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¿Es la posmodernidad una nueva edad histórica? No puede darse una fecha de
comienzo para la posmodernidad.
Según algunos autores, la posmodernidad es un “estado anímico” del hombre a
nivel global. Emparentada con las guerras mundiales y con la destrucción masiva,
tanto como con la revolución tecnológica –de la electricidad al microchip, de la radio a
Internet- parecería ser una condición, es decir, una etapa transitoria, más que una
nueva época.
Filosóficamente es posible rastrear sus notas a fines del s. XIX, en los escritos
del alemán Federico Nietzsche. Históricamente en la concreción de la llamada “Gran
Guerra” (1914-1919) que cifra el cambio tecnológico en las armas y pone las
comunicaciones al servicio de la estrategia militar.
Condición que eclosiona hacia las décadas del 50 y 60, con los movimientos
contraculturales llegando hasta el fin de siglo con la cuestionada disolución de los
grandes paradigmas ideológicos:
“Los ideales, las grandes ideologías que han sustentado gobiernos,
impulsado revoluciones y manipulado destinos han caído, también los
valores que las animaron: la racionalidad, el afán de progreso, los lazos de
solidaridad...”1
Las guerrillas que cundieron en todos los estados del tercer mundo fueron el
método de presión sobre los estados colonialistas, pero también fueron utilizadas
como factor de desestabilización en los débiles regímenes democráticos de América
Latina. Mientras tanto, el desarrollo de la tecnología y el incremento de los negocios
que internacionalizaron empresas hasta convertirlas en “marcas mundiales”.
Los años 50 y 60 del siglo XX fueron las décadas de mayor expansión del
consumo en las que los medios de comunicación conocieron una influencia sin
precedentes, tendientes a marcar la “tendencia” del consumo mediante las
publicidades, pero también gestando un medio de sostenimiento de las ideologías
abiertamente enfrentadas en la guerra fría: capitalismo y comunismo.
1
Lipovetsky, Giles (1998) Posmodernidad, Alianza:Madrid. p. 70.
Estos movimientos reaccionan contra el individualismo y el materialismo que la
sociedad de consumo exalta por sobre los valores espirituales. Ciertamente, el
consumo era un camino de realización individual para el que los bienes materiales
constituían la dimensión cambiante de su ser. Tener supera el ser. Los valores
culturales sostenidos hasta entonces, como el crecimiento espiritual e intelectual,
habían pasado a un segundo plano.
Así los años ́60 del siglo XX se identificaron con la sociedad insatisfecha, el
consumismo y la irrupción de la juventud como protagonista crítico de la protesta
social, como vemos, por caso, en el Mayo
Francés de 1968 y sus movimientos
emparentados (Tlatelolco, Nueva York,
Montevideo y el Cordobazo en Argentina),
las canciones de protesta, el movimiento
beat y el hippismo, las poesías que se
declaraban manifiestos de la libertad frente
a la opresión, el conflicto generacional, etc.
Los alcances de estos procesos dieron
marco a las evocaciones nostálgicas de los
años posteriores en los que, aquellos
jóvenes ya adultos en los años ́70,
abandonaban su “juventud” con un notable desencanto.
2
Vattimo, Giovanni (2000), El fin de la modernidad, Ariel: Barcelona. p. 36.
3
Baste mencionar que recientemente en una Bienal artística de Estados Unidos se admitió como “obra artística”
la visión de un perro muriendo de hambre.
La ciencia ha renunciado a su pretensión de teoría al desarrollar
excepcionalmente el campo tecnológico. No trata de dominar la naturaleza, es la
“máquina” en el más lato sentido del término la que somete a la ciencia, domina a la
naturaleza y condiciona al hombre4
Es la “tecnociencia” la que reduce el papel de la razón en un solo sentido.
4
Es muy interesante cotejar esta visión científica en la literatura de ciencia ficción, particularmente en las obras
de Isaac Asimov. De este autor recomendamos: “Yo robot”, obra significativa de lo que implica la
deshumanización de la ciencia y su exceso de instrumentalidad. Puede verse también la película basada en el
libro, pero al ser una adaptación pierde en muchas partes la calidad y profundidad de la obra original.
