Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
2
Técnicas de reproducción asistida:
conocer para afrontar
3
Universidad Nacional de San Luis
Rector: CPN Víctor A. Moriñigo
Vicerrector: Mg. Héctor Flores
Prohibida la reproducción total o parcial de este material sin permiso expreso de NEU.
4
UNIDAD DE ECOBIOÉTICA DE LA UNSL
incluida en la Red Iberoamericana de Ecobioética de la
Red Internacional de la Cátedra UNESCO en Bioética (Haifa)
COMPILADORAS
Elizabeth B. Ormart & Sofía V. Dlabach
AUTORES Y AUTORAS
Constanza Bracht
Estela Chardon
Lucía Cottet
Sofía Dlabach
Ezequiel Ikonikoff
Elizabeth Ormart
5
Técnicas de reproducción asistida: conocer para afrontar / Elizabeth
Ormart... [et al.]; compilado por Elizabeth Ormart; Sofía Dlabach. –
1ª ed. – San Luis: Nueva Editorial Universitaria – UNSL, 2021. Libro
digital, PDF.
Coordinadora:
Lic. Jaquelina Nanclares
Director administrativo:
Sr. Omar Quintero
Administración:
Esp. Daniel Becerra
Roberto Quiroga
Dpto. de Imprenta:
Sr. Sandro Gil
Diseño de Tapa:
Lic. Ezequiel Ikonikoff
ISBN
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
© 2021 Nueva Editorial Universitaria
Avda. Ejército de los Andes 950 – 5700 San Luis
6
ÍNDICE
PRÓLOGO……………………………………………………………………………………………………………. 9
CAPÍTULO I: GLOSARIO……………………………………………………………………………………….. 13
7
8
PRÓLOGO
9
Además, se explora la ampliación de derechos sexuales y reproductivos en nuestro
país, la cual es solidaria a lo que se suele llamar “la tercera generación de Derechos
Humanos”. Es importante destacar la relevancia que la salud sexual y la salud reproductiva
han tenido en su desarrollo a partir del tercer milenio, lo que ha puesto a nuestro país en
la cúspide, no sólo de América Latina sino también de Europa en materia legislativa. En una
exploración comparativa, en el tercer capítulo se han tomado fallos del tribunal europeo
en materia de reproducción asistida que resultan un insumo imprescindible para la
reflexión bioética en este campo.
En un capítulo posterior, el Lic. Ezequiel Ikonikoff despliega un tratamiento
detallado del compromiso psico-neuro-inmuno-endócrino de las personas implicadas en el
tratamiento reproductivo medicamente asistido dejando claro que la salud reproductiva
solamente puede ser abordada de forma integral. Para todo profesional sanitario implicado
en estas técnicas es clave la interiorización de la interacción entre sistema nervioso, sistema
endocrino y sistema inmunológico. De este modo, sólo interiorizando dicha interacción
podremos entender las consecuencias físicas propias del estado psicológico y viceversa.
Por otro lado, la Lic. Constanza Bracht se interroga por los motivos que llevan a los
usuarios de las técnicas a abandonar los tratamientos médicos, y propone una gama variada
de abordajes cognitivos, conductuales y sociales del desgaste emocional asociado a los
tratamientos médicos de los cuerpos.
En esta línea de tratamientos, la Lic. Lucia Cottet profundiza en la problemática del
tratamiento psicológico y emocional de los usuarios, describiendo las diferentes áreas que
se ven impactadas y los sentimientos que suscita el diagnóstico de infertilidad.
Asimismo, se presenta una interesante disertación derivada de cuatro Tesis donde
se pone en común lo que estos cuatro licenciados perciben como el rol y las competencias
de los psicólogos/as en este campo, tema imprescindible de abordar desde una perspectiva
de Psicología Sanitaria.
El capítulo final, viene avalado por la experiencia y la práctica desde sus inicios: la
Lic. Estela Chardón, con broche de oro cierra el desarrollo del libro aportando su análisis a
las experiencias que transitan los y las pacientes vinculadas al duelo genético y a la lucha
que ella misma ha transitado desde las trincheras por el derecho de las y los nacidos por las
técnicas, para acceder a la información sobre su identidad estática; datos médicos, pero
también de identificación de los donantes. Estela se desempeña como psicóloga en el único
10
centro que tiene un programa de identidad abierta en Argentina y ha venido
frecuentemente a la práctica a contarnos su experiencia.
En resumen, en este libro se plantean las diferentes temáticas asociadas a la
reproducción asistida desde una perspectiva multidisciplinar, haciendo un interesante
recorrido por áreas claves como son: el acompañamiento psicológico en los casos de
infertilidad mediante diferentes técnicas, entre las que destacan las terapia cognitivo-
conductual, los derechos sexuales y reproductivos de la sociedad Argentina y las
implicaciones del duelo genético estableciendo las conexiones psiconeuroinmunológicas
que el procedimiento requiere. Por todo ello se hace imprescindible su lectura para un
inmejorable abordaje de un tema tan complejo a nivel mundial como es la reproducción
asistida.
11
12
CAPÍTULO I
GLOSARIO
Sofía Dlabach
Introducción
El mundo de las técnicas de reproducción humana asistida (TRHA) involucra varias
disciplinas, desde la abogacía y la medicina hasta la psicología. Por ende, implica
terminología de toda clase. Más allá de nuestro rol o de nuestra profesión, este capítulo se
propone definir algunos conceptos que guiarán al lector tanto en la presente lectura como
en las subsiguientes y que serán clave para empezar a abordar la temática.
Enfoque
Antes de comenzar con las definiciones, se vuelve imprescindible aclarar que el
presente libro se orientará a partir de la Terapia Cognitivo Conductual (TCC) y la
Psiconeuroinmunoendocrinología (PNEI). Ahora bien, ¿de qué se tratan estos enfoques?
La Terapia Cognitivo Conductual es un tipo de terapia estructurada, limitada en el
tiempo y orientada al problema que consistirá en modificar los pensamientos
disfuncionales para, a su vez, lograr un cambio en las emociones; es decir que su objetivo
es, mediante la reestructuración cognitiva, aliviar el malestar psicológico a partir de la
modificación de los esquemas disfuncionales o creencias. Esto implicará flexibilizar la
cognición, reemplazando las evaluaciones distorsionadas y disfuncionales por otras
funcionales y adaptativas. La teoría cognitiva –sobre la cual se basa esta terapia–, es
esencialmente un modelo de diátesis-estrés, que propone que los trastornos psiquiátricos
son el resultado de la interacción entre cierta predisposición y sucesos vitales negativos.
Esto quiere decir que se puede tener un sistema de creencias desadaptativas y no presentar
síntomas, siempre y cuando no se active el esquema cognitivo. Una vez activado –sea por
eventos externos, drogas o factores endócrinos–, el esquema cognitivo desencadenará una
cascada de sesgos de procesamiento de la información, lo que, a su vez, reforzará al
esquema. De este modo, el objetivo primordial de la terapia cognitivo-conductual es la
identificación y modificación de los procesos cognitivos desadaptativos, sea mediante una
reestructuración cognitiva o mediante experiencias conductuales que permitan contradecir
las creencias disfuncionales (Keegan, 2007; Beck y Dozois, 2011; Carrasco Galán, 2003).
13
Por su parte, la Psiconeuroinmunoendocrinología es una teoría unificadora que se
enmarca en el paradigma de la complejidad y que supera el dualismo mente-cuerpo,
postulando como hipótesis central la interacción de 4 sistemas: el sistema nervioso central,
el sistema endócrino, el sistema inmunológico y el psiquismo.
Conceptos Clave
Este apartado aportará algunas definiciones precisas de ciertos conceptos que son
necesarios conocer antes de acercarnos al campo de la infertilidad y las TRHA, y que, a su
vez, se irán retomando y desarrollando a lo largo de todo el libro.
Infertilidad: imposibilidad de lograr un embarazo tras un año de relaciones
sexuales sin uso de métodos anticonceptivos, clasificada como una enfermedad por la
Organización Mundial de la Salud (Veiga, Puccio, y Tamburelli, 2013). En la infertilidad, la
fecundación se produce pero el embarazo no llega a término. Esto puede ser por un fallo
en la implantación, es decir, el embrión no es capaz de implantar en el endometrio, o bien
por un aborto en estadios más avanzados del desarrollo embrionario o fetal. En síntesis, en
la infertilidad hay fecundación pero no desarrollo embrionario1.
Esterilidad: imposibilidad de lograr la fecundación, pudiendo ser primaria (cuando
la persona termina su vida fértil sin haber tenido hijos) o secundaria (cuando ya ha tenido
hijos pero no logra una segunda fecundación). Sus causas son variadas, y se encuentran
entre ellas factores endocrinos, testiculares, espermáticos, tubáricos, cervicales y uterinos
(Gómez Guardo, 2016).
Estrés: este concepto incluye a otros dos, que son los estresores y la reacción de
estrés. Los estresores son sistemas de procesamiento biológico y psicológico, y la reacción
de estrés es el conjunto de respuestas que el organismo emite a fin de contrarrestar las
demandas que amenazan con alterar su homeostasis. Dicho de otra forma, el estrés es la
reacción fisiológica causada por la percepción de situaciones que se evalúan como aversivas
o amenazantes, y que prepara al organismo para luchar o para huir (Muzio, 2014).
Ansiedad: sistema complejo de respuesta subjetiva y anticipatoria que abarca las
dimensiones conductual, fisiológica, afectiva y cognitiva, y que es provocada por el miedo
1
La diferencia entre infertilidad y esterilidad fue trabajada en la jornada dictada por la Dra. Elizabeth
Ormart en la institución BioJur: “el rol del psicólogo en los tratamientos de fertilidad asistida”.
14
al anticipar sucesos que podrían amenazar los intereses vitales de la persona (Clark y Beck,
2010/2012).
Miedo: emoción básica que, mediante un proceso cognitivo, valora un peligro
inminente. Es decir, es un estado automático y primitivo de alarma que da lugar a una
respuesta adaptativa sana como ser la acción defensiva frente a una amenaza para la
seguridad física y/o psíquica. Esta respuesta deja de ser sana para transformarse en
disfuncional cuando:
Conlleva a una valoración errónea (exagerada) del peligro;
Genera deterioro en el funcionamiento del individuo;
Muestra una persistencia notable en el tiempo;
Conlleva a una falsa alarma (el miedo ocurre en ausencia de estímulos
amenazantes);
Crea una hipersensibilidad a estímulos (una amplia gama de estímulos en los
que la amenaza es leve o incluso inocua provoca el miedo) (Clark y Beck,
2010/2012).
Depresión: alteración idiosincrásica de la cognición que se manifiesta en una tríada
cognitiva negativa: tendencia a percibir al mundo, al futuro y a sí mismo de forma negativa
(Beck y Bredemeier, 2016). Esta tendencia se comienza a armar en la infancia, cuando se
constituyen los esquemas depresogénicos, que son estructuras de interpretación de la
realidad relativamente estables que resultarían activadas ante ciertas situaciones con las
que mantendrían relaciones de significación. Es por esto que los eventos
adversos/estresores no culminan en depresión a menos que haya una pérdida percibida de
lo que las personas consideran una inversión vital; la medida en la que está involucrado en
una meta o situación determinará la medida en que el fracaso percibido en ese dominio
influirá en la autoestima. Las creencias de personas con depresión, en general, giran sobre
dos grandes temas: ser queribles y el logro (Keegan y Korman, 2007). En psicoterapia, lo
más importante no es lograr que el paciente piense de uno u otro modo, sino que pueda
hacerlo de forma flexible, modificándose bajo la luz de nuevos datos. De forma gráfica, se
podría plantear del siguiente modo:
15
Figura 1: el circuito de la depresión. Fuente: elaboración propia
16
Duelo: respuesta normal y adaptativa ante una pérdida que, en el campo de la
infertilidad, puede ser la pérdida de un embarazo, de una relación, incluso puede tratarse
de un duelo genético por no poder aportar dicho material. Que tenga una resolución
favorable dependerá de que la persona afectada se adapte a la nueva situación, con la
ayuda de mecanismos tales como el apoyo social y su propia resiliencia, entre otros (Bracht,
2017).
Resiliencia: capacidad de un individuo para mostrar resistencia, superación y
fortalecimiento ante situaciones adversas, que actúa como un factor protector
contribuyendo a manejar adecuadamente el estrés logrando así una mejor calidad de vida
(Bracht, 2017).
Afrontamiento: esfuerzos cognitivos y conductuales que fluctúan y se desarrollan
para manejar las demandas del ambiente que se perciben como desbordantes de los
recursos del individuo. Lazarus define dos tipos:
Dirigido al problema: aquel en el cual las estrategias se orientan a resolver la
dificultad porque la persona cree que tiene las herramientas para poder
cambiarla.
Dirigido a la emoción: aquel que intenta minimizar o atenuar el estado
emocional, sin enfrentar el problema que lo generó porque es considerado
amenazante e inmodificable, lo cual genera, a su vez, miedo y ansiedad (Bonet,
2013; Daneri, 2012).
Referencias Bibliográficas
Beck, A. T., & Bredemeier, K. (2016). A Unified Model of Depression Integrating Clinical,
Cognitive, Biological, and Evolutionary Perspectives. Clinical Psychological Science,
1-24.
Beck, A. T., & Dozois, D. J. (2011). Cognitive therapy: current status and future directions.
The Annual Review of Medicine, 62, 397-409. doi:10.1146/annurev-med-052209-
100032
17
Bracht, C. (2017). Prevención del abandono prematuro de los tratamientos de reproducción
asistida [Tesis de Licenciatura, Universidad de Buenos Aires]. Repositorio
Institucional – Universidad de Buenos Aires.
Clark, D. A., & Beck, A. T. (2010/2012). Terapia cognitiva para trastornos de ansiedad:
Ciencia y práctica. Desclée de Brouwer.
Gómez Guardo, M. (2016). Esterilidad e infertilidad: el problema que invade las consultas
[Trabajo de fin de grado, Universidad de Cantabria]. Obtenido de:
https://repositorio.unican.es/xmlui/bitstream/handle/10902/9560/Gomez%20Gu
ardo%20Maria.pdf?sequence=4&isAllowed=y
Keegan, E., & Holas, P. (2009). Terapia cognitivo comportamental: Teoría y práctica. En R.
Carlstedt, Handbook of Integrative Clinical Psychology and Psychiatry (págs. 605-
629). Springer.
Keegan, E., & Korman, G. (2007). El papel de las creencias en la teoría y terapia cognitivas.
En E. Keegan, Escritos de Psicoterapia Cognitiva (págs. 85-97). Eudeba.
18
Universidad Internacional de Valencia. (17 de Diciembre de 2017). Universidad
Internacional de Valencia. Obtenido de La disonancia cognitiva y el autoengaño:
https://www.universidadviu.com/es/actualidad/nuestros-expertos/la-disonancia-
cognitiva-y-el-autoengano
Veiga, M., Puccio, M., & Tamburelli, V. (2013). ¿Qué relación existe entre estrés, ansiedad
e infertilidad? Reproducción, 28(3), 79-89.
19
20
CAPÍTULO II
RELEVANCIA DEL TEMA
Sofía Dlabach
Introducción
Lo más probable es que, en el transcurso de nuestras vidas, hayamos oído
mencionar la palabra “infertilidad”: por un amigo/a, por un familiar, en los medios de
comunicación, por un médico/a... Sin embargo, ¿cuántas personas son afectadas en
nuestro país por esta enfermedad silenciosa? ¿Cuáles son sus principales causas? ¿Qué
tratamientos se están haciendo y cuáles son sus resultados?
Infertilidad en números
El ser humano tiene un poder reproductivo relativamente bajo si es comparado con
otras especies del reino animal: existe aproximadamente un 25% de posibilidad de
embarazo en la relación sexual mantenida cuando la mujer está ovulando. Sin embargo,
desde fines del siglo XVII y gracias a los avances en medicina reproductiva, contamos con
soluciones cada vez más efectivas para las personas afectadas con problemas de fertilidad
y esterilidad. De hecho, la primera inseminación artificial exitosa en humanos ocurrió hacia
1790 en Escocia en manos del cirujano John Hunter. A partir de entonces, las técnicas de
reproducción asistida fueron adquiriendo mayor complejidad hasta alcanzar logros
sorprendentes. Tal es así que, en 1978, nació Louis Brown, el primer bebé producto de una
fertilización in vitro (FIV) y en 1984 se logran los primeros nacimientos a partir de un
embrión congelado y de una ovodonación. Como si esto fuera poco, en el año 2003 una
mujer de 65 años se convierte en la más añosa del mundo en dar a luz gracias a la donación
de óvulos y de esperma por parte de su nieta y su marido, respectivamente (Harvard
Medical School, s.f.)
Es decir que todos estos desarrollos en un período tan breve de tiempo comienzan
a desplegar un abanico de posibilidades para personas que enfrentan la dificultad para
cumplir el deseo de tener un hijo.
Ahora bien: ¿cuántas son, exactamente, estas personas? El número es difícil de
saber con precisión, ya que, hasta que la persona no decide tener un hijo y comienza a
buscarlo, puede no saber que tiene algún problema en su fertilidad. Además, las
complicaciones para concebir pueden provenir tanto del hombre como de la mujer (o de
21
ambos), y las causas pueden ser muy diversas, incluso desconocidas. De todos modos, el
Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) estima que 1 de cada 6 parejas en edad fértil se
verá afectada por la esterilidad, lo que se traduce en unas 600.000 parejas argentinas. Esta
cifra corresponde a mujeres menores a los 35 años, y va en aumento conforme se
incrementa la edad. De hecho, después de los 40 años, la posibilidad de embarazo por mes
es menor al 10% (Instituto Valenciano de Infertilidad [IVI], s.f.). En Argentina, “la medicina
reproductiva se caracteriza por tener un amplio desarrollo y expansión, tal como lo
demuestra la cantidad de niños nacidos entre 1990 y 2011, que representan el 20.4% de
los nacimientos ocurridos en América Latina” (Straw et al; 2017: 2).
Ante estos números, surge el interrogante: ¿la fertilidad va en descenso?
Efectivamente, y esto puede deberse a ciertos factores que son cada vez más habituales: el
consumo de alcohol y tabaco, la contaminación ambiental, el uso de hormonas en el ganado
y de pesticidas en las cosechas, la obesidad, el estrés, e incluso la incorporación de la mujer
al mercado laboral, ya que puede retrasar la edad en la que busca su primer embarazo (IVI,
s.f.; Ebessen et al, 2009; Smeenk, 2001; Martínez Martos, R., Domínguez Maeso, A., López-
Pardo Martínez, M., & De Torres Aured, M., 2011).
22
En el caso de las mujeres, también puede deberse a algún factor endocrino que
ocasione problemas relacionados con el control hormonal del ciclo menstrual y la
ovulación, lo que puede dar lugar a alteraciones como mala calidad ovocitaria, anovulación,
amenorrea, fallo ovárico prematuro, entre otras. Asimismo, puede ser producto de alguna
alteración en las trompas de Falopio, donde óvulo y espermatozoide se unen para dar lugar
al embrión, o en el cuello del útero, lo que dificultaría el ascenso del espermatozoide.
También puede ser que haya algún problema uterino, como malformaciones,
endometriosis y pólipos. (IVI, s.f.)
2
Inyección Intracitoplasmática (ICSI): es la microinyección de un único espermatozoide en el interior
del citoplasma del ovocito. Obtenido de: https://fertilitymadrid.com/blog-fertilidad/diferencia-
entre-fecundacion-in-vitro-e-icsi/
3
Fecundación In Vitro (FIV): es la inseminación de un óvulo con una concentración equivalente a 1
millón de espermatozoides. Obtenido de: https://fertilitymadrid.com/blog-fertilidad/diferencia-
entre-fecundacion-in-vitro-e-icsi/
23
parte, el 37% de las transferencias realizadas que contaron con ovodonación, resultaron en
un embarazo. El 27% culminó en un nacido vivo (Morente, C., & Mackey, M.E., 2018).
Conclusión
En las últimas décadas, la sociedad ha sufrido cambios culturales tales como la
incorporación de la mujer al mercado laboral, la separación entre el placer y la
reproducción, y la mejora de las técnicas de control de la natalidad (Llavona Uribellarea,
2008; Lasheras, Clua, Farré y Barri, 2011; Avila, Aguayo, 2011). Asimismo, las uniones de
personas del mismo sexo, el retraso en la edad en que los individuos toman la decisión de
tener hijos y el consiguiente envejecimiento de los gametos femeninos y/o la disminución
de la calidad y cantidad seminal repercuten en la vida reproductiva de los sujetos y amplía
la demanda de los tratamientos de reproducción asistida (Sociedad Argentina de Medicina
Reproductiva [SAMeR], 2018).
Referencias Bibliográficas
Fertility Madrid. (12 de Agosto de 2019). Diferencia entre FIV e ICSI. Obtenido de
https://fertilitymadrid.com/blog-fertilidad/diferencia-entre-fecundacion-in-vitro-
e-icsi/
Harvard Medical School Center for Mental Health. (s.f.). ART Timeline. Obtenido de
https://www.artparenting.org/about/
Martínez Martos, R., Domínguez Maeso, A., López-Pardo Martínez, M., & De Torres Aured,
M. (2011). Influencia de sobrepeso y obesidad sobre la infertilidad: Plan de
cuidados y programa educacional. Nutrición clínica y dietética hospitalaria, 31(1),
28-38.
24
Morente, C., & Mackey, M.E. (2018). Registro Argentino de Fertilización Asistida - RAFA. IV
Reunión Científica Ordinaria Anual SAMeR. Obtenido de:
http://www.samer.org.ar/pdf/Datos_rafa_2018.pdf
Veiga, M., Puccio, M., & Tamburelli, V. (2013). ¿Qué relación existe entre estrés, ansiedad
e infertilidad? Reproducción, 28(3), 79-89.
25
26
CAPÍTULO III
Introducción
La ampliación de derechos en el área de la salud sexual y reproductiva se ha
constituido en nuestro país en un tema de debate. Progresivamente, desde el tercer
milenio, las políticas públicas en esta área han puesto a Argentina en la vanguardia de un
programa que se ha ido consolidando a nivel legislativo con presencia de organizaciones no
gubernamentales que han abogado por los derechos de distintas minorías. Este artículo,
propone un recorrido por algunas leyes que se consideran hitos por su carácter innovador
y porque expresan conquistas en la lucha en la igualdad de derechos de las mujeres y por
el respeto de las diversidades. Hemos asimismo intentado diferenciar salud sexual, de salud
reproductiva y enmarcar estas leyes en un campo normativo internacional más amplio.
La Organización de Estados Americanos (OEA) a través de la Declaración sobre la
Violencia contra las mujeres, niñas y adolescentes y sus derechos sexuales y reproductivos
(DSyR), establecen que los mismos se basan en otros derechos esenciales incluyendo:
El derecho a la salud,
El derecho a estar libre de discriminación,
El derecho a la vida privada,
El derecho a la integridad personal,
El derecho a no ser sometido a torturas, tratos crueles,
inhumanos y degradantes,
El derecho de todas las parejas e individuos a decidir libre y responsablemente
el número, el espaciamiento y el momento de tener hijos e hijas y de tener la
información y los medios para hacerlo,
El derecho a tomar decisiones sobre la reproducción libres de discriminación,
coerción y violencia y por lo tanto a ser libres de violencia sexual.
El Sistema Interamericano, con la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre, la Convención Americana de Derechos Humanos, la Declaración sobre la
Violencia contra las Mujeres y Derechos Reproductivos en las Américas, el Protocolo
27
Adicional a la Convención Americana en materia de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, el “Protocolo de San Salvador”, la Convención de Belém do Pará y la Comisión y
la Corte Interamericana de Derechos Humanos, expresamente consagran las obligaciones
de los Estados para brindar una adecuada protección de los derechos de las mujeres y la
obligación de garantizar que las mujeres accedan a los servicios de salud sin discriminación
alguna.
En nuestro trabajo como psicólogos/as en el campo de la salud sexual y
reproductiva nos encontramos en distintos ámbitos de consulta (Consultorio, hospitales,
centros reproductivos, instituciones educativas, Consejerías, etc.) con situaciones diversas
que demandan el conocimiento del marco normativo, de los derechos de las personas y los
principios bioéticos que sustentan esos derechos. Estos saberes se pondrán en diálogo con
la dimensión clínica, que demanda una escucha singularizada y situada en un contexto
sociocultural y económico que condiciona y habilita una toma de decisiones por parte de
los y las pacientes y/o usuario/as/os de los servicios de salud.
28
Programa Nacional de salud sexual y procreación responsable (Ley N° 25.673)
El presente programa es una herramienta clave para fijar una decisión estatal
acerca de un conjunto de decisiones biopolíticas en materia de salud sexual y reproductiva.
El programa comienza definiendo y vinculando la salud en general con la salud sexual y la
salud reproductiva y planteando sus objetivos:
Artículo 2° — Serán objetivos de este programa:
a) Alcanzar para la población el nivel más elevado de salud sexual y procreación
responsable con el fin de que pueda adoptar decisiones libres de discriminación,
coacciones o violencia;
b) Disminuir la morbimortalidad materno-infantil;
c) Prevenir embarazos no deseados;
d) Promover la salud sexual de los adolescentes;
e) Contribuir a la prevención y detección precoz de enfermedades de transmisión
sexual, de VIH/sida y patologías genital y mamarias;
f) Garantizar a toda la población el acceso a la información, orientación, métodos y
prestaciones de servicios referidos a la salud sexual y procreación responsable;
g) Potenciar la participación femenina en la toma de decisiones relativas a su salud
sexual y procreación responsable.
Artículo 3° —El programa está destinado a la población en general, sin
discriminación alguna (Ley N° 25.673, 2003)
Estos primeros artículos se encuentran articulados con el marco normativo
internacional, en vinculación al Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento
de la Convención de Belém do Pará (MESECVI), con las directivas de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), y con la Estrategia de salud reproductiva para acelerar el
avance hacia la consecución de los objetivos y las metas internacionales de
desarrollo (2004).
29
De acuerdo a lo establecido por la ley 26130, son requisitos para acceder a la práctica:
Recibir información clara y completa, en un espacio de consulta adecuado.
