mujeres.” Al igual que la expresión femicide en
Norteamérica, el uso generalizado de las expresiones femicidio y feminicidio en
Latinoamérica se derivó de ciertos acontecimientos, los brutales asesinatos y desapariciones
de mujeres en el Estado de Chihuahua en México desde 1993, en especial en la ciudad de
Juárez. Estos casos han sido caracterizados, entre otros factores, por la grave negligencia
derivada de la impunidad en la reacción del sistema de justicia penal. A ello sumado al
incremento en los últimos años y la brutalidad en los homicidios de las mujeres en países
como Guatemala y el Salvador, también en contextos de alta impunidad y violencia.
En 2014, el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) incluyó en su 23ª edición
la palabra feminicidio, el cual definió como el “asesinato de una mujer por razón de su
sexo”.
El término feminicidio fue acuñado por la antropóloga mexicana Marcela Lagarde de los
Ríos, a partir de la palabra inglesa femicide.
Lagarde tradujo y reformuló el término inglés “femicide”, el cual fue utilizado por primera vez
en 1976 por Diana Russel en el Tribunal Internacional sobre los Crímenes contra la Mujer en
Bruselas.
Años más tarde, en 1992, Russel y Hill Radford revisaron el concepto “femicide” y lo
definieron como “el asesinato misógino de mujeres cometido por hombres”.
Antes de 2014, la Real Academia Española solo incluía en el diccionario la palabra
“femicidio”, como un término homólogo al “homicidio”; es decir, el significado de “femicidio” se
refería al asesinato de una mujer, sin considerar los componentes misóginos en el crimen.
En 2018, la RAE modificó la definición de feminicidios. En dicha actualización sí se
consideró el componente machista en el crimen.
Los términos ‘Femicidio’ y ‘Feminicidio’ están sonando en estos días como refiriéndose a lo
mismo, están siendo utilizados como términos homólogos,
indistintamente, como si fuesen sinónimos, sin embargo, ambos términos presentan distintos
matices.
Femicidio: Se denominan los asesinatos de mujeres considerándolos como homicidio, sin
destacar las relaciones de género, ni las acciones u omisiones del Estado.
Es decir, son los asesinatos contra niñas y mujeres que se sustentan en violencias que
acaecen en la comunidad y que no van dirigidas a las mujeres por ser mujeres,-
independientemente de que los hayan cometido hombres- pero tienen consecuencias
irremediables para ellas, y que deben ser tomados en consideración para efectos de
prevención y erradicación de la violencia comunitaria.
Feminicidio: Se consideran los asesinatos de mujeres por su condición de género, es decir
tomando en cuenta las relaciones de poder y se vincula con la participación del Estado por
acción u omisión, derivado de la impunidad existente.
El feminicidio es sistémico, es el asesinato de una niña/mujer cometido por un hombre,
donde se encuentran todos los elementos de la relación inequitativa entre los sexos: la
superioridad genérica del hombre frente a la subordinación genérica de la mujer, la
misoginia, el control y el sexismo. No sólo se asesina el cuerpo biológico de la mujer, se
asesina también lo que ha significado la construcción cultural de su cuerpo, con la pasividad
y la tolerancia de un Estado masculinizado.
(Inés, 2012)
3
1 (Inés, 2012) pág. 84
1.4. Homicidio y Feminicidio
4
1 (union, 2019) pág. 110
La víctima presenta signos de violencia sexual.
A la víctima se le infligieron lesiones o mutilaciones infamantes o degradantes, previas o
posteriores a la privación de la vida o actos de necrofilia.
Existen antecedentes de violencia familiar, laboral o escolar del señalado en contra de la
víctima.
La persona tuvo una relación sentimental, afectiva o de confianza con el supuesto
feminicida.
Que se hayan presentado amenazas relacionadas con el delito, lesiones o acoso del
acusado contra la víctima.
Que la afectada haya sido incomunicada previo al delito.
El cuerpo fue expuesto o exhibido en un lugar público.
"El servidor público que retarde o entorpezca maliciosamente o por negligencia la
procuración o administración de justicia se le impondrá pena de prisión de tres a ocho años y
de quinientos a mil quinientos días multa, además será destituido e inhabilitado de tres a diez
años para desempeñar otro empleo, cargo o comisión públicos", destaca el Código Penal.