5
Queraltó, Ramón (1994) Razón científica y razón técnica en el fin de la modernidad. En: Anuario filosófico de la
Universidad de Navarra. P. 689.
6
Ladriére, Jean,(1983) La ciencia frente a las expectativas del hombre contemporáneo, En: Congreso de la
academia internacional de filosofía de las ciencias, Sevilla, 1983. p. 28.
Decía por entonces: “El hombre debe ser visto en lo que es: un fin, jamás
un medio… El respeto por el hombre se convertirá en la prueba suprema
para juzgar cada empleo de la ciencia y cada proyecto concreto de nuevos
experimentos que podrán ser hechos posibles por la tecnología.”7
Como señala Eric Hobsbawm 8 “... es indudable que en los años finales de la
década de 1980 y en los primeros de la de 1990 terminó una época de la historia del
mundo para comenzar otra nueva”. En esos años se gestaron los procesos centrales
de nuestro siglo.
La primera década del siglo XXI inicia con la emergencia del terrorismo
islámico. Sin dudas, el atentado que produce la caída de las Torres Gemelas en el
World Trade Center (11 de septiembre de 2001) ha sido determinante para nuestro
tiempo; así como sus réplicas en menor escala: los atentados en Madrid (2004),
Londres (2005), Bombay (2008). Las ciudades de Occidente se convirtieron en el foco
de acciones del terrorismo global.
Por supuesto, la reacción de los EE. UU. y de los Estados Occidentales ha sido
la guerra: Irak, Siria... Así, el siglo XXI se inicia con guerras. Pero como señala Eric
Hobsbawm a diferencia de los siglos anteriores, guerra del siglo XXI, se libra entre
7
Discurso a los premios Nóbel, 22-XII-1980. Recopilado en: Cuadernos de Bioética, Vol. VII nº26, 2ª., 1996.
http://www.vitral.org
8
Hobsbawm, Eric, (2000) El siglo XX. Alianza: Madrid. p. 19
estados nacionales y adversarios “difusos y ubicuos”: el terrorismo global, las mafias y
los cárteles de drogas, el crimen organizado9.
Un cambio en el equilibrio del poder global, una nueva era del capitalismo,
sustentada en la hegemonía de EEUU, pero cuestionada por el creciente papel
geopolítico de China en Asia y en el mundo.
Por otra parte, el capitalismo global ha generado una nueva era de consumo. Y
con ello, también, nuevas crisis, como la crisis global de 2008 que azotó las
instituciones financieras y cambió la forma de pensar de muchos jóvenes.
9
Hobsbawm, Eric (2005) Guerra y paz en el siglo XXI. Alianza: Madrid. p. 32.
sociedades a nivel global: entre 2010 y 2012 durante la denominada “Primavera
árabe”, Egipto, Libia, Siria, Argelia, Marruecos, Yemen y Túnez vieron un amplio
movimiento de protesta contra las desigualdades, el desempleo, y los gobiernos
autoritarios con alto grado de corrupción.
Estos cambios han venido acompañados por nuevas ideas que tratan de
reestructurar o de transformar el entorno humano, el ambiente natural y el espacio
modificado por el hombre.
En sus conceptos, el uso del término Posmodernidad implica que estamos ante
una nueva época. Sin embargo, el autor considera que, en el contexto de las actuales
sociedades globales, nos hallamos ante una extensión de la Modernidad, un pasaje o
transición en el que las certezas y concreciones del mundo moderno han dado lugar a
la incertidumbre. Un período que tiene marcadas rupturas, pero también continuidades
tal vez menos evidentes, pero aún presentes.
Podríamos sintetizar que Bauman10 centra su análisis en tres grandes rasgos:
● una economía global consumista, volátil y cambiante;
● la pérdida de credibilidad que lleva a la ruptura con las instituciones y las
estructuras fijas;
● y una sociedad individualista.
“Lo que antes era un proyecto para “toda la vida” hoy se ha convertido en
un atributo del momento. Una vez diseñado, el futuro ya no es “para
siempre”, sino que necesita ser montado y desmontado continuamente.”11
10
Seguimos aquí lo que ha desarrollado Bauman en Modernidad Líquida. (2011, FCE: Bs.As.) Sin embargo, hemos
de señalar que el autor desglosa con mayor profundidad en libros posteriores (Amor líquido, Vida líquida, La
cultura en la Modernidad líquida, La educación en la modernidad líquida) los temas principales que expone en
Modernidad Líquida.