Ser mayor de edad: es importante resaltar que a partir de la entrada en vigencia
del Código Civil y Comercial (CCyC) (ley 26.994), se adquiere la mayoría de edad
para el pleno ejercicio del derecho a la salud y cuidado del propio cuerpo a
partir de los dieciséis años (art. 26 último párrafo, CCyC y Resolución 65/2015
del Ministerio de Salud de la Nación). Por lo cual, todas las personas pueden
elegir y optar libremente sin necesidad de asistencia alguna por este método
anticonceptivo a partir de los dieciséis años de edad.
Que la persona firme un consentimiento informado escrito.
Esta práctica consciente, libre y voluntaria les permite a las mujeres decidir poner
fin a su vida reproductiva y poder gozar de su libertad sexual. La libertad sexual y su normal
desarrollo constituyen un bien jurídico protegido por el derecho internacional de los
derechos humanos y por lo tanto los Estados deben garantizar que las mujeres, las niñas y
las adolescentes puedan ejercitar su propia sexualidad disponiendo de su propio cuerpo,
así como proteger la normal evolución y desarrollo de las niñas y adolescentes para que
cuando sean adultas puedan decidir en libertad su comportamiento sexual.
30
establecimientos educativos referidos en el artículo 1º las disposiciones específicas
de la Ley Nº 25.673, de creación del Programa Nacional de Salud Sexual y
Procreación Responsable; Ley Nº 23.849, de Ratificación de la Convención de los
Derechos del Niño; Ley Nº 23.179, de Ratificación de la Convención sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, que cuentan
con rango constitucional; Ley Nº 26.061, de Protección Integral de los Derechos de
las Niñas, Niños y Adolescentes y las leyes generales de educación de la Nación.
Artículo 3º. Los objetivos del Programa Nacional de Educación Sexual Integral son:
a) Incorporar la educación sexual integral dentro de las propuestas educativas
orientadas a la formación armónica, equilibrada y permanente de las personas. b)
Asegurar la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos, confiables y
actualizados sobre los distintos aspectos involucrados en la educación sexual
integral. c) Promover actitudes responsables ante la sexualidad. d) Prevenir los
problemas relacionados con la salud en general y la salud sexual y reproductiva en
particular. e) Procurar igualdad de trato y oportunidades para varones y mujeres
(Ley N° 26.150, 2006).
31
de su pareja”. Por todo esto, la interrupción legal del embarazo resulta una herramienta
central en este plan de empoderamiento de las mujeres.
Artículo 1º-. Objeto. La presente ley tiene por objeto regular el acceso a la
interrupción voluntaria del embarazo y a la atención postaborto, en cumplimiento
de los compromisos asumidos por el Estado argentino en materia de salud pública
y derechos humanos de las mujeres y de personas con otras identidades de género
con capacidad de gestar y a fin de contribuir a la reducción de la morbilidad y
mortalidad prevenible.
Artículo 2º-. Derechos. Las mujeres y personas con otras identidades de género
con capacidad de gestar tienen derecho a:
a) Decidir la interrupción del embarazo de conformidad con lo establecido en la
presente ley;
b) Requerir y acceder a la atención de la interrupción del embarazo en los servicios
del sistema de salud, de conformidad con lo establecido en la presente ley;
c) Requerir y recibir atención postaborto en los servicios del sistema de salud, sin
perjuicio de que la decisión de abortar hubiera sido contraria a los casos legalmente
habilitados de conformidad con la presente ley;
d) Prevenir los embarazos no intencionales mediante el acceso a información,
educación sexual integral y a métodos anticonceptivos eficaces (Ley N° 27.610,
2020).
Esta ley constituye el último eslabón de un avance sostenido en las dos últimas
décadas en materia de salud sexual.
32
Caso Atala Riffo contra Chile
La etapa de involucramiento de la Corte IDH en temas de familia, infancia y
adolescencia se habría inaugurado con el resonado caso "Atala Riffo contra Chile" del
24/02/2012 (en el que se asevera que la orientación sexual constituye una "categoría
sospechosa" y por lo cual, está dentro de la idea de discriminación que sanciona el art. 1.1
de la Convención Americana de Derechos Humanos, agregándose que no es posible
esconder bajo "al argumento de que el principio del interés superior del niño puede verse
afectado por el riesgo de un rechazo por la sociedad, la Corte considera que un posible
estigma social debido a la orientación sexual de la madre o el padre no puede considerarse
un daño valido a los efectos de la determinación del interés superior del niño.
4
Un desarrollo extenso sobre el tema de los embriones se puede encontrar en el informe de
investigación Lima & Ormart (2018) Aportes de la psicología a la reflexión sobre los dilemas éticos
en embriones criopreservados. Revista Mexicana de investigación. En línea:
https://www.medigraphic.com/pdfs/revmexinvpsi/mip-2018/mip181f.pdf
33
satisfecho el derecho humano a formar una familia (conf. Corte IDH caso Artavia Murillo y
otros contra Costa Rica).
34
posibilidad de realizar hasta dos tratamientos a cada mujer (uno por año), aunque un
Consejo Consultivo evaluará la posibilidad de un tercer intento si hace falta.
La ley provincial considera como “pareja estéril” a aquella heterosexual que tiene
un año de relaciones habituales sin protección y que no haya logrado un embarazo. El plan
de asistencia gratuito priorizará a las parejas que nunca pudieron concebir hijos, dejando
fuera a aquellas que tengan que hacer tratamientos con donación de óvulos o de semen.
Esta ley como veremos en el cuadro que sigue constituye un primer paso, en materia de
derechos reproductivos pero la implementación de la misma resulta discriminatoria y choca
contra la normativa internacional antes citada, ya que deja por fuera a una numerosa
población que quiere acceder a las técnicas como madres o padres solteras/os por elección,
parejas homosexuales y personas trans. Y entra en contradicción con la ley de matrimonio
igualitario que se promulgó en el mismo año. Tres años después se promulga la ley a nivel
nacional que repara estas dificultades de acceso.
La ley Nacional de cobertura (2013) considera que el sistema de salud público
"cubrirá a todo argentino y a todo habitante que tenga residencia definitiva otorgada por
autoridad competente, y que no posea otra cobertura de salud". No se mencionan límites
máximos de edad solamente el requisito de la mayoría de edad.
La nueva ley argentina contempla la cobertura a través del Plan médico obligatorio
(PMO) de técnicas de baja y alta complejidad. Se consideran técnicas de baja complejidad
"a aquellas que tienen por objeto la unión entre óvulo y espermatozoide en el interior del
sistema reproductor femenino, lograda a través de la inducción de ovulación, estimulación
ovárica controlada, desencadenamiento de la ovulación e inseminación intrauterina,
intracervical o intravaginal, con semen de la pareja o donante". Y también incluye las de
alta complejidad: "Aquellas donde la unión entre óvulo y espermatozoide tiene lugar por
fuera del sistema reproductor femenino, incluyendo a la fecundación in vitro; la inyección
intracitoplasmática de espermatozoide (ICSI); la criopreservación de ovocitos y embriones;
la donación de ovocitos y embriones y la vitrificación de tejidos reproductivos".
Esto supone, hasta que no se reglamente la ley, un tratamiento de material
genético (óvulos, esperma y embriones) que resulta poco claro y tendrá a futuro
consecuencias jurídicas inciertas.
Podemos observar que la ley provincial parte de la concepción de la infertilidad
como patología que deberá ser comprobada por el médico y la medicina reproductiva se
35
encuentra orientada a tratar los problemas reproductivos de las parejas heterosexuales.
Mientras que la ley nacional del 2013 es alentada por otra lógica, supone que las parejas o
personas que recurren a la ley son “usuarios” y no “pacientes”. Se puede hacer uso de la
medicina reproductiva para todos los habitantes del país que quieran formar una familia.
Ley de Fertilización
Ley Nacional N° 26.862 de
Asistida de la Provincia de
Fertilización Asistida
Buenos Aires (Nº 14208)
Contempla la donación de
óvulos, espermatozoides y Sí No
embriones
Cuatro de baja
Cantidad de tratamientos Uno por año. En total dos
complejidad y tres de alta
por año o previa evaluación tres.
por año.
Necesidad de demostrar
No Sí
infertilidad
Se menciona la posibilidad
de acceso de parejas Sí No
homosexuales
36
Sí. El consentimiento es
Refiere la necesidad de revocable hasta antes de
firmar un consentimiento producirse la No
informado implantación del embrión
en la mujer.
37
y efectos, con independencia de que los contrayentes sean del mismo o de
diferente sexo (Ley N°26.618, 2010).
Esta ley fue promulgada en el mismo año que la ley de reproducción asistida de la
Provincia y vemos que claramente entran en contradicción ya que la primera garantiza la
cobertura de los tratamientos de reproducción asistida de parejas heterosexuales.
Mientras que la posibilidad de que personas del mismo sexo contraigan matrimonio les da
derecho a formar una familia. Esta problemática quedó saldada con la Ley de acceso de
2013 que habilita la cobertura para toda persona sola o en pareja para acceder a las
técnicas. Esto amplia la posibilidad de formar familias a hombres o mujeres solos, a parejas
del mismo sexo y a parejas heterosexuales. En este sentido esta ley es de avanzada. Ya que
no todos los países permiten el acceso a personas solas o a parejas igualitarias o inclusive a
parejas trans.
Un apartado central lo constituye el tema del consentimiento informado. Su firma
es un requisito indispensable para el acceso a cualquier tipo de tratamiento, el cual deberá
renovarse antes del inicio de cada procedimiento. Tanto la firma del consentimiento como
su posible revocación “deben documentarse en la historia clínica con la firma del titular del
derecho” (art. 7º, decr. 956/2013) en consonancia con lo que respecto al tema prescriben
las leyes 26.529/2009, y 25.326/2000 de protección de los datos personales. El
consentimiento dado para un tratamiento con técnicas de baja complejidad es libremente
revocable hasta antes del inicio de la inseminación, y respecto de un tratamiento con
técnicas de alta complejidad hasta antes de la implantación del embrión.
38
a) Al reconocimiento de su identidad de género;
b) Al libre desarrollo de su persona conforme a su identidad de género;
c) A ser tratada de acuerdo con su identidad de género y, en particular, a ser
identificada de ese modo en los instrumentos que acreditan su identidad respecto
de el/los nombre/s de pila, imagen y sexo con los que allí es registrada.
Artículo 2º. Definición. Se entiende por identidad de género a la vivencia interna e
individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder
o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia
personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la
función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole,
siempre que ello sea libremente escogido. También incluye otras expresiones de
género, como la vestimenta, el modo de hablar y los modales (Ley N° 26.743, 2012).
Esta ley va a habilitar la posibilidad de formar familias trans, recurriendo para ello
a las técnicas de reproducción asistida, en dos momentos:
1º) Antes de comenzar el tratamiento hormonal o quirúrgico de cambio de género,
recurriendo a la criopreservación de gametos femeninos o masculinos. La hormonización
con testosterona puede inducir la reducción en el número de folículos ováricos y un cambio
en su aspecto y funcionamiento que reduzca las posibilidades reproductivas. Mientras que
en el caso de las mujeres trans el uso de anti-andrógenos y de la terapia aditiva con
estrógenos tiene un efecto negativo sobre la función testicular y su morfología. Es posible
que en conjunto o por separado alteren la maduración de los espermatozoides,
disminuyendo la cantidad de ellos y también su motilidad.
2º) Cuando llega el momento de formar una familia, según lo haga solo/a o en
pareja se podrá recurrir a las TRHA expresando la voluntad procreacional.
Modificación del Código Civil en 2015: las técnicas de reproducción humana asistida
(TRHA) como tercera fuente de filiación
Para desarrollar este último apartado vamos a detenernos en algunos elementos
cruciales, haciendo un recorrido lo más sintético posible, ya que es mucho lo que se podría
decir en cada punto. Según Krasnow (2017) podemos distinguir tres aspectos que se
vinculan con el acto procreacional y que nos permiten organizar este apartado:
39
1) La voluntad de la unión sexual, desarrollado más arriba en relación a la libertad
sexual, es la libertad de mantener relaciones sexuales, que puede estar unida
o no al deseo de procrear.
2) la voluntad procreacional, específico de las técnicas de las TRHA.
3) la responsabilidad procreacional, que deriva del hecho de la procreación
(natural y/o asistida) y de las consecuencias que este hecho produce.
Si la unión sexual produce la fecundación, nace en cabeza de los progenitores una
responsabilidad directa respecto de la persona por nacer que se exterioriza en
el ámbito normativo en el instituto de la responsabilidad parental, cuyo
contenido abarca un conjunto de deberes y derechos que tienen los padres
respecto a la persona y bienes de sus hijos mientras sean menores de edad y
no se hayan emancipado (art. 638 CCyCN) (Krasnow, 2017, pág. 7).
40
libremente revocable mientras no se haya producido la concepción en la persona o
la implantación del embrión.
Artículo 562º. Voluntad procreacional. Los nacidos por las técnicas de reproducción
humana asistida son hijos de quien dio a luz y del hombre o de la mujer que también
ha prestado su consentimiento previo, informado y libre en los términos de los
artículos 560 y 561, debidamente inscripto en el Registro del Estado Civil y
Capacidad de las Personas, con independencia de quién haya aportado los gametos
(Código Civil y Comercial de la Nación [CCyCN], 2015).
La(s) persona o personas que recurren a las técnicas antes de la anidación del
embrión, lo reconocen como propio. Este punto nos muestra una anticipación del elemento
volitivo (decisión de procrear) que antecede al elemento biológico (consumación del
nacimiento de un niño/a). Este concepto resulta central para pensar las modificaciones que
estas técnicas imprimen en un debate interno a las ciencias sociales que remite a la relación
natura-nurtura en la constitución de las nociones de parentesco.
El consentimiento informado es un instrumento legal que se apoya en el principio
de autonomía de los sujetos y tiene su antecedente en el Código de Ética de Núremberg
(1947). Una situación que queda abierta a partir de esta firma es el problema que puede
presentarse cuando la voluntad procreacional abarca a más de dos personas, manifestación
que ha recibido el nombre de pluriparentalidad o triple filiación5.
5
Sobre el tema se puede consultar, entre otros, a De la Torre, N., “Pluriparentalidad: ¿por qué no
más de dos vínculos filiales?, Abeledo Perrot online, ap/doc/1075/2015; Gil Domínguez, A., “La triple
filiación y el Código Civil y Comercial”, La Ley online, ar/doc/1010/2016; Sambrizzi, E. A., “La
inscripción de tres padres para un hijo. Una resolución contra legem”, La Ley 2015-C, 881; Solari, N.,
“Sobre la triple filiación. A propósito de un precedente administrativo”, La Ley online,
AR/doc/1075/2015; Ferrari, G. y Manso, M., “La triple filiación como ampliación de derechos: el rol
del Estado”, La Ley 2015-D, 811.
41
posibilitar la unión del óvulo y el espermatozoide de manera extracorpórea, logran detener
allí el proceso, y por medio de técnicas de vitrificación congelar el embrión que puede
aguardar años hasta ser implantado en un útero. “El Código Civil y Comercial mantiene el
momento de la existencia de la persona (agregándole el calificativo de "humana") desde la
concepción, tal como lo previó Vélez Sarsfield siguiendo a Freitas y al Código prusiano. De
este modo, el concebido es considerado una persona humana a los efectos del código, en
los mismos términos y con la misma extensión, limitación y condición (nacimiento con vida)
que hasta la actualidad.” (Herrera, 2014, 18). El punto crítico supone distinguir qué se
entiende por concepción cuando se trata de TRHA. En este caso, es importante señalar que,
concepción sería sinónimo de anidación. Sin embargo “persiste la falta de criterio unánime
acerca del momento mismo de la concepción, debate que aún ante los avances y procesos
científicos no se puede establecer un momento preciso sobre cuándo acontece la
concepción” (Herrera, 2014, 18). Es en este contexto en que se pone en crisis la noción o
interpretación del término “concepción”, sumado a que el art. 19 en su versión sancionada
no aclara o diferencia qué se entiende por concepción cuando se trata de la existencia de
personas nacidas por el uso de las TRHA.
42
a) obtenerse del centro de salud interviniente información relativa a datos médicos
del donante, cuando es relevante para la salud;
b) revelarse la identidad del donante, por razones debidamente fundadas,
evaluadas por la autoridad judicial por el procedimiento más breve que prevea la
ley local (CCyCN, 2015).
Un primer problema para que los niños puedan acceder a esta información radica
en que la obligación de inscribir a los niños presentando el consentimiento informado
queda librado a la voluntad de los padres. Diversas investigaciones demuestran que las
parejas heterosexuales son más proclives, que otros grupos, a no dar a conocer la
información al niño/a. (Baccino, 2008, 2009, 2010, 2012).
La ley argentina deja la libertad y responsabilidad a los padres para dar a conocer
al hijo sobre sus orígenes, ya que, si desean mantenerlo en secreto, ni los donantes, ni el
niño podrán tener información sobre la donación.
Las posiciones médicas han ido cambiando con el tiempo. En 1993 la Asociación de
Medicina Reproductiva Americana (ASRM) aconsejaba a la pareja no revelar al niño que su
origen se debía a la utilización de gametos donados. Es más, animaban a las parejas a tener
relaciones sexuales inmediatamente después de haber realizado la IAD para fomentar la
fantasía de que ese niño estuviera genéticamente relacionado con las dos partes.
Actualmente se plantea la apertura hacia el niño del conocimiento sobre la
donación. En esta misma línea, las legislaciones vigentes de Suecia, Austria, Suiza,
Inglaterra, Nueva Zelanda, Noruega, Holanda, entre otros han establecido normas para
eliminar el anonimato de los donantes de gametos y dar información si el niño lo solicitara.
En nuestro país queda librado el acceso a la identificación filiatoria del donante a la
decisión del juez, siguiendo el planteo de Krasnow (2017) que la responsabilidad que se
traslada al juez puede derivar en soluciones injustas, ya que: a) delegar en éste la evaluación
de razones debidamente fundadas que puedan justificar el acceso a la identidad del
donante dejara librada la mayoría de las veces esta posibilidad a sus convicciones internas
y valoraciones; b) la discrecionalidad de la autoridad judicial puede conducir a situaciones
de desigualdad; c) se torna excesivo trasladar en su persona una responsabilidad de tal
magnitud, como lo es el acceso a elementos que contribuyen con la realización de este
derecho humano personalísimo que se busca proteger. De allí que concluya: “Conforme a
lo expuesto y considerando que el código se enmarca en un sistema anclado en la
43
protección de la persona y sus derechos, corresponde no establecer distinciones entre las
fuentes de la filiación en lo que se refiere al acceso a la verdad de origen. Así como la norma
introduce en la adopción la posibilidad de plantear una acción autónoma destinada a la
efectividad del derecho a la identidad en referencia a la realidad biológica (art. 596),
corresponde hacer lo mismo en la filiación por naturaleza y por TRHA. Abrir las puertas a
esta posibilidad en nada afectará el emplazamiento filial, que en las TRHA siempre
responderá al elemento volitivo.”
¿Qué aconsejan las normativas internacionales?
Declaración universal sobre Bioética y Derechos Humanos Unesco: buscar el
mayor beneficio de la ciencia con el menor riesgo. Respetando la autonomía de
las personas. Para las personas que carecen de la capacidad de ejercer su
autonomía, se habrán de tomar medidas especiales para proteger sus derechos
e intereses. Tomando en cuenta lo establecido en estos artículos, con la
obligación de reducir los posibles efectos nocivos del anonimato sobre la
constitución de la identidad de los nacidos por donación, y asumiendo que
estas personas al momento de ser concebidas carecen de capacidad para
ejercer su autonomía, será el Estado el responsable de proteger sus derechos.
De ahí que será necesario instrumentar formas de preservar la información
sensible que hace a la identidad estática de los niños/as nacidos/as por TRHA
con material genético donado.
Convención de los derechos del niño: el derecho a la identidad tiene
reconocimiento en la Convención de los Derechos del niño que lo consagra
cuando establece que los Estados parte han tenido especialmente en cuenta la
importancia de las tradiciones y los valores culturales de cada pueblo para la
protección y desarrollo armonioso del niño y asimismo establece que los
Estados se comprometen a respetar el derecho del niño a preservar su
identidad, incluidos la nacionalidad, el nombre y las relaciones familiares de
conformidad con la ley sin injerencias ilícitas.
Declaración Internacional sobre los Datos Genéticos Humanos: cada individuo
posee una configuración genética característica y única. Sin embargo, la
identidad de una persona no debería reducirse a sus rasgos genéticos
(identidad estática), pues en ella influyen complejos factores educativos,
44
ambientales y personales, así como los lazos afectivos, sociales, espirituales y
culturales de esa persona con otros seres humanos, y conlleva además una
dimensión dinámica de construcción personal y libre (identidad dinámica). La
diferencia sustantiva a señalar es que mientras el derecho a la identidad en su
aspecto estático comprende el acceso a la verdad de origen; el derecho a la
filiación refiere a la prerrogativa de toda persona de acceder a un
emplazamiento en un vínculo filial, el cual puede fundarse en el elemento
biológico (filiación por naturaleza) o en el elemento volitivo (filiación por
TRHA)6. Por ello, sostenemos siguiendo a Kemelmajer de Carlucci (2005) que el
concepto de identidad filiatoria no es necesariamente el correlato del dato
puramente genético determinado por la procreación; va mucho más allá; por
eso una cosa es tener el derecho a conocer ese dato, y otra, muy distinta, la
pretensión de tener vínculos jurídicos fundados en ese dato genético7.
Cuestiones pendientes
Si bien el texto del nuevo Código Civil intentó ser abarcativo y preciso en relación a
los avances científicos que posibilitan nuevas conformaciones familiares, importantes
situaciones han quedado sin regularse aún, sólo por nombrar algunos escenario posibles: i)
el reconocimiento de la maternidad en los casos de vientre subrogado, ii) la aceptación de
la inseminación post mortem, que trae aparejado el debate, todavía pendiente, en relación
al estatuto de persona para el embrión y sus destinos (objeto de una ley especial) y iii) los
casos de necesidad para la manipulación genética y la consecuente selección de material
genético apto para el objetivo de salvar a un hermano por ejemplo. En relación con el punto
i) el código Civil establece cómo se establece la maternidad en la filiación por naturaleza,
pero deja un silenciada la cuestión de la maternidad en la gestación por sustitución.
Artículo 565º. Principio general. En la filiación por naturaleza, la maternidad se
establece con la prueba del nacimiento y la identidad del nacido (CCyCN, 2015).
6
Hace referencia a esta distinción Kemelmajer de Carlucci, “El derecho humano a conocer el origen
biológico y el derecho a establecer vínculos de filiación”, cit., 77-99.
7
Kemelmajer de Carlucci, A., “Origen biologico. Derecho a conocer”, Jurisprudencia Argentina 2009-
i-1035.
45
Dicha omisión es leída por la negativa, es decir que al no establecer la inscripción
de la maternidad en las técnicas esta quedaría afirmada por el consentimiento informado
que es el instrumento de reconocimiento del padre y la madre en las TRHA.
El código asimismo plantea “Cuando media donación de gametos (óvulos o
esperma)” pero no se refieren a la cantidad de veces y la frecuencia con que una persona
puede ser donante y el tratamiento diferente de estas donaciones. Es imprescindible que
exista un registro único de donantes para garantizar el derecho a conocer que se ha nacido
por TRHA con material genético de un tercero –arts. 563 y 564, CCyC– y el control del
régimen de donación; asimismo para establecer los deberes y las sanciones a los centros de
Salud y bancos de gametos ante el incumplimiento en estas materias.
Conclusiones
Este recorrido incompleto y general es una invitación a desplegar cada punto en un
extenso debate que se encuentra aquí acotado por motivos de espacio. A partir de esta
sucinta enumeración, vislumbramos una serie de avances en materia de salud sexual, al
menos en el plano propositivo del derecho, aunque mucho resta para que esos derechos
de cumplan en la realidad. En materia de salud reproductiva, aún hay deudas pendientes
en la legislación. Los vacíos legales en materia de gestación por sustitución, embriones,
inseminación post mortem, la falta de un registro único de donantes que permita lograr un
mapa completo de la trazabilidad del material genético argentino y una legislación sólida
en materia de material genético proveniente de otros países. Estas situaciones nos marcan
que falta mucho por legislar en este sentido. Los principios bioéticos marcan un camino que
deberá seguir orientado la legislación en respeto por la subjetividad en juego.
La construcción de un conjunto de competencias (Ormart, 2020) están signadas por
un saber hacer en situación. Este saber teórico y práctico es un corpus complejo que en
este campo demanda un diálogo interdisciplinario. Una polifonía de discursos y una
diversidad de situaciones delinean este ámbito de la salud sexual y la salud reproductiva.
Conocer los derechos y obligaciones de las personas es el primer escalón. Ejercer nuestra
profesión de psicólogos con las herramientas científicas de las que disponemos y con la
especialización que demanda esta área, es un segundo momento. Finalmente, singularizar
una escucha y ponerla en diálogo con el “para todos” del derecho es ya una empresa más
compleja.
46
Medicina, Derecho, Psicología, Antropología, Sociología, son algunas de las
disciplinas que aportan elementos para pensar situaciones de este campo. Lo específico de
la psicología consiste en poder tener una escucha atenta al padecimiento de las personas,
a sus miedos y fantasías, a sus deseos y anhelos, una escucha que atienda lo singular de las
formas de transitar nuestras existencias signadas por la sexualidad y muerte.
Referencias Bibliográficas
Baccino, Giuliana (2008), "¿Debe el niño nacido de una donación de gametos conocer su
origen? Qué sugerimos como profesionales y por qué", en Revista Iberoamericana
de Fertilidad, núm. 25, vol. 1, Madrid: SEF.
Baccino, G. (2009), "¿Por qué sugerimos contarle al niño sus orígenes", en Guías de
evaluación, consejo, apoyo e intervención psicológica en Reproducción asistida,
Grupo de Interés de Psicología de la SEF, Madrid: SEF
Baccino, G. (2010), "El secreto de padres receptores de gametos hacia sus hijos ¿Hemos
pensado en el bienestar del niño?", en Manual de Intervención Psicológica en
Reproducción Asistida, Barcelona: Edikamed
Baccino, G. et al. (2008), Gender differences in gamete donation. Do women and men
respond the same way? Trabajo presentado en el European Society of Human
Reproduction and Embriology Congress, Barcelona, España.