Íntimo: Es la muerte de una mujer cometida por un hombre con quien la víctima tenía
o había tenido una relación o vinculo íntimo: marido, exmarido, compañero, novio,
exnovio o amante, persona con quien se procreó un niño o una niña. Se incluye el
supuesto del amigo que asesina a una mujer —amiga o conocida— que rechazó
entablar una relación íntima (sentimental o sexual) con esta.
No íntimo. Es la muerte de una mujer cometida por un hombre desconocido con quien
la víctima no tenía ningún tipo de relación. Por ejemplo, una agresión sexual que
culmina en el asesinato de una mujer a manos de un extraño. También se considera el
caso del vecino que mata a su vecina sin que existiera entre ambos algún tipo de
relación o vinculo.
Infantil. Es la muerte de una niña menor de edad cometida por un hombre en el
contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder que le otorga su
situación adulta sobre la minoría de edad de la niña.
Familiar. Es la muerte de una mujer en el contexto de una relación de parentesco
entre la víctima y el victimario. El parentesco puede ser por consanguinidad, afinidad o
adopción.
Por conexión. Hace referencia al caso de la muerte de una mujer “en la línea de
fuego” por parte de un hombre en el mismo lugar en el que mata o intenta matar a otra
mujer. Puede tratarse de una amiga, una pariente de la víctima, madre, hija, o de una
mujer extraña que se encontraba en el mismo escenario donde el victimario atacó a la
víctima.
Sexual sistémico desorganizado. La muerte de las mujeres está acompañada por el
secuestro, la tortura y/o la violación. Se presume que los sujetos activos matan a la
víctima en un periodo determinado.
Sexual sistémico organizado. Se presume que en estos casos los sujetos activos
pueden actuar como una red organizada de feminicidas sexuales, con un método
consciente y planificado en un largo e indeterminado periodo.
Por prostitución o por ocupaciones estigmatizadas. Es la muerte de una mujer que
ejerce la prostitución y/u otra ocupación cometida por uno o varios hombres. Incluye
los casos en los que el victimario (o los victimarios) asesina a la mujer motivado por el
odio y la misoginia que despierta en este la condición de prostituta de la víctima.
2.2. Discriminación
Si bien sabemos que, las protestas feministas de estos últimos años se han intensificado. El
país ha sufrido una ola de violencia e impunidad en contra de las mujeres, que hace que
ellas no dejen de luchar día a día para que esto termine. Y a pesar de las marchas que
hemos vivido se ha podido hacer un mejor control con los casos de feminicidio.
Si bien el feminismo es un movimiento social en el que su lucha tiene un solo objetivo:
la igualdad de derechos con los hombres.
Lo forman muchas mujeres organizadas que pretenden hacer un cambio en la sociedad,
cambiar ese orden establecido que por muchos años ha causado violencia hacia las mujeres
de cualquier tipo.
Si bien los derechos de las mujeres han cambiado y mejorado con el paso del tiempo,
también ha sido el modo de protestarlos. Podemos ver el ejemplo de las “sufragistas” en
Reino Unido, que a principios del siglo XX, hicieron protestas para que el derecho al voto
fuera para todas las mujeres y no sólo para quienes tuvieran propiedades, se fueron
intensificando porque muchas de ellas eran reprimidas, ocasionando que estas protestas se
volvieran más violentas, quemando cosas, rompiendo vidrios, incluso detonando una bomba.
Tras una ardua lucha de cerca de 10 años, el 6 de febrero de 1918 se aprobó que las
mujeres votaran. Pero en este movimiento también surgieron grupos en contra de este grupo
de mujeres organizadas, llamadas las “anti sufragistas”.
Como bien vimos en las últimas protestas de la Ciudad de México y recordando que el
gobierno de la misma ciudad ha hecho hincapié en que ninguna manifestación será
reprimida, éstas son cada vez más violentas. Se puede ver a las manifestantes, con el rostro
cubierto, pintando monumentos, dañando vidrios de diferentes negocios y edificios de
gobierno, la mayor parte de la población que se manifiestan haciendo destrozos a la cuidad
son las llamadas el plantón negro, su principal acción es levantar la voz con violencia ya que
las manifestaciones pacíficas no han funcionado recurren a la violencia para que sean
notadas y a pesar de que siempre tratan de que no pasen a mayores consecuencias sus
manifestaciones.