11
Bauman, Zigmunt, ob.cit. p. 65.
12
Bauman, Zigmunt, ob.cit. p. 27.
ninguna parte. Es más que el rol del estado y del ciudadano lo que está en cuestión:
es el sentido mismo de ambos.
Crítico del uso de internet y de las redes sociales, Bauman propone un retorno
a lo esencial del hombre: su sociabilidad real, su capacidad de vincularse con otros.
También, advierte acerca de la circulación fabulosa de información que la red nos
provee que:
"Hemos olvidado el amor, la amistad, los sentimientos, el trabajo bien
hecho. Lo que se consume, lo que se compra son solo sedantes morales
que tranquilizan tus escrúpulos éticos”. (...) "El diálogo real no es hablar
con gente que piensa lo mismo
que tú. Las redes sociales no enseñan a dialogar porque es tan fácil evitar
la controversia… Mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para
ampliar sus horizontes, sino al contrario, para encerrarse en lo que llamo
zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz,
donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara. Las redes son
muy útiles, dan servicios muy placenteros, pero son una trampa"13. “Es
estéril y peligroso creer que uno domina el mundo entero gracias a Internet
cuando no se tiene la cultura suficiente que permite filtrar la información
buena de la mala para el consumo, todos ellos en competencia por la
atención insoportablemente fugaz y distraída de los potenciales clientes,
empeñándose en captar esa atención más allá del pestañeo14.
Pero los desafíos que tenemos que afrontar nos hacen pensar en un retorno al
hombre y al sentido trascendente de su historia.
13
Bauman, Zigmunt, ob.cit. p, 70.
14
Bauman, Zigmunt ob.cit . p. 41.
Debates sobre la Posmodernidad
Para poder entender este concepto es importante comprender la idea de cambio social
dentro de los estudios sociológicos- históricos. Las formas de explicar los cambios
sociales, por ejemplo, de la sociedad antigua a la medieval y luego a la moderna,
fueron explicados desde los estudios tradicionales como procesos simples, lineales o
evolucionistas con cambios inevitables y necesarios, donde la sociedad evolucionó
hacia un bien en común. No obstante, cuando llegamos a la posmodernidad esta
explicación es limitada, ya que los cambios no aparecen lineales y tampoco son tan
simples.
15
Para una exposición completa sobre el cambio social véase: Sztompka, P. (1993) Sociología del cambio social,
Madrid, Alianza.
16
Giddens, A., Bauman, Z., Luhmann, N., y Beck, U. (2007). Las consecuencias perversas de la modernidad:
modernidad, contingencia y riesgo. Anthropos, Barcelona.
Los rasgos de la “alta modernidad”, o como llamamos nosotros
posmodernidad, según Giddens, son: la confianza en los sistemas abstractos, la
acentuación del riesgo, la incertidumbre y opacidad y la globalización:
“La modernidad es una cultura del riesgo. Esto no significa que la vida social
moderna es de suyo más arriesgada que la de sociedades precedentes; para mucha
gente, desde luego, no es el caso. Más bien, el concepto de riesgo deviene
fundamental para el modo en que los actores sin especialización y los especialistas
técnicos organizan el mundo social. Bajo las condiciones de la modernidad, el futuro
es esbozado en el presente por medio de la organización reflexiva de los ambientes de
conocimiento” (Giddens, 2007:36).
17
Berman, M. (1998) Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad. Madrid, Siglo XXI.
Interesante aporte a las interpretaciones modernistas, donde el sociólogo propone que la revolución no ha
concluido.
en el aire18. Una forma crítica de concebir la posmodernidad capitalista que destruye
las posibilidades humanas que crea o donde todo lo sagrado se vuelve profanado,
“nada es sagrado, nadie es intocable, la vida se vuelve completamente desacralizada”
(Berman, 1998: 113).