Herrera, Marisa. (2012) “Familias e identidades”. En: Revista Desafíos para un proyecto
nacional, año 3, nro. 4, diciembre 2012, pp. 50-59
47
procreacional y consentimiento informado. Revista IUS, 11(39) Recuperado en 26
de junio de 2021, de
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-
21472017000100005&lng=es&tlng=es.
Kemelmajer de Carlucci, A., “El derecho humano a conocer el origen biológico y el derecho
a establecer vínculos de filiación. A propósito de la decisión del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos del 13/02/2003, en el caso Odievre c/France”, Derecho de
Familia. Revista Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia, n.º 26, Buenos Aires,
LexisNexis y Abeledo-Perrot, 2004, 77-99
Krasnow (2017) La filiación por técnicas de reproducción humana asistida en el Código Civil
y Comercial argentino. Un avance que permite armonizar la norma con la realidad.
Revista de Derecho Privado, n.º 32, enero - junio de 2017, pp. 175 a 217
https://revistas.uexternado.edu.co/index.php/derpri/article/view/5025
48
Normativa consultada
Programa Nacional y Ley de Salud sexual y procreación responsable (Ley 25673, 2003)
49
Ley Nacional de Educación Sexual Integral (26.150; 2006) y Decreto Reglamentario
(1011/10)
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do;jsessionid=75879EBC
C09E01FD68B00CD557535D35?id=121223
50
CAPÍTULO IV
REPRODUCCIÓN ASISTIDA EN LA UNIÓN EUROPEA
Ezequiel Ikonikoff
Introducción
¿Existe uniformidad en relación a las leyes sobre las Técnicas de Reproducción
Humana Asistida (TRHA) en los distintos países pertenecientes a la Unión Europea (UE)?
¿Las prácticas europeas atinentes a las TRHA contemplan los derechos humanos en una
manera más amplia y vasta en comparación a las Sudamericanas? ¿El avance de las TRHA
ha modificado la concepción de la familia a nivel europeo?
Estas preguntas y su contraste con aquellas planteadas en el capítulo 3 del presente
libro, “La salud sexual y la salud reproductiva: marco normativo de la práctica psicológica
en Argentina”, intentarán ser contestadas a lo largo de este apartado, permitiendo así
vislumbrar un panorama general de las prácticas actuales llevadas a cabo en ambas
regiones del planeta.
51
Al no existir una reglamentación sobre la reproducción, ni un derecho que garantice
la misma a nivel europeo, lo que sí es posible elevar a nivel general dentro de las políticas
regionales, son las intervenciones en las que el TEDH interpretó el CEDH en casos
particulares de individuos que denunciaron las jurisprudencias de sus países de
pertenencia, en relación a la aplicación de las TRHA.
Cabe destacar que el acceso y las prácticas de las técnicas de reproducción no es
una de las excepciones en cuanto a la falta de homogeneidad de políticas entre los estados,
puesto que otro tanto sucede con el parto humanizado y la Educación Sexual (ES), también
tratados en el antes citado capítulo. A nivel del parto humanizado o cuidado hay muy pocas
propuestas a nivel regional, y la mayor parte de adelantos al respecto se encuentran en
algunos pocos países al norte de Europa.
En cuanto a la ES existen algunos tentativos de homogeneización por parte de la
Oficina Regional para Europa de la OMS y la organización alemana BZgA (Centro Federal de
Educación para la Salud), sin embargo a pesar de dicho intento cabe destacar la
problemática que encontraron para su elaboración debido a las diferencias políticas de
cada país: “existen diferencias en los distintos países europeos sobre la edad adecuada para
implementar la ES (a los 5 años en Portugal o a los 14 en España, Chipre o Italia); en algunos
países la ES se desarrolla en el ámbito escolar como materia independiente” (OMS y la
BZgA, 2010).
Así también son muy diferentes los tipos de intervenciones realizadas en cada país
y la figura profesional que las realiza, pasando por los profesores, enfermeros y
trabajadores sociales (Canelada Acedo, 2018).
Esta pequeña diversificación es simplemente para resaltar que no es poco usual
encontrar legislaciones muy diversas entre los distintos países miembro sobre temas de
este tenor, con soluciones divergentes o nulas en algunos casos.
Como hemos mencionado en el convenio no se menciona o reconoce
explícitamente el derecho a la reproducción y evidentemente menos aún se menciona la
reproducción asistida; sin embargo las sentencias pronunciadas por el TEDH en las que se
basan las generalizaciones que extraeremos en éste capítulo para dar un panorama de la
situación europea, sí se basan en la interpretación que hacen, sobre todo, en el artículo 8
de dicho convenio, que regula el derecho al respeto a la vida privada y familiar, y que con
52
el paso de los años ha se ido flexibilizando en sus márgenes y ampliando su contenido8
(Molero, 2016, p. 185).
Antes de pasar al análisis de los casos, es necesario precisar, por más que pueda
resultar en primera instancia un poco engorroso, que el derecho a la vida privada y familiar
comprende, como se evidenciará en los ejemplos de los casos, un ámbito mucho más
amplio que el derecho a la intimidad, puesto que abarca la esfera en que cada individuo
puede realizar su personalidad libremente, incluyendo el derecho a desarrollar relaciones
con los otros y con el mundo exterior. Pero es además un derecho negativo, en tanto que
impide a terceros (los estados incluidos) a interferir en su ejercicio individual; pero esto no
significa que estos terceros deban facilitar su ejercicio a los individuos (Farnós, 2016, pp.
95-96).
Sin embargo, la gran sala en determinado momento dio un paso más allá en
relación a ésta concepción, considerando que el artículo 8 no sólo incluye obligaciones
negativas por parte del Estado, sino que puede también incluir obligaciones positivas para
éste, es decir, el adoptar medidas oportunas para que el derecho en cuestión pueda
hacerse efectivo, que supondría el permitir el acceso las técnicas que permitan engendrar
un hijo. Más aún la Gran Sala llega a afirmar que la procreación médicamente asistida con
intención de concebir forma parte del artículo 8 del convenio “ya que esta elección es
claramente una expresión de la vida privada y familiar” (Molero, 2016, p. 187).
8
Artículo 8 Derecho al respeto a la vida privada y familiar:
1. Toda persona tiene derecho al respeto de su vida privada y familiar, de su domicilio y de su
correspondencia.
2. No podrá haber injerencia de la autoridad pública en el ejercicio de este derecho, sino en tanto
en cuanto esta injerencia esté prevista por la ley y constituya una medida que, en una sociedad
democrática, sea necesaria para la seguridad nacional, la seguridad pública, el bienestar económico
del país, la defensa del orden y la prevención del delito, la protección de la salud o de la moral, o la
protección de los derechos y las libertades de los demás.
53
contrario, si, como es el caso, hay menos consenso el margen de actuación brindado a los
estados por parte del TEDH es mayor.
9
A partir de Evans varios autores han destacado las consecuencias especialmente negativas para las
mujeres que tienen las normas que permiten a cualquiera de las partes del proyecto parental revocar
el consentimiento a la FIV antes de la implantación de los embriones: vid. LIND, C., “Evans v United
Kingdom –judgements of Solomon: power, gender and procreation”, Child and Family Law Quarterly
2006, Vol. 18(4), pp. 576‐592; y SHELDON, S., “Evans v Amicus Healthcare; Hadley v Midland Fertility
54
Caso Dickson contra Reino Unido (2007)
Esta vez nos encontramos con una pareja en la que el hombre fue condenado por
homicidio y le quedaban al menos unos 15 años de reclusión efectiva, la mujer con 44 años
solicita la realización de una inseminación artificial con el semen de su marido. Así como en
el caso Evans, la mujer considera que la utilización de las técnicas es la única manera en que
puede tener hijos dada su edad y la larga condena que le restaba a su marido.
Ante la negativa de las autoridades británicas de acceder a la petición, la esposa
recurrió al TEDH, quien confirmó los pronunciamientos de las autoridades nacionales,
alegando que en dicho caso denegar el acceso a la inseminación era coherente con el
artículo 8 del CEDH, debido a que la solicitud estaba dirigida a permitir algo, es decir,
concebir mediante las TRHA, que es algo que no está reconocido como derecho general;
consideró asimismo que la medida quedaba justificada (siempre en términos del artículo
8), para proteger el bienestar del menor que pudiera nacer (Farnós, 2016).
Como el asunto no se resuelve a favor de la demandante, ésta recurre a la Gran
Sala, que aludiendo al antes citado caso Evans y otros tantos, afirma de manera rotunda
que el denegar la utilización de las técnicas es algo que sí afecta a vida familiar y privada
que recae bajo la tutela del artículo 8. Pero la Gran Sala aquí da un paso más, permitiendo
un avance en la interpretación del convenio europeo, puesto que considera que el
mencionado artículo no sólo incluye obligaciones negativas por parte del estado, mas que
también puede incluir obligaciones positivas para éste, es decir, adoptar medidas para que
el derecho en cuestión pueda hacerse efectivo. En este caso el acceso a la inseminación
para poder tener un hijo. Otra cosa distinta es que existen o no motivos justificados para
restringir tal derecho (Molero, 2016).
Naturalmente la disputa recae en los motivos que alega el estado y que comparte
la Sala para justificar su decisión. En cuanto a lo que respectan los intereses públicos, el
gobierno considera que aceptar el pedido de los demandantes, permitiendo que un recluso
encontrado culpable por un delito grave pueda tener descendencia, supondría poner en
entredicho la confianza que la sociedad deposita sobre el sistema penitenciario, sumado a
que la restricción puede ser tomada como parte del castigo por la privación de la libertad.
Services –Revealing cracks in the ‘twin pillars?’”, Child and Family Law Quarterly 2004, Vol. 16(4), pp.
437‐452, en pp. 450‐452.
55
Finalmente, en lo referente a los intereses privados, ponen de manifiesto los prejuicios que
podrían ocasionar al niño el hecho de tener a uno de sus progenitores alejado por tanto
tiempo (Molero, 2016).
La Gran Sala no compartiendo los argumentos expuestos por el gobierno británico
contra argumenta que si bien es crucial la confianza que la sociedad pueda tener en las
instituciones penitenciarias, no se puede privar a un recluso de sus derechos solo porque
ello pueda disgustar a la sociedad, recuerda además que la finalidad de las penas es la
reinserción en la sociedad y no el castigo. Finalmente, en lo respectivo a la protección del
posible hijo, la Gran Sala comparte la preocupación mostrada por el gobierno y la Sala, mas
no justifica que esto impida a los padres de poder tener descendencia, más aún cuando la
madre se encuentra en libertad y puede encargarse del futuro descendiente. En resumidas
cuentas, aun teniendo como eje el hecho de conceder amplio margen de decisión a los
estados, la Gran Sala considera que: “No ha existido una adecuada ponderación entre los
intereses privados y los públicos, entendiendo que las restricciones son desproporcionadas
y, por tanto, vulneradoras del artículo 8 del Convenio” (Molero, 2016, p. 197).
10
La aclaración en el paréntesis agregada por el autor.
56
Por parte del estado utilizan los argumentos de que el uso de dichas técnicas son
un riesgo, pues pueden ser utilizadas con fines distintos del terapéutico además de
remarcar las dificultades que pudiera tener el hijo para conocer su descendencia real.
Finalmente, el gobierno alude a que la donación (de esperma) está permitida para
la inseminación artificial porque se trata de una técnica ya utilizada hace muchos años, mas
la FIV es mucho más reciente y novedosa.
El TEDH rebate por su parte que la legislación austriaca vulnera el artículo 14 en
relación al artículo 8, ya que la prohibición absoluta de las técnicas la consideran
desproporcionada y con un balance inadecuado entre la ponderación de los derechos
públicos y privados. Por su parte, si bien la aprobación de la utilización de las TRHA no es
obligatoria, en el sentido de que siempre existe un margen de apreciación para los estados,
en caso de ser aprobada la prohibición de la utilización de alguna de las técnicas debe estar
bien justificada y en este caso el tribunal considera que los motivos alegados son
insuficientes para justificar la desigualdad del trato. Ante esta argumentación algunos
autores como Vidal Martínez, consideran que se marca un punto bisagra en la regulación
europea, pues supone un reproche al establecimiento de prohibiciones absolutas en lo que
a técnicas de reproducción asistida se refiere (Vidal Martínez, 2011).
Lo que da otra vuelta de tuerca en este caso, es que el mismo llegó a la Gran Sala
cuya apreciación fue diametralmente opuesta a la emitida por la Sala, considerando que la
regulación austriaca no es excesivamente restrictiva, debido a que sí permite la
reproducción asistida e incluso la heteróloga en casos particulares. Adjudicó también que
la diferencia de trato aplicada por el gobierno nacional estaba justificada por estar
implicados numerosos elementos morales y que la ley intenta minimizar el conflicto social
que pudiera surgir al respecto (Molero, 2016).
Finalmente terminan afirmando que “la ley austriaca no prohíbe ir al extranjero en
busca de tratamiento contra la infertilidad que comprenda técnicas de reproducción
asistida no permitidas en Austria”, cosa que le acarreó grandes críticas que tenían por
núcleo duro el hecho de que la sanción fomenta el así llamado “turismo reproductivo”,
dejando además sin resolver la verdadera cuestión que plantea la prohibición que contiene
la legislación austriaca, la de la interferencia en las vidas privadas de los recurrentes (Van
Hoof & Pennings, 2012).
57
Los autores Murphy y Cuinn (2010) consideran que este caso se trata de un caso de
discriminación, ya que el estado austriaco prohíbe ciertas formas de FIV pero no otras, sin
justificar la diferencia de trato. Es posible también argumentar que:
En el fondo de la decisión late una preocupación por los posibles efectos de una
sentencia condenatoria, en especial cuando, junto con Austria, otros estados
europeos también prohíben el recurso a las TRHA con gametos donados en especial
con óvulos (es el caso de Suiza, Noruega y Alemania) (Farnós, 2016, p. 100).
58
país es legal por lo que es posible de todas maneras detectar las enfermedades y cancelar
el embarazo, pero en una instancia más tardía y avanzada corriendo mayores riesgos sin
contar el aspecto psicológico; por lo que aun comprendiendo los problemas morales que
puede llevar aparejado el DGP consideró que en este caso el gobierno italiano excedió el
margen de apreciación concedido a los estados, no escapando al ámbito de competencia
del tribunal. Finalmente la ley italiana fue modificada al respecto.
59
Por su parte el TEDH juzga que la negativa del gobierno de Francia al
reconocimiento de la filiación de los menores a favor de sus padres comitentes está fuera
del derecho de las menores al respeto de su vida privada como prescribe el tantas veces
mencionado artículo 8 del convenio en lo referente al vínculo con la identidad. El Tribunal
consideró en el caso que el estado francés excedió el amplio margen de apreciación de que
gozan los estados en temas tan delicados y con falta de consenso como este. Es así que el
Tribunal condenó a Francia al pago de €5.000 en concepto de daño moral causado a cada
una de las menores implicadas (no a sus padres, cuyo derecho a la vida privada y familiar
no fue vulnerado).
Según Farnós (2016) uno de los temas más controvertidos del fallo es que el TEDH
remarca el vínculo biológico que existe entre el padre comitente y las menores, realizando
así una vinculación entre paternidad biológica e identidad y, consecuentemente con vida
privada. En el sentido de que no puede privarse al menor de una relación de dicha
naturaleza, cuando la realidad biológica de la relación con uno de los padres ha sido
establecida y ésta merita el pleno reconocimiento.
11
En este punto, la decisión de las autoridades italianas parece reprochar a la pareja recurrente que,
pese a haber obtenido la idoneidad para adoptar en 2006, decidiera recurrir a la gestación por
sustitución en el extranjero, lo que les llevó a dudar de su capacidad afectiva y educativa (Farnós,
2016, p. 104).
60
guarda de los servicios sociales italianos y se impidió todo contacto entre éste y la pareja.
Finalmente, a inicios del 2013 sin tener aún el niño una identidad determinada en Italia, fue
acogido por una familia con el fin de ser adoptado.
Ante la posición de las autoridades nacionales que no dudaron en poner al menor
bajo la custodia de los servicios sociales, enfatizando la ausencia de vínculos genéticos entre
el niño y la pareja, el TEDH consideró que se produjo una vulneración del artículo 8 del
CEDH en la vida privada y familiar, ya que los recurrentes pasaron las primeras etapas
importantes de la vida del menor con él y durante este período actuaron como padres
(Farnós, 2016).
El Tribunal en este caso se pronunció de la siguiente manera:
[…] la referencia al orden público no puede convertirse en una carta blanca que
justifique cualquier medida, puesto que la obligación de tomar en consideración el
interés superior del menor incumbe al estado con independencia de la naturaleza
del vínculo parental, genético o de otro tipo […] (Ministerio Público de la Defensa,
2015)
Esta referencia a la justificación de la sentencia es de particular interés, ya que en
este caso el TEDH parece prescindir de la necesaria conexión genética entre el nacido y
alguno de los miembros de la pareja comitente, cosa que sí parecía ser una exigencia en los
casos franceses.
De hecho, es algo que se repitió en otro caso ligado a las TRHA y la adopción en una
pareja de mujeres. Siendo el primer caso que el Tribunal trató con relación a la utilización
de las técnicas por parte de parejas homosexuales: se hace referencia a la sentencia
pronunciada en el 2012 para el caso Gas y Dubois contra Francia.
Era la situación de dos mujeres que se encontraban en pareja desde hace once años
y deciden tener hijos. La señora Gas se somete a las técnicas en Bélgica con semen donado
y da a luz en Francia a una niña. Luego del nacimiento de la pequeña deciden formalizar su
relación y suscriben a un Pacto Civil de Solidaridad, acto seguido la señora Dubois solicita la
adopción de la niña que había tenido su pareja, solicitud que es negada por el TEDH,
recalcando que las técnicas fueron realizadas fuera de Francia y que la niña nacida es
registrada sin ningún problema en el registro público francés, aunque la normativa nacional
sólo prevé este tipo de técnicas para parejas heterosexuales (Molero, 2016).
61
Finalmente, el pronunciamiento de la sentencia en el caso de Paradiso y Campanelli
c. Italia se traduce en una condena a Italia del pago de €20.000 a la pareja comitente por
los daños morales causados.
12
El TEDH sin embargo sí admite que los embriones no son “posesiones” en el sentido que alegaba
la recurrente, por lo que lo considera inaplicable en el caso.
62
para finalmente destruirlos, es decir, una solución que no protege ningún interés en
particular (Farnós, 2016).
Antes de pasar a las conclusiones, parece importante remarcar alguno de los
argumentos sostenidos en referencia al corriente caso por el juez Sajó, el único en
desacuerdo con la posición tomada por el Tribunal; ya que se encargó de destacar que el
TEDH no haya tenido en cuenta:
Las incoherencias internas de la normativa italiana que, de un lado, impide donar
los embriones con fines de investigación y, del otro, permite abortar dentro del
plazo legal o investigar con células embrionarias importadas del extranjero. Una
última incoherencia, no menos importante, que el TEDH pasa por alto, pero que el
mismo voto particular denuncia, es que la decisión no tiene en cuenta que cuando
la recurrente accedió a las TRHA la donación de embriones con fines de
investigación estaba permitida en Italia (Farnós, 2016, p. 107).
Conclusiones
Una vez conocidas las sentencias pronunciadas por el Tribunal luego de la
interpretación del CEDH en cada caso, es posible realizar un intento de respuesta a las
preguntas enunciadas al inicio del capítulo:
¿Existe uniformidad en relación a las leyes sobre las Técnicas de Reproducción
Humana Asistida (TRHA) en los distintos países pertenecientes a la Unión Europea (UE)?
Esta pregunta tal vez sea la más sencilla de responder, dado que como hemos visto
las leyes propias de cada país difieren entre sí, justamente por ello es que es necesaria la
apelación al TEDH como se ha visto. Sin embargo, a pesar de que el convenio no habla
específicamente sobre las técnicas o la reproducción en general, lo que habilita a los
distintos países miembros a tener un amplio margen de acción al respecto, es cierto
también que ante la pronunciación del Tribunal frente al caso S.H. y otros contra Austria y
de la Gran Sala en el caso Dickson contra el Reino Unido, se sientan las bases para incluir el
derecho a “reproducirse” en la interpretación del artículo 8 del CEDH. Esta inclusión de una
interpretación positiva en relación a la reproducción sobre el citado artículo sentaría una
especie de base mínima de uniformidad en relación al tema a nivel europeo, pero con
grandes restricciones como se podrá apreciar en la respuesta a la siguiente pregunta
planteada.
63
¿Las prácticas europeas atinentes a las TRHA contemplan los derechos humanos
en una manera más amplia y vasta en comparación a las Sudamericanas?
Si bien la formulación de esta pregunta es en parte una invitación a que el lector o
lectora lea el capítulo “La salud sexual y la salud reproductiva: marco normativo de la
práctica psicológica en Argentina” y realice su propio análisis sobre tema, como fue
remarcado en la respuesta a la pregunta precedente, tanto las leyes de la gran mayoría de
países europeos así como las interpretaciones del TEDH demuestran una línea
conservadora, sobre todo en lo referente al acceso de las técnicas por parte de todos
aquellos ciudadanos que no conformen una pareja heterosexual y también en relación al
peso que se le da a los preceptos morales (o prejuicios), conservadores de la sociedad a la
hora de tomar decisiones sobre las TRHA.
Se pudieron vislumbrar algunos de éstos aspectos en los casos precedentes, como
en el peso que le da a la opinión pública el Reino Unido a la hora de permitirle a un recluso
el acceso a las técnicas, o las controversias contradictorias generadas en Austria e Italia
ante la gestación heteróloga o la utilización de los embriones respectivamente, con
permisividad o prohibición según el caso, mas sin reglas justificadas claramente o en
absoluto. Otra cuestión que surgió sobre todo en los casos franceses, pero sus mayores
exponentes se encarnan en casos de pedidos de adopción (que por una cuestión de espacio,
pero sobre todo porque se desviaba mucho del tema no fueron incluidos aquí), es el hecho
de denegar justamente la adopción a las personas o parejas por su orientación sexual
alegando no solo que podría incomodar a la sociedad, pero sobre todo que podría
perjudicar psicológicamente al niño o niña, dejando ambigua la cuestión de si el perjuicio
surgiría por ser discriminados por la sociedad por ser su familia “diferente”, o por el simple
hecho de ser criados por personas homosexuales; lo que sí aclaran es que no se sabe cuáles
pueden ser los efectos generados en las niñas o niños; cuestión que el autor encuentra
curiosa, ya que si bien cada cultura es distinta, lo cierto es que no existe un abismo tan
grande dentro de la cultura occidental como para afirmar una cosa del estilo, puesto que
gran cantidad de países occidentales son la prueba fehaciente de que los argumentos
expuestos son cuanto menos escasamente fundamentados.
¿El avance de las TRHA ha modificado la concepción de la familia a nivel europeo?
El autor cree que en su núcleo más duro la respuesta es no, por lo menos en lo que
se desprende de los casos en los que intervino el TEDH.
64
Vale antes que nada aclarar, que con núcleo más duro se hace referencia a la
concepción básica de familia que se tiene en Europa desde hace siglos con un hilo conductor
marcado: la línea de sangre.
Actualmente en Europa existen diez monarquías, en donde la sucesión del poder
(o cuanto menos el núcleo familiar real) se desprende de la línea de sangre, es decir, de la
relación de parentesco biológico determinada por una genética compartida; también es
extendida en el continente la ciudadana por Ius sanguinis o derecho de sangre, que
considera a ciudadanos a todos aquellos descendientes de ciudadanos,
independientemente que el nacimiento se haya producido en otro país y, en contrapartida
no considera tales a quienes naciendo dentro del país no tengan una ligazón de parentela
con un connacional.
Por eso la respuesta es no, pues en los casos revisados sólo en uno, que fue el que
tuvo mayores consecuencias a nivel psicológico y relacional con una compensación mínima,
es en el que el TEDH se pronunció a favor a pesar de no existir vínculos genéticos entre el
niño y los padres.
Como argumento final el autor quiere compartir una intuición más que una
reflexión, puesto que luego de la revisión de todos los casos tratados se ha quedado con
una sensación que fue haciéndose más nítida a medida que repasaba los argumentos y es
que las sentencias de la Sala y la Gran Sala parecen tener una fluctuación en sus argumentos
y conclusiones, dependiendo del peso político y representativo dentro de la UE que tienen
(o tenían) los países de donde provenían las apelaciones.
Referencias Bibliográficas
Arias Aparicio, Flor (2014): “El acceso a las técnicas de reproducción humana asistida como
derecho: reconocimiento y protección en el marco del derecho a la vida privada”,
en Revista General de Derecho Constitucional, Revistas@ iustel.com. (Nº 18), pp.
1-32.
65
Ley n.40 de 2021. Por la cual se modifican las normas que regulan las normas en materia
de procreación médicamente asistida. 25 de mayo de 2021. No. de acta 67810.
MURPHY, T., CUINN, G.O., “Works in Progress: New Technologies and the European Court
of Human Rights”, Human Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial
de la Salud y la organización alemana BZgA. (2010). Standards for Sexuality
Education in Europe. A framework for policy makers. Colonia. Recuperado de
http://www.observatoriodelainfancia.es/oia/esp/documentos_ficha.aspx?id=401
9
Penasa, Simone (2013): “La Corte Europea dei Diritti dell’Uomo di fronte al fattore
scientifico: analisi della recente giurisprudenza in materia di procreazio-ne
medicalmente assistita e interruzione voluntaria di gravidanza”, en Forum di
Quaderni Costituzionali, www.forumcostituzioanli.it, pp. 1-22. Rights Law Review
Vol. 10(4), 2010, pp. 601‐638, en pp. 621‐622.
Romeo Casabona, C. M., Paslack, R., & Simon, J. W., “Reproductive Medicine and the Law:
Egg Donation in Germany, Spain and other European countries”, Rev Der Gen H
38/2013, pp. 15‐42.