Y como bien se ha notado las manifestaciones del movimiento social feministas han servido
a lo largo de la historia para luchar por los derechos de las mujeres.
Pienso que la violencia no lleva a nada. Se podrá reponer un muro, se podrá reponer un
vidrio y se podrá apagar el fuego, pero una vida humana tiene más precio que todo esto. Si
ellas están luchando para que puedan tener derecho sobre su cuerpo, que sus vidas sean
protegidas y no más violencia hacia las mujeres ¿Por qué hacer lo mismo para protestar?
¿Es hacer un ojo por ojo para que podamos escucharlas? Este tipo de acciones solo hace
que la verdadera lucha de las mujeres por la igualdad de derechos solo pierda legitimidad y
con ello que se critique su modo de hacerlo.
Combatir la violencia con más violencia, no nos llevará a ningún lado. Si este
movimiento desea lograr algo, debe de cuidar a quienes sí aportan algo para esta
lucha, y no dañarla más.
#niunamenos
Como bien se vivió en la marcha que tuvo por nombre “Ni una menos” que partió de la
Victoria Alada, mejor conocida como Ángel de la Independencia, estuvo plagada de
consignas, gritos, exigencias como: “Si no luchamos juntas nos matan x separado”,
“Estoy indignada por todas mis hermanas asesinadas”, “No estamos todas, faltan las
asesinadas”, “Mujer ámate para la revolución”, “¿Cuántas más tienen que morir?”, “Si me
matan sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte”, “95% de los feminicidios en México
quedan impunes”, “Queremos caminar libres y volver sanas a casa”, “No más sangre
(mancha roja)”, “Ni sumisa, ni devota, te quiero linda y loca”, “Mujer no me gustas cuando
callas”, “Existo porque resisto”, “A palabras machistas, oídos violetas”, “Vivas nos queremos”,
“#No nos cuidan, nos violan”, “Somos el grito de las que ya no tienen voz”, “Vivir sin miedo es
nuestro derecho”, “Estado feminicida”, “Ni se perdona, ni se olvida”, “Nunca podrán
arrebatarnos la resistencia”, “Disculpen la molestia, pero nos están matando”, “Políticas sin
recurso, sólo es discurso”, “Yo decido cuándo, cómo y con quién”, “No nací mujer, para morir
por serlo”, “La revolución será feminista o no será”, y mi pregunta favorita ¿Cómo es que el
feminismo te incomoda más que los feminicidios?, entre otra más.
Todas las pancartas y las pintas nos hicieron clara referencia al contexto de violencia e
inseguridad que se vive en todo el país.
Y de acuerdo con Milenio, en lo que va del año 326 mujeres han sido víctimas de trata, 55 mil
de lesiones, 4 mil 543 de abuso sexual y mil 362 de acoso sexual. Por su parte, Animal
Político reporta que 2 mil 833 mujeres han sido asesinadas en México en el periodo que va
de enero a septiembre de 2019, de las cuales solo 726 se investigan como feminicidios, de
acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública
(SESNSP).
las mujeres se unan y alcen la voz ante un gobierno corrupto y mal organizado que no hace
nada por todas las hermanas desaparecidas.
Un claro ejemplo de las cosas buenas que han dejado las marchas es que en 2007 se creo
en México la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, la
cual tiene el objetivo de prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, así
como los principios y modalidades para garantizar su acceso a una vida libre de violencia
que favorezca su desarrollo y bienestar conforme a los principios de igualdad y de no
discriminación.
Dicha ley tipificó cinco tipos de violencia:
Física: todas aquellas lesiones internas, externas, o ambas, dirigidas al cuerpo de
la mujer por la fuerza física.
Psicológica: cualquier acción que dañe la estabilidad psicológica o emocional,
como puede ser el abandono, insultos, humillaciones, etc.
Patrimonial: acciones que afectan la supervivencia de las mujeres como destruir,
esconder o retener objetos y documentos personales, bienes y valores.
Económica: limitar, controlar o retener el ingreso de las percepciones económicas
de la mujer.
Sexual: Cualquier acto que degrada o daña el cuerpo y/o sexualidad de la mujer.
51
(JESUS, 2007)
2.5. Raíces profundas de la violación feminicida.
…………