18
También Zygmunt Bauman sostiene que la modernidad no ha generado nada sólido, dejando de existir
diálogos al quedar fragmentados los espacios privados, haciendo imposible construir un puente que lo enlace
con los espacios públicos. Véase: Bauman, Z. (2003) Modernidad líquida. Buenos Aires, FCE.
Otra concepción de posmodernidad aparece con la
teoría de sociedad de riesgo del sociólogo alemán Ulrich
Beck19. Según este investigador, nos encontramos ante una
segunda modernidad, que implica una sociedad de riesgo
caracterizada por una autoconfrontación de los fundamentos
de la sociedad industrial y la sociedad actual. La sociedad de
riesgo se basa en la existencia de conflictos de distribución
de los bienes sociales como de los ingresos, de los puestos
de trabajo y de seguridad social. Es, por sobre todas las
cosas, una sociedad interclasista centrada en el individuo y
su capacidad de decidir. La sociedad de riesgo está
vinculada al creciente consumo y a la fuerte diferenciación
social.
19
Véase Beck, U. “Teoría de la sociedad de riesgo” En: Giddens, A., Bauman, Z., Luhmann, N., y Beck, U. (2007).
Las consecuencias perversas de la modernidad: modernidad, contingencia y riesgo. Anthropos, Barcelona.
Hablamos de peligro cuando el hipotético daño, entendido como causado
desde el exterior, se le atribuye al entorno” (Luhmann, 2007:144). No
obstante, tanto Beck como Luhmann sostienen la presencia de
incertidumbre en la sociedad de riesgo. “En las sociedades no
diferenciadas se destaca el peligro, en la moderna, el riesgo, ya que en
esta se pretende siempre un mejor aprovechamiento de las oportunidades”
20
. “No existe ninguna conducta exenta de riesgo (…) Lo cual significa que
cuando se toman decisiones los riesgos no se pueden evitar. Y, por
supuesto, en el mundo moderno el no decidir también es una decisión”
(Luhmann, 2007: 149).
20
Para profundizar el concepto de riesgo y su distinción riesgo/ seguridad, riesgo/ peligro véase: Luhmann, N. “El
concepto de riesgo”, en: Giddens op. cit., pág. 131.
Esta incertidumbre aparece cuando el futuro es incierto y está abierto a
todas las decisiones sociales que pueden llevar al riesgo o a la oportunidad. No existe
por lo tanto un camino lineal de situaciones ni de biografías en la actual sociedad
posmoderna. Esto se hace visible si consideramos el cambio del esquema biográfico
clásico, donde el destino del individuo se estructuraba en torno a dos ejes: el amor y el
trabajo estable que permitían la existencia de un ciclo vital unilineal. En la actual
sociedad este esquema se ha visto sustituido por un entramado de multidirecciones
dando origen en muchos casos a una discontinuidad laboral y un pluralismo conyugal
constituyendo las llamadas biografías quebradas.
Así, Beck explica la existencia de dos fases: una primera modernidad, fruto del
proceso de industrialización y la aparición de la sociedad de masas, y el pasaje a una
nueva segunda modernidad, caracterizada por la globalización y el desarrollo
tecnológico. En la era industrial moderna la estructura cultural y social era la familia,
pero luego ese núcleo se rompe dando lugar a la individualización, creciendo la
incertidumbre del individuo en la sociedad de riesgo. En palabras del sociólogo
alemán:
Beck, U., & Rey, J. A. (2002). La sociedad del riesgo global. Madrid: Siglo Veintiuno.
Beck, U., & Beck-Gerheim, E. (2001) El normal caos del amor. Barcelona: Paidós.
Beck, U., Giddens, A., & Lash, S. (1997). Modernización reflexiva. Política, tradición y
estética en el orden social moderno. Madrid: Alianza Editorial.
Giddens, A., Bauman, Z., Luhmann, N., y Beck, U. (2007). Las consecuencias
perversas de la modernidad: modernidad, contingencia y riesgo. Barcelona: Anthropos.
San Juan Pablo II Discurso a los premios Nóbel, 22-XII-1980. En: Cuadernos de
Bioética, Vol. VII nº26, 2ª., 1996.
Sztompka, P. (1993) Sociología del cambio social. Madrid: Alianza.
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