Van Hoof, W., & Pennings, G. (2012). Extraterritorial laws for cross-border reproductive
care: the issue of legal diversity. European Journal of Health Law, 19(2), 187-200.
66
Vidal Martínez, Jaime (2011): “Acerca de la Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos. Caso S.H. y otros contra Austria. TEDH 2010/56 de 1 de abril, en materia
de reproducción humana asistida y su incidencia en el panorama legislativo
europeo”, en Revista de Derecho y Genoma Humano, (34), pp. 155-201.
Jurisprudencia citada
Pretty contra Reino Unido (2002): Sentencia Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Estrasburgo (Sección 4ª), de 29 de abril de 2002 (TEDH 2002\23).
Hirst contra Reino Unido (2005): Sentencia Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Estrasburgo, de 6 de febrero de 2005 (TEDH 2005\103).
Dickson contra Reino Unido (2006): Sentencia Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Estrasburgo (Sección 4ª), de 18 de abril de 2006 (TEDH 2006\31).
Evans contra Reino Unido (2006): Sentencia Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Estrasburgo (Sección 4ª), de 7 marzo 2006 (TEDH 2006\19).
Dickson contra Reino Unido (2007): Sentencia Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Estrasburgo (Gran Sala), de 4 de diciembre de 2007 (TEDH 2007\86).
Evans contra Reino Unido (2007): Sentencia Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Estrasburgo (Gran Sala), 10 de abril de 2007.
S.H. y otros contra Austria (2010): Sentencia Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Estrasburgo (Sección 1ª), de 1 de abril de 2010 (TEDH 2010\56).
S.H. y otros contra Austria (2011): Sentencia Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Estrasburgo (Gran Sala), de 3 de noviembre de 2011.
Costa y Pavan contra Italia (2012): Sentencia Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Estrasburgo (Sala 2), de 28 de agosto de 2012 (TEDH 2012\72).
Gas y Dubois contra Francia (2012): Sentencia Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Estrasburgo (sección 5ª), de 15 de marzo de 2012 (TEDH 2012\108).
67
Ministerio Público de la Defensa (2015). Jurisprudencia: Paradiso y Campanelli v. Italia.
Recuperado de:
https://jurisprudencia.mpd.gov.ar/Jurisprudencia/Forms/DispForm.aspx?ID=803&
RootFolder=*
68
CAPÍTULO V
UN ABORDAJE SISTÉMICO A LAS TÉCNICAS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA DESDE LA
PSICONEUROINMUNOENDOCRINOLOGIA
Ezequiel Ikonikoff
Introducción
En el presente capítulo se desplegará de manera introductoria qué es, cómo nace
y qué ventajas tiene la Psiconeuroendocrinoinmunología (PNEI) como herramienta de
trabajo conceptual con la que abordar la temática de la infertilidad y como marco que
permite trabajar de manera particular con las técnicas de reproducción humana asistida
(TRHA). Vale aclarar desde el inicio que no se trata de una corriente psicológica, sino que,
como el nombre lo indica, la psicología como ciencia es uno de los puntos contenidos en
esta manera compleja de pensar el continuo salud-enfermedad.
Esta última aclaración puede plantear la pregunta de ¿qué papel cumple la
psicología en relación a los problemas de la infertilidad? es decir: ¿provee herramientas,
estrategias o apoyo para poder afrontar los desafíos psico-emocionales que traen
aparejados la infertilidad y el uso de las técnicas? O bien ¿los tratamientos psicológicos
pueden modificar, no sólo la experiencia del sujeto al afrontar las TRHA, sino que son
pasibles de incrementar las tasas de embarazo? Y ¿el aspecto psicológico puede causar
infertilidad?
En el transcurso de este capítulo se irán profundizando los interrogantes expuestos
desde la cosmovisión PNEI.
En primera instancia es preciso definir qué es la PNEI. Para dicha labor se hará uso
de la definición de George F. Salomon:
La psiconeuroinmunología es un campo científico interdisciplinar que se dedica al
estudio e investigación de los mecanismos de interacción y comunicación entre el
cerebro (mente/conducta) y los sistemas responsables del mantenimiento
homeostático del organismo, los sistemas: nervioso (central y autónomo),
inmunológico y neuroendocrino, así como sus implicaciones clínicas (Solomon,
2001, p.1).
En otras palabras, la PNEI procura proveer el conocimiento de la dinámica biológica
de la medicina humana y de alternativas o técnicas médicas complementarias, y ofrece
desarrollar nuevos modelos no lineales de salud y enfermedad. Dentro de este recorrido
69
funciona como puente para disciplinas tradicionales como la psiquiatría, la psicología, la
neurología, la endocrinología, la inmunología, las neurociencias, la medicina interna,
incluyendo también la cirugía en relación a la cicatrización de heridas (Solomon, 2001).
Como se puede ya deducir, la colaboración interdisciplinaria es esencial e intrínseca
en el abordaje a los pacientes independientemente de la índole de la consulta “original” y
de la especialidad desde la que se la aborde inicialmente, así como para desarrollar
investigaciones referentes a los procesos de aplicación de las TRHA.
Para comprender cómo esta rama de la ciencia llegó a vislumbrar la necesidad de
encarar cualquier proceso de investigación o terapéutica desde un abordaje
interdisciplinar, es necesario remontarse a los albores de su origen en pleno siglo XX.
El surgimiento de la Psiconeuroendocrinoinmunología (PNEI), según Bottaccioli y
Bottaccioli (2017), está relacionado con el “padre del estrés” Hans Selye y un artículo
publicado en Nature, en el que hablaba sobre la reacción de estrés de los animales a
estímulos de diversa índole.
Las investigaciones de Selye (1936) junto con estudios de la flamante
endocrinología encontraron que las reacciones del organismo son iguales tanto si el estrés
está provocado por estímulos externos (como bacterias, toxinas, temperaturas extremas),
como si es producto de estrés psicológico. Y que según sea la capacidad de adaptación del
organismo, el estrés puede provocar enfermedades por exceso de respuesta al mismo.
Posteriormente, entre los años sesenta y setenta, un afamado periodista y escritor
llamado Norman Cousins se enferma de espondilitis anquilosante, una enfermedad de tipo
autoinmune difícil de tratar aún en nuestros días. En base a su experiencia publicó un
artículo (Cousins, 1976) en el que cuenta cómo afrontó su enfermedad. El presupuesto que
lo guió fue el de Seyle, pues se preguntaba si, así como las emociones negativas producían
un cambio químico en el cuerpo, era posible que emociones positivas produjeran otro tanto
en la dirección opuesta. Lo que finalmente cuenta es que su restablecimiento se llevó
adelante sin recuperación en hospitales, pocos medicamentos, dieta con vitaminas y
muchas risas diarias provocadas por las películas de los hermanos Marx.
Una vez recuperado, Cousins fue llamado de la facultad de medicina del California
Campus de Los Ángeles como profesor de Medical Humanities, y allí junto a un grupo de
bioquímicos dio vida al primer laboratorio experimental de
70
Psiconeuroendocrinoinmunología, que aún hoy sigue estudiando el rol de la psique sobre
la salud y la enfermedad.
Asimismo, otro de los tempranos desarrollos de la PNEI se remonta al estudio de la
relación entre psique y cuerpo de Sigmund Freud, puesto que a partir de sus estudios sobre
la psicosomática se desarrollaron distintas corrientes en Alemania y Estados Unidos. Sin
embargo, mientras que en Europa con Georg Groddeck y Viktor von Weizsäcker la medicina
psicosomática permanecía dentro de los límites del pensamiento freudiano en que las
patologías emergen como expresión de conflictos inconscientes, en Estados Unidos, de la
mano de Flanders Dunbar y Franz Alexander, dialogará con la naciente fisiopatología del
estrés de Walter Cannon y Hans Selye. En efecto, el programa de Alexander era integrar el
psicoanálisis con la investigación científica de las emociones, no con el objetivo de dar
respuesta a alguna enfermedad en particular, que la medicina ortodoxa no lograba curar,
sino que pretendía cambiar a la medicina y la psicología en su núcleo duro, en lugar de dar
vida a una nueva especialidad médica.
Igualmente, como ocurre con la mayoría de las nuevas corrientes de estudio,
contiene vestigios conceptuales que se encuentran ya en la cosmovisión de pensadores de
la antigüedad, cuando ya se había observado la asociación entre situaciones de estrés físico
y psicológico con la génesis de enfermedades fundamentalmente las infecciosas. Esto
quedó inmortalizado por Hipócrates (460-370 a.C.) al subrayar la existencia de la puesta en
marcha de mecanismos fisiológicos para defendernos de las agresiones externas e hizo
popular el tándem “Mens sana in corpore sano” (Cabrera Macías, Alonso Remedios, López
González, & López Cabrera, 2017).
Se entiende entonces que el núcleo de la PNEI es tratar la mente y el cuerpo como
una unidad, de tal modo que la falta de equilibrio entre la mente y el cuerpo afecta el
funcionamiento de la mente sobre el cuerpo o viceversa. Este fundamento permitió realizar
grandes avances en la comprensión de la compleja interacción entre el cerebro y los
sistemas: nervioso, endócrino e inmunológico.
Fruto de estos avances es el conocimiento de que la interacción entre el sistema
nervioso central y el organismo es mucho más dinámica de lo que se creyó en un principio,
puesto que distintas sustancias del sistema inmunitario, son capaces de alterar las
funciones psicológicas y neurológicas, actuando a nivel central y periférico, de donde se
deduce (contrariamente a lo que se creía antes), que la comunicación entre el sistema
71
inmunitario y el sistema nervioso es bidireccional, ya que las células del primero son
influenciadas por el sistema nervioso, tanto central como periférico, dando lugar a la
producción por parte del sistema inmunitario de las denominadas citoquinas, que tienen
capacidad para alterar la actividad neuronal, influyendo en los distintos procesos
biopsicológicos (Ayala, 2009).
Además del estudio de la interacción entre estos tres sistemas -el nervioso, el
endocrino y el inmunológico- y cómo mediante ésta intentan mantener la homeostasis o
equilibrio de nuestro cuerpo regulando la capacidad adaptativa, defensiva y de
supervivencia de la persona en relación consigo mismo y con el ambiente, la
psiconeuroendocrinoinmunología se ocupa también de las emociones, como es esperable
de la historia de su surgimiento.
Las emociones rigen todos los sistemas del organismo de modo que en el ámbito
de la psiconeuronimunología se está estudiando cómo las emociones son traducidas en
sustancias químicas (moléculas de información) que pueden desencadenar reacciones en
cadena que afectan la química interna optimizando o debilitando nuestro estado funcional
y que tienen impacto sobre nuestro sistema inmunológico, sistema endocrino, sistema
nervioso y otros sistemas de nuestro cuerpo. De hecho, si reprimimos la expresión de las
emociones, también reprimimos nuestras funciones orgánicas, lo que a largo plazo se
traduce en malestar o enfermedades (Ortega, 2011, p. 12).
También en relación al aspecto psicológico de la PNEI, pero con mayor recorrido se
encuentran los estudios sobre el estrés, como meta-análisis publicado por Morgan, Irwin,
Chung, & Wang (2014), en el que se muestra cómo las terapias psicológicas dirigidas a
reducir el estrés son capaces de propiciar un aumento de la respuesta inmune virus-
específica a antígenos vacunales con una clara reducción de los marcadores inflamatorios.
Allí se concluye la posible utilidad de la intervención psicoterapéutica como herramienta
complementaria en el tratamiento de infecciones virales crónicas.
Como se puede apreciar en lo hasta aquí expuesto un abordaje PNEI no puede, ni
debe ser pensado en manera lineal, ya que no hay una cadena causal de relación entre los
sistemas psíquico, neurológico, endocrino e inmunológico, sino que se interrelacionan de
manera compleja y recíprocamente. Esta propiedad de la Psiconeuroendocrinoinmunología
la vuelve muy abarcativa y dificulta su abordaje en manera exhaustiva, sobre todo en un
espacio reducido; por tal motivo a continuación se expondrá un recorte de cómo algunos
72
aspectos de los distintos sistemas pueden influir en la problemática de la infertilidad;
comenzando para su mejor comprensión con una sucinta esquematización de los sistemas
reproductivos, tanto femenino como masculino.
73
Imagen 1: Knudtson, J. (2016). S/N [Figura]. Recuperado de
https://www.msdmanuals.com/es/hogar/salud-femenina/biolog%C3%ADa-del-aparato-
reproductor-femenino/introducci%C3%B3n-al-aparato-reproductor-femenino
74
por el cual los espermatozoides se producen a partir de las células germinales primordiales
del hombre (espermatogonias), mediante mecanismos de mitosis y meiosis. Esto sucede
siempre y cuando la temperatura escrotal se mantenga óptima (aproximadamente 3°C por
debajo de la temperatura corporal), pues la hipertermia de esa zona bloquea la maduración
de las espermatogonias.
Tal como se indicó en el glosario13, los estresores –sean estos reales o supuestos,
de índole física o psicológica– excitan tanto al sistema nervioso simpático como al eje HPA
provocando un estrés agudo. El eje HPA se llama así ya que está compuesto por el
hipotálamo, la glándula hipófisis (pituitaria) y la corteza adrenal. Sin embargo, ante un
período de estrés prolongado, los efectos del eje HPA se vuelven más conspicuos. El
hipotálamo induce que la glándula hipófisis anterior secrete la hormona
adrenocorticotrofina (ACTH), quien a su vez estimula a la corteza adrenal para secretar
cortisol y otras hormonas. El cortisol aumenta el azúcar en sangre y aumenta el
metabolismo (ver Figura). El incremento en el suministro de energía a las células les permite
llevar un gran nivel de actividad para afrontar la situación de estrés (Muzio, 2014).
13
Ver capítulo “Glosario” en el presente volumen.
75
Imagen 3: Muzio, R.N. (2014) Estrés y ansiedad [Figura]. Inédito.
76
y prolongado) es un problema más serio” (Muzio, 2014, p. 7). En el siguiente apartado se
verá de forma más exhaustiva cómo participan los sistemas reproductivos tanto femenino
como masculino ante una respuesta de estrés.
En el caso de los hombres, lo que sucede es que el hipotálamo libera una hormona
que estimula a la hipófisis a liberar la hormona LH y la FSH. La LH estimula a los testículos a
liberar testosterona y FSH estimula la producción de esperma. Con la respuesta ante la
llegada de un estresor todo el sistema se ve inhibido, se liberan endorfinas y encefalinas
(neurotransmisores opioides producidos por el sistema nervioso central), que actúan
bloqueando la liberación la hormona liberada por el hipotálamo. Además, la presencia de
los glucocorticoides bloquea la respuesta de los testículos a la LH. Como consecuencia, se
observa una disminución en los niveles de testosterona. Esta mengua es sólo una parte de
la historia, la otra parte importante es la dificultad con la erección.
Por su parte, en las mujeres los mecanismos por los que el estrés afecta el sistema
reproductivo son similares a los observados en los hombres, el hipotálamo libera la misma
hormona que estimula a la hipófisis a liberar LH y FSH: la primera estimula la síntesis de
estrógeno por parte de los ovarios, mientras que la segunda estimula la ovulación. Las
endorfinas y las encefalinas inhiben la liberación de la hormona liberada por el hipotálamo,
la prolactina y los glucocorticoides bloquean la sensibilidad de la hipófisis a dicha hormona
y los glucocorticoides afectan a los ovarios, haciendo que respondan menos a LH. El
resultado es una baja en los niveles circulantes de LH y FSH y estrógeno, disminuyendo las
posibilidades de que se produzca la ovulación. Como consecuencia se alarga la fase folicular
del ciclo, haciendo que se extienda el ciclo y que sea irregular. En condiciones extremas, la
ovulación se ve inhibida generando amenorrea anovulatoria.
El estrés también puede generar otros problemas, ya que los niveles de
progesterona disminuyen, lo que interrumpe la duración de las paredes uterinas. La
liberación de prolactina durante el estrés interfiere con el accionar de la progesterona,
haciendo que el óvulo fecundado (en caso de que haya habido ovulación) no se implante
con normalidad en el útero (Muzio, 2012).
77
sea en otras especies (Scaglia et al., 2009). Éstos se clasifican en: derivados de productos
farmacéuticos productos naturales, fungicidas, pesticidas organoclorados, derivados de la
industria del plástico, derivados del antraceno, miméticos androgénicos y metales. En los
humanos, la exposición a los IE se produce por múltiples vías. Puede ser oral (con
alimentos), por la piel y en los niños también por contacto con juguetes de diversos
materiales o por inhalación. Su manera de actuar sobre el organismo es modificando la
biosíntesis, el transporte y el metabolismo de los esteroides sexuales. Ejercen su función
como agonistas o antagonistas androgénicos o estrogénicos por interacción con sus
respectivos receptores, alterando en consecuencia la homeostasis fisiológica hormonal en
ambos sexos induciendo fenómenos patológicos en los respectivos ejes reproductivos
(Scaglia et al., 2009).
Si bien no existen suficientes estudios epidemiológicos, en parte obstaculizados por
las grandes multinacionales productoras de fertilizantes y productos símiles, lo cierto es
que a partir de principios del siglo XX, la era de la industrialización introdujo en el medio
ambiente casi 100.000 productos químicos que anteriormente eran desconocidos y
paralelamente se evidenció que la función reproductiva masculina se fue deteriorando en
los últimos 50 años, y esta tendencia podría estar relacionada con exposiciones a sustancias
tóxicas y contaminantes. (Rolland, Le Moal, Wagner, Royère, & De Mouzon, 2013) (de León
García & Sierra, 2001).
De todos modos, si bien son poco frecuentes, estos estudios no son inexistentes.
De hecho, el Programa de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y la Organización
Mundial de la Salud han publicado recientemente una exhaustiva revisión acerca de la
relación entre exposiciones medioambientales (principalmente a compuestos alteradores
endocrinos) y la salud humana. Y efectivamente, los desórdenes en el neurodesarrollo o el
cáncer, junto con alteraciones o enfermedades hormonales, metabólicas o reproductivas
ocupan un lugar predominante en dicho documento (Bergman, Heindel, Jobling, et al.,
2013; Bergman, Heindel, Kasten, et al., 2013).
Para finalizar este apartado resta destacar que los desórdenes producidos por los
IE pueden también tener su origen durante el desarrollo prenatal si la gestante está
expuesta a dichas sustancias durante el embarazo, pero incluso diversas sustancias
químicas han mostrado su habilidad para alterar procesos epigenéticos y producir efectos
heredables transgeneracionales, es decir que una persona puede verse afectada si
78
cualquiera de sus genitores fue influenciado por los IE o aún sus abuelos (McAllister et al.,
2009) (Skinner, Manikkam, & Guerrero-Bosagna, 2011).
Sistema Inmune
El sistema inmune es otra de los pilares sobre los que la PNEI hace foco, y en este
capítulo se tomará, como antes fue mencionado, en relación a la infertilidad. Es un sistema
cuya principal función es mantener la integridad del cuerpo, repeliendo y destruyendo los
antígenos ajenos a éste. Es decir que, mientras acepta autoinjertos, los injertos de donantes
sólo pueden sobrevivir cierto tiempo en el organismo y luego serán rechazados (Romero,
1993. p. 39).
En relación a los problemas inmunológicos a nivel reproductivo, sucede que a partir
de la pubertad dicho sistema (así como la gran mayoría de éstos), sufre cambios pues las
células reproductoras empiezan a madurar y a diferenciarse y muchos nuevos antígenos
previamente no reconocidos por el organismo emergen a la superficie de los
espermatozoides y los ovocitos. Estos procesos biológicos encuentran una situación de
tolerancia inmune que se circunscribe al sistema reproductivo, en donde es posible la
coexistencia de líneas celulares antigénicamente extrañas en un mismo organismo. Es por
eso que desde hace décadas se han propuesto mecanismos inmunológicos para las
situaciones de sub fertilidad y pérdidas fetales, ya que las posibles anomalías en la
regulación de este refugio inmunológico pueden comportar un deterioro en la función
reproductiva (Arnau, 2004, p.32).
No es difícil comprender cómo pueden producirse anticuerpos contra el
espermatozoide, ya que el semen humano contiene alrededor de 16 antígenos
identificables distribuidos en la cabeza, acrosoma y cola del espermatozoide y en el líquido
seminal. Se ha reportado presencia de anticuerpos antiespermatozoides (AAE) en el suero
del hombre y de la mujer en las secreciones genitales de la mujer y en el esperma de
hombres infértiles (Romero, 1993. p. 39).
Uno de los temas más estudiados en relación al sistema inmunológico y la
infertilidad, es justamente la presencia de AAE tanto en el hombre como en la mujer, sin
embargo, por más que cuente con menos datos “se ha reportado hasta 70 por ciento de
anticuerpos antiovario en mujeres con menopausia prematura quienes, además, muestran
asociación con otros trastornos autoinmunes” (Arnau, 2004, p.42).
79
Uno de los problemas en el estudio de los AAE, pero de los anticuerpos en general,
radica en que distintos tipos de anticuerpos pueden producirse de manera general, es decir
abarcando la “totalidad” de uno o varios sistemas; o localmente en el tracto reproductor
masculino. Sumado a lo antes dicho, los anticuerpos pueden estar dirigidos a diferentes
regiones de la superficie espermática, por lo que las respuestas generadas serán variables.
Se necesitan altas concentraciones de anticuerpos en suero para que ingresen al líquido
seminal. Sin embargo, la producción local de anticuerpos puede ser significativa (Arnau,
2004, p.42). La presencia de AAE, es generalmente más buscada en los hombres en casos
de infertilidad, pero generalmente sólo en las raras circunstancias en que el profesional se
interesa en los estudios inmunológicos. La subestimación de los factores inmunitarios en el
escenario clínico muchas veces omite posibles alternativas diagnósticas y terapéuticas, que
pudieran contribuir a incrementar la calidad del enfoque asistencial en casos de infertilidad.
A pesar que el cúmulo de evidencias expuesto en la literatura científica apunta a que el
sistema inmune desempeña un importante rol en el desarrollo de la reproducción
femenina, tanto normal como patológica (Toirac et. al, 2015, p.89). Vale recordar que
también el sistema endocrino juega un papel importante en la regulación del sistema
inmune, ya que una adecuada producción de progesterona facilita una acción
inmunosupresora, favoreciendo la antes mencionada “tolerancia inmune” en el sistema
reproductivo; es decir que ayuda a evitar que el sistema inmune ataque al embrión.
Además, no se puede dejar de mencionar -si bien no figura en el nombre de la PNEI-
a la alimentación; sobre todo si se habla de sistema inmune, ya que diversas evidencias
(Venegas & García, 2016) sugieren que la alteración de la microbiota intestinal podría ser
responsable de la aparición de trastornos en el sistema inmune. A su vez, un sistema
inmune desregulado genera inflamación con reacciones en las estructuras del aparato
reproductor, que afectan su funcionalidad (Toirac et. al, 2015, p.80).
Por su parte, Michael Maes ha documentado una estrecha relación entre la
depresión y la inflamación, es decir entre un fenómeno psicológico y un fenómeno
netamente biológico. El curso de una depresión genera inflamación, pero también la
inflamación puede generar depresión (Maes et al., 2012).
Conclusiones
El enrevesamiento que fue tomando el corriente capítulo se debe al intento de
explicar cómo la PNEI no debe pensarse en manera lineal sino en forma de red, puesto que
80
todos los sistemas interactúan y se retroalimentan recíprocamente regulando o
desregulando el sistema reproductivo y el organismo en general. Esto puede plantear la
pregunta sobre qué papel cumple la psicología en relación a los problemas de la infertilidad.
Es decir: ¿provee herramientas, estrategias o apoyo para poder afrontar los desafíos psico-
emocionales que traen aparejado la infertilidad y el uso de las técnicas? O bien ¿los
tratamientos psicológicos pueden modificar, no sólo la experiencia del sujeto al afrontar las
TRHA, sino que son pasibles de incrementar las tasas de embarazo? Y ¿el aspecto
psicológico puede causar infertilidad?
A través del recorrido realizado a lo largo del capítulo, es posible retomar las
preguntas planteadas al inicio del mismo; es que, como pudo apreciarse, la psicología en
tanto función cognitiva del ser humano a fin de cuentas sólo es útil separarla del resto de
los sistemas con que interactúa con motivos teóricos, mas en tanto disciplina aplicada no
puede ser reducida (por lo que es conveniente no pensarla en tal manera), a un rol de apoyo
o herramienta cognitiva, por el simple motivo de que el sistema sobre el que apunta a
modificar no está aislado sino que es influido e influye sobre el resto de sistemas. Este
razonamiento lleva entonces a responder que un adecuado tratamiento psicológico tiene
la capacidad de efectivamente modificar el organismo humano a nivel biológico incluyendo
el incremento de las tasas de embarazo; en donde adecuado abarca tanto el tipo de
tratamiento, como su duración y modificación de factores cruciales como el estrés.
Finalmente, en respuesta a si el aspecto psicológico puede causar infertilidad, no
sería coherente con lo expuesto en el capítulo responder afirmativamente, pero tampoco
hacerlo negativamente, en vez lo más cercano a la realidad es pensar que los factores
psicológicos son co-causales y que efectivamente en muchas circunstancias es un factor de
mucho peso en relación a los motivos que llevan a la infertilidad.
Referencias Bibliográficas
Arnau, L. B. (2004). Inmunología e Infertilidad. Anticuerpos contra Gametos y Gónadas en
el Varón y en la Mujer. Revista Asebir, 9(2), 30-39.
Barrett, K. E., Barman, S. M., Boitano, S., & Brooks, H. L. (2014). Fisiología médica de ganong:
AMGH Editora.
81
Bergman, Å., Heindel, J. J., Kasten, T., Kidd, K. A., Jobling, S., Neira, M., . . . Bornman, R.
(2013). The impact of endocrine disruption: A consensus statement on the state of
the science. In: National Institute of Environmental Health Sciences.
Cabrera Macias, Y., Alonso Remedios, A., López González, E. J., & López Cabrera, E. (2017).
¿ nos enferman las preocupaciones? Una respuesta desde la
psiconeuroinmunoendocrinología. MediSur, 15(6), 839-852.
Cousins, N. (1976). Anatomy of an illness (as perceived by the patient). New England Journal
of Medicine, 295(26), 1458-1463.
de León García, L. P., & Sierra, C. L. J. (2001). El informe de la onu sobre medio ambiente y
población mundial 2001: Inicio de una reflexión crítica. Sociológica, 16(47), 241-
267.
McAllister, E. J., Dhurandhar, N. V., Keith, S. W., Aronne, L. J., Barger, J., Baskin, M., . . .
Eisenmann, J. C. (2009). Ten putative contributors to the obesity epidemic. Critical
reviews in food science and nutrition, 49(10), 868-913.
Morgan, N., Irwin, M. R., Chung, M., & Wang, C. (2014). The effects of mind-body therapies
on the immune system: meta-analysis. PloS one, 9(7), e100903.
82
Rolland, M., Le Moal, J., Wagner, V., Royère, D., & De Mouzon, J. (2013). Decline in semen
concentration and morphology in a sample of 26 609 men close to general
population between 1989 and 2005 in france. Human reproduction, 28(2), 462-
470.
Scaglia, H., Chichizola, C., Franconi, M. C., Ludueña, B., Mastandrea, C., & Scaglia, J. (2009).
Disruptores endocrinos. Composición química, mecanismo de acción y efecto sobre
el eje reproductivo. Reproducción, 24(2), 74-86.
Selye, H. (1936). A syndrome produced by diverse nocuous agents. Nature, 138(3479), 32-
32.
Toirac, E. J. L., Díaz, E. B. H., Dueñas, I. C., Acosta, J. R., & Cabrera-Rode, E. (2015).
Mecanismos inmunológicos e infertilidad femenina. Revista Cubana de
Investigaciones Biomédicas, 34(1), 80-92.
Venegas, P., & García, A. (2016). Influencia de la microbiota en la regulación del Sistema
Inmune. Diabetes, 1, 2.
83
84
CAPÍTULO VI
ÁMBITOS AFECTADOS POR LA INFERTILIDAD Y LAS TÉCNICAS DE REPRODUCCIÓN
HUMANA ASISTIDA
Lucía Cottet
Introducción
Cuando pensamos en técnicas de reproducción imaginamos, tal vez
inmediatamente, la problemática biológica, dejando de lado las cuestiones emocionales y
psicológicas que se encuentran implicadas.
Este capítulo retoma los resultados de una investigación (Cottet, 2018) que se
centró en la siguiente pregunta: ¿Qué sucede emocional y psicológicamente ante el
diagnóstico de infertilidad y durante los tratamientos de fertilidad?, ya que, si pensamos en
lo que está en juego, detectamos que es algo tan trascendental como el deseo de ser madre
o padre.
Es sabido que el conocimiento de la infertilidad como enfermedad crónica y
consecuentemente el tratamiento de fertilidad provoca un impacto emocional -que puede
o no ser elevado-, así como una “crisis vital”, ya que el descubrimiento del diagnóstico de
infertilidad genera un impacto psicológico, que supone una “crisis importante en la vida”
de las personas (Llavona Uribelarrea, 2008). Tanto el impacto emocional (I.E.) como el
impacto psicológico (I.P.) van afectando los diferentes ámbitos vitales, entendiéndose éstos
como: área familiar, área laboral, área de pareja y área económica. Ambas definiciones, I.E.
e I.P., se desarrollarán con detalle en este apartado, y se contrastará con los resultados
arrojados por la investigación que se realizó mediante una encuesta a personas que
recibieron el diagnóstico de infertilidad y que decidieron emprender un/os tratamiento/s
de reproducción asistida de alta o baja complejidad. También se dio la posibilidad de poder
explicar brevemente las respuestas, para poder saber ¿Qué dicen aquellos que atravesaron
tanto el diagnóstico de infertilidad como las TRHA?
Hay que tener en cuenta que, si bien este apartado está mayormente orientado a
parejas heterosexuales o personas con diagnóstico de infertilidad, hoy en día gracias al
avance de la Ley Nacional 26.862 (2013) se considera usuarios a todas las personas que
quieran formar sus familias, más allá de tener un diagnóstico de infertilidad, como bien se
describe en el capítulo 3 de este libro sobre “La salud sexual y la salud reproductiva: marco
normativo de la práctica psicológica en Argentina”. De esta forma, se abren nuevas
85
preguntas relacionadas con la perspectiva de género, las elecciones de maternidad y
paternidad solteras por elección, la gestación por sustitución, como por ejemplo: ¿Cuáles
serán los problemas más frecuentes?, ¿Será el impacto emocional y psicológico el mismo o
cambiará?, ¿Se verán afectadas las mismas áreas o serán otras?
86
diagnóstico. Es desde esta perspectiva que se puede pensar una situación vital estresante
como constructora de una oportunidad de desajuste emocional o una oportunidad para
crecimiento personal (Río et al., 2008).
Llavona Uribelarrea (2008) plantea la idea de “crisis vital” ya que el descubrimiento
del diagnóstico de infertilidad genera un impacto psicológico, que supone una “crisis
importante en la vida” de las personas. Que se haga evidente la imposibilidad de concebir
un hijo produce sorpresa y frustración (ante esta situación inesperada), debido a la creencia
previa de que la concepción está implícita en las relaciones de pareja y que no existe
anticipación posible de este diagnóstico. Agrega “[...] la constatación del fracaso en tener
un hijo no sólo ha de provocar una frustración por el no cumplimiento del deseo y las
expectativas de paternidad, sino que también supone una alteración, al menos temporal,
del plan de vida que se tenía trazado, y de alguna manera supone un desafío a ese proyecto
de vida.” (Llavona Uribelarrea, 2008, p.160). Ya sea porque se había programado la
paternidad-maternidad en la juventud o como término de una etapa del desarrollo
personal; para los dos casos la importancia del factor tiempo se debe a que será una
variable que puede poner en mayor riesgo el cumplimiento de los objetivos del plan de vida
establecido. Las parejas se pueden sentir confundidas y desconcertadas, deberán
replantearse los planes de vida, los valores y decisiones (recibir ayuda de la medicina
reproductiva, vivir sin hijos, etc.) (Llavona Uribelarrea, 2008).
Cuando la pareja decide comenzar con algún tratamiento de reproducción asistida,
Urdapilleta (1999) explica que se genera un impacto psicológico particular y específico,
debido a que el impacto se genera sobre el cuerpo, la mente, las visiones éticas y religiosas,
contexto de amigos y familiar, como así también sobre las áreas laborales y económicas.
Las situaciones que deben enfrentar son por lo general desconocidas, donde el tiempo es
limitado. La autora pasa a explicar el impacto psicológico de las técnicas de reproducción
de la siguiente manera:
La experiencia de incomodidad física se debe a los diferentes procedimientos
donde el cuerpo se ve implicado, como en las inyecciones diarias, punciones,
ecografías, extracciones de sangre, efectos secundarios de medicaciones,
fluctuaciones emocionales que se generan debido a la ingesta de hormonas,
entre otras.
87
Para poder tomar decisiones médicas, deben aprender y comprender el
lenguaje técnico y médico que muchas veces es complejo y nuevo, ser
conscientes de que se deben atravesar las distintas etapas de los tratamientos
puede provocar temor a fracasar, la falta de seguridad en los resultados y vivir
las técnicas de reproducción como una esperanza última, además de la
“sensación de falta de control” sobre lo que sucede y la entrega al médico y
cuerpo médico puede influir en el desajuste emocional.
Las visiones éticas y religiosas se ven comprometidas al momento de decidir
cuestiones relacionadas con la congelación de (pre)-embriones, gametos, o
utilizar o no gametos donados, tipos de técnicas a utilizar, etc.
En cuanto a lo familiar y social, el brindar o no información con respecto a los
tratamientos, a veces interrumpiendo actividades sociales o laborales, no sólo
por los tratamientos sino también por el estado de ánimo que puede provocar
aislamiento.
El costo de los tratamientos y de la medicación, el gasto económico suele ser
elevado, más aún si las parejas deben viajar y hospedarse (Urdapilleta, 1999).
Trabajo de investigación
Para realizar el trabajo de investigación mencionado (Cottet, 2018) se utilizó una
encuesta estructurada online con 3 apartados:
Datos particulares de la persona (ítems obligatorios);
Preguntas relacionadas a la infertilidad y tratamientos reproductivos (ítems
obligatorios);
Preguntas relacionadas con el acompañamiento psicológico y el rol del
psicólogo (ítems obligatorios y optativos).
En el primer apartado se preguntó por la edad en que se dio inicio a los
tratamientos, la cantidad de tratamientos de alta y baja complejidad, género, estado civil,
zona de residencia, centro de fertilidad donde realizó los procedimientos, tipo de
tratamiento y gametos utilizados.
En el segundo apartado se preguntó por la reacción al momento de recibir el
diagnóstico de infertilidad (ira, sorpresa, tristeza, miedo, otro) y su explicación; la
consideración sobre si el diagnóstico afectó negativamente las áreas pareja, familiar,
laboral/social, otro y su explicación; la consideración sobre si, a partir del diagnóstico de
88
infertilidad, el paso del tiempo se convirtió en un factor estresante; cómo realizó los
tratamientos de fertilidad (sola/o, acompañada/o por: la pareja, familia, amistades, otro);
la afectación negativa de las áreas familiar, social, laboral, pareja, económica, ninguna, otro
durante el/los tratamientos y su explicación; y cuáles sentimientos estuvieron más
presentes durante el/los tratamientos (esperanza, frustración, culpa, alegría, ansiedad,
impotencia, otro).
Por último, en el tercer apartado se preguntó acerca de si tuvo o no
acompañamiento psicológico luego del diagnóstico de infertilidad, si cree que es necesario
y su explicación; si tuvo acompañamiento psicológico o no durante el/los tratamientos de
fertilidad, si cree que es necesario; de qué manera obtuvo acceso al tratamiento
psicológico; en qué áreas se focalizó el trabajo/tratamiento psicológico; qué actitudes del
profesional le sirvieron más; y qué tipo de terapia realizó.
A los fines de este capítulo se hará un foco particular en el segundo apartado.
89
por ejemplo a la producción de espermatozoides, maduración de óvulos o que un embarazo
llegue a término14.
14
Para mayor desarrollo, ver capítulo “Un abordaje sistémico a las técnicas de reproducción
asistida desde la Psiconeuroinmunoendocrinología” del presente volumen.
90
tratante y con el sentimiento mismo de la experiencia de recibir el diagnóstico de
infertilidad: “Bronca por tener que hacer un tratamiento cuando tiene que ser algo natural
y sentí que, como mujer, estaba fallada… que no era normal.”, “Fue mucho tiempo de
estudiarme a mí y el problema estaba en mi esposo”, “Los médicos clínicos o ginecólogos
que había consultado nunca le dieron importancia a algunos puntos que planteaba.[...]”.
Por su parte, el encuestado masculino explica su sentimiento de ira por una consecuencia
de su trabajo: “soy veterinario y por contagio con un animal enfermo afectó mi fertilidad”.
La sorpresa está relacionada con un hecho inesperado y difícil de enfrentar. Los
encuestados agregaron: “Era muy joven y nunca me imaginé que podía pasar”, “Fue un
shock”, “Varias emociones al mismo tiempo ya que fue muy duro para ambos tener nuestro
diagnóstico”, “En realidad es infertilidad sin causa aparente”, “Sorpresa porque no me lo
esperaba y miedo a lo que venía.”.
91
tener hijos: “En el momento en que a mi pareja también le diagnosticaron problemas de
fertilidad”, “Porque al principio del tratamiento fue con mucha ilusión, después muy
cansador y desgastante anímica y físicamente”, “mi esposa quería tener hijos y esto
afectaba”.
Las relaciones sociales y amistades se ven afectadas por los sentimientos que
surgen en el encuentro con personas que ya tienen hijos o frente a la pregunta “¿y los hijos
para cuándo?”. También en fechas importantes donde se festejan los días de la madre o el
padre, o eventos sociales afines. Estas situaciones pueden provocar aislamiento: “Te querés
alejar de tus amistades que tienen hijos porque vos no podés. Es un poco egoísta el
pensamiento. Porque yo no y ella sí”, “Asistir a eventos sociales. Que la gente me pregunte
para cuándo. Ver a mis amigas ser madres. Días de la madre y padre y cumplir años. Lo más
doloroso, problemático”, “Tanto a nivel personal como en pareja nos aislamos”.
También, tanto las relaciones familiares como las sociales se ven afectadas por la
pregunta sobre cuándo llegará el bebé, al igual que los sentimientos de aislamiento que
surgen tanto por las preguntas o comentarios desafortunados como por los lugares donde
se encuentran bebés o personas con hijos: “Es una frustración para la mujer que quiere ser
madre, ante su esposo, su familia y otras personas de su entorno. También una se va
alejando de los nacimientos y fiestitas infantiles...mucha tristeza e impotencia. Los terceros
no saben si preguntar o no el porqué del no embarazo y yo me voy endureciendo en las
respuestas que parecen agresivas muchas veces”, “Me trato de alejar de todo ámbito en el
que haya embarazadas/bebés a pesar que me encantan. No soporto las preguntas de para
cuando tendré hijos.”
En cuanto a la esfera laboral, ésta se ve afectada en las/os encuestadas/os debido
a las ausencias que necesitan realizar por los requerimientos médicos: “Dado que vivimos
en el interior, debí ausentarme de mi trabajo en reiteradas oportunidades para viajar a
Buenos Aires a hacernos los estudios correspondientes”, “Porque debía ausentarme para
realizar controles”.
Por otra parte, algunas personas contestaron que todas las áreas se vieron
afectadas debido a que se habían movilizado todos los vínculos importantes por los
sentimientos encontrados que experimentaban, pero que a medida que los tratamientos
avanzaban y lograban el embarazo sintieron que la experiencia sirvió para aprender muchas
cosas.
92
Asimismo, como impacto psicológico se constató que luego del diagnóstico de
infertilidad el tiempo es un factor estresante, con respuestas afirmativas casi en el total de
la muestra, en un 90.9% (N=30).
93
En el área de pareja se relacionan con el impacto psicológico los intentos fallidos,
los cambios de humor debido al tratamiento hormonal, la ansiedad y los costos de los
tratamientos, como situaciones que desgastan a las parejas.
En cuanto al área económica, algunas personas mencionan haber hecho los
tratamientos antes de que se promulgue la Ley de cobertura en tratamientos de
fertilización asistida (Ley N° 26862) lo cual implicaba pagar los tratamientos, medicamentos
y honorarios médicos, y los que han realizado los tratamientos luego de dicha Ley aún se
les dificulta pagar los medicamentos por los altos costos.
Por último, en el área familiar se repiten las problemáticas sociales, de pareja y
laborales, relacionadas con la presión por la búsqueda del bebé y éxito de los tratamientos,
los cambios de humor debido a las hormonas, los intentos fallidos y el tiempo dedicado a
los tratamientos: “[...] En los demás ámbitos, siempre es negativo porque dejo mucha
energía y tiempo para los controles médicos y también mi mente se dispersa y mi humor
cambia ante cada fracaso. Es inevitable que afecte al entorno, aunque yo trato de sufrirlo
en silencio...siempre se nota.”, “Las inyecciones me ponían muy sensible y a la vez me sentía
enojada con todo y todos”, “Toda la familia esperaba con muchas ansias la llegada del
bebé”.
Por otro lado, sobre el total de la muestra, el 30.3% (N=10) contestó que no
consideraban que las áreas vitales habían sido afectadas negativamente, ya que el entorno
conocía la situación y eran motivadores. También consideraron fundamental la privacidad
para que las esferas evaluadas no se vean afectadas.
Recursos adaptativos
En la investigación, también se evaluó el apoyo social como un recurso adaptativo,
ya que, como se explicó anteriormente, permite abordar con mayor éxito las situaciones
aversivas y recuperar o mantener el funcionamiento que se presentaba antes del suceso
estresante en las distintas áreas vitales, permitiendo una mayor percepción de control
sobre la situación.
Para evaluar esto, se indagó si los tratamientos de fertilidad fueron realizados de
forma acompañada o en soledad, obteniendo como resultado que, en su mayoría, los
procedimientos se han llevado a cabo acompañadas/os por la pareja en un 93.9% (N=31),
acompañadas/os por la familia en el 30.3% (N=10), acompañadas/os por amistades en el
21.2% (N=7), y sola/o en un 9.1% (N=3). Es característico el bajo porcentaje que son
94
acompañadas/os por terceros como la familia o amistades, ya que en este ítem podían
elegir más de una opción.
Por otro lado, los rasgos de personalidad también forman parte de los recursos
adaptativos. Si bien este ítem no fue evaluado explícitamente, puede observarse en los
comentarios de los encuestados al preguntar sobre el impacto negativo del diagnóstico de
infertilidad, en los cuales muchos refieren que no se vieron afectados negativamente pues
fue una oportunidad para un crecimiento tanto personal como de pareja: “[...] fue un
proceso que encaramos como una decisión personal, estuve contenida y ayudada por mi
terapia”, “Siempre contamos lo que nos pasaba”, “Porque siempre se habló y recibí su
apoyo”, “los tratamiento afectaron positivamente la relación con mi pareja, el vínculo se
volvió más maduro y comprometido.”, “Mucha contención”, entre otros.
Aquí se puede pensar en el rol del psicólogo como facilitador y/o propiciador para
que los recursos adaptativos puedan desarrollarse, teniendo en cuenta el contexto y la
personalidad de las parejas o personas que atraviesan las técnicas. Los autores Rosset et al.
(2009) señalan que el apoyo social es un aspecto muy importante que el psicólogo tiene
que abordar, debido a que desahogar las emociones sólo con el cónyuge puede
incrementar los sentimientos negativos.
Conclusión
De acuerdo con lo que expresaron las/os encuestadas/os y la valoración emocional
expuesta, se puede concluir que existe un impacto emocional que proviene tanto del
diagnóstico de infertilidad como de los tratamientos de reproducción asistida. Del primero,
aparecen como preponderantes la tristeza y el miedo, mientras que, del segundo, la
ansiedad, la esperanza y la frustración. Retomando el concepto de “desajuste emocional”
(Río et al., 2008), éste da cuenta de las alteraciones emocionales que se producen frente a
una situación estresante siendo por esto que no puede catalogarse de forma
clínica/psicopatológica, además de ser una valoración de tipo autoinforme o
autoobservación de los momentos mencionados.
Por otra parte, a medida que avanzan los tratamientos se pueden presentar
variaciones emocionales, como por ejemplo de la ansiedad a la esperanza o a la frustración,
dependiendo de los resultados de los tratamientos, de las repeticiones, del paso del tiempo
o de las variables en las que se vean involucrados los pacientes en tratamiento.
95
Respecto del impacto psicológico, en el caso del D.I. un gran porcentaje consideró
que fue un hecho que no afectó las áreas vitales, sino que fue algo positivo ya que esa
experiencia permitió un crecimiento tanto personal como de pareja. Esto se puede pensar
desde el concepto de “recursos adaptativos” (Río et al., 2008), teniendo en cuenta que
aspectos como la comunicación, la contención y la comprensión fueron los más valorados
por las/os encuestadas/os. Esto permitió que la carga emotiva no se apoye exclusivamente
sobre la pareja, evitando un incremento de los sentimientos negativos. Aquí es importante
resaltar el rol del psicólogo y su responsabilidad de evaluar y promover el apoyo social,
como lo plantean los autores Rosset et al. (2009) y Izzedin-Bouquet de Duran (2011).
Durante los tratamientos, relativamente pocas personas no se sintieron afectadas,
consideraron importante la motivación del entorno al conocer la situación (apoyo social) y
la privacidad en brindar cierta información. Esto se debe a que muchas personas lo
consideran como un “problema central” en sus vidas, lo que conlleva una afectación más
pronunciada y una disminución de los recursos adaptativos, viéndose afectadas
negativamente en grados diversos las áreas vitales. Precisamente el “impacto psicológico”
que las técnicas tienen sobre las personas y los contextos, es decir, sobre el cuerpo, la
mente, el contexto social/familiar, como también el contexto laboral/económico
(Urdapilleta, 1999). Frente al aislamiento que expresaron los encuestados, como respuesta
a la problemática social/familiar, los autores Rosset et al. (2009) proponen técnicas
asertivas para fomentar los distintos modos de respuesta al entorno social.
El rol del psicólogo en el área de las TRHA es necesario ya que, como queda
expuesto, tanto el impacto emocional como psicológico es evidente. Muchas variables
entran en juego debido a la complejidad de la situación, haciendo que algunas o todas las
áreas se vean afectadas. Si bien las personas tienen la capacidad de desarrollar los recursos
adaptativos, a veces éstos no pueden desplegarse, haciendo que la calidad de vida de los
pacientes disminuya. De esta manera el psicólogo puede involucrarse no sólo para resolver
conflictos personales, sino brindando técnicas que faciliten la comunicación con el entorno,
haciendo de nexo entre el cuerpo médico y el paciente, favoreciendo el apoyo social,
evaluando el desajuste emocional y los recursos adaptativos, entre otros.
Por último, cabe destacar que, al finalizar la encuesta, se dejaba abierta la
posibilidad de hacer algún comentario. En esta parte, muchos de las/os encuestadas/os se
referían a la frialdad con que el médico o su equipo trataban a los pacientes, y expresaban
96
que dejaban por fuera lo emocional siendo algo tan presente durante el diagnóstico de
infertilidad y durante los tratamientos. Algunos llegaban a pedir que se pueda capacitar a
los profesionales para que puedan tener conocimiento sobre la problemática emocional o
psicológica. Si bien no es el trabajo del médico tratar la esfera emocional, se puede pensar
en la necesidad de un trabajo interdisciplinario que posibilite pensar la problemática de las
TRHA desde un abordaje más integral, que es donde se interconecta lo emocional con lo
corporal (el deseo de ser padres y la imposibilidad biológica). En relación a esto, Urdapilleta
(2009) afirma que es ineludible el trabajo interdisciplinario para poder ayudar a los
pacientes a transitar su crisis de vida.
Referencias bibliográficas
Antequera Jurado, R., Moreno-Rosset, C., Jenaro Río, C., & Ávila Espada, A. (2008).
Principales trastornos psicológicos asociados a la infertilidad. Papeles del psicólogo,
29(2).
Moreno, C., Antequera, R., & Jenaro, C. (2008). DERA, Cuestionario de desajuste emocional
y recursos adaptativos en infertilidad. Madrid: TEA.
Moreno Rosset, C., Antequera Jurado, R., Jenaro Río, C., & Gómez Sánchez, Y. (2009). La
Psicología de la Reproducción: la necesidad del psicólogo en las Unidades de
Reproducción Humana. Clínica y Salud, 20(1), 79-90.
Muñoz, D., Kirchner, T., Forns, M., Peñarrubia, J., & Balasch, J. (2009). Estresores vinculados
a la infertilidad en parejas que inician un tratamiento de fecundación in vitro (FIV).
Anuario de Psicología Clínica y de la Salud, 5, 99-105.
97
Urdapilleta, L. (1999). Psicología en reproducción asistida de alta complejidad.
Características de los pacientes, situaciones generadas en los tratamientos y sus
modos de abordaje. Revista de Medicina Reproductiva, 2(2), 76-82.
98
CAPÍTULO VII
FACTORES PREDICTORES DE ABANDONO DE LAS TÉCNICAS DE REPRODUCCIÓN ASISTIDA: SU
ABORDAJE DESDE LA TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL
Constanza Bracht
Introducción
En los últimos 50 años, el gran desarrollo de las Técnicas de Reproducción Humana
Asistida (TRHA) ha posibilitado el gran sueño de paternidad / maternidad a millones de
personas en todo el mundo. Los avances científicos y legales que habilitaron la donación de
gametos y subrogación de vientre hicieron que hoy en día las probabilidades de concepción
a través de TRHA sean muy altas. Tal es así que hay clínicas de fertilidad que prometen
hasta un 97%15 de probabilidad de éxito en sus tratamientos con gametos donados. Pero a
pesar de todo lo dicho, existe una incontable cantidad de personas que, a pesar de su fuerte
deseo, no logran aquel embarazo. Se trata de personas que intentan con un par de
tratamientos y abandonan rápidamente, aun cuando su médico tratante les ha dado un
pronóstico alentador y les ha sugerido que vale la pena seguir intentando.
Según la OMS, el grado de “adherencia” a un tratamiento está definido por la
mayor o menor medida en que un paciente acepta y acata el consejo médico (OMS; 2003).
En el caso de los tratamientos de fertilidad, una buena adherencia implica que los pacientes
estarán dispuestos a someterse a la cantidad de ciclos indicados por su médico hasta que
el embarazo sea logrado o hasta que haya una recomendación para suspender los intentos.
“No-adherencia” en fertilidad puede ocurrir en la forma de abandono prematuro de las
TRHA, cuando los pacientes deciden suspender a pesar de una prognosis favorable y
contando con los medios económicos para cubrir los tratamientos. Cabe mencionar que la
“no-adherencia” también implicaría la insistencia con nuevos ciclos a pesar de las
recomendaciones médicas de no continuar. (Gameiro & Boivin, 2015).
Entonces, se presenta aquí el problema… ¿Por qué muchos pacientes no adhieren
a los tratamientos con suficiente empeño, o por qué abandonan los intentos antes de
tiempo?
15
Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI): tasas de éxito. Obtenido de:
https://ivi.com.ar/preguntas-frecuentes/tasas-de-exito/
99
Se han realizado diversos trabajos de investigación sobre el abandono prematuro
o la “no-adherencia” a los tratamientos, y cada uno ha puesto foco sobre diferentes
factores. Muchos se concentran en las causas y se cuestionan si éstas tienen que ver más
con el costo de los tratamientos, con la carga emocional, o con la falta de cuidados
adecuados y contención de los pacientes en los centros de fertilidad (Brandes et al., 2009,
Gameiro et al., 2013; Roca de Bes, 2012; Smeenk et al., 2004). Otros estudios abordan la
temática de los factores de riesgo. Para muchos especialistas, la vulnerabilidad emocional
de los pacientes previo a iniciar los tratamientos (síntomas de ansiedad y/o depresión) es
un factor que debe ser detectado y resuelto. Es relevante también el historial de infertilidad
(años de búsqueda, abortos, intervenciones quirúrgicas previas) y la red social de
contención con la que se cuenta: pareja, familia, amistades etc. (Pedro et al., 2017; Verhaak
et al.,2005). Todos estos factores se constituyen como predictores de abandono, y deberán
ser sopesados con factores que, por el contrario, se consideran “protectores”: resiliencia,
estrategias activas de afrontamiento, apoyo social, aceptación, habilidades en resolución
de problemas y toma de decisiones, apoyo terapéutico especializado, etc. (Herrmann et al.,
2011).
Con diferentes matices, todos los expertos coinciden en que los tratamientos de
fertilidad, sobre todo si se prolongan en el tiempo, producen una fuerte carga emocional
en los pacientes, provocando alteraciones en el estado de ánimo, y empobreciendo la
calidad de vida (aislamiento, depresión, sentimientos de inferioridad, desesperanza). Estos
síntomas adversos claramente disminuyen las posibilidades de embarazo (Chen et al.,2004,
Roca de Bes, 2012) porque si la carga emocional es muy grande y el paciente no la puede
soportar, abandona tempranamente el tratamiento aun cuando su prognosis es buena. Es
por este motivo que resulta imperativo que los pacientes que transitan los caminos de las
TRHA reciban apoyo psicológico de terapeutas expertos en el tema.
100
El abandono prematuro de los tratamientos puede deberse a un mecanismo de
defensa ante un factor estresor que el paciente no puede enfrentar o controlar. Está
demostrado en numerosas investigaciones (Chen et al., 2004; Domar, 2004) que situaciones
de estrés prolongado pueden causar trastornos de ansiedad y depresión, e incluso generar
cuadros de carácter crónico con lo cual sería entendible que muchos pacientes optaran por
alejarse de los tratamientos o diferir en el tiempo el inicio de un nuevo ciclo. Entonces, si el
objetivo primordial del acompañamiento terapéutico es mejorar la adherencia a los
tratamientos, será clave ya desde las primeras entrevistas, detectar los factores predictores
para elaborar una completa conceptualización del caso y poder acordar con los pacientes
cómo se va a trabajar.
Los factores predictores de abandono son numerosos. En 2005, Verhaak y equipo
publicaron un estudio muy específico al respecto (Verhaak et al, 2005). Según sus
investigaciones, los factores que más incidían promoviendo o previniendo el abandono
eran los siguientes:
Factores de riesgo:
Marcado grado de neurosis (fuertes tendencias a sufrir ansiedad y/o
depresión);
Distorsiones cognitivas (sensación de desamparo excesivo en momentos de
estrés y tendencia a sobreestimar la amenaza y a subestimar los recursos);
La evitación como modo de afrontamiento mayormente utilizado;
Descontento con el matrimonio o la pareja y con la vida sexual.
Factores Protectores:
Optimismo;
Alto grado de aceptación de la infertilidad;
Apoyo familiar y social.
En su ponencia en el 29° Congreso Nacional de la Sociedad Española de Fertilidad,
Montserrat Roca de Bes mencionó esos mismos factores y agregó otros igualmente
importantes:
El nivel de autocrítica y autoexigencia de un paciente: estos sentimientos
pueden influir negativamente ya que contribuyen a un cuadro de mayor estrés.
El grado de autonomía o dependencia de un paciente: estos factores pueden
inclinar la balanza hacia una mejor o peor prognosis respectivamente.
101
El grado de realismo de las expectativas sobre el éxito de los tratamientos:
según Roca de Bes, si las expectativas de los pacientes son muy bajas, el
pesimismo puede llevar a una decisión temprana de abandono, y en cambio, si
las expectativas son desmesuradamente optimistas, los pacientes pueden sufrir
en exceso si los resultados no terminan siendo los esperados (Roca de Bes,
2012).
Un equipo de investigadores liderado por S. Gameiro también realizó un estudio
interesante sobre otros factores predictores de abandono prematuro distintos a los ya
mencionados. Se trata de factores inherentes a la historia de fertilidad de los pacientes.
(Gameiro et al., 2012). Las variables mencionadas en el estudio fueron las siguientes:
Si se tuvieron hijos anteriormente;
Si se han sufrido abortos recurrentes previos;
Si el problema de infertilidad severo es del hombre;
Si la estimulación hormonal es muy fuerte;
Si el número de ovocitos extraídos o embriones transferidos anteriormente ha
sido muy bajo.
Existen además otros factores predictores que no han sido mencionados por estas
investigaciones y que vale la pena tener en cuenta. Estos factores podrían ser clasificados
en dos grupos. En el primer grupo incluimos los factores que pueden ser trabajados desde
una terapia cognitivo conductual, y en el segundo grupo incluimos factores que tienen que
ver con situaciones ajenas a la persona, que no pueden ser trabajados desde la psicología
pero que de todos modos son variables que deberían ser relevadas por el terapeuta que
desee armar una buena conceptualización del caso.
Con respecto al primer grupo, el de los factores de tipo cognitivo encontramos:
a. La rigidez de pensamiento: hay personas que se manejan con creencias o
concepciones muy rígidas acerca de cómo debería funcionar el mundo. Éstas
presentan por lo general, grandes dificultades de adaptación y aceptación.
b. El culto religioso: muchas personas profesan una religión cuyos dogmas
prohíben el uso de TRHA. Estos pacientes suelen resistirse al uso de las mismas,
o suelen aceptar las más sencillas pero rechazar los tratamientos de mayor
complejidad.
102
En el segundo grupo, que incluye factores exógenos que escapan de la intervención
del psicólogo, podemos destacar:
El factor económico: si bien en la mayoría de los países las obras sociales y
prepagas cubren una buena parte de los costos de los tratamientos, es cierto
que esta cobertura nunca llega al 100%. Sucede, además, que muchas de las
empresas de salud ponen tantos requisitos burocráticos para efectivizar los
reintegros que muchas veces los pacientes prefieren costear ellos mismos
algunos tratamientos. Contar con buenos recursos económicos es entonces un
factor protector clave, ya que poder acceder a los tratamientos sin tener que
depender de las autorizaciones de las obras sociales permite, entre otros,
acelerar tiempos de espera y elegir una institución o médico de preferencia
fuera de los listados aprobados. Todo ello disminuye el estrés y previene el
abandono prematuro de los tratamientos.
El estado general de salud de la mujer: esto es relevante porque por ejemplo
una mujer que sufre de obesidad, o diabetes, o presenta estados depresivos,
tiene muchas menos probabilidades de lograr un embarazo con TRHA que una
mujer sana. O tal vez su tratamiento llevará mucho más tiempo, con lo cual el
apoyo psicológico será clave para que persista en sus intentos.
La facilidad de acceso a las TRHA: una paciente que no tiene acceso a un centro
de fertilidad en su ciudad y tiene que emprender un largo viaje cada vez que se
reúne con su médico o se practica un estudio, tiene menos probabilidades de
una adherencia adecuada o prolongada al tratamiento.
Todos estos son, en líneas generales, los factores predictores de abandono que el
psicólogo especialista en reproducción deberá detectar durante los primeros encuentros
con los pacientes. Como hemos visto, la existencia de factores “de riesgo” indicará una
mayor probabilidad de abandono prematuro de los tratamientos, mientras que la presencia
de los factores “protectores” indicará una mayor probabilidad de adherencia a los mismos.
Analizaremos en el siguiente apartado algunas de las distintas propuestas desde la TCC para
trabajar estos factores.
Trabajando con los factores de riesgo y los factores protectores desde la TCC
El modelo de la terapia cognitiva conductual se basa principalmente en el trabajo
sobre las creencias nucleares que todos vamos construyendo a lo largo de la vida acerca de
103
nosotros mismos, de los otros y de nuestro futuro. Estas creencias determinan la forma en
que procesamos la información o el sentido que le adjudicamos a las demandas que
recibimos del entorno, y también influyen en cómo actuamos frente a ellas. Estos modos
que tenemos de evaluar las situaciones que nos rodean y las estrategias de respuesta o
afrontamiento que elegimos muchas veces van tomando una forma repetitiva y rígida. A
esas interpretaciones personales de la realidad se las denomina “esquemas”. Los esquemas
pueden ser adecuados y eficaces, pero en ocasiones pueden no ser son muy adaptativos.
Los esquemas disfuncionales en general se construyen en base a creencias muy extremas,
rígidas y a veces, un tanto irracionales. Existen esquemas específicos para distintos tipos de
patologías, por ejemplo, el esquema de interpretación negativa de los acontecimientos,
muy común en pacientes depresivos, esquemas de peligros, para pacientes fóbicos, o
esquemas de hiperresponsabilidad, muy frecuentes en los obsesivos compulsivos.
El trabajo en la terapia cognitivo conductual consiste en guiar al paciente para que
pueda detectar tanto esos esquemas como las creencias nucleares subyacentes. El objetivo
será modificarlos y reemplazarlos por otros más adaptativos. Usualmente el acceso a los
esquemas se logra a través de las emociones y de la detección de pensamientos
automáticos asociados a las mismas. Luego la modificación de los esquemas se trabaja
tanto a partir de los desafíos cognitivos (cuestionamiento y distanciamiento de los
pensamientos distorsionados) como de los desafíos conductuales (se proponen ensayos
con respuestas conductuales más eficaces) (Beck et al, 2004).
Específicamente, en el acompañamiento de pacientes que inician tratamientos de
fertilidad, este trabajo adopta los lineamientos generales antes descriptos pero a su vez
pone foco en las siguientes 4 áreas:
Autoconocimiento: detección y cuestionamiento de creencias nucleares y
pensamientos automáticos negativos que generan o potencian el sufrimiento.
Reestructuración conductual y cognitiva: recursos de afrontamiento y
habilidades sociales y comunicacionales.
Técnicas para solución de problemas: para poder separar hechos de
presunciones, relativizar, descubrir alternativas y diseñar planes de acción para
alcanzar determinados objetivos.
Relajación: ejercicios de respiración, yoga, meditación, entre otros, para
recuperar la sensación de autocontrol (Beck 2011, citado en Klock, 2012).
104
En las entrevistas preliminares se apuntará a relevar la siguiente información sobre
el paciente:
Su personalidad: su visión de sí mismo y de los otros, sus creencias nucleares
acerca del mundo que lo rodea, sus estrategias básicas de afrontamiento y los
eventos que más afectan su emocionalidad.
Su historial de infertilidad: diagnóstico médico, tiempo que lleva intentando
concebir, concepciones sobre técnicas disponibles, experiencia en duelos,
expectativas, etcétera.
Una vez que la información está completa, el psicólogo elaborará la
conceptualización del caso y propondrá una serie de hipótesis de trabajo a consensuar con
el paciente. Dichas hipótesis de trabajo se podrán construir a partir de los factores de riesgo
y los factores protectores que se hayan detectado.
105
afectiva. La técnica propuesta permite el distanciamiento o el descentramiento
con respecto a los pensamientos automáticos dañinos. Con algo de práctica
consistente, los pacientes logran relacionarse con sus emociones o
pensamientos negativos desde otro lugar. En lugar de considerarlos como
necesariamente ciertos o como un aspecto del yo, se los considera como
eventos mentales pasajeros que no son necesariamente reflexiones válidas
sobre la realidad ni aspectos fundamentales de la persona. En las últimas
décadas el mindfulness ha sido una de las herramientas más eficaces para la
prevención de recaídas en los pacientes que sufren de trastorno depresivo.
(Segal, Williams & Teasdale, 2006).
Grado de distorsión cognitiva: el modelo cognitivo postula que la depresión, la
ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo son muchas veces activados o
exacerbados por pensamientos sesgados o rígidos. Un abordaje desde la
psicoeducación apunta a mostrar al paciente que la forma en que piensa y la
forma en que se comporta están determinados por la perspectiva con la que
encara su vida. Se hace hincapié en la importancia de analizar los modos en que
el paciente construye la realidad a través de preguntas y experimentos
conductuales. Así, se intenta estimular una mayor concientización de los
pensamientos que pueden estar alimentando alguna negatividad, y de
introducir dudas fundamentales sobre la infalibilidad de esta forma de pensar.
El terapeuta alienta el escepticismo respecto a cualquier pensamiento que
incapacite al paciente (Leahy, 2018). El trabajo sobre las distorsiones cognitivas
es clave porque contribuye a que los pacientes que se someten a las TRHA
puedan tener expectativas muy realistas sobre los resultados de sus
tratamientos. Si las expectativas de los pacientes están sobredimensionadas el
golpe emocional ante un resultado negativo será mucho más demoledor que
para alguien que contaba con que ese resultado formaba parte de los
escenarios posibles. Por el contrario, si las expectativas de los pacientes son
demasiado pesimistas, la desmotivación impedirá una buena adherencia a los
tratamientos. Un terapeuta con experiencia en temáticas de fertilidad debiera
ayudar a los pacientes a mantener ese justo equilibrio entre la realidad y la
106
esperanza para poder sobrellevar con mayor serenidad y aceptación los
sucesos como se vayan dando.
El estilo de afrontamiento privilegiado: desde la TCC se define el estilo de
afrontamiento de una persona (“coping”) como “aquellos esfuerzos cognitivos
y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar
las demandas específicas, externas y/o internas, que son evaluadas como
excedentes o desbordantes de los recursos del individuo” (Lazarus y Folkman,
1984). Pero dichos esfuerzos no se realizan de la misma manera en cada
persona. Se puede pensar en 2 modos de afrontamiento: foco en el problema
o foco en las emociones y a su vez, en 2 modos de conducta: la activa (búsqueda
de soluciones) o pasiva (evitación) para cada estilo. Ningún estilo es mejor que
el otro, sino que su eficacia dependerá del contexto. Sin embargo, en el marco
de un tratamiento de fertilidad, en donde los pacientes suelen sufrir física y
emocionalmente, es frecuente que la evitación ante situaciones de estrés sea
un recurso muy elegido. El problema es que las conductas de evitación cuando
se está buscando un embarazo son claramente contraproducentes. El trabajo
del terapeuta consistirá entonces en ayudar al paciente a registrar las
conductas evitativas y a reemplazarlas por otras que sí lleven al logro de los
objetivos. Por supuesto, esto requerirá un trabajo para elaborar los miedos,
disipar las preocupaciones, debilitar la percepción de la amenaza y fortalecer la
autoestima proponiendo recursos de afrontamiento de tipo activo y orientado
a la resolución de problemas.
El grado de autonomía de los pacientes: la lógica determina que cuanto más
autónomos son los pacientes para resolver sus problemas, más probabilidades
tienen de adherir a los tratamientos propuestos por su médico y realizar los
intentos necesarios hasta lograr el embarazo. Por “autónoma” nos referimos a
una persona que no depende de que los demás accionen para resolver sus
problemas, sino que toma una actitud proactiva hacia el logro de sus objetivos.
En el transcurso de un tratamiento de fertilidad esta actitud es clave ya que son
muchos los obstáculos por sortear, sobre todo a medida que se avanza en
técnicas de mayor complejidad. Puede tratarse de obstáculos simples como la
reticencia de la obra social o prepaga para cubrir los tratamientos o puede
107
tratarse de situaciones más complejas como el trabajo legal que requiere un
proceso de gestación por subrogación en un país extranjero. Desde la TCC se
buscará reforzar los recursos de los pacientes para hacer frente a las
dificultades. El foco estará puesto en revalorizar la autoestima y registrar las
fortalezas y debilidades del paciente. Pero finalmente, aunque se busque y
valore la autonomía, será bueno acordar con el paciente, que también es un
recurso muy válido saber cuándo, cómo y a quién pedir ayuda cuando la
situación lo amerite.
El poder de resiliencia: entendemos a la resiliencia como la capacidad de salir
fortalecido de situaciones adversas. Los pacientes con mayor nivel de resiliencia
son menos proclives a paralizarse ante los obstáculos, tienen más capacidad de
espera, logran manejar mejor sus niveles de ansiedad, y cuentan con recursos
de afrontamiento eficaces que les permiten transitar los tratamientos sin que
el estrés emocional afecte dramáticamente su calidad de vida. El objetivo
último de la TCC tiene que ver justamente con poder ayudar a pacientes con
problemas de fertilidad a desarrollar su poder de resiliencia.
La espiritualidad y la religión: la espiritualidad puede definirse como la
búsqueda de sentido, propósito y conexión con uno mismo, con el universo o
con un poder superior. Por otro lado, la religión es una expresión de la
espiritualidad que se basa en un conjunto de creencias, prácticas y tradiciones
sistemáticas y organizadas que son compartidas por un grupo o comunidad
(Kvarfordt, 2007 citado en Dombo & Flood, 2015). Desde siempre, las prácticas
espirituales han ayudado al hombre a encontrar sentido o fuerzas en
situaciones de gran vulnerabilidad. Es por esto que las creencias religiosas o
prácticas espirituales de un paciente que transita el camino de las TRHA son un
factor importante a abordar por el terapeuta. Por un lado, los pacientes con un
sentimiento religioso muy fuerte pueden atravesar etapas de crisis de fe al
sentirse “abandonados” por Dios. Otros pueden sentir culpa al acceder a
determinadas técnicas reproductivas que no están permitidas por su religión, y
otros, en cambio, pueden encontrar en su religión y su práctica espiritual la
sensación de refugio, paz y aceptación que tanto están necesitando. Dicho esto,
la religiosidad no es un factor ni bueno ni malo. Lo importante es determinar
108
cómo se relaciona el paciente con su religión, qué aspectos de su vida espiritual
le hacen bien, y cuáles le pueden hacer daño (Dombo & Flood, 2015). Muchas
veces las personas salen fortalecidas en su fe luego de una crisis. Una persona
en un estadio “convencional” de religiosidad quizás acepta los dogmas tal cual
le son transmitidos sin cuestionar nada. Pero una persona que tiene la
oportunidad de poner a prueba sus creencias en un momento crítico de su vida,
muchas veces logra abrazar nuevamente su religión desde una perspectiva más
madura. Aprende a soltar los aspectos que no le terminan de convencer y a
abrazar aquellos en los que genuinamente cree (Domar, 2002).
109
Las intervenciones desde la TCC para los pacientes que llegan al consultorio con un
trauma muy reciente apuntan inicialmente a proponer actitudes hacia el auto-cuidado:
higiene del sueño, alimentación saludable, ejercicio, búsqueda de actividades gratificantes
y socialización con familiares y amigos de su zona de confort. Es muy frecuente que se
propongan luego técnicas de relajación y control del estrés, como el mindfulness. La idea
es fortalecer el estado de ánimo del paciente para que pueda desplegar una actitud positiva
ante nuevos desafíos, enfrentando así un nuevo ciclo de intentos sin que su calidad de vida
se vea sustancialmente afectada.
Otros pacientes que suelen abandonar los tratamientos antes de realizar todos los
intentos aconsejados por el médico son aquellos que ya tienen al menos un hijo. En la
mayoría de los casos, al haber ya ha cumplido su sueño de ser padres, no están tan
dispuestos a atravesar situaciones extremas o someterse a técnicas demasiado complejas
sólo para ampliar la familia. Sin embargo, el psicólogo no debe minimizar el deseo de un
segundo o tercer hijo cuando un paciente manifiesta tenerlo. La infertilidad secundaria es
muy frecuente y muy dolorosa para quienes la padecen. Los pacientes en esta situación no
se sienten demasiado comprendidos en su dolor. Si estos pacientes ya recurrieron a TRHA
para concebir el primer hijo, retomar los tratamientos para buscar el segundo, reaviva
muchos recuerdos de angustia y de estrés por lo experimentado en tratamientos previos.
A veces esos antecedentes son una carga difícil de llevar. En cambio, los pacientes que
tuvieron el primer hijo en forma natural también encaran los tratamientos para buscar el
segundo hijo con sentimientos de pesar, ya no de angustia, sino de una gran frustración, al
no poder comprender por qué motivos se les dificulta concebir cuando anteriormente todo
fue tan fácil (Domar, 2002.) El acompañamiento de los pacientes que ya son padres es
similar al que se hace con pacientes primerizos. Solamente hay que tener en cuenta las
particularidades mencionadas anteriormente. Estos pacientes cuentan con la ventaja de
poder rescatar y valorizar los aprendizajes previos de su historia de fertilidad. Por otro lado,
necesitan a veces un apoyo o guía para impedir que la búsqueda del nuevo hijo sea a
expensas de la estabilidad emocional de la familia que ya han logrado construir.
110
La pareja como factor de riesgo o protector
Algunos pacientes transitan el camino de las TRHA solos y otros en pareja. Las
parejas pueden ser heterosexuales o del mismo sexo. En cualquiera de los casos, es
importante que el terapeuta indague acerca del grado de conformidad que él o la paciente
tiene con su condición. Si se trata de personas que han decidido encarar su proyecto de
familia en soledad, es bueno saber con qué red de apoyo cuentan para el acompañamiento
en los momentos difíciles. Si se trata de pacientes que están en pareja, conviene indagar
cuán satisfactoria es la relación, qué grado de implicación tiene el otro con el tratamiento
y qué rol cumple. Un diagnóstico de infertilidad y una decisión de iniciar tratamientos sin
dudas pone a prueba la armonía y felicidad de cualquier pareja. Una pareja sólida, que goza
de una relación madura, cercana, saludable, se constituye como un factor protector contra
el abandono prematuro de los tratamientos. Sin embargo, una pareja que tiene problemas
de comunicación, opiniones éticas y religiosas muy dispares o dificultad para hablar sobre
su sexualidad, es una pareja muy vulnerable y es altamente probable que abandone los
tratamientos ante el menor traspié. Un abordaje de terapia de pareja desde la TCC para
casos de fertilidad debería perseguir los siguientes objetivos principales (Peterson, 2015):
Mejorar la comunicación entre las partes;
Detectar los modos elegidos de afrontamiento de cada una;
Preparar a la pareja para posibles desilusiones en los tratamientos;
Ayudar a disminuir las presiones sobre el funcionamiento sexual;
Facilitar la toma de decisiones de a dos;
Dialogar sobre diferencias culturales, éticas y religiosas para comprender las
perspectivas de cada uno y hallar puntos de encuentro.
Es mandatorio que la relación de pareja durante los tratamientos de fertilidad sea
monitoreada de cerca por el terapeuta. Son numerosos los efectos adversos que las TRHA
pueden tener sobre una relación. Primero porque hombres y mujeres enfrentan los
problemas de infertilidad de formas muy distintas. Experimentan el deseo y la urgencia de
un bebé de maneras diferentes, las respuestas emocionales ante los intentos fallidos son
distintas y los modos de afrontamiento también lo son. Las mujeres exponen el cuerpo a
distintos tratamientos invasivos y el hombre a veces siente culpa por ocupar el rol más
“fácil”. Y esa culpa se acrecienta mucho más cuando el problema de fertilidad lo tiene él.
En general, los hombres viven la propia infertilidad con mucha ansiedad y vergüenza. La
111
razón principal es que asocian el término “fertilidad” con “potencia” y “virilidad”. El simple
hecho de tener que entregar una muestra de esperma en un laboratorio para una FIV
resulta algo bochornoso para varios. Así, vemos de qué manera en la pareja infértil los
temas a trabajar son complejos y variados, y es por ese motivo que la derivación a los
especialistas en psicología reproductiva suele ser muy acertada.
Conclusión
El relevamiento aquí presentado sobre los principales factores predictores de
abandono debiera servir como guía para cualquier terapeuta que trabaje con pacientes en
tratamiento de fertilidad. La detección temprana de los factores de riesgo posibilita un
abordaje muy directo sobre los mismos y permite que los pacientes inicien un nuevo ciclo
de intentos sintiéndose más fuertes, más seguros y más confiados. Esto es de suma
importancia ya que diferentes estudios indican que pacientes que logran una adecuada
adherencia al tratamiento tienen un 15% más de probabilidades de lograr un embarazo
(Gameiro & Boivin, 2015).
Asimismo, el apoyo psicológico para el manejo del estrés emocional también podrá
incidir positivamente en la calidad de vida de los pacientes, podrá contribuir a una mejor
toma de decisiones y a prevenir ciertos trastornos psicológicos asociados como los
trastornos de ansiedad y/o la depresión crónica (Chen et al., 2004)
Los factores estresores de las TRHA no son controlables y por lo tanto sólo se puede
trabajar con los pacientes en minimizar la percepción de amenaza o en trabajar la
aceptación de su ocurrencia mediante distintos recursos de afrontamiento. En última
instancia, lo importante será que el tratamiento psicoterapéutico se adapte en lo posible a
las necesidades y personalidad de cada paciente. El grado de especialización del psicólogo
en temáticas de infertilidad es clave, así como la alianza terapéutica que se logre. El desafío
para los especialistas deberá ser el responder: quién necesita la terapia y cuándo debería
comenzarla para determinar qué tipo de intervenciones serán necesarias. (Boivin, 2003)
Para concluir, vale destacar que el rol del psicólogo no siempre se limita a trabajar
con los pacientes para que se mantengan fuertes y no abandonen los tratamientos antes
de tiempo. A veces el abandono es necesario. A veces el sufrimiento extendido en el tiempo
no es sano para el paciente. No todas las personas están para darlo TODO para tener un
hijo. Siempre hay límites. Límites éticos, religiosos, físicos, emocionales o económicos. Es
necesario que el psicólogo especialista pueda percibir cuándo el paciente necesita apoyo
112
para seguir, y cuándo el paciente necesita ayuda para abandonar. Acompañar el abandono
es casi tan difícil como prevenirlo. El abandono implica el cierre de una etapa y por ende
hay duelos que elaborar. La elaboración del duelo del hijo biológico es clave para luego
poder avanzar, si se quiere, a otras formas de paternidad. Se trata del duelo de un sueño y
es sano que el paciente pueda darse el tiempo para confrontar y aceptar sus propios
sentimientos con respecto a la imposibilidad y a lo incontrolable. A veces hay culpas que
hay que trabajar. A veces existen sentimientos muy negativos contra el propio cuerpo que
hay que registrar. (Domar, 2002) El abandono exige una decisión que el paciente debe
tomar a conciencia y a veces, exige también que esa decisión sea tomada en pareja, lo cual
es aún más difícil. El terapeuta deberá contribuir a que haya una buena reflexión y
aprendizaje sobre las experiencias vividas de modo tal que los pacientes puedan luego vivir
en paz con lo que han decidido, evitando reproches posteriores. Si la decisión es abandonar
las TRHA pero el deseo del hijo sigue fuerte, quizás entonces la terapia virará a un
acompañamiento en un proceso de adopción. Si la adopción no es un camino que el
paciente elegiría, nuevamente aparecerá el rol del psicólogo acompañando al paciente a
“abrazar” una vida sin hijos pero que sea igualmente plena.
Referencias Bibliográficas
Beck, A., Freeman, A., Davis, D. et al. (2004) Cognitive Therapy of Personality Disorders. New
York. The Guilford Press.
Brandes, M., Van Der Steen, J. O. M., Bokdam, S. B., Hamilton, C. J. C. M., De Bruin, J. P.,
Nelen, W. L. D. M., & Kremer, J. A. M. (2009). When and why do subfertile couples
discontinue their fertility care? A longitudinal cohort study in a secondary care
subfertility population. [Versión Electrónica]. Human reproduction, 24(12), 3127-
3135.
Chen, T. H., Chang, S. P., Tsai, C. F., & Juang, K. D. (2004). Prevalence of depressive and
anxiety disorders in an assisted reproductive technique clinic. [Versión
Electrónica] Human reproduction, 19(10), 2313-2318.
113
Chapman, A. & Gratz, K. (2007). The Borderline Personality Disorder. Oakland. New
Harbinger Publications.
Gameiro, S., Boivin, J., Peronace, L., & Verhaak, C. M. (2012). Why do patients discontinue
fertility treatment? A systematic review of reasons and predictors of
discontinuation in fertility treatment. [Versión Electrónica]. Human reproduction
update, 18(6), 652-669.
Gameiro, S., Verhaak, C. M., Kremer, J. A., & Boivin, J. (2013). Why we should talk about
compliance with assisted reproductive technologies (ART): a systematic review and
meta-analysis of ART compliance rates. [Versión Electrónica]. Human reproduction
update, 19(2), 124-135.
Herrmann, D., Scherg, H., Verres, R., von Hagens, C., Strowitzki, T., & Wischmann, T. (2011).
Resilience in infertile couples acts as a protective factor against infertility-specific
distress and impaired quality of life. [Abstract]. Journal of assisted reproduction and
genetics, 28(11), 1111-1117. Recuperado el 22 de septiembre, 2017 de:
https://link.springer.com/article/10.1007/s10815-011-9637-2
114
Lazarus, R. S., y Folkman S. (1984) Stress, appraisal, and coping. New York: Springer.
Leahy, R. (2018) Técnicas en terapia cognitiva. Buenos Aires. Librería Akadia Editorial.
Pedro, J., Sobral, M. P., Mesquita-Guimarães, J., Leal, C., Costa, M. E., & Martins, M. V.
(2017). Couples’ discontinuation of fertility treatments: a longitudinal study on
demographic, biomedical, and psychosocial risk factors. [Abstract]. Journal of
assisted reproduction and genetics, 34(2), 217-224. Extraído el 20 de octubre, 2017
de:
https://www.researchgate.net/publication/310268215_Couples'_discontinuation
_of_fertility_treatments_A_longitudinal_study_on_demographic_biomedical_and
_psychosocial_risk_factors
Segal, Z., Williams, J. & Teasdale, J. (2006) Terapia cognitiva de la depresión basada en la
consciencia plena. Bilbao. Editorial Desclee de Brower S.A.
Smeenk, J. M., Verhaak, C. M., Stolwijk, A. M., Kremer, J. A., & Braat, D. D. (2004). Reasons
for dropout in an in vitro fertilization/intracytoplasmic sperm injection
program. [Versión Electrónica]. Fertility and sterility, 81(2), 262-268.
Verhaak, C. M., Smeenk, J. M. J., Van Minnen, A., Kremer, J. A. M., & Kraaimaat, F. W. (2005).
A longitudinal, prospective study on emotional adjustment before, during and after
consecutive fertility treatment cycles. [Versión Electrónica]. Human
reproduction, 20(8), 2253-2260.
115
Verhaak, C. M., Smeenk, J. M., Evers, A. W., van Minnen, A., Kremer, J. A., & Kraaimaat, F.
W. (2005). Predicting emotional response to unsuccessful fertility treatment: a
prospective study. [Versión Electrónica]. Journal of behavioral medicine, 28(2), 181-
190.
Wenzel, A. (2014) Coping with Infertility, miscarriage and neonatal loss. Washington. APA
Life Tools.
116
CAPÍTULO VIII
EL ROL, LAS TAREAS Y LAS COMPETENCIAS DEL PSICÓLOGO EN EL ÁMBITO DE LAS TRHA
Constanza Bracht, Lucía Cottet, Sofía Dlabach y Ezequiel Ikonikoff
Introducción
El ámbito de las TRHA podría pensarse como un campo psico-bio-ético, en el que
se anudan tres esferas: lo psicológico, que en este libro fue planteado desde una
perspectiva cognitivo conductual y entendido desde la complejidad de la
Psiconeuroinmunoendocrinología; lo biológico “con la complejidad que entraña lo vivo para
los seres hablantes, en los extremos que se tocan en la reproducción humana: el origen y
el fin de la existencia” (Ormart,2020); y, por último, lo ético, “reflexión sobre el ethos,
signada por el círculo recursivo como una vuelta sobre la propia humanidad” (Ormart,
2020).
Dado este anudamiento, un especialista en psicología reproductiva requiere una
vasta formación en los innumerables temas y situaciones que usualmente se presentan en
el ámbito de las TRHA. Las temáticas giran en torno a las más diversas cuestiones: miedo,
ansiedad, depresión, incertidumbre, problemas de pareja, dificultades familiares y
laborales, conflictos éticos y religiosos, entre otros. Estas situaciones especiales y complejas
exigen del psicólogo una amplia y a la vez profunda capacitación para poder brindar a sus
pacientes un apoyo efectivo, ético, humano y profesional. En el presente capítulo se
desarrollarán algunas intervenciones de esta índole, que ahondarán en la problemática
sobre el rol y las tareas específicas que cumple el psicólogo en este ámbito.
117
responsabilidad, la honestidad y el respeto –competencias éticas–, y la capacidad
emocional –competencias afectivo-emocionales– (Ormart, 2020).
16
Encuesta realizada a través de la Sociedad Argentina de Psicología en Reproducción Humana
Asistida (SAPRHA)
118
Ahora bien, ¿por qué es importante que el psicólogo aborde el estrés?
Considerando esto, se vuelve importante la inserción de un psicólogo reproductivo para
ayudar a disminuir estos niveles que, como ya fue desarrollado17, puede incidir en las tasas
de embarazo, no sólo por una interacción en el plano hormonal, sino también de una forma
mucho más directa: disminuye la frecuencia de relaciones sexuales e influye en la
adherencia a las prescripciones médicas y en la tasa de abandono del tratamiento, siendo
la carga psicológica la principal causa de este fenómeno (Veiga et al, 2013).
El coping o afrontamiento
Este desarrollo lleva a preguntarnos: ¿por qué una situación puede ser estresante
para una persona, y no serlo para otra? Para comenzar a esbozar una respuesta, hay que
comprender que un estresor psíquico es distinto de uno físico, ya que, el primero necesita
de una mediación cognitiva para darle peso, es decir, para evaluar si la situación es
verdaderamente amenazante o no lo es. De allí que los psicólogos Richard Lazarus y Susan
Folkman elaboraran los conceptos de apprisal (evlauación del estresor) y coping (estrategia
de afrontamiento). Es decir que esta evaluación cognitiva a la que hacíamos referencia va
a tener dos partes: una que evalúe si la situación es irrelevante, benigna o amenazante; y
otra que apuntará a ver qué puede hacerse frente a dicha situación, o sea, si la persona
posee las herramientas necesarias para afrontarla. De esta manera, la reacción de estrés va
a depender tanto de la interpretación del evento como de la propia habilidad –o la
estimación de la propia habilidad, mejor dicho– para enfrentarlo (Bonet, 2013). Esta
estimación de la propia habilidad va a desembocar en dos tipos de afrontamiento o coping:
uno dirigido a la emoción –que intenta atenuar el estado emocional sin enfrentar el
problema que lo generó porque es considerado inmodificable y amenazante, lo cual genera
miedo y ansiedad–, y otro dirigido al problema –que implica implementar estrategias
dirigidas a resolver la dificultad, porque la persona cree que tiene las herramientas para
poder cambiarla, lo cual genera emociones positivas como excitación, entre otras– (Daneri,
2012)
17
Para un desarrollo más exhaustivo, remitirse al capítulo 5: “Un abordaje sistémico a las técnicas
de reproducción asistida desde la Psiconeuroinmunoendocrinología”.
119
Ahora bien, en el campo de la infertilidad, estas dos partes de la evaluación
cognitiva se vuelven un tanto arduas: por un lado, la situación en sí es generalmente
estresante, dado que pone en peligro un proyecto de vida como es el de tener un hijo/a, y
los factores estresores de las TRHA no son controlables; por otro lado, también es difícil
ponderar “qué puede hacerse”, ya que la incertidumbre en estos tratamientos es moneda
corriente. Cabe aclarar que el afrontamiento de tipo dirigido al problema no opera en
detrimento del estado emocional; por el contrario: le da lugar, pero en su justa medida.
Aquí cabe aclarar que la salud mental consiste en que la persona adulta haya alcanzado un
grado adecuado de regulación emocional, lo que significa que pueda comprender y
nombrar adecuadamente sus estados emocionales, y que experimente la emoción que
corresponde a la situación en forma plena y en la intensidad adecuada, sin intentar
bloquearla, suprimirla o prolongarla de modo disfuncional (Keegan, 2012).
Dada esta situación, el trabajo del psicólogo apuntará a indagar los tipos de apprisal
y coping para fortalecer aquellos que sean adaptativos, teniendo en cuenta que, como ya
fue mencionado, los factores estresores en este campo no son controlables, por lo que se
apunta a minimizar la percepción de amenaza o trabajar la aceptación de su ocurrencia
mediante distintos recursos de afrontamiento. Esto, como ya fue desarrollado, podría
incrementar las tasas de embarazo: Domar et al (2000) llevaron a cabo un estudio en el que
dividieron a una población de mujeres en tres grupos; las integrantes del primer grupo,
recibieron instrucciones de cómo lidiar efectivamente con el estrés; las del segundo, fueron
distribuidas en grupos de apoyo; mientras que las integrantes del tercer grupo no
recibieron apoyo psicológico. Esta división demostró generar una diferencia significativa
durante los tratamientos de fertilidad, pues hubo una tasa de concepción
significativamente mayor en aquellas mujeres que formaron parte de un grupo de
intervenciones de estilo cognitivo comportamental (55%) o de grupo de apoyo (54%), en
comparación a las mujeres del grupo control (20%). Sin embargo, si bien la reducción de los
niveles de estrés podría incrementar las tasas de embarazo, esta no es una relación lineal,
y puede plantearse un camino inverso: cómo la falta de éxito en estos tratamientos puede
generar cada vez más estrés y ansiedad, incluso sintomatología depresiva, generando así
un círculo vicioso (Domínguez, 2010; Moreno-Rosset et al, 2009; Veiga et al, 2013)
Además, independientemente de poder modificar el curso de la enfermedad en sí,
el trabajo psicológico se apoya en otra pata: el estilo y la calidad de vida. Dado que los
120
tratamientos de fertilidad pueden ser largos –incluso durar años–, colaborar con la calidad
de vida del paciente se vuelve fundamental. Brindar información y trabajar sobre
herramientas que reduzcan los niveles de ansiedad y estrés apuntan hacia ese objetivo.
En síntesis, y tomando a Llavona Uribelarrea (2008), se propone que el psicólogo
intervenga para poder prevenir y controlar la ansiedad, los sentimientos de culpa,
comportamientos depresivos y disrupciones en la sexualidad, así como para fortalecer la
relación de pareja, la toma de decisiones, la comunicación directa y el apoyo entre ambos
miembros. También apunta a preparar a las personas para hacer frente a las intervenciones
médicas y a sus posibles consecuencias, es decir, para el proceso y los resultados, y para
una mejor relación entre los equipos médicos e integrantes de la salud que se ven
involucrados en el proceso de las técnicas.
A su vez, Jiménez (2014) desarrolla un listado de valores y actitudes para el rol del
psicólogo en el ámbito de las TRHA: tener la capacidad para escuchar y comprender, y así
poder asesorar; evitar las expectativas y sucesos dolorosos del paciente ayudándolo en los
procesos emocionales; enseñar técnicas de reestructuración cognitiva para afrontar
depresiones, ansiedades, mejorar el autoestima y resistir las fluctuaciones emocionales,
asumiendo la falta de garantía y de una solución final certera; enseñar técnicas para
contrarrestar el estrés; poder orientar a las personas a explorar los miedos relacionados
con el sueño del hijo biológico; ayudarles en la elección de las opciones médicas; y reducir
el impacto que tiene en las parejas el estrés, las disfunciones sexuales, entre otros, además
de brindarles terapia de pareja para ayudarlos a incrementar la comunicación positiva,
desarrollar la intimidad, etcétera.
El apoyo social es otro aspecto muy importante que el psicólogo tiene que abordar.
De este modo, se propone: “[...] 1) la utilización de distintos tipos de apoyos sociales, 2) la
diversificación para evitar el apoyo exclusivo en la pareja y 3) el uso de técnicas asertivas
para saber responder al entorno social.” (Moreno Rosset et al., 2009, p.87). Esto es crucial,
ya que cuanto mayor contacto social –personas con las que se interactúa– se tenga, la salud
se mantiene, mejora las recuperaciones y se previenen enfermedades; y también por la
confirmación de que aquellas parejas que desahogaron sus emociones sólo entre ellas
obtuvieron un incremento en los sentimientos de impotencia (Rosset et al., 2009).
Asimismo, los autores mencionan que los psicólogos pueden mediar entre los pacientes y
los médicos, siendo esto de gran ayuda tanto para ambas partes.
121
Asesoramiento específico según tipo de usuario
Si bien las intervenciones más frecuentes se dan sobre casos de parejas
heterosexuales jóvenes buscando tener un hijo, existe un vasto abanico de posibilidades en
lo que a usuarios/as de TRHA se refiere. A continuación, se desarrollarán brevemente
algunas de ellas.
Asesoramiento a madres / padres solos que buscan formar una familia monoparental
Se trata de personas que encaran la maternidad/paternidad en soledad, no por
causas de viudez o separación sino por elección propia. Dentro del ámbito de las TRHA, las
mujeres pueden lograrlo a partir de la donación de esperma, mientras que los hombres
deben recurrir a la donación de óvulos combinada con una subrogación de vientre. En 2006,
el Comité de Ética de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (ASRM) publicó una
declaración que cuestiona las restricciones de acceso a tratamientos de fertilidad basadas
en la situación marital o condición sexual de una persona (ASRM, 2006). A partir de esto, se
puede pensar en un cambio de paradigma de la concepción de “familia”. En las últimas
décadas va quedando de lado el modelo biparental y heterosexual, basado en la filiación
genética, y se va imponiendo un concepto de familia más amplio que incluye la mono-
parentalidad, la homo-parentalidad, y la filiación diversa (biológica, legal, o por lazos de
convivencia). Con todo esto dicho, el trabajo de acompañamiento psicológico para este tipo
de casos es muy variado. Puede involucrar la elaboración de duelos por la “familia ideal”
que no se pudo tener, o un trabajo de reflexión sobre la vida que se le va a dar a ese hijo al
cual le va a faltar un modelo de padre o madre –como tradicionalmente se lo entiende–.
Posiblemente se evaluarán los recursos disponibles y la red de apoyo con la que cuenta el
122
paciente y también se trabajará sobre la mejor forma de sobrellevar el efecto de las posibles
miradas reprobatorias de terceros. Asimismo, se acompañará al paciente en el recorrido
por las técnicas de TRHA, que pueden ser más o menos complejas según el caso, y en una
instancia posterior el psicólogo puede ayudar incluso en la preparación de las narrativas
posibles para conversar con los hijos sobre su origen (Pasch & Holley, 2015).
123
idea en cuanto a el anonimato o no de la donación, y su conocimiento y sus expectativas
relacionadas al tratamiento de donación en sí (Josephs & Van den Broeck, 2015).
124
gestación que está a cargo de otra mujer. Por último, en casos de subrogación, el psicólogo
también puede tener la función de entrevistar y seleccionar a las mujeres que se ofrecen
como gestantes en las clínicas de fertilidad. (Simpson & Hanafin, 2015)
Asesoramiento a pacientes que han recurrido a TRHA para concebir y que necesitan
herramientas para hablar del tema con sus hijos, parientes y/o amigos
Una vez que ese hijo tan deseado es una realidad, los padres enfrentan, en una
etapa posterior, un estado de inquietud que tiene que ver con la forma de dialogar con éste
acerca de la forma tan particular en la que fue concebido y/o gestado. El primer consenso
entre los expertos en psicología reproductiva es que ese diálogo honesto y directo sobre el
origen y la identidad debe tener lugar a toda costa. El daño psicológico de la ocultación y la
mentira es innegable y debe ser evitado. Luego puede discutirse si la información debe o
no ser compartida con familiares o amigos. Pero el niño en cuestión debe ser el primero en
tener la información completa acerca de su origen, no sólo por las implicancias psicológicas
de su ocultamiento, sino porque tiene, por ley, el derecho a saber. Si esta información la
recibe de muy pequeño, los efectos psicológicos son prácticamente inexistentes porque se
vive la noticia con mucha naturalidad. Los psicólogos reproductivos pueden apoyar a los
padres que quieren hablar de estos temas con sus hijos. Los pueden preparar para ello
haciendo primero un trabajo de deconstrucción de creencias nucleares sobre modos de
125
filiación tradicional y luego una construcción sobre nuevas concepciones sobre
“paternidad” y “familia”. Luego se puede dialogar acerca del uso de lenguaje apropiado y
de los momentos indicados para hablar del tema. Se hace por último un trabajo sobre las
fantasías acerca de cómo reaccionará el niño, qué preguntas hará, cómo se responderá a
ellas, entre otras. En general, cuando el relato está bien preparado y los padres lo pueden
compartir con confianza y seguridad, la transmisión resulta mucho más fácil.
Conclusión
Tal como fue desarrollado en el capítulo, se observa que el estrés incide
negativamente en las tasas de éxito de los tratamientos –sea por una interacción hormonal,
por abandono del tratamiento, por falta de adherencia a las prescripciones médicas, por
disminución en la frecuencia de las relaciones sexuales, etcétera– y, a su vez, los
tratamientos suelen ser disparadores de sentimientos de estrés, desesperanza e
incertidumbre.
Por esto, una de las propuestas que hacemos es que el psicólogo haga el primer
contacto con el usuario de TRHA y también lo acompañe durante todo el proceso, no
posicionándose desde un lugar opcional o de apoyo, sino como actor indispensable de todo
el recorrido. Esto es porque no sólo incidiría en la tasa de éxito de los tratamientos de
reproducción asistida, sino también porque contribuiría a la calidad de vida de estas
personas que se ven involucradas en una situación de alternancia de emociones
generalmente durante años, y porque disminuiría la vulnerabilidad de un grupo
considerado de riesgo frente a desajustes emocionales. Asimismo, su acompañamiento
podría prevenir la necesidad de hacer uso de técnicas más invasivas y costosas, y el
abandono del tratamiento de fertilidad producto del malestar emocional. También apunta
a preparar a estas personas frente a un posible fracaso del tratamiento, y a brindar
información de calidad.
Todo esto se lleva a cabo mediante psicoeducación, y dando lugar a las preguntas
y a la incertidumbre que puedan llegar a presentar los pacientes, trabajando sobre la
construcción de expectativas realistas sobre el tratamiento y proveyendo herramientas
para mejorar los recursos de afrontamiento. Éstas pueden ser, entre otras, el
entrenamiento en relajación, en habilidades comunicacionales, y la búsqueda de apoyo en
grupos de pares.
126
Referencias Bibliográficas
Abelaira, P. (2020). Competencias, aportes y especificidades: un psicólogue perdido en la
reproducción asistida. En E. Ormart, & A. Wagner, Abordajes psicológicos en la
reproducción médicamente asistida (págs. 25-34). Nueva Editorial Universitaria.
Biggs, A., Brough, P., & Drummond, S. (2017). Lazarus and Folkman’s psychological stress
and coping theory. The handbook of stress and health, 349-364.
Domar, A. D., Clapp, D., Slawsby, E. A., Dusek, J., Kessel, B., & Freizinger, M. (2000). Impact
of group psychological interventions on pregnancy rates in infertile women.
Fertility and Sterility, 73(4), 805-811.
Domínguez, R. (2010). ¿Qué sabemos hoy sobre las relaciones entre estrés e infertilidad?
Revista Médica Clínica Las Condes, 21(3), 463-468.
Ethics Committee of the American Society for Reproductive Medicine. (2013). Access to
fertility treatment by gays, lesbians, and unmarried persons: a committee opinion.
Fertility and Sterility, 100(6), 1524–1527. doi:10.1016/j.fertnstert.2013.08.042
Holley, S. R., & Pasch, L. A. (2015). Counseling lesbian, gay, bisexual, and transgender
patients. En S. Covington, Fertility Counseling: Clinical Guide and Case Studies (págs.
180-196). Cambridge University Press. doi:10.1017/CBO9781107449398.014
127
Homan, G., Davies, M., & Norman, R. (2007). The impact of lifestyle factors on reproductive
performance in the general population and those undergoing infertility treatment:
A review. Human reproduction update, 13(3), 209-223.
Jiménez, C. G. (2014). Vitrificación ovular: una decisión inteligente. Rol del psicólogo en los
tratamientos de reproducción asistida. Vox Jurius, 28(2), 67-91.
Josephs, L., & Van den Broeck, U. (2015). Counseling anonymous gametedonors. En S.
Covington, Fertility Counseling: Clinical Guide and Case Studies (págs. 109-121).
Cambridge University Press. doi:10.1017/CBO9781107449398.009
Klonoff-Cohen, H. (2005). Female and male lifestyle habits and ivf: What is known and
unknown. Human reproduction update, 11(2), 180-204.
Lan, L., Harrison, C., Misso, M., Hill, B., Teede, H., Mol, B., & Moran, L. (2017). Systematic
review and meta-analysis of the impact of preconception lifestyle interventions on
fertility, obstetric, fetal, anthropometric and metabolic outcomes in men and
women. Human Reproduction, 32(9), 1925-1940.
Moreno Rosset, C., Antequera Jurado, R., Jenaro Río, C., & Gómez Sánchez, Y. (2009). La
Psicología de la Reproducción: la necesidad del psicólogo en las Unidades de
Reproducción Humana. Clínica y Salud, 20(1), 79-90.
Moreno-Rosset, C., & Martín Díaz, D. (2009). La ansiedad en parejas fértiles e infértiles.
Ansiedad y estrés, 15(1), 97-109.
128
Pasch, L. A., & Holley, S. R. (2015). Counseling single women and singlemen choosing
parenthood. En S. Covington, Fertility counseling: Clinical guide and case studies
(págs. 166-179). Cambridge University Press.
Selye, H. (1936). A syndrome produced by diverse nocuous agents. Nature, 138(3479), 32-
32.
Sharma, R., Biedenharn, K. R., Fedor, J. M., & Agarwal, A. (2013). Lifestyle factors and
reproductive health: Taking control of your fertility. Reproductive Biology and
Endocrinology, 11(1), 66.
Veiga, M., Puccio, M., & Tamburelli, V. (2013). ¿Qué relación existe entre estrés, ansiedad
e infertilidad? Reproducción, 28(3), 79-89.
Zweifel, J. E. (2015). Last chance or too late? Counseling prospective older parents. En S.
Covington, Fertility counseling: Clinical guide and case studies (págs. 150-163).
Cambridge University Press.
129
130
CAPÍTULO IX
TÉCNICAS DE REPRODUCCIÓN HUMANA ASISTIDA CON GAMETOS DE TERCEROS: DUELO
GENÉTICO
Estela Chardon
Introducción
Las técnicas de reproducción humana asistida (TRHA) con donación de gametos ha
permitido derribar viejos estereotipos establecidos socio-culturalmente. Como lo destaca
Raquel Taranilla (2016), la generalización de las TRHA ha modificado el relato hegemónico
sobre la concepción humana en el que un espermatozoide inicia la vida al fecundar el óvulo.
El tratamiento de la infertilidad o las fertilidades diferentes, obliga a entender la
reproducción humana como una tarea colectiva, donde se involucran saberes, personas,
intereses y, por supuesto, el deseo individual (Chardon, 2018).
La donación de gametos permitió emerger algunos formatos familiares que
consiguen desestabilizar identidades de género y de familia que han sido privilegiadas
durante siglos (Rivas-Rivas, 2009). La conformación de estos modelos familiares no
convencionales ha dado paso a la constitución de nuevas subjetividades, ligadas a
esquemas de maternidad, paternidad y filiación, desafiando modelos y teorías que se ven
superados por la realidad de estos nuevos vínculos (Scheib et al, 2020)
No es posible un abordaje de la problemática psicológica asociada a la donación de
gametos sin hacerlo desde la interdisciplina y con una mirada integrativa (Fernández
Álvarez, 2017) que permita profundizar en la temática dejando de lado preconceptos o
sesgos teóricos que no incluyan tanto la clínica especializada como la investigación
(Fernández Álvarez y otros, 2020). Desde este enfoque integrativo se incluye el impacto
sobre el guion personal y familiar, mostrando los desafíos reproductivos como un desajuste
emocional (Antequera Jurado, Moreno-Rosset y otros 2008) o conceptualizándolos como
una crisis vital (Llavona Uribelarrea, 2008).
Estos nuevos abordajes deberán generar respuestas a los dilemas que plantea la
ciencia, la legislación, la economía, los derechos humanos, la ética y, por supuesto, el
padecer que implica la demanda de cada individuo que concurre a la consulta psicológica
en estos casos. Se requerirán un marco teórico y técnicas específicas según se trate de un
tratamiento individual, de pareja, familiar, las necesidades de establecer nexos entre
personas conectadas por la genética o la biología (Golombok, 2020), el acompañamiento
131
los procesos de duelo y aceptación (Moos, 1995), la comprensión de las consecuencias de
decisiones de los adultos que repercutirán en la concepción de seres humanos (Braverman,
2010).
132
se considera que el duelo consiste de fases dinámicas, plásticas y variables (Rando, 1986).
El modelo de Rando es conocido como el Modelo las 6 “R”: reconocer la pérdida, reaccionar
a la separación, recolectar recuerdos o re vivenciar experiencias de la relación con el
difunto, renunciar a antiguos apegos, reajustarse al mundo sin el ser querido y re inventar
una vida nueva (Rando, 1993).
Desde un modelo teórico integrativo (Sanders, 1998), se enfoca al duelo en la
interacción entre la persona que sufrió la pérdida y los factores ambientales, tanto internos
como externos que afectarán el proceso. La muerte, como cualquier otro acontecimiento,
puede validar o invalidar creencias que afectan el sentido de sí mismo de las personas
afectadas por la pérdida. En el duelo genético aparecerán creencias nucleares como los
lazos de sangre, o la importancia de los ancestros, con un sesgo biologicista de los vínculos,
socialmente aceptadas o validadas.
Otra forma de comprender el proceso de duelo es representarlo como un
movimiento en espiral más que lineal en el que se podrá observar la aparición cíclica de los
mismos síntomas, en cuatro esferas: emocional, física, cognitiva y conductual (Worden,
1997). El modelo de Worden propone justamente una visión activa del duelo donde el
deudo deberá realizar tareas como: aceptar la realidad de la pérdida, trabajar las
emociones y el dolor, adaptarse al medio en el que está ausente el fallecido, continuar
viviendo. En el duelo genético no se trata de una pérdida real, ya que nunca existió una
vinculación genética con el hijo, en caso de tener hijos nacidos o de haber experimentado
una pérdida perinatal concebidos con gametos propios, es posible que se trate de un doble
duelo, por el propio ADN y por los vínculos perdidos, tanto reales como imaginarios.
Algunos autores (Bonnano y Kaltman; 1999, 2001, 2006) ofrecen una perspectiva
alternativa que se basa en las teorías del estrés, la explicación socio-funcional de las
emociones y la teoría del trauma, proponiendo un marco teórico integrativo para guiar la
investigación y distinguen cuatro componentes fundamentales del proceso de duelo: el
contexto, el significado, las representaciones de la relación perdida y el afrontamiento o los
procesos de regulación emocional. Entre las estrategias de afrontamiento, la evitación
emocional no siempre debe ser considerada una estrategia disfuncional (Stroebe & Schutz,
1999, 2010). La evitación del dolor puede ser útil o perjudicial, dependiendo de las
circunstancias, debiéndose considerar que las estrategias de afrontamiento pueden ser
oscilantes. Encontramos una importante coincidencia en distintos autores en la necesidad
133
de no forzar las emociones que emergen durante los duelos. Actualmente se pone foco no
solo en la eficacia de las posibles intervenciones sino también en las que puedan ser
potencialmente dañinas (Lilienfeld, 2007) y en los efectos de algunas de las terapias de
duelo aplicadas sin un contexto adecuado o sin sustento científico (Barlow, 2010).
134
preocupación por los parecidos físicos y la demanda a los centros de reproducción de
buscar donantes con ciertas características fenotípicas semejantes a los receptores
(matching). Algunos autores (Bergman, 2014, Álvarez Plaza y Pichardo Galán, 2018)
sugieren que el interés de las parejas heterosexuales por el matching fenotípico se sostiene
en el deseo de ocultar su origen genético a los hijos, lo que sería un indicador de negación
o evitación del duelo.
135
Para acompañar el proceso de expresión emocional se puede recurrir a diferentes
recursos, la aplicación de los mismos deberá seguir un criterio como se propone en la
Selección Sistemática de Tratamientos STS (Beutler & Clarkin, 1990) donde se sugiere
considerar cuatro posibles dominios para definir las intervenciones: (1) variables
predisponentes de la persona que consulta; (2) el contexto de tratamiento; (3) variables de
relación o interacción; y (4) estrategias específicas.
136
desarrollarlas en sesión o como tarea intercesión (TIS), incluso mantenerlas como una
herramienta a revisar a lo largo del tratamiento.
Los dos grandes objetivos del tratamiento de la Terapia de Solución de Problemas
(TSP) son la adopción de una visión del mundo o de una orientación adaptativa y la
implantación eficaz de conductas concretas de solución de problemas (Nezu y otros, 2014).
Las diferentes intervenciones se orientarán a desarrollar una actitud facilitadora ante los
desafíos identificados, alentar un estilo reflexivo, promover la identificación de la situación
problemática de forma racional eliminando las distorsiones y aumentando la percepción de
la autoeficacia
Se puede proponer realizar un listado de las opciones de tratamiento o de caminos
hacia la ma-paternidad, organizar según las preferencias –propias y de la pareja si tiene-
hacer una tabla de beneficios y desafíos o ventajas y desventajas de cada una. Se puede
ampliar el trabajo resumiendo las estrategias ya utilizadas por quien consulta, ya que es
frecuente que exista un recorrido previo marcado por intentos fallidos.
Es central poder evaluar el impacto de las opiniones o incidencia del entorno
familiar y social en la formación de significados y comprender de qué modo influyen o
influyeron en la toma de decisiones o en los obstáculos para decidir un nuevo camino.
Despejar las representaciones que se asumen sin ser constatadas y modificar los sesgos son
parte del proceso, donde es frecuente encontrar prejuicios o generalizaciones en relación
a la genética, su influencia y los componentes que participan en la construcción de los
vínculos familiares.
137
los vínculos y el desarrollo persona. Neinmeyer (2007) afirma que el duelo permite la
oportunidad de reafirmar o reconstruir el mundo personal de significados que ha sido
desafiado por la pérdida. Los esquemas constructivos (Riso, 2009) inciden en la capacidad
de establecer relaciones y en su efectividad, alcanzar logros y dar sentido personal a la
existencia (Clark, Beck & Alford, 1999). Para fortalecer los esquemas constructivos debe
existir un sistema de control consciente que ayude al procesamiento reflexivo de un modo
flexible. La integración de técnicas de la terapia Metacognitiva (Fisher & Wells, 2009)
pueden ser útiles ya que brindan estrategias de autorregulación, y la capacidad de
metacognición –es decir, pensar sobre lo que se piensa- y aprender de la auto observación
de los procesos del pensamiento, los cuales muchas veces son factor de mantenimiento de
estos temores o preocupaciones que aparecen al modo de rumiación.
En la práctica se puede recurrir a ejercicios como:
El buzón secreto: se busca un elemento que funcione como buzón y el
terapeuta, la persona, su pareja o alguien significativo del entorno pueden
poner los temas que preocupan, para luego ser trabajados en sesión.
Debajo de la alfombra: es preferentemente una herramienta en trabajo de
grupos, se emplea la metáfora de poner debajo de la alfombra lo que no se
quiere afrontar. Luego se invita a escribir esos temas y ponerlos concretamente
bajo una alfombra, con la intención de que no se pueda identificar la persona
que manifiesta cada preocupación. Se leen y elaboran en sesión.
Sin censura: es un ejercicio de origen psicodinámico, pero aplicado al trabajo
en TCC, donde se propone conscientemente relevar la censura del discurso,
alejándose de lo que la persona considera –desde sus propias creencias- como
adecuado o correcto.
Diálogo con…: implica invitar a la persona a redactar y dejar escrito una o varias
conversaciones que imagine en distintas situaciones, las cuales pueden ser
sugeridas o guiadas por el terapeuta o pueden ser libres. Una opción es elegir
una persona del entorno familiar o social con la que tenga una buena relación,
otra con la que la relación sea mala o tensa, una con alguien conocido o
desconocido con quien no hay confianza, por último, se puede proponer armar
conversaciones con el hijo a diferentes edades. El tema de la conversación será
algo vinculado a la donación de gametos, acá se puede trabajar con el
138
consultante los temas que imagina podrían aparecer y que representen un
desafío para él. Se invita a desarrollar el contexto, la situación, quienes están
presentes, describir el lugar, todos los datos que se puedan incorporar para
acercarlo a una técnica de visualización más adelante.
Estas últimas técnicas funcionan al modo de técnicas proyectivas ya que es
frecuente que se desplieguen las propias preocupaciones tomando como voceras a los
otros personajes. Para promover estos mecanismos se pueden usar detonantes como los
parecidos físicos, los lazos de sangre, el comportamiento o cualquier tema relacionado al
impacto del ADN en una persona. Al desarrollar el diálogo la persona suele desplegar
creencias, prejuicios o ideas –generalmente desaprobatorias- que son las que tiende a
inhibir o suprimir. El material elaborado será luego analizado en la sesión.
139
Duelo genético en las personas nacidas por TRHA con donación de gametos
La visibilización de las personas nacidas por TRHA con gametos de terceros
comienza con los reclamos en la legislación, fundamentalmente exigiendo la eliminación
del anonimato de los donantes y la creación de registros que faciliten el acceso a la
información sobre quienes aportan los gametos.
Desde sus inicios la donación de gametos ha sido anónima en el mundo, hasta que
los reclamos de los nacidos fueron generando cambios en las legislaciones de distintos
países, como Suecia, Austria, el estado australiano de Victoria, Suiza, los Países Bajos,
Noruega, el Reino Unido, Nueva Zelanda, Alemania, Irlanda y Finlandia (Nelson, Hertz y
Kramer, 2016) y, recientemente, en Portugal. En algunos casos, estos reclamos pusieron en
evidencia las tensiones entre los distintos actores involucrados, como ocurre actualmente
con el debate en España ha demostrado que la controversia no es solo legal, sino que
implica los aspectos económicos y comerciales asociados (Chaparro, 2020).
La eliminación del anonimato se sostenía originalmente el derecho a la identidad
proclamado desde la Convención de los Derechos del Niño como un derecho humano
básico. En nuestro país, con la sanción del nuevo Código Civil en el año 2015, mediante el
artículo 562 se establece que, en el caso de las TRHA, la filiación queda determinada por la
voluntad procreacional y, mediante el artículo 564, se concede el derecho a las personas
nacidas mediante técnicas heterólogas al acceso a la información identificatoria del
donante, por vía judicial.
Actualmente el anonimato está siendo desafiado de hecho por el acceso a los test
de ancestría por parte tanto de las personas nacidas como de quienes donaron y su propia
descendencia (Harper et al, 2016). Los contactos entre ellos han dado lugar a nuevas
relaciones (Halcomb, 2019) no contempladas desde las perspectivas teóricas tradicionales,
los roles y funciones familiares se ven desafiados permanentemente (Scheib et al 2020) y
requerirán de un nuevo abordaje y nuevas conceptualizaciones teóricas.
Investigaciones recientes (Pennings et al, 2015) destacan que la apertura y el acceso
a la información no alcanzan para satisfacer las necesidades de los nacidos, sino que,
cuando se busca al donante o a los otros nacidos, lo que se espera es lograr un contacto
efectivo y real. Es por ello que los cambios legislativos serán condición necesaria pero no
suficiente para el acceso a la información, y se requerirá establecer registros nacionales o
internacionales cuando se trate de tratamientos realizados en otros países. Además, será
140
necesaria la aceptación por parte de los involucrados, inicialmente los receptores, padres
de intención que serán responsables de inscribir e informar adecuadamente a sus hijos en
relación a su origen (Zadeh, 2016). La apertura o información sobre el origen (disclosure)
ha generado debates y controversias entre el mundo académico, los usuarios de las
técnicas, las personas nacidas, los legisladores y muchos otros actores involucrados
(Freeman, 2015).
Los hallazgos de algunas investigaciones (Robab Latifnejad Roudsari, Hamideh
Jafari, Ali Taghipour, 2019) sugieren que las creencias socioculturales que rodean la
donación reproductiva podrían influir en la actitud de la pareja infértil hacia la aceptación
de estas alternativas terapéuticas. Susan Golombok, a lo largo de los años, ha mostrado los
cambios que ocurren en las familias formadas por donación de gametos. Contrariamente a
las preocupaciones que se habían expresado inicialmente con respecto a las consecuencias
psicológicas potencialmente negativas de las TRHA con donación, las diferencias
identificadas entre los tipos de familia en los años preescolares indicaron relaciones más
positivas entre padres e hijos en estas familias, independientemente del tipo de donación
reproductiva utilizada, que en el grupo de comparación de las familias con concepción
natural (Golombok, S., Ilioi, E., Blake, L., Roman, R. and Jadva, V., 2017). Los niños mostraron
altos niveles de ajuste psicológico, pero no diferían de los niños concebidos naturalmente.
En los años de la escuela intermedia, cuando los niños muestran conciencia de la
discontinuidad genética con uno o ambos padres, no se encontraron diferencias entre los
tipos de familia en la crianza negativa de la infancia media a la adolescencia. En todos los
tipos de familia, la crianza negativa aumentó entre los 7 y los 10 años y luego disminuyó
entre los 10 y los 14 años. Este hallazgo es consistente con un meta análisis del conflicto
entre padres e hijos a lo largo del tiempo que concluyó que el conflicto alcanza su punto
máximo durante la adolescencia temprana (edad 10-12) y luego disminuye (Laursen B, Coy
KC, Collins WA.,1998).
Sin embargo, como cualquier proceso de duelo, el duelo genético en las personas
concebidas por donación deberá ser entendido y aceptado con la idiosincrasia de cualquier
duelo, su variabilidad individual y la subjetividad que lo determine, pudiendo ser en algunas
personas más importante en sus vidas y para otras no. Hay casos emblemáticos (Gollancz,
2001) que han marcado cambios en las legislaciones de diferentes países. Otros hay
expresado su malestar por otras vías como el arte, y una gran parte no tiene una posición
141
pública (Blyth et al, 2012), Algunos investigadores se han opuesto abiertamente a la
eliminación del anonimato generando gran controversia en el ámbito académico (Pennings,
2017).
A modo de cierre
Las personas que recurren a TRHA con el aporte de gametos de terceros
habitualmente enfrentan desafíos tanto emocionales como cognitivos que inciden en su
conducta, tanto al momento de decidir si realizan o no el tratamiento, como en los procesos
de selección de donantes o programas, durante la gestación y, finalmente, en la crianza.
Es función del psicólogo especializado en reproducción orientar, asesorar, sostener
y acompañar los duelos que irán apareciendo en cada etapa. Será también una tarea central
la de escuchar y respetar las voces de todas las personas que intervienen. Incluidos los
donantes y sus familias.
La existencia de redes sociales y la difusión de test de ADN o de ancestría han
ampliado el alcance y la comunicación entre receptores, donantes, familias y personas
nacidas de los mismos donantes. Por lo tanto, el abordaje terapéutico no se limitará a un
período de la vida de quienes consultan, o una etapa de la misma. Tendrá consecuencias
posteriores que incluso resultarán en efectos transgeneracionales.
La invisibilización, el secreto y el anonimato en las TRHA con donación han
generado que estos temas demoraran en ser parte del asesoramiento psicológico ya que,
en sus inicios, se orientó a la investigación de la adaptación familiar y el ajuste emocional y
del desarrollo de los niños. Hoy en día es imposible negar la complejidad y la
interdisciplinariedad que exige su tratamiento, donde la medicina, la biología, la genética,
la legislación, la antropología, la ética y la psicología, -entre otras áreas del conocimiento-,
tienen mucho que aportar para el beneficio de la salud mental y el bienestar de quienes
recurren a estas técnicas.
Referencias Bibliográficas
Álvarez Plaza C., y Pichardo Galán, J. I. (2018). La construcción del “buen donante” de
semen: selección, elección, anonimato y trazabilidad. Papeles del CEIC.
International Journal on Collective Identity Research, vol. 2018/2, papel 194, CEIC
(Centro de Estudios sobre la Identidad Colectiva), UPV/EHU Press,
http://dx.DOI.org/10.1387/pceic.18846
142
Antequera Jurado, R., Moreno Rosset, C., Jenaro Río, C., Ávila Espada, A. (2008) Principales
trastornos psicológicos asociados a la infertilidad. Papeles del Psicólogo. 29(2), pp
167-175.
Beck, A.T. (1976). Cognitive Therapy and the Emotional Disorders. Nueva York: International
Universities Press.
Beck, A.T., Freeman, A., Davis, D.D. y otros (2005). Terapia cognitiva de los trastornos de
personalidad. Buenos Aires: Paidós Ibérica.
Beutler, L.E. & Clarkin, J.F. (1990) Systematic Treatment Selection: Toward Targeted
Therapeutic Interventions. New York: Brunner/Mazel, Inc.
Braverman AM. (2010). How the Internet is Reshaping Assisted Reproduction: From Donor
Offspring Registries to Direct-to- Consumer Gentic Testing. Minnesota Journal of
Law, Science & Technology. 2010;11(2):477-96.
143
Chaparro, L (2020) Nacidos por donaciones anónimas: ¿hay que poner cara a los donantes?
Publicado en: https://agenciasinc.es/Reportajes/Nacidos-por-donaciones-
anonimas-hay-que-poner-cara-a-los-donantes
Chardon, E. (2015). El país de las maravillas: Antes del inicio de la vida, ¿cómo hacer
las entrevistas clínicas?, ¿Con quién?. En: Clínica de niños y adolescentes. ¿Qué hay
de nuevo? Buenos Aires: Editorial Lugar.
Clark, D. A., Beck, A. T., & Alford, B. A. (1999). Scientific foundations of cognitive theory and
therapy of depression. Wiley.
Clarck, D.A. & Beck, Aaron T. (2016). Manual práctico para la ansiedad y las preocupaciones:
la solución cognitiva conductual. Bilbao: Ed. Desclée de Brouwer.
Fernández Álvarez, J., Prado-Abril, J., Sánchez-Reales, S., Molinari, G., Gómez Penedo, J., &
Soo Jeong Youn (2020). La brecha entre la investigación y la práctica clínica: hacia
la integración de la psicoterapia. Papeles del Psicólogo, 2020 Vol. 41(2), pp. 81-90.
https://DOI.org/10.23923/pap.psicol2020.2932
Fisher, P., & Wells, A. (2009). Metacognitive therapy: Distinctive features. Ed: Taylor &
Francis.
Freeman, T. (2015) Gamete donation, information sharing and the best interests of the
child: an overview of the psychosocial evidence. Monash Bioeth. Rev. (2015) 33:45–
63. DOI: 10.1007/s40592-015-0018-y.
Gollancz, D. (2001). Donor insemination: a question of rights. Human Fertility, 4, pp. 164 –
167.
144
Goedeke, S., Shepherd, D., & Rodino, I. (2020). Support for recognition and payment
options for egg and sperm donation in New Zealand and Australia. Human
Reproduction, pp. 1–13, DOI:10.1093/humrep/dez257.
Golombok, S., Ilioi, E., Blake, L., Roman, R., & Jadva, V. (2017). A Longitudinal Study of
Families Formed Through Reproductive Donation: Parent-Adolescent Relationships
and Adolescent Adjustment at Age 14 Dev Psychol. 2017 Oct; 53(10): 1966–1977.
Published online 2017 Jul 31. DOI: 10.1037/dev0000372
Golombok, S. (2020). Impact of New Family Forms on Parenting and Child Development.
Annu. Rev. Dev. Psychol. 2020. 2:13.1–13.22. DOI: 10.1146/annurev-devpsych-
070220-122704
Harper, J. C., Kennet, D., & Reisel, D. (2016) The end of donor anonymity: how genetic
testing is likely to drive anonymous gamete donation out of business. Hum Reprod.
20.
Halcomb, L. (2019). Who Counts as Family? Gamete donation and the construction of family
forms in medical markets. Journal of Family Issues. Volume: 41 issue: 6, page(s):
831-852.
Harper, J., Kennett, D., & Reisel, D. (2016) The end of donor anonymity: how genetic testing
is likely to drive anonymous gamete donation out of business. Human
Reproduction, Volume 31, Issue 6, June 2016, Pages 1135–1140. DOI:
10.1093/humrep/dew065.
Imrie, S. & Golombok, S. (2018). Long-term outcomes of children conceived through egg
donation and their parents: a review of the literature. Fertility and Sterility. Vol.
110, No. 7, 1187-1193. Recuperado 2021: https://www.fertstert.org/article/S0015-
0282(18)31849-1/pdf, 16 Jun;31(6):1135-40. DOI: 10.1093/humrep/dew065
Imrie, S., Jadva, V., & Golombok, S. (2020). "Making the child mine": Mothers' thoughts and
feelings about the mother-infant relationship in egg donation families. J Fam
Psychol. 2020 Jun;34(4):469-479. DOI: 10.1037/fam0000619.
Kirkman-Brown, J. C., & Martins, M. V. (2020). 'Genes versus children': if the goal is
parenthood, are we using the optimal approach? Human reproduction (Oxford,
England), 35(1), 5–11. DOI: 10.1093/humrep/dez256
145
Laursen B., Coy K. C., & Collins W. A. (1998) Child Dev. 1998 Jun; 69(3):817-32.
Llavona Uribelarrea, Luis María (2008). El impacto psicológico de la infertilidad. Papeles del
Psicólogo, 29(2),158-166. [fecha de Consulta 10 de Marzo de 2020]. ISSN: 0214-
7823. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=778/77829202.
Moos N. (1995). An integrative model of grief, Death Studies, 19:4, 337-364, DOI:
10.1080/07481189508252737.
Moreno-Rosset, C., Antequera, R., & Jenaro C. (2008). DERA. Cuestionario de Desajuste
Emocional y Recursos Adaptativos en infertilidad. Premio TEA Ediciones 2007.
Madrid: TEA Ediciones, S.A.
Nelson, M., Hertz, R., & Kramer, W. (2016). Gamete donor anonymity and limits on numbers
of offspring: the views of three stakeholders. Journal of Law and Biosci. 2016 Apr;
3(1): 39–67. Published online 2015 Oct 29. DOI: 10.1093/jlb/lsv045
Nezu, A., Maguth, C., Zurilla, T., & Mora, F. (2014) Terapia de solución de problemas. Manual
de tratamiento. Desclée De Brouwer. Edición 1ª ed., 1ª imp. (07/11/2014).
Neimeyer, R., Mahoney, M. J., & Aparicio, A. (1998). Constructivismo en psicoterapia Paidós
Barcelona.
Neimeyer, R. A. (2007). Aprender de la pérdida: Una guía para afrontar el duelo. Paidos
Iberica Ediciones SA.
146
Pennings, G. et al (2015). Open identity sperm Donation: how does offering donor identity
information relate to donor conceived offspring´s wishes and needs? Bioethical
Inquiry (2015) 12:503-509.
Pennings, G. (2017) Donor children do not benefit from being told about their conception.
Bionews May 2017. https://www.bionews.org.uk/page_96003
Rando, T.A. (1993). Treatment of complicated mourning. Champaign, IL: Research Press.
Robab Latifnejad Roudsari, Ph.D., Hamideh Jafari, Ph.D. Candidate, and Ali Taghipour, Ph.D.
(2019) The relationship of sociocultural beliefs and infertile couples' attitude
toward reproductive donation: A descriptive-correlational study. Int J Reprod
Biomed (Yazd). 2019 May; 17(5): 315–324. Published online 2019 Jun 26. DOI:
10.18502/ijrm.v17i5.4599.
Ruiz Fernández, M.; Díaz García, M.; Villalobos Crespo, A. (2020) Manual de Técnicas de
Intervención Cognitivo Conductuales. Recuperado: https://ebg.ec/wp-
content/uploads/2020/05/Manual_de_Tecnicas_de_Intervencion_Cogni.pdf
Ruiz Fernández, M., Díaz García, I., Villalobos Crespo, (2012). Manual de Técnicas de
Intervención Cognitivo Conductuales. Bilbao: Desclee de Brouwer Edición 2012.
https://www.academia.edu/15213381/MANUAL_DE_T%C3%89CNICAS_DE_INTERVENCI%
C3%93N_COGNITIVO_CONDUCTUALES?email_work_card=view-paper
Sanders C. (1985). A Manual for the grief experience inventory. Palo Alto, CA: Consulting
Psychologist Press.
Scheib, J.; McCormick, E.; Benward, J. and A. Ruby. (2020) Finding people like me: contact
among young adults who share an open-identity sperm donor. Human
Reproduction Open, Vol.00, No.0, pp. 1–13, 2020. DOI:10.1093/hropen/hoaa057.
147
Stroebe, M.S. & Shut, H. (1999) The Dual Process Model of coping with bereavement:
rationale and description. Death Studies, 23, 197 –224
Stroebe , M. and Schut, H. (2010)The Dual Process Model of Coping with Bereavement: A
Decade On. Journal of Death and Dying, Vol. 61, 4, 273- 289.
148
ACERCA DE LOS AUTORES Y LAS AUTORAS
Constanza Bracht
Lic. en Psicología y Profesora de Psicología (UBA). Orientación cognitiva conductual.
Práctica privada con especialización en psicología reproductiva.
Estela Chardon
Lic. En Psicología. Especialista en atención de embarazo de alto riesgo. Psicóloga perinatal.
Co-fundadora de la Asociación CONCEBIR y SAPRHA. Docente UBA.
Lucía Cottet
Lic. En Psicología. Especialización en terapia de Adultos. Especialización en terapia de
pareja. Diplomatura en Orientación Vocacional y Ocupacional.
Sofía Dlabach
Lic. En Psicología. Investigadora en formación. ATP en Práctica Profesional: El rol del
psicólogo en el ámbito de las TRHA. Autora de artículos científicos.
Ezequiel Ikonikoff
Lic. En Psicología. Autor de la Tesis "Abordaje Psiconeuroendocrinoinmunológico a
la infertilidad”. Actualmente profundizando estudios en relación a las TRHA.
Elizabeth Ormart
Psicoanalista. Dra. En Psicología. Investigadora principal (I) Profesora Adjunta Regular en
Psicología, ética y Derechos Humanos. Coordinadora de la práctica 824: El rol del Psicólogo
en el ámbito de las técnicas de reproducción asistida. Autora de libros y artículos científicos.
Conferencista invitada.
149